![](https://assets.isu.pub/document-structure/230328211507-32b1fa2fcad6d48a9a25433a101be995/v1/4b9eebaf40bc22f7c1cbf106a885b574.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
Sin partidos, sin oposición
from Edición No. 26
by COMPOLITIK
Por Juan Jos Monsant Aristimu O
![](https://assets.isu.pub/document-structure/230328211507-32b1fa2fcad6d48a9a25433a101be995/v1/33beff0ad2133cb86de8ea694b31fa4b.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Advertisement
Leo con interé s el editorial del diario El Mundo de El Salvador, del pasado 28 de febrero sobre la ausencia de precandidaturas presidenciales, diputados y alcaldes de la oposici ó n, para los próximos procesos electorales de 2024.
En esta oportunidad, con la posibilidad de poderse optar a la reelecci ó n del presidente de la rep ú blica; antes no permitida por la Constituci ó n Nacional en sus art í culos 152 ordinal 1 en concordancia con el 154 “ejusdem”.
No obstante, por sentencia interpretativa de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, esta limitante originaria qued ó sin efecto.
El hecho pol í tico concreto es que, aunque el presidente Bukele no ha dicho formalmente que se presentará a la reelecci ó n, se da por sentado que as í será , dado que tiene un contundente índice de aceptación en la población, esperanzada como está en la continuidad de la seguridad, estabilización y modernizaci ó n de las estructuras nacionales p ú blicas y privadas, que coloque al pa í s en una de las m á s pró speras del continente, en cuanto al disfrute de la calidad de vida se refiere.
El n ú cleo del editorial es el hecho in é dito que por primera vez en el pa í s, los diferentes partidos pol í ticos existentes, y en particular los dos que han controlado el escenario pol í tico nacional en los ú ltimos 30 a ñ os, ARENA y el FMLN, con 4 presidentes consecutivos el primero y dos el segundo, no han insinuado o presentado precandidato alguno para las figuras del presidente, diputados y alcaldes a elegir en los primeros meses del próximo a ñ o.
Por el contrario, observamos un proceso indetenible de disoluci ó n en ambas organizaciones partidistas, que parecieran no encontrar el objetivo de su existencia como tales; y otros lucen vetustos, como cuerpos extra ñ os llegados del pasado incrustados en el presente.
La esencia de la democracia es, aparte de la libertad y sometimiento al estado de Derecho, es la existencia de la pluralidad.
El reconocimiento, respeto a la confrontaci ó n de las ideas, propuestas, y acciones que no atenten contra la paz y seguridad p ú blica.
Todos los ciudadanos tienen cabida; el sistema de pesos y contrapesos, el control de los actos p ú blicos.
De hecho, una sana administraci ó n necesita de la oposici ó n para corregir rumbos, continuarlos o reafirmarlos cuando se trata del Bien Com ú n, sin menoscabar el bien individual.
Lo curioso, preocupante y quizás alentador, es que la advertencia del editorialista no es un fen ó meno propio de El Salvador, en casi todo el continente, incluyendo a los Estados Unidos de América, y muchos países europeos, las estructuras partidistas, tal como las hemos conocido en los últimos años, o en las ú ltimas dos centurias se encuentran en clara decadencia y cuestionamiento, porque se ha producido paulatinamente un divorcio, una contradicci ó n entre la ciudadan í a, el electorado y la estructura formal del partido pol í tico, que paulatinamente fue absorbiendo el ejercicio de la soberan í a popular, para ser sustituida por la soberan í a partidista, y dentro del partido, por el n ú cleo dominante de la organizaci ó n.
Venezuela es un claro y doloroso ejemplo de ello. Después de más de 40 años de ejercicio democrático incuestionable, con representaci ó n parlamentaria plural, incluso inducida para que todo el entramado nacional estuviera representado en el Congreso; de haber sido tema y sujeto de ejemplo para el afianzamiento de otras democracias en la regi ó n, sucumbió ante la esclerosis m ú ltiple sufrida en las organizaciones antidemocráticas en que se hab í an convertido los partidos pol í ticos, m á s importantes del pa í s.
En el panorama occidental, observamos igual fen ó meno en Italia, Francia, Espa ñ a, Irlanda, Inglaterra con mayor incidencia, aunque en estas últimas elecciones nuevos liderazgos han emergido, cónsonos con la realidad actual de la humanidad, en lo cient í fico, social y tecnol ó gico.
En Espa ñ a con Isabel Diaz Ayuso, en Italia con Giorgia Meloni, Sanna Marin en Finlandia, Zelensky en Ucrania, Boric en Chile, Bukele en El Salvador.
Nuevas generaciones diferentes a lo “pol í ticamente correcto”, menos atadas a lo formal, menos dogmáticas, m á s inclusivas y tolerantes; m á s cercanas al metaverso de Zuckerberg que a la pluma de Luis G ó ngora o a las políticas del rey Fernando VII de España.