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Príncipe azul

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Renuncia

Renuncia

PRÍNCIPE AZUL

En la dorada fantasía de mis sueños, soy la doncella rendida a tus imponentes ojos, que venciste con el arma enhiesta de la pura sonrisa. Joven más gallardo que leones, conquistador de mis vírgenes campos con sólo haberlos pisado.

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Dichosamente varonil y sin macha en la honra, tu arrojo busca en la aventura el merecimiento. Y allá voy desde entonces, siguiéndote adonde sea, fiel a la guía de tu mano, a tus pies soberbios cuales templos inviolados. Y te anudo por las noches a mi cintura para mantenerte próximo a mis besos. Y te cubren mis perfumados cabellos, cual mágico ungüento, cuando tu piel necesita cuidados.

Tu palabra, así la más pueril, hace que mis prendas interiores caigan a tu frente. Y así sólo es posible descubrir mi seno para dártelo a morder como manzanas sabrosas de mayo.

Blanca como paloma de lívido fuego, te sirvo con devoción hasta la muerte. Y soy el vino con que celebras cada triunfo en toda lucha que invariable espera.

Porque reinas en mi celo íntimo como radiante sol sobre un paisaje de cerezos.

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