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Acaso

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Mal de amores

Mal de amores

ACASO

Acaso te amo sin una razón verdadera: por instinto, como se ama a la familia predispuesta al incesto. Y en ese deseo, el ritmo va nimbando dudas, noches en que la distancia entre tú y mi mano se hace más gris: pequeña borrasca.

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Acaso estarás otra vez entre mis brazos y oleré tus cabellos que tienen la juventud de todos los verdes. Y te diré al oído cosas que ya sabes. Y entonces mi voz se adelgazará hasta el quiebre, como si confesara mi más íntima necesidad, desgarrada como fruto desperdiciado.

Y vendrán más otoños y seguiré pensando en tu tez canela. Y acaso olvidarás nuestro cariño, como los niños se olvidan de cuidar un animal y muere. O yo me sienta apático, traicionado por el destino, por no haber podido cerrar tus traviesos labios con los míos. Y una hondonada insalvable se abra entre los dos cuando esta ciudad y lo poco que ofrece dejen de tener sentido para ti.

Y entonces, ni celebraciones ni caminatas juntos.

O acaso estemos siempre juntos –yo amándote hasta el fin del amor en el cosmos–, como dos átomos en una molécula indestructible. Como de hecho ya lo estamos, en este poema.

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