D O N PA S Q UA L E 2013 - 2014
Gaetano Donizetti (BĂŠrgamo, 1797 - 1848)
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“Don Pasquale (1843), la obra cómica maestra de Donizetti, recuperó para Italia la herencia clásica de Mozart; ofrece un estilo único de recitativo conversacional de líneas en libre desarrollo, a veces con un solo acorde para sostener las modulaciones”. Gosset, Ph. / W. Ashbrook / J. Budden. Maestros de la Ópera Italiana. 1. Rossini y Donizetti, 1988.
“La manera en que Donizetti esculpía una melodía para tenor puede ilustrarse en los esbozos para el aria de Ernesto ‘Cercherò lontana terra’ en Don Pasquale, editada por Rattalino (1970). Éstos refutan por completo la idea de que el compositor escribía siempre de modo acrítico y a toda velocidad. En verdad, se parecen a los esbozos de Beethoven en su penoso perfeccionamiento de los detalles. Pero, es interesante una comparación con los poco conocidos esbozos de Verdi. Mientras los cambios de Verdi estaban todos dirigidos a una representación exacta de un personaje particular en una situación particular, a Donizetti sólo le preocupaba la perfección de la habilidad melódica en relación con la representación de un tenor acongojado”. Gosset, Ph. / W. Ashbrook / J. Budden. Maestros de la Ópera Italiana. 1. Rossini y Donizetti, 1988.
“Los personajes que aparecen sobre la escena en el Don Pasquale no tienen necesidad, esta vez, de alejarse, adentrándose en un ambiente de leyenda. Don Pasquale podría representarse adornando la escena a la moda de nuestra época contemporánea. Si Norina, la prima donna, cantase la cavatina del primer acto vestida para jugar al tenis, si a Ernesto se le vistiese en traje de baño o con un impermeable, no se produciría ninguna estridencia en el original. Porque si la vida y las personas del tiempo donizettiano son llevados a escena en completa felicidad teatral, de esta vida se descuidan los rasgos externos, efímeros. Los cuatro personajes del Don Pasquale forman un cuarteto normalísimo: gente que se puede encontrar en medio de la calle, en el cine, en el café…”. Gianandrea Gavazzeni, Gaetano Donizetti, 1937.
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“Desde I Puritani de Bellini, ninguna ópera compuesta expresamente para el Théâtre Italien ha alcanzado un éxito más clamoroso. Cuatro o cinco números han tenido que ser repetidos, llamándose a escena a los cantantes, al maestro… en suma, una de aquellas ovaciones que se dan por docenas en Italia, incluso a los más mediocres compositores, pero, que en París están reservadas para los verdaderamente grandes”. Étienne-Jean Délécluze. Journal des Débats, París, 6-I-1843. “De todas las óperas de Donizetti ejecutadas en Francia, Don Pasquale es la única cuyo éxito durante las primeras representaciones no ha sido superado”. “Don Diego” ¡Qué felicidad me prometía! ¡Qué falsa ilusión de que ella, siendo tan joven, pudiese amarme a mis cincuenta y nueve años! ¡Y con mi sobrino! Caprichos del destino. ¡Ay! Pero… ¿De quién es la culpa? ¿De ellos? Que son jóvenes y responden a su naturaleza amándose, o de su madre, interesada en un matrimonio de conveniencia e incluso mía, engañándome con un imposible. Bueno… todo ha de ser para bien. Hablaré con ellos y resolveremos este asunto”.
Léon Escudier. Mes Souvenirs, París, 1863.
Leandro Fernández de Moratín. El sí de las niñas. Comedia en tres actos. Madrid, 1806.
Me inquieta que predomine una dimensión bufa y cómica de la obra cuando la clave de acceso a Don Pasquale radica “en el equilibrio entre la melancolía y la sonrisa”. No proceden los gags ni las carcajadas por mucho que la ópera contenga el escarmiento a un anciano enamorado de una jovencísima mujer. “Donizetti expone un drama humano. Hace sonreír, no reír. Hay de fondo una amargura y una ternura que es obligatorio preservar, pero sucede que la influencia de los directores de escena germanos ha transformado Don Pasquale en una especie de vodevil cómico y ha desnaturalizado el mensaje original. Riccardo Muti, director musical. Diario El Mundo.
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