LXV
TEMPORADA
D O N
C A R L O
2012 - 2013
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LEYENDAS NEGRAS PARA UNA FAMILIA IRREAL. DON CARLO Y EL PRÍNCIPE DON CARLOS
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Pero la realidad del personaje histórico fue muy diferente. Fue un esposo amante de Isabel de Valois y un padre cariñoso con sus dos hijas. La necesidad de vigilar, incapacitar y encerrar a Don Carlos le causó un inmenso sufrimiento al asumir que el príncipe, debido a sus taras, nunca sería capaz de reinar. Y el rey no era ajeno a la situación de Flandes gracias al viaje por Un auténtico príncipe del Renasus territorios entre 1548 y cimiento, mundano, culto, mecenas de 1551. Felipe II se quejaba las artes y un gran incomprendido. Un de la impresión que causer de carne y hueso que contrasta saba en quienes no lo cocon ese monje fantasmal que sale de nocían bien: “Yo no sé qué los muros de Yuste piensan de mí, sino que soy de hierro o de piedra, y en verdad han de ver que soy mortal como los demás”4. Un auténtico príncipe del Renacimiento, mundano, culto, mecenas de las artes y un gran incomprendido. Un ser de carne y hueso que contrasta con ese monje fantasmal que sale de los muros de Yuste, Carlos V venido de las sombras y clave del discurso de Verdi, presente en las pesadillas, conciencias y pensamientos de casi todos los personajes, entrevisto y real al mismo tiempo, llegado de otra dimensión veinticuatro años después de Ernani. Un sepulcro que no existe para un monarca irreal, un infante imaginado para una reina que nunca lo amó, un marqués soñado en una corte oscura… ¿es extraño que el emperador salga de su tumba para un ajedrez de espectros movido por la mano del Inquisidor? Felipe II hacia 1550. Tiziano (1477-1576). Museo del Prado, Madrid.
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Carta fechada en Madrid, 29-XI-1578.
TEMPORADA ÓPERA DE OVIEDO 2012-2013
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Es por eso que el monasterio de El Escorial se ha querido ver como el trasunto arquitectónico de la personalidad del propio monarca. Es más, los partidarios de la leyenda negra lo han considerado paradigma pétreo de la represión y el oscurantismo de la monarquía católica, e incluso han buscado presuntas claves esotéricas en el trazado de su planta. Por el contrario, los defensores del rey ven en su austeridad, elegancia y simplicidad de formas la rectitud de miras y la nobleza de alma de su inspirador. Lo que sin lugar a dudas revela El Escorial es la condición de gran humanista de Felipe II. El “felicísimo viaje” despertó en él el interés por los ideales clásicos, el arte y la arquitectura. Consumado bibliófilo, la espléndida biblioteca del monasterio demuestra que Felipe II se propuso hacer de El Escorial un centro desde el que se gobernara un imperio, pero también donde se reunieran todos los saberes conocidos hasta el momento. Para ello encargó a humanistas y diplomáticos la selección y adquisición de los fondos de la biblioteca en un evidente intento de emular a la legendaria biblioteca de Alejandría. Asimismo, instaló en el monasterio un completo laboratorio de ciencias, se proyectó un observatorio astronómico (que no llegó a construirse); un jardín botánico, un hospital y una botica. No es exagerado decir que la mayoría de proyectos científicos y técnicos de la España de la época se gestaron en El Escorial de la Contrarreforma. La primera piedra del Monasterio se colocó el 23 de abril de 1563. Poco después se incorporaron al equipo dirigido por Juan Bautista de Toledo los también arquitectos Juan de Herrera y Juan de Valencia, en calidad de adjuntos. A la muerte del titular (1573), el primero pasó a ocupar el cargo de arquitecto mayor. Como tal realizó algunos cambios en los proyectos originales, para los que se inspiró en las descripciones que el historiador romano Flavio Josefo hizo del Templo de Salomón, el rey bíblico paradigma del monarca justo y sabio tan admirado por Felipe II. Asimismo, fue en este proyecto definitivo cuando se buscó de forma intencionada la célebre forma de parrilla atribuida a la planta del monasterio. Pero no fue hasta 1586, cuando Francisco de Mora remató la Basílica, cuando las obras se dieron por concluidas. Para entonces habían sucedido muchas cosas en la vida del rey. Victorias y derrotas políticas, tragedias familiares, amistades traicionadas... pero una de las más importantes fue, sin duda, que durante unos años el rey había vivido como un hombre joven y enamorado. Las mujeres de Felipe II. Deber y pasión en la casa del rey. María del Pilar Queralt del Hierro.
Yo os certifico que (los Papas) me traen muy cansado y cerca de acabárseme la paciencia, por mucha que tengo... Y veo que si los Estados Bajos fueran de otro, hubieran hecho maravillas porque no se perdiera la religión de ellos, y por ser míos creo que pasan porque se pierda, porque los pierda yo. Carta de Felipe II al Cardenal Granvela.
(Palamós, 4 de mayo de 1543)
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(...) Y así, hijo, es necesario que os esforcéis y os encomendéis a Dios para que Él os favorezca, de manera que le podáis servir en ello y juntamente ganar honra y fama perpetua, y a mi vejez me deis tal reposo y consentimiento, que yo tenga muy mucha causa de dar gracias a Dios, de haberme hecho padre de tal hijo. Para este efecto, ante todas cosas, habéis menester determinaros en dos cosas; la una y principal: tener siempre a Dios delante de vuestros ojos, y ofrecedle todos los trabajos y cuidados que habéis de pasar, y sacrificarás estar muy pronto a ellos; y lo otro, creed y ser sujeto a todo buen consejo. Con estas dos proposiciones supliréis la falta de vuestra poca edad y experiencia, y la tendréis tal con el tiempo, que de aquí a poco seréis bastante y capaz para gobernarlos bien y cuerdamente. (...) Habéis de ser, hijo, en todo muy templado y moderado. Guardaos de ser furioso, y con la furia nunca ejecutéis nada. Sé afable y humilde. Guardaos de seguir consejos de mozos ni de creer los malos de los viejos. Apartad de vos todo género de gente de este arte y lisonjeros, y huid de ellos como del fuego, porque son más peligrosos y entran por muchas maneras. Y por eso habéis de ser muy cauto en conocerlos, pronto y diligente en apartarlos de vos. Habéis de serviros de buenos allegados y favorecerlos para que cada uno conozca que queréis a los buenos y aborrecéis los malos. (...) Instrucciones de Carlos V a Felipe II.
Mi principal recuerdo de aquellos años de paz católica es el de mi felicidad personal, asegurada por esa pequeña flor de Francia que era mi esposa niña Isabel de Valois. Durante esos años de felicidad inicié la obra de mi vida, el templo monasterio en honor de San Lorenzo y junto a la villa de El Escorial. Yo, Felipe II. Ricardo de la Cierva.