LXVI
TEMPORADA
L A
T R A V I A T A
2013 - 2014
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T R AV I ATA Giuseppe Verdi (Le Roncole, 1813 - Milรกn, 1901)
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lla fiesta que supuso una terrible humillación… todo ello la mató. Alfredo no entendía nada ¡El mantenido por excelencia fue capaz de la acción más innoble, tratar así a una mujer que había sacrificado por él cuanto era y cuanto había llegado a poseer a costa de tantas ignominias! Ella sabía bien lo dura que es la vida, con sus transacciones y miserias. Al final, todo se resolvió con un puñado de billetes ganados en un golpe de suerte y arrojados a la cara como un insulto. Fue la peor de las condenas para una mujer de moda que veía terminar su reinado en medio de un escándalo ante los ojos de la sociedad que la había encumbrado, y que luego asistiría al paso de su cortejo fúnebre con la curiosidad malsana del que presencia la atracción del día, para luego olvidarla en medio de otros placeres. Enviamos a nuestros hijos a París para sus estuEnviamos a nuestros dios y para que adquieran ese barniz mundano, ese hijos a París para savoir faire en el gran mundo, que no se encuentra sus estudios y para en las ciudades de provincia, y ¿qué es lo que hallan? que adquieran ese Una ciudad que vive demasiado rápido y persigue barniz mundano, el placer hasta perder el aliento, una vida que hay ese savoir faire en que apurar hasta el final, y que acaba en ese Marel gran mundo, que tes de Carnaval, símbolo sarcástico de una sociedad no se encuentra que sólo vive para ser teatro y escaparate, donde sólo en las ciudades de importa el ver y dejarse ver… Una ciudad que mata provincia, y ¿qué es y olvida pronto, que fagocita, mediatiza, aprisiona e lo que hallan? impone sus leyes y su ritmo. Urbe de tentaciones y
Una ciudad que mata y olvida pronto, que fagocita, mediatiza, aprisiona e impone sus leyes y su ritmo. Urbe de tentaciones y atracción, que seduce y devora, y que es preciso abandonar para vivir realmente. Eso fue lo que intentaron mi hijo y ella, y yo no se lo permití
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atracción, que seduce y devora, y que es preciso abandonar para vivir realmente. Eso fue lo que intentaron mi hijo y ella, y yo no se lo permití”. Las dos luces del candelabro son la única sugerencia de vida en la estancia. El caballero cierra los pesados cortinajes. “Y al final, no me enorgullezco de lo que hice. Sería imposible. Mi actitud intransigente acabó con lo único bueno que había pasado por nuestras vidas ¿Cómo fui capaz de darle aquel último abrazo, cuando la muerte iba a resolver al poco rato el problema? Fue un gran gesto, pero no me redime, porque nada me costaba. Ya podía abrazar como hija a la mujer que había sido la piedra de escándalo de nuestra familia, pues la muerte ocultaría para
Y al final, no me enorgullezco de lo que hice. Sería imposible. Mi actitud intransigente acabó con lo único bueno que había pasado por nuestras vidas ¿Cómo fui capaz de darle aquel último abrazo, cuando la muerte iba a resolver al poco rato el problema?
Sólo me quedará el recuerdo de nuestra pasión. Violetta, yo te amaba, y no podía consentir que mi propio hijo pusiese sus ojos en ti. Saberlo fue para mí el peor de los castigos, pues había llegado a tu vida antes que él siempre días y noches. Sólo me quedará el recuerdo de nuestra pasión. Violetta, yo te amaba, y no podía consentir que mi propio hijo pusiese sus ojos en ti. Saberlo fue para mí el peor de los castigos, pues había llegado a tu vida antes que él. Nada cede ante la juventud arrolladora, pero la muerte ha puesto para todos
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nosotros el punto final a esta historia. Y después de todo ¿qué he logrado? Si soy sincero, he de reconocer que ha sido otro negocio de éxito: gracias a ti, mi hija ha contraído un matrimonio ventajoso, y espero que mi hijo aprenda de sus errores, al menos
Padre e hijo enamorados de la misma mujer, como en el vaudeville más ridículo... Violetta hizo su elección, pero la muerte eligió por nosotros de cara a la sociedad en que le ha tocado vivir. Pero nada de ello me alivia de la culpa que arrastro desde hace demasiado tiempo. Para un caballero es un must mantener una amante, o varias. Pero no contamos con que el amor haga acto de presencia, y eso fue lo que nos ocurrió a los tres. Padre e hijo enamorados de la misma mujer, como en el vaudeville más ridículo… Violetta hizo su elección, pero la muerte eligió por nosotros. Así fue el fin de esta partida, en la que todos salimos perdiendo”.
Así fue el fin de esta partida, en la que todos salimos perdiendo
Giorgio Germont cierra su manuscrito. La estancia se hunde en las sombras, definitivamente.