Febrero 2015

Page 1

REVISTA BÍBLICA

Febrero 2015

Sana Doctrina

¿Cómo podemos acercarnos más a Dios?


-Página 2-

Vol. 2 No. 2 / Mensual / Español Revista de Estudio interno Sana Doctrina

Esta publicación es utilizada únicamente para estudio personal Prohibida su venta. Cuando así se requiere se citan las referencias correspondientes. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido extraídas de la Versión Reina Valera Edición 1960 2014.

¿Desea más información sobre temas Doctrinales o recibir clases bíblicas ? Visite www.icrsd.mx y/ó envíenos sus dudas o preguntas


TEMA DE PORTADA Enero

-Página 3-

Contenido

-Página 9-

2015

Estudios doctrinales para discipulado

¿Es usted un cristiano feliz?

Dios nos ayuda a superar las adversidades

-Página 15-

El “secreto” del verdadero contentamiento

-Página 12-

USTED UNA PERSONA -Página 18- ¿ES QUE CONTROLA SU ENOJO?

Otros temas Sí es posible acercarse a Dios

¿Es posible tener una relación más estrecha con Dios? Pág. 4

Pág. 5 6 CONSEJOS PRÁCTICOS PARA CULTIVAR EL HÁBITO DE LECTURA

¿Qué apariencia tiene Dios? Pág.7

Pág.8

Principios básicos para tratar la depresión

¿Debe o no diezmar el cristiano?

Pág.21

Pág.23

¿Es bíblica la celebración de la Eucaristía Católica-romana? Pág.27


-Página 4-

¿Es posible tener una relación más estrecha con Dios? QUERER desarrollar una relación más estrecha con Dios es una meta admirable y refleja un corazón verdaderamente renacido, porque sólo aquellos que están en Cristo desean una relación más cercana con Dios. Como cristianos debemos entender que en esta vida nunca estaremos tan cerca de Dios como deberíamos estar o desearíamos estar ¿Por qué razón? La razón de esto es el pecado persistente en nuestras vidas. Esto no es una deficiencia de parte de Dios, sino de nosotros; nuestro pecado sigue siendo un obstáculo para la comunión plena y completa con Dios, que se realizará una vez que estamos en la gloria. Incluso el apóstol Pablo, que tenía una relación con Dios tan estrecha como uno probablemente podría tener en esta vida, aún anhelaba una relación más cercana: "Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe." (Filipenses 3:8-9). No importa dónde estamos en nuestro caminar con Cristo, siempre podemos tener un andar más cercano, y, aun glorificados en el cielo, tendremos toda la eternidad para crecer en nuestra relación con el Señor. ¿Podemos entoces acercarnos más a Dios hoy? La respuesta es sí, veamos algunas maneras.

Sólo aquellos que están en Cristo desean una relación más cercana con Dios.


-Página 5-

Sí es

posible acercarse a Dios

Hay cinco cosas básicas que podemos hacer para tener una relación más estrecha con Dios.

La primera cosa que podemos hacer para tener una relación más estrecha con Dios es hacer un hábito diario de confesar nuestros pecados a Él. Si el pecado es la barrera en nuestra relación con Dios, entonces la confesión elimina esa barrera. Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él promete perdonarnos (1 Juan 1:9), y el perdón es lo que restaura una relación que ha sido tensa. Debemos tener en mente que l a co n fe s i ó n e s m á s q u e simplemente decir: "Lo siento por mi pecado, Dios". Es el arrepentimiento sincero de quienes reconocen que su pecado es una ofensa a un Dios Santo. Es la confesión de quien se da cuenta de que su pecado es lo que clavó a Jesucristo en la Cruz. Es el grito del publicano en Lucas 18, quien dijo: "¡Dios, sé propicio a [tenga misericordia de] mí, pecador!" Como escribió el rey David: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al

corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." (Salmo 51:17). Escuchar cuando dios habla La segunda cosa que podemos hacer para tener una relación más cercana con Dios es escuchar cuando Dios habla. Muchos hoy en día están persiguiendo una experiencia sobrenatural de oír la voz de Dios, pero el apóstol Pedro nos dice que "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones." (2 Pedro 1:19). Esa "palabra profética más segura" es la Biblia. En la Biblia, "escuchamos" la voz de Dios para nosotros. Es a través de las Escrituras "inspiradas por Dios" que nos convertimos en "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2

Timoteo 3:16-17). Así que si queremos acercarnos más a Dios, deberíamos leer regularmente Su Palabra. En la lectura de Su Palabra, estamos "escuchando" a Dios hablar a través de Su Espíritu quien i l u m i n a l a P a l a b ra p a ra nosotros. Mediante la oración L a tercera cosa que podemos hacer para tener una relación más estrecha con Dios es hablar con Él mediante la oración. Si la lectura de la Biblia es escuchar a Dios hablándonos a nosotros, el hablar con Dios se logra mediante la oración. Los evangelios a menudo registran a Jesús apartándose secretamente para comunicarse con Su Padre m e d i a n te l a o ra c i ó n . L a oración es mucho más que simplemente una manera de pedirle a Dios las cosas que necesitamos o deseamos.


-Página 6-

Considera la oración modelo que Jesús da a Sus discípulos en Mateo 6:9-13. Las tres primeras peticiones en esa oración se dirigen hacia Dios (ser santificado Su nombre, venir Su reino, y hacerse Su voluntad). Las tres últimas peticiones son peticiones que hacemos a Dios después de cumplir las primeras tres (darnos nuestro pan diario, perdonarnos nuestras deudas, y no meternos en tentación). Otra cosa que podemos hacer para avivar nuestra vida de oración es leer los Salmos. Muchos de los Salmos son sinceros clamores a Dios por diversas cosas. En los Salmos vemos adoración, arrepentimiento, acción de gracias y súplica, modelados en una forma divinamente inspirada. Asistir a la Iglesia L a c u a r t a co s a q u e podemos hacer para tener una relación más cercana con Dios es encontrar un cuerpo de creyentes con quienes p o d e m o s a d o r a r regularmente. Este es un componente tan vital del crecimiento espiritual. Con demasiada frecuencia, nos acercamos a la iglesia con una m e n t a l i d a d d e " ¿Q u é beneficio puedo sacar de esto?" Rara vez nos tomamos e l t i e m p o p a ra p re p a ra r nuestros corazones y mentes para adorar. Una vez más, los

Salmos nos muestran muchas llamadas de Dios a Su pueblo para venir a adorar al Señor (por ejemplo, Salmo 95: 1-2). Dios nos invita, nos manda, a entrar en Su presencia para a d o ra r. ¿Có m o p o d e m o s n o s o t ro s, S u p u e b l o, n o responder? No sólo nos da la asistencia regular a la iglesia la oportunidad de venir ante la presencia de Dios en adoración, pero también nos da la oportunidad de tener comunión con el pueblo del Señor. Al llegar a la casa del Señor en adoración, y en comunión con Su pueblo, no podemos evitar acercarnos más al Señor como resultado. Una vida de obediencia Finalmente, una relación más estrecha con Dios se basa en una vida de obediencia. Jesús dijo a Sus discípulos en el aposento alto, "Si me amáis, guardad mis mandamientos." (Juan 14:15). Santiago nos dice que al someternos a Dios mediante la obediencia, resistir al diablo, y acercarnos a Dios, Él se acercará a nosotros (Santiago 4:7-8). Pablo nos dice en Romanos que nuestra obediencia es nuestro "sacrificio vivo" de acción de gracias a Dios (Romanos 12:1). Debemos tener en mente que todas las exhortaciones bíblicas a la obediencia se p re s e n t a n co m o n u e s t ra

respuesta a la gracia de Dios que recibimos en la salvación. No ganamos la salvación a través de nuestra obediencia; por el contrario, es la manera por la que mostramos nuestro amor y gratitud hacia Dios. Si es posible acercarse a Dios Así que, a través de la confesión, el estudio bíblico, la oración, la asistencia regular a la iglesia y la obediencia, podemos desarrollar una relación más estrecha con Dios. Parece bastante simple, s i n o e s s i m p l i s t a . Pe ro co n s i d e r a e s t o : ¿C ó m o podemos desarrollar una relación más estrecha con otros seres humanos? Pasamos tiempo con ellos en conversación, abriendo nuestros corazones a ellos y escuchándolos al mismo tiempo. Reconocemos cuando hemos hecho mal y buscamos el perdón. Buscamos tratarlos bien y sacrificamos nuestras propias necesidades para suplir las suyas. No es realmente tan diferente en nuestra relación con nuestro Padre Celestial. ¿Es su deseo verdaderamente acercarse a Dios?


-Página 7-

¿Qué apariencia tiene Dios? Dios es espíritu (Juan 4:24), y por ello Su apariencia no se parece a nada que podamos describir. Éxodo 33:20 nos dice, “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” Como seres humanos pecadores, somos incapaces de ver a Dios en toda Su gloria. Su apariencia es totalmente inimaginable y demasiado gloriosa para ser percibida sin peligro por el hombre pecador. En varias ocasiones, la Biblia describe la apariencia de Dios semejante a la de un hombre. Estos casos no deben ser entendidos como descripciones exactas de la apariencia de Dios, sino más bien, la manera en que Dios se revela a Sí mismo a nosotros, a fin de que podamos entenderla. La apariencia de Dios está más allá de nuestra capacidad de entendimiento y descripción. Dios nos da destellos de Su apariencia cuando nos enseña verdades acerca de Él, no necesariamente para que podamos hacernos una imagen de Él en nuestra mente. Dos pasajes que describen poderosamente la asombrosa apariencia de Dios están en Ezequiel 1:26-28 y Apocalipsis 1:14-16. Ezequiel 1:26-28 declara, “Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor

“Veíase la figura de un trono ...una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él... Y vi apariencia como de ámbar, como apariencia de fuego dentro de ella en contorno... vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor” Ezequiel 1:26-28

alrededor. Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor.” Apocalipsis 1:14-16 proclama, “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.” Estos pasajes representan los mejores esfuerzos de Ezequiel y de Juan por describir la apariencia de Dios. Ellos tuvieron que usar lenguaje simbólico para describir aquello para lo que no existen palabras en el lenguaje humano; p. ej. “una semejanza,” “que parecía,” “apariencia como,” “su rostro era como,” etc. Sí, sabemos que cuando estemos en el cielo, “… le veremos tal como Él es.” (1 Juan 3:2). El pecado ya no existirá, y seremos capaces de percibir a Dios en toda Su gloria.


-Página 8-

6 CONSEJOS PRÁCTICOS PARA CULTIVAR EL HÁBITO DE LECTURA Algunas personas se excusan de lo poco que leen diciendo que no tienen hábito de lectura. Pero al igual que cualquier otro hábito, este puede ser desarrollado. He aquí algunos consejos prácticos: 1. Lea. Esto parece muy obvio, pero nadie podrá desarrollar un buen hábito de lectura con solo desearlo (Pr. 13:4). Tiene que leer. 2. Comience poco a poco. Si no tiene hábito de lectura, trace una meta pequeña al principio, como leer de 3 a 4 páginas al día (eso le llevará menos de diez minutos; de manera que, en la mayoría de los casos, los que dicen que no leen por falta de tiempo, en

Necesitamos de la ayuda del Espíritu de Dios para poder cultivar un buen hábito de lectura.

realidad carecen de interés). Ahora, piense en esto: leyendo 3 o 4 páginas al día, podrá leer 1095 a 1460 páginas al año, el equivalente de 5 a 7 libros de 200 páginas cada uno. Por supuesto, 3 o 4 páginas al día es solo un comienzo; luego puede añadir algunas más poco a poco. 3. Comience con libros cortos, preferiblemente de menos de 200 páginas. Cada vez que pueda terminar un libro alimentará su esperanza de continuar esforzándose. Por el contrario, cada vez que comience un libro y lo deje por mitad se desanimará de seguir intentando (y el diablo sabe aprovechar el desánimo para que desistamos de nuestros propósitos piadosos). 4. Lleve siempre un libro con usted. Nunca sabemos en qué momento tendremos tiempo disponible para leer (haciendo fila, en una sala de espera, aún en algunos embotellamientos, etc.). 5. Busque a un amigo (o amiga, según el caso) para que lean un libro juntos (no

necesariamente al mismo t i e m p o , s i n o coordinadamente); así se pueden animar el uno al otro a llegar a la meta, a la vez que pueden beneficiarse mutuamente al comentar la lectura. Recuerde la enseñanza de Eclesiastés 4:9: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante… y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. 6. Ore por eso. Al igual que con cualquier otro hábito piadoso, necesitamos de la ayuda del Espíritu de Dios para poder cultivar un buen hábito de lectura. Puede que le cueste al principio remplazar malos hábitos por los buenos (por ejemplo, ver menos televisión, usar menos el teléfono o dejar a un lado la computadora para ponerse a leer un buen libro), pero bien vale la pena pagar ese precio.


-Página 9-

¿Es usted un cristiano feliz? Todos quisiéramos ser felices, pero no nos es fácil lograrlo. El problema es que creemos que solo obteniendo más de lo que este mundo nos ofrece, podemos tener la felicidad. El apóstol Pablo tenía una actitud muy d i f e re n te . Pa b l o e s c r i b i ó : " He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia: En todo y por todo estoy enseñado..." (Fil.4:11-12) El apóstol había aprendido el secreto del contentamiento, cualquiera que fuera su lugar o circunstancia. Dios es la única fuente de la felicidad verdadera. Dios no necesita nada ni a nadie para hacerle feliz; aún antes de que el mundo fuese, las tres personas de la Trinidad estaban en completa felicidad. Dios hace que los creyentes sean felices, tal como Él lo está. Esto es necesario porque los creyentes no son lo suficientemente fuertes y buenos para hacerse felices a sí mismos. Dios les da todo lo que necesitan como Juan escribió: “de su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia” (Jn.1:16). Entonces los

creyentes pueden estar siempre felices, porque aún y cuando tengan muy poco de lo que este mundo ofrece, tienen las bendiciones espirituales de parte de Dios. En Cristo tienen todas las cosas que necesitan. El contentamiento cristiano Esta felicidad cristiana es llamada a veces, el contentamiento. Pablo escribió: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo y sin duda nada podremos sacar. Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, q u e h u n d e n a l o s h o m b re s e n destrucción y perdición (1 Tim.6:6-9). “ S e a n v u e s t ra s co s t u m b re s s i n avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré” (Heb.13:5) La primera cosa que podemos decir acerca de la felicidad cristiana es que proviene de dentro. Es posible


-Página 10-

que una persona pueda dar la impresión de estar feliz simplemente por no quejarse, cuando en realidad en lo profundo de su ser, la persona está” inconforme. Pero Dios sabe realmente lo que uno piensa y siente. El rey David escribió en Salmo 62:5, “Alma mía, en Dios solamente reposa”, porque él sabía que ésta era la única manera para estar verdaderamente feliz. En forma semejante, esta confianza en Dios, esta felicidad que proviene de dentro del cristiano afecta la totalidad de su ser. David sabía que Dios estaba controlando todo; pero aun así, cayó en depresión porque no dejó que la verdad afectara su manera de pensar. Por eso escribió: “¿Por qué te abates alma mía y te conturbas dentro de mí?” (Sal.42:5). Igual como David, nosotros tenemos que fijar nuestros corazones en el tipo de felicidad que comienza de dentro y nos hace completamente felices. La segunda cosa que podemos decir acerca de la felicidad cristiana es que permanece aun cuando nos suceden tragedias o desgracias. Cuando los creyentes están en dificultades, se entristecen igual como los demás. Cuando otros están en problemas, los creyentes simpatizan con ellos. Oran tanto por ellos mismos como por otros que sufren, porque saben que el Señor Jesucristo es “poderoso para socorrer a los que son tentados”. (Heb. 2:18) Aun cuando son tentados a quejarse, resisten la tentación. No se quejan de Dios sino que le siguen obedeciendo y amando. En sus oraciones hablan a Dios de sus problemas, porque creen que Dios les puede ayudar. Un tercer aspecto importante de

la felicidad cristiana es el hecho de que es una obra de Dios. No es el resultado de un temperamento naturalmente feliz, ni tampoco es el resultado de escapar de la realidad. La felicidad cristiana es mucho más que un intento de “no preocuparse”, porque contiene un elemento positivo. El creyente quiere estar feliz porque eso glorificará a Dios. La cuarta cosa que podemos decir acerca de la felicidad cristiana es que lo que realmente hace feliz al creyente es hacer la voluntad de Dios. Los creyentes no son forzados a obedecer a Dios; lo hacen voluntariamente y encuentran que esto es lo que les hace felices. Cuando se ponen a pensar, se dan cuenta que no hay nada que les haga tan felices como la sumisión a la voluntad de Dios. Están contentos con dejar que Dios planee su futuro, aún y cuando los propósitos de Dios sean muy distintos a lo que ellos pensaban. De hecho, prefieren la voluntad de Dios antes que sus propios planes, porque saben que Dios entiende mejor que ellos, lo que les es benéfico. Dios les conoce mejor de lo que se conocen a sí mismos. Los no creyentes que creen que su destino está en sus propias manos solamente pueden tener miedo con respecto al futuro, porque un solo error o equivocación les podría conducir al desastre. Los creyentes no tienen nada que temer porque pueden encomendar su futuro a Dios y contentarse con la guía divina. Salomón escribió: “Fíate en Jehová de todo tu corazón, no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas”. (Prov. 3:5-6) El saber que Dios tiene el control hace a los creyentes


-Página 11-

felices, no solo cuando están experimentando problemas, sino aún después, cuando ven hacia atrás y se dan cuenta como Dios los ayudó. Aún más, la felicidad cristiana perdura, no importando la clase de problemas que nos sobrevengan. Los creyentes no tienen el derecho de decidir cuál tipo de sufrimiento experimentarán. Por ejemplo, no pueden decir que no están de acuerdo en perder sus posesiones, ni oponerse a perder su salud. Están felices cualesquiera que sean los sufrimientos que padezcan. Quizás una clase de sufrimiento venga tras de otro, hasta que la totalidad de sus vidas parezca estar llena de dificultades; no obstante, en lo más profundo son todavía felices. Quizás parezca que el fin de sus problemas no aparece; sin embargo, en lo más profundo de su ser son felices. Dios, quien ha planeado la totalidad de sus vidas es glorificado por ello. La paz que “sobrepasa todo entendimiento” Ta m b i é n l o s c r e y e n t e s experimentan la paz de Dios “que sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7) Habiendo experimentado esta paz, ya no pueden estar felices sin ella. Los creyentes saben que esta paz es el resultado de la obra del Señor Jesucristo, “el Príncipe de paz” Experimentan más de esta paz cuando son más obedientes a Cristo. Por otro lado, los no creyentes desean tener paz, pero no quieren obedecer al Señor Jesús. Los no creyentes deberían fijarse en el hecho de que los creyentes son las personas más felices, más pacíficas y más satisfechas del mundo. Cuando preguntan por qué es así, los creyentes

deben responder que es a causa de ser los siervos del Príncipe de paz. La felicidad cristiana un “enigma” para los no creyentes La felicidad cristiana es un enigma al no creyente porque proviene no del hecho de obtener “más”, sino de desear menos. Viene de saber que se está adorando a un Dios feliz, independientemente de la condición física o material que uno tenga. Sin embargo el no creyente piensa que e n t re m á s te n g a s a l u d o co s a s materiales para disfrutar, tendrá más felicidad. Los cristianos saben que esto s o l o l e s h a rá f e l i ce s momentáneamente. Los cristianos deberíamos reflejar a los demás nuestra felicidad deseando menos en vez de buscar más. No cabe duda alguna que el Señor esta preparando un pueblo feliz. Existen muchas razones por las cuales deberíamos ser cristianos felices. Entonces, ¿por qué les cuesta a algunos cristianos ser felices? Esto se analizara la próxima semana.

¿Es usted un cristiano verdaderamente feliz?


-Página 12-

El “secreto” del verdadero contentamiento En el estudio pasado analizamos algunas de las razones más importantes por la que un cristiano debería ser muy feliz. Sin embargo a pesar de las razones antes mencionadas para algunos creyentes la felicidad es algo todavía muy difícil de experimentar, ¿por qué razón? Antes que nada debemos entender que la verdadera felicidad no tiene nada que ver con nosotros, sino que quién verdaderamente nos hace felices es Dios. Creer que mediante nuestros propios esfuerzos lograremos alcanzar verdadero contentamiento es realmente falso. El apóstol Pablo escribió que aprendió el “secreto” de estar contento (Fil. 4: 11,12). Esto lo llamó un secreto, porque es algo que muchas personas nunca llegan a aprender. También le llamó así por la gran dificultad que tienen los no creyentes para entender lo que hace que los creyentes estén felices. En este estudio vamos a considerar algunas de las cosas acerca de la felicidad cristiana que pueden ser un secreto. ¿Pudiera ser que quizás de manera inconsciente estemos esperando a ser felices de la manera

incorrecta? Analicemos algunas situaciones en las que tal vez nos veamos identificados y veamos si ese es nuestro caso. Buscando el contentamiento en lo material Muchos creen -incluso cristianos- que si tienen menos necesidades materiales serán más felices. Lo cierto es que la gente más rica no es necesariamente la gente más feliz. Los creyentes encuentran que lo que les hace realmente felices es cuando desean solamente las cosas que Dios ha escogido para ellos (1 Tesalonicenses 5:18; Efesios 5:18). He allí el “secreto”. Su felicidad no surge del tamaño de su saldo en el banco, o del dinero en sus bolsillos, sino más bien de su voluntad de estar satisfechos con lo que Dios les da. Una persona que posee muchas cosas pero que desea más, siempre será miserable. Una persona que posee pocas cosas pero que ya no desea más, siempre será feliz. Por ejemplo, una persona con las piernas cortas, camina mucho más fácilmente que una persona con una pierna larga y otra


-Página 13-

corta. Esto es una lección importantísima que los creyentes necesitan aprender hoy en día, cuando los no creyentes están deseando y obteniendo cada vez más y más cosas materiales.¿Es ese su caso?¿Ha aprendido a vivir con lo que Dios ha decidido darle? Si así es, la felicidad no está tan lejos de usted, pues una cosa es cierta, el Señor a prometido que sus siervos no pasarán hambre (Mat.6:33). El Sufrimiento: ¿Cuestión de actitud? Otro “secreto” acerca de la felicidad cristiana es entender que a veces la manera para ser felices no es dejando de preocuparse, sino más bien p r e o c u p á n d o s e a ce r c a d e a l go diferente. Supongamos que estamos infelices acerca de un problema que nos afecta. Nos estamos engañando a nosotros mismos si pensamos que todo lo que nos hace falta para ser felices es que el problema sea quitado. La cosa que realmente nos hace infelices es el pecado. Si fuéramos a preocuparnos más acerca de eso, nuestros otros problemas ya no parecerían tan grandes. Un pecado en particular es que los creyentes somos propensos a cometer, es olvidarnos que todo lo que tenemos viene de Dios. Entonces, nos olvidamos de agradecerle y comenzamos a echarle la culpa por las cosas que estamos sufriendo. Si nos acodáramos de que Dios siempre nos trata mejor de lo que merecemos, entonces sería más sencillo ser felices, aun en tiempos de dificultad. El sufrimiento: Una bendición Otra cosa acerca de la felicidad

cristiana que puede ser un “secreto” es que los problemas no necesitan ser quitados de nosotros para ser felices. A menudo Dios nos bendice mientras que estamos sufriendo. Pablo escribió: “porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gal. 5:17) Esta lucha está ocurriendo todo el tiempo dentro de cada creyente. A veces resulta que un problema nos ayuda a triunfar sobre la naturaleza pecaminosa, y acercarnos más a Dios, y en esta forma el problema se convierte en una bendición, por lo tanto ¿Es así como ve los problemas que está pasando actualmente en su vida? ¿Desear o hacer más? Otro “secreto” sobre la felicidad cristiana es que la felicidad no se logra por desear más u obtener más, sino por hacer más. El creyente se dice a sí mismo: “Dios está detrás de lo que me acontece, y es debido a El que ya no estoy tan feliz como lo estuve antes. Pero no debo quejarme, sino que debo buscar nuevas maneras d e s e r v i r a D i o s y e n co n t ra r felicidad en obedecerle”. Los creyentes siempre serán más felices sirviendo a Dios en la situación en que se encuentren, y no afanándose por las cosas que no tienen. Los creyentes llegan a ser felices, aprendiendo a aceptar la voluntad de Dios, como lo mejor para ellos. Cuando aprenden eso, ya no les preocupa el no obtener exactamente lo que quieren. Ahora son felices con lo que Dios quiere, amándolo que El ama y aborreciendo lo que El aborrece. Ahora dicen: “Dios me ha hecho


-Página 14-

hecho sabio espiritualmente, me ha hecho santo, me ha enseñado a aceptar su voluntad como lo mejor. Porque Él está satisfecho y es glorificado por ello, estoy feliz” ¿Es así como se siente ? El sufrimiento: Camino a la santidad Podemos resumir estos “secretos” diciendo que lo que hace al creyente feliz es el hecho de que Dios le está haciendo santo. Cuando Santiago escribió en capítulo 4, versículo 1, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre nosotros, No es de vuestras pasiones las cuales combaten en v u e s t r o s m i e m b r o s ? ”, e s t a b a enseñando que la causa de la infelicidad de los creyentes es el pecado en sus vidas. Si pudiéramos acabar con los sentimientos pecaminosos que conducen a la impiedad, seríamos más felices. En pocas palabras, la felicidad verdadera no es el resultado de lo que poseemos o nos sucede, sino del tipo de persona que somos. Este es el gran secreto de la felicidad. El sufrimiento presente: garantía de la recompensa futura Aquellos que son felices encuentran que están contentos con cualquier cosa que Dios les envía. Los creyentes saben que todo lo que tienen es el don de Dios: la salud, el hogar, la comida, la ropa, los amigos, la familia, el empleo, las oportunidades y la sana diversión. Cada una de estas cosas son el don de Dios y una manifestación de su amor. Entonces, los creyentes están agradecidos y felices de recibirlas. Quizás tengan menos que algunos de los no creyentes, pero aprecian más lo

que tienen porque saben que es mejor tener poco y ser hijo de Dios, que tener mucho y estar bajo su condenación. Aún más, los creyentes saben que cada manifestación de Dios que reciben es como si fuera un depósito o garantía de que en la vida venidera, Dios les dará todas las cosas buenas que les ha prometido. Todo lo que Dios les ha dado les hace felices, y sirve para recordarles que serán mucho más felices en el cielo (Fil.3:20, 21). Nuestra felicidad solo está en Cristo Los creyentes encuentran que cuando sufren reciben más consuelo pensando acerca del Señor Jesús, que lo que jamás recibirán quejándose. Esta es la única manera en que los creyentes pueden recibir fortaleza cuando sufren. Acuden a Cristo quien tiene el poder para perdonar sus pecados, santificarlos y ayudarles con sus pruebas. Escribiendo a algunos creyentes que se encontraban en medio de pruebas graves, Pablo les dijo que no tenían que depender de sus propios recursos, sino de la fortaleza que Cristo da. Su oración a favor de ellos fue que fuesen “fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria para toda paciencia y longanimidad” (Col. 1:11) En el cielo Dios será la única fuente de felicidad. ”Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella y el Co rd e ro. Y l a c i u d a d n o t i e n e necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el cordero es su lumbrera” (Apo. 21:22-23) Aún aquí en la tierra podemos comenzar a disfrutar esta felicidad que se encuentra solo en Dios.


-Página 15-

Dios nos ayuda a superar las adversidades

L a verdadera gratitud y felicidad del cristiano es exactamente lo opuesto al espíritu quejumbroso o fatalista. Esta felicidad comienza en el corazón de los creyentes. Imagínese que usted esta en medio de una gran tormenta, luchando por mantener su barco en marcha, las olas van y vienen con fuerza, ¿será posible mantener la nave nivelada? Algo es muy cierto: No es posible nivelar un barco en el mar apoyándolo de fuera; tiene que ser nivelado interiormente mediante saber mantener el control del barco sin sucumbir al fatalismo o al pánico; lo que daría lugar a darse por vencidos. En esos casos, lo que menos se debe de perderse es la calma. En forma semejante, no hay nada fuera del creyente que le pueda mantener continuamente feliz; se necesita la gracia de Dios dentro. Pero, aun cuando los creyentes poseen esta gracia dentro de sí mismos, hay ciertos pasos prácticos que pueden tomar, que les ayudarán a obtener el contentamiento verdadero, sin perder

la calma. Veamos En el mundo pero no parte del mundo Primero, para poder mantener la paz, los cristianos debemos tener cuidado de no involucrarnos demasiado en los negocios de este mundo. Por supuesto, no podemos vivir en el mundo sin involucrarnos hasta cierto punto en él. Dios puede guiar a algunos creyentes a involucrarse en ciertos aspectos de los negocios de este mundo, pero si los cristianos han de experimentar el contentamiento verdadero, tienen que limitar a un mínimo su involucramiento en asuntos corruptos de este mundo. La Escritura enseña claramente que todas las cosas ayudan a bien a los creyentes. (Rom.8:28) Entonces al servir a Dios, estamos sirviendo a un Señor el cual siempre tiene sus mejores intereses en mente. Por eso los creyentes podemos someternos a la voluntad divina y no a este mundo cruel.


-Página 16-

Poniendo la mente en la “cosas de arriba” Al igual que los siervos de Dios mencionados en Hebreos 11, debemos vivir por medio de la fe usando nuestra fe para comprender y aceptar sus circunstancias. Debemos tener fe no solo en las promesas de Dios sino en Dios mismo. Él se preocupa tanto por los creyentes que no necesitamos estar ansiosos o afanados por nada. Aún Sócrates (469-399 A.C.), un filósofo pagano dijo: “Puesto que Dios se preocupa tanto por ustedes, ¿Para qué preocuparse por cosa alguna?” En tiempos de dificultad, los creyentes debemos echar nuestras cargas sobre D i o s y e n co m e n d a rl e n u e s t ro s caminos. Creer en Dios nos traerá la paz y el contentamiento que solo Él puede dar. L os creyentes deberíamos esforzarnos por tener una mente espiritual y poner nuestra mira en las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. (Col.3:1-2) Si los creyentes ocupan poco tiempo pensando en las cosas espirituales y mucho tiempo dando vueltas en su mente acerca de lo que les hace falta, solo lograrán amargarse. En cambio, cuando sus mentes están concentradas en las cosas de arriba y se ocupan de la comunión con Dios, entonces no llegarán a decaerse cuando tengan problemas con las cosas terrenales ¿Es en las “cosas de arriba” en donde tiene usted su mente la mayor parte del tiempo” “No busques cosas grandes” Los creyentes no debemos esperar recibir satisfacciones de una multitud de cosas terrenales. Pablo escribió: “Así que, teniendo sustento y

abrigo, estemos contentos con esto” (1 Tim.6:8) Las personas que están esperando siempre grandes cosas en lo terrenal casi siempre terminan decepcionadas. Por lo tanto, los creyentes deberíamos estar contentos con lo que tenemos. Deberíamos seguir el consejo dado a Baruc: “¿tú buscas para ti grandezas? No las busques...” (Jer.45:5) En cambio, si esperamos grandes cosas espirituales, nunca terminaremos decepcionados ¿Por qué razón? Todo aquel que se dice ser cristiano debería estar muerto al mundo. Pablo escribió: “cada día muero” (1 Cor.15:31) Los creyentes saben que su única fuente verdadera de felicidad se encuentra en las cosas espirituales. Hay un efecto mortífero en el contacto continuo con este mundo. El apóstol Pablo dijo: “El mundo me es crucificado a mí y yo al mundo” (Gal.6:14) No pensemos mucho en nuestros problemas Como personas que hemos nacido de nuevo no deberíamos pensar d e m a s i a d o a ce rc a d e n u e s t ro s problemas. Un niño enfermo que rasguña las costras de su herida sólo hace que sea más difícil su curación. Los creyentes podemos hacer algo parecido a esto con nuestros problemas. Al hablar continuamente sobre ellos, permitimos que el tiempo de nuestras oraciones sea robado. Comenzamos a sentirnos aún peor, porque nuestros problemas nos parecen más grandes de lo que en realidad son. Es mucho mejor pensar qué tan bueno nos ha sido Dios, hasta que ya no nos quede tiempo para quejarnos y ser infelices. Cuando mu-


-Página 17-

-rió la esposa de Jacob, estaba dando a luz a un niño y le llamó Benoni, lo cual significa “hijo de mi tristeza”. Sin embargo, Jacob no quiso recordar continuamente que ese niño había ocasionado tanta tristeza, entonces le llamó Benjamín, que quiere decir “hijo de la mano derecha”. Esta actitud positiva siempre ayuda a los creyentes a e n co n t ra r e l co n te n t a m i e n to verdadero ¿Está usted haciendo esto? Piense positivamente de Dios Todo creyentes debería hacer un esfuerzo para pensar positivamente acerca de la manera en que Dios trata con el. Un amigo que continuamente malinterpretara nuestros actos y nos atribuyera motivos indignos no sería un buen amigo, ¿o sí? De la misma manera, es malo para los creyentes malinterpretar los tratos de Dios para con nosotros. Deberíamos pensar positivamente acerca de lo que Dios hace con nosotros y razonar, por ejemplo, de la siguiente forma: “Dios vio el peligro de que me apegara demasiado a algo; por lo tanto, en su ternura me lo quitó” o “Dios vio que si me convirtiera en rico, caería en pecado; por lo tanto, en su ternura me hizo pobre” o “Dios me está preparando para una tarea particular que Él tiene en mente, aunque por el momento me es difícil este proceso” 1 Cor.13:5 dice que “el amor no piensa el mal” Si amamos a alguien, interpretaremos sus acciones de la mejor manera posible; si hay nueve malas interpretaciones y una buena de los tratos de Dios para con usted, tome la interpretación buena y olvídese de las otras nueve.

Su felicidad no depende de otros Los creyentes no deberíamos tomar tan en serio las opiniones de otras personas. Por ejemplo, los creyentes pueden sentirse perfectamente felices hasta que son inquietados por alguien diciéndoles que les hace falta algo. Pero si estaban perfectamente satisfechos antes de escuchar eso, ¿por qué van a dejar que las opiniones de otras personas les quiten su felicidad? La felicidad cristiana verdadera no depende de lo que otras personas digan u opinen. ¿Permite que la actitud amarga de otros le desanimen de seguir adelante? ¡Jamás permita que eso suceda! Más bien pregúntese: ¿Qué opinión tiene Cristo de mi?. Eso es lo que verdaderamente importa. Solo Dios nos da paz y felicidad ¿Todavía no hemos comenzado a caminar por el camino de la paz mental cristiana? Es más fácil hablar de la paz y la felicidad que encontrarlas. Los creyentes nuevos deberíamos de hacer un esfuerzo para cultivar un espíritu quieto y contento desde el principio de nuestra vida cristiana. Aquellos cristianos que ya t i e n e n c i e r to t i e m p o d e h a b e r aceptado a Cristo deben fijarse cuanto les falta todavía por aprender. Una cosa es segura, ningún creyente estará satisfecho hasta que encuentre la felicidad verdadera que es otorgada por Dios.


-Página 18-

¿ES USTED UNA PERSONA QUE CONTROLA SU ENOJO? En

estos tiempos en los que vivimos, es muy común que la gente viva en un estado de enojo constante. Las circunstancias actuales, los problemas económicos, matrimoniales y laborales abundan por doquier, por lo que es común que hasta los cristianos nos veamos afectados por este espíritu de ira que predomina en el mundo. Por eso cabe preguntarnos: ¿Debería permitir el cristiano que la ira lo domine? ¿Es posible controlarlo? ¿Qué piensa Dios de la persona que se enoja? Veamos. ¿Qué es la “ira”o enojo? De acuerdo al Diccionario American Heritage, “ira” se define como una sensación de desagrado extremo, hostilidad, indignación, exasperación hacia alguien o algo; algunos sinónimos son furia, rabia, cólera, resentimiento, indignación. De acuerdo al Diccionario Bíblico de

Holman, la ira se define como un sentimiento de estar muy molesto y con ganas de pelear con una persona o cosa que lo molesta o está contra de uno. Estas definiciones nos ayudan a entender de lo que estamos tratando. Estas actitudes, cuando no son controladas por los cristianos, pueden traer conflictos serios en la vida del cristiano y a la iglesia de Jesucristo. ¿Es siempre malo enojarse? Al leer las Escrituras, nos damos cuenta que es imposible no enojarnos de vez en cuando Por ejemplo el apóstol Pablo, escribiendo a los santos de Éfeso, escribió “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Si enojarse del todo fuera pecado, entonces no encontraríamos Escrituras como estas. Por supuesto, Dios nos ha dado una aclaración de hasta dónde podemos llegar al


-Página 19-

enojarnos―”no se ponga el sol sobre vuestro enojo.” El sentimiento de enojarse debe ser controlado por los cristianos en todo momento. Otra clase de enojo que está justificado ante la vista de Dios es el sentir enojo hacia el pecado.(Salmos 97:10; 101:3; 119:128). La Biblia nos manda a odiar las prácticas p e c a m i n o s a s. Re co rd e m o s q u e nuestro Salvador murió en la cruz debido al pecado (Romanos 5:8). ¿Cómo continuaremos viviendo en pecado cuando hemos muerto al pecado? (Romanos 6:1-2). Debemos sentir indignación y enojo hacia el pecado y alejarnos lo más posible. Recordemos que sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos 12:14; Mateo 5:8). Un sentimiento de ira hacia el pecado nos ayudará a amar la santidad y a odiar la maldad. Tristemente, muchos cristianos disfrutan del pecado, en lugar de odiarlo y hablan del pecado como si no hubiera nada de malo en él. Muchos se ríen del pecado, cuando en realidad, deberían sentir ira hacia él. ¿Tenemos muy presente lo q u e la b i b li a d i ce d el pecad o? (Habacuc 1:13; Salmo 5:5; 1 Pedro 1:1516). El lado negativo del enojo L a Biblia ofrece muchos ejemplos de los que cedieron a la ira de una forma negativa. ¿Cómo sabemos cuándo la ira se considera negativa? Una cosa que debemos entender es que cuando la ira nos lleva a violar la Palabra de Dios, entonces hemos practicado algo que Dios no aprueba. Analicemos algunos pasajes que nos ayudarán a comprender que hay una clase de enojo que Dios quiere que evitemos (Salmos 37:8; Proverbios

14:17; 15:1; 29:8, 22). El enojo equivocado de Moisés La biblia nos menciona que Moisés cedió a la ira cuando golpeó la roca en Cades en lugar de hablarle (Números 20:1-13). ¿Por qué Dios no aprobó el enojo de Moises? Moisés violó el mandamiento de Dios al dejar que la ira controlara su vida. Esta ira lo hizo ignorar la voluntad de Dios. La ira descontrolada que manifestó le nublo el juicio, atrayendose la gloria a él y no a Dios. Así, como vemos, la ira puede llevarnos muy lejos, tanto como nublar nuestro juicio practicar el pecado de desobedecer la voluntad de Dios. Esto le costó no pasar a la Tierra Prometida. Por lo tanto cabe preguntarnos: ¿Cómo reaccionamos cuando otras personas incluyendo a los hermanos de la iglesia- no cumplen nuestras expectativas? ¡Sería peligroso ceder a la ira con nuestros hermanos en la fe!

Entrevista con un testigo de Jehová

El enojo descontrolado de Moisés le llevo a perder el juicio, lo que le costó no pasar a la Tierra Prometida.


-Página 20-

El enojo descontrolado de Pedro El apóstol Pedro es otro ejemplo de que el enojo descontrolado puede generar aún más violencia. La escritura dice que la noche en que el Señor Jesús fué arrestado por los guardias del templo, Pedro, en su deseo de defender a su maestro, permitió que la ira lo llevara a quitarle la espada a uno de los guardias y cortarle la oreja derecha a Malco. (Juan 18:10). ¿Qué lección nos enseña este relato? Los cristianos que no controlan su ira han llegado al punto de utilizar la fuerza física para conseguir venganza debido a su coraje descontrolado. A pesar de que Pedro tenía toda la razón del mundo para proteger a Jesús, no obstante, su acción no se justifica a los ojos de Dios. No podemos enojarnos de esa forma y llamarla una ira justa. ¡No hay cabida para violentos en la Iglesia de Jesucristo! El enojo en la Iglesia Cuando los cristianos no controlan la ira, esto, trae conflictos serios aún hasta en la iglesia. Lamentablemente a muchos cristianos han permitido que la ira y la rabia tomen el control de sus vidas al punto que se dañan los unos a los otros. Estas actitudes, cuando no se controlan, le harán daño a la causa de Cristo, y dan un mal ejemplo a las personas nuevas que llegan a la iglesia. “El necio al punto da a conocer su ira; más el que no hace caso de la injuria es prudente” dice Proverbios 12:16. Proverbios 14:17 dice: “ El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido” ¡Qué triste sería que en la iglesia de Cristo fuéramos conocidos por ser personas necias y conflictivas!

Somos la “luz del mundo” Como cristianos bautizados debemos recordar que debemos ser la “luz del mundo” (Mateo 5:16). No podemos ser luz del mundo cuando m o s t ra m o s u n a a c t i t u d q u e e s contraria a la voluntad de Dios. Un mal ejemplo de cristianos que no controlan la ira puede hacer que una persona tropiece. También podríamos causar que un visitante deje de venir a los s e r v i c i o s d e l a i g l e s i a y co m o consecuencia que no escuche la Palabra de Dios siendo proclamada. Nadie quiere visitar una iglesia donde los miembros están siempre peleando y hablando mal uno contra el otro. El crecimiento de la iglesia se afectará cuando estas actitudes prevalecen en la congregación. Jesús nos mandó a amarnos los unos a los otros ( Juan 13:34-35; Romanos 12:9). No podemos amarnos cuando nos retamos a pelear. No podemos amarnos cuando permitimos que la ira nos lleve a hablar mal contra nuestro hermano o hermana en Cristo aún cuando tal hermano no esté presente. Jesús nos enseña que debemos perdonarnos u n o s a o t ro s ( Ma rco s 1 1 : 25 - 2 6 ; Colosenses 3:13; Efesios 4:32). No hacerlo nos hace culpables de no obedecer la voluntad de Dios. Podemos ser vencedores Podemos ser más que vencedores sobre la ira y el enojo. Dios nos ha dado todo para obtener la victoria (2 Pedro 1:3; 2 Timoteo 3:17). Oremos a nuestro Padre celestial para que nos de sabiduría y entendimiento para hacer su voluntad y nunca ser hijos de la ira, pues ahora somos hijos del Dios de la Paz.


-Página 21-

Principios básicos para tratar la depresión La depresión en si misma no es un pecado. Es un síntoma de que algo esta molestando el balance en su vida. Hay muchas cosas que causan depresión como usted vera a continuación. La causa puede ser física, mental, emocional o espiritual.

¿Qué

es la depresión?

Una persona bajo una depresión puede mostrar algunas de las siguientes características: Una persona deprimida se siente desesperada, desanimada, triste y apática. Es un sentir de total tristeza. Surge una parálisis de su voluntad tiene tendencias hacia el desinterés. La persona deprimida pierde la perspectiva de la vida, de su trabajo y de su familia, experimenta cambios en su actividad física: apetito, sueño, y sexo. Algunos pierden el interés en la comida mientras que otros intentan de establecer un record mundial de hartarse. Algunos duermen constantemente; otros no pueden dormir fácilmente, o se levantan en medio de la

noche y no pueden volver a dormir. Los deprimidos tienen una perdida general de su amor propio, se sienten menos y menos positivo acerca de si mismo y dudan de su propio valor personal, su confianza en si mismos es muy baja. La persona deprimida busca de escapar de los problemas y aun de la vida misma. Ellos sienten que su vida es sin esperanza y sin valor. La persona deprimida es demasiado sensible a lo que otros dicen o hacen. El puede mal interpretar las acciones y comentarios en una manera negativa y se ponen de mal carácter por esas percepciones equivocadas. La persona deprimida llora a menudo, tiene dificultades manejando sus sentimientos, la Cólera es especialmente difícil ya que puede ser mal dirigida hacia

uno mismo o a los demás. Hay usualmente un sentimiento oculto de culpabilidad que puede ser real o imaginario, frecuentemente se siente demasiado responsable por los sentimientos de otras personas. A menudo la depresión conduce a un estado de dependencia sobre otras personas. Esto refuerza aun más el sentimiento de desamparo. La persona deprimida entonces se vuelve enojada a su propio desamparo.

Causas de la Depresión La amenaza mas común que afecta la depresión es un sentido de perdida. Este sentido de perdida puede ser real o imaginario. Cosan tan simples como no comer adecuadamente y no dormir adecuadamente nos llevara a


-Página 22-

la depresión. La Depresión reactiva, o reacción al sufrimiento, resulta después de la perdida de un ser querido, trabajo o de una oportunidad importante en la vida. Esta usualmente disminuye con el paso del tiempo. La pérdida de un amigo cercano o pariente causa esta clase de reacción emocional. La Depresión bioquímica o endógena es causada por una alteración en el sistema químico del cuerpo. Los Pensamientos negativos y erróneos son la raíz de la mayor parte de las depresiones. Bajo valor de si mismo causa, refuerza e intensifica la depresión. Expectativas poco realistas causan depresión. La lástima excesiva en uno mismo conduce a la depresión. Esto ayuda a reforzar el pobre concepto de uno mismo y más empeora la depresión. Si su comportamiento es contrario a sus valores morales o su sistema de valores esto puede resultar en depresión. Produce culpa real, y culpa es un componente de la depresión. Examine la lista anterior de las causas de la depresión y mire a ver si usted identifica alguna cosa que puede estar causando su depresión. Es usualmente un signo que su cuerpo necesita descanso o un cambio agradable después de un periodo de tensión o agotamiento. Obedezca este signo así como usted obedecería un signo de dolor o hambre.

Algunos principios básicos para tratar la depresión: Ÿ Deshacerse de sus resentimientos

diariamente (Efesios 4:26). No se vaya a la cama enojada con otra persona . Resuelva sus amarguras, heridas y cóleras diariamente. Ÿ Haga todo lo que pueda por resolver los

conflictos familiares. “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres (Romanos 12:18). Haga su parte por estar en paz con cada miembro de su familia. Desarrolle intimidad y acercamiento con su esposa (o) e hijos. Ÿ Cada semana, preferiblemente cada día,

encuentre algo que usted pueda hacer por alguna persona especial;. Ayude a alguien que necesite ayuda. Ÿ Comprométase a una relación íntima y

amorosa con Jesucristo. Glorifique a Jesucristo con su vida diaria. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33) Ÿ Participe en un grupo bíblico pequeño o un

grupo compartido. Haga tiempo para compartir un tiempo de compañerismo con uno o dos buenos cristianos del mismo sexo. Ÿ Haga tiempo diariamente para meditar en

la palabra de Dios y aplíquela en su vida diaria. (Lea Josue 1:18; Salmos 1; Salmos 119). Ÿ Incorpórese personalmente en algo que

Servir a Dios en la Iglesia sana la depresión

vaya a ser útil para usted en un millón de años. Tenga una rutina diaria que le brinde satisfacción personal a usted y que vaya a glorificar a Dios en su vida.


-Página 23-

¿Debe o no diezmar el cristiano?

"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde - Mal 3:10 (RVR)."

Para entender el mandato del diezmo en el libro de Malaquías, es importante entender la severidad de los problemas en sus días, incluyendo el hecho de que muchos israelitas tenían mujeres extranjeras, que prevalecían la sequía, el hambre, las cosechas malogradas por le escarcha, y así sucesivamente. La gente hacía frente a estos problemas con letargo e indiferencia espirituales. Se habían olvidado de Dios, y le trataban con deshonor. En esta crisis, Dios habló a la nación entera por medio de Malaquías (Mal. 3:9-19) para que fuesen traídos "todos los diezmos" al alfolí. Los ociales del templo juntaban los diezmos en el piso de trillar cuando era necesario y/o había espacio para almacenamiento.

Además, Dios hizo una promesa especíca a los que respondiesen a su llamado en esta ocasión, garantizando que Él impediría que las cosechas se perdiesen a causa de la plaga, la sequía, y la enfermedad (Malaquías 3:11). Además, Dios prometió abrir "las ventanas de los cielos" "para que no hubiese espacio suciente para recibir" las bendiciones (Malaquías 3:10). Esta promesa se aplicaba claramente a la urgencia en tiempos de Malaquías cerca del año 430 a. C. Normalmente, no se necesitaban "todos los diezmos" o "todo el diezmo" al mismo tiempo.


-Página 24-

Por lo anterior, parecería que el diezmo era un tributo obligatorio, como de hecho se dice en Deuteronomio 14:22. Sin embargo, el diezmo era también una especie de voto u ofrenda voluntaria. De este modo, el diezmo de Jacob en Génesis 28 está claramente enlazado con un voto, y con el mismo tenor, Abraham da a Melquisedec diezmos por su propia voluntad (Génesis 14:19-20). Amós también menciona el diezmo dentro del marco de las ofrendas voluntarias (Amós 4:4-5). La ley del diezmo en Levítico 27:32-33 ocurre en un capítulo que trata de las ofrendas voluntarias sagradas de varias clases (allí los primogénitos, versículos 26-27, son una excepción a la regla: estas ofrendas no pueden ser dedicadas puesto que son santas en virtud de su nacimiento como primogénitos). El diezmo pasó por diferentes cambios y reglas según lo dictaban Dios, la cultura y la economía. EL DIEZMO EN EL NUEVO TESTAMENTO D u r a n t e e l p e r í o d o intertestamentario, las leyes del diezmo añadieron hasta las cosechas menos importantes, como el tomillo, el eneldo, el comino, la mostaza, la pimienta, la alcaparra, y la menta a los productos que debían ser calculados meticulosamente. Jesús mencionó estas prácticas en Mateo 23:23: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos! ¡Hipócritas! Porque diezmáis la menta, el eneldo y el comino ...". Obviamente, Jesús no estaba impresionado con el legalismo de ellos. Cristo enseñaba el concepto radical la propiedad en común para que sus seguidores pudieran hacer que el evangelio fuese el centro y el foco de sus vidas. Los primeros cristianos tenían

conanza los unos en los otros con relación a sus recursos reunidos. El materialismo no era su esclavitud; Cristo era su todo suciente Salvador. El Señor bendijo abundantemente su amor por el evangelio. Los bienes materiales no podían separarlos de su Redentor, y el cristianismo se propagó como reguero de pólvora. El DIEZMO EN TIEMPOS MÁS MODERNOS Se necesitaron casi tres siglos para que los padres de la iglesia primitiva reintrodujeran el diezmo. El emperador Constantino el Grande, en agradecimiento por su bautismo y la cura de su lepra por Silvestre, que fue obispo de Roma en el período 314-336 d. C., estableció leyes eclesiásticas y civiles que requerían el sostenimiento por la iglesia. Además, Constantino legalizó el cristianismo en el año 321 d. C. con la primera ley dominical que permitía a los creyentes celebrar una pascua semanal. Además, Constantino cedió a la iglesia vastas propiedades en Judea, Grecia, Asia, África, y otros lugares. Los apócrifos inuyeron especialmente en sostener que los diezmos y las limosnas tenían poder sanador y salvador. "Porque el dar limosnas libra de la muerte, y purga todos los pecados" (Tobit 12:9). La creencia en el poder redentor de dar limosnas era tan fuerte que la palabra "justicación" vino a ser sinónimo de "dar limosnas" John Selden (1584-1654), jurista y erudito británico, en su monumental obra The Historie of Tithes (La Historia de los Diezmos), publicada en 1618, argumenta que cualquier porcentaje matemático no concordaba con el espíritu libre y liberal


-Página 25-

los primeros cristianos. Las investigaciones de Selden fueron reconocidas como de una autoridad sobresaliente al revelar que los primeros cristianos no diezmaron ininterrumpidamente desde el principio de los tiempos. Selden argumentaba que la Iglesia de Inglaterra tenía derecho legal, pero no derecho bíblico, a recoger diezmos. Debido a sus puntos de vista sobre el diezmo, su obra fue suprimida sin misericordia por los ociales de iglesia mientras él era encarcelado en la torre de Londres.

La creencia en el poder redentor de dar limosnas era tan fuerte que la palabra "justificación" vino a ser sinónimo de "dar limosnas" Con el diezmo obligatorio de vuelta en la iglesia, el legalismo dio un paso gigantesco hacia adelante. El antiguo adagio de que "la historia se repite" nunca fue más exacto que en relación con este asunto. "Zwinglio atacó fuertemente el sistema eclesiástico del diezmo. Declaró que los diezmos eran meramente ofrendas voluntarias". Pronto después de la Reforma, hubo revueltas de campesinos, conocidas como "guerras de los diezmos", contra la obligatoriedad del diezmo. En los Estados Unidos, en 1876,

Thomas Kate inició un movimiento en realidad organizado como la Compañía de Laicos, dedicada a estimular la práctica del diezmo en los Estados Unidos. Este moderno movimiento a favor del diezmo ha crecido tremendamente desde entonces, hasta que, en la actualidad, presenciamos el fenómeno de denominaciones enteras, como las de los Mormones y los Adventistas, que construyen su vida espiritual alrededor de la práctica del diezmo. Los mormones tienen las más exitosas estadísticas del diezmo en los Estados Unidos. Arman que, en la actualidad, sus miembros pagan 7.5% de sus ingresos como diezmo. Con un mandato sobre el diezmo, se suponía que los miembros se sentirían obligados a entregar una porción mayor de su dinero duramente ganado. Además, si los mimbros sentían que su salvación estaba en juego, cumplirían con el mandato. Jesús dijo: "Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Lucas 12:34). Damos porque Dios nos dio primero. El cristiano da simplemente porque ha recibido y se la ha perdonado mucho. La generosidad no consiste en la cantidad de la ofrenda, sino en la calidad del corazón.

Los Mormones y los Adventistas construyen su vida espiritual alrededor de la práctica del diezmo.


-Página 26-

“DIOS AMA AL DADOR ALEGRE” "Quizás se diga que diezmar no descansa en un mandato divino porque una cuota ja no es diezmo. Esto puede ser cierto, pero en nuestro siglo hay signicado en dar regular y proporcionalmente sin las trabas de la ley" La mayordomía cristiana tiene que ver con más que sólo los recursos materiales de una persona. Incluye darse a sí mismo, dar su tiempo, y su talento al servicio del Señor. Pablo escribió: "Recuerden esto: El que siembra escasamente, cosechará escasamente. Y el que siembra abundantemente, cosechará abundantemente. Cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, pues Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:6,7). Alguien dijo apropiadamente: "El dinero no hace codiciosa a la gente, pero muestra quién lo es". El evangelio genera generosidad dondequiera que echa raíces. Cuando el cristiano da guiado por el Espíritu, el cristiano ya no anhela las leyes de Moisés para nanciar la gran comisión. Debe permitírsele al nuevo pacto interpretar las directivas del pacto antiguo de una manera cristocéntrica.

El dar tiene que ver con más que sólo los recursos materiales de una persona. Incluye darse a sí mismo, dar su tiempo, y su talento al servicio del Señor y los demás ¿Lo está usted haciendo?

"Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre - 2 Cor 9:7 (RVR)."


-Página 27-

¿Es bíblica la celebración de la Eucaristía Católica-romana? El Catecismo de la Iglesia Católica define esta doctrina en su sección 1376: “El Concilio de Trento resume la fe católica declarando: “Puesto que Cristo nuestro Redentor dijo que era verdaderamente su sangre la que se ofrecía bajo las especies del pan, ésta siempre ha sido la convicción de la Iglesia de Dios, y este santo Concilio lo declara nuevamente ahora, que por la consagración del pan y el vino, se efectúa un cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo nuestro Señor y toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. A este cambio, la santa Iglesia Católica le ha llamado justa y

apropiadamente la transustanciación.” En otras palabras, la Iglesia Católica Romana enseña que una vez que un sacerdote ordenado, bendice el pan en la Cena del Señor, éste se transforma en la misma carne de Cristo (aunque retiene su apariencia, olor y sabor de pan); y cuando él bendice el vino, éste es transformado en la misma sangre de Cristo (aunque retiene la apariencia, olor y sabor del vino). ¿Es bíblico este concepto? Hay algunas Escrituras que si se interpretan estrictamente en su forma literal, indicarían que la presencia de Cristo “está realmente” en el pan y el vino. Como ejemplo tenemos a Juan 6:32-58; Mateo 26:26; Lucas


-Página 28-

22:17-23; y 1 Corintios 11:24-25. El pasaje que se señala más frecuentemente es Juan 6:32-58, especialmente los versos 53-57, “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.” ¿Cuál es la explicación correcta de la Cena del Señor? Los Católicos Romanos interpretan este pasaje literalmente, y aplican este mensaje a la Cena del Señor, al cual ellos llaman la “Eucaristía” o “Misa”. Aquellos que rechazan la idea de la transustanciación interpretan la idea de las palabras de Jesús en Juan 6:53-57 fi g u r a t i va o s i m b ó l i c a m e n t e . ¿ C ó m o podemos saber cuál es la interpretación correcta? Pero, a Dios gracias, Jesús hizo excesivamente obvio lo que Él quiso decir. En Juan 6:63 declara, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Jesús establece específicamente que Sus palabras son “espíritu”. Jesús estaba usando conceptos físicos, como el comer y el beber, para enseñar una verdad espiritual. De la misma manera que el consumir físicamente comida y bebida mantiene nuestros cuerpos físicos, de igual manera nuestras vidas espirituales son salvadas y construidas al recibir a Jesucristo por gracia a través de la fe. El comer la carne

de Jesús y beber Su sangre son los símbolos de haberle recibido total y completamente en nuestras vidas. Las Escrituras declaran que la Cena del Señor es un memorial del cuerpo y la sangre de Cristo (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24-25), y no la consunción misma de Su sangre y cuerpo físico. Cuando Jesús estaba hablando en Juan capítulo 6, aún no había tenido lugar la Última Cena con Sus discípulos, en la que Él instituyó la Cena del Señor. Es injustificado leer La Cena del Señor / Comunión Cristiana en el capítulo 6 de Juan. La razón principal por la que la transustanciación debe ser rechazada es porque es vista por la Iglesia Católica Romana como un “re-sacrificio” de Jesucristo por nuestros pecados, o como una “re-ofrenda / re-presentación” de Su sacrificio. Esto está directamente en contradicción a lo que dice la Escritura; que Jesús murió “una sola vez” y no necesita ser sacrificado nuevamente (Hebreos 10:10; 1 Pedro 3:18). Hebreos 7:27 declara, “que no tiene necesidad cada día como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo (Jesús) UNA VEZ para siempre, ofreciéndose a Sí mismo.”

Jesús estaba usando conceptos físicos, como el comer y el beber, para enseñar una verdad espiritual.


-Pรกgina 29-


Iglesia Cristiana Reformada Sana Doctrina/Febrero de 2015


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.