concierto ha sido el mejor que se ha escuchado jamás, de manera que enderézate y siéntate correctamente. Hemos de tener dignidad. El sonrió débilmente ante la fingida reprimenda, y enderezó poco a poco sus largos miembros. Era mediodía... ...y el cubículo de cristal ya no estaba vacío. Era improbable que alguien hubiese presenciado la aparición. Fue algo repentino: un momento antes no había nada, y al momento siguiente estaba allí. En el cubículo, en una silla de ruedas, había una figura vieja y encogida, de rostro arrugado y ojos brillantes, y, cuando habló, su voz era lo que tenía más vida en ella. Sobre sus piernas había un libro puesto boca abajo. La voz dijo suavemente: -Soy Hari Seldon. Habló a través de un terrible silencio, atronador en su intensidad. -¡Soy Hari Seldon! Ignoro si hay alguien ahí, pues no lo percibo sensorialmente, pero esto carece de importancia. Por ahora tengo pocos temores de que el Plan fracase. Durante los tres primeros siglos, la probabilidad de que no sufra desviación es de noventa y cuatro coma dos por ciento. Hizo una pausa para sonreír, y luego continuó en tono confidencial: -A propósito, si alguno de ustedes permanece en pie, puede tomar asiento. Si alguien quiere fumar, puede hacerlo. No estoy aquí en carne y hueso, no necesito ceremonia alguna. Consideremos, pues, el problema del momento. Por primera vez, la Fundación se enfrenta, o tal vez está a punto de enfrentarse, a la guerra civil. Hasta ahora, los ataques procedentes del exterior han sido adecuadamente repelidos, y también inevitablemente, según las estrictas leyes de la psicohistoria. El ataque actual es el de un grupo exterior de la Fundación, excesivamente indisciplinado, contra el Gobierno central, excesivamente autoritario. El procedimiento era necesario, el resultado, obvio. La dignidad del selecto auditorio empezaba a resquebrajarse. Indbur parecía a punto de saltar de su asiento. Bayta se inclinó hacia delante con inquietud en la mirada. ¿De qué hablaba el gran Seldon? No había oído algunas de sus palabras... -...que el compromiso adoptado es necesario en dos aspectos. La rebelión de los Comerciantes Independientes introduce un elemento de nueva incertidumbre en un Gobierno que tal vez sentía una confianza excesiva. Se ha restaurado el elemento de lucha. Aunque vencidos, un saludable incremento de democracia... Ahora se oían voces; los murmullos elevaron su volumen, y en su tono se advertía un matiz de pánico. Bayta dijo al oído de Toran: -¿Por qué no habla del Mulo? Los comerciantes no se han rebelado. Toran se encogió de hombros. La figura sentada siguió hablando tranquilamente a través de la creciente desorganización: -...un nuevo y más firme gobierno de coalición era el necesario y beneficioso resultado de la lógica guerra civil a que se vio forzada la Fundación. Y ahora sólo quedan los restos del antiguo Imperio para obstaculizar la expansión ulterior, y en ellos, por lo menos durante los próximos años, no existe ningún problema. Como es natural, no puedo revelar la naturaleza del siguiente conflic... En el completo tumulto que siguió, los labios de Seldon se movían inaudiblemente. Ebling Mis, sentado junto a Randu, tenía la cara congestionada. Gritó -Seldon ha perdido el juicio. Está hablando de otra crisis. ¿Acaso ustedes, los comerciantes, han planeado alguna vez la guerra civil? Randu contestó con voz débil: -Planeamos una, es cierto, pero la aplazamos por culpa del Mulo. -En tal caso, el Mulo es una contingencia imprevista por la psicohistoria de Seldon. Y ahora, ¿qué pasa? En el repentino y helado silencio, Bayta vio que el cubículo estaba nuevamente vacío. Se había apagado el brillo atómico de las paredes, y no funcionaba la suave corriente de aire acondicionado.
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