LA VIRGEN MARÍA

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CONTENIDO

Pàg.

IN LIMINE

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PRÒLOGO

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AGRADECIMIENTO

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CAPÍTULO I 1.- TERMINOLOGÍA DE LA PALABRA MARÍA Y SU SIGNIFICADO. 2.- SU CONTEXTO FAMILIAR: LUGAR DE NACIMIENTO Y SUS PADRES. 3.- INFANCIA DE LA VIRGEN MARÍA

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CAPÍTULO II 4.- MATRIMONIO DE MARÍA CON SAN JOSÉ. 5.- LA ANUNCIACIÓN. 6.- NACIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET.

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CAPÍTULO III 7.- LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TMPLO. 8.- MARÍA EN LA HUIDA A EGIPTO.

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CAPÍTULO IV 9.- EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.

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CAPÍTULO V 10. CONCEPCIÓN GENERAL SOBRE LA VIRGEN MARÍA: MARÍA MADRE DE DIOS Y 11.MUJER SUBLIME

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CAPÍTULO VI MARIA LA GRANDE INTERCESORA

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CAPÍTULO VII 15.- LA VIRGEN MARÍA Y SUS ANGUSTIAS. 16.- LA VIRGEN MARÍA RECIBE EL CUERPO DE SU HIJO FALLECIDO0. 17. VIDA DE LA VIERGEN MARÍA DESPUES DEL FALLECIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET.

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CAPÍTULO VIII 18.- RASGOS DE LA VIRGEN MARÍA. 19.- LA VEJEZ DE LA VIRGEN MARÍA.

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CAPÍTULO IX FALLECIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA.

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CAPÍTULO X LA VIRGEN MARÍA Y EL SANTO ROSARIO

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CAPÍTULO XI 23 – LA FUERZA DE LA ORACIÓN . 24.- LA SUPERSTICIÓN.

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IN LIMINE

LA VIRGEN MARÍA LA ELEGIDA – STELLA MARIS

Escribir un libro sobre la Virgen María parecería ir por caminos empedrados, dado que sólo existen algunos datos puntuales en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, sobre los momentos de su vida, obligándonos a recurrir en su investigación a los distintos Evangelios Apócrifos e innumerables documentos individuales, escritos sobre papiros en lenguas antiguas. De manera que estamos frente a una titánica y ardua labor, pero realmente posible su realización. Su vida está representada en la existencia de los Milagros comprobados científicamente, que obvia las grandes dificultades para inferir en sus estudios de la vida de nuestra Madre, hechos reconocidos hasta por los paganos y diametralmente contrarios a nuestra religión católica. ¿Quién puede negar los Milagros de la Virgen de Fátima, la Milagrosa, la del Perpetuo Socorro y la de Guadalupe, donde actuaron Instituciones como la Nasa, cuyos científicos demostraron la no intervención de la mano del hombre en la realización de esos milagros? ¿Por qué aún hay personas que no creen en la Virgen María, vistos esos grandes descubrimientos? Por dos motivos elementales: 1° Personas que no leen y 2° La impertinencia y el fanatismo religioso que se oponen a nuestra doctrina cristiana. Para que no haya ninguna duda al respecto, he aquí una breve exégesis del Milagro: Desde el ángulo que nos ocupa en este contexto religioso, es un suceso extraordinario que contraviene las leyes de la naturaleza y perpetrado por intervención sobrenatural de origen divino. La iglesia católica ha reconocido innumerables milagros debidamente acreditados a través de rigurosos procesos eclesiásticos. Me permito agregar algunos aspectos de la palabra MILAGRO, en su terminología; tiene diversas connotaciones: a.- Por muy poco, a punto de suceder lo contrario, se salvó de milagro por casualidad, de modo poco frecuente. b.- Vivir una persona de MILAGRO mantenerse con pocos recursos, ejemplo: los venezolanos en su espantosa crisis, viven de MILAGRO. He aquí la opinión de uno de los científicos más destacado del siglo XX, el Premio Nobel Albert Einstein, físico alemán de origen judío: “La imaginación es más importante que el conocimiento: “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”. JUAN PABLO II, dada su condición teológica cristiana y convicción personal, estaba en las filas de los que creen en los Milagros y después de su fallecimiento, se le atribuyeron varios Milagros, hoy canonizado. Entre 1987 y 1988, realizó seis alocuciones sobre los Milagros. Vale decir, que la Virgen María se tradujo en nuestra Grande Intercesora, una en la Boda de Caná cuando le dijo a su hijo que se había terminado el vino y la otra en el Vía Crucis donde Jesús se cae estrepitosamente y ELLA acude en su auxilio para darle fuerza y ánimo. Si acudimos a nuestra Madre en las oraciones, nos atenderá inmediatamente, porque su hijo NO LE NIEGA NADA. Esta osada obra de la Virgen María procura dar a conocer al mundo, la senda de oro, para resolver las necesidades de la humanidad y su virtuoso modus vivendi. Dr. Alfredo J. Veloz Correa - ABOGADO TEÓLOGO

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PRÓLOGO La obra que el lector tiene entre sus manos, fruto del amor y devoción de su autor el Abogado y Teólogo Alfredo Jesús Veloz Correa a la Virgen María, tiene un sólido fundamento no sólo en la historia de la salvación (Antiguo y Nuevo Testamento), sino también en el reconocimiento por parte de la Iglesia, desde sus inicios, del papel que Dios Padre quiso asignar a la mujer que había de convertirse en la Madre del Redentor. En efecto, tal como lo señala el capítulo VIII de la Constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II: “.la Virgen María, que al anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas.” (LG 53)Teniendo presente la afirmación del Apóstol: Uno solo es nuestro Mediador «Porque uno es Dios, y uno también el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos» (1 Tm 2, 5-6) sabemos que la misión maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder. Pues todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta (LG 60). Estas verdades reveladas y transmitidas por la Tradición explican el hecho de que el pueblo católico, en el universo entero, sienta una especial devoción hacia la Madre de Dios, convertida por Jesús en nuestra madre. Por eso, bajo diversas advocaciones, es invocada con la confianza que experimenta un hijo al dirigirse a su madre, llámese Chiquinquirá, del Valle, Divina Pastora, Coromoto…porque en todos los casos se trata de la misma mujer, la Santísima Virgen María. Confiamos en que este testimonio mariano, expresión –repito- del fervor de su autor, contribuya a fomentar entre nosotros el amor filial que despierta en nuestros corazones saber que contamos con una Madre que nos ama y vela por nosotros continuamente en las circunstancias alegres pero, sobre todo, en las adversidades. Mons. Rafael Conde Alfonzo Obispo emérito de Maracay

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Excelentísimo Mons. Rafael Conde Alfonzo Obispo Emérito de Maracay. En su sede en Maracay Edo. Aragua. Venezuela.-

Maracay, 24 de junio de 2020.

Augurándole bienestar y éxitos en todas sus actividades de Apostolado en nuestro país, me permito expresarle mi Agradecimiento por concederme el honor de trazar el Prólogo de la Obra: La Virgen María de mi autoría. El precitado Proemio, se tradujo con su fina pluma en una exégesis de la vida y obra de la Virgen María, indicándonos el recto caminar bajo la brújula de su Hijo Jesús de Nazaret, es decir, vivir a su imitación, y de su extraordinaria protección, que nos invita a recurrir a ella como la Grande Intercesora inseparable de su Hijo como en la boda de Caná (Juan 2: 1 – 12) habla con su hijo planteándole la dificultad de que se había terminado el vino y fue allí donde Jesús hizo su primer milagro a través de la intervención de su madre la virgen María. Luego vuelve nuestra Madre a convertirse en nuestra Intercesora con un acto de extraordinaria caridad con su hijo en su primera y estrepitosa caída en la Tercera Estación del vía crucis, para darle apoyo, solidaridad, fuerza y ánimo. Vale decir, que las caídas de Jesús a lo largo del Camino de la Cruz no pertenecen a la Escritura, pero está en nuestros corazones. Han sido trasmitidas por la piedad tradicional, de manera que el contexto general del Prólogo es soberanamente ilustrativa, nos ilumina de una manera brillante, recurriendo a fuentes históricas eclesiales como el capítulo VIII de la Constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, (LG 53), (LG 60) y ( 1 Tm 2, 5-6 ) para indicarnos que nuestra Madre Virgen María por una parte siempre nos protegerá y la otra su Hijo Jesús de Nazaret estará con nosotros hasta el último aliento de nuestra vida ( Mateo 28: 20 ). Reiterándole mi altísimo Agradecimiento: Afectísimo en el Señor :

Dr. Alfredo J. Veloz Correa ABOGADO – TEÓLOGO

Tlf : 0243 232 4947. 0414 453 10 77.

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CAPÍTULO I 1.- TERMINOLOGÍA DE LA PALABRA MARÍA Y SU SIGNIFICADO. 2.- SU CONTEXTO FAMILIAR: LUGAR DE NACIMIENTO Y SUS PADRES. 3.- INFANCIA DE LA VIRGEN MARÍA

1.- TERMINOLGÍA DE LA PALABRA MARÍA Y SU SIGNIFICADO: Tiene diversos nombres.

El nombre de María es de origen hebreo y su significado es el de "la elegida" o "la amada de Dios". Es el nombre de la Virgen, la madre de Dios. Asimismo, se le puede llamar Señora según el Lenguaje Siriaco y en Hebreo se le denomina Estrella del Mar. Su origen es religioso, se encuentra en algunos pasajes de la Biblia. En el Antiguo Testamento, la figura de la Virgen María tiene una relevancia singular y creciente a lo largo de los siglos. la tradición ha señalado numerosos textos en los que se encuentran anuncios proféticos sobre María. Un pasaje que ha tenido suma trascendencia es la profecía del Emmanuel (Is. 7,14). En ella el Profeta Isaías anuncia como signo divino el alumbramiento por parte de una doncella (hebrero almah y griego parthénos), en el que la iglesia ve el anuncio de la Madre del Mesías y de su virginidad. En el Nuevo Testamento NUEVO TETAMENTO: Los Evangelios de San Mateo y San Lucas recogen las enseñanzas acerca de la concepción virginal y el nacimiento de Jesús transmitidas en la primitiva comunidad cristiana. Narra San Mateo que María concibió virginalmente al Mesías, cumpliéndose así la profecía del Emmanuel. "Habiendo concebido por obra del Espíritu Santo, da a luz (continúa diciendo el envangelista) a un hijo a quien se pone por nombre Jesús, Salvador" (Mt. 1, 20-25). En San Lucas la concepción virginal y la maternidad mesiánica y divina de María se describen en el marco narrativo de la Anunciación como obra del Espíritu Santo (Lc, 1, 26-35). San Lucas presenta a la Virgen como figura central del evangelio de la infancia, unida, por tanto, al nacimiento de Cristo; y vuelve a subrayar su presencia en los hechos de los apóstoles al narrar la vida naciente de la iglesia. San Juan Evangelista describe su presencia en Caná, interviniendo activamente en el primero de los milagros realizados por Jesucristo, y al pie de la cruz. 2.- SU CONTEXTO FAMILIAR: LUGAR DE NACIMIENTO Y SUS PADRES:

Algunos autores cristianos reflexionaron sobre la significación de María en el conjunto del misterio de la salvación y en su relación con Cristo, su hijo. Así, San Ignacio de Antioquía (siglo II) indagó en el misterio de Jesús nacido de María, mientras que San Justino defendió la concepción virginal de María y San Ireneo propuso un paralelismo entre las figuras de Eva-María y AdánCristo.También a mediados del siglo II aparecieron unos textos apócrifos 6


(como el Protoevangelio de Santiago) donde se contaba la vida de María, desde la de sus padres Joaquín y Ana hasta después del nacimiento de Jesús. En otros textos (Transitus) se explicaba la muerte de María y su asunción en cuerpo y alma a los cielos.Desde los siglos IV-V se consideró a María como el modelo perfecto de fe y santidad a imitar por las vírgenes cristianas, según la doctrina previamente elaborada por los grandes doctores de la Iglesia (San Atanasio, San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín de Hipona). En el año 431, el Concilio de Éfeso reconoció a María como Madre de Dios, confirmando así la creencia de muchos fieles que ya desde mucho antes intercedían ante ella. Para los Padres de la Iglesia era un tema de discusión la perpetua virginidad de María y su santidad personal. Progresivamente llegó a imponerse la idea de una virginidad "antes del parto, en el parto y después del parto" y de una total exención de pecado. La perpetua virginidad quedó definida en el concilio de Letrán (649 a.C.) y en la epístola dogmática del papa Agatón (680 a.C.). El concilio de Trento, por su parte, sancionó en 1547 su total exención del pecado. Después de siglos de discusión entre las escuelas, la Iglesia fue llegando a la conclusión de que María había sido redimida en atención a los méritos de Cristo, pero que, desde el primer instante de su ser, se había visto libre de la mancha original. Éste es el dogma de la Inmaculada Concepción definido por Pío IX en 1845. En la bula Munificentissimus Deus, Pío XII definió en 1950 el dogma de la glorificación o Asunción, según el cual María fue asumida en cuerpo y alma al cielo después de su muerte sin conocer la corrupción del sepulcro. 2.- OTROS APORTES SOBRE EL LUGAR DE NACIMIENTO Y SUS PADRES:

La tradición cristiana ha considerado a Joaquín y Ana como los progenitores de María. Estos nombres están tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y antiguos. Hay tradiciones, basadas en testimonios muy antiguos que desde los inicios menciona a los esposos San Joaquín y Santa Ana como padre y madre de la Virgen María. Muy probablemente estas tradiciones parecen tener su fundamento en los conocidos Protoevangelio de Santiago, en el Evangelio de la Natividad de Santa María y el Pseudomateo o Libro de la Natividad de Santa María la Virgen y de la infancia del Salvador. No debe olvidarse el carácter apócrifo de estos escritos, es decir que no están presentes en el canon de las Sagradas Escrituras por no ser considerados inspirados por el Espíritu Santo, su falta de autenticidad, no 7


quiere decir que se deba de prescindir totalmente de sus aportaciones desechando todo su contenido. En efecto, a la par de hechos poco fiables y legendarios, estas obras también contienen datos históricos tomados de tradiciones o documentos fidedignos; y aunque no es fácil separar unos de otros, sería poco prudente rechazar indiscriminadamente todas estas obras que bien pueden servir como referencia. En Oriente, el Protoevangelio gozó de gran autoridad y de él se leían pasajes en las fiestas marianas entre los griegos, los coptos y los árabes. En Occidente, sin embargo, fue rechazado por los Padres de la Iglesia hasta que su contenido fue incorporado por San Jacobo de Vorágine a su Leyenda Áurea en el siglo XIII. A partir de entonces, la historia de San Joaquín y Santa Ana se divulgó en Occidente y tuvo un considerable desarrollo.En el Protoevangelio encontramos que: En Nazaret vivía una pareja rica y piadosa: Joaquín y Ana. No tenían hijos. Cuando con ocasión de cierto día festivo Joaquín se presentó a ofrecer un sacrificio en el templo, fue expulsado, pues como él ya tenía bastante tiempo de haber estado casado con Ana y no habían engendrado ningún hijo, se decía que su esposa era estéril, y el sumo sacerdote rechazaba a Joaquín y su sacrificio, ya que la falta de hijos de su esposa era interpretado por el pueblo judío como una señal de desagrado divino, un castigo de Dios para su descendencia. En consecuencia a esto y embargado con una enorme tristeza, Joaquín se retiró al desierto, donde ayunó e hizo penitencia durante cuarenta días. La pareja oró fervientemente para que les llegara la gracia de tener un hijo e hicieron una promesa en que dedicaría

a

su

primogénito

al

servicio

de

Dios.

Sus plegarias fueron escuchadas y un ángel se presentó ante Ana y le dijo: “Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo”. El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. Ana dio a luz una hija, a la que llamó Miriam. Basados en estos relatos o pasajes, que no pertenecen a la Sagrada Escritura, sino a libros apócrifos, podemos afirmar que María no tuvo hermanos pues, según estos relatos Santa Ana era estéril y la concepción de la Virgen María aparece como una intervención milagrosa de parte de Dios, María fue hija única de San Joaquín y Santa Ana.

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3.- INFANCIA DE LA VIRGEN MARÍA:

Los evangelios no hablan de la infancia de la Virgen, pero síí nos habla de su nacimiento e infancia en el Protoevangelio de Santiago, en el que el autor quiso relatar todo lo que sabíía de la Madre de Jesuí s. Los padres de Maríía se llamaban Joaquíín y Ana. El evangelio apoí crifo cristiano citado nos cuenta que san Joaquíín y santa Ana llegaron a la vejez sin tener hijos, lo que causaba gran tristeza en su hogar. Un díía que Joaquíín habíía acudido al templo a hacer las ofrendas fue expulsado del templo porque -decíían- su ofrenda no era aceptada por Dios, porque eí l y su mujer no teníían hijos. EÉ l salioí del templo triste y cabizbajo, y decidioí irse a la montanñ a solitaria a hacer oracioí n y penitencia durante cuarenta díías y cuarenta noches. Ana, asimismo, habieí ndose enterado de lo que habíía ocurrido, acentuoí la oracioí n y la penitencia, para obtener su ardiente peticioí n. Un díía, mientras Ana oraba, llegoí un aí ngel y le dijo: El Senñ or te ha escuchado y tu deseo se va a cumplir: una ninñ a vendraí a alegrar vuestra vejez, seraí la maí s buena y la maí s bella y querida ninñ a que nunca se haya podido desear, una mujer bendita entre todas las mujeres. El 8 de septiembre, como estaba todo previsto, vino al mundo la pequenñ a Maríía, la amada de Dios, aquella que Dios habíía predestinado para ser la Madre del Salvador. La consagraremos al Senñ or cuando cumpla los tres anñ os -dijo Ana-. Se lo he prometido a Dios, durante el tiempo de la espera. Yo tambieí n he hecho el mismo voto -dijo Joaquíín-; el Senñ or ha querido alegrar nuestra vejez con este regalo y es justo que ella sea consagrada al Senñ or. Durante sus tres primeros anñ os María vivió y creció con sus padres aprendiendo las primeras palabras. Ana leíía a Maríía la Sagrada Escritura y la ninñ a, atenta, escuchaba la larga lectura, sin protestar, aí vida de escuchar las 9


historias de los suyos y la profecíía que anunciaba el nacimiento del Salvador redentor de los hombres. Una manñ ana, cuando Maríía habíía cumplido los tres anñ os, san Joaquíín y santa Ana partieron hacia el templo a consagrar a Maríía. Joaquíín estaba muy contento de consagrar a su hija al Senñ or, pero sentíía que se le encogíía el corazoí n al separase de ella. Los uí ltimos tres anñ os en su casa habíían sido maravillosos, y ahora eí l y su mujer volveríían al silencio y a la soledad; ahora iba a ser educada y cuidada por el Senñ or y por los sacerdotes, porque permaneceríía en el templo hasta la edad del matrimonio, cerca de los catorce anñ os. Ana se hacíía muchas preguntas: ¿Coí mo se encontraríía Maríía en medio de la comunidad del templo? Ciertamente, teníía mucha confianza en los maestros del templo, y sobre todo en Dios, pero su corazoí n de madre le hacíía preocuparse, pensando en la idea de aquella ninñ ita fuera de su casa. Maríía no pensaba como sus padres. Le habíían descrito esa vida como la maí s bella y la maí s santa que habíía, la mejor a los ojos del Senñ or. No deseaba otra. Cuando llegaron al pie de la escalinata del templo, Maríía soltoí la mano de su madre y de su padre y, como si fuese dirigida por los aí ngeles, subioí todas las escaleras, para coger la mano del Sumo Sacerdote. Todos se quedaron boquiabiertos al ver a esa ninñ ita casi volar para entrar en la casa del Senñ or: Ana sonrioí , con los ojos llenos de laí grimas, a Joaquíín. El sacerdote dijo a la ninñ a: Ve a la casa del Senñ or. Ve a servirlo y aprende a amarlo, para poder ser un díía una mujer fuerte y fiel a tu esposo, y preparada para ofrecer a tu Dios muchos hijos. Maríía se arrodilloí a los pies del sacerdote que habíía pronunciado estas palabras: el velo que cubríía sus cabellos palpitoí levemente. Maríía habíía dicho su primer síí al Senñ or. Ese díía comenzoí su nueva vida. Tuvo buena companñ íía y buenos maestros. Pero sobre todo tuvo la sensacioí n de estar siempre junto a Dios y de haberle dedicado su vida: por 10


amor a Dios, habíía aprendido a estar tranquila mientras teníía ganas de correr o saltar o jugar. Los anñ os pasaron, Joaquíín y Ana murieron, y Maríía continuoí viviendo en el templo. Un díía el Sumo Sacerdote le dijo: Maríía, tienes catorce anñ os y es el momento de buscarte un esposo. Ya he rezado a Dios para que te de uno digno de ti. Seraí el Senñ or el que elija. No tengo miedo a nada porque estoy cerca del Senñ or, fue la respuesta de Maríía. El Sumo Sacerdote le cogioí la mano y le condujo al altar donde habíía unos cuantos joí venes. Maríía cogioí la mano a cada uno, pero cuando cogioí la de Joseí , supo que eí se era el que Dios habíía elegido para ser su esposo. Fuente: Arquidioí cesis de Madrid EXÉGESIS :

Definitivamente, la infancia de la Virgen Maríía, seguí n los Evangelios apoí crifos, estuvieron a cargo de los sacerdotes del templo, ya que ella fue consagrada al Senñ or. Es de senñ alar, que sus padres murieron y ella continuoí en el templo, instruyeí ndose en el conocimiento de la Biblia. Vale decir, que la infancia de la Virgen Maríía estaba fuera de lo comuí n, desconocemos si pudo compartir con otros ninñ os, se especula que síí, debido a que los padres judííos instruíían a sus hijos en el conocimiento de los libros sagrados, como el caso de San Pablo, quien se preparoí notablemente en esos estudios. En efecto la presuncioí n de que la virgen Maríía compartioí con otros ninñ os, es absolutamente viable.

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CAPÍTULO II 4.- MATRIMONIO DE MARÍA CON SAN JOSÉ. 5.- LA ANUNCIACIÓN. 6.- NACIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET.

4.- MATRIMONIO DE MARÍA CON SAN JOSÉ: Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien era carpintero. Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José. El Evangelio de Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en Lucas también donde es llamada "llena de gracia", "bendita entre todas las mujeres", "madre del Señor". El apelativo κεχαριτωμένη, que se lee kecharitooménio y que es participio perfecto pasivo de χαριτον (chariton), es traducido por las versiones protestantes como "muy favorecida", mientras que en las católicas se suele traducir como "llena de gracia" (siguiendo el "gratia plena" de la Vulgata). La Nueva Biblia de Jerusalén, por ejemplo, detalla en el Evangelio de Lucas (1,28) que este saludo en forma literal significa: "tú que has estado y sigues estando llena del favor divino".24 Esto se debe a que en griego un verbo factitivo como χαριτόω en perfecto indica completamiento del acto que indica el verbo. Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas (na'arah); a partir de esa edad podían desposarse. El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era posterior. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él. EL ESPOSO DE MARÍA : SAN JOSÉ : Es el Pater Famli por excelencia, hombre justo como lo llama el Evangelio de San Mateo 1. esposo de la virgen María y Padre de Jesús de NAZARETH, efectivamente, Jesús es conocido en el gran público como hijo de José ( Luc 4, 22 ; Jn 1, 43, 6, 45 ). En él se reúnen todas las virtudes, los deberes y obligaciones de las autoridades civiles y políticas que consagra el 12


Cuarto Mandamiento, hoy flagrantemente infringido por un grande número de hombres que abandonan sus hogares por llevar una vida disipada. Hijo de Jacob Patriarca Hebreo y de Raquel, de procedencia nobilísima de la Casa de David ( Luc 2, 24 ). Carpintero de oficio, que enseñó también a Jesús. En el Tiempo del anuncio angelical a María, estaba sólo desposado con ella, era un período de cuasimatrimonio en el que no eran permitidas la cohabitación y las relaciones matrimoniales, pero justamente en este tiempo, José se dio cuenta de que María estaba embarazada, inmediatamente pensó en el Adulterio y las graves consecuencias de ésta trasgresión : La Pena de Muerte, apedreada por el propio esposo, según disposición de la Ley de la época, y decidió repudiarla, pero en secreto ( Mt 1, 19 ), es decir guardando la máxima discreción. Mientras estaba en estas cavilaciones, recibió una REVELACIÓN SOBRENATURAL, donde un ángel le manifiesta que puede tranquilamente celebrar sus bodas con María tal como lo había planificado ( Mt 1, 20 ). Así se desvanecieron sus dudas y se celebró el Matrimonio. Era un esposo con un alto sentido de la solidaridad y con María va a Belén donde nace Jesús en un establo, allí lo encuentran los pastores con María y el Niño ( Luc 2, 16 ), recibe el aviso sobrenatural de huir a Egipto para evitar el asesinato del niño, el ángel del Señor se apareció en sueño y le dijo : Levántate toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. Levantándose de noche tomó al niño y a la madre y se retiró hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, a fin de que se cumpliera lo que había pronunciado ( Mt 2, 13 ), si María lloraba el también lloraba y así mismo es avisado para regresar cuando el peligro había cesado, por la muerte del Rey. LOS PADRES DE SAN JOSÉ: Mientras que la Iglesia reconoce tradicionalmente a los padres de la Virgen Maríía como san Joaquíín y santa Ana, poco se menciona sobre los padres de San Joseí , el padre adoptivo de Jesuí s. ¿Y eso por queí ? Al igual que con san Joaquíín y santa Ana, muy pocos detalles nos han sido transmitidos acerca de los padres de San Joseí . Al mismo tiempo, sabemos con certeza quién fue padre de san José, aunque al principio puede 13


ser confuso.En el Evangelio de Mateo, san Joseí aparece como el hijo de “Jacob” (Mateo 1,16). Sin embargo, en el Evangelio de Lucas, su padre aparece como “Elí” (Lucas 3,23). ¿Mateo y Lucas teníían informacioí n diferente? El apologista Jimmy Akin ofrece una explicacioí n plausible que es aceptada por muchos eruditos bííblicos. El historiador del segundo siglo Julio el Africano, nativo de Israel, registra la informacioí n proporcionada por la familia restante de Cristo en su eí poca. De acuerdo con la genealogíía de su familia, el abuelo de Joseí , Mataí n (mencionado en Mateo) se casoí con una mujer llamada Estha, quien le dio un hijo llamado Jacob. Despueí s de la muerte de Mataí n, Estha se casoí con su pariente Melquíí (mencionado en Lucas) y le dio un hijo llamado Elíí (casarse con parientes era comuí n entre los judííos en este momento). Jacob y Elíí eran asíí medio hermanos. Elí murió sin hijos, por lo que Jacob se casó con su viuda y engendró a José, que era biológicamente hijo de Jacob, pero legalmente hijo de Elí (Eusebio, Historia Eclesiástica 1: 6: 7). La adopción fue común en la cultura judía y afectó directamente a la línea genealógica. Entonces, si bien una persona puede nacer en un linaje especíífico, si se adoptara maí s tarde, tambieí n asumiríía el nuevo linaje. Ademaí s, como explica Akin, “la adopcioí n podríía llevarse a cabo poí stumamente”. Esto significaba que si un hombre moríía sin hijos, su hermano teníía el deber de casarse con la viuda y ser padre de un hijo en nombre de su hermano. “Este hijo seríía póstumamente” adoptado “por el hombre muerto y considerado como su hijo en la genealogía familiar“. Entonces, se acepta ampliamente que Jacob era el padre bioloí gico de Joseí y el que lo crioí para ser un “hombre justo”. En lo que respecta a la madre de José, casi no hay evidencia, ni siquiera en las tradiciones más remotas. Una visionaria del siglo XVIII, llamada Madre Cecilia Baij, afirma que su madre era “Raquel”. Existe alguna posibilidad de que esto sea cierto, ya 14


que Raquel era un nombre comuí n, pero tambieí n parece querer vincular a Joseí con el primer “Joseí ” del Antiguo Testamento, cuyos padres fueron Jacob (Israel) y Raquel (veí ase Geí nesis 35). En cualquier caso, las visiones de la Madre Cecilia Baij se consideran “revelacioí n privada” y no estaí n aprobadas por la Iglesia catoí lica. Quienes quiera que fueran los padres de Joseí , criaron a un hombre virtuoso que seríía fundamental en la historia de la salvacioí n y un digno padre adoptivo de Jesucristo. FALLECIMIENTO DE SAN JOSÉ:

Pocos datos se conocen sobre la vida de San Joseí , el padre adoptivo de Jesuí s. Solo se le menciona unas cuantas veces en los evangelios, y jamaí s pronuncia una palabra. No obstante, la mayoríía de eruditos bííblicos creen que Joseí fallecioí antes de la crucifixioí n de Jesuí s. Esta creencia se debe a que Joseí no estaba presente en el momento de la crucifixioí n y, en el Evangelio de Juan, Jesuí s le confíía su madre a alguien ajeno a la familia (cf. Juan 19,27). Teniendo en cuenta este argumento histoí rico, muchas tradiciones mantienen que Joseí murioí en brazos o en presencia de Jesuí s y Maríía. Es una imagen hermosa, lo que ha motivado a la Iglesia a proclamar a Joseí el santo patroí n de una “muerte feliz”. Existen numerosas representaciones de este momento, pero existe una particularmente conmovedora que pertenece a los escritos de la Venerable Madre Maríía de Jesuí s de AÉ greda, tambieí n conocida como la monja con el don de la bilocacioí n. Escribioí acerca del episodio en Míística Ciudad de Dios, y se encuentra registrado como una revelacioí n privada. Entonces, este hombre de Dios se giroí hacia Cristo, nuestro Senñ or, y en una profunda reverencia, deseoí postrarse ante EÉ l. Pero el dulce Jesuí s se acercoí y lo recibioí en sus brazos y, reclinando su cabeza hacia eí l, Joseí dijo: “Mi altíísimo Senñ or y Dios, Hijo del eterno Padre, Creador y Redentor del Mundo, dad vuestra bendicioí n a vuestros siervos y el trabajo de sus manos. Oh Misericordioso, perdona los errores que he cometido en vuestro servicio y relacioí n. Le alabo y magnifico y lo represento eterno y comprensivo. Gracias por haberme elegido, con 15


condescendencia inexpresable, para ser el esposo de la verdadera Madre, que sea su grandeza y gloria mi accioí n de gracias para toda la eternidad”. El Redentor del mundo le dio su bendicioí n y anñ adioí : “Padre míío, descanse en paz y en la gracia de mi eterno Padre y míía, y para los profetas y santos que lo esperan en el limbo, lleí veles las felices nuevas de la llegada de su redencioí n”. Ante estas palabras de Jesuí s, y reclinado en sus brazos, el afortunado San Joseí fallecioí y el propio Senñ or cerroí sus ojos. Ocurriera lo que ocurriese, Joseí debioí haber fallecido felizmente rodeado de la esposa e hijo maí s afectuosos de todo el universo. A continuacioí n se encuentra una breve oracioí n a San Joseí , donde se le pide que medie por nosotros para que nuestra muerte tambieí n sea feliz. ¡Oh, bienaventurado José!, que exhaló su último suspiro entre Jesús y María, concédeme la gracia, oh José, para que yo pueda respirar mi alma en alabanza en espíritu, si no puedo hacerlo de palabra: “Jesús, María y José, os doy mi corazón y el alma mía” Ameí n 5.- LA ANUNCIACIÓN : La presencia de María en los relatos bíblicos comienza con la narración de la aparición del ángel Gabriel a María, según lo relata el evangelista Lucas.nota 1 Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: «¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo.»Lucas 1:26-28 Lucas puso empeño en anotar las reacciones de María ante las revelaciones divinas que se irán sucediendo: su turbación 25 y su dificultad,26 al igual que posteriormente mostraría su asombro ante el oráculo de Simeón 27 y su incomprensión de la palabra de Jesús en el templo. 28 En presencia de un misterio que rebasa su inteligencia, reflexiona sobre el mensaje (Lucas 1:29; Lucas 2:33), piensa sin cesar en el acontecimiento y lo guarda en su corazón. 29 30

Desde el momento de la Anunciación, cuando el proyecto inicial de vida de

María parece trastocarse, comienza una secuencia de riesgos y de inseguridades señalada por los evangelios de Lucas y de Mateo.31 La primera inseguridad se presenta en relación al origen de su concepción. En efecto, la 16


incertidumbre parece atacar el corazón de su prometido José, y lo conduce a su intención de repudiar a María en secreto para no ponerla en evidencia. 32 Así lo tiene planificado José cuando Dios le hace conocer sus designios por un sueño: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» 33 A partir de entonces, José coparticipa de los riesgos que se presentan en la vida de María, como se detalla más adelante. María, ya embarazada, visita luego a su prima Isabel, ya que el ángel Gabriel le había anunciado que también ella, aunque ya anciana, estaba encinta, señal de que para Dios no hay imposibles. Viaja María a una población de la montaña de Judea, que actualmente se conoce como la ciudad de Ain Karim situada a seis kilómetros y medio al oeste de Jerusalén. Al llegar María, el evangelio narra que el niño que tenía Isabel en su vientre dio un salto, que fue interpretado como de alegría. Isabel reconoce luego a María como la "Madre de su Señor"34 y la alaba. María responde a Isabel con un canto de alabanza, ahora llamado "Magnificat",35 inspirado en el cántico de Ana,36 en varios salmos y en otros pasajes del Antiguo Testamento que, seguramente, eran del conocimiento de María. El "Magnificat" incluye una profecía: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada".37 La "Anunciación" y el "Magnificat" son, sin dudas, los dos pasajes de los evangelios canónicos en que María explicita verbalmente con más detalle su pensamiento, que no es otro que un anticipo de la misma vida y mensaje de Jesús.38 6.- NACIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET : Nacimiento de Jesús

Pierre Mignard, La Virgen de las uvas. 17


Lucas, al narrar las circunstancias que rodean el nacimiento de Jesús, describe con sencillez el riesgo que sigue impregnando la vida de María. 31 Ante un edicto de César Augusto que ordena un censo,39 José y María deben emprender la travesía desde Nazaret en Galilea hacia Belén en Judea, cuando ella está por dar a luz.40 Como no hay sitio para hospedarse, debe dar a luz en un pesebre. 41 El relato del evangelio de Lucas parece resaltar de forma creciente la fe de María, quien se fía de Dios a pesar de no comprender plenamente lo que sucede: ella guarda "estas cosas" y las medita en su corazón.42

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CAPÍTULO III 7.- LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TMPLO. 8.- MARÍA EN LA HUIDA A EGIPTO.

7.- LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TMPLO : Con motivo de la presentación de Jesús en el Templo para dar cumplimiento a la ley que ordena que todo varón primogénito ha de ser consagrado al Señor, 43 se produce un nuevo signo de inseguridad para María. Un hombre justo y piadoso llamado Simeón, a quien le es revelado que no verá la muerte antes de ver al Cristo, reconoce en el hijo de María la salvación, luz para iluminar a los gentiles y gloria del pueblo de Dios, Israel.44 Pero a continuación, una profecía realizada por Simeón atraviesa la figura de María: Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –– ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! –– a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» Lucas 2:33-35 8.- MARÍA EN LA HIDA A EGIPTO: Tiempo más tarde, unos magos de Oriente se presentan en busca del «Rey de los judíos que ha nacido».45 Cuando entran en la casa, ven al niño con María su madre y, postrándose, le adoran.46 Pero esta visita de los magos atrae la atención de Herodes el grande que ordena matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca.47 El riesgo se cierne nuevamente sobre María y el niño. Pero el Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Él se levanta, toma de noche al niño y a su madre, y se retira a Egipto; y permanece allí hasta la muerte de Herodes.48 Un autor contemporáneo remarca la ausencia casi constante de toda seguridad humana en el destino de María: «Quédate allí hasta nuevo aviso: tal era la fecha que Dios había señalado. ¿Cuándo será la vuelta? ¿Pronto, dentro de un mes, de un año? ¿Se instalarán, vivirán allí provisoriamente?...»31 Cuando mueren los que buscaban la vida del niño, José toma consigo al niño y a su madre, y entra en tierra de Israel. Pero se entera de un nuevo riesgo: Arquelao reina en Judea en lugar de su padre Herodes, y por

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eso tiene miedo de ir allí. Y, avisado en sueños, se retira a la región de Galilea, a una ciudad llamada Nazaret.49

CAPÍTULO IV 9.- EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO. 9.- EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO :

El único episodio de Jesús adolescente narrado por los evangelios canónicos es referido por Lucas con motivo de la fiesta de la Pascua. 50 Después de sufrir la pérdida de su hijo en el Templo y de haberlo buscado durante tres días, al encontrarlo María le pregunta: «Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? ¡Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando!» La expresión deja traslucir el dolor y la preocupación de una madre diligente, que incluso habla en nombre de José, lo que remarca la gran personalidad de María.51 Jesús le responde a María con otra pregunta, que ella no comprende. EXÉGESIS : María después de tres días de lágrimas y pesares, encuentra a Jesús en el Templo, ella queda admirada por la presencia de Jesús quien crecía en sabiduría y estatura, estas palabras se lo dijo María a Lucas, quien lo puso en su Evangelio, pero María reprendió a Jesús y le dijo: cómo es posible que tú nos hagas esto, tu padre y yo estábamos muy preocupados y Jesús le respondió: a caso no sabéis que estaba en las cosas de mi Padre.De acuerdo con las Sagradas Escrituras, María no fue lo que la Epístola de Santiago llamó «un oidor olvidadizo».52 El Evangelio de Lucas nos lega una frase que se repite dos veces casi literalmente, forma de poner énfasis en el asunto. En la escena del nacimiento de Jesús, después que los pastores relatan a José y María lo que se les había dicho del niño, el evangelista agrega que «María conservaba todas esas cosas y las meditaba en su corazón».42 Y un poco más adelante, al relatar el episodio del hallazgo del Jesús, de doce años, entre los doctores del templo, el evangelista repite casi textualmente la frase antes citada: «Y su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su 20


corazón».53 Es de notar que esta segunda frase no solo se refiere a la respuesta dada por Jesús en el templo a los doce años, sino que es razonable extenderla a todo lo que Jesús le dijo en los diálogos que con ella tendría durante los años que pasó «sujeto a sus padres». También es claro que el evangelista señala que María conservaba esas palabras a pesar de que ni ella ni José habían entendido la respuesta de Jesús en el templo: que «convenía que él se ocupara de las cosas de su Padre». Juan de Maldonado comenta que no podía María dejar de comprender que Jesús llamara a Dios «su Padre», ni tampoco podía resultarle extraño que él se considerara obligado a ocuparse de las cosas de Dios. Lo que María aún no comprendía era «a qué cosas llamaba Jesús las cosas de su Padre: de enseñar primero a los hombres, y luego de morir por ellos».54

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CAPÍTULO V 10. CONCEPCIÓN GENERAL SOBRE LA VIRGEN MARÍA: MARÍA MADRE DE DIOS Y 11.- MUJER SUBLIME 10.- MARÍA MADRE DE DIOS :

En su díía tan especial, que la identificamos como una mujer sublime, muy cerca de Dios, que nos procuroí nuestro ser, nos protegioí auí n antes de que nacieí ramos nada maí s exacto y maravilloso su paralelismo con nuestra Madre de Dios y Senñ ora de todo lo creado:*En aras de su amor infinito por el proí jimo, toda la vida de la Virgen Maríía estuvo signada de pesares, angustias y de inmensos dolores y ella misma lo advirtioí , cuando se le aparecioí el aí ngel Gabriel, le dijo: “ Maríía, vas a tener un hijo y le pondraí por nombre Jesuí s “ ella quedoí turbada ante estas palabras e inmediatamente contestoí : como es eso, si yo no he tenido varoí n, fue donde el aí ngel le dijo: Maríía es que has tenido la Gracia del Senñ or, bendita tu eres entre todas las mujeres, seguramente pensaríía en las profecíías de Isaíías, ya que los judííos le ensenñ aban desde ninñ os a sus congeí neres todo sobre el Coraí n y por ello expresoí : entonces has de míí la esclava del Senñ or. Aquíí se inicia un exacto paralelismo con los sufrimientos de Jesuí s de Nazareth, que tambieí n sufrioí su esposo San Joseí , su compenetracioí n y amor con la virgen era continuamente extraordinario, el padecíía los sufrimientos de su esposa, si ella lloraba el tambieí n lloraba, existíía una autentica comunioí n entre ellos, sus pesares llegaron lejos, que nos permite deducir sin lugar a duda ni a exageraciones, que la personalidad de la Virgen estaba formada con una magna fortaleza, humildad y amor al prójimo, con una similitud admirable a la personalidad de su hijo, cualidad reconocida por el propio Poncio Pilato, cuando en pleno proceso le dice a Jesuí s: Tu personalidad estaí rodeada de una humildad y una simpatíía extraordinaria, yo y todo mi personal estaí n profundamente impresionado y asíí mismo la virgen demostroí una solidaridad humana excepcional al saber que su prima Isabel habíía salido embarazada en una edad avanzada y su salud estaba muy delicada, de manera suí bita tomoí la mula junto con San Joseí y se fue asistirla inmediatamente, recorriendo 150 Km en cinco 22


díías, desde Jerusalen hasta el pueblo donde vivíía, llamado Ali Karim, allíí la recibioí Isabel con estas palabras: “ Seraí posible que la madre de mi Senñ or venga a visitarme, bendita tu eres entre todas las mujeres, bendito sea el fruto de tu vientre Jesuí s, mi hijo se mueve en mi barriga al sentir tu presencia ” . Su hijo por nacer era San Juan Bautista. De manera que la imagen actual de Jesuí s con la coronacioí n de espina, refleja exactamente estas cualidades de la virgen: humildad, dolor y amor al prójimo. Una prueba evidente de la vida de dolor y de angustia de la virgen, la observamos en el pasaje bííblico, donde el aí ngel le anuncia a San Joseí , que el Rey Herodes estaí buscando a su hijo para asesinarle y le recomienda que inmediatamente que huya con el ninñ o y su esposa para Egipto ( Mt 2, 13-14), aquíí comienza un exilio doloroso y lleno de pesares para la virgen, tambieí n recibe mensajes angustiosos, en el momento de la presentacioí n del ninñ o en el Templo, que una ley severa exigíía, llevarlo a los ocho díías de nacido para practicarle la circuncisioí n, se presentoí un anciano profeta llamado Simeon, tomo el ninñ o en sus brazos, lo levantoí y le dijo estas tenebrosas palabras a Maríía: “ Este Ninñ o seraí gloria y destruccioí n para muchas Naciones, pero una espada atravesaraí tu alma, ahora podreí morir tranquilo (Lc 34-35) ” seguramente ella guardoí estas palabras en su mente y en su corazoí n, y las recordoí en todo el proceso de la pasioí n y muerte de su hijo Jesuí s de Nazareth, se estaba cumpliendo tristemente las sombríías palabras del profeta Simeon. Otro inmenso dolor y angustia inimaginable, le ocurrioí cuando su hijo se perdioí en una fiesta de Pascua: Cuando teníía doce anñ os, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los díías, el ninñ o Jesuí s se quedoí en Jerusaleí n, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaríía en la caravana, hicieron un díía de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusaleí n en su busca." (Luc 2, 43 ss). "Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por queí nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, preocupados, te andaí bamos buscando." y el Ninñ o Dios les dijo: A caso no sabeí is que estaba en las cosas de mi Padre. A manera de ilustracioí n de estas cadenas de dolores de la virgen, que comenzoí con el exilio, ver y vivir los exagerados maltratos a su hijo, sale a su encuentro en el camino al patííbulo para consolarle y darle fuerza que ni ella misma en ese estado teníía, lo observoí morir y lo recibioí 23


en sus brazos para darle la sepultura. Definitivamente era la madre de Dios, reina de los cielos y de todo lo creado, tal como lo decidioí el Concilio de Efeso, es un reconocimiento que hace el hombre a la virgen por su magna obra en la formacioí n de su hijo que nos redimioí del pecado y por ello Dios la ascendioí a los cielos y allíí estaí como nuestra gran intercesora por una parte y la otra cumplieí ndose la palabra de su hijo que dijo: Yo estareí con ustedes hasta el uí ltimo momento de sus vidas. Todos sabemos que para Dios nada es imposible, hecho demostrado en el embarazo de Santa Isabel en un estado de ancianidad. Por ello roguemos a Jesuí s y a la Virgen, que nos asista en el URGENTE CAMBIO que anhelamos todos los venezolanos, del reí gimen de extraviados y sin fe, que nos llevoí a este extremado colapso social, que derrama la sangre de nuestros hijos y hermanos a causa de una delincuencia desbordada y sin control.

EXÉGESIS : El hombre tambieí n le reconoce a la Virgen Maríía sus magnos meí rito de haber criado, e instruido y formado al Ninñ o Dios, que permitioí asíí salvar a la humanidad de su destruccioí n, deciden reunirse en un Concilio denominado: Concilio de EÉ feso en la frontera con Turquíía en el Lííbano El Concilio de Éfeso se celebroí entre el 22 de junio y el 16 de julio del anñ o 431, en EÉ feso, antiguo puerto griego, en la actual Turquíía. Es considerado por la Iglesia catoí lica, como el III Concilio Ecuménico. y Decretan que la Virgen Maríía es la Madre de Dios y de todo lo creado y asíí allanan un cima en cierne que estaba provocando el Patriarca de Alejandríía Nestorio, quien negaba la doble naturaleza de Jesuí s de Nazaret, su caraí cter divino y humano, la unidad de la Santíísima Trinidad, decíía que Maríía no era la Madre de Dios sino de Jesucristo, en ese hombre se observaba claramente su estado envidioso y descontrolado contra Nuestro Senñ or, de manera

que el Concilio de EÉ feso establecioí un criterio de

organizacioí n al respecto. En 1994 la Declaración Cristológica 24


Común entre la Iglesia catoí lica y la Iglesia asiria del Oriente marcoí la resolucioí n de la disputa entre ellas que habíía existido desde el Concilio de EÉ feso. Expresaron su comprensioí n comuí n de la doctrina sobre la divinidad y la humanidad de Cristo, y reconocieron la legitimidad y la rectitud de sus respectivas descripciones de Maríía como, en el lado asirio, la Madre de Cristo, nuestro Dios y Salvador, y, en el lado catoí lico, como la Madre de Dios y tambieí n como la Madre de Cristo.3

 * Texto extraído de la obra La Teología en el Derecho, año 2015, 1° Edición,  Autor: Dr. Alfredo J. Veloz Correa.

11.- MUJER SUBLIME :

La Historia de la Iglesia, la juzga con estricta severidad y por ello in limine, me permito decir; que la MUJER PERSE está colmada de virtudes y de magnos sacrificios desde su creación. Dios creó al hombre y a la mujer, la Biblia nos habla que el hombre es imagen y semejanza de Dios ( Gen 1, 27 ), es su creación sólo ÉL y su voluntad decide por todos los seres humanos. Pero he aquí donde se inicia los sacrificios y pesares de la mujer: Dios al crear a Adán y Eva y para probar su fidelidad y obediencia, les dio el Mandato de comer de todos los frutos del árbol del huerto, excepto uno llamado árbol de la ciencia del bien y del mal, pero en aquel paraíso la serpiente seduce a Eva, pecan nuestros primeros padres y se acarrean sobre sí y sus descendientes la maldición divina: promesa del Mesías ( Gen 3). Un análisis antropológico de la conducta de Adán y Eva nos obliga hacer una exégesis del pecado: la culpa, el remordimiento y el arrepentimiento. Es indudable que existe una culpa a causa de la desobediencia del Mandato el Señor, pero no hubo la intención de 25


ambos, en transgredir lo ordenado por el Señor. En el remordimiento que es un sentimiento interior el cual resulta imposible ingresar en la vida íntima de ellos, es evidente que no podemos conocer algún pesar interno que los agobiara. En cuanto al arrepentimiento expresado en la actitud de los personajes de esconderse en medio de la arboleda, además in surge una atenuante de la irregular conducta, el cual fue inducida por la serpiente, no salió del corazón o de su voluntad es decir, son antropológicamente inocentes. Por ello, Dios fue Misericordioso, que les permitió seguir viviendo aún con limitaciones y envió a nuestro Señor Jesucristo para redimirnos del pecado. Es decir, Dios le otorgó el derecho a la defensa. Vale señalar, que San Agustín decía: la Justicia sin Misericordia es una crueldad y siguiendo estas reflexiones se indica que la Justicia es la Negación de la Misericordia y la Misericordia es la negación de la Justicia. Visto este cuadro histórico de la mujer, nos conduce a decir que el ITER VTAE DE LA MUJER, con sus pesares y sacrificios, estaí maí s cerca de Dios que el hombre. El fundamento de esta aseveracioí n estaí insertada en dos aspectos elementales 1°.- Funda la Familia con la procreacioí n y educacioí n de los hijos y 2°.- Es objeto de grandes injusticias incurridas por el hombre y en algunos paííses por la sociedad patriarcal. En efecto, Seríía prolijo hablar del inmenso sacrificio que representa la educacioí n y formacioí n de los hijos. Siguiendo la líínea de los sacrificios de la mujer, hoy se repite una triste realidad con una pasmosa similitud: muchos padres abandonan el hogar dejando en la miseria o en apurada situacioí n econoí mica a la mujer y sus hijos. El autor espanñ ol, Dr. Eugenio Cuello Caloí n, en su obra El Delito de Abandono de Familia-anñ o 1948, menciona en su texto: “Yo he conocido de horrendos casos de madres, que envejecidas por las privaciones 26


y la enfermedad, perdido su atractivo sexual, han consentido el concubinato de sus propias hijas apenas puí beres con su mismo amante, antes que perderle”. Es una situacioí n de desamparo moral y material. Auí n en eí sta deprimente y difíícil situacioí n, siempre la mujer ha logrado salvar la familia, que la traduce en una heroíína y maí rtir de las sociedades de todas las eí pocas, su conversioí n y su pertinaz accioí n por sus hijos la situí a al lado de Dios como Jesuí s de Nazaret y la Virgen Maríía nuestra Grande Intercesora.

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CAPÍTULO VI MARIA LA GRANDE INTERCESORA 12.- MARÍA EN LA BODA DE CANÁ. 13.- MARÍA EN EL VIA CRUCIS. 14. LA VISITA DE LA VIRGEN MARÍA A SU PRIMA ANTA ISABEL. 12.- MARÍA EN LA BODA DE CANÁ :

En el episodio de las bodas de Canaí , San Juan presenta la primera intervencioí n de Maríía en la vida puí blica de Jesuí s y pone de relieve su cooperacioí n en la misioí n de su Hijo. Ya desde el inicio del relato, el evangelista anota que "estaba allíí la madre de Jesuí s" (Jn 2, 1) y, como para sugerir que esa presencia estaba en el origen de la invitacioí n dirigida por los esposos al mismo Jesuí s y a sus discíípulos (cf. Redemptoris Mater, 21), anñ ade: "Fue invitado a la boda también Jesuí s con sus discíípulos" (Jn 2, 2). Con esas palabras, san Juan parece indicar que en Canaí , como en el acontecimiento fundamental de la Encarnacioí n, Maríía es quien introduce al Salvador. El significado y el papel que asume la presencia de la Virgen se manifiesta cuando llega a faltar el vino. Ella, como experta y solíícita ama de casa, inmediatamente se da cuenta e interviene para que no decaiga la alegríía de todos y, en primer lugar, para ayudar a los esposos en su dificultad. Dirigieí ndose a Jesuí s con las palabras: "No tienen vino" (Jn 2, 3), Maríía le expresa su preocupacioí n por esa situacioí n, esperando una intervencioí n que la resuelva. Maí s precisamente, seguí n algunos exeí getas, la Madre espera un signo extraordinario, dado que Jesuí s no disponíía de vino. 2. La opcioí n de Maríía, que habríía podido tal vez conseguir en otra parte el vino necesario, manifiesta la valentíía de su fe porque, hasta ese momento, Jesuí s no habíía realizado ninguí n milagro, ni en Nazaret ni en la vida puí blica. En Canaí , la Virgen muestra una vez maí s su total disponibilidad a Dios. Ella que, en la Anunciacioí n, creyendo en Jesuí s antes de verlo, habíía contribuido al prodigio de la concepcioí n virginal, aquíí, confiando en el poder de Jesuí s auí n sin revelar, provoca su "primer signo", la prodigiosa transformacioí n del agua en vino. De ese modo, Maríía procede en la fe a los discíípulos que, coí mo refiere San Juan, creeraí n despueí s del milagro: Jesuí s " manifestoí su gloria, y creyeron en eí l sus discíípulos" (Jn 2, 11). Maí s auí n, al obtener el signo prodigioso, Maríía brinda un apoyo a su fe. 28


3. La respuesta de Jesuí s a las palabras de Maríía: "Mujer, ¿queí nos va a míí y a ti? Todavíía no ha llegado mi hora" (Jn 2, 4), expresa un rechazo aparente, como para probar la fe de su madre. Seguí n una interpretacioí n, Jesuí s, desde el inicio de su misioí n, parece poner en tela de juicio su relacioí n natural de hijo, ante la intervencioí n de su madre. En efecto, en la lengua hablada del ambiente, esa frase da a entender una distancia entre las personas, excluyendo la comunioí n de vida. Esta lejaníía no elimina el respeto y la estima; el teí rmino "mujer", con el que Jesuí s se dirige a su madre, se usa en una acepcioí n que reapareceraí en los diaí logos con la cananea (cf. Mt 15, 28), la samaritana (cf. Jn 4, 21), la aduí ltera (cf. Jn 8, 10) y Maríía Magdalena (cf. Jn 20, 13), en contextos que manifiestan una relacioí n positiva de Jesuí s con sus interlocutoras. Con la expresioí n: "Mujer, ¿queí nos va a mi y a ti?", Jesuí s desea poner la cooperacioí n de Maríía en el plano de la salvacioí n que, comprometiendo su fe y su esperanza, exige la superacioí n de su papel natural de madre. 4. Mucho maí s fuerte es la motivacioí n formulada por Jesuí s: "Todavíía no ha llegado mi hora" (Jn. 2, 4). Algunos estudiosos del texto sagrado, siguiendo la interpretacioí n de San Agustíín, identifican esa "hora" con el acontecimiento de la Pasioí n. Para otros, en cambio, se refiere al primer milagro en que se revelaríía el poder mesiaí nico del profeta de Nazaret. Hay otros, por uí ltimo, que consideran que la frase es interrogativa y prolonga la pregunta anterior: "¿Queí nos va a míí y a ti? ¿no ha llegado ya mi hora?" (Jn 2, 4). Jesuí s da a entender a Maríía que eí l ya no depende de ella, sino que debe tomar la iniciativa para realizar la obra del Padre. Maríía, entonces, doí cilmente deja de insistir ante eí l y, en cambio, se dirige a los sirvientes para invitarlos a cumplir sus oí rdenes. En cualquier caso, su confianza en el Hijo es premiada. Jesuí s, al que ella ha dejado totalmente la iniciativa, hace el milagro, reconociendo la valentíía y la docilidad de su madre: "Jesuí s les dice: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta el borde" (Jn 2, 7). Asíí, tambieí n la obediencia de los sirvientes contribuye a proporcionar vino en abundancia. La exhortacioí n de Maríía: "Haced lo que eí l os diga", conserva un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos, y estaí destinada a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide. De la misma manera que en el relato de la cananea (cf. Mt 15, 24-26) el rechazo aparente de Jesuí s exalta la fe de la mujer, tambieí n las palabras del Hijo "Todavíía no ha llegado mi hora", junto con la realizacioí n del primer milagro, manifiestan la grandeza de la fe de la Madre y la fuerza de su oracioí n. El episodio de las bodas de Canaí nos estimula a ser valientes en la fe y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del Evangelio: "Pedid y se os daraí " (Mt 7, 7; Lc 11, 9). 29


EXÉGESIS : LA BODA DE CANÁ.

En aquel tiempo se casaba Judas Tadeo con una muchacha de su comunidad e invitaron a todos los Apoí stoles, a la Virgen Maríía y Jesuí s de Nazaret. En la madrugada a punto de terminar la fiesta, se acaba el vino e inmediatamente Maríía recurre a su Hijo Jesuí s de Nazaret en lugar del duenñ o de la casa, ella conocíía perfectamente quien era su Hijo, seguramente conocíía su grandeza, sus poderes. Fue allíí donde Jesuí s le dijo: Mujer que quiere que yo haga, todavíía no ha llegado mi hora, en ese momento Maríía se dirige a los empleados y le dice: Haga lo que EL les diga, seguidamente Jesuí s le ordena a los empleados que llenaran seis tinajas de agua y se la entregan al cantinero, cuando destapan la tinajas de agua, su contenido era vino tinto, uno de los usuarios que estaba en la boda dijo: siempre sirven el mejor vino al comenzar las fiestas y aquíí obsequiaron el vino casi al concluir la fiesta. Este Fue el PRIMER MILAGRO DE JSUÉ S DE N AZARET, quien teníía 18 anñ os desaparecido, no se sabíía de EÉ L desde la eí poca del Ninñ o perdioí y hallado en el templo, teníía 12 anñ os de edad. Vale decir que aquíí comienza su vida puí blica. 13.- MARÍA EN EL VÍA CRUCIS :

Jesuí s de Nazaret, se cae estrepitosamente recorriendo la Tercera Estacioí n, el llevaba el madero en sus hombros que se denominaba el patííbulo, pesaba 56 kilos, se encontraba muy deí bil, ademaí s estaba a en un estado de Show hipovoleí mico ( peí rdida masiva de sangre ), que es la prueba cientíífica y bííblica de que Jesuí s era Dios, porque nadie puede subsistir sin sangre en su organismo, fue allíí donde la Virgen Maríía suí bitamente sale a su encuentro para darle fuerza y aí nimo, fortaleza, es un acto de solidaridad, de caridad de la Virgen con su amado Hijo. Ella se traduce en este acto como la Gran de Intercesora, vale decir, que la Virgen Maríía es la segunda vez que se hace Intercesora por nosotros ante su Hijo, la primera vez fue en la Boda de Canaí , donde Jesuí s de Nazaret hizo su primer milagro. Es plenamente entendido que Jesuí s no le niega nada a su MADRE. Visto este 30


cuadro de sufrimiento del Nazareno, los centuriones pensaron que Jesuí s moriríía en el camino, y seleccionaron a un hombre del pueblo llamado Simoí n de Cirene para que cargara el patííbulo hasta el Monte del Calvario. Es de senñ alar, que Simoí n de Cirene, tuvo dos hijos Rufo y Alejandro que se hicieron cristianos. Una vez crucificado Jesuí s, EÉ l observa a su Madre y a su amigo Juan al pie de la cruz y le dice Juan he ahíí a tu Madre, Madre he ahíí a tu hijo y desde ese momento Maríía se fue a vivir a la casa de Juan. 14.- LA VISITA DE LA VIEGEN MARÍA A SANTA ISABEL :

“Por aquellos díías, Maríía se encaminoí presurosa a un pueblo de las montanñ as de Judea. Entroí en casa de Zacaríías y saludoí a Isabel. Y cuando Isabel oyoí el saludo de Maríía, el ninñ o saltoí en su seno. Entonces Isabel, llena del Espííritu Santo, exclamoí a grandes voces: «¡Bendita tuí entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿coí mo es posible que la madre de mi Senñ or venga a visitarme? Porque en cuanto oíí tu saludo, el ninñ o saltoí de alegríía en mi seno. ¡Dichosa tuí que has creíído!Porque lo que te ha dicho el Senñ or se cumpliraí ».Entonces Maríía dijo:«Mi alma glorifica al Senñ or y mi espííritu se llena de juí bilo en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamaraí n dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en míí cosas grandes el Poderoso. Su nombre es santo, y su misericordia es eterna con aquellos que le honran.Actuoí con la fuerza de su brazo y dispersoí a los de corazoí n soberbio. Derriboí de sus tronos a los poderosos y engrandecioí a los humildes. Colmoí de bienes a los hambrientos y a los ricos despidioí sin nada.Tomoí de la mano a Israel, su siervo, acordaí ndose de su misericordia, como lo habíía prometido a nuestros antepasados, en favor de Abrahaí n y de sus descendientes para siempre». Maríía estuvo con Isabel unos tres meses; despueí s regresoí a su casa”. ( Lucas 1, 39-56 ). EXEÉ GESIS : Cuando se le parecioí el AÉ ngel a Maríía para anunciarle el nacimiento del Ninñ o Dios, de igual manera le dijo que su prima Santa Isabel estaba embarazada. Por supuesto que esta noticia le asombro, porque ella sabíía 31


que su prima tenia una avanzada edad de 65 anñ os, era una situacioí n muy delicada de salud, para esa eí poca la medicina auí n estaba muy primitiva, la obstetricia ni existíía como materia, es decir, el riesgo era demasiado grande. Por ello, la Virgen Maríía decidioí inmediatamente asistir a su prima en sus necesidades vitales en su propia casa, que quedaba retirada de Jerusalem, es aquíí donde nace el acto de caridad de la Virgen Maríía, traducieí ndose en una grande intercesora por su amor al proí jimo.

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CAPÍTULO VII 15.- LA VIRGEN MARÍA Y SUS ANGUSTIAS. 16.- LA VIRGEN MARÍA RECIBE EL CUERPO DE SU HIJO FALLECIDO0. 17. VIDA DE LA VIERGEN MARÍA DESPUES DEL FALLECIMIENTO DE JESÚS DE NAZARET. 15.- LA VIRGEN MARÍA Y SUS ANGUSTIAS:

En aras de su amor infinito por el proí jimo, toda la vida de la Virgen Maríía estuvo signada de pesares, angustias y de inmensos dolores y ella misma lo advirtioí , cuando se le aparecioí el aí ngel Gabriel, le dijo: “ Maríía, vas a tener un hijo y le pondraí por nombre Jesuí s “ ella quedoí turbada ante estas palabras e inmediatamente contestoí : como es eso, si yo no he tenido varoí n, fue donde el aí ngel le dijo: Maríía es que has tenido la Gracia del Senñ or, bendita tu eres entre todas las mujeres, seguramente pensaríía en las profecíías de Isaíías, ya que los judííos le ensenñ aban desde ninñ os a sus congeí neres todo sobre el Coraí n y por ello expresoí : entonces has de míí la esclava del Senñ or. Aquíí se inicia un exacto paralelismo con los sufrimientos de Jesuí s de Nazareth, que tambieí n sufrioí su esposo San Joseí , su compenetracioí n y amor con la virgen era continuamente extraordinario, el padecíía los sufrimientos de su esposa, si ella lloraba el tambieí n lloraba, existíía una autentica comunioí n entre ellos, sus pesares llegaron lejos, que nos permite deducir sin lugar a duda ni a exageraciones, que la personalidad de la Virgen estaba formada con una magna fortaleza, humildad y amor al prójimo, con una similitud admirable a la personalidad de su hijo, cualidad reconocida por el propio Poncio Pilato, cuando en pleno proceso le dice a Jesuí s: Tu personalidad estaí rodeada de una humildad y una simpatíía extraordinaria, yo y todo mi personal estaí n profundamente impresionado y asíí mismo la virgen demostroí una solidaridad humana excepcional al saber que su prima Isabel habíía salido embarazada en una edad avanzada y su salud estaba muy delicada, de manera suí bita tomoí la mula junto con San Joseí y se fue asistirla inmediatamente, recorriendo 150 Km en cinco díías, desde Jerusalen hasta el pueblo donde vivíía, llamado Ali Karim, allíí la recibioí Isabel con estas palabras: “ Seraí posible que la madre de mi Senñ or venga a visitarme, 33


bendita tu eres entre todas las mujeres, bendito sea el fruto de tu vientre Jesuí s, mi hijo se mueve en mi barriga al sentir tu presencia ” . Su hijo por nacer era San Juan Bautista. De manera que la imagen actual de Jesuí s con la coronacioí n de espina, refleja exactamente estas cualidades de la virgen: humildad, dolor y amor al prójimo. Una prueba evidente de la vida de dolor y de angustia de la virgen, la observamos en el pasaje bííblico, donde el aí ngel le anuncia a San Joseí , que el Rey Herodes estaí buscando a su hijo para asesinarle y le recomienda que inmediatamente que huya con el ninñ o y su esposa para Egipto ( Mt 2, 13-14), aquíí comienza un exilio doloroso y lleno de pesares para la virgen, tambieí n recibe mensajes angustiosos, en el momento de la presentacioí n del ninñ o en el Templo, que una ley severa exigíía, llevarlo a los ocho díías de nacido para practicarle la circuncisioí n, se presentoí un anciano profeta llamado SImeon, tomo el ninñ o en sus brazos, lo levantoí y le dijo estas tenebrosas palabras a Maríía: “ Este Ninñ o seraí gloria y destruccioí n para muchas Naciones, pero una espada atravesaraí tu alma, ahora podreí morir tranquilo (Lc 34-35) ” seguramente ella guardoí estas palabras en su mente y en su corazoí n, y las recordoí en todo el proceso de la pasioí n y muerte de su hijo Jesuí s de Nazareth, se estaba cumpliendo tristemente las sombríías palabras del profeta Simeon. Otro inmenso dolor y angustia inimaginable, le ocurrioí cuando su hijo se perdioí en una fiesta de Pascua: Cuando teníía doce anñ os, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los díías, el ninñ o Jesuí s se quedoí en Jerusaleí n, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaríía en la caravana, hicieron un díía de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusaleí n en su busca." (Luc 2, 43 ss). "Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por queí nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, preocupados, te andaí bamos buscando." y el Ninñ o Dios les dijo: A caso no sabeí is que estaba en las cosas de mi Padre. A manera de ilustracioí n de estas cadenas de dolores de la virgen, que comenzoí con el exilio, ver y vivir los exagerados maltratos a su hijo, sale a su encuentro en el camino al patííbulo para consolarle y darle fuerza que ni ella misma en ese estado teníía, lo observoí morir y lo recibioí en sus brazos para darle la sepultura. Definitivamente era la madre de Dios, reina de los cielos y de todo lo creado, tal como lo decidioí el Concilio de 34


Efeso, es un reconocimiento que hace el hombre a la virgen por su magna obra en la formacioí n de su hijo que nos redimioí del pecado y por ello Dios la ascendioí a los cielos y allíí estaí como nuestra gran intercesora por una parte y la otra cumplieí ndose la palabra de su hijo que dijo: Yo estareí con ustedes hasta el uí ltimo momento de sus vidas. Todos sabemos que para Dios nada es imposible, hecho demostrado en el embarazo de Santa Isabel en un estado de ancianidad. Por ello roguemos a Jesuí s y a la Virgen, que nos asista en el URGENTE CAMBIO que anhelamos todos los venezolanos, del reí gimen de extraviados y sin fe, que nos llevoí a este extremado colapso social, que derrama la sangre de nuestros hijos y hermanos a causa de una delincuencia desbordada y sin control.  

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* Texto extraído de la obra La Teología en el Derecho, año 2015, 1° Edición, Autor: Dr. Alfredo J. Veloz Correa.


Una vez fallecido Jesuí s de Nazaret, el potentado Joseí de Arimetea le pide autorizacioí n al Gobernador Poncio Pilato para retirar el cuerpo de Jesuí s de la Cruz, eí ste se lo extiende inmediatamente y luego se lo entrega a la Virgen Maríía y lo llevan al sepulcro que fue donado por Joseí de Arimetea. Posteriormente Maríía y sus familiares se fueron al sepulcro con todos sus implementos para preparar el cadaí ver de Jesuí s para su sepultura, pero los judííos no le permitieron ingresar al sepulcro, porque alegaron que era la vííspera del SABATH, Es de indicar que Jesuí s en su vida puí blica se puso a la ley de Sabath, expresando: “ EL HOMBRE NO SE HIZO PARA EL SAÉ BADO ” y por esta actitud fue juzgado a la pena

maí xima: la Crucifixioí n. De manera, que la Virgen Maríía tuvo tres díías de laí grimas y de pesares. Llegado el díía para ir al Sepulcro, La Virgen Maríía se presentoí con Maríía Magdalena y Maríía la Madre de San Judas Tadeo, al llegar se encontraron que el cuerpo de Jesuí s no estaba en el Sepulcro, sino la Saí bana Santa doblada cuidadosamente encima de un muro, En ese momento se le presentoí un AÉ ngel y le dijo porque buscan entre los muertos que estaí vivo y Magdalena contestoí Yo penseí que se habíían robado mi Senñ or. Habíía resucitado. Resurreccioí n de Jesuí s (Mt 28,1-10; Mc 16,1-8; Jn 20,1-10) EXÉGESIS :

El primer díía de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habíían preparado. 2 Al llegar, se encontraron con que la piedra que cerraba el sepulcro habíía sido removida. 3 Entraron, pero no encontraron el cuerpo de Jesuí s, el Senñ or. 4 Estaban auí n desconcertadas ante el caso, cuando se les presentaron dos hombres vestidos con ropas resplandecientes 36


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que, al ver coí mo las mujeres se postraban rostro en tierra

llenas de miedo, les dijeron: ¿Por queí buscaí is entre los muertos al que estaí vivo? 6 No estaí aquíí; ha resucitado. Recordad que eí l os habloí de esto cuando auí n estaba en Galilea. 7 Ya os dijo entonces que el Hijo del hombre teníía que ser entregado en manos de pecadores y que iban a crucificarlo, pero que resucitaríía al tercer díía. Ellas recordaron, en efecto, las palabras de Jesuí s y, regresando del sepulcro, llevaron la noticia a los Once y a todos los demaí s.

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Asíí pues, fueron Maríía Magdalena, Juana, Maríía la

madre de Santiago, y las otras que estaban con ellas, quienes comunicaron a los apoí stoles lo que habíía pasado.

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Pero a los

apoí stoles les parecioí todo esto una locura y no las creyeron. Pedro, sin embargo, se decidioí , y echoí a correr hacia el sepulcro. Al inclinarse a mirar, soí lo vio los lienzos; asíí que regresoí a casa lleno de asombro por lo que habíía sucedido. 17. VIDA DE LA VIRGEN MARÍA DESPUES DE SU FALLECIMIENTO:

Despueí s de que Jesuí s volviera de entre los muertos y ascendiera al Cielo, ¿adoí nde fue su madre? Aunque la Escritura no nos da una direccioí n exacta, síí deja varias pistas. Por lo general, se acepta que en el momento de la muerte de Jesuí s su padre adoptivo Joseí ya habíía fallecido. Esto dejaríía a Jesuí s como el uí nico familiar principal al cargo de su madre ya mayor. Cuando estaba a punto de morir en la cruz, Jesuí s designoí a uno de sus discíípulos para cuidar de ella. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo:

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“Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. (Juan 19,26-27) La mayoríía de expertos en la Escritura coincide con una tradicioí n que dice que el “discíípulo a quien eí l amaba” era san Juan el Evangelista. En principio, parece que Juan cuidoí de Maríía en Jerusaleí n, tal y como se menciona en el libro de Hechos. Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (Hechos 1,12-14) Esto implica que, al menos tras la muerte, resurreccioí n y ascensioí n de Jesuí s, Maríía vivioí con los apoí stoles en Jerusaleí n. Seguí n mantiene una tradicioí n, aquíí vivioí Maríía el resto de su vida, andando el “camino de la cruz” todos los díías, rememorando los pasos de su hijo. En esta tradicioí n, la asuncioí n de Maríía tuvo lugar en Jerusaleí n y los apoí stoles fueron testigos del hecho. En la actualidad existe una iglesia construida cerca del Monte de los Olivos que se dice fue el lugar de enterramiento de Maríía y es venerado por la Iglesia ortodoxa oriental. Tambieí n hay otra ubicacioí n en Jerusaleí n, la iglesia de la Dormicioí n, conservada por monjes benedictinos. Ambos lugares aseguran ser el lugar de la asuncioí n de Maríía al Paraííso.

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Por otro lado, existe una tradicioí n que ubica a Juan el Evangelista en la ciudad de EÉ feso. Muchos creen que, puesto que Juan vivíía en esta ciudad, la Virgen Maríía vivioí con eí l y que su asuncioí n tuvo lugar allíí tambieí n. Este relato se vio reforzado maí s tarde por ciertas revelaciones privadas de la beata Ana Catalina Emmerick en el siglo XIX, que localizaban la casa de Maríía en EÉ feso. En 1891, la hermana Marie de Mandat-Grancey descubrioí en EÉ feso una casa del siglo I, junto con las ruinas de una iglesia construida sobre ella en el siglo IV. El lugar ha sido un destino popular de peregrinacioí n para muchas personas, incluyendo varios papas del siglo anterior. En definitiva, fuera donde fuera que viviera Maríía durante aquellos díías finales de su vida, cuando fue asumida al Cielo se convirtioí en nuestra madre y sigue siendo la Madre de la Iglesia, siempre intercediendo por nosotros ante su Hijo.

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CAPÍTULO VIII 18.- RASGOS DE LA VIRGEN MARÍA. 19.- LA VEJEZ DE LA VIRGEN MARÍA.

18.- RASGOS DE LA VIRGEN MARÍA :

Su rasgo relevante es la fortaleza, su fe inquebrantable en Dios, nunca estuvo de espalda a EÉ l.. Desde un principio convivioí con los pesares, cuando San Joseí y la Virgen llegaron a Beleí n, no encontraron lugar para hospedarse a causa de una gran concurrencia de forasteros y se dirigieron a una cueva que servíía de establo y allíí dio a luz a Jesuí s, lo envolvioí en panñ ales limpios y lo recostoí en el pesebre, Luego tuvo que huir a Egipto porque a San Joseí se le aparecioí en suenñ o un AÉ ngel que le dijo : “ levaí ntate, toma el ninñ o y a su madre y huye a Egipto y estate allíí hasta que yo te avise, porque el Rey Herodes buscaraí al ninñ o para quitarle la vida “ ( Mt 2, 11 ), se desatoí una persecucioí n implacable al considerarlo un peligro para su reinado. A los ocho díías de nacido presentoí al ninñ o en el Templo, cumpliendo asíí un Mandato que Dios habíía hecho a Moiseí s de que todo varoí n primogeí nito fuera presentado en el Templo, pero en dicha presentacioí n sucedioí un acontecimiento : un anciano llamado Simeoí n y una piadosa viuda de nombre Ana inspirados en el Espííritu Santo, reconocieron a Jesuí s como el verdadero Mesíías y es aquíí donde Simeoí n le dijo a la Virgen : Mira este ninñ o estaí destinado para ruina y para resurreccioí n de muchos en Israel y seraí blanco de contradicciones y una espada atravesaraí tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones ( Luc 2, 34-35 ). Siguiendo el iter ( camino ) de los pesares, María estuvo presente en el vía crucis, tortura y muerte de su hijo, su confianza en Dios era inalterable que le permitió soportar ante sus ojos, la tragedia que recorría su hijo. Otro rasgo de la Virgen 40


era su solidaridad con el proí jimo evidenciado en la visita que hizo a su prima Isabel que salioí embarazada en avanzada edad, a este hecho se le llamoí VISITACIOÉ N, la madre de Jesuí s recorrioí 150 Km desde Nazareth a una pequenñ a ciudad llamada AinKarim, situada en la montanñ a a unos 3 Km. de Jerusaleí n. El recorrido duroí cinco díías. Santa Isabel recibioí a la Virgen con estas palabras : Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. Y ¿De donde a mi tanto bien que venga la madre de mi Senñ or a visitarme? ¡Oh, bienaventurada tuí , que has creíído! Maríía y Joseí estuvieron en Egipto tres meses hasta la muerte de Herodes, luego regresaron a Nazareth. Ademaí s de este gran rasgo de su personalidad : la solidaridad, nos ensenñ oí con su Visitacioí n el exacto sentido de la caridad, la humildad y su prontitud en servir. Innumerables seres humanos recurren a diario al suicidio al no soportar pesare menores que eí stos, como la traicioí n de un amor peí rfido o por la ruina intempestiva, todo por la ausencia de un espacio espiritual, la falta de fe, En la eí poca de la vida puí blica de Jesuí s, el decíía sobre los fariseos : Hasta cuando tendreí que soportar a estas personas extraviadas e increí dulas. Hoy en nuestra era, continuí a acechando el peligro, bajo el cariz de las sectas y las polííticas nocivas que promocionan el odio social entre hermanos, aupando guerras y degenerando los actos contranatura, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la Justicia para un solo sector de la sociedad, He aquíí la base bííblica de esta indigna decisioí n:

QUIEN

ABSUELVE AL REO Y QUIEN CONDENA AL INOCENTE AMBOS SON ABOMINABLES A YAVÉ DIOS

( Prov 17, 15 ). Es el perfil de una nacioí n en crisis.

Sigamos el modelo de vida de la Virgen : La clave de oro de su Gloria : su fe invariable en Dios y con seguridad tendremos una Venezuela proí spera, porque su nacimiento y desarrollo siempre ha sido y seraí Mariano. 41


19.- LA VEJÉZ DE LA VIRGEN MARÍA:

Es de nuestro conocimiento, que Jesuí s estando en la cruz, encomendoí su Madre a Juan y desde ese momento, ella se fue a vivir a la casa de Juan. En este sentido, Maríía pasoí su vejez al lado de Juan el Evangelista, pero en el lenguaje usual los términos ancianidad o vejez son sustituidos por el de tercera edad y por anciano: Nuestros veinte siglos de cristianismo no han añadido nada a la trágica afirmación pagana: la vejez es en sí misma una enfermedad. Y la mentalidad nueva le ha quitado al anciano su aureola de patriarca, de sabiduría, de consejero prudente

y

de

guía

seguro.

La

Virgen

María

en

sus

intervenciones, nos ayuda en todas las etapas de nuestras vidas. Su aprendizaje fue grande al respecto su inter vitae se formó alrededor de personas de tercera edad, sus padres y educadores

eran

ancianos,

de

allí

nació

su

sabiduría

y

prudencia. He aquí una prueba de ello: Cuando el anciano Simeón se presentó en el templo para conocer al Niño Dios, le dijo estas palabras a María: “Este Niño será Gloria y destrucción para muchas Naciones y agregó pero una espada atravesará tu alma.“ Esta palabras de Simeón tiene un carácter eminentemente polémico, controversial y agoreras. La Virgen María su propia personalidad y carisma dotada de una grande impasibilidad oyó aquellas frases y si se quiere con displicencia

sin

perturbar

su

tranquilidad,

ese

mensaje

anunciándoles pesares y angustias no le hizo mella a su paz, porque ella era brillante como la luna, clara como el sol y la fortaleza de un ejército en formación.

CAPÍTULO IX FALLECIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA.

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20.- FALLECIMIENTO DE LA VIRGEN MARÍA:

¿La Santísima Virgen María murió? ¿Cómo y de qué murió? Son, por cierto, preguntas bastantes complicadas, y que durante años se han hecho desde los santos padres de la Iglesia, hasta los más eximios teólogos y mariólogos actuales. Un tema que seguramente fue cuestión de discusión después de que Pío XII declarara el dogma de la Asunción, pues al final, por prudencia, no se pronunció definitivamente sobre la muerte o no de María: nunca aclaró si fue asunta después de morir y resucitar, o si fue trasladada al cielo en cuerpo y alma sin pasar por el trance de la muerte. Pero una excelente aclaración sobre el tema la hizo san Juan Pablo II en la magnífica catequesis de la audiencia del 25 de junio de 1997. En base a esta, ofrecemos un resumen en varios puntos: San Juan Damasceno se pregunta: “¿Cómo es posible que aquella que en el parto superó todos los límites de la naturaleza, se pliegue ahora a sus leyes y su cuerpo inmaculado se someta a la muerte? Y responde: “Ciertamente, era necesario que se despojara de la parte mortal para revestirse de inmortalidad, puesto que el Señor de la naturaleza tampoco evitó la experiencia de la muerte. En efecto, él muere según la carne y con su muerte destruye la muerte, transforma la corrupción en incorruptibilidad y la muerte en fuente de resurrección” (Panegírico sobre la dormición de la Madre de Dios, 10: SC 80, 107). El hecho de que María fue liberada por su condición divina del pecado original, que todo ser humano conlleva, no quiere decir que recibiera también la inmortalidad corporal. La Madre no es superior al Hijo, que aceptó la muerte, dándole nuevo significado, y transformándola en instrumento de salvación. 43


Y para participar de la resurrección de Cristo, El Nuevo Testamento no da ninguna información sobre las circunstancias de la muerte de María. Este silencio induce a suponer que se produjo normalmente, sin ningún hecho (extraordinario) digno de mención. Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsito de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria. El ilustre mariólogo Garriguet escribió estas hermosas palabras: “María murió sin dolor, porque vivió sin placer; sin temor, porque vivió sin pecado; sin sentimiento, porque vivió sin apego terrenal. Su muerte fue semejante al declinar de una hermosa tarde, fue como un sueño dulce y apacible; era menos el fin de una vida que la aurora de una existencia mejor. Para designarla la Iglesia encontró una palabra encantadora: la llama sueño (o dormición), de la Virgen”. Algunos Padres de la Iglesia describen a Jesús mismo que va a recibir a su Madre en el momento de la muerte, para introducirla en la gloria celeste. Así, presentan la muerte de María como un acontecimiento de amor que la llevó a reunirse con su Hijo divino, para compartir con él la vida inmortal. De este modo la Virgen habiendo pasado por el destino común a todos los hombres, es capaz de ejercer con más eficacia su maternidad espiritual con respecto a quienes llegan a la hora suprema de la vida. San Francisco de Sales considera que la muerte de María se produjo como efecto de un ímpetu de amor. Habla de una muerte “en el

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amor, a causa del amor y por amor”, y por eso llega a afirmar que la Madre de Dios murió de amor por su hijo Jesús. Fuente: Audiencia General del 25 de junio de 1997, Juan Pablo II;

CAPÍTULO X LA VIRGEN MARÍA Y EL SANTO ROSARIO 21.- IN LIMINE EL SANTO ROSARIO. 22.- PROMESAS DE LA VIRGEN PARA LOS 45


QUE REZAN EL SANTO ROSARIO. 23.- ESTRUCTURA Y LECTURA DEL SANTO ROSAIO. 21.- IN LIMINE EL SANTO ROSARIO :

Ab initio : Es la oracioí n maí s perfecta, es el recorrido de la historia de la vida de Jesuí s de Nazaret y de la Virgen Maríía. En un principio era una oracioí n reservada a un determinado grupo de personas, soí lo la rezaban la gente ilustrada, lo que no sabíían leer y los que teníían otros impedimentos como los invidentes no participaban en la oracioí n. Pero un grupo de religiosos llamados los Legos acudieron a unos artesanos en Londres para que les hiciera un grupo de cuentas, precisamente el sitio para conmemorar este hecho se le llamoí el Pater Noster Row ( Hilera o Fila del Padre Nuestro ). Anteriormente se rezaban los 150 Salmos y las Ave Maríía, en algunos conventos rezaban hasta maí s de mil Ave Maríía, Vale decir, que la Virgen Maríía en el anñ o 1.208, con un rosario en mano, se le aparecioí al sacerdote dominico Santo Domingo de Guzmaí n, primer beato de los dominico, y le dijo con sus propias palabras: que propagara esta devoción

y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe. Definitivamente el Santo Rosario tiene una etiología u origen Divino, esto es una grande relevancia, única entre todas las oraciones del mundo, Es la propia Madre de Jesús que nos legó esta oración para vencer nuestras tentaciones y enemigos de la FE, como ella misma no los dijo al momento de la aparición al Santo Domingo de Guzmán. Es la oración preferida de innumerables Papas, San Juan Pablo II, decía es mi oración predilecta, mi 46


preferida, de igual forma el Papa Emérito Benedicto XVI, en siglos pasados tenemos a San Pío V ( Papa Dominico ), SS León XIII, llamado el Papa del Rosario, destaca, por otra parte, el elevado número de encíclicas -nueve- en que recomienda el rezo del rosario. 22.- PROMESAS DE LA VIRGEN PARA LOS QUE REZAN EL SANTO ROSARIO :

1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales. 2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario. 3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye los pecados y nos defiende de las herejías. 4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio. 5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna. 7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

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8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos. 9. Libraré del purgatorio a a quienes recen el Rosario devotamente. 10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo. 11. Obtendraí n todo lo que me pidan mediante el Rosario. 12. Aquellos que propaguen mi Rosario seraí n asistidos por míí en sus necesidades. 13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a míí al rezar el Rosario tendraí como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte. 14. Son mis ninñ os aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi uí nico hijo, Jesuí s Cristo. 15. La devocioí n a mi Rosario es una gran senñ al de profecíía. De manera que nuestra Madre Maríía no soí lo nos encomendoí esta Grande Oracioí n, tambieí n nos promete grandes realizaciones a favor de la humanidad. Es la autentica Madre que ama a sus hijos y los prodiga de muí ltiples beneficios. 23.- ESTRUCTURA Y LECTURA DEL SANTO ROSARIO: En sus inicios el Santo Rosario, según lo expliqué en los precitados párrafos, Se rezaba con los 150 Salmos y el Padre Nuestro, posteriormente se incluyeron el Ave María en las cuentas. Actualmente el Rosario con sus cuentas están representados así : 48


LAS DIEZ CUENTAS : Diez Ave Maríía. CINCO CUENTAS : Los Cinco Misterios. TRES CUENTAS : La heridas de las manos y de los pies. Algunos Rosarios traen mas cuentas , pudieí ndose agregar La Corona de Espina. NOTA AL MARGEN: En sus primeros inicios el Rosario como tal fue estructurado por

Domingo de Prusia con base a una oracioí n con cuentas utilizado en el catolicismo alrededor del anñ o 800. En los monasterios se acostumbraba recitar los 150 salmos en la Liturgia de las Horas, pero a los fieles que no eran sacerdotes ni monjes, al no poder seguir esta devocioí n (porque en su mayoríía no sabíía leer) se les ensenñ oí una praí ctica maí s sencilla: la de recitar 150 avemaríías. Esta devocioí n tomoí el nombre de "el salterio de la Virgen". Es de senñ alar, que cada cuenta es una ROSA para la Virgen y si rezamos las Diez cuentas ( Ave Maríía ) es un ramo de Rosas para ella, de allíí su denominacioí n de Rosario, Rosa Rosarum. Lectura del Santo Rosario : He aquíí sus Misterios y pasajes meditados: El Santo Rosario: 49


Primer Misterio Gozoso

La Anunciación del Ángel a María Santísima

Texto:Lc 1:26-38 "En el sexto mes, el AÉ ngel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado Joseí . El nombre de la virgen era Maríía. El AÉ ngel entroí en su casa y la saludoí , diciendo: '¡Aleí grate! llena de gracia, el Senñ or estaí contigo'. Al oíír estas palabras, ella quedoí desconcertada y se preguntaba queí podíía significar ese saludo. Pero el AÉ ngel le dijo: 'No temas, Maríía, porque Dios te ha favorecido. Concebiraí s y daraí s a luz un hijo, y le pondraí s por nombre Jesuí s; eí l seraí grande y seraí llamado Hijo del Altíísimo. El Senñ or Dios le daraí el trono de David, su padre, reinaraí sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendraí fin'. Maríía dijo al AÉ ngel: '¿Coí mo seraí eso, si yo no tengo relaciones con ninguí n hombre?'. El AÉ ngel le respondioí : 'El Espííritu Santo descenderaí sobre ti y el poder del Altíísimo te cubriraí con su sombra. Por eso el ninñ o seraí Santo y seraí llamado Hijo de Dios. Tambieí n tu parienta Isabel concibioí un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada esteí ril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios'. Maríía dijo entonces: 'Yo soy la servidora del Senñ or, que se cumpla en míí lo que has dicho'. Y el AÉ ngel se alejoí ." Aspectos para meditar: La fidelidad y la fe de Maríía: Inmediatamente, sin dudarlo, la Virgen se pone totalmente a disposicioí n de Dios ("... soy la servidora del Senñ or") segura de que se cumpliraí su Promesa ("... que se cumpla en míí lo que has dicho"). La admiracioí n del AÉ ngel: Al ver a Maríía, el AÉ ngel se admira desupureza y la llama "llena de gracia". El propoí sito de virginidad de Maríía:"¿Coí mo seraí eso, si yo no tengo relaciones con ninguí n hombre?". A primera vista, las 50


palabras de Maríía parecen expresar solamente su estado actual de virginidad. Sin embargo, el contexto en el que plantea la pregunta "¿Coí mo seraí eso?" y la afirmacioí n siguiente "no conozco varoí n" pone de relieve tanto la virginidad actual de Maríía como su propoí sito de permanecer virgen.

Segundo Misterio Gozoso La Visita de María a Isabel

Texto:Lc 1:39-56 "En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: '¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.'El Canto de la Virgen María: María dijo entonces: 'Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre'. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa." 51


Aspectos para meditar: La presencia del Espííritu Santo en Maríía: La Virgen Santíísima que lleva en su seno al Hijo concebido por obra del Espííritu Santo, irradia en torno a síí gracia y gozo espiritual. La presencia del Espííritu en ella, hace saltar de gozo al hijo de Isabel, Juan el Bautista, que estaí destinado a preparar el camino del Hijo de Dios hecho hombre. La hermosura del canto de Maríía: Este canto estaí inspirado en el canto de Ana, la madre del profeta Samuel (1 Sam. 2:1-10), y celebra la misericordia de Dios hacia los pobres y los humildes, asíí como tambieí n su poder y su fidelidad a las promesas hechas a los Patriarcas. La direccioí n del viaje de Maríía: El viaje de la Virgen es de Galilea a Judea, que es el mismo camino misionero que seguiraí Jesuí s. La exclamacioí n de Isabel: Que nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen traecomo don a la vida de cada creyente.

La intervencioí n de Maríía:

Que junto con el don del Espííritu Santo, produce como un preludio de Pentecosteí s, confirmando una cooperacioí n que, habiendo empezado en la Encarnacioí n, estaí destinada a manifestarse en toda la obra de la salvacioí n divina.

Tercer Misterio Gozoso

El Nacimiento de Jesús en Belén

Texto:Lc 2:6-20 "Mientras se encontraban en Beleí n, le llegoí el tiempo de ser madre; y Maríía dio a luz a su Hijo primogeí nito, lo envolvioí en panñ ales y lo acostoí en un pesebre, porque no habíía lugar para ellos en el albergue. En esa regioí n acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebanñ os durante la noche. De pronto se les aparecioí el AÉ ngel del Senñ or y la gloria del Senñ or los envolvioí con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el AÉ ngel les 52


dijo: 'No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegríía para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesíías, el Senñ or. Y esto les serviraí de senñ al: encontraraí n a un ninñ o recieí n nacido envuelto en panñ ales y acostado en un pesebre'. Y junto con el AÉ ngel, aparecioí de pronto una multitud del ejeí rcito celestial, que alababa a Dios diciendo: '¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres amados por EÉ l!'. Despueí s que los aí ngeles volvieron al cielo, los pastores se decíían unos a otros: 'Vayamos a Beleí n, y veamos lo que ha sucedido y que el Senñ or nos ha anunciado'. Fueron raí pidamente y encontraron a Maríía, a Joseí y al recieí n nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habíían oíído decir sobre este ninñ o, y todos los que los

escuchaban

quedaron

admirados

de

lo

que

decíían

los

pastores.Mientras tanto, Maríía conservaba estas cosas y las meditaba en su corazoí n. Y los pastores volvieron, alabando a Dios por todo lo que habíían visto y oíído, conforme al anuncio que habíían recibido." Aspectos para meditar:

del reino mesiánico: un reino sin honores ni poderes terrenos. Las circunstancias en que se realiza el nacimiento: La situación de austeridad y de pobreza, que permite vislumbrar algunas características fundamentales La intensa participación de María: La descripción del parto, muestra a María participando activamente en lo que se realiza en ella; la acción de la Virgen es el resultado de su plena disponibilidad hacia Dios.El contraste de los caminos de Dios y de los hombres: El 'Hijo del Altísimo' no nace en una corte real, ni en un lugar lujoso, ni tampoco en una familia que le pudiera ofrecer lo mínimo que se daba a cualquier recién nacido. María debe acostarlo en un pesebre, una cuna improvisada que contrasta con la dignidad del Hijo de Dios. La elección de Dios por los pobres:Al llegar a Belén no encuentran lugar de alojamiento; así Jesús es 'rechazado por los suyos' y 'recibido por los pastores'. Los pastores eran hombres rudos y no muy bien considerados en ese tiempo, pero elegidos por Dios para ser los primeros destinatarios de la buena nueva del nacimiento del Salvador. 53


Cuarto Misterio Gozoso La Presentación de Jesús en el Templo

Texto:Lc 2:22-38 "Cuando llegoí el díía fijado por la Ley de Moiseí s para la purificacioí n, llevaron al ninñ o a Jerusaleí n para presentarlo al Senñ or, como estaí escrito en la Ley: Todo varoí n primogeí nito seraí consagrado al Senñ or. Tambieí n debíían ofrecer en sacrificio un par de toí rtolas o de pichones de paloma, como

ordena

la

Ley

del

Senñ or.

Vivíía entonces en Jerusaleí n un hombre llamado Simeoí n, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espííritu Santo estaba en eí l y le habíía revelado que no moriríía antes de ver al Mesíías del Senñ or. Conducido por el mismo Espííritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesuí s llevaron al ninñ o para cumplir con eí l las prescripciones de la Ley, Simeoí n lo tomoí en sus brazos y alaboí a Dios, diciendo: 'Ahora, Senñ or, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvacioí n que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel'. Su padre y su madre estaban admirados por lo que oíían decir de eí l. Simeoí n, despueí s de bendecirlos, dijo a Maríía, la madre: 'Este ninñ o seraí causa de caíída y de elevacioí n para muchos en Israel; seraí signo de contradiccioí n, y a ti misma una espada te atravesaraí el corazoí n. Asíí se manifestaraí n claramente los pensamientos ííntimos de muchos'. Habíía tambieí n allíí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en anñ os que, casada en su juventud, habíía vivido siete anñ os con su marido. Desde entonces habíía permanecido viuda, y teníía ochenta y cuatro anñ os. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y díía con ayunos y oraciones. Se presentoí en ese mismo momento y

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se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del ninñ o a todos los que esperaban la redencioí n de Jerusaleí n." Aspectos para meditar: El cumplimiento de la Ley: La Sagrada Familia cumple la Ley al pie de la letra. Llevan a circuncidar al ninñ o a los ocho díías del nacimiento, lo presentan en el Templo a los cuarenta díías, ofrecen un par de pichones de paloma como correspondíía a las familias humildes. Las palabras de Simeoí n: Senñ alan la finalidad del sacrificio de Jesuí s y el sufrimiento de su madre. Jesuí s, 'signo de contradiccioí n' llevaraí a los hombres a tomar posicioí n respecto a EÉ l; invitaí ndolos a una decisioí n fundamental. Esta decisioí n provocaraí 'la caíída y elevacioí n de muchos'.Maríía asociada al destino de Jesuí s: Simeoí n parece sugerir a Maríía que realice este gesto para contribuir al rescate de la humanidad. No habla a Joseí , sino a Maríía, a quien

asocia

al

destino

de

su

Hijo.

La

profetisa

Ana:

Ana demuestra una fe sencilla y generosa, que prepara a los que la escuchan a recibir al Mesíías en su vida. Quinto Misterio Gozoso El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo

Texto: Lc 2:41-52 "Sus padres iban todos los anñ os a Jerusaleí n en la fiesta de Pascua. Cuando el ninñ o cumplioí doce anñ os, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, Maríía y Joseí regresaron, pero Jesuí s permanecioí en Jerusaleí n sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un díía y despueí s comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusaleí n en busca de eí l. Al tercer díía, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, 55


escuchaí ndolos y hacieí ndoles preguntas. Y todos los que lo oíían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: 'Hijo míío ¿Por queí nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscaí bamos angustiados'. Jesuí s les respondioí : '¿Por queí me buscaban? ¿No sabíían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?'. Ellos no entendieron lo que les decíía. EÉ l regresoí con sus padres a Nazaret y vivíía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazoí n. Jesuí s iba creciendo en sabiduríía, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres." Aspectos para meditar: El ambiente en el que crecioí Jesuí s: La Sagrada Familia peregrina anualmente para Pascua, desde Nazaret a Jerusaleí n, lo cual sumado a los escuetos relatos de la infancia de Jesuí s, nos marcan que EÉ l crecioí en un ambiente propicio para el desarrollo de sus virtudes sobrenaturales. El tiempo que buscan a Jesuí s: Maríía y Joseí viven tres díías dramaí ticos, lo cual es una anticipacioí n del triduo de su pasioí n, muerte y resurreccioí n. Asíí Jesuí s, prepara a su madre para el misterio de la Redencioí n. La sorpresa al encontrarlo: Maríía y Joseí se sorprenden al encontrarlo en el Templo. Su conducta es distinta a la acostumbrada; estaí entre los doctores de la Ley, escuchaí ndolos y hacieí ndoles preguntas. La sorpresa de los que lo escuchan: Todos los que lo oíían quedaban impresionados por sus respuestas; asíí Jesuí s asume el papel de Maestro, como haraí maí s tarde en su vida puí blica. La independencia de Jesuí s: Ante la pregunta de su madre sobre el porqueí de su conducta, Jesuí s reivindica su plena independencia con respecto a todo víínculo humano 56


cuando estaí de por medio la Voluntad de su Padre y la Misioí n que EÉ l le ha encomendado. El cambio de "papel" de Maríía: Este acontecimiento es el primero de una serie de hechos que llevaraí a Maríía de ser maestra de Jesuí s (papel natural que le correspondíía por su maternidad) a ser su primera discíípula. Ella guardaba todas esas cosas en su corazoí n.

Primer Misterio Luminoso El Bautismo de Jesús en el Jordán

Texto:Mt 3:13-17 "Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía diciéndole: 'Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡Y eres tú el que viene a mi encuentro!'. Pero Jesús le respondió: 'Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo'. Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: 'Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección'." Aspectos para meditar: La solidaridad de Jesús: Jesús no necesitaba bautizarse, pero Él, al realizar este acto, quiere hacerse plenamente solidario con los hombres. La oposición de Juan: 57


Juan el Bautista reconoce a Jesús y se niega a bautizarlo, diciéndole que él es el que necesita ser bautizado. La insistencia de Jesús: Él insiste en ser bautizado para que se cumpla 'todo lo que es justo'. La justicia es el perfecto cumplimiento de la Voluntad de Dios, la total sumisión a sus designios. La respuesta del Padre: En respuesta a esta actitud de fidelidad, el Padre proclama la filiación divina de Jesús y lo acredita como su Enviado. La paloma: El Espíritu Santo es representado como una paloma probablemente a causa del primer versículo del Génesis, donde el Espíritu de Dios planeaba sobre las aguas como una paloma. Este símbolo evocaría entonces la nueva creación inaugurada en el bautismo de Jesús. Segundo Misterio Luminoso La autorrevelación en las bodas de Caná

Texto:Jn 2:1-11 "Tres díías despueí s se celebraron unas bodas en Canaí de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: 'No tienen vino'. Jesús le respondió: 'Mujer ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía'. Pero su madre dijo a los sirvientes: 'Hagan todo lo que él les diga'. Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los 58


sirvientes: 'Llenen de agua esas tinajas'. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora -agregó Jesús- y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: 'Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento. Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él." Aspectos para meditar: La invitación: El relato sugiere que la presencia de María es la causa de la invitación a Jesús y sus discípulos a la boda. La preocupación de María: Al ver que faltaba el vino, María le expresa su preocupación a Jesús, esperando una intervención que resuelva la situación. La respuesta de Jesús: Él expresa un aparente rechazo al pedido de su madre ('... ¿Qué tenemos que ver nosotros?...'); pero en realidad lo que hace es probar su fe. La fe de María: El acto de la Virgen manifiesta la valentía de su fe ('... Hagan todo lo que él les diga...') porque hasta ese momento Jesús no había realizado ningún milagro. María precede a los discípulos: De esta manera, la Virgen precede en la fe a los discípulos que creerán después del milagro.

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La exhortación de María: Estas palabras llenas de fe ('... Hagan todo lo que él les diga...') conservan un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos; y están destinadas a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invitan a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide. Ser valientes en la fe: El episodio de las bodas de Caná nos estimula a ser valientes en la fe, y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del Evangelio: 'Pedid y se os dará'. Tercer Misterio Luminoso El Anuncio del Reino invitando a la conversión

Texto: Mt 4:23-25 Mt 5:1-12 "Jesuí s recorríía toda la Galilea, ensenñ ando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendioí por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epileí pticos y paralííticos, y eí l los curaba. Lo seguíían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decaí polis, de Jerusaleí n, de Judea y de la Transjordania. Al ver a la multitud, Jesuí s subioí a la montanñ a, se sentoí , y sus discíípulos se acercaron a eí l. Entonces tomoí la palabra y comenzoí a ensenñ arles diciendo:  Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.  Felices los pacientes, porque recibiraí n la tierra en herencia.  Felices los afligidos, porque seraí n consolados.  Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque seraí n saciados.  Felices los misericordiosos, porque obtendraí n misericordia.  Felices los que tienen el corazoí n puro, porque veraí n a Dios.  Felices los que trabajan por la paz, porque seraí n llamados hijos de Dios.  Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 60


 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de míí. Aleí grense y regocííjense entonces, porque ustedes tendraí n una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron. Aspectos para meditar: La Buena Noticia del Reino: '...el Reino de Dios estaí cerca...', predicaba Jesuí s. Dios se ha hecho presente en la persona de Jesuí s para renovar todas las cosas. Las Bienaventuranzas: En su primer discurso, Jesuí s muestra cual debe ser el comportamiento de los que quieren entrar en su Reino. El "nuevo Moiseí s": Jesuí s se manifiesta como el nuevo Moiseí s, que descubre el verdadero sentido y las exigencias de la Ley promulgada en el monte Sinaíí. La invitacioí n: El Sermoí n de la montanñ a resume toda la moral cristiana entendida no a la manera de un coí digo legal de prohibiciones y obligaciones, sino como una invitacioí n a ser "perfectos como el Padre que estaí en el cielo". El lenguaje utilizado: El lenguaje de las Bienaventuranzas contiene numerosas reminiscencias del Antiguo Testamento, especialmente de los Salmos y de los Profetas. Cuarto Misterio Luminoso La Transfiguracioí n

Texto:MT 17:1-9 "Seis díías despueí s, Jesuí s tomoí a Pedro, Santiago y a su hermano Juan, y los llevoí aparte a un monte elevado. Allíí se transfiguroí en presencia de ellos; su rostro resplandecíía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moiseí s y Elíías, hablando con Jesuí s. Pedro dijo a Jesuí s: 'Senñ or, ¡queí bien estamos aquíí! Si quieres, levantareí aquíí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moiseí s y otra para Elíías'. Todavíía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrioí con su sombra y se oyoí una voz que decíía desde la nube: 'Este en mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predileccioí n; escuí chenlo'. Al oíír esto, los discíípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesuí s se acercoí a ellos y, tocaí ndolos, les dijo: 'Levaí ntense, no tengan miedo'. 61


Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie maí s que a Jesuí s solo. Mientras bajaban del monte, Jesuí s les ordenoí : 'No hablen a nadie de esta visioí n hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos'." Aspectos para meditar: Pedro, Santiago y Juan: Jesuí s elige a estos tres discíípulos para ser testigos de su transfiguracioí n. Ellos eran sus discíípulos "maí s avanzados", y luego seríían los pilares de la Iglesia. Las vestiduras blancas: El rostro resplandeciente y las vestiduras blancas muestran la Gloria de Jesuí s. Moiseí s y Elíías: Representan la Ley y los Profetas, es decir toda la Antigua Alianza. Ellos aparecen junto a Jesuí s porque en EÉ l alcanza su plenitud lo que Dios habíía preparado a traveí s de la historia de Israel. El eí xtasis de Pedro: Las palabras de Pedro ('...¡Queí bien estamos aquíí!...') demuestran lo maravillado que estaba ante el hecho que estaba presenciando. La nube luminosa: Seguí n el Antiguo Testamento, la nube luminosa acompanñ aba muchas veces las apariciones de Dios, y representa su Majestad y su Poder. El temor de los discíípulos: Al escuchar la voz del Padre, los discíípulos pasan del eí xtasis al temor. El pedido de Jesuí s: Luego de calmar a sus discíípulos, Jesuí s les pide que no cuenten nada de lo que habíían visto hasta que el resucite. La Transfiguracioí n: En la Transfiguracioí n, Jesuí s deja translucir su gloriosa Venida al final de los tiempos y anticipa la llegada del 'Reino de Dios con poder'. Quinto Misterio Luminoso Institucioí n de la Eucaristíía

Texto:Lc 22:7-20 "Llegoí el díía de los AÉ cimos, en el que se debíía inmolar la vííctima pascual. Jesuí s envioí a Pedro y a Juan, dicieí ndoles: 'Vayan a prepararnos lo 62


necesario para la comida pascual'. Ellos le preguntaron: '¿Doí nde quieres que la preparemos?'. Jesuí s les respondioí : 'Al entrar en la ciudad encontraraí n a un hombre que lleva un caí ntaro de agua. Sííganlo hasta la casa donde entre, y digan a su duenñ o: El Maestro manda preguntarte ¿doí nde estaí la sala en que podreí comer la Pascua con mis discíípulos? EÉ l les mostraraí en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones, preparen allíí lo necesario'. Los discíípulos partieron, encontraron todo como Jesuí s les habíía dicho y prepararon la Pascua. Llegada la hora, Jesuí s se sentoí a la mesa con sus Apoí stoles y les dijo: 'He deseado ardientemente comer esta pascua con ustedes antes de mi Pasioí n, porque les aseguro que ya no la comereí maí s hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios'. Y tomando una copa, dio gracias y dijo: 'Tomen y compaí rtanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no bebereí maí s del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios'. Luego tomoí el pan, dio gracias, lo partioí y lo dio a sus discíípulos diciendo: 'Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria míía'. Despueí s de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: 'Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes'." Aspectos para meditar: El díía de los panes AÉ cimos: Es el primer díía de una semana que comienza con la Pascua y durante la cual los judííos comen panes aí cimos, es decir, sin levadura. La exactitud de las indicaciones: ...un hombre con un caí ntaro, ...seguirlo hasta una casa, ...en el piso alto una pieza grande, todos hechos que parecieran ser fortuitos; sin embargo Pedro y Juan encuentran todo como dice Jesuí s. La despedida: Jesuí s sabíía que era su uí ltima cena con sus discíípulos en su vida terrena, por eso se despide de ellos. La Pascua: El evangelista acentuí a el caraí cter pascual de la UÉ ltima Cena, trazando un paralelo entre la celebracioí n de la "antigua pascua" y el nuevo rito. El ofrecimiento del Cordero: '...Esto es mi Cuerpo...', '...Esta es mi Sangre...'; Jesuí s es el Cordero de Dios que se entrega para la salvacioí n de los hombres. La Nueva Alianza: Asíí como la Antigua Alianza entre Dios y los hombres fue sellada con sangre de animales sacrificados, tambieí n la Sangre de Jesuí s derramada en la cruz, sella la Nueva Alianza de Dios con su nuevo Pueblo que es la Iglesia. La Eucaristíía: La Eucaristíía realiza plenamente lo que estaba figurado en la Pascua judíía, y es una imagen misteriosa del Reino futuro, donde comeremos y 63


beberemos sentados a la Mesa del Padre. El valor de la Eucaristíía: En la UÉ ltima Cena podemos ver el VALOR INCALCULABLE de la Eucaristíía, que es el mismo Jesuí s que se queda entre nosotros hasta su Segunda Venida al final de los tiempos. EÉ l no ha querido dejarnos solos, de nosotros depende tratar de estar en Gracia de Dios y comulgar. Primer Misterio Doloroso La Oracioí n de Jesuí s en el Huerto

Texto:Mc 14:32-42 "Llegaron a una propiedad llamada Getsemaníí, y Jesuí s dijo a sus discíípulos: 'Queí dense aquíí, mientras yo voy a orar'. Despueí s llevoí con EÉ l a Pedro, Santiago y Juan, y comenzoí a sentir temor y angustiarse. Entonces les dijo: 'Mi alma siente una tristeza de muerte. Queí dense aquíí velando'. Y adelantaí ndose un poco, se postroí en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. Y decíía: 'Abba (Padre) todo te es posible, aleja de míí este caí liz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya'. Despueí s volvioí y encontroí a sus discíípulos dormidos. Y Jesuí s dijo a Pedro: 'Simoí n ¿duermes? ¿no has podido quedarte despierto ni siquiera una hora? Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentacioí n, porque el espííritu estaí dispuesto, pero la carne es deí bil'. Luego se alejoí nuevamente y oroí , repitiendo las mismas palabras. Al regresar, los encontroí otra vez dormidos, porque sus ojos se cerraban de suenñ o, y no sabíían que responderle. Volvioí por tercera vez y les dijo: 'Ahora pueden dormir y descansar. Esto se acaboí . Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levaí ntense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar." Aspectos para meditar: La angustia de Jesuí s: Al saber que se acerca su hora, Jesuí s comienza a angustiarse y a sentirse solo; ordena a sus discíípulos quedarse en el lugar y EÉ l se aleja para orar a su Padre. La eleccioí n de Pedro, Santiago y Juan: Al alejarse de sus discíípulos, Jesuí s llama a Pedro, a Santiago y a Juan para que esteí n maí s cerca que los demaí s. Ellos fueron los discíípulos testigos de la Transfiguracioí n. El pedido de ayuda al Padre: Tres veces Jesuí s pide a su Padre que lo libre del "caí liz" que debe beber, o sea del sufrimiento por el que debe pasar. 64


Su firme propoí sito de cumplir la Voluntad del Padre: Tres veces pide al Padre que lo libre, pero siempre que su pedido no vaya en contra de la Misioí n que EÉ l le ha encargado. Pareciera que Jesuí s quiere escapar de lo que iba a sufrir, pero no es asíí. EÉ l lo que hace es ponerse plenamente a disposicioí n de su Padre como lo hizo toda su vida. Jesuí s le dice al Padre: "A pesar de la angustia y la soledad que siento, aquíí me tienes Padre, para cumplir tu Voluntad". El reproche a Pedro: Cuando vuelve, Jesuí s encuentra que sus discíípulos estaí n dormidos, pero EÉ l dirige su reproche a Pedro ("...¿no has podido quedarte despierto..."), quien seraí luego el "jefe" de los apoí stoles cuando Jesuí s sea elevado al Cielo. La plena conciencia de todo lo que ocurríía: Jesuí s sabíía todo lo que estaba pasando y lo que iba a pasar: "Ya se acerca el que me va a entregar". Segundo Misterio Doloroso La Flagelacioí n de Jesuí s

Texto:Mc 15:1-15 "En cuanto amanecioí , los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedríín. Y despueí s de atar a Jesuí s, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Este lo interrogoí : '¿Tuí eres el rey de los judííos?' Jesuí s le contestoí : 'Tuí lo dices'. Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra EÉ l. Pilato lo interrogoí nuevamente: '¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan!' Pero Jesuí s ya no respondioí a nada maí s, y esto dejoí muy admirado a Pilato. En cada fiesta, Pilato poníía en libertad a un preso, a eleccioí n del pueblo. Habíía en la caí rcel uno llamado Barrabaí s, arrestado con otros revoltosos que habíían cometido un homicidio durante la sedicioí n. La multitud subioí y comenzoí a pedir el indulto acostumbrado. Pilato les dijo: '¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judííos?'. EÉ l sabíía, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habíían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir la libertad de Barrabaí s. Pilato continuoí diciendo: '¿Queí debo hacer entonces, con el que ustedes llaman rey de los judííos?'. Ellos gritaron de nuevo: '¡Crucifíícalo!'. Pilato les dijo: '¿Queí mal ha hecho?'. Pero ellos gritaban cada vez maí s fuerte: '¡Crucifíícalo!'. Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabaí s; y a Jesuí s, despueí s de haberlo hecho azotar, lo entregoí para que fuera crucificado."

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Aspectos para meditar: El silencio de Jesuí s: Ante las muí ltiples acusaciones que realizan en su contra, EÉ l se queda callado a pesar de que todo lo que decíían era mentira. Las palabras de Jesuí s: Soí lo responde cuando le preguntan si EÉ l es el rey de los judííos, es decir el Mesíías. De esta manera, Jesuí s es condenado a muerte por decir que EÉ l era el Mesíías, por decir la Verdad. El miedo de Pilato: A Pilato le provocaba una rara sensacioí n estar delante de Jesuí s. Sabíía que era inocente y que lo acusaban por envidia. Por todos los medios trata de dejarlo libre pero, al ver que la situacioí n se complica y que la multitud comienza a agitarse, siente miedo. Para calmar los aí nimos, se lava las manos delante del pueblo y entrega a Jesuí s para que lo crucifiquen. El odio de los sumos sacerdotes: Durante toda la predicacioí n de Jesuí s, buscaban motivo para condenarlo. Lo envidiaban porque a EÉ l lo seguíía el pueblo, y lo odiaban porque Jesuí s criticaba duramente su manera de actuar. Por eso, primero incitan a la multitud para pedir la libertad de Barrabaí s, y luego, cuando Jesuí s estuvo a su merced, descargaron todo su odio y se burlaban de EÉ l. Tercer Misterio Doloroso La Coronacioí n de espinas Texto:Mc 15:16-20 "Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia. Lo vistieron con un manto puí rpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron. Y comenzaron a saludarlo: 'Salud, rey de los judííos'. Y le golpeaban la cabeza con una canñ a, le escupíían y, doblando la rodilla, le rendíían homenaje. Despueí s de haberse burlado de EÉ l, le quitaron el manto puí rpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo." Aspectos para meditar: La burla de los soldados: Los soldados se burlan del mismo motivo por el cual condenan a Jesuí s, o sea por ser el Mesíías. La pasividad de Jesuí s: Como un manso cordero, asíí soporta todo el Senñ or, nunca responde a la violencia con que lo trataban ni a las burlas que le hacíían. La corona de espinas: El 'Hijo del Altíísimo' soporta ser coronado con espinas. Los guardias lo hacen para burlarse de EÉ l, pero la corona de espinas tiene un significado mucho maí s profundo. Jesuí s es el Rey de todo lo creado y la corona simboliza cuanto sufrioí EÉ l por el mundo y sus pecados; o sea cuanto sufrioí para lograr nuestra Salvacioí n. Cuarto Misterio Doloroso 66


El camino al monte Calvario

Texto:Lc 23:26-32 "Cuando lo llevaban detuvieron a un tal Simoí n de Cirene, que volvíía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detraí s de Jesuí s. Lo seguíían muchos del pueblo y un buen nuí mero de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por eí l. Pero Jesuí s, volvieí ndose hacia ellas, les dijo: '¡Hijas de Jerusaleí n! No lloren por míí; lloren maí s bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se diraí : ¡Felices las esteí riles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron!, y a los cerros ¡Sepuí ltennos! Porque si asíí tratan a la lenñ a verde ¿Queí seraí de la lenñ a seca? Con EÉ l llevaban tambieí n a otros dos malhechores, para ser ejecutados." Aspectos para meditar: El extranñ o destino de Simoí n de Cirene: Simoí n pasaba por el lugar y se acercoí a ver que sucedíía. Los guardias lo tomaron y lo obligaron a cargar la cruz. Quizaí lo hizo resignado y con fastidio, pero sin duda ese fue el momento maí s importante de su vida. La repercucioí n que tuvo la condena de Jesuí s: EÉ l no era un condenado maí s, en su camino al Calvario lo siguen "muchos del pueblo"; seguramente muchos de los que habíían escuchado su predicacioí n y habíían visto sus milagros. La frase que dirige a las mujeres: "...si asíí tratan a la lenñ a verde ¿Queí seraí de la lenñ a seca?". La lenñ a verde representa al mismo Jesuí s que es inocente, la lenñ a seca representa a los verdaderos culpables. El GRAN AMOR del Senñ or: Luego de todo lo que habíía sufrido ¿Coí mo podíía llegar desde la casa de Pilato al monte Calvario? ¿De doí nde sacaríía fuerzas? Sin dudas de su GRAN AMOR, de su INFINITO AMOR por todos nosotros. Quinto Misterio Doloroso La crucifixioí n y muerte de Jesuí s

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Texto:Mc 15:23-39 "Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero eí l no lo tomoí . Despueí s lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteaí ndolas para ver queí le tocaba a cada uno. Ya mediaba la manñ ana cuando lo crucificaron. La inscripcioí n que indicaba la causa de su condena decíía: 'El rey de los judííos'. Con eí l crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo insultaban, movíían la cabeza y decíían: '¡Eh, tuí , que destruyes el Templo y en tres díías lo vuelves a edificar, saí lvate a ti mismo y baja de la cruz!'. De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decíían entre síí: '¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a síí mismo! Es el Mesíías, el rey de Israel ¡Que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!'. Tambieí n lo insultaban los que habíían sido crucificados con eí l. Al mediodíía, se oscurecioí toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesuí s exclamoí en alta voz: 'Eloi, Eloi, lamaí sabactani', que significa 'Dios míío, Dios míío ¿por queí me has abandonado?'. Algunos de los que se encontraban allíí, al oíírlo, dijeron: 'Estaí llamando a Elíías'. Uno corrioí a mojar una esponja en vinagre y, ponieí ndola en la punta de una canñ a, le dio de beber diciendo: 'Vamos a ver si Elíías viene a bajarlo'. Entonces Jesuí s dando un gran grito, expiroí . El velo del Templo se rasgoí en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar asíí, el centurioí n que estaba frente a eí l, exclamoí : 'Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios'." Aspectos para meditar: El reparto de sus vestiduras: Se cumple asíí lo que estaba escrito: "Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi tuí nica". La inscripcioí n: Que indicaba la causa de su condena: "Jesucristo, rey de los judííos"; los sumos sacerdotes quisieron cambiarla y poner: "Este dice que es el rey de los judííos" pero Pilato no los dejoí y les contestoí : "Lo escrito, escrito estaí ". Las burlas de los sacerdotes y los escribas: Siempre sobre la misma cuestioí n: "Si eres el Mesíías, baja de la cruz". La exclamacioí n de Jesuí s: "Dios míío, Dios míío, ¿por queí me has abandonado?". En apariencia, Jesuí s le recrimina a su Padre por no haberlo socorrido. Pero no es asíí, esta exclamacioí n es parte del Salmo 22 que es un Salmo de confianza, no de desesperacioí n. Jesuí s indica asíí, que este Salmo se cumple en su Persona. 68


El velo del Templo: Que se rasga en dos, de arriba abajo. Este velo ocultaba la parte maí s importante del Templo, llamada el Santo de los santos. El aparente triunfo del mal: El Hijo de Dios, el Mesíías, el Salvador, aquel a quien le corresponde el trono de David, estaí destrozado en una cruz, luego de haber sufrido un castigo duro, violento e injusto. El Triunfo de Dios: Este aparente triunfo del mal es en realidad el Triunfo de Dios. La muerte de Jesuí s es el cumplimiento de la promesa de Salvacioí n que Dios habíía hecho al hombre luego de la caíída de este. Asíí la cruz, motivo de escaí ndalo y verguü enza para los hombres, es el instrumento usado por Dios para nuestra salvacioí n. Asíí Jesuí s es el Cordero de Dios que derrama su Sangre para el perdoí n de los pecados de todos los hombres. Primer Misterio Glorioso La Resurreccioí n de Jesuí s

Texto:Lc 24:1-12 "En el primer díía de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habíían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Senñ or Jesuí s. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevíían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: ¿Por queí buscan entre los muertos al que estaí vivo? No estaí aquíí, ha resucitado. Recuerden lo que eí l les decíía cuando auí n estaba en Galilea: 'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer díía'. Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demaí s. Eran Maríía Magdalena, Juana y Maríía, la madre de Santiago, y las demaí s mujeres que las acompanñ aban. Ellas contaron todo a los Apoí stoles, pero a ellos les parecioí que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantoí y corrioí hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio maí s que las saí banas. Entonces regresoí lleno de admiracioí n por lo que habíía sucedido." Aspectos para meditar: El primer díía de la semana: Fue llamado por los cristianos "Díía del Senñ or" (de donde deriva la palabra Domingo) en memoria de la Resurreccioí n de Jesuí s. El domingo sustituyoí al saí bado judíío. 69


Las mujeres camino al sepulcro: Debido a la proximidad del saí bado, Jesuí s fue sepultado de manera apresurada, sin que se termine el proceso funerario que utilizaban en esa eí poca. Las mujeres llevan los perfumes para terminar correctamente esta labor. La aparicioí n de los aí ngeles: Los aí ngeles se aparecen a las mujeres con "vestiduras deslumbrantes"; este resplandor evoca la gloria de Cristo resucitado (gloria ya manifestada en la Transfiguracioí n). El desconcierto inicial de los apoí stoles: Ante el anuncio de las mujeres, los apoí stoles no les creen; pero Pedro sale corriendo hacia el sepulcro para ver como estaban las cosas. Al llegar observa que todo estaba como habíían dicho las mujeres y allíí cree ("...regresoí lleno de admiracioí n"). La frase de los aí ngeles: "...No estaí aquíí, ha resucitado..."; estas palabras de los aí ngeles son el primer anuncio de la Buena Noticia luego de que esta se cumple (ya que el mismo Jesuí s lo habíía dicho antes). Es el anuncio del hecho maí s extraordinario que cambioí completamente el curso de la historia. Los discíípulos se hacen eco de este anuncio y lo llevan a todas partes. Es el mensaje que la Iglesia lleva a todos los confines de la tierra. Es el mensaje que nosotros (como parte de la Iglesia) debemos llevar a los demaí s: ¡HA RESUCITADO! La Resurreccioí n: Asíí como por su muerte, Jesuí s nos libera del pecado, asíí tambieí n por su Resurreccioí n nos abre las puertas del Cielo. Es el acontecimiento que divide la historia de la humanidad en dos, es el acontecimiento maí s importante en la historia del hombre. Es el centro de nuestra fe. Como dice San Pablo: "Si no resucitoí Cristo, vana es nuestra predicacioí n y vana vuestra fe" (1 Co:15,14). Cristo al resucitar ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina seguí n lo habíía prometido. Segundo Misterio Glorioso La Ascensioí n de Jesuí s

Texto:Hch 1:6-11 "Los que estaban reunidos le preguntaron: 'Senñ or ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?' EÉ l les respondioí : 'No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con 70


su propia autoridad. Pero recibiraí n la fuerza del Espííritu Santo que descenderaí sobre ustedes, y seraí n mis testigos en Jerusaleí n, en toda Judea y Samaríía, y hasta los confines de la tierra'. Dicho esto, los apoí stoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultoí de la vista de ellos. Como permanecíían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesuí s subíía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: 'Hombres de Galilea ¿por queí siguen mirando al cielo? Este Jesuí s que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendraí de la misma manera que lo han visto partir." Aspectos para meditar: La pregunta de los apoí stoles: Denota que teníían auí n, una idea demasiado "terrena" de la Misioí n de Cristo. Pensaban que EÉ l iba a instaurar su Reino de manera inmediata. La respuesta de Jesuí s: Que reprime la curiosidad de sus discíípulos. EÉ l no contesta ni afirmativa, ni negativamente; les dice que es una cuestioí n que corresponde al Padre. El anuncio de la llegada del Espííritu Santo: Jesuí s les anuncia (como ya lo habíía hecho en su vida terrena) que les enviaraí el Espííritu Santo y que seraí n sus testigos en toda la tierra (la Iglesia). El acto de la Ascensioí n: El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurreccioí n, pero durante los cuarenta díías que pasa con sus discíípulos, su gloria auí n queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria. Las misteriosas palabras que dirige a Maríía Magdalena: "...Todavíía no he subido al Padre", marcan una diferencia de manifestacioí n entre Cristo resucitado y Cristo exaltado a la derecha del Padre. Asíí la Ascensioí n es el paso de una manifestacioí n a la otra. La Encarnacioí n y la Ascensioí n: Estos hechos estaí n unidos estrechamente, "...Nadie ha subido al cielo (Ascensioí n) sino el que descendioí del cielo (Encarnacioí n). Tercer Misterio Glorioso La venida del Espííritu Santo

Texto:Hch 2:1-11 "Al llegar el díía de Pentecosteí s, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido, semejante a una raí faga de viento, que 71


resonoí en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espííritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, seguí n el Espííritu les permitíía expresarse. Habíía en Jerusaleí n judííos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oíírse este ruido, se congregoí la multitud y se llenoí de asombro, porque cada uno los oíía hablar en su propia lengua. Con gran admiracioí n y estupor decíían: ¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Coí mo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judííos y proseí litos, cretenses y aí rabes, todos los oíímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios." Aspectos para meditar: Estaban todos reunidos en el mismo lugar: Luego de la muerte y Resurreccioí n de Jesuí s, sus discíípulos seguíían reunieí ndose. El mismo Jesuí s resucitado, antes de su Ascensioí n comparte con ellos muchos momentos. Pero sus reuniones eran secretas pues los judííos los perseguíían. Ese díía se encontraban todos reunidos, asíí el Espííritu Santo descendioí sobre todos ellos. El fuego: "...Vieron aparecer unas lenguas como de fuego...". El fuego simboliza la energíía transformadora de los actos del Espííritu Santo. Cada uno de los que estaban allíí recibieron un "bautismo de fuego" que cambioí sus vidas para siempre "...y quedaron llenos del Espííritu Santo". Hablaban en distintas lenguas: Este hecho extraordinario marca que el Espííritu Santo restablece la unidad humana, destruida por el pecado, y que la misioí n de los apoí stoles tiene un caraí cter universal. La presencia de Maríía: La Madre de Jesuí s estaí presente en los primeros pasos de la Iglesia, orando fervorosamente con los demaí s y pidiendo la efusioí n del Espííritu prometido por Cristo. Ya desde el principio, Maríía desempenñ a su papel de Madre de la Iglesia. Su accioí n favorece la comprensioí n entre los apoí stoles, a quienes Lucas presenta "con un mismo espííritu" y muy lejanos de las disputas que habíían surgido entre ellos. Cuarto Misterio Glorioso La Asuncioí n de Maríía al Cielo

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No existe en el Nuevo Testamento alguna mencioí n de la Asuncioí n de Maríía, pero para meditar podemos tomar un paí rrafo del Catecismo de la Iglesia Catoí lica #966 "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial..." "La Asuncioí n de la Santíísima Virgen constituye una participacioí n singular en la Resurreccioí n de su Hijo y una anticipacioí n de la resurreccioí n de los demaí s cristianos." Aspectos para meditar: El estado de Maríía en el Cielo: "El Dogma de la Asuncioí n afirma que el cuerpo de Maríía fue glorificado despueí s de su muerte. En efecto, mientras para los demaí s hombres, la resurreccioí n de los cuerpos tendraí lugar al fin del mundo, para Maríía la glorificacioí n de su cuerpo se anticipoí por singular privilegio" (Juan Pablo II, de julio de 1997); asíí Maríía es la primera criatura humana que disfruta de la plenitud de la felicidad prometida por Dios a sus elegidos. El premio merecido: Nuestra Madre nos muestra el destino final de quienes "oyen la Palabra de Dios y la cumplen". Invitacioí n a reflexionar: El saber que Nuestra Madre ya estaí en el Cielo, gozando de la plenitud de la felicidad, debe ser para nosotros un aliciente que renueve nuestra esperanza de alcanzar la Vida Eterna. Quinto Misterio Glorioso La Coronacioí n de Maríía como Reina de todo lo creado

Texto: Para meditar podemos tomar otro paí rrafo del Catecismo de la Iglesia Catoí lica #966 "...enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada maí s plenamente a su Hijo, Senñ or de los Senñ ores y vencedor del pecado y la muerte." Aspectos para meditar: La maternidad de Maríía: Que perdura en el tiempo hasta la total consumacioí n del designio de Dios. La mediacioí n de Nuestra Madre: 73


Que desde el Cielo es medianera de todas las gracias, porque intercede por nosotros, sus hijos, delante de su Hijo Divino; y porque nos lleva de la mano a la Patria Celestial. La misioí n de Maríía no interfiere con la de su Hijo: La misioí n maternal de Maríía para con los hombres, de ninguna manera disminuye o hace sombra a la UÉ nica Mediacioí n de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. Ninguna creatura puede ser puesta nunca en un mismo orden que Jesuí s; pero la UÉ nica Mediacioí n de Jesuí s entre Dios y los hombres suscita en estos una colaboracioí n diversa; y la de Maríía es sin duda una colaboracioí n muy particular.

CAPÍTULO XI 23 – LA FUERZA DE LA ORACIÓN. 24.- LA SUPERSTICIÓN. 23.- LA FUERZA DE LA ORACIÓN: Nos comunicamos con Dios en la oracioí n y lo escuchamos a traveí s de la Palabra (La Sagrada Biblia). Existen muí ltiples testimonios obtenidos por la oracioí n, en el Antiguo Testamento esta plasmada una prueba real de la 74


fuerza de la oracioí n: El pueblo esclavizado de Israel en Egipto, oraba para eliminar el yugo dictatorial del Faraoí n y sus clamores fueron oíídos por Yahveí Dios (EÉ xodo 3,7-8-9-10). Moiseí s, Jesuí s de Nazareth y Mahatma Gandhi se sacrificaban por el proí jimo, y la desobediencia civil de estos personajes teníían en comuí n la Fuerza de la Oracioí n: Su fe en Dios, jamaí s estuvieron de espalda a EÉ l. Esta es la regla de oro de la salvacioí n de la humanidad, Jesuí s de Nazareth transformoí al mundo viendo al pobre y al enfermo de frente, dignificoí a la mujer dejaí ndonos la magna oracioí n del Padre Nuestro y nos ensenñ o que el culmen del sufrimiento es vivir opuestos a Dios y Mahatma Gandhi mostroí al mundo con su religiosidad que lo caracterizaba, su forma de protesta (desobediencia civil) a la autoridad corrupta, una oposicioí n pacíífica sin armas, sin violencia, hasta lograr independencia de su paíís la India. Ellos oraban y ayunaban constantemente, sacrificaban su tiempo en su tarea liberadora, su arma celestial era la ORACIOÉ N. Mahatma Gandhi se emocionaba cuando le recitaban el segundo capitulo del poema saí nscrito el BAHAGAVAD GITA y existen evidencias documentales de que Gandhi leíía la Sagrada Biblia. Actualmente su Santidad Juan Pablo II es un ejemplo viviente de lo que significa la Fuerza de la Oracioí n; el Sucesor de Pedro posee una energíía incomparable observada en su itinerario apostoí lico y eí l mismo nos dice: Despierta y Reacciona. Su Oracioí n predilecta es el Santo Rosario y conocemos por su propia voz el milagro de la Virgen en el atentado de que fue objeto durante una visita pastoral cuando por segundos pierde la vida de un disparo a quemarropa. Definitivamente el Santo Rosario es la Oracioí n maí s completa, algunos Pontíífices la denominan el Compendio del Evangelio. En nuestra Iglesia Catoí lica en el Rosario se conmemoran los quince misterios principales de la vida de Cristo y de la Virgen Maríía (hoy agregado el Misterio de la Luz). En el Islam el Rosario lleva 99 cuentas color aí mbar y recitan 99 nombres maí s hermosos de Alaí recogidos en el Coraí n. Los Rosarios hinduí es y budistas se componen de 108 cuentas que simbolizan los 108 pecados o fallos a los que tiende la especie humana. Se atribuye el origen del Santo Rosario a un hecho histoí rico ocurrido el 7 de Octubre de 1571: La Batalla de Lepanto que salvoí a los cristianos de la 75


regioí n Occidental de Europa de la ignominia del ejeí rcito Turco, atribuyeí ndosele la victoria a la Fuerza de la Oracioí n, construidas con las sartas de cuentas que hoy conocemos al Monje Dominico Santo Domingo de Guzmaí n, aunque auí n no estaí confirmada esta autoríía, la veracidad de la Fuerza de la Oracioí n y sus efectos en este hecho histoí rico es indiscutible. He aquíí otro testimonio impresionante: A finales de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados entregaron Austria Catoí lica a los Rusos. Los Austrííacos queríían que los sovieí ticos salieran de su paíís. ¿Queí hacer? Un sacerdote, el Padre Petrus, inicioí una cruzada del Rosario y pidioí que por lo menos el 10% de los Austrííacos prometieran rezar el Santo Rosario diariamente. Entonces sorpresivamente el 13 de Mayo de 1955, aniversario de la primera aparicioí n de la Virgen de Faí tima, los rusos salieron de Austria, hecho que nadie entendioí pues Austria es un paíís estrateí gicamente situado, rico en depoí sitos minerales y reservas de petroí leo. La Virgen escuchoí los clamores de ese sufrido pueblo; y para que no exista duda de la Fuerza de la Oracioí n, leamos la opinioí n de un Premio Noí bel de Medicina, el eminente meí dico y fisioí logo Dr. Alexis Carrel, sobre el poder de la Oracioí n en medicina: La forma maí s poderosa de energíía que el hombre puede generar es la ORACIOÉ N. La influencia de la Oracioí n sobre la mente y el Cuerpo Humano es tan comprobable como los procesos fíísicos. La Oracioí n posee una fuerza tan real como la Ley de Gravedad. Nos abastece con un auteí ntico flujo de poder para sostener la vida cotidiana. El Dr. Harold Koening, meí dico psiquiatra Director de la Universidad de Duke, comproboí que entre las personas que rezan, leen la Biblia, asisten regularmente a su Iglesia, comparados con grupos similares menos religiosos, se dan comportamientos psicofisioloí gicos diferentes: menos cifras de presioí n arterial diastoí lica, menos depresiones y viven maí s tiempo, entre otras variables. De manera que unaí monos en una sola Oracioí n junto a nuestra Madre Maríía de Coromoto para que nos guííe por la senda de la Paz. “Si no ayudas a tu hermano que ves, no puedes creer en Dios que no ves “ 24.- LA SUPERSTICIÓN:

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Es una creencia extranñ a a la fe religiosa y contraria a la razoí n. Las praí cticas supersticiosas las encontramos muy lejanas en el tiempo, pero con una asombrosa actualidad. En el Antiguo Testamento se denunciaba esta irregular conducta que aleja al hombre de Dios. En el Libro de EÉ xodo (32, 1 - 20, 4) se advierte: No te haraí s estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra y en las aguas debajo de la tierra. Hoy observamos en muchas sociedades la imposicioí n del becerro de oro, pueblos con una extraordinaria tradicioí n religiosa, con una fe viva, pero desviados a senderos contrarios a Dios. Asíí mismo en el Libro de Deuteronomio (9, 16) dice: Y vi que habíían pecado contra Yahveí su Dios, y que se habíían hecho un ternero de metal. Muy raí pido se habíían desviado Muy raí pido se habíían desviado del camino que Yhaveí les habíía ensenñ ado. En efecto, seríía prolijo mencionar los episodios histoí ricos y sus consecuencias cuando el hombre se aparta de Dios. Actualmente nuestra sociedad estaí penetrada por la supersticioí n, es un antivalor para captar incautos, se utilizan medios fraudulentos y estaí n a la mano con el mal. Tienen diversos nombres : psííquicos, mentalitas o brujos, realizan praí cticas maí gicas para danñ ar al proí jimo, es decir, buscan ejercer un maleficio sobre alguien. Otros maí s ingenuos, pero con el mismo traje de la supersticioí n, pretenden solucionar sus conflictos, acudiendo y obedeciendo a las directrices de estos elementos, que recomiendan toda clase de brebajes y banñ os para cambiarle la vida al recetado. En este sentido, el hombre pierde la perspectiva creaí ndole confusioí n y una absoluta desorientacioí n reina en su ser, donde los buenos propoí sitos y su espííritu quedan definitivamente afectados. En nuestro ordenamiento juríídico, los que ejercen la Supersticioí n se constituyen en sujetos activos del Delito de 77


Estafa y el Supersticioso en el sujeto pasivo es decir, la persona a quieí n se ha ocasionado el error, inducieí ndola en enganñ o. De manera que la praí ctica de la Hechiceríía o brujeríía tiene una aproximacioí n exacta con el Delito de Estafa previsto en nuestro Coí digo Penal en su artíículo 464 : El que, con artificio o medios capaces de enganñ ar o sorprender la buena fe de otro, inducieí ndole en error, procure para síí o para otro un provecho injusto con prejuicio ajeno seraí penado con prisioí n de uno a cinco anñ os. En un breve anaí lisis del contexto de esta disposicioí n, observamos que el ITER CRIMINIS DE LA ESTAFA, supone primero una relacioí n entre el Brujo y el Supersticioso en la cual entra en juego la sugestioí n psicoloí gica, la persuasioí n ; hacieí ndole creer que tiene la verdad en sus manos, pero es una verdad enganñ osa en el sentido de que el Brujo da a la mentira una apariencia de verdad, induce al Supersticioso a creer o a tener por cierto lo que no es asíí, valieí ndose de palabras y de cosas fingidas, utilizan muchos trucos conocidos, artificios para enganñ ar de fraude y obtener provecho. Los franceses la denominan escroqueríía, los espanñ oles enganñ o, los portugueses trampa o burla ( tranello ), otros Coí digos como el nuestro lo llaman simplemente Fraude o Estafa. En Venezuela con la invasioí n de los cubanos penetraron la santeríía, causando graves danñ os a las personas y los animales que usan como sacrificios, cultos milenarios derivados de los grupos indíígenas africanos. Dios nos ha dado la solucioí n a todos nuestros problemas, ya sabemos que nos comunicamos con EÉ L a traveí s de la Oracioí n y lo escuchamos mediante su Palabra ( las Sagradas Escrituras ). Es allíí donde debemos buscar la verdad y esa verdad tambieí n nos las traduce fielmente el Nuevo Testamento, el Evangelio que es Jesuí s de Nazareth, el camino, verdad y vida. Precisamente su Resurreccioí n nos reveloí que es el Hijo de Dios y mostroí a la humanidad el auteí ntico valor de la 78


vida para su salvacioí n. Vivir centrado en Jesuí s, es convivir con el recto proceder, es la verdadera fuerza espiritual capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo. Por ello nos entregoí la magna oracioí n EL PADRE NUESTRO, que es nuestra arma celestial por excelencia y Nuestra Madre de Dios: la Virgen Maríía nos dio el Santo Rosario. Vale decir otra Grande Proteccioí n : La Oracioí n de la Santíísima Trinidad: He aquíí una breve explicacioí n: Estaba Juan Bautista, bautizando en el ríío Jordan y se presentoí Jesuí s de Nazaret para que lo Bautizara, Juan Bautista le dijo ; ¿No eres tuí el que debes Bautizarme? No, bautíízame para que se haga Justicia, e inmediatamente lo sumergioí en el ríío, bautizar significa sumergir y lo bautizoí en el nombre del Padre y del Hijo, pero cuando salioí Jesuí s del agua, se le aparecioí el Espííritu Santo sobre su cabeza en forma de paloma y le habloí : Este es mi Hijo Amado en quien tengo toda mi complacencia; Despueí s Jesuí s comenzoí a bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espííritu Santo. El Bautizo nos identifica con Dios, Con Jesuí s y con nuestra Religioí n Catoí lica, nos traduce en Sacerdotes, Profetas, Rey de Reyes ( vivir a imitacioí n de Jesucristo ) y nos concede la vida Teologal de Fe, Esperanza y Caridad. Es decir, tres personas y un solo Dios , Padre, Hijo y Espííritu Santo; esto se comprende a traveí s del amor de Nuestro Senñ or, seguí n el Papa Emeí rito Benedicto XVI. Es una oracioí n portentosa ; ” Oh Señor líbrame de personas, animales o cosas que me quieran hacer daño, si tiene ojos que no me vea, si tiene oídos que no me escuche, si tiene boca que no me hable, si tiene manos que no me toque y si tiene pies que no me alcance.” Amen. 79


Sobre este punto me permito exponer una explicación brillante de San Pío de Pietrelcina sobre el Misterio de la Santísima Trinidad :

"El padre, con sencillas palabras, comenzoí a disipar las dudas: "Hija, ¿quieí n puede comprender y explicar los misterios de Dios? Se llaman misterios precisamente porque no pueden ser comprendidos por nuestra pequenñ a inteligencia. Podemos formarnos alguna idea con ejemplos. ¿Has visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿queí hace el panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero una uí nica sustancia. Asíí se dice de Dios: EÉ l es uno en la naturaleza, Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no es el Hijo ni el Espííritu Santo; el Espííritu Santo procede del Padre y del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un solo Dios porque uí nica e ideí ntica es la naturaleza de Dios". --

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Hay palabras, que se usan pero cada una de ellas tiene un matiz especial, por ejemplo, personas mayores, personas de la tercera edad, ancianos..., todas ellas tienen de común la cantidad de años; pero la palabra ancianoLa Vida de María

LA VIRGEN MARIA Maracay, Venezuela, 2021

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