Polilla, número 18 (noviembre de 2018)

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ISSN 1900-9623

Número 18

Noviembre de 2018

Análisis Crítico del Discurso

Revista de los estudiantes de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana • Universidad del Quindío (Armenia, Colombia)


Número 18

Contenido

José Fernando Echeverry Murillo Rector Facultad de Ciencias de la Educación Angelmiro Galindo Martínez Decano

Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana Con acreditación de alta calidad Resolución 13935 de 2013 del Ministerio de Educación Nacional Juan Manuel Acevedo Carvajal Director ≈ Polilla, Revista literaria ISSN 1900-9623 Número 18 Noviembre de 2018 Revista de los estudiantes de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana Universidad del Quindío (Armenia, Colombia) Directora Angely Viveros Moreno Comité Editorial Yalud Daniela López Giovanny Santos Castañeda Alejandra Ovalle Peñuela Natalia Castañeda Cuervo Carlos Eduardo Jaramillo Rubio Angie Daniela Ruiz Alejandro Patiño Cardona Angie Tatiana Gutiérrez Ospina

Noviembre de 2018

Camilo Andrés García y Carlos Eduardo Jaramillo ¿Còmo narran los niños? Aproximaciones al relato oral infantil Daniel Medina Gómez ¿Veci, pa’ dónde va? Una aproximación socio-pragmática al tratamiento nominal de la guianza turística informal de Montenegro

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Wanda Patricia Quijano El discurso noticioso en Colombia: entre el amarillismo y la desinformación 22 Diego Arias Cortés, Yasmín Moreno Bautista y Claudia Milena Pinilla Algunas metáforas que habitan nuestra vida

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Andrés Felipe Pérez y Marlly Lorena Ocampo “Estaría bien si mataran a todos los homosexuales” Análisis Crítico del Discurso

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Carlos Eduardo Jaramillo Antonio Yammara y Ricardo Laverde: La anomalía de los incorregibles en El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez

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Divagando Andrés Felipe Pérez Yalud Daniela López Oscar David López Jonathan Alexander España

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Coordinador del proyecto Carlos Alberto Castrillón Ilustraciones Sebastián Camargo, Juan Sebastián Suárez, Edward Camacho, Stefanía Díaz, Marcela Vargas Portada Marcela Vargas. Fractal (collage análogo) Contacto polillaliteraria@gmail.com http://revistapolilla.blogspot.com/

Cada autor es responsable del contenido de su texto. El Comité Editorial de la revista Polilla no asume responsabilidad sobre interpretaciones, opiniones y enfoques expresados en los trabajos publicados, ni estos representan el pensamiento o la interpretación de la Universidad del Quindío, la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana o el Comité Editorial.


¿Cómo narran los niños? Aproximaciones al relato oral infantil Un análisis sintáctico y narrativo al discurso de tres niños Camilo Andrés García1 Carlos Eduardo Jaramillo En este trabajo, analizamos la construcción discursiva, desde el punto de vista sintáctico y narrativo, en los relatos orales de tres niños (dos niños y una niña) con edades entre 5 y 6 años, a quienes se les hizo una entrevista, de forma aislada, que fue grabada y transcrita para el subsiguiente estudio. Cabe aclarar que el trabajo no pretende hacer una investigación que dé cuenta de las diferencias cognitivas entre los relatos de los niños, sino, más bien, se trata de un análisis de los discursos de las historias narradas, con referencia a los patrones estructurales que estas presentan, para ser tipificadas a partir del uso sintáctico y de los distintos tipos de narraciones que Owens propone en su libro Desarrollo del lenguaje (2003). Los resultados observados en los tres relatos los comparamos, para determinar diferencias y similitudes en cuanto al nivel de construcción sintáctica y narrativa que tienen los niños (estructuras narrativas, secuencias narrativas, coherencia discursiva, mediante nexos de oraciones coordinadas y subordinadas, relaciones causales, palabras frecuentes), en el momento en que recurren a la narración. Consideramos importante, además, trasladar diferentes estudios europeos a nuestro contexto, para aproximarnos al nivel de pertinencia que tienen en una localidad verbal explícita como lo es Armenia, Quindío, toda vez que, aun cuando Karmiloff y Karmiloff plantean que “en general, el patrón de desarrollo del lenguaje es relativamente semejante en todos los niños” (2003: 94), la adquisición del lenguaje presenta variedades importantes en términos culturales. El trabajo contiene, en primer lugar, algunas reseñas que describen tanto el marco teórico como los antecedentes, seguido de la descripción de la recolección de la información, proceso explicado en la metodología. En segundo lugar, el análisis individual de los relatos de los tres niños y, a continuación, el análisis comparativo. En ambos casos, primero nos referimos al aspecto sintáctico y después al narrativo. En tercer lugar, un apartado referido a las conclusiones de nuestro estudio, en relación a los resultados observados y a los aportes teóricos que nos han servido para este trabajo, así como una discusión que relacione nuestro estudio con los antecedentes expuestos. 1. Marco teórico La comparación discursiva de los relatos de los tres niños la hemos realizado a partir de las concepciones teóricas planteadas por Karmiloff y Karmiloff en Hacia el lenguaje (2005), Owens en Desarrollo del lenguaje (2003) y las recogidas en la obra Sintaxis de la lengua española (2011) de Sofía Acebo García. 1

Estudiantes de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío.

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Stefanía Díaz

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En su obra Hacia el lenguaje, en el capítulo IV (“El aprendizaje del significado de las palabras”), Karmiloff y Karmiloff hacen un estudio del proceso, en las diferentes etapas del desarrollo de los niños, de la adquisición de las palabras como elementos simbólicos y significativos, estableciendo un panorama más o menos similar en relación con cierto rango de edades. Allí, las autoras se cuestionan por los mecanismos sobre los cuales los niños, además de reconocer ciertos sonidos, empiezan a hacer asociaciones con referentes del mundo externo y cómo, a partir de esta etapa primaria, amplían su léxico y, por tanto, sus posibilidades de comunicación y relación con el mundo. Karmiloff y Karmiloff definen las palabras adquiridas por el niño como arbitrarias y convencionales y la relación que tiene el desarrollo de su léxico con las influencias biológicas y ambientales. Además, hacen una aproximación a la manera como los niños establecen categorías significativas con base en las palabras que han adquirido, así como las restricciones que obstaculizan su aprendizaje. En tal sentido, sus aportes nos han permitido hacer un acercamiento a los niños entrevistados, con un conocimiento previo de la conciencia del uso del lenguaje y el bagaje léxico con el que puedan contar. Desde otra mirada, el texto de Owens, Desarrollo del lenguaje (2003), plantea el desarrollo de la gramática de los cuentos y las tipificaciones que se presentan en los relatos que dan los niños. Para ello, Owens menciona que dicha gramática se desarrolla “a partir de las historias que una persona suele leer o escuchar” (2003). De allí, establece groso modo que tal proceso consiste en una situación más una estructura de episodios y nombra los diversos componentes de la estructura gramática de los cuentos: establecimiento del escenario, suceso inicial, respuesta interna, plan interno, intento, consecuencia directa y reacción. Empero, hace el contraste de las variadas secuencias combinadas que presentan los niños en su producción verbal para narrar su historia. Lo anterior quiere decir que, en ocasiones, dependiendo de las edades de los infantes, los componentes mencionados suelen faltar o hibridarse con otros en el relato. Ejemplo de ello son las secuencias descriptivas de acción, características de las primeras narraciones de los niños preescolares, pero que, con el tiempo, van volviéndose más interesantes en la producción oral, hasta convertirse en episodios complejos. Finalmente, en Sintaxis de la lengua española, el apartado de nuestro interés se centra en las oraciones coordinadas y subordinadas. Al respecto, se definen

las primeras como aquellas que “están formadas por la unión de diversas oraciones simples que mantienen entre sí una relación de igualdad jerárquica” (2011: 65). Así, las segundas son las que mantienen “una relación de dependencia sintáctica respecto a otra” (2011: 71). Previo al análisis sintáctico, profundizaremos más sobre los tipos de oraciones. 2. Antecedentes Ya esbozada la ruta y las intenciones de nuestro trabajo, queremos, brevemente, resaltar dos estudios realizados en México, cuyos temas, metodologías e intencionalidades guardan importantes relaciones con el nuestro. El primero es una investigación, producto del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su autora, Cecilia Rojas Nieto, habla en “¿Te acuerdas? Cuéntame… La emergencia de la narración” (2014) sobre el tipo de narrativas existentes en el desarrollo del lenguaje de los niños. Para ello, toma a cuatro niños, entre uno y tres años, y compara su producción verbal, en distintos momentos de la investigación, contrastando, principalmente, los temas de los que hablan y la forma de expresarlos, de acuerdo a lo que la autora propone sobre narraciones de experiencias personales (NEP) y narraciones ritualizadas (NRit): las primeras son historias basadas en las vivencias personales y cotidianas de los niños, y las segundas se refieren a la forma de contar historias ya escritas o vistas como las de libros o películas. Lo interesante del estudio es que, al tratarse netamente de narraciones de experiencias personales, se llega a la conclusión de que el padre toma un control central en la historia del niño que lo incita a contar su historia para ser escuchada por alguien más usando operadores discursivos como acordarse y contar. A propósito de esto, Cecilia Rojas afirma que “la memoria episódica alrededor de los dos años suele apoyarse en la interlocución adulta” (2014: 45). El segundo estudio es de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. El texto, titulado “Descripción de estados internos y atribución de intenciones narrativas infantiles. Aproximaciones a una teoría de la mente” (2014) de Rosa Graciela Montes, presenta un estudio en el que busca determinar, mediante un corpus de relatos producidos por niños a partir de un instrumento común, la manera en que estos, divididos en grupos de acuerdo a sus edades (3-5-9), interpretan los estados internos (intenciones

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- motivaciones - deseos) de los personajes de un cuento y reconocen su potencial de causalidad para desencadenar acciones-sucesos, de los cuales se deriva, a su vez, la coherencia de sus narraciones. De este modo, su estudio, entre otras cosas, permite observar dos tipos de correlaciones: la que se da entre los recursos inferenciales de los relatos utilizados por los niños y su incremento, de acuerdo a sus edades, y la que se da entre el reconocimiento de una estructura global del relato y la utilización de esos recursos inferenciales y de causalidad. 3. Metodología Para la recolección de la información, escogimos tres niños, a los cuales les solicitamos contar alguna historia, bien fuera de un cuento o de una película que conocieran: Alejandra, de seis años, quien narró, desde su punto de vista, la historia de la película Un jefe en pañales; Felipe, de cinco años, que narró su versión de la historia de Los tres cerditos y el lobo, y, finalmente, la historia de El cerdo y la hechicera, compartida por Manuela, de cinco años. Dichos relatos se compartieron durante la realización de una entrevista (audio grabado) de manera individual. Los tres niños, de habla hispana, pertenecen a sectores de clase media urbana de Armenia. Culminadas las entrevistas y con el material de audio obtenido, transcribimos las tres narraciones hechas por los niños, para el posterior desarrollo del análisis sintáctico y narrativo que sustenta el presente ejercicio. 4. Análisis Como una parte fundamental de nuestro estudio está basada en el aspecto sintáctico, creemos pertinente, por su frecuente uso, antes de iniciar el análisis en cuestión, exponer, de modo más claro, la definición de las llamadas oraciones coordinadas y subordinadas, expuestas en Sintaxis de la lengua española. Las oraciones coordinadas se refieren a oraciones que se forman por diversas oraciones simples, las cuales tienen un mismo nivel jerárquico (2011: 65). Lo anterior, quiere decir que son oraciones que, sin depender y sin ser una más importante que la otra, pueden unirse, a través de nexos (y - o - pero) que, precisamente, las coordinan en una sola proposición. Un ejemplo es “Eva veía la televisión y Luis escuchaba música” (2011: 67).

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Con respecto a las oraciones subordinadas, estas se comprenden en relación con un grupo de oraciones mayor, como son las oraciones complejas. Veamos: Las complejas se refieren a esas construcciones que están formadas “por dos o más oraciones que no están en una relación de igualdad jerárquica. Es decir, una de las oraciones —que recibe el nombre de subordinada— mantiene una relación de dependencia sintáctica respecto a otra” (2011: 71). En otras palabras, en la construcción discursiva, una oración adquiere más importancia que la otra y ésta depende de la que tiene más valor. Ejemplo de ello, como lo manifiesta García es: “No me ha gustado que intervinieras de este modo = No me ha gustado tu intervención. Han accedido a que vengas = Han accedido a eso” (2011: 73). Por supuesto que las oraciones subordinadas, por tener un carácter complejo, se clasifican en muchos tipos, como las sustantivas, las adjetivas, las adverbiales y las adverbiales impropias. Un par de ejemplos de estas últimas son las causales, que expresan la “causa o razón de lo expresado” (2011: 100) como: “El perro está mojado, porque hace poco lo bañaron” o “La chica está triste porque la regañaron”, y las consecutivas, que “indican la consecuencia de lo que se expresa” (2011: 102). Verbigracia: “El motor de la moto se averió, por eso no pude viajar” o “En su testimonio decía cosas inconsistentes, de modo que descubrimos que era culpable”. Con lo trazado anteriormente, podemos abordar los respectivos análisis (sintáctico y narrativo) realizados a los discursos de las historias narradas por los tres niños en cuestión2. 4.1 Análisis individual Relato de Alejandra (6 años) Sintácticamente, Alejandra empieza su relato con una oración subordinada, usando el conector “que”; sin embargo, Alejandra usa mucho el conector “y” para expresar diferentes nexos en su discurso; ejemplo de ello son: “Un día le dieron su hermanito y él se puso muy triste”; “y me gustó la parte a donde los hermanos se volvieron amigos”; “Y… y… el, el niño, se dio cuenta”; “entonces se volvieron amigos y nada más”; “y debían simular que se volvieron amigos”, etc. 2

Ver los relatos referidos en el Anexo.


Juan Sebastián Suárez

De allí, podemos inferir que, en la lógica de su expresión, el conector “y” en las oraciones coordinadas cumple diferentes funciones: en el primer caso, la palabra cumple la función de un “por lo que”; en el segundo caso, cumple la función de un “además”; el siguiente caso cumple la función de un “entonces”, que bien podría ser una oración subordinada; el último ejemplo cumple la función de un “por lo tanto”. Por otro lado, el uso de las oraciones subordinadas lo vemos reflejado en: “que el bebé habla, hablaba como un señor de verdad, pero como un bebé”; “Como amaron más al bebé que al niño, entonces le cantaron la canción al bebé del niño. Eh, entonces al niño lo castigaron”. En ambos casos, las expresiones “como” y “entonces” también cumplen diversas funciones, ya que estas pueden ser reemplazadas por otras palabras que le den más sentido a la oración, por ejemplo, el “como un bebé” por

“siendo un bebé” para evitar la repetición con el siguiente “como”, que cumple la función de conector de causa. En el caso del primer “entonces” bien podría suprimirse de la oración y en el segundo reemplazarse por “así que”. La forma sintáctica del relato de Alejandra denota un orden poco claro entre las oraciones coordinadas y subordinadas; si bien se conserva el hilo conductor del relato, las ideas expresadas son un poco difusas, porque el uso excesivo de muletillas y la falta de ciertos conectores hacen que se pierda el sentido claro y concreto de lo que se quería contar. En términos narrativos, el relato de Alejandra podemos establecerlo como una oscilación entre un episodio complejo y un episodio interactivo. Veamos. Su narración inicia a partir del componente de respuesta interna, cuando enuncia: “Es que había un niño que… que no quería tener un hermano”, lo cual indica, más que una actitud del personaje

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Edward Camacho

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(niño), una reacción (la negación a querer tener un hermano) a una situación previa, no anunciada aún por la narradora. En la siguiente oración, Alejandra plantea ahora sí el suceso inicial: la llegada de un segundo hijo a la familia, con lo cual logra explicar la reacción de rechazo del niño mayor, planteada al inicio: “La mamá iba a tener uno. Un día le dieron su hermanito” y, seguido, retoma el episodio de reacción del personaje, especificando su estado: “y él se puso muy triste”. En la siguiente oración, vuelve a suceder algo similar, cuando Alejandra profundiza en la situación inicial, ofreciendo esta vez más detalles: “y le… le qui, le… le quitaron el… más tiempo al… al pri, al primer niño.”, sugiriendo de este modo que ese tiempo empezó a dedicársele al niño recién llegado. Hasta aquí, Alejandra ha identificado y narrado, aunque en un orden alterado, una situación inicial problemática y una respuesta emocional del personaje (niño). Una vez hecho esto, hace una interrupción del aparente orden secuencial de su narración y da un salto narrativo, para dar paso a lo que parece ser un episodio de consecuencia exitosa de unos sucesos que todavía no han sido narrados: “Y me gustó la parte a donde los hermanos se volvieron amigos” (se refiere, en realidad, a un primer intento del personaje, que Alejandra, en el avance de su narración, va a explicar por qué); antes de esto, narra un suceso inicial 2: el personaje principal (niño) descubre que el bebé puede hablar como adulto: “Y… y… el, el niño, se dio cuenta que… eh, eh… que el bebé habla, hablaba como un señor de verdad pero como un bebé”. Alejandra vuelve a mencionar el intento 1 (volverse amigos) amparado en lo que sería un plan interno 1 del personaje principal y del bebé: simular que se vuelven amigos. Seguido, aclara que no eran de verdad amigos, confirmando que se trata de un plan interno de ambos: “Ehh, entonces se volvieron amigos y nada más. Emm y debían simular que se volvieron amigos. No eran de verdad”. Luego explica las razones del intento 1 (volverse amigos), cuando hace hincapié en la consecuencia (castigo) de un intento 2 (matar al bebé): “Pero… era para que le quitaran el castigo al niño grande, porque el niño grande trataba de matar al niño pequeño”3. En Se mantienen los episodios intento 1 - intento 2, de acuerdo al orden en que fueron narrados por Alejandra. Un orden de la estructura narrada permite comprender que primero ocurre el intento 2 y luego el intento 1. 3

la siguiente oración, vuelve al episodio de respuesta interna 1: “…porque le daban muchos celos” y, en seguida, reafirma la consecuencia directa, ya mencionada: “entonces lo castigaron”. Aquí, Alejandra introduce un enunciado apartado de la historia central, que denota un objetivo (plan interno 2) a conseguir por parte de los personajes y un salto a una consecuencia directa exitosa: “Y tenían que descubrir una linda pero linda mascota que no te crees. Emm… y ellos la descubrieron”. (Aunque Alejandra no lo señala, parece que estos planes internos de los personajes que tienen objetivos inicialmente distintos proporcionan la clave para una resolución paulatina del problema central). Seguido, vuelve otra vez al suceso inicial 1, dando más detalles de esta situación: “Y como amaron más al bebé que al niño, entonces le cantaron la canción al bebé del niño…”; en medio introduce nuevamente el episodio de consecuencia fallida, sin nombrar esta vez el intento previo (matar al niño): “Eh, entonces al niño lo castigaron”, para luego dar continuidad a los detalles de la situación inicial 1: “Escuchó su canción, se puso triste y el bebé luego dijo: ¿Qué haces?”. En la última oración, hace un salto, planteando la situación final del relato (se infiere que el plan interno de simular una amistad y de descubrir la mascota los conduce a hacerse buenos hermanos, lo que sería la reacción final, pero no explica este cambio de situación). Presencia de elipsis. Finalmente, Alejandra destaca las reacciones emocionales de los personajes, quienes se vuelven buenos hermanos: “Y después los niños se volvieron buenos hermanitos que se querían mucho”. Los patrones detectados en esta gramática de la historia narrada por Alejandra nos acercan a algunas conclusiones: su narración se presenta como un episodio complejo, que incluye diversos componentes y la mayoría tiene más de una versión. Los componentes se presentan de manera desordenada (primero aparece una respuesta interna y luego un suceso inicial; primero una reacción y después un intento). En su narración, no identificamos el componente de establecimiento del escenario (presentación de personajes, acciones y contexto); Alejandra se ubica desde el nudo de la historia y hace varios saltos narrativos; si el enfoque recae solamente en estos, podrían asumirse como simples secuencias de acción, pero que, puestas en el contexto de la narración total, se asumen como parte de la trama misma de la historia. La manera como se presentan los hechos nos

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permite inferir que también hay presencia, aunque en menor grado, de un episodio interactivo4, toda vez que en la narración aparecen otros personajes (padres, el bebé) que también tienen objetivos y cuyas acciones interfieren con las del personaje principal (niño). Es importante, para culminar, señalar que Alejandra ha puesto la focalización de su historia en el personaje niño y narrado desde este punto de vista; la película que le ha servido para contarnos la historia (Un jefe en pañales) presenta una focalización diferente, que recae, principalmente, en el bebé recién llegado, lo cual nos permite concluir cómo los niños, en su desarrollo y producción de lenguaje, entre otras cosas, asumen con autonomía, no solo los patrones de una posible gramática general de cuentos/historias, sino también los puntos de vista, de acuerdo a sus percepciones5. Relato de Felipe (5 años) En Felipe, podemos observar que, en la mayoría de su uso del lenguaje, combina oraciones coordinadas y subordinadas, a partir del mismo glosario de palabras. Así pues, se ve reflejado en él el constante uso de los conectores “y”, “para” y “entonces”. El primero, para las coordinadas y los últimos dos para las subordinadas. Varios ejemplos de ello son: “el perezoso iba construir la casa de paja y él y la constluió más rápido pa’ que se vaya a jugar, el otro la hizo de madera y la hizo rápido pa’ que se iban a jugar”. Cabe resaltar que, en sus oraciones, aún no se nota muy bien el uso de los tiempos, confundiendo de este modo el tiempo pasado con el futuro, sin poder mantenerlos de una forma congruente en la totalidad de su discurso, afectando la coherencia sintáctica que deberían tener sus oraciones. En la segunda parte de su historia, vemos un mayor uso del “entonces” para conectar sus oraciones; verbigracia: salieron corriendo al marrano más mayor, entonces llegó el lobo y sopló, sopló y se puso morado, entonces iba se puso un traje de cepillos entonces el cerdo más mayor era más avispado, entonces le pegó con el En Desarrollo del lenguaje (p. 327), sobre los episodios interactivos, Owens plantea que “constan de dos personajes con objetivos diferentes, cuyas acciones interfieren entre sí”. 5 Este es un claro ejemplo para evidenciar cómo influye la interpretación y el recuerdo que tiene el niño de la historia narrada en la organización interna de su discurso. 4

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cepillo en la cabeza entonces y se fueron, se entró por la chimenea y el cerdo mayor tomó una agua, una olla con una agua le echó fuego, entonces le quemó la cola entonces el lobo se fue y listo fin.

De allí, inferimos que el nexo de sus unidades sintácticas se confunde al darle varios usos a ese entonces. En el primero, va bastante bien; en el segundo, bien podría funcionar como “a lo cual” agregando que la palabra “iba” está alterando la coherencia sintáctica; el tercero, como un “pero”, para contrastar que el cerdo era más inteligente que el lobo; el cuarto funciona como un “por lo tanto”; el quinto es curioso, porque bien podría haber sido suprimido, para dejar solo espacio a una oración coordinada, suprimiendo la palabra mencionada y dejando el “y”; ya el último cumple la función de “así que”, por el hecho de haber prendido fuego a la olla con agua y calentarla en la chimenea. Por último, cabe resaltar que el uso de oraciones coordinadas y subordinadas no se presenta precisamente en el orden señalado aquí. Una aclaración de ello es que Felipe sigue haciendo uso de la “y” entre todos los nexos de sus oraciones, para conectarlas a su modo, dando cierre a su discurso con una coordinada: “y listo fin”. De otro lado, analizada la narración, Felipe se acerca mucho a lo que Owens (2003) plantea es una narración con características de una secuencia de reacción, ya que, teniendo en cuenta que los protagonistas son los tres cerditos, primero establece el escenario (los tres cerditos construyendo sus casas para ir a jugar, porque les gustaba jugar). Luego viene el lobo y destruye las dos primeras casas; esto da cuenta del suceso inicial que “induce a los personajes a actuar de alguna manera” (Owens, 2003) y que obliga a los dos primeros cerditos a ir donde su hermano mayor; pero como el último era más inteligente, en un intento por librarse del lobo, le golpea con un cepillo en la cabeza y este, al entrar por la chimenea, es expulsado por otro intento del cerdito mayor de alejarlo, encendiendo una olla con agua caliente. Bien, hasta el momento se encuentra la secuencia de un establecimiento del escenario (E); un suceso inicial (SI) y un intento por parte de uno de los personajes (I), pero lo curioso del relato es que se agrega a la secuencia una consecuencia directa (lo cual aproxima el relato a un episodio abreviado) que vendría siendo el plan frustrado del lobo al quemarse la cola (CD). Así, se da un cierre a la historia de los personajes con el eco de sus acciones frente al suceso inicial.


Relato de Manuela (5 años) Un análisis sintáctico de los elementos estructurales de la narración de Manuela indica que inicia con una oración bien estructurada sintácticamente: “Un cerdo se convirtió en basura por la hechicera”. Podemos evidenciar que esta oración cuenta con sujeto, verbo y predicado; además de esta oración, encontramos otras que cumplen con varias reglas de sintaxis. Examinando con mayor profundidad el relato de la niña, notamos que el cuerpo del cuento carece de una estructura organizada y coherente, no hay inclusión de un nudo y de un desenlace, sino que el cuento va perdiendo sentido; además se observa que las palabras están expuestas de una forma no ordenada, guardan poca relación entre ellas y faltan artículos dentro de la historia, lo que ocasiona la pérdida de sentido. Vale la pena agregar que utiliza de manera constante el nexo “y”, lo que denota lo corto de su vocabulario; aun así, ha logrado conectar varias ideas que actúan como oraciones coordinadas y subordinadas, si observamos que incluye “y” y también “pues” en diversas oraciones: “si la convertía en sapo era un sapo para siempre y gato vino y se comió a violeta” o “La hechicera era una bruja mala pues su hija se llamaba Violeta”. En el caso del abuso del nexo “y”, Manuela lo utiliza remplazando otros usos sintácticamente más correctos; un claro ejemplo se evidencia en el enunciado “su madre dijo que tenía que estudiar, estudiar y estudiar y si no estudia la mamá ya sabe qué hacía” donde la conjunción señalada en cursiva “y” cumple la función de contraste, por lo que equivale a un “pero”. Por otro lado, del análisis narrativo del discurso de Manuela podemos observar lo siguiente: La estructura que mejor describe su narración, de acuerdo a Owens, es la de secuencia de acción, aunque puede fijarse en relación con la secuencia de reacción, si se tiene en cuenta la presencia de una situación inicial 1 e incluso una situación inicial 2, pero que luego se pierden por completo entre el establecimiento del escenario y la descripción de una serie de acciones que únicamente están unidas por un orden aditivo. Así se advierte cuando Manuela inicia su relato con lo que podría ser una situación inicial 1: “Un cerdo se convirtió en basura por la hechicera”, pero después este enunciado queda desconectado de la narración de los demás.

Después, Manuela presenta los personajes y ofrece descripciones de sus estados emocionales, combinando esto con diversos intentos de los personajes (la mamá es una bruja mala, el nombre de la niña es Violeta, Violeta quiere ser mala como su madre (E); la mamá quiere que estudie (I)) que, a su vez, entreteje con lo que podría ser la situación inicial que problematiza el resto de la historia (la madre pretende convertir en sapo a la niña), aunque bien puede tratarse solo de la enunciación de un plan interno por parte de la madre. El personaje parece no tener un plan interno, ya que, ante la problemática planteada, Manuela introduce un evento de mala fortuna, cuando un gato se come a Violeta que, sin necesariamente nombrarlo, ha sido transformada en sapo. (Llama la atención que Manuela utiliza una elipsis justo en lo que sería, en efecto, el suceso problematizador de toda la historia). El relato de la niña se diluye, pues, en eventos (descripciones de acciones) y aparición de personajes, pero estos se pierden del hilo conductor, afectándose así una secuencia lógica con la historia inicial: Violeta bajó, bajó y bajó hasta que se encontró al gato llamado O… Osametra. Osametra tenía manchas y era color rosado y ojos azules y Manchema tenía muchos amigos y… y un pato llamado Francisco. Francisco siempre hablaba y chismoseaba y caminaba lo que Violeta hacía y la fráncico, la gata… la gata tuvo 100 mil años y ñañaña y ese es el final.

4.2 Análisis comparativo Veamos ahora una comparación general de sus discursos, tanto en términos sintácticos como narrativos, de tal forma que podamos establecer aproximaciones a sus niveles léxicos y capacidades de construcción de oraciones y de encadenamientos narrativos, movidos por una lógica secuencial. Inicialmente, una comparación sintáctica, una vez tomados en cuenta criterios como predominio de oraciones (coordinadas o subordinadas), mayor uso de nexos en sus oraciones y posibles valores que reemplazan, repeticiones de otras palabras al interior de sus relatos y coherencia textual, nos arroja los siguientes resultados Tabla 1. El nexo “y” y el “entonces” son los más frecuentes. El primero para las coordinadas y el segundo para las subordinadas. En Felipe, estos nexos pueden ser remplazados por otros que cumplen la misma

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función, como “pero”, “porque”, “así que”, “por lo tanto”. En Alejandra por valores como “por lo que”, “además” y “por lo tanto”. En Manuela los sucesos narrados están desvinculados, por lo que no hay forma de atribuir otros valores; en cuanto a la repetición de palabras, que nos da luz del nivel léxico con que cuentan los niños, ocurre en ella algo particular: la palabra con la que finaliza una oración es la misma con la que inicia la siguiente y así sucede en gran parte de su discurso narrativo. En los tres hay un bajo nivel de coherencia textual. Combinaciones agramaticales, repetición de artículos, conectores, mal uso del tiempo. En cuanto a la terminación de las narraciones, los tres saltan de manera abrupta al episodio final; sin embargo, es en el caso de Felipe y de Manuela donde observamos que está sustentado por una aparente necesidad de anunciar que, efectivamente, se ha llegado al fin del relato, al utilizar las oraciones como “y listo fin” o “ñañaña ese es el final”. Observemos ahora una comparación narrativa en la Tabla 2, con base en la gramática de cuentos planteada por Owens, para comprender con más claridad las diferencias y similitudes que presentan los niños, en relación con la organización de sus secuencias narrativas y la interpretación que hacen de las historias que les han servido como referentes. Para ello, hemos tenido en cuenta criterios interrogativos como ¿cuáles son los componentes narrativos6 más frecuentes en las narraciones de los tres niños?, ¿cuáles son los patrones estructurales que fundamentan las narraciones?, ¿las historias son narradas de acuerdo con un hilo conductor?, ¿de qué manera los niños vinculan los episodios de sus historias? y ¿existe combinación de uno o más patrones estructurales en los relatos de los niños? En los tres se presenta una hibridación narrativa, lo cual nos da una perspectiva sobre la flexibilidad del modelo de Owens. Sobre la vinculación de los episodios, Felipe es quien mejor tiene en cuenta el orden en que ocurrieron los hechos; la narración de Alejandra es más compleja, encadenando diversos episodios que conllevan efectos distintos. Manuela narra los eventos uno tras otro sin un aparente orden ni relación interna. EE (establecimiento de escenario), SI (situación inicial), RI (respuesta interna), PI (plan interno), I (intento), CD (consecuencia directa), R (reacción). Los números indican la cantidad de veces que aparece ese componente en cada relato. 6

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En definitiva, aun cuando hay cercanía en la edad y rango sociocultural, notamos importantes diferencias entre las narraciones discursivas empleadas por los tres niños. Difieren en la utilización de los componentes y patrones estructurales, así como en el orden en que son enunciados, modificando, por lo tanto, el hilo conductor de las historias. Así mismo, hay distintas maneras de vincular los episodios internos. 5. Conclusiones y discusión Las tipificaciones nombradas en el texto de Owens, que corresponden a las estructuras narrativas, no necesariamente se ajustan explícitamente al contexto de los niños que fueron entrevistados en la realización de este trabajo, con lo que se tiene, en cambio, un patrón híbrido entre las diferentes secuencias narrativas. De allí que no haya una correspondencia uniforme tanto sintáctica como narrativa con el contexto social ni el rango de edad de los entrevistados en su producción verbal. El recuerdo de la historia es un elemento importante en la construcción de los relatos. Con este, los tres niños han descrito acciones y organizado secuencias narrativas que movilizan el relato, en conjunción con su conocimiento implícito del lenguaje, que se manifiesta en la variada elección de palabras para formar oraciones (principalmente coordinadas) y unirlas mediante nexos, aun cuando, por sus cortas edades, tengan dificultades en el nivel de coherencia. Sobre esto último, nuestro estudio coincide con Karmiloff y Karmiloff cuando señalan que “los ritmos individuales de desarrollo varían considerablemente, sobre todo con respecto al aprendizaje de las palabras” (2005: 94). En contraste con las narraciones estudiadas en el capítulo de Cecilia Rojas (2014), el presente trabajo se enfoca en narraciones de experiencias ritualizadas (cuentos y películas), mientras que el de la autora lo hace con experiencias personales (narraciones subjetivas a partir de la vivencia de los niños). Cabe resaltar, además, que las actividades narrativas de Rojas son dialógicas, ya que el adulto cumple la función de un interlocutor en el que el niño puede apoyarse, utilizando así oraciones clave como “te acuerdas de”, “cuéntame” y “qué pasó” con el objetivo de seguir el hilo narrativo del niño, mientras que en nuestro trabajo la expresión plena del relato, sin apoyo alguno hacia los niños, cobra mayor importancia.


Sintaxis Tipos de oraciones que predominan

Nexos más frecuentes

Felipe

Coordinadas (primera mitad “y” del relato) y subordinadas “para” (segunda mitad del relato) “entonces”

Alejandra

Coordinadas y subordinadas (no hay una segmentación definida)

Palabras más repetidas

Coherencia textual

otro hermano mayor

Parcial. Repetición de conectores. Mal uso del tiempo. Construcción sintáctica moderada.

“y” “que” “como”

Parcial. Alteración por repetición de los componentes. Mejor uso del tiempo. Sintaxis moderada.

niño amigos sapo

Manuela

Coordinadas

“y”

Baja. Sucesos narrados aisladamente. (las repite al Repetición de conectores. Sintaxis poco terminar e iniciar construida. oraciones)

Tabla 1. Comparación de análisis sintáctico Narración Hilo conductor

Modos de vinculación de episodios

Temporal

Episodio complejo

Parcialmente

Causal

Episodio complejo con episodio interactivo

Secuencia de acción

No

Aditivo

Secuencia de acción con secuencia de reacción.

Componentes Patrón estructural narrativos

Combinación de patrones

EE (1) Felipe

SI (1) I (1)

Secuencia de reacción

Secuencia de reacción con episodio abreviado

CD (1) RI (1) SI (2) Alejandra

I (2) PI (2) CD (2) R (1) SI (2)

Manuela

EE (1) I (2)

Tabla 2. Comparación del análisis narrativo

Lo anterior, seguramente, por las diferencias de edad de los infantes estudiados en ambos trabajos. Aunque la población objeto está cercana en edades, el estudio de Montes, antecedente sobre los estados internos y causalidades en los relatos, abarca una marcada división por edades, para explicar diferencias halladas a partir de este rasgo. Nuestro trabajo prescinde de este factor y, en cambio, explora edades muy próximas en las que se evidencian notables diferencias, en concordancia con la flexibilidad de los modelos de referencia. Por otro lado, los relatos de los niños

del estudio de Montes se articulan a partir de un estímulo visual, que es el mismo instrumento (libro ilustrado) para todos. Los relatos, en nuestro trabajo, radican en un componente puramente verbal y hemos dado libertad en la selección de sus historias conocidas. Lo anterior es importante señalarlo pues pone en juego diferentes habilidades cognitivas en ambos estudios. Hay una correspondencia entre la presencia y ausencia de énfasis en ambos estudios: lo causal es fundamental en el estudio de Montes, y en el nuestro, solo es una parte del armazón narrativo,

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que lo explora solo como uno de los modos de vincular los sucesos. Los nexos para unir oraciones, donde también interviene lo causal, tienen especial atractivo para nuestro estudio; en cambio, en Montes es un elemento utilizado para marcar en los relatos de los niños los estados internos de los personajes. Debemos, sin embargo, señalar importantes coincidencias de intereses, fundamentalmente en los modos en que se articulan los sucesos de las historias (aunque lo causal y los estados internos sean abordados tangencialmente en nuestro estudio). Al respecto, no estamos de acuerdo con lo mencionado en el trabajo de Rojas, en atribuir a la percepción los encadenamientos narrativos que puedan hacer los niños, pues creemos que esta percepción solo responde al reconocimiento de sucesos aislados. Su relación implicaría más un mecanismo de asociación. Anexo Relato de Alejandra (6 años) Es que había un niño que… que no quería tener un hermano. La mamá iba a tener uno. Un día le dieron su hermanito y él se puso muy triste y le… le qui, le… le quitaron el… más tiempo al… al pri, al primer niño. Y me gustó la parte a donde los hermanos se volvieron amigos. Y… y… el, el niño, se dio cuenta que… eh, eh… que el bebé habla, hablaba como un señor de verdad, pero como un bebé. Ehh, entonces se volvieron amigos y nada más. Emm y debían simular que se volvieron amigos. No eran de verdad. Pero… era para que le quitaran el castigo al niño grande porque el niño grande trataba de matar al niño pequeño, porque le daban muchos, muchos celos, entonces lo castigaron. Y tenían que descubrir una linda pero linda mascota que no te crees. Emm… y ellos la descubrieron. Y como amaron más al bebé que al niño, entonces le cantaron la canción al bebé del niño. Eh, entonces al niño lo castigaron. Escuchó su canción, se puso triste y el bebé luego dijo: “¿Qué haces?”. Y después los niños se volvieron buenos hermanitos que se querían mucho.

Relato de Felipe (5 años) Había una vez tres cerditos… el perezoso iba construir la casa de paja y él y la constluió más rápido pa’ que se vaya a jugar, el otro la hizo de madera y la hizo rápido pa’ que se iban a jugar, el otro marrano constluió de cemento detrás de ellos y luego vino el lobo, se escondió en su casa a las 2 y eran de paja; sopló el lobo y se destruyó, se cayó la paja entonces salió corriendo pal otro hermano y también dañó la casa de él. Y luego de madera y el otro salieron corriendo al marrano más mayor, entonces llegó

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el lobo y sopló, sopló y se puso morado, entonces iba se puso un traje de cepillos, entonces el cerdo más mayor era más avispado, entonces le pegó con el cepillo en la cabeza, entonces y se fueron se entró por la chimenea y el cerdo mayor tomó una agua, una olla con una agua, le echó fuego, entonces le quemó la cola, entonces el lobo se fue y listo fin.

Relato de Manuela (5 años) Un cerdo se convirtió en basura por la hechicera. La hechicera era una bruja mala pues su hija se llamaba Violeta violo Violeta, era una niña que quería a ser malvada como su madre, pero su madre dijo que tenía que estudiar, estudiar y estudiar y si no estudia la mamá ya sabe qué hacía, la convertía en sapo, y si la convertía en sapo era un sapo para siempre y gato vino y se comió a Violeta. Violeta bajó, bajó y bajó hasta que se encontró al gato llamado ho Osametra. Osametra tenía manchas y era color rosado y ojos azules y Manchema tenía muchos amigos y… y un pato llamado Francisco. Francisco siempre hablaba y chismoseaba y caminaba lo que Violeta hacía y la fráncico, la gata… la gata tuvo 100 mil años y ñañaña y ese es el final.

Referencias Acebo García, Sofía (ed). (2011). Sintaxis de la lengua española. Barcelona: Larousse editorial. Karmiloff, Anette y Karmiloff, Kayra (2005). “El aprendizaje del significado de las palabras”. En Hacia el lenguaje (pp. 89-132). Madrid: Ediciones Morata. Montes, Rosa Graciela (2014). “Descripción de estados internos y atribución de intenciones en narrativas infantiles. Aproximaciones a una teoría de la mente”. En Rebeca Barriga Villanueva, Las narrativas y su impacto en el desarrollo lingüístico infantil (pp. 111-142). México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios. Owens, Robert E. (2003). Desarrollo del lenguaje. Madrid: Pearson. Rojas Nieto, Cecilia (2014). “¿Te acuerdas? Cuéntame... La emergencia de la narración”. En Rebeca Barriga Villanueva, Las narrativas y su impacto en el desarrollo lingüístico infantil (pp. 37-76). México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios.


Juan Sebastiรกn Suรกrez

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¿Veci, pa’ dónde va?

Una aproximación socio-pragmática al tratamiento nominal de la guianza turística informal de Montenegro Daniel Medina Gómez1

¡Imagínate lo conveniente que te sería volver a casa sin nombre! Entonces, si, por ejemplo, tu niñera te quisiese llamar para que estudiaras la lección, no podría decir más que «¡Ven aquí…!», y allí se quedaría cortada, porque no tendría ningún nombre con que llamarte, y entonces, claro está, no tendrías que hacerle ningún caso. —¡Estoy segura de que eso no daría ningún resultado! —respondió Alicia—. ¡Mi niñera nunca me perdonaría una lección sólo por eso! Si no pudiese acordarse de mi nombre me llamaría «señorita», como hacen los sirvientes. Lewis Carroll. Alicia a través del espejo

El departamento del Quindío tiene como uno de sus principales motores económicos las actividades orientadas hacia el turismo, lo cual ha desembocado en nuevas prácticas económicas y sociales; una de ellas es la actividad de guianza informal. El municipio de Montenegro cuenta con una gran afluencia turística, debido a la cercanía que tiene con diversos parques temáticos como lo son el Parque del Café o Panaca; esto ha permitido que este tipo de guianza, realizada por jóvenes de estratos bajos en las calles del municipio, sea cada vez más frecuente. Esta práctica no solo es común verla en el municipio de Montenegro sino también en otros municipios del departamento. Dado que es una actividad propia de la región surge el interés de este trabajo en acercarse desde las ciencias del lenguaje a este fenómeno. En la interacción entre el guía y el turista media un discurso con el cual el guía pretende lograr dos cosas: una, orientar al turista hacia su destino, es decir, informar; la otra, convencer al turista de ser guiado con el fin de obtener una retribución económica. Con tal fin, el guía adecua su lenguaje dando relevancia a la forma en la que se dirige hacia su interlocutor, por lo cual el tratamiento nominal cobra relevancia pues este, más que cumplir una simple función referencial, busca servir como elemento persuasivo; pero no se queda solo allí, de igual forma, el tratamiento nominal aporta información sobre los hablantes y el tipo de relación que establecen. Por tal razón, este trabajo centra su atención en analizar las fórmulas de tratamiento nominal con el fin de buscar el tipo de relación que busca entablar el guía con el turista, sea amigable y cercana o por el contrario formal y distante.

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Estudiante de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío y miembro del grupo de estudio “El discurso oral en el Quindío: de la academia a la cotidianidad” (DOQAC).

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1. Aspectos teóricos 1.1. Fórmulas de tratamiento nominal Las personas al comunicarse con otras no solo transmiten información sobre algún tema tratado, también emplean diversos elementos lingüísticos que comunican sobre sí mismos y cómo ven e interactúan con los demás. Uno de ellos es el tratamiento, que consiste en las expresiones utilizadas para referirse al otro; en términos gramaticales consiste en hacer referencia a la segunda persona. Estas expresiones cumplen una función en principio apelativa, pues son usadas para llamar la atención del interlocutor, se pueden entender como “estructuras basadas en la combinación de elementos léxicos y gramaticales que los hablantes utilizan para apelar a sus interlocutores” (Molina cit. en Castellano, 2012: 43). Estas expresiones se manifiestan de dos formas: una por medio de las variantes pronominales (tú, vos, usted) y la otra a partir de vocativos (madre, caballero, don). Las segundas reciben el nombre de fórmulas de tratamiento nominal (FTN); a diferencia de las pronominales, constan de un inventario abierto, puesto que surgen del capital léxico del hablante y de la situación comunicativa. Dado que este tipo de expresiones tienen que ver en mayor medida con el universo del hablante denotan aspectos que corresponden a su condición sociocultural, procedencia regional y en términos del contexto “reflejan el tipo de relación que se tiene con el interlocutor y al mismo tiempo vehiculan un sinnúmero de valores semántico-pragmáticos que están en relación con el efecto que se quiere producir en el interlocutor” (Castellano, 2012: 44). El uso de las fórmulas de tratamiento es esencial en la interacción: por una parte mediante estas se reconoce al otro, a quien escucha, a la vez que sirven como llamado de atención. Además de señalar o referirse hacia el interlocutor, las fórmulas de tratamiento pueden usarse como estrategia para la exaltación del oyente con el fin de mejorar o empeorar la relación comunicativa, es decir, hacerla más cortés y cercana o descortés y lejana. Las FTN son en últimas signos lingüísticos que más que comunicar significados semánticos al oyente, lo que hacen es reflejar aspectos pragmáticos de la relación comunicativa misma en términos de proximidad / lejanía, cortesía / descortesía y poder / solidaridad.

1.2. Poder y solidaridad Las relaciones sociales están regidas por las dos dimensiones planteadas por Brown y Gilman (1960): Poder y solidaridad. Estos aspectos hacen referencia a la existencia de una distancia provocada por factores de índole social, los cuales tienen su implicación en el lenguaje y determinan el tratamiento entre los interlocutores. La relación de poder, ubicada en el eje vertical, se da cuando una persona tiene la capacidad de incidir o controlar el comportamiento del otro. Brown y Gilman plantean que: “power is a relationship between at least two persons, and it is nonreciprocal in the sense that both cannot have power in the same area of behavior”2 (1960: 255). La relación no recíproca puede darse por distintos factores como: posición social, riqueza, edad, fuerza física, tipo de parentesco, la cultura, posibilitando que uno de los interlocutores se imponga sobre el otro. Mientras que la relación de solidaridad, ubicada en el eje horizontal, se puede dar de dos formas: la primera implica cercanía entre los interlocutores al compartir aspectos sociales como la posición social, la ideología, el trabajo, la religión, entre otros; por lo cual la relación es simétrica, la distancia social es corta y por tanto más solidaria. En cambio, la segunda forma ocurre cuando los aspectos sociales antes mencionados difieren entre emisor y destinatario, por ello la distancia se extiende, la relación es asimétrica y menos solidaria. En síntesis se entiende por solidaridad lo siguiente: “solidarity is the name we give to the general relationship and solidarity is symmetrical”3 (Brown y Gilman, 1960: 258). 2. Antecedentes En los estudios sobre el tratamiento lingüístico priman los enfocados al carácter pronominal; sin embargo, actualmente están surgiendo cada vez más trabajos enfocados en el estudio del tratamiento nominal, debido a que, a diferencia del anterior, este posee un repertorio abierto y refleja un sin número de aspectos pragmáticos. El poder es una relación entre al menos dos personas y es no recíproca en el sentido que ambas no pueden tener poder en la misma área de comportamiento (las traducciones son propias). 3 Solidaridad es el nombre que le damos a la relación general y la solidaridad es simétrica. 2

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En el contexto internacional se encuentra el trabajo “Formas de tratamiento pronominales y nominales en el siglo XX. Análisis de dos obras de teatro: Historia de una escalera y Bajarse al moro”, del investigador español Juan Pedroviejo, en el que estudia las formas de tratamiento usadas en la España de la primera mitad del siglo XX, tomando como corpus dos obras de teatro: Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo y Bajarse al moro (1985) de José Luis Alonso Santos. Se enfoca en verificar las hipótesis de Brown y Gilman (1980) sobre el cambio diacrónico de los usos de las formas de cortesía; estas hipótesis tienen que ver con dos dimensiones de las relaciones sociales: poder y solidaridad, y el planteamiento de una reducción del eje semántico de poder en favor del eje semántico de solidaridad y su expansión en ámbitos informales. Si bien la teoría sobre poder y solidaridad se realiza a partir de los usos pronominales, Pedroviejo plantea que: Las formas nominales, al igual que las pronominales también se sirven del concepto de distancia, de poder y solidaridad. Uno puede conocer a una persona y su nombre, pero se interpone la barrera de la distancia psicológica y social (no es de mi grupo) y, por lo tanto, no hay solidaridad, o sociocultural (diferencia de estatus) y por consiguiente predomina el poder, la jerarquía y la autoridad (2004: 833).

El análisis es realizado separando por diadas de relaciones interpersonales como hijos/padres, nietos/abuelos, chico/chica, adulto/adulto y joven/ adulto. Para así dar cuenta de las formas de tratamiento tanto en la cortesía empleada como de su ubicación en los ejes de solidaridad y poder. Entre las conclusiones a las que llega el autor están que prima el uso de usted por parte del hijo, hasta por lo menos el primer tercio del siglo, ya en la segunda mitad del siglo el empleo del usted se da en situaciones de tensión como las discusiones. Por el lado de las formas nominales “existe una clara relación asimétrica: Mientras que el padre-madre siempre se dirige a sus hijos con el nombre propio o formas nominales, éstos nunca lo emplean al dirigirse a sus padres” (Pedroviejo, 2004: 840). Entre los personajes jóvenes existe una variedad más rica de fórmulas de tratamiento nominal. “El uso de las fórmulas de tratamiento nominales tiende a desaparecer en el intercambio comunicativo y, por el contrario, el uso de las formas pronominales aumenta” (Pedroviejo, 2004: 841), dado que entre la conjugación verbal y los pronombres, existe una conexión gramatical, lo cual lo vuelve un hecho inevitable en la comunicación lingüística. En el contexto colombiano el lingüista Milton Daniel Castellano es quizás la persona que más se ha dedicado a estudiar y escribir sobre el tratamiento

Sebastián Camargo

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nominal, revisando aspectos morfológicos y pragmáticos, además de elaborar un diccionario con las FTN recopiladas del habla de Medellín. En su trabajo “Cortesía verbal y fórmulas de tratamiento nominales: Análisis pragmático de las fórmulas de tratamiento nominales en el habla de Medellín”, el autor examina las fórmulas nominales de tratamiento recolectadas en la ciudad de Medellín, tomadas de fuentes orales, recolectadas principalmente de conversaciones espontáneas en lugares urbanos, y de fuentes escritas, como los medios informáticos y textos literarios. Se centra en analizar la cortesía verbal reflejada en las FTN y busca caracterizarlas de acuerdo a qué tipo de cortesía reflejan, sea positiva o negativa, para lo cual tiene en cuenta la información morfológica, ya que hay aspectos claves, como la sufijación apreciativa, que connotan valores pragmáticos; el contexto lingüístico para determinar su uso; la información sociolingüística para el tipo de relación que establecen los interlocutores, pues la cortesía que se muestre tras una FTN “depende en gran medida de las valoraciones que los hablantes hacen de las diferentes situaciones a las que se enfrentan y de las relaciones que establecen con sus interlocutores” (Castellano, 2012: 46-47). Entre las conclusiones de este trabajo sobre las FTN del habla de Medellín está que al momento de clasificar las FTN entre cortesía positiva o negativa se hace complejo al no ser tan claro, dado que una misma fórmula puede aparecer tanto en enunciados de cortesía positiva como negativa; por lo cual solo pueden ser estudiadas partiendo de las condiciones lingüísticas y contextuales en las que son enunciadas. Cuando se utilizan FTN en un acto de habla descortés o entre hablantes que se encuentran distanciados socialmente “tienen como intención crear una solidaridad simbólica con el oyente” (Castellano, 2012: 55-56); además de generar vínculos de confianza, también intentan agradar como estrategia persuasiva y exaltar al oyente tanto positiva como negativamente. 3.Acercamiento socio-pragmático al tratamiento nominal 3.1 Contexto Un aspecto fundamental para acceder al significado pragmático de los enunciados es conocer su situación de enunciación, el lugar en el que se realizan, las características de los hablantes y sus

intenciones comunicativas. Es por ello que se hace necesario mencionar algunas características de los actores comunicativos y del contexto del que fue extraído el corpus. La situación de enunciación se da dentro de la actividad de guianza turística informal, practicada por jóvenes de estrato socioeconómico bajo, con edades que rondan entre los 14 y 22 años aproximadamente y con un nivel de educación secundaria, sin concluir en la mayoría de los casos. Esta actividad se desarrolla en el municipio de Montenegro en la calle 20 con carrera 5, es llevada a cabo en un espacio no convencional: la calle, y se realiza de forma itinerante. En ella el guía se acerca al vehículo del posible turista con la intención de orientarlo hacia los parques turísticos y principalmente a los lugares en los que puede acceder a los pasaportes para ingresar a ellos. Todo esto con el fin de recibir una retribución económica. 3.2 FTN empleadas en la guianza turística informal Las fórmulas fueron recopiladas tras observaciones realizadas en dos momentos diferentes, el primero fue en el mes de octubre de 2015 y el segundo en el mes de abril de 2017; no se encontraron diferencias significativas en las FTN empleadas en estos dos períodos. El total de FTN recolectadas fue de veinte, entre las cuales se encuentran variaciones de una misma palabra y combinaciones entre ellas. Tomando como base las categorías propuestas por Pedroviejo (2004) clasificamos las FTN recolectadas de la siguiente forma Tabla 1. 3.3 Poder y solidaridad en las FTN En la actividad de guianza turística informal se presenta la diada de Guía / Turista, en la que el primero toma el papel de emisor y el otro de destinatario; entre ambos no hay solo una diferencia por los roles que desempeñan, sino también una de tipo socioeconómico que se ve reflejada en el lenguaje. Brown y Gilman presentan las dimensiones de poder y solidaridad con las que se pueden entender estos tipos de diferencias, pues como plantea Pedroviejo “este par de dimensiones se supone presente en todo intercambio verbal entre los interlocutores. La razón es que en toda sociedad humana existe un concepto de la diferencia social y la solidaridad diferencial y que ambas dimensiones rigen la mayor parte de la vida social y los usos de tratamiento” (2004: 830).

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Título genérico

Lugar de Término de diversa Términos procedencia relación metafóricos

señor caballero dama

Sevilla paisa paisita

jefe patrón

amiguito mi so pana

firma rey reina

vecino

mi rey

Interjecciones Término de parentesco Ey ey jefe ey Sevilla

Madre

muñeca madre Tabla 1. Fórmulas de tratamiento recolectadas.

Si bien estos dos aspectos, en principio, fueron pensados para el sistema de tratamiento pronominal, también puede aplicarse al tratamiento nominal, el cual, en muchos casos, aporta información más concreta sobre el tipo de relación y los aspectos sociales que existen entre los interlocutores; ejemplo de ello ¿Que se le ofrece mi señora? Aquí el uso de mi señora no solo hace las funciones de dirigirse a un desconocido de una manera que ronda entre lo fraternal y lo formal, sino que da cuenta de una relación vertical (poder), que para este caso es entre comprador / vendedor. De igual forma, esto se ve reflejado en los enunciados producidos por el guía, en los que las FTN toman un papel protagónico para esclarecer qué tipo de relación se pretende mostrar y sobre qué aspectos sociales se sustentan. 3.3.1. Poder y FTN En la interacción Guía / Turista la dimensión de poder parte del aspecto económico, pues el turista posee los recursos para adquirir los pasaportes a los diferentes parques temáticos, mientras que el guía tiene el conocimiento sobre la ubicación de las oficinas en las que puede obtenerlos. Es decir que el turista está ubicado en términos socioeconómicos por encima del guía, cosa de la que el guía es consciente y utiliza como forma persuasiva manifestándolo en sus apelaciones. Esto se evidencia en los siguientes enunciados: 1. ¿Patrón va para el Parque del Café? 2. Jefe bienvenido, ¿va para el Parque del Café? Ambas FTN hacen evidente la relación no recíproca de poder; el guía al pronunciarlas realiza dos cosas: una de forma directa, que es la asignación

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del estatus de poderío que le otorga al destinatario; otra de modo indirecto, que consiste en el rol de subordinado que asume el emisor. Para lo cual, en (1) se entiende a partir de la clásica dicotomía de patrono / trabajador, en donde patrono es el grado superior y se le asigna al turista; por otro lado, de forma tácita el papel del trabajador es asumido por el guía. Mientras en (2) se da a partir de las diadas Jefe / Empleado o Empleador / Empleado; si bien en ambas ocurre la misma acción de Superior / Inferior en (2) la connotación es en menor grado. En estos dos casos las FTN son las únicas palabras que ponen de manifiesto la relación Superior / Inferior, en caso de sustraerse se difuminaría el tipo de relación existente entre los interlocutores, de allí su papel protagónico. No siempre esta relación es tan clara en el enunciado; esta se puede manifestar en grados muy bajos al usarse términos que corresponden en mayor medida a actos de formalidad que propiamente de poder, por lo cual, para tratar de evidenciar a cabalidad la relación, se hace necesario tener en cuenta diversos aspectos: entre los lingüísticos están las palabras que acompañan a la FTN en el enunciado a la vez que el significado global de este; y en los extralingüísticos se encuentran el lugar, el tipo de actividad social realizada, es decir, aquellos que corresponden al contexto. Lo anterior se evidencia en: Muy buenos días dama ¿para dónde se dirige? ¿Para el Parque del Café? Para el caso de la fórmula Dama, si se revisa el significado tradicional desde el diccionario de la RAE: “mujer, señora, en tratamiento de respeto”, se evidencia que es usada para manifestar respeto o formalidad, propio de una relación distanciada como la que existe en la diada Guía / Turista. Al


mirar el enunciado completo, compuesto por un saludo modélico de cordialidad más la FTN y por último dos preguntas que demandan información sobre el destino del interlocutor, no es tan claro el tipo de relación existente, pues la intención real del hablante (guiar al turista) no parece manifestarse en su lenguaje; hasta aquí parece ser un tratamiento que busca la solidaridad, pero, al momento de incorporar al análisis la situación de enunciación (guianza turística), la intención del emisor sale a flote y el uso de Dama refleja la relación de poder, pues se enmarca, al igual que para el caso de Caballero, dentro de un uso prototípico de las diadas originadas de la atención al cliente, en la que el guía sería el ofertante del servicio de guianza y el turista el usuario o cliente. Los casos hasta aquí analizados corresponden a las FTN del grupo título genérico, los cuales son designados por el rol, el estatus social o la actividad que desempeñe el individuo, todos ellos reflejan una relación de poder aunque en diferente grado. Por otro lado, en el grupo de términos metafóricos se encuentran aquellas FTN que poseen un significado figurado; en algunas de ellas es posible evidenciar con claridad el tipo de relación existente, mientras que en otras, dada su lógica de no hacer referencia a un significado literal sino a otro, se vuelve compleja su clasificación; muestra de ello son los siguientes casos: 1. Parque del Café es por este lado reina 2. Firma ¿va para el Parque del Café? El lenguaje figurado no solo se usa en los discursos artísticos, sino también en el habla cotidiana y con mayor frecuencia de la que los usuarios creen. Uno de estos usos es la FTN empleada en (1), la cual es utilizada generalmente como cumplido; sin embargo, en el caso de la guianza turística, va más allá de él pues también manifiesta valores pragmáticos del tipo de relación entre el guía y la turista; partiendo de la clásica definición de metáfora planteada por Lakoff y Johnson, “la esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra” (1986: 41), se puede analizar que con el vocativo Reina se alude al nivel de superioridad que posee la destinataria, evidenciando así la relación no recíproca de poder, para lo cual, la diada de Superior / Inferior es experimentada desde la dicotomía Reina / súbdito, intensificando así su efecto retórico.

Con respecto a (2), el término Firma, al ser una palabra cercana al argot del guía, acceder a su significado se hace complejo; si bien puede recuperarse de él la intención de resaltar al destinatario, no es posible derivar de ella una diada que demuestre algún nivel de subordinación, aunque tampoco es posible afirmar que no lo haya. Por otro lado, al buscar la palabra Firma en el diccionario de la RAE se encuentra la definición clásica de “nombre y apellidos escritos por una persona de su propia mano en un documento”; si a esto se suma que la Firma suele pedírsele a personajes importantes, parece ser más claro el valor exaltativo que se pretende dar al destinatario. En este caso el mecanismo empleado para manifestar el lenguaje figurado de Firma consiste en la metonimia; esta ocurre cuando: “utilizamos una entidad para referirnos a otra que está relacionada con ella” (Lakoff y Johnson, 1986: 74). La metonimia se da en este caso a partir de definir la parte por el todo, donde la parte es la palabra Firma y el todo es el destinatario. Dentro de las FTN recolectadas solo los grupos que corresponden a títulos genéricos y algunas de los usos metafóricos reflejan la relación de poder. Dicha relación es expresada en las fórmulas recolectadas en diferentes grados, siendo el grado más alto el que se ubica en la parte superior del eje vertical y el más bajo en la parte inferior. Acorde a esto, para las FTN de estos dos grupos se propone la siguiente clasificación: el grado mayor se ve reflejado en expresiones como Mi rey, Reina, Rey; en el grado intermedio se encuentran ubicados los vocativos Patrón y Jefe; y por último en el grado inferior están las fórmulas Dama y Caballero. 3.3.2. Solidaridad y FTN En términos sociales la relación entre el guía y el turista es siempre asimétrica por un motivo sencillo y es que ambos son desconocidos, nunca antes de ese momento han compartido. Algunos aspectos que demarcan esta distancia son: el estrato socioeconómico, la edad, el lugar de residencia y los intereses que cada uno persigue. Si bien en la diada Guía / Turista la relación de poder será en todas las veces la misma, ello no implica que en todas las ocasiones se deba ver reflejado en el lenguaje usado por el guía. Partiendo de la distancia socioeconómica que existe entre los interlocutores, el guía puede hacer uso de dos estrategias persuasivas para hacerle frente: una es

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legitimar o poner en evidencia la relación en las FTN que use, como en el caso de Patrón; la otra consiste en tratar de desdibujar la relación vertical por medio de las FTN, y en su lugar apelar al eje horizontal de solidaridad, es decir, el tratamiento nominal ya no pone de manifiesto la relación Superior / Inferior sino que pretende darse entre semejantes; de acuerdo a las fórmulas que utilice el guía estas irán encaminadas a crear de manera simbólica una relación más cercana y simétrica o por el contrario más alejada y asimétrica. En los dos ejemplos siguientes puede observarse cómo se manifiesta la relación simétrica por medio de las FTN: 1. Amiguito buenos días ¿va para el Parque del Café? Con el uso de Amiguito suceden dos cosas: una es que se toma como estrategia el tratar de simular la existencia de un vínculo fraternal y afectuoso como lo es la amistad y así eliminar las barreras sociales que existen entre el Emisor / Destinatario; la otra, en aras de potenciar la cercanía entre los interlocutores se acude al uso de la sufijación apreciativa4, particularmente se emplea el diminutivo -ito. Según la RAE (2010) un diminutivo puede tener las siguientes connotaciones: tamaño reducido, va dirigido especialmente a objetos y se encaminan en manifestar una disminución del tamaño del referente; atenuación, buscan aminorar la importancia del referente o reducir el efecto negativo de palabras que puedan llegar a ser incómodas; intensificación, implican una potenciación del significado de la palabra. Para el caso concreto de la fórmula Amiguito, con ella no se está tratando de referenciar al turista en términos de tamaño ni atenuar lo manifestado en el resto del enunciado, sino que se busca reducir la distancia social; lo que hace entonces el diminutivo -ito es intensificar el significado de amigo, buscando hacer más afectivo y cercano el trato al interlocutor. El otro caso de relación simétrica es el siguiente: 1. Mi so buenos días, paisita. En la fórmula Mi so es preciso mirar varios aspectos: el primero, recae sobre el contexto de procedencia,

Según la RAE, “se llaman apreciativos los sufijos que se añaden para expresar la valoración afectiva que se hace de las personas o las cosas.” (2010: 163) 4

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es propia del argot5 empleado por el guía para dirigirse a sus amigos; el segundo, corresponde a la connotación del término, por un lado, el adjetivo posesivo Mi estrecha el vínculo al demarcar una relación más personal con el emisor, mientras que con el vocablo So, al ser un apócope de la palabra socio, guarda algo de relación con la definición de una persona que participa con otras en una empresa en común; para el caso concreto dicha empresa está orientada en dirigir al turista. Es decir que esta fórmula hace las veces de Amigo pero dentro de un contexto de enunciación restringido. Por último, el uso de Mi so para apelar al turista no se da de forma adrede como una simple filtración del argot del guía, sino que parte del aspecto social de la edad del destinatario, que ronda entre los 25 y 35 años; al ser un joven existe una cercanía genuina, por tanto el tratamiento puede darse de una forma más informal en oposición a si fuese un adulto mayor. En los dos casos mencionados (Amiguito y Mi so) el trato manifiesta una cercanía buscando mostrar a los interlocutores en el mismo nivel, para lo cual se alude a aspectos sociales específicos, como el vínculo amistoso o la pertenencia a una misma generación de acuerdo a la edad; otras de las FTN que demuestran este tipo de tratamiento simétrico son Pana y Vecino. Si el tratamiento simétrico consiste en resaltar aspectos sociales que pongan en común a los interlocutores, sea la amistad o la edad para los casos que se analizaron, el trato de forma asimétrica pone el énfasis en los aspectos que difieren entre los interlocutores. Esto se evidencia en las siguientes expresiones: 1. ¡Ey Sevilla! ¿para el Parque del Café? 2. ¿Va para Panaca Madre? Con (1) ocurre igual que con la FTN Paisita; ambos son fórmulas Ad hoc en las que el uso parte de la identificación del lugar de procedencia del turista (por medio de la placa del vehículo), por lo cual, son intransferibles a otros momentos; en estos casos son el lugar de procedencia el aspecto social que demarca la distancia entre el guía y el turista y de allí su relación asimétrica. Por otro lado, en (2) con el vocativo Madre no suele ser tan clara su Daniel Cassany lo define como “una variedad dialectal que nace de la comunicación entre un grupo social determinado: jóvenes, grupos profesionales, grupos de amigos, etc. Puede tener varias finalidades: esconderse con un código exclusivo, identificarse con un grupo, pasarlo bien” (2003: 25). 5


clasificación de acuerdo a cuál de los dos ejes pertenece, pues si se le analiza desde la dimensión de poder se entendería a partir de la dicotomía Madre / Hijo, en la que la primera está ubicada por encima del segundo; pero, tras revisar las características físicas de la destinataria (mujer adulta mayor), la relación de poder parece difuminarse dando paso a la de solidaridad, en la cual el motivo del uso de esta FTN parte del aspecto social de la edad, en la que guía y turista presentan una alta distancia. Por ello la solidaridad se da de forma asimétrica, por lo que el uso de Madre termina siendo de orden metafórico. 4. Conclusiones Las FTN son fundamentales al momento de analizar el tipo de relación que se pretende mostrar en el lenguaje, sea de poder o de solidaridad, la cual puede o no corresponder con la real. Pues el uso de FTN en una u otra dimensión parte de una función retórica en la que el guía busca ya sea exaltar la superioridad socioeconómica del turista e implícitamente demostrar subordinación con expresiones como Patrón, o por el contrario pretende difuminarla creando un vínculo simbólico de cercanía a partir, bien sea de aspectos sociales que comparte con el turista, como la edad para el caso de Mi so, o aquellos que los distancien, como el lugar de procedencia para el caso de la expresión Paisita. Las fórmulas del grupo de términos de diversa relación tienden hacia la dimensión de solidaridad, mientras que las correspondientes a títulos genéricos lo hacen hacia la dimensión poder. Por otro lado, los términos de corte metafórico pueden estar en ambas dimensiones, como en el caso de Madre para el eje horizontal y Reina para el vertical, aunque no siempre sea clara su clasificación, pues como dice Castellano: “las metáforas presentes en algunas FTN despiertan y configuran un entramado de relaciones que constituye el contexto desde el que deben ser entendidas” (2008: 179), por lo cual, para poder interpretarlas se hace necesario conocer todos los elementos contextuales. Algunas FTN como Dama o Caballero, debido a su constante uso en situaciones semejantes, traen consigo el tipo de relación que se manifiesta; otras en cambio dependen en mayor medida tanto del contenido lingüístico que las acompaña, como del contexto en el que se usan. Ello hace que no siempre sea evidente el tipo de relación que establecen.

Referencias Brown, R. y Gilman, A. (1960). “The pronouns of power and solidarity”. En T. Sebeok, (ed.), Styles in Language (pp. 253-276). Cambrige: MIT Press. Cassany, D.; Luna, M. y Sanz, G. (2009). Enseñar lengua. Barcelona: Graó. Castellano Ascencio, M. D. (2008). “Fórmulas de tratamiento nominales para la pareja en el habla juvenil medellinense”. Íkala, revista de lenguaje y cultura, Universidad de Antioquia, (32): 163-181. Castellano Ascencio, M. D. (2012). “Cortesía verbal y fórmulas de tratamiento nominales: Análisis pragmático de las fórmulas de tratamiento nominales en el habla de Medellín”. Cuadernos de Lingüística Hispánica, Universidad Pedagógica y Tecnología de Colombia, (20): 41-56. Lakoff, G. y Johnson, M. (1984). Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra. Pedroviejo Esteruelas, J. M. (2004). “Formas de tratamiento en dos obras de teatro del siglo XX: Historia de una escalera y Bajarse al moro”. En D. Bravo y A. Briz (eds.). Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 829843). Barcelona: Ariel RAE (2010). Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa.

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El discurso noticioso en Colombia: entre el amarillismo y la desinformación Wanda Patricia Quijano1 La función primordial del periodismo debe ser informar, cuestionar, investigar, pero nunca brindar una noticia de manera sesgada. En Colombia, no es secreto que los propietarios de las cadenas privadas de televisión son los grupos económicos, así: Radio Cadena Nacional (RCN) pertenece al grupo Ardila Lulle y Cadena Radial Colombiana de Televisión (Caracol) al grupo Santo Domingo. Hecho que, parafraseando a Foucault (1987), crea un conjunto de procedimientos, limitaciones y ordenamientos sociales y políticos que favorecen el control discursivo en una sociedad. En este trabajo realizo un estudio sobre el discurso noticioso en Colombia, en especial el que efectúan las cadenas de televisión privadas. Para ello me apoyo en la teoría de Ron Scollon sobre el Análisis Mediato del Discurso (AMD) y en Ruth Wodak en cuanto a consideraciones del Análisis Crítico del Discurso (ACD). Reflexiono además, sobre aspectos notacionales, históricos, discursivos pragmáticos, retóricos (Ethos, Pathos, Logos, modalizadores), entre otros. Para la consecución del objetivo mencionado tomo como referente un video en el que se habla sobre los resultados de una encuesta realizada con el fin de identificar la percepción de seguridad, optimismo y aceptabilidad de los bogotanos. Dicho video se presentó el 14 de noviembre de 2014 en la emisión de las 11:30 p.m. del noticiero de la cadena Caracol. La noticia fue titulada: El 76% de los capitalinos dice que Bogotá está empeorando y tan sólo el 18% es optimista con el rumbo de la ciudad: encuesta. Jorge Londoño habla del tema. Luego, al ampliar la noticia, muestran el siguiente texto audiovisual: Presidente de Gallup explica el porqué del pesimismo de los bogotanos. El video completo puede verse en el enlace que aparece en las referencias bibliográficas. Para el estudio de este acto comunicativo se hace importante aclarar que el video cumple con tener intención comunicativa, sentido y significado y estar inscrito en un código determinado (el audiovisual), por tanto se le considera texto, de allí que en este se manifiestan un discurso y unos propósitos (dado por los emisores) y unas interpretaciones e inferencias (de parte del lector). Componentes notacionales El primer aspecto notacional a resaltar es el color rojo usado para identificar el porcentaje de desaprobación de los bogotanos; nótese que el de aprobación es verde claro. Según los estudiosos de la publicidad y los mass media, el color rojo transmite fuerza y energía, simboliza tanto el amor como la violencia; llama la atención y estimula la mente. Por el contrario, el color verde tiene sensación calmante, simboliza la esperanza y se relaciona con la naturaleza. Este referente es un punto de partida en la caracterización que los emisores quieren dar a la noticia. Lo importante es que la mirada se centre en el factor que ellos desean resaltar, en este caso el negativo. Egresada de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. Este ejercicio escrito se realizó como reflexión y aplicación del seminario sobre Análisis Crítico del Discurso. 1

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Sebastián Camargo

Otro elemento a tener en cuenta es el color azul usado como fondo y también en el que se enmarca en la parte inferior la frase “Pesimismo entre los bogotanos”, dado que este color simboliza lo fresco, lo transparente. Tiene un efecto tranquilizador para la mente y las empresas que utilizan el azul oscuro en su logotipo quieren transmitir la madurez y la sabiduría. Este tono oscuro es usado para resaltar el nombre del ejecutor de la encuesta, en este caso Invamer Gallup. Tácitamente le dicen al lector que lo dicho por ellos es verdad, aunque otros puedan tener una percepción distinta de este hecho.

En cambio, considero que los emisores se contradicen en los apartados en los cuales entrevistan a ciudadanos, dado que, a diferencia de años anteriores, las calles y andenes están limpios; cuando se refieren a que no hay por donde caminar muestran un andén amplio y solo, y esto no concuerda con lo que expresa el entrevistado. Se hace necesario también mencionar que en las ocasiones que muestran al alcalde Gustavo Petro, éste se nota cansado, asediado por los medios y lo más llamativo: no tiene voz; el emisor no permite a los interlocutores oír la posición de Petro: lo silencia.

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El último componente a considerar desde lo notacional es la omisión de la encuesta física; apréciese el contraste con la noticia dada y los datos aportados por RCN en relación con los 100 días del segundo mandato del presidente Santos. Este canal incluye los datos de la misma. Lo acá consignado puede confirmarse en el link mencionado en las referencias. Es oportuno aclarar que se consideran referentes notacionales no solo los visibles, sino también los faltantes, lo cual en el análisis del discurso supone intenciones o propósitos de los emisores. Esto, dado que Scollon centra el AMD en las acciones sociales como sistemas completos de significado que puedan o no usar el lenguaje; es decir, considera los modos en el que el discurso está implicado en las acciones cotidianas de los individuos, para interpretar y explicar los problemas sociales. El AMD comparte objetivos con el ACD, pero cambia el foco, ya que “presta especial atención a las acciones sociales a través de las cuales producen los actores sociales las historias y hábitos de sus vidas diarias, lo que constituye el fundamento sobre el cual se produce y se reproduce la sociedad”. Se trata de determinar los vínculos, la mediación entre los discursos y las acciones sociales. “Todas las acciones sociales están mediadas por herramientas culturales o instrumentos de mediación” (Meyer, 2003:47).

El discurso se plantea como el más común de los instrumentos de mediación y allí es precisamente donde se centra el AMD; que en definitiva, intenta proporcionar un conjunto heurístico mediante el cual el investigador pueda restringir el alcance de lo que ha de ser analizado, con el fin de alcanzar la comprensión de las acciones mediatas (tienen lugar en tiempo real, son únicas e irrepetibles, deben ser atrapadas en la acción que se está analizando). Por lo mismo, el AMD evita la noción de estructura social. En cuanto a lo presentado en la noticia, esa condición mediata es irrepetible y debe ser analizada como tal. Los gestos, las entonaciones, las respuestas son inmediatas, ocurren en el ahora y por ello adquieren relevancia. En relación con la omisión de la encuesta por parte de noticias Caracol, no es un acto que involucre el lenguaje, pero tiene relevancia en la conformación del discurso mediático, lo que confirma que la comprensión entre el texto (video) y la sociedad permite un vínculo inmerso en la inmediatez.

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Componentes pragmáticos Al considerar que en estos componentes se analizan las relaciones entre el texto como acto de habla (noticia) y los usuarios (los emisores y receptores), en ellos inciden el análisis del contexto comunicativo y la interacción social. En este marco se materializan los actos de habla como acciones intencionales que tienen consecuencias sobre los conocimientos, las opiniones y los comportamientos de las personas, o sea en los televidentes. De lo cual colijo los rasgos generales del texto: Locutor: El presentador de la noticia, quien también hace las veces de entrevistador. Asimismo, considero locutor al entrevistado, pues opera como apoyo de autoridad para la noticia. Interlocutor: Todos los posibles televidentes de noticias Caracol. Tema: Pesimismo de los bogotanos. Tipo de texto: Expositivo - semi informativo, con algunos apartes argumentativos. Género discursivo: Noticia. Intención: Informar, la cual no se logra, la información es sesgada. Debo precisar que el objetivo de una noticia debe estar sustentado en la verdad, la transparencia, la imparcialidad, la condición bilateral (voz de las partes), que en esta ocasión no se dan por completo. Propósito: Demostrar que los bogotanos son pesimistas frente a la labor del alcalde Petro. Puede lograrse siempre y cuando los interlocutores solo tengan como fuente este noticiero. Dado que la encuesta no es socializada en su totalidad y nunca se aclara si los ítems presentados corresponden a las únicas preguntas realizadas. La ficha técnica de la encuesta brilla por su ausencia. Estilo: Amarillista, la noticia es la principal de la emisión, sensacionalismo. Superestructura: Expositiva apoyada en argumentos de autoridad. Sujeto enunciador Es importante definir el papel de los emisores. En este acto comunicativo un primer emisor es el presentador Jorge Alfredo Vargas, quien guía la noticia. Él es ampliamente reconocido, lleva muchos años en el medio y ha ganado varios premios. El segundo emisor es Jorge Londoño, presidente de la empresa que efectúa la encuesta. Para realizar este análisis se hace necesario conceptualizar algunos términos:


De los modos de persuasión proporcionados por la palabra hablada hay tres clases. La primera clase depende del carácter personal del que habla; el segundo en poner a la audiencia en un cierto estado de ánimo; el tercero en la prueba, o prueba aparente, proporcionado por las palabras del propio discurso. La persuasión se consigue mediante el carácter personal del orador cuando el discurso es tan hablado como para hacernos pensar lo creíble (Aristóteles, cit. en Meyer, 2003).

De lo expresado en la cita anterior se desprende que la primera clase corresponde al Ethos y abarca voz, gesto, expresión facial, proxémica, lenguaje corporal y movimiento. La segunda se refiere al Pathos, tiene relación con la influencia emocional en el público. La tercera representa al Logos, el cual involucra el contenido y argumentos del discurso con base en la razón y la lógica. En Jorge Alfredo Vargas el Ethos encarna experiencia, conocimiento, seguridad, no se muestra emotivo y mucho menos apasionado. Pero ostenta el poder, dirige la entrevista, guía al entrevistado por medio de las preguntas. En el Pathos, el sujeto enunciador suscita en el interlocutor credibilidad, tranquilidad, confiabilidad y experiencia. No despierta euforia. en el Logos, es conocedor, enfático y asertivo. Dado que el entrevistado Jorge Londoño, presidente Gallup, es el representante de la firma que realiza la encuesta, se hace indispensable analizar en él los anteriores aspectos. Ethos, demuestra conocimiento del tema, seguridad; es sencillo en su lenguaje, claro, concreto y conciso. Su apariencia física no es tan cuidada como la del presentador. Pathos, el sujeto enunciador suscita en el interlocutor credibilidad, tranquilidad, confiabilidad y experiencia. Su apariencia física denota cansancio; nótese la barba y la camisa desabrochada (tal vez por la hora, más de las 11 p.m.), pero esto hace que el televidente se aproxime a él y lo vea como un ciudadano más, se identifica con él. Logos, calmado, argumenta cada dato que da desde su vasto conocimiento del tema. Es asertivo, pero apoyado en elementos de lógica. Modalizadores Es perentorio aclarar que un modalizador discursivo sirve para que el hablante exprese o no una determinada actitud frente a lo que está diciendo; es propio de lo que Teun van Dijk denomina nivel retórico, de allí que su vedada intención sea persuadir, convencer.

Epistémico: El entrevistado como sujeto enunciador demuestra un domino del tema, no solo desde lo puntual de la encuesta, sino también desde el enfoque histórico del discurso (este punto se tomará en las consideraciones desde Wodak). Apreciativo: El periodista puede generar aprobación en los contradictores de Petro, en cambio generará desaprobación en sus adeptos. Asertivo: Ambos emisores son asertivos, ya que afirman. “Se raja el alcalde Petro, el alcalde de Bogotá” dice Jorge Alfredo y “Sí, se equivoca…” asevera Londoño. Géneros de la oratoria La oratoria, considerada por los antiguos griegos un arte, se define como la capacidad de hablar de manera elocuente. La diferencia de otros géneros comunicativos orales su explícita intención de persuadir. Existen varios géneros de esta, a saber: Epidíctico: En ningún momento ninguno de los emisores elogia al alcalde. Judicial: Ambos emisores juzgan, pero se identifica con mayor fuerza en el periodista, ya que en repetidas ocasiones emite frases con fuerza en las cuales enfatiza la desaprobación de los bogotanos hacia su alcalde. Deliberativo: El entrevistado maneja un tono conciliador y reflexivo que pudiera tomarse como consejos implícitos para el alcalde. Estudio desde el ACD En este espacio tendré en cuenta las consideraciones de Ruth Wodak, así: Abordaje de problemas sociales Nos preciamos de ser un país democrático, pero esto se desdibuja cuando por primera vez es elegido un representante de la izquierda en el segundo cargo más importante del país; esa contradicción se marca en el enfoque sesgado de la noticia. Uno puede interrogar sobre la ausencia de entrevistas a los recicladores, claros beneficiarios de las políticas que con relación al manejo de las basuras propone Petro. Así mismo, son nulas en este espacio noticioso las referencias o documentales sobre aspectos positivos de la administración; por ejemplo los relacionados con la educación. En cuanto a este tema en particular, no se hace mención a la contratación de colegios

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privados para mejorar la cobertura educativa. La realización de convenios con las instituciones de carácter privado clasificadas en categoría media, baja, inferior y muy inferior ha disminuido en un 28%; por el contrario, se ha incrementado en un mismo 28%, la contratación con aquellas clasificadas con categoría alta, superior y muy superior2. Lo anterior no es de dominio público, dado que los mass media sólo dan despliegue periodístico a lo negativo. Comprensión de relaciones de poder La relación entre el discurso y el poder es evidente; el noticiero pertenece a un grupo económico establecido, de ultra derecha, y manipula la información, la direcciona hacia lo que desea vean los televidentes. Petro es de la izquierda, por tanto lo importante es demostrar que es nocivo como administrador para la ciudad. Si se tiene en cuenta que el discurso es estructurado por la dominación, que cada discurso es históricamente producido e interpretado —esto es, está situado en el tiempo y espacio—, y que las estructuras de dominación son legitimadas por las ideologías de los grupos poderosos, el enfoque complejo defendido por los proponentes del LC y el ACD, hace posible analizar las presiones desde arriba y las posibilidades de resistencia a relaciones de poder desigual que aparecen como convenciones sociales (2001a: 3).

De igual manera, las preguntas de la encuesta están focalizadas en demostrar la poca efectividad del alcalde en su administración, pero el solo hecho de la omisión de la encuesta es demostrativo del sesgo que el poder permite. Nadie cuestiona lo que el canal y Gallup digan. El silenciar a Petro y a sus seguidores es una evidencia palpable de ese dominio. ¿Por qué no presentar la opinión de aquellos que responden favorablemente en la encuesta? ¿Por qué entrevistar al presidente de Gallup para corroborar los datos, sin permitir conocer otros datos estadísticos que arrojan balance positivo de la administración Petro? ¿Por qué solo presentar en las 4 emisiones diarias del noticiero la misma noticia, repetición que termina por convencer al televidente de lo dicho? Esas conductas las permite el poder y son legitimadas por el pueblo a través del adoctrinamiento de la repetición constante. Como propone Según tabla 102 del informe Bogotá Humana. Secretaria de Educación. “Caracterización del sector educativo, año 2013”. 2

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Habermas, “el lenguaje es también un medio de dominación y fuerza social, sirve para legitimar las relaciones de poder organizado” (1997: 76), el lenguaje es por tanto ideológico. Reconocimiento del discurso como constitutivo de la sociedad y la cultura Es a través del discurso que nos han convencido de cosas que no son ciertas, una de ellas: que somos pobres. Colombia es el segundo país en biodiversidad en el mundo (una de las mayores riquezas que nación alguna pudiera tener), tenemos todos los climas y por tanto nuestra capacidad de producción agrícola es constante, solo por mencionar dos referentes. Otra cosa de la que nos convence el discurso noticioso, producido en nuestra nación, es que la vida en este país es inviable; si nos rigiéramos por lo mostrado, nos iríamos lo más pronto posible al extranjero. De las ciudades principales solo destacan los muertos, los heridos, los problemas, las deficiencias, y a las poblaciones intermedias las invisibilizan. Armenia, por ejemplo, solo es nombrada cuando algo malo sucede o en su defecto solo la mencionan cuando realiza sus fiestas anuales; lo que genera una connotación del país más feliz y deja a un lado consideraciones más relevantes que estas comunidades poseen (trabajo, producción, proyectos). Por lo expuesto, se puede afirmar que estos sesgos afectan las concepciones sobre nuestra sociedad, y peor aún, nuestra cultura. Aceptación de la labor ideológica del discurso En el discurso noticioso la ideología juega un papel predominante. Con relación al video presentado, es notorio que solo por ser Petro de filiación política de izquierda, su labor administrativa es cuestionada. No es socializada con los interlocutores la hoja de vida de Petro; el común de las personas ignora que tiene una especialización en Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y un Doctorado en Nuevas Tendencias de la Administración de la Universidad de Salamanca (España). Hechos que son relevantes para entender sus planes de gobierno, y específicamente las disposiciones que en materia de reciclaje ha planteado. La labor de la ideología en el discurso se centra en hacer parecer malo todo aquello que no comulgue con nuestra filiación, en este caso la de Petro contraviene con la de los dueños del canal.


El reconocimiento de la historicidad del discurso La utilidad del método histórico del discurso (MHD) propuesto por Wodak “proporciona un vehículo para buscar la dinámica latente del poder y el rango de potenciales en los agentes, porque integra y triangula el conocimiento sobre las fuentes históricas y el conocimiento anterior de los campos sociales y políticos dentro de los cuales los eventos discursivos están incrustados” (2009: 38). Es decir, permite considerar el lenguaje como una construcción social en la que existen manipulaciones, resistencias y convenciones sociales. Considera lo que van Dijk denominara “principio de triangulación”, en el cual el discurso, la sociedad y la cognición operan de manera concatenada. Al ser el discurso históricamente estructurado por la dominación, se evidencian en él rasgos de carácter ideológico. El MHD contempla el descubrimiento de inconsistencias y contradicciones, entre otras. Estas contradicciones se confirman en el video cuando los ciudadanos del común entrevistados dicen una cosa, pero las imágenes muestran otra (el caso de que no hay por dónde caminar, andenes). Otra forma de evidenciar la estructura del discurso noticioso es el silenciamiento del señalado, algo que históricamente ha sido empleado por quienes ostentan el poder, para evitar cuestionamientos. Afortunadamente, en la actualidad el dominio de los canales privados se ha visto amenazado por canales independientes, los cuales tienden a ser imparciales; de allí que cuando algunos medios distintos a los mencionados (RCN y Caracol) muestran entrevistas con Petro, es notoria su capacidad argumentativa y su estructura cognoscitiva, que dista mucho de la representada por los medios dominantes. No obstante, los informativos independientes tienen poca audiencia; se espera que con el transcurso del tiempo esto cambie. Aunque el lenguaje opere como un vehículo fundamental en la construcción social de la realidad, el análisis crítico del discurso no es estrictamente lingüístico; en él convergen multiplicidad de elementos que lo convierten en una producción colectiva y en una práctica social. El ACD es complejo e involucra multidisciplinariedad, multimodalidad (modos de decir) y una condición mediata que lo hace propicio para extensos estudios. Cada elemento constitutivo del discurso cobra importancia en el ACD, ningún gesto o movimiento está desligado del constructo discursivo y por tanto todo significa y resignifica, tiene repercusión en el interlocutor y, queramos o no, le afecta.

En este trabajo escritural se devela a través del ACD la manera como el discurso noticioso en Colombia es manipulado y en él se reflejan condiciones ideológicas, de poder y dominación, que lo hacen circular entre el amarillismo y la desinformación.

Referencias Alcaldía Mayor de Bogotá (2013). Boletín Estadístico. Consultado el 21 de noviembre de 2014 en http://www.educacionbogota.edu.co/archivos/SECTOR_EDUCATIVO/ESTADISTICAS_EDUCATIVAS/2013/BoletinEstadisticoAnual2013.pdf Habermas, Jürgen (1997). Conocimiento e interés. Madrid: Taurus. Noticias Caracol (2014). ¿Por qué el pesimismo de los bogotanos? Consultado el 14 de noviembre de 2014 en http://www.noticiascaracol.com/colombia/presidente-de-gallup-explica-el-porque-del-pesimismode-los-bogotanos. Noticias RCN (2014). Gran encuesta. Primeros 100 días del segundo mandato de Santos. Consultado el 14 de noviembre en: http://www.noticiasrcn.com/ sites/default/files/colombia_opina_20141_m10_ nov_2014.pdf Wodak, Ruth y Meyer, Michael (comps.) (2003). Métodos de Análisis Crítico del Discurso. Barcelona: Gedisa

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Juan Sebastiรกn Suรกrez

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Algunas metáforas que habitan nuestra vida Diego Arias Cortés1 Yasmín Moreno Bautista Claudia Milena Pinilla2 Cuando alguien dice a otra persona: “Apague el radio”, intentando persuadirlo de que no hable más, de que guarde silencio porque, quizá, “habla hasta por los codos” o es amigo de la cantaleta, está usando una metáfora. Lo mismo sucede cuando un narrador deportivo usa la expresión: “La durmió”, refiriéndose a que un jugador de fútbol pudo detener con sus pies un balón lanzado por el aire. Ambos casos los podemos considerar como metáforas de la vida cotidiana. Esta afirmación puede generar resistencia, pues cuando pensamos en ella tenemos la sensación de que la metáfora es oriunda de terrenos más exquisitos, donde impera la belleza. De ahí que las comparaciones de la locuacidad de alguien con un radio, y que una pelota de fútbol adquiera cierta propiedad de ser vivo, resulten difíciles de asimilar como metáforas. En cambio, no tendríamos dudas con la siguiente expresión: “un estruendo de cabellos negros”, extraída del siguiente apartado: “A las ocho de la noche, cuando terminaba sus ejercicios, se soltaba el moño que llevaba muy alto en su cabeza y un estruendo de cabellos negros se deslizaba por su espalda” (“Sangre en la boca” de Milagros Socorro, 1990: 217). No obstante, y a pesar de que relacionamos la metáfora principalmente con universos literarios, pretendemos demostrar que su uso es más común de lo que se piensa, que habita, de forma inesperada, los ámbitos en que nos desenvolvemos. Para alcanzar este objetivo, primero definimos el concepto desde la Lingüística Cognitiva; después, acudimos a un par de investigaciones que se han hecho al respecto de su uso cotidiano; luego analizamos unas muestras extraídas de diferentes discursos. Terminamos con una breve discusión. 1. Nuestra cotidianidad metafórica En este apartado definimos y exploramos la metáfora siguiendo la propuesta de Lakoff y Johnson (1986). Ellos la plantean desde una perspectiva cognitiva, es decir, la consideran como un instrumento que nos permite conceptualizar el mundo y actuar sobre él. Y es esta la aproximación teórica que adoptamos. No quiere decir entonces que neguemos otras perspectivas (la literaria, la retórica, la del cambio lingüístico, etc.), pero por intereses académicos personales nos decantamos sólo por ésta. A continuación dejamos una pequeña muestra al respecto de las aproximaciones teóricas literarias sobre la metáfora. Para su definición, el lector puede consultar la obra Los métodos literarios de Guillermo Díaz Plaja (1971). En este libro el autor distingue entre un lenguaje “recto” Profesor de Semiótica y Lingüística de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. 2 Estudiantes de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. 1

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y uno figurado, y ubica a la metáfora como un tropo por semejanza que hace parte de este último. Señala, además, que aunque la metáfora contiene una comparación, lo fundamental en ella es la sustitución. Otro autor, Luis Alberto Sánchez, en su libro Breve tratado de literatura general, la define en los siguientes términos: “La metáfora relaciona directamente los términos del símil [comparación], creando un todo, un algo indivisible. La imagen va más allá; crea un nuevo ser” (1962: 89). A la definición que presenta le sigue una exposición sobre las varias formas que ésta posee y sobre las diferentes fuentes que permiten su creación. Desde la Lingüística Cognitiva3 se da por sentado que la metáfora no es solo cuestión de lenguaje extraordinario ni recurso exclusivo de la imaginación poética. Se sostiene que ésta en realidad impregna el pensamiento y la acción. Este hecho se refleja en el lenguaje, a tal punto que se considera que nuestro sistema conceptual es fundamentalmente de naturaleza metafórica. En otras palabras, superamos la metáfora como hecho poético y lingüístico para comprenderla, ahora, como parte de los procesos cognitivos destinados a darle sentido no sólo a la experiencia que obtenemos del mundo que habitamos sino, también, a la forma en que actuamos sobre él. Miremos esto con más detalle. Lenguaje, pensamiento y acción. Estas tres palabras son fundamentales para asimilar la idea planteada en el párrafo preliminar, que proviene del libro Metáforas de la vida cotidiana (1986), escrito por Lakoff y Johnson. A propósito, dicen los autores: “Sobre la base de la evidencia lingüística ante todo, hemos descubierto que la mayor parte de nuestro sistema conceptual ordinario es de naturaleza metafórica. Y hemos encontrado una forma de empezar a identificar detalladamente qué son exactamente las metáforas que estructuran la manera en que percibimos, pensamos y actuamos” (1986: 40). Ellos, según esta cita y el desarrollo posterior de su texto, se acercan al lenguaje intentando evidenciar en él cómo nuestra experiencia, producto de la actuación cotidiana, se organiza conceptualmente a La lingüística Cognitiva merece el adjetivo de “cognitiva” porque según Gibbs (citado por Cuenca y Hilferty, 1999: 14): “busca activamente las correspondencias entre el pensamiento conceptual, la experiencia corpórea y la estructura lingüística”, al tiempo que “intenta desbrir los contenidos reales de la cognición humana”. 3

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través de metáforas. Todo lo que hacemos y experimentamos en el diario vivir se puede conceptualizar y organizar en nuestro pensamiento en términos metafóricos. Lo anterior se sustenta en su libro gracias a la revisión de varias metáforas conceptuales. La primera de ellas demuestra que una discusión puede ser entendida y experimentada como una guerra. Discutir o argumentar sobre algo implica ganar o perder en la discusión, también el enfrentarse a un oponente; no es una batalla física pero sí verbal, planeamos estrategias y atacamos las posiciones del otro, también abandonamos posiciones en busca de nuevas líneas de ataque. Es común que esta experiencia la conceptualicemos en términos bélicos. Por tal motivo, Lakoff y Johnson ilustran dicha experiencia con la metáfora conceptual: “una discusión es una guerra”. En torno a ésta se descubren múltiples expresiones metafóricas que la validan como tal: Tus afirmaciones son indefendibles, atacó todos los puntos débiles de mis argumentos, destruí su argumento, nunca le he vencido en una discusión, etc. (1986: 40). En cada ejemplo propuesto se aprecia algún aspecto bélico: afirmaciones y argumentos que deben ser defendidos como si se tratara de posiciones estratégicas, susceptibles de ser destruidas y vencidas. Estas expresiones demuestran que la mejor manera de entender y actuar en una discusión tiene que ver con el hecho de que la asumimos como si se tratara de una guerra. No obstante, no todas las culturas experimentarán y conceptualizarán una discusión así. Dicen los autores que, por ejemplo, también podría estructurase en términos de una danza. Por tanto, se concluye parcialmente en su libro que: “La esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra” (1986: 41). Esto conduce a que nos hagamos a la idea de que la metáfora no es simplemente cuestión de palabras, de lenguaje; se establece entonces que los procesos del pensamiento humano son en gran medida metafóricos. De ahí que las expresiones lingüísticas metafóricas existen gracias a que hacen parte del sistema conceptual metafórico de las personas. Este es uno de los hechos más relevantes de su propuesta. Al continuar con la lectura de su obra se descubren otros conceptos metafóricos: “el tiempo es dinero”, “la metáfora del canal”, las “metáforas


orientacionales” y las “metáforas ontológicas”. De ellas, las orientacionales captan poderosamente nuestra atención. Las explicamos brevemente. Parafraseando a Lakoff y Johnson (1986: 50), la esencia de éstas consiste en organizar un sistema global de conceptos con relación a otro. De esta manera la felicidad se puede asociar, por lo general, a expresiones metafóricas que tienen que ver con una referencia espacial. Dada la metáfora conceptual: “Feliz es arriba”, podemos constatar que hay varias expresiones metafóricas en las cuales esta conceptualización se ve reflejada: “Eso me levantó el ánimo”, “Se me levantó la moral”, “Estás saltando de gozo”, etc. (1986: 51). “Levantar” y “saltar” apuntan hacia una dirección, arriba, donde parece que habita la felicidad. En otras palabras, la referencia a una posición espacial nos ayuda a conceptualizar la experiencia de la felicidad. La virtud, la salud, el bien y lo racional son conceptos que al igual que la felicidad, también se experimentan y conceptualizan en términos de “arriba”. De ahí la afirmación de que un sistema global de conceptos se organice con respecto a otro. Otro ejemplo: la tristeza, la enfermedad y lo irracional se conceptualizan como abajo: “Estoy bajo de ánimo” y “Tengo las defensas bajas”. Con base en algunas de las conceptualizaciones metafóricas que acabamos de enunciar (una discusión es una guerra, el tiempo es dinero, la metáfora del canal, las orientacionales y las ontológicas), realizamos el análisis de expresiones metafóricas provenientes de diferentes ámbitos discursivos con el fin de sustentar que la metáfora habita nuestra cotidianidad y que, efectivamente, organiza la manera en que pensamos y actuamos sobre el mundo. Pero antes, algunos antecedentes al respecto. O mejor dicho, presentamos de forma resumida un par de investigaciones sobre metáforas cotidianas.

Las investigaciones en torno a las metáforas de la vida cotidiana pretenden, por lo general, entender cómo es que nuestras experiencias se conceptualizan metafóricamente y cómo se ven reflejadas o codificadas en el lenguaje. Así, muchas de las cosas que hacemos y vivimos las podemos codificar como si de una experiencia de fútbol se tratara; por ejemplo, cuando decimos: “Le metí un gol”, haciendo referencia a que hicimos trampa o engañamos a alguien. En esta línea temática, Gustavo Adolfo Segura, licenciado en Filología de la Universidad de Costa Rica, propone en el 2012 el artículo “Del fútbol a la metáfora de la cotidianidad”. En este documento se presenta evidencia de cómo el argot futbolero, esto es, las expresiones metafóricas4 que provienen del universo del fútbol, se transfiere a la lengua general. Para ello, el autor extrae ejemplos de diferentes fuentes: blogs electrónicos, foros de opinión, Facebook, YouTube, diarios electrónicos de Costa Rica (La Nación, La Prensa Libre, El País Digital, Semanario Universidad), etc. Él considera que los enunciados procedentes del mundo del fútbol se erigen como un discurso social y como una manera simbolizada de representar el ethos de una sociedad. Así, si un equipo juega como una máquina bien aceitada, con potencia, voluntad y efectividad frente al marco, es alemán, inglés o ruso (Segura, 2012: 225). En otras palabras: “En muchos aspectos, el fútbol de un país es reflejo de su idiosincrasia”5. Veamos algunas de las expresiones metafóricas que presenta este autor:

2. ¿Qué se ha hecho con la metáfora de la vida cotidiana?

1. Patear con la zurda: “ser una persona de comportamiento homosexual o que tiene tendencia a ello” (p. 226). 2. Embarrialar la cancha: “entorpecer u obstaculizar una persona la ejecución de un proyecto o tarea” (p. 226). 3. Sacarle tarjeta roja a alguien: significa hacer a un lado a alguien que uno ama porque dicha persona no es digna de tal amor.

La pregunta que titula este apartado la respondemos acudiendo a la revisión de dos artículos en los que se experimenta y entiende algo en términos de otra cosa: variadas situaciones de nuestra cotidianidad experimentadas y entendidas en términos futbolísticos; la vida de la mujer entendida y experimentada como un viaje y, la del hombre, como un escenario. Miremos, de nuevo, con más detalle.

El argot no se refiere solo a expresiones metafóricas, se trata, más bien, de una variedad lingüística propia de un grupo humano dedicado a una actividad específica, generalmente aprendida de manera empírica. En este caso, se refiere a aquellas personas que se dedican al fútbol, sean jugadores, entrenadores, árbitros, narradores deportivos, etc. 5 “La metáfora del fútbol y la vida”. El Universal. http://m.eluniversal.com.co/cartagena/editorial/la-metafora-del-futbol-y-la-vida 4

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4. A estas alturas del partido: se refiere a un momento específico. Para el ejemplo que presenta el autor, se trata de un periodo de tiempo determinado en la situación política de Costa Rica. 5. Tiene más delantera que defensa: Decirle a una mujer que tiene senos grandes pero poca cola.

Como puede observarse, cada ejemplo se corresponde con una experiencia relacionada con el fútbol que sirve para expresar otra cosa. Entonces la “defensa” y la “delantera” de un equipo sirven para presentar los atributos físicos de una mujer sin necesidad de referirse directamente a ellos, es decir, acudiendo a la metáfora para atenuar la referencia directa a la expresión “senos grandes y nalgas pequeñas” que, quizá, parezca chocante en ciertas ocasiones. En este artículo se señala de dónde fue extraída cada expresión y, salvo las dos primeras, el significado de las otras aparece implícito. Una vez que él presenta los ejemplos salta a la conclusión. No hace comentarios al respecto de las expresiones metafóricas seleccionadas ni tampoco algún tipo de interpretación. De la conclusión que propone, lo más relevante es que estas metáforas reflejarían el alma de un pueblo. Lo plantea en los siguientes términos: El fútbol está en el alma del pueblo, al igual que la religiosidad y las creencias populares. En otras sociedades posiblemente existe un uso metaforizado proveniente de deportes como el béisbol o el rugby, porque son los deportes preferidos y de mayor difusión. En la sociedad costarricense, desde inicios del siglo XX es el fútbol la práctica deportiva con más adeptos y que desata insospechadas pasiones (Segura, 2012: 229).

Después de leer este documento queda una sensación de insatisfacción por el hecho de que no hay un análisis ni una interpretación de tales ejemplos, eso sí, muy ilustrativos de lo que pretende el autor. Por tal motivo creemos adecuado presentar el artículo de Ramírez (2007), titulado: “¿Sedentarismo o nomadismo? La metáfora en el ámbito de la concepción de la vida en el habla cotidiana”. Como se aprecia en las siguientes líneas, este lingüista colombiano, además de recolectar un corpus metafórico, lo analiza e interpreta con el fin de sustentar una hipótesis. Su indagación alcanza un nivel de profundidad mayor que la del autor costarricense. Demos paso, pues, a lo que Héctor Ramírez nos plantea en su investigación.

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Su intención es demostrar que en las expresiones metafóricas de las narraciones de mujeres subyace la metáfora la vida es un viaje; mientras que en los hombres, permanece la idea de la vida como un escenario (2007: 171). Apoyado en la investigación de Soler (2004) sobre el habla de hombres y mujeres en Bogotá, el autor asume con la interpretación de los datos6 que la manera como hombres y mujeres metaforizan el mundo y sus experiencias puede ser sustancialmente diferente, pues revelan estructuras de poder perpetuadas por las funciones de interacción que la sociedad occidental delega a mujeres y a hombres. En las muestras recogidas se examinan metáforas orientacionales, ontológicas y conceptuales del género femenino y masculino. También se establecen las diferencias pertinentes siguiendo las pautas de análisis expuestas por Lakoff y Johnson en su tradicional obra Metáforas de la vida cotidiana (1980). Con base en el análisis e interpretación de los datos, Ramírez se propone esencialmente mostrar los papeles que la mujer desempeña en su “viaje”, y el hombre, en el “escenario”. Miremos algunos de los ejemplos abordados. Los tres primeros son de mujeres, los otros, de hombres: 1. Otra cosa que también me gustaría hacer más adelante […] 2. Yo sé que voy a llegar muy lejos. 3. Había que cambiar el ritmo de vida. 4. En ningún momento pensé, pues, en el momento llegar a caerle. 5. Nunca imaginamos llegar hasta esta, hasta este triunfo, hasta esta meta, un gran peldaño para la vida de ellos, dejamos muy alto el nombre del colegio, qué gran acontecimiento.

Los numerales de 1 a 3 contienen palabras en cursiva que evidencian cómo en los relatos femeninos hay una permanente alusión al camino, al peregrinar constante de la mujer, una especie de movimiento progresivo hacia adelante. En 4 y 5, las palabras en cursiva indican para el autor una Un corpus de 20 historias de vida, recopiladas por los estudiantes de la Maestría en Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia durante el primer semestre del 2004. El corpus contiene relatos de 5 minutos en los que hombres y mujeres, entre 24 y 30 años de edad, nacidos y residentes en Bogotá, provenientes de estratos 3 y 4 y con un nivel de educación media o superior, narraron el acontecimiento más importante de su vida (2007: 149). 6


especie de movimiento en el escenario del hombre, pero vertical, no hacia adelante como la mujer. Es un movimiento en el que el hombre asciende socialmente o simplemente impone su fuerza. A través de este tipo de metáforas se identifica cómo las mujeres y los hombres experimentan la vida y se ven representados en ella. Estas particulares formas de representación concuerdan con las obligaciones sociales del hombre occidental, al cual se le propone hacerse con una posición social de dominio y buscar situaciones estables de sedentarismo (Ramírez, 2007: 151). Tradicionalmente, en esta cultura, el hombre ha sido capitalizador de propiedades, terrateniente o patrono. Estas particularidades reflejan, además, la posición marginal que durante mucho tiempo la sociedad occidental asignó a la mujer, quien, simplemente acompañaba al hombre, iba con él, sin residencia propia, aspirando a metas pero nunca definitivas, pues dependía de la voluntad del hombre (2007: 151). Por esta razón el autor considera que se ha originado el estilo de vida nómada femenino que sustenta. Aunque, en definitiva, dice este investigador, los estilos de vida de mujeres y hombres nunca son totalmente nómadas o sedentarios, éstos son los modelos de vida que les propone la sociedad occidental industrializada (2007: 170) y es por esto que Ramírez, de acuerdo con su hipótesis, hace una crítica de los modos de vida sedentario de los hombres y nómada de las mujeres, propuesto por la sociedad occidental y experimentados por mujeres y hombres particulares. Además de ilustrarnos la manera como cada género conceptualiza el mundo, comprendemos que las mujeres son diferentes a los hombres así como lo son biológica y culturalmente; de esta manera no solo se trata de cómo se representa el mundo o la vida a través de metáforas en la cotidianidad, también plantea cómo se viven esas metáforas y cómo a través de este análisis se reflejan las relaciones de dominio existentes que la sociedad ha impuesto con un estilo de vida peregrino para las mujeres y ha favorecido al hombre con un estilo de vida sedentario (Ramírez, 2007: 171). 3. “Échele ojo” a nuestras metáforas Las metáforas que a continuación analizamos se obtuvieron de diferentes escenarios gracias a las pesquisas de los integrantes del grupo de estudio “El discurso oral en el Quindío: de la Academia a la cotidianidad” (DOQAC), de la Licenciatura en

Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. Algunas de ellas proceden del discurso deportivo, por ejemplo: “Fue Colombia un equipo corto”; del discurso académico universitario: “Estoy sintiendo una cierta atomización de los conceptos”; de ámbitos informales: “Póngale frenos” y “Desenchúfate ya”7. El análisis de éstas se hace con base en la propuesta de Lakoff y Johnson, que ya hemos adelantado que seguimos desarrollando en las próximas líneas. 3.1. “Ponte las pilas” Frecuentemente, cuando hablamos, empleamos metáforas en las cuales experimentamos a las personas como máquinas. ¿Cuántas veces nos han dicho: “Ponte las pilas”? ¿Cuántas veces lo hemos dicho? Extraño sería ponerle pilas a alguien, a alguien de carne y hueso. No obstante, entendemos. Y cuando nos lo dicen se supone que nos tenemos que activar, que actuar, hacer algo al respecto de un supuesto estado de indolencia, de indiferencia o de sopor que nos invade. “Ponerse las pilas” es una expresión metafórica que implica entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra; señala que a un ser vivo se le asigna una propiedad que caracteriza a otra cosa, a una máquina. O sea, nosotros como seres vivos tenemos la posibilidad, desde la metáfora, de adquirir ciertas características que le pertenecen a las máquinas. Más ejemplos: a. “Se te cayó un tornillo”, b. “Baje las revoluciones”, c. “Estás muy oxidado”, d. “Le dieron luz verde al proyecto”, e. “Hay que cambiar el chip a los estudiantes”, f. “Apague el radio”, g. “Ole, Radio Uno”. De a. a g., al ser humano se le atribuyen propiedades que pertenecen a algún tipo de artefacto. Los tornillos integran estructuras, electrodomésticos, entre otros, y por naturaleza no hacen parte de nosotros; las revoluciones pueden caracterizar un motor y su funcionamiento; el óxido, para este caso, remite a una máquina que por ser poco usada, ya no funciona bien. La luz no es algo que podamos proyectar de forma natural, en este caso podría remitir a una herramienta que nos permita proyectar dicha luz o, también, al hecho de que nuestros cuerpos, Hay que aclarar que no hubo un muestreo riguroso de un ámbito específico, pues la intención inicial es simplemente aproximarse al fenómeno a través del análisis de algunos ejemplos destacados. 7

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como posibles aparatos, puedan proyectarla; el chip pertenece a complejos mecanismos electrónicos que no son naturales a nuestro ser; finalmente, el habla desbordada de alguien se puede emparentar con la transmisión constante de un radio y con la propiedad de ser encendido y apagado al antojo del usuario.

Imagen 1. Dominio 1

En todos estos ejemplos hay una comparación entre una especie de máquina o artefacto y un ser humano. Aunque no se trata solo de una comparación, pues como vemos, ese ser humano asimila alguna propiedad de aquello con lo que se compara para convertirse en una nueva entidad. O sea, “Apague el radio” no quiere decir que un hombre o mujer sea un radio, más bien, que vemos proyectada alguna propiedad de este aparato (encendido, apagado, transmisión de información, etc.) en ella o en él. De igual forma con “Estás muy oxidado”: sobre ese alguien recae un rasgo de un determinado artefacto, pero no la totalidad de rasgos de éste. Acudamos más bien a unas imágenes a ver si podemos aclarar este asunto8 (ver Imagen 1 e Imagen 2). Tenemos, por un lado, un radio y, por otro, un hombre y una mujer. Al radio lo hemos etiquetado como “dominio 1”, al hombre y a la mujer, “dominio 2”. Vemos que el radio tiene una dimensión, una forma, e incluso un peso que son diferentes a los del ser humano. Al tacto también lo experimentaremos como diferente. Este trasto funciona gracias a la corriente de las baterías o de una toma, a un amperaje determinado; tiene antena, perillas, dial, un parlante y, por supuesto, hallaremos en su interior diodos, condensadores, resistencias, tornillos, transistores, etc. Es susceptible de oxidarse, de entrar en cortocircuito; seguramente le podemos poner un precio y, obviamente, puede darnos diversión e informarnos. No faltará quien lo utilice para adornar su habitación o como arma para golpear a alguien. E incluso podrá ser objeto del afecto de alguna persona, símbolo de una época, sinónimo de un pasado “mejor”. De esta descripción descubrimos que cuando alguien dice “Apague el radio” solo proyectamos del dominio 1 al dominio 2 un par de características: el hecho de que puede ser encendido o apagado y que tal hecho está en relación con la transmisión de información. Los otros rasgos no son contemplados en esa expresión metafórica. Por tanto, no podemos asumir que tal expresión implique que una persona es un radio o se parece a uno, no, más bien tal expresión presenta una entidad nueva que ha asumido alguna propiedad de ese dominio 1. Se sustituye una parte del ser de una persona por el rasgo que el dominio 1 proyecta en ella. Imagen 1: “Radio vintage retro música”, tomada de Pixabay por xylifestyle. Imagen 2: “Foto pareja”, tomada de Pixabay por fancycrave1. 8

Imagen 2. Dominio 2

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Esta explicación aplica también para los demás ejemplos propuestos. Se comparan dos dominios distintos y uno de ellos asimila alguna(s) propiedad(es) del otro o uno de ellos proyecta uno o varios rasgos sobre el otro, creando una entidad completamente nueva. Esto opera para la metáfora en general, no solo la de la vida cotidiana. No obstante, lo llamativo de los enunciados de a. a g. es que todos se podrían agrupar bajo una sola etiqueta: “Los humanos son máquinas”. Experimentamos a la humanidad, algunos aspectos de ella, como máquinas, como rasgos de los artefactos. Estos ejemplos demuestran que es algo común y corriente que tales experiencias las categorizamos u ordenamos en nuestra mente así. Al fin y al cabo las máquinas permean y determinan en gran medida nuestras vidas: transforman las dinámicas sociales, modifican los códigos culturales y se integran tanto a nuestra cotidianidad que, como vemos, nuestro lenguaje refleja, al parecer, una realidad en la cual nos confundimos con ellas; desde el lenguaje somos esos artefactos. “Los humanos son máquinas” se considera como una metáfora conceptual, esto es, “esquemas abstractos (…) que sirven para agrupar expresiones metafóricas. Una expresión metafórica, en cambio, es un caso individual de una metáfora conceptual” (Lakoff y Johnson, 1986: 100). O sea, los enunciados de a. a g. son expresiones metafóricas que se agrupan bajo una categoría: “Los humanos son máquinas”. Esta metáfora conceptual demuestra cómo lo que percibimos gracias a nuestro cuerpo se organiza o categoriza en nuestra mente. A diferencia de la metáfora literaria, que suele ser cuidadosamente elaborada y seleccionada por el poeta según ciertas necesidades discursivas y estéticas, la metáfora de la cotidianidad surge de manera espontánea, sin planificación previa. Tal circunstancia hace que esta sistematicidad metafórica despierte nuestra atención, pues asumir que el ser humano es una máquina (o parte de ella) no es algo que se haya producido gracias a una discusión de sabios que decidieron en cierto momento que esto fuera así, y a partir de entonces empezáramos a usar expresiones metafóricas relacionadas con tal concepto. De hecho, usamos estas metáforas sin ser conscientes, la mayor parte de las veces, que son tales; ni mucho menos caemos en cuenta de que éstas reflejan una organización conceptual común a un grupo humano.

3.2. “Si no escogemos el tema, nos toca uno bien ladrilludo” y “Me siento volar contigo” Hay temas “ladrilludos”, efectivamente, es decir, temas que son difíciles de entender, cuyo acceso y comprensión requiere una “quema de neuronas” considerable. Cuando no entendemos algo lo etiquetamos como ladrilludo. Como quien dice, nuestra mente o nuestra inteligencia no pueden soportar el peso de dicho asunto y de ahí que no comprendemos, pues no podemos con tal carga. Raro eso, pues los temas, las teorías y los conceptos no tienen peso, no los podemos poner en una balanza, pero un ladrillo sí. En este caso, entonces, un tema lo experimentamos como algo que tiene bastantes kilos, algo que hay que cargar y que requiere mucho esfuerzo. Tarea semejante a la del obrero que gana dolores de espalda y musculatura cargando ladrillos y otros materiales. Como acabamos de explicar, vemos que algo abstracto asimila las propiedades de algo concreto, o viceversa, algo concreto proyecta alguna propiedad sobre algo abstracto. Hecho semejante al de los ejemplos en los que las personas son máquinas. Si continuamos en esta misma dirección, nos topamos con otras expresiones metafóricas que pueden explicarse de igual manera. Examinemos la siguiente Tabla 1. De 1 a 4 son expresiones provenientes de la Academia. De la voz de algún profesor bastante creativo con la palabra. De 5 a 8 se hace evidente que son expresiones metafóricas cuyo origen es el discurso deportivo. En 1., lo que se propone literalmente no tiene sentido, pues en general los objetos no van a responder a nuestras preguntas; hace parte, más bien, de las estrategias discursivas y pedagógicas de los docentes para darle a entender a los estudiantes cómo abordar un tema de investigación. En 2., la didáctica toma el lugar de un ser vivo, esto porque la palabra “nutre” (nutrir) se refiere a la capacidad de un organismo de obtener ciertos beneficios a partir de la alimentación. La didáctica no se nutre, más bien, se desarrolla a partir de incorporar nuevas teorías y procedimientos. En 3 y 4 notamos casos similares. En 5., se refiere al agrupamiento y distribución de hombres en relación a un terreno de juego. Esta expresión señala el adecuado funcionamiento de estos sujetos con respecto a un propósito: impedir que el rival los supere con el balón de fútbol. No obstante, que la defensa sea sólida no se puede entender de

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forma literal, hay allí una comparación con algún material a través del cual experimentamos el quehacer de estos jugadores. En 6., es imposible pensar que los ataques (avanzadas con el balón de un equipo del fútbol) se diluyan, como si fueran alguna sustancia. Pero queda claro que se alude a que los avances de Paraguay sobre el terreno contrario se hacen menos efectivos por acudir siempre a una misma jugada: lanzar el balón por el aire. El ejemplo séptimo se parece bastante al 5. Se compara la propiedad de algún objeto (que tiene unos límites) con la distribución de los jugadores de fútbol sobre el campo de juego. La última expresión metafórica implica que una acción ejecutada sobre un objeto (detener con los pies un balón de fútbol que ha sido lanzado a una altura considerable) puede entenderse como si se experimentara sobre un ser vivo que puede pasar de despierto a dormido.

Tanto las expresiones metafóricas en las cuales se evidencia que las personas son máquinas, como las presentadas en la tabla 1, se consideran como metáforas ontológicas. En otras palabras, nuestra experiencia con los objetos y sustancias, las propiedades de las cosas y los seres vivos, nos dan la base para este tipo de expresiones. Lakoff y Johnson (1986: 63), a propósito, plantean lo siguiente: “Entender nuestras experiencias en términos de objetos y sustancias nos permite elegir partes de nuestra experiencia y tratarlas como entidades discretas o sustancias de un tipo uniforme. Una vez que hemos identificado nuestras experiencias como objetos o sustancias podemos referirnos a ellas, categorizarlas, agruparlas y cuantificarlas y, de esta manera, razonar sobre ellas”. De esta cita notamos entonces que la lógica que subyace al equipo de fútbol, su distribución y

1. “Debemos interrogar los objetos que obtengo”. 2. “Parece ser que la didáctica se nutre de la metáfora”. 3. “La escuela hace una pasteurización de la tecnología”. 4. “El texto es una cebolla”. 5. “Las defensas estaban sólidas”. 6. “Cómo termina Paraguay: diluyendo sus ataques con pelotazos”. 7. “Fue Colombia un equipo corto”. 8. “La durmió” (La pelota). Tabla 1. Metáforas ontológicas Arriba 1. “Esa noticia me levantó el ánimo”.

a. “Estoy hecho polvo”.

2. “Bájate de esa nube”.

b. “Estoy metido en un abismo”.

3. “Me siento volar contigo”.

c. “Mi moral cayó al piso”.

4. “Toqué el cielo con las manos”. 5. “Este muchacho va cogiendo vuelo”. 6. “Por eso levantó el funcionamiento del equipo peruano”. 7. “Venían sacando la cabeza”. 8. “Hubo cosas positivas que se terminaron coronando con un gol”. 9. “Muchos rivales pueden crecer”. Tabla 2. Metáforas orientacionales.

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Abajo


quehacer, entra en relación directa con la consideración de que éste es un objeto (por lo corto del equipo y por la solidez de su defensa) o una sustancia (en cuanto a cómo se diluye su ataque). Los otros casos, 1-4 y 8, señalan transferencias de propiedades de seres vivos a objetos (como la pelota). Por otro lado, y para cerrar este apartado analítico, expresiones metafóricas como “Me siento volar contigo” señalan lo común que es que organicemos nuestra experiencia en términos de referencias espaciales. “Arriba” es una coordenada que ubica a la felicidad, a la salud, al buen ánimo, al progreso, etc.; “abajo”, señala lo contrario. Miremos algunos ejemplos Tabla 2. En 1 y en c, la moral y el ánimo parece que fueran cosas concretas que pueden caerse o levantarse. Experimentamos algo abstracto en términos de algo concreto que podemos ubicar espacialmente. De 2 a 5, se señala que el cielo y sus alturas son las coordenadas apropiadas para el bienestar emocional, para el progreso (5 significa que alguien progresa en algo). En el discurso deportivo el buen desempeño de un equipo de fútbol se categoriza y experimenta como algo ubicado arriba. La expresión 7 se refiere a que en cierto momento de un partido de fútbol el equipo empezó a mejorar. En 8, se expresa la recompensa obtenida tras el adecuado funcionamiento del equipo: esta se refiere a un ritual que implica ubicar un objeto, una corona, en una posición determinada (en la cabeza de una persona, no en los pies o en el regazo de ésta). Las expresiones a y b significan que los problemas o la falta de ánimo se experimentan en relación con una ubicación baja. “Estar hecho polvo” significa que nos derrumbamos emocionalmente, que caemos, sea por cansancio o por falta de ánimo. 4. Conclusiones La metáfora, según lo que hemos expuesto, es un instrumento que nos permite conceptualizar el mundo y actuar sobre él. No es solo recurso de la imaginación poética o cuestión de lenguaje extraordinario. En ella se integran el lenguaje, el pensamiento y la acción. Lo esencial es comprender que la metáfora implica entender y experimentar algo en términos de otra cosa (como se señaló en líneas previas); hecho que se refleja en expresiones metafóricas y en la manera en que éstas se organizan en metáforas conceptuales de diferente índole: ontológicas, orientacionales, entre otras.

Vimos también que muchas de nuestras experiencias en el día a día, e incluso nuestra opinión sobre algo, se codifican como si de un partido de fútbol se tratara. Además se advirtió que la metáfora puede funcionar comunicativamente como un recurso de atenuación lingüística que soslaya la confrontación directa con el interlocutor. Sumado a esto, se expuso que la vida sería entendida y experimentada como un viaje, según ciertas narraciones femeninas; en comparación, algunas narrativas masculinas develan que la vida puede ser un escenario para el hombre. En ambas conceptualizaciones se descubre cómo el poder se perpetúa socialmente y delega unos roles específicos a hombres y mujeres. Por otro lado, resulta significativo que en discursos tan diferentes como el deportivo, el académico y el informal, se apele a maneras semejantes de conceptualizar la experiencia humana; es decir, a la elaboración de metáforas conceptuales ontológicas y orientacionales. Todo lo anterior se ha propuesto con el fin de sustentar que, efectivamente, la metáfora habita, de forma inesperada, los ámbitos en que nos desenvolvemos cotidianamente. Determina, en una alta proporción, la manera en que actuamos y pensamos el mundo. Finalmente, un par de comentarios. En primer lugar, la propuesta de Ramírez (2007) y la de Segura (2012) tienen algo en común. Se trata de que ambas contienen un acervo cultural que se evidencia en las expresiones metafóricas analizadas. Este “archivo” nos puede mostrar no solo cómo conceptualizamos el mundo según un código cognitivo y social, sino que, también, nos enseña cómo dicha conceptualización nos ayuda a simplificar lo que experimentamos para hacerlo más fácil de comunicar. De ahí que sea más cómodo entender algo, por ejemplo, cuando nos los explican acudiendo a expresiones metafóricas provenientes del fútbol. Casi un cliché en nuestra sociedad. No obstante, este aspecto pedagógico de la metáfora ofrece un potencial enorme en la enseñanza de nuestra propia lengua. Acudir a la revisión de expresiones metafóricas empleadas en la cotidianidad puede ser una buena estrategia pedagógica para el docente de lengua española, pues como hemos intentado demostrar, su uso impregna todo lo que hacemos en el día a día; no se trata de un artificio lingüístico de personas cultas; es, más bien, un elemento natural a nuestra cognición.

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Su naturalidad, su pertenencia a un acervo cultural común, su existencia en la cotidianidad y su autoría colectiva, son rasgos que pueden resultar llamativos en una clase de español, pues se estaría estudiando un fenómeno que resulta familiar a cualquier persona, independientemente de su condición social. En última instancia, proponemos el estudio de la metáfora de la vida cotidiana como un puente o un estadio previo a la enseñanza de la metáfora literaria, pues, como se ha planteado, ésta es en sí misma un fenómeno natural cercano (y no extraño) a la vida cotidiana del ser humano.

Referencias “La metáfora del fútbol y la vida”. El Universal. Recuperado el martes 20 de junio de 2017, de: http://m.eluniversal.com.co/cartagena/editorial/ la-metafora-del-futbol-y-la-vida Cuenca, María J. y Hilferty, Joseph (1999). Introducción a la Lingüística cognitiva. Barcelona: Ariel. Díaz, Guillermo (1971). Los métodos literarios. Buenos Aires: Ciordia S.A. Lakoff, George y Johnson, Mark (1986). Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra. Ramírez, Héctor (2007). “¿Sedentarismo o nomadismo? La metáfora en el ámbito de la concepción de la vida en el habla cotidiana”. Forma y Función, Universidad Nacional de Colombia, (20): 147-152. Sánchez, Luis A. (1962). Breve tratado de literatura general. Santiago de Chile: Ercilla. Segura, Gustavo A. (2012). “Del fútbol a la metáfora de la cotidianidad”. Revista Káñina, Universidad de Costa Rica, XXXVI: 223-230. Socorro, Milagros (1990). “Sangre en la boca”. En 17 narradoras latinoamericanas. Bogotá: CERLAC/ UNESCO.

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Juan Sebastiรกn Suรกrez

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“Estaría bien si mataran a todos los homosexuales” Análisis Crítico del Discurso Andrés Felipe Pérez Álvarez Marlly Lorena Ocampo Hoyos1 En 1999 Teun Van Dijk nos mostró la existencia de una forma de uso del lenguaje nublada hasta ese momento, apoyado en la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt y en la lingüística crítica nacida en el Reino Unido y Australia. Esa forma a la que, en algunas ocasiones, Van Dijk denomina sencillamente “suceso comunicativo”, reveló ciertas particularidades en la forma cómo se tejían las relaciones de poder a través de los intercambios comunicativos; algunas funcionales y otras más bien condicionadas por situaciones sociales. Ante este panorama, Van Dijk optó por denominar Análisis Crítico del Discurso a un tipo de investigación analítica sobre el discurso que busca examinar el modo en que se practica y reproduce el abuso del poder, el dominio y la desigualdad. Pero la brújula de nuestro interés no apunta a responder la pregunta ¿Qué es Análisis Crítico del Discurso? En su lugar buscamos examinar la configuración de las relaciones de poder que sostienen las personas a través de sus eventos comunicativos. De tal manera que nos hacemos otra pregunta orientadora: ¿Cómo ayuda el ACD a revelar el abuso de poder y la desigualdad presentes en ciertos discursos? En este sentido, nos inclinamos por la concepción del Análisis Crítico del Discurso que lo presenta como “un tipo de investigación analítica sobre el discurso que estudia primariamente el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la desigualdad son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y el habla en el contexto social y político” (Van Dijk, 1999: 23). Por lo anterior, en el presente texto nos interesa estudiar el discurso de un emisor específico que utiliza el lenguaje para compartir sus ideas y creencias en un contexto social determinado. Exactamente estudiamos el discurso del pastor cristiano Roger Jiménez en una celebración religiosa en la que diserta sobre la masacre de 50 homosexuales el 12 de junio de 2016 en la discoteca Pulse en Orlando, Florida. Por lo que, revelar la homofobia y el abuso de poder presentes en el discurso de Roger Jiménez desde los planteamientos del Análisis Crítico del Discurso, constituye el norte del presente texto. En otras palabras, en este ejercicio nos ocupamos en investigar los procesos sociales de poder, construcción jerárquica, exclusión y subordinación presentes en las polémicas declaraciones del pastor venezolano Roger Jiménez, expresadas a su congregación en la Verity Baptist Church el 14 de junio de 2016 en Orlando, Florida, reseñadas por el periodista Jorge Ramos el 15 de junio de 2016 en el noticiero de la cadena televisiva Univisión, respecto a la masacre ocurrida el 12 de junio del mismo año en la que un hombre de 29 años irrumpió en una famosa discoteca entre la comunidad gay de Orlando, matando al menos a 50 personas e hiriendo a otras 53. Ahora bien, es importante señalar que el Análisis Crítico del Discurso considera, por regla general, que su procedimiento es un proceso hermenéutico. De hecho, muchos de los estudios basados en el Análisis Estudiantes de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. Este ensayo es producto del seminario sobre Análisis de discurso, orientado por el profesor Juan Pablo Gutiérrez. 1

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Crítico del Discurso, en adelante ACD, no logran revelar de forma completamente transparente los elementos específicos del proceso de interpretación hermenéutica. Dicho de forma simplificada, el ACD no debe entenderse como un método único, sino más bien como un enfoque. En este orden de ideas, esta observación analítica se construye a partir de la delimitación conceptual sobre el ACD elaborada por Michael Meyer y Ruth Wodak en Métodos de análisis crítico del discurso (2003); además de las consideraciones metodológicas propuestas por Teun Van Dijk en El análisis crítico del discurso (1999), y en función de los factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje, precisamente todos aquellos factores a los que no puede hacer referencia un estudio puramente gramatical, estudiados por María Victoria Escandell en Introducción a la pragmática (1993). Así mismo, dado que una característica importante que surge de la asunción del ACD es la de que “todos los discursos son históricos y por consiguiente sólo pueden entenderse por referencia a su contexto” (Meyer y Wodak, 2003: 37), nos apoyaremos en las abstracciones sobre sexualidad humana concebidas por el filósofo francés Michel Foucault en Historia de la sexualidad (1977). De modo que, en esta indagación buscamos comprender la naturaleza del abuso de poder, dominio y desigualdad que sufre la población homosexual, con la intención de desempeñar un papel de apoyo activo para aquellos grupos que padecen alguna discriminación social. Metodología de obtención y análisis de datos Ahora bien, dado que nuestra investigación es de carácter social empírica, tal y como lo señalan Meyer y Wodak (2003), es posible establecer una distinción entre los métodos de extracción y los de evaluación, es decir, entre las formas de obtención de datos y los procedimientos desarrollados para el análisis de los datos recogidos. En cualquier caso, en este ejercicio no consideramos que la obtención de datos sea una fase específica que deba haberse completado antes de comenzar el análisis. En su lugar, tras el primer ejercicio de recogida de datos, en el que acotamos las declaraciones del pastor bautista, procedimos llevando a cabo un primer análisis de los conceptos fundamentales desarrollados en su discurso para, posteriormente, “elevar los conceptos a categorías, y, sobre la base de estos resultados, recoger nuevos datos” (Meyer y Wodak, 2003: 49).

Poner en marcha esto implica, por un lado, atender en un primer ciclo de análisis el contenido de las intervenciones, o mejor, su lógica intrínseca y las propiedades que pueden variar en función del poder social, como el énfasis, la entonación, el orden de las palabras, el estilo léxico, la coherencia, las rectificaciones, la elección del tema y las objeciones o los titubeos. Y, por otro lado, el estudio de la superficie textual y los recursos retóricos empleados. Dicho lo anterior, abordaremos el ACD de las declaraciones del pastor Roger Jiménez adoptando y adaptando las estrategias de análisis propuestas por Ruth Wodak y Martin Reisigl en Discurso y discriminación (2001). Estrategia referencial o estrategia de nominación En principio, para acercarnos críticamente al discurso del pastor Roger Jiménez seguimos la ruta metodológica mapeada por Wodak y Reisigl, para la cual, en primera instancia, nos concentramos en analizar los dispositivos lingüísticos empleados en el discurso en torno a su pertinencia (Meyer y Wodak, 2003: 53). Tal es el caso, por ejemplo, de las metáforas, las metonimias y las sinécdoques. Con lo anterior en mente, en el siguiente fragmento discursivo del guía espiritual identificamos la estrategia empleada: “Lamento que él no haya terminado el trabajo” (Gracias Dios Tv, 2016). En el enunciado anterior descubrimos el empleo del dispositivo lingüístico de la metonimia, en la medida que el pastor reemplaza un término por otro con el que mantiene relación de dependencia o causalidad; toda vez que la palabra ‘trabajo’ viene a sustituir sutilmente la palabra ‘matanza’; esto con el fin de hacer parecer la situación del asesinato de los homosexuales como una labor necesaria, mitigando el impacto de su interpretación. En ese sentido, podríamos afirmar que la elección de las palabras presentes en el discurso del ministro bautista no es arbitraria y está impulsada por una intención comunicativa en particular, disfrazar de ‘necesaria’ la muerte de algunas personas por su condición sexual. Esta suerte de estrategias las identificó Van Dijk en Análisis Crítico del Discurso al escribir que: “La elección de una determinada palabra [...] puede depender del tipo de discurso (por ejemplo, noticia periodística, editorial o propaganda política) o de la pertenencia del hablante o el escritor a un determinado grupo, de su posición u opinión particular sobre el tema. Es decir que, para referirnos a las mismas personas, podemos utilizar ítems léxicos diferentes” (1999: 34).

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Estrategias de predicación En esta categoría analítica examinamos “las atribuciones estereotipadas y valorativas de los rasgos positivos y negativos, así como de predicados implícitos o explícitos en el discurso” (53). En virtud de ello, consideramos importante destacar la atribución estereotipada empleada por el ministro bautista frente a su congregación para referirse, en el clímax de la ceremonia que él preside, a la masacre ocurrida en la discoteca gay: “¿Siente tristeza que hayan matado 50 pedófilos hoy? No, creo que es grandioso, pienso que beneficia a la sociedad, creo que Orlando Florida es un poco más seguro” (Gracias Dios Tv, 2016). En este sentido, hemos de resaltar que, según el psiquiatra francés Pierre Pichot en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (1995), la característica esencial de la pedofilia “supone actividades sexuales con niños prepúberes (generalmente de 13 o menos años de edad). El individuo con este trastorno debe tener 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el niño” (Pichot, 1995: 540). En efecto, el pastor emplea erradamente una categoría psiquiátrica de los trastornos mentales para referirse a un grupo de personas adultas que fueron masacradas en una discoteca, puesto que no cuenta con evidencia verosímil que permita atribuirles tal filia. Nos parece pertinente agregar al respecto que en las relaciones de poder “la sexualidad no es el elemento más sordo, sino, más bien, uno de los que están dotados de la mayor instrumentalidad: utilizable para el mayor número de maniobras y capaz de servir de apoyo, de bisagra, a las más variadas estrategias” (Foucault, 1977: 126). Y esto, al parecer, es bien sabido por el pastor bautista. Así mismo, en una revisión histórica de la homosexualidad como práctica sexoafectiva, observamos que “apareció como una de las figuras de la sexualidad cuando fue rebajada de la práctica de la sodomía a una suerte de androginia interior, de hermafroditismo del alma. El sodomita era un relapso, el homosexual es ahora una especie” (Foucault, 1977: 57). A pesar de ello, el pastor Roger Jiménez, visiblemente enardecido, insiste en referirse a las víctimas de la masacre como ‘pedófilos’ que no merecen sentimiento de tristeza alguno por parte de su comunidad religiosa. De modo que, al señalar reiteradamente a los homosexuales de tal manera, podemos inferir que busca reforzar su rechazo hacia la homosexualidad desplazando esta práctica sexoafectiva, nuevamente, hacia la sodomía.

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Estrategias de argumentación En este apartado nos interesa estudiar el discurso del pastor bautista, en función de los “determinados tropoi utilizados para justificar la inclusión o la exclusión política” (Meyer y Wodak, 2003: 53). De tal forma, nuestro interés se orienta hacia el análisis de sus componentes retóricos como el pathos y logos, desde la visión aristotélica de los términos. No obstante, antes de atender esta línea analítica conviene revisar la definición brindada por Aristóteles en el Libro 1 de El arte de la retórica (1979), respecto a los distintos polos de la actividad pragmática orador/ethos, auditorio/pathos y discurso/logos: “las primeras están en el carácter moral del orador; las segundas en disponer de alguna manera al oyente, y las últimas se refieren al discurso mismo, a saber, que demuestre, o parezca que demuestra” (1979: 1356 a). Así pues, en el discurso del pastor descubrimos la forma retórica a través de la cual pretendía golpear el pathos de su audiencia con enunciados como: “Lo trágico es que no hayan muerto más de ellos. Lamento que él no haya terminado el trabajo, porque esas personas son depredadores, abusadores” (Gracias Dios Tv, 2016). Aquí notamos la incorrecta asociación semántica por parte de Roger Jiménez, para quien homosexualidad es sinónimo de ‘abuso’ y ‘depredación’. De tal manera que, el juicio apresurado del pastor busca provocar la aceptación de su congregación infundiendo temor frente a lo que conllevan las prácticas homosexuales. No está por demás que escudriñemos, de igual manera, la disposición del logos del pastor con respecto a sus pronunciamientos. Observemos cómo Roger Jiménez apela a lo que él denomina “leyes de Dios” para justificar los homicidios de un individuo y, además, influenciar abiertamente al gobierno para tomar medidas similares para la eliminación de los homosexuales por designio divino. El siguiente fragmento de discurso tiene origen en la entrevista concedida un periodista. [Periodista]: “Usted dijo que, si por usted fuera que el gobierno los ponga contra una pared y los mate a todos, ¿eso no le parece que es violento?”. [Roger Jiménez]: “Lo que digo es que si el gobierno estuviera haciendo las leyes de Dios eso es lo que hiciera”.

Ahora bien, deducimos que la justificación de cumplir un designio divino no parece razón contundente para inducir a un sistema político o a un


solo individuo a asesinar a un grupo de personas por una orientación afectivo-erótica. Por consiguiente, la respuesta del pastor nos permite observar que la configuración de su capacidad argumentativa está soportada en su sistema de creencias religiosas y condicionada por su grupo social, igualmente espiritual, pero de carácter excluyente y homófobo. Estrategias de puesta en perspectiva Pensando el discurso como un acto colectivo en el que se ponen en juego las relaciones sociales de los usuarios de la lengua, en este apartado nos centramos en analizar los medios empleados para “informar, describir, narrar o citar los acontecimientos y las afirmaciones” (Meyer y Wodak, 2003: 53). De ahí que sea imperante estudiar las relaciones de poder en las que se origina el discurso para constatar los efectos del acto perlocutivo en los interlocutores. Sobre este aspecto Michel Foucault nos advierte que: A los discursos sobre el sexo no hay que preguntarles ante todo de cuál teoría implícita derivan o qué divisiones morales acompañan o qué ideología dominante o dominada representan, sino que hay que interrogarlos en dos niveles: su productividad táctica (qué efectos recíprocos de poder y saber aseguran) y su integración estratégica (cuál coyuntura y cuál relación de fuerzas vuelve necesaria su utilización en tal o cual episodio de los diversos enfrentamientos que se producen) (Foucault, 1977: 124).

Razón por la cual, resulta necesario cuestionarnos sobre la productividad táctica y la integración estratégica que posee el discurso del pastor Roger Jiménez, en lugar de simplemente rastrear la ideología de la que procede. Teniendo esto en mente, hay que recordar que las declaraciones del pastor fueron registradas por periodistas de la cadena televisiva Univisión y, gracias a ello, logramos constatar cuán productivo fue su discurso tanto en su comunidad religiosa, como en el resto de los destinatarios indirectos de sus declaraciones; así mismo, conseguimos verificar qué tipos de enfrentamientos produjo el uso indiscriminado de los adjetivos despectivos antes señalados. De tal forma que, el siguiente enunciado, en el que el periodista entrevista al pastor fuera de su casa, servirá de materia prima para tales evaluaciones (2016): [Periodista presentando la noticia]: “El pastor Roger Jiménez acusó al gobierno y a la prensa de sacar sus palabras de contexto, pero el video de su sermón el

domingo en Sacramento, no deja dudas de cuál es su posición”. [Periodista entrevistando a R.J.]: “Suena como que usted está celebrando la muerte de esta gente”. [Roger Jiménez]: “Yo no estoy celebrando la muerte de la gente, hay una diferencia entre celebrar y estar triste, yo no estoy triste que se murieran”. [Periodista]: “Usted dijo que, si por usted fuera que el gobierno los ponga contra una pared y los mate a todos, ¿eso no le parece que es violento?”. [Roger Jiménez]: “Lo que digo es que si el gobierno estuviera haciendo las leyes de Dios eso es lo que hiciera”. [Periodista]: “¿No le parece irresponsable lo que está diciendo?”. [Roger Jiménez]: “No, no. Bueno ya, no tengo más tiempo para usted”.

Por consiguiente, en el intercambio verbal que acabamos de presenciar, evidenciamos, por un lado, que si bien el discurso del pastor no tuvo réplica alguna dentro de la comunidad religiosa de la que él es el guía espiritual, caso diferente ocurre en un contexto más amplio en el que los destinatarios indirectos de su prédica efectúan múltiples procesos de interpretación en los que establecen “una relación multívoca entre una expresión lingüística y la situación en que se emitió. Este tipo de relación puede reflejarse en la fórmula ¿Qué me quisiste decir (TÚ) el otro día cuando dijiste X?” (Escandell, 1993: 39). En términos más sencillos, los interlocutores que no comulgan directamente con las enseñanzas del pastor demuestran que su discurso le confirió efectos recíprocos de poder y saber únicamente en su comunidad discursiva, fortaleciendo su posición de líder de la iglesia gracias a la enérgica entonación, el estilo léxico típico de las prédicas sin titubeos o rectificaciones. Sin embargo, fuera de su comunidad discursiva es notable cómo estratégicamente su discurso falla de forma vertiginosa, desatando con su prédica un episodio de enfrentamientos discursivos en los numerosos manifestantes que se aglomeraron en las inmediaciones de su iglesia exigiendo respeto por las víctimas; sin mencionar el asedio de los múltiples medios de comunicación que buscan obtener sus declaraciones y posibles rectificaciones. De suerte que, a nivel cultural la intervención desobligante del pastor bautista es rechazada, constreñida y desalojada de la parcela de información pragmática general, es decir, del conocimiento del mundo, de sus características naturales

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y culturales, y es ahí precisamente donde el ACD busca situarse para poner en evidencia los actos discriminatorios. Dicho de otro modo, hasta ahora hemos transitado por el concepto de ACD desde los postulados de Van Dijk para encontrar el norte del ejercicio. Luego, caminamos hacia la apropiación de una metodología de recolección y análisis de información que nos facilitara el terreno de investigación. Después estudiamos diálogos concretos del discurso del pastor en cada instancia de la estrategia adoptada y adaptada, develando aspectos como la elección particular de dispositivos lingüísticos o recursos retóricos para provocar la aceptación de sus enunciados por parte de su congregación; así mismo pudimos delatar las posturas discriminatorias del pastor con respecto a la comunidad homosexual en general, presentes en su celebración del asesinato de 50 homosexuales en la discoteca gay Pulse. En suma, después de examinar el discurso del pastor Roger Jiménez a partir de las posibilidades que el ACD permite, quedó al descubierto qué estrategias profundas y superficiales empleó en su intervención para ejercer influencia sobre la forma en la que su congregación debe percibir el asesinato de homosexuales. Y este fenómeno, dada su trascendencia social, no puede tomarse a la ligera, toda vez que típicamente “los receptores tienden a aceptar las creencias (conocimientos y opiniones) transmitidas por el discurso de las fuentes que consideran autorizadas, fidedignas o creíbles, tales como los académicos, los expertos, los profesionales o los media de confianza” (Van Dijk, 1999: 29). Un discurso que incita a la violencia y el rechazo de grupos sociales minoritarios como la comunidad homosexual, tal y como el que expresó el pastor Roger Jiménez, podría haber movilizado e inspirado grandes franjas de colectivos sociales, inscritos o no en el movimiento religioso que él promueve; en tal caso, no es insensato pensar que discursos de esta naturaleza fácilmente puedan desembocar en hechos de violencia aún mayores; todas las condiciones están dadas: una comunidad afectada que llora a sus muertos, altamente sensible y vulnerable por los acontecimientos, enterándose que otro colectivo, mediante uno de sus líderes, elogió la masacre de sus seres queridos sin muestra alguna de empatía, solidaridad o respeto por las pérdidas humanas, generando, evidentemente, más actos de agresión. De todo ello, la importancia de revisar críticamente los

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discursos que promuevan el dominio, la desigualdad social, la discriminación y el abuso de poder que, como en este caso, se disfrazan como discursos en defensa de la fe.

Referencias Aristóteles (1979). El arte de la retórica (trad. E. Granero). Buenos Aires: Eudeba Escandell, María Victoria (1993). Introducción a la pragmática. Barcelona: Anthropos. Foucault, Michel (1977). Historia de la sexualidad. Madrid: Siglo Veintiuno Editores Gracias Dios Tv (2016, 15 de junio). Pastor Venezolano en California elogia matanza de “Homosexuales” en Orlando [Videoclip]. Recuperado de: https:// www.youtube.com/watch?v=sAx3PbdUa1E Meyer, Michael y Wodak, Ruth (2003). Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona: Gedisa. Pichot, Pierre (1995). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson S.A. Reisigl, Martin y Wodak, Ruth (2001). Discourse and discrimination. Rhetorics of racism and antisemitism. Londres: Routledge. Van Dijk, Teun (1999). El análisis crítico del discurso. Barcelona: Anthropos.


Edward Camacho

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Antonio Yammara y Ricardo Laverde: La anomalía de los incorregibles en El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez Carlos Eduardo Jaramillo R.1 El ruido de las cosas al caer (2011), una novela escrita por el autor colombiano Juan Gabriel Vásquez, construye un episodio histórico de un país que hoy, pese a su indiferencia, aún convive con las formas de violencia, heredadas, en gran medida, de la época cúspide del narcotráfico de los años ochenta y noventa, que es el escenario sobre el que transita el relato. Tal construcción se revela en una historia más íntima y personal: la de Antonio Yammara, profesor universitario de Introducción al derecho, y la de Ricardo Laverde, piloto de aviones, profesión que le abre la puerta de acceso al negocio cumbre del momento. El vínculo de ambos personajes, que se sustenta en un episodio de violencia del que ambos son víctimas, se manifiesta en la narración de Yammara (quien logra sobrevivir), a través de un viaje incesante que transita sobre un encadenamiento de recuerdos, que no serán nunca ajenos a Ricardo Laverde, un fantasma que habitará en ellos por el resto de sus vidas. Son estos dos personajes los que servirán de ejemplo para emprender un rastreo que permita reconocer la presencia del concepto de anomalía empleado por Michel Foucault en su obra Los anormales (1999), en la que propone, mediante una mirada aguda a la sociedad, rasgos definidos de anomalía humana, expresada bajo tres amplias categorías —el monstruo, el incorregible y el onanista—, cada una inscrita en momentos, circunstancias y marcos de referencia distintos en el devenir histórico, sin que deje de existir una importante relación entre ellos, llegando así a configurar en su conjunto el personaje anómalo propio del siglo XIX. A partir de tal rastreo y puesta en diálogo con los fundamentos teóricos de Foucault, el presente ensayo se propone desvelar cómo los personajes principales (Yammara-Laverde) y la relación existente entre ambos connotan formas de pensamiento y conducta que posibilitan atribuirles la segunda categoría de anomalía: la del individuo a corregir. Es en Antonio Yammara y Ricardo Laverde que pueden encontrarse las características del incorregible, toda vez que ambos se hallan sujetos en una sociedad ya de por sí anómala, en la que los mecanismos de domesticación y corrección pretenden imponer una acción de cambio que corrija conductas que, aun con su regularidad, no dejan de ser anómalas para la sociedad. Así, la universidad y la institución carcelaria son, respectivamente, los organismos de control que quieren actuar sobre tales individuos. La narración de la novela transcurre a través de la voz de Antonio Yammara —primer sujeto a corregir— en la que los recuerdos funcionan como eslabones para avanzar por ese tedioso camino que es el reencuentro con su pasado. En esa expedición, Yammara se narra a sí mismo, presentándose como un profesor de Introducción al derecho, lo que ya guarda en sí una correlación con la institución jurídica, aun cuando su accionar obedezca a un marco distinto, como es el de la cátedra Estudiante de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío. Este ensayo es producto del seminario sobre Literatura colombiana, dirigido por el profesor Edwin Vargas (2016). 1

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universitaria. De este modo, aparece la universidad como la institución que forma al Yammara estudiante y que posteriormente recibirá al Yammara profesor; institución que, al servicio de la regulación normal de la sociedad, no logra su cometido, al menos no de forma satisfactoria, en su conducta. Y no lo logra porque Yammara no deja de lado su estilo de vida libre de jurisprudencias, a saber: jugador de billar, apostador, bebedor y seductor de alumnas que terminan en su cama. Conductas que, si se enmarcan en ese saber de las técnicas pedagógicas y de formación de aptitudes que daría origen al incorregible a partir del siglo XVIII (Foucault, 2007: 67), advierten justamente su presencia, dada su imposibilidad de normalización. Conviene subrayar, entonces, que es así como se revela la doble función que para este caso tiene la práctica pedagógica, ya que, si bien es en su ámbito —históricamente hablando— donde surge el conocimiento de esta figura anómala, donde logra descubrírsele, es allí mismo donde se pretende encauzarla. En este sentido, puede decirse que es el saber el que origina el poder, en términos institucionales; poder que, valga decir, no escapa del disfrute de Yammara, quien reconoce y exalta ese “doble abismo de la autoridad y del conocimiento” (Vásquez, 2011: 17) que lo separa de sus estudiantes, riéndose de ellos al introducirlos en discusiones sobre ley y justicia de las que son incapaces de salir. Con esto, es posible precisar que Yammara configura el sujeto que participa a favor de la institución y de sus mecanismos de control (universidad) y de la que, sin embargo, se burla y se rebela. Esa aparente contradicción, vista así, podría pensarse como una conducta tal vez consciente en Yammara, aspecto que bien puede arrojar, si se quiere, otra luz sobre su carácter anómalo. Líneas atrás se aludió a la pertenencia que tiene Yammara, además de la universidad, a la institución jurídica. Dicha correspondencia, por lo menos desde su formación y conocimiento, que él mismo menciona: “el mundo teórico de los estudios jurídicos no guardaba ningún secreto para mí” (Vásquez, 2011: 16), supone que es posible inscribirlo en el saber de ese minado campo que es la pericia médico-legal de la que hablaría Michel Foucault en Los anormales (2007). Se da así un encuentro accidental que es pertinente aclararse: En el libro ya señalado, menciona Foucault la evolución que en materia médico-legal se presentó entre el siglo XIX y XX, que abrigaba, inicialmente, la fórmula del código penal,

que en su artículo 64 manifestaba que no habría crimen si el sujeto se encontraba en estado de demencia en el momento de su acto, para dar paso luego a formas más expresas que determinarían como eje la anomalía mental, que ya no estaría relacionada directamente con la infracción, sino con la normalización de los individuos, lo cual posibilitaría la inserción de la categoría de los anormales, entre ellos, claro, los incorregibles (2007: 36-37). Es pues, sobre este campo, que en Yammara coexisten la institución jurídica y la institución universitaria. Su tesis de grado “[..] la locura como eximente de responsabilidad en Hamlet” (Vásquez, 2011: 16) y otros trabajos o discusiones en clase, en los que Yammara busca la naturaleza misma de la justicia, dan cuenta de cómo en él, en su propio discurso, confluyen dos instituciones que, desde espacios distintos, han intentado corregirlo, como individuo perteneciente a una sociedad. Esta particularidad discursiva hace de él un personaje anómalo que, como indica Edwin Vargas en El personaje anómalo en la nueva narrativa colombiana, “proyecta su visión de mundo discursivamente, pero no se queda sólo en un discurso. Su pensamiento genera unas acciones específicas. Esta manera particular de ver la sociedad por parte del personaje anómalo lo hace inconveniente para su medio” (Vargas: 2014:139). La época de los años ochenta y noventa, ilustrada en la novela, como se sabe, estuvo dominada por el narcotráfico. Ante el florecimiento y expansión del fenómeno, no era extraña toda práctica que hiciera parte de su engranaje. El narcotráfico y con él la violencia generada, instauró una especie de aceptación o resignación nacional. Sobre este panorama, aparece el segundo individuo a corregir: Ricardo Laverde. Si bien el incorregible de Foucault se refiere a aquellos anormales “menores” y “corrientes” en la sociedad, al individuo “regular en su irregularidad” ya que está “inmediatamente próximo a la regla” (2007: 63), se establece aquí que, para el contexto propio de la época, el narcotraficante podría encarnar, en la ruta señalada, una figura o versión medianamente común del sujeto a corregir, dada su frecuente aparición en la escena colombiana. De este modo, Ricardo Laverde es un personaje anómalo que rompe la ley, por su actividad ilícita y, ante ello, el aparato rectificador que recae sobre él no es otro que la institución carcelaria, a la que se ve sometido durante veinte años. Sobre esa condena, Yammara recuerda y reflexiona: “una vida no vivida, una vida que se le escurre a uno entre los

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Juan Gabriel Vásquez

dedos, una vida propia y sufrida por uno, pero al mismo tiempo de propiedad ajena, propiedad de los que no la sufren” (Vásquez, 2011: 22). En efecto, su vida es ahora otra, dividida por los errores de un pasado, del que evita, inicialmente, hablarle a Yammara, después de que se conocieran en los billares que ambos frecuentaban. Cuando Laverde le habla a Yammara de su esposa, Elena Frits, es ella quien funciona como el ente que incita su deseo de reparar las acciones pasadas. Aquí, entonces, su paso por la cárcel parece haber surtido efecto: “La cagué y nos separamos. Pero lo que importa no es cagarla, Yammara, óigame bien, lo que importa no es cagarla, sino saber remediar la cagada. Aunque haya pasado el tiempo, los años que sean, nunca es tarde para remendar lo que uno ha roto. Y eso es lo que voy a hacer” (Vásquez, 2011: 31). Sin embargo, después del accidente de avión en el que muere su mujer, y perdida su esperanza de reencontrarse con

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ella, acude a sus contactos para recuperar la grabación de la caja negra del avión y, para poder pagarla, le pide dinero prestado a su amigo fotógrafo del nuevo trabajo que consigue después de salir de la cárcel, prometiéndole que le pagaría pronto: “Yo acabo de hacer un buen negocio y me va a entrar buena plata” (Vásquez, 2011: 252). Este enunciado permite reafirmar su condición de incorregible. Un individuo que, a pesar de los veinte años de cárcel, vuelve a caer en la actividad, por la que finalmente sería asesinado, a manos del sicariato promovido por el mismo narcotráfico. De manera que Laverde acentúa una clara manifestación del individuo sobre el que se dibuja “una especie de juego entre la corregibilidad y la incorregibilidad” (Foucault, 2007: 64), poniendo en entredicho la efectividad de las técnicas de domesticación de la institución en la cual se inscribe.


Las relaciones que sostienen los personajes se cruzan por un pasado que les es común. Yammara llega a conocer a Maya Frits, hija de Ricardo y Elena, y entre ambos se crea una complicidad que les permite comprender mejor los episodios del pasado; complicidad que los descubre extrañamente cercanos, aun cuando apenas se conozcan. Los une el recuerdo de su visita a la hacienda Nápoles, la experiencia de vivir la época de mayor violencia en Colombia, el recuerdo de Ricardo Laverde, que es precisamente el punto de encuentro y, además, llega a unirlos un breve encuentro amoroso, a lo que diría Yammara: “no sé cuándo comencé a lamentar que no hubiera vida posible entre nosotros, que nuestro pasado común no implicara necesariamente un común futuro” (Vásquez, 2011: 242). Pero Yammara sabe que su destino está en Bogotá, donde está su familia, su esposa Aura y su hija Leticia. Así las cosas, su familia conforma otra institución que pretende controlar la conducta anómala de Yammara, quien se ausenta, impulsado por salir de esa prisión que son sus recuerdos. Ante su conducta, Aura cuestiona: “¿Por qué no quieres superar esto? ¿Qué ganas con quedarte a vivir en un accidente?” (Vásquez, 2011: 134). Y luego vienen, de su mujer, los celos, lamentos, el breve diálogo que él sostiene con su hija y demás acciones propias de una familia que quiere normalizarlo y que, a causa de su incorregibilidad, termina por abandonarlo, de lo que Yammara solo se entera cuando regresa de su viaje. De allí, que sea preciso recordar lo que señala Foucault: “El marco de referencia del individuo a corregir es mucho más limitado: es la familia misma en el ejercicio de su poder interno” (2007: 63). Por su parte, la familia de Laverde —Elena y Maya Frits— ejerce esa misma función, y es ella la que siembra en él la necesidad de mejorar su condición de vida, por lo que Laverde responde a esa demanda que, institucionalmente, implica tener una familia, aun cuando llegue a ser por vías ilegales. La vida de ambos parece ser opuesta. Ella, Elena, es voluntaria de los cuerpos de paz y tiene una noble visión protectora del mundo; Laverde, un apasionado de la aviación, tras conocer la historia de su abuelo, héroe de la guerra, aprende su labor y, con ello, el transporte de marihuana y, posteriormente, de cocaína. Cuando Elena es conocedora de los negocios de Ricardo, hace una pregunta que, entre otras cosas, denota el poder de control que intenta ejercer sobre él: “Quiero ver qué haces. Saber que no es peligroso. […] ¿Qué pasa si te cogen?” (Vásquez, 2011: 193).

El ruido de las cosas al caer (2011).

En un sentido más amplio, es posible decir que en la anomalía humana reposan aquellas conductas que, por su implicación misma, reducen al individuo, lo aíslan del seno social, por no responder a los cánones establecidos y, lejos de ello, el individuo anómalo se vuelve objeto de vigilancia y control, toda vez que implica una ruptura para el orden social. De manera que partir de un ejercicio tan humano como recordar, acción que moviliza la trama de la novela, permite determinar dos observaciones: primero, que en nuestro país poco puede decirse de la presencia de una memoria histórica y, por tanto, fácilmente se le puede dar la espalda a los episodios que marcaron, en un importante grado, la identidad y la realidad del país que hoy se tiene. Visto así, lo segundo es que quien recuerda —con la intensa y obstinada búsqueda de Yammara o con el dolor de la experiencia y la

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soledad de Laverde— es, por ese hecho en cuestión, ya de por sí un individuo anómalo. Y es que el individuo que recuerda, que busca confrontarse a sí mismo y con su pasado a través de los pálpitos de su memoria, termina por aislarse, porque su acción es anómala frente al establecido y rutinario ir y venir de la sociedad contemporánea. Dice Yammara sobre las primeras palabras que escuchó de Laverde: “habló como si hablara para sí mismo, pero lo hizo en voz alta y espontánea, como los que, a fuerza de vivir en soledad, han olvidado la posibilidad misma de ser oídos” (Vásquez, 2011: 20). Con esto, Antonio Yammara y Ricardo Laverde son, pues, los portadores de esa memoria perdida o ignorada en la historia de un país del que todavía se viven sus secuelas y, por tanto, configuran su memoria colectiva. Recordar puede no ser beneficioso, pero es una actividad necesaria en la construcción de la identidad, pese a lo muy agotadora que llegue a ser: “Recordar cansa, […] drena las energías y desgasta los músculos” (Vásquez, 2011: 242), o pese a su forma abarcadora del tiempo: “Somos pésimos jueces del momento presente, tal vez porque no existe en realidad: todo es recuerdo…” (Vásquez, 2011: 23). Ese potente ruido que generan las cosas al caer es una metáfora de la violencia colombiana. En la novela, confluyen diversas caídas que, en su fondo, configuran una misma cosa: la anomalía de la sociedad colombiana. Caen las víctimas de esa extrema violencia del narcotráfico; caen, entonces, Antonio Yammara y Ricardo Laverde y, con ellos, sus familias; así mismo toda una época, cuna del narcotráfico encabezado por Pablo Escobar; también lo hace una generación que sufrió directamente sus consecuencias y, por supuesto, no escapan de esa borrascosa caída las figuras simbólicas, que tienen un lugar importante en la novela, como los aviones y los hipopótamos. Así, se tiene, en resumen, la caída de todo un país que constituye una sociedad anómala, en donde ese ruido sigue resonando y en cuyos modelos no se cimienta otra cosa que un terreno fértil para la reproducción de seres anómalos. A propósito de esto último, se lee en El personaje anómalo en la nueva narrativa colombiana que “los personajes derivan su anomalía de su enfrentamiento con el contexto. […] no son anómalos por sí solos: requieren estar ubicados en una sociedad anómala” (Vargas, 2014: 126). Planteada así la cuestión, lo que se ha pretendido en este trabajo es detallar un diálogo entre el

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fundamento teórico foucaultiano y la literatura, que encuentra en la novela de Juan Gabriel Vásquez, El ruido de las cosas al caer, claras posibilidades de relación, para precisar la categoría de los incorregibles y establecer una visión más amplia de esa anomalía humana, que reside de forma individual y que, por su pluralidad, se acentúa luego como un rasgo definitorio de índole social. Así, lo anterior ha permitido una aproximación a la visión de Foucault sobre los anormales y, en especial, una lectura sobre la anomalía humana, puesta en escena dentro del contexto de la sociedad colombiana.

Referencias Foucault, Michel (2007). Los anormales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Vargas, Edwin Alonso (2014). El personaje anómalo en la nueva narrativa colombiana (Tesis de maestría). Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira Vásquez, Juan Gabriel (2011). El ruido de las cosas al caer. Bogotá: Alfaguara.


Divagando

Sebastiรกn Camargo

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Hecho en serie Andrés Felipe Pérez Álvarez1

El amor es un producto, agítese bien antes de usarlo el amor es un producto, lea las indicaciones al respaldo el amor es un producto, fumarlo causa muerte lenta y dolorosa el amor es un producto, administrar en dosis según la edad el amor es un producto, no exceder la dosis recomendada el amor es un producto, no recomendado para niños, mujeres embarazadas o personas sensibles el amor es un producto, alivia tus síntomas por doce horas el amor es un producto, puede producir pérdida de cabello y tumor cerebral el amor es un producto, cuando lo tomes no manejes el amor es un producto, si observa reacciones desfavorables suspenda su uso el amor es un producto, manténgase fuera del alcance de los niños y mascotas el amor es un producto, en caso de ingerirlo no induzca al vómito, consulte a su médico el amor es un producto, puede causar hipersensibilidad a algunos de sus componentes el amor es un producto, para uso exclusivo en los pies el amor es un producto, precaución, es inflamable el amor es un producto, no usar sobre piel irritada o lastimada el amor es un producto, la garantía no cubre mal uso el amor es un producto, no observar directamente con instrumentos ópticos el amor es un producto, en caso de contacto con los ojos enjuagar con abundante agua el amor es un producto, sujeto a cambios sin previo aviso.

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Estudiante de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío.


Símil de Vacío Yalud Daniela López Orozco1

I Dos líneas paralelas, por más cerca que estén nunca se van a encontrar. La luna, por más que la alumbre el sol jamás podrá sentir su calor. Así tantas cosas, Así la vida y así la muerte. Así el vacío… El estruendoso silencio del vacío. II Incoloro vacío, Sombrío vacío, Arcoíris de vacíos: Gris, el de la ciudad. Marrón, el de su ausencia. Verde, procedente del fracaso. Amarillo, el de la felicidad disfrazada. Rojo, el de los sueños rotos. Lila, el de las soledades concurridas. Negro: Mi vacío personal. III Férreo y flácido vacío: Como los ladrillos de las casas deshabitadas. Como un cúmulo de libélulas en la garganta. Como bolas de papel interpretando un basurero. Como postes de semáforo. Como nubes transparentes. Como el asfalto donde levitan las sombras. Como un pozo, muy hondo: sin luz y sin agua. 1

Estudiante de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío.

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IV De múltiples sabores: Dulce, como sus besos. Amargo, como el adiós. Salado, como el agua que yace en los ojos. Ácido, como la incertidumbre de estar en vigilia o en sueño. Simple, como darse a la noche. Acre, como la agonía sin la proximidad de la muerte. V Tan solo vacío, como todo y como nada. Como estas palabras formando efímeros símiles, Que danza sin ritmo, Que canta sin voz, Que llora sin lágrimas, Que ejecuta dando vida, Que existe en el breve espacio de los paralelos, En el frío brillo de los rayos de luna, En el estrecho puente del principio y el fin.

Edward Camacho

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Poemas Oscar David López1

No hay orden En el arcaico rito de los símbolos hay madera, eucaliptos plateados dios fuego. No hay un orden, tímidos los signos avivan su paroxismo ocultan su principio: en las llamas yo no lo leo tan sólo observo ¡absorto! Hay una hecatombe/mil símbolos arden / se desparraman/el poema está en llamas y un poeta/solo/no lo puede apagar /…/ no lo debe apagar. 2:20 a.m. 28/11/2016

35B Hay ocasiones en el bus de las 9:30 p.m, en las cuales / el silencio es tal / que cualquiera capaz de agudizar un poco su oído, puede escuchar los pensamientos del “otro”.

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Estudiante de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad del Quindío.

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Desesperadas disonancias asonantes escritas por un aspirante o la hora cero Implosiona, se derrite y llora, no entiende quién es, quién fue o quién pudo ser, sólo tiembla, cierra los ojos y lame sus labios. Intervalos espasmódicos gobernados por la ansiedad llenan los espacios que deja su mano mientras recorre la distancia que hay desde el inicio, hasta el final del tubo oblongo y no oblongo. Deposita la ruina y la euforia justo al final, labradas, ambas en el mismo campo, dan al éter un aroma especial; con impaciencia enciende un fósforo: inicia la combustión: succiona el material. Unadostrescuatrocincoyseis, hacen parte todas de la misma arcaica e infinita bocanada, siempre chueca, siempre rígida, siempre irregular, siempre oscilante nunca tiempo olvido siempre sin memoria. Implosiona, se derrite y llora, no entiende quién es, quién fue o quién pudo ser, sólo tiembla, cierra los ojos y lame sus labios Hace una pausa

respira y parece que fuera a llorar, se detiene y revela: nunca estuvo la gota de la fosa a apunto del lagrimal. Sonríe y se pregunta si también el creador succionará algún tipo de polvo espacial.

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Desasosiego o la inútil ciudad Qué triste se siente hoy zozobrando por las calles de esta inútil ciudad. Los insultos de una ramera con aparentes sentimientos hicieron eco en su abstraído pensamiento y como si se tratara de algún llamado en el que su nombre estaba contenido en el insulto, la voz chillona de la mujer, en fuga lo sacó del ensueño; regresándole a tan indeseado plano, el de la maldita ciudad. En ella, todo le parece feo: desde la plaza de bolívar, dedicada como en todo el país, a un dictador genocida… (las palomas se cagan sobre un hombre hecho de metales fundidos, él, sostiene triunfante una espada en forma de falo) […] hasta la salita de cine porno, que carcomida por el moho espermático, refugia en su margi-nalidad viejos pervertidos y chiquillos, que después de la escuela, exploran su sexo recientemente descubierto. Los edificios se le hacen feos, “carecen de hermosa arquitectura” piensa el caminante, fueron levantados en poco tiempo, apurados por los gobernantes, de la insípida ciudad, que las fuerzas de la tierra hace ya más de diez años hicieron temblar: devastación Incluso, las fulanas de por aquí le parecen feas: “la falta de belleza no radica en su rostro o cuerpo” razona el hombre. La génesis de este fenómeno: empirismo creo. Pues luego de concurrirlas por más de tres noches seguidas ha llegado a pensar que las putas en esta ciudad también tienen sentimientos Y ¿qué, además de salir abstraído del lupanar puede esperar un hombre que frecuenta dicho lugar? ¡Poco más espera! sin embargo, esta tarde he sido insultado (por una mujer de paso con suficiente tiempo para sus aparentes sentimientos), a causa de una cuestión tan inevitable como lo es el tiempo; gracias a ello y a esta inútil ciudad me encuentro en desasosiego.

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Arte poética A D.J.

I P Es un fantasma O un susurro del tumultuoso Mar Espectro apenas, mirada envuelta en el mutismo (Algodón). Son lo que fluye por las cataratas eternas! cuyos nacimientos están por encima del orbe (de todo) y desembocan en el poema mar Una vaga imagen que sigilosa atraviesa (de sablazo) talamos del recuerdo Es fruto de islas enajenadas, algo ha dicho de paraísos sintéticos y sabe a estados alterados. Caricia en el vientre cimarrón de aquel que presenció el espectáculo humano: y se convirtió en ausencia blanca

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II No sé si móviles mientras inerte el demiurgo Razón o si estancados en una mirada que se extravía como diciéndonos “hay algo más allá”. manos (caricias) mutiladas, tiros de gracia; la sonrisa que débil se escapa de entre la lágrima… el tumultuoso Mar que a su paso en tempestad con todo arrasa. ¡sí! también es concreto y muralla: y ave arcaica que sobre aquella su vuelo reposa. es pluma, piedra / trasparencia soga esquizofrénica, arquetipo de la cosa; y una noche hace varios siglos, al Otro expectante frente al cristal en la penumbra le dijo: […] soy la rosa estoy en las letras de Rosa y atravieso todo el Nilo en la palabra Nilo. 1/03/2017

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Edward Camacho

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Poemas Jonathan Alexander España Eraso1

La escritura se convierte en ceniza Para escribir es preciso quemarse entero, consumirse hasta que no quede una brizna de músculo ni de huesos ni de carne. Es un sacrificio absoluto y al mismo tiempo es la suspensión de la muerte. Es algo concreto, cuando se escribe se suspende la vida y por ende se suspende también la muerte. Escribir es un ejercicio privado de resurrección. Raúl Zurita

Llega el tiempo de la escritura,

de su trazarse,

cuando la palabra es el silencio oscuro

de su devenir ceniza,

que se enciende en los márgenes. Ahí, aquí, la retirada del fuego deja su lugar al don, para advenir de otro modo. El fuego empieza a ser (...)

Y la escritura arde para dejar en cenizas lo que resta de su consumación, de su rastro en sombra. (Las palabras son una luminosa impresencia que aletea en el viento) El don de la ceniza busca iniciar otro don: el de un acontecimiento sin horizonte ni anuncio que es el riesgo del silencio abismado en la memoria de los signos. Tal es el don que promete la escritura en su trasegar que se incinera en la médula de lo imborrable, porque la escritura atraviesa los espacios, deja su rastro, y se inscribe como escritura de paso, en el instante del fuego. (...la escritura arde...)

Licenciado en Filosofía y Letras. Especialista en Estudios Latinoamericanos. Co-fundador y co-editor de la revista cultural Avatares, editada en Pasto, Nariño. Dirige el suplemento cultural La Conjura de los Necios, bajo el sello editorial Avatares. 1

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Toda escritura tiene como posibilidad la de arder siempre, lo que quiere decir que en toda escritura hay ya ceniza. Esa ceniza son las propias palabras, su color negro, su sentido, su invención. Entendido todo lo dicho, se trata del fuego y de la ceniza en el origen de toda escritura, de toda purificación incendiaria de lo que se va escribiendo, en una intensidad de relámpago oscuro, entre la memoria y la herida, que es el espacio mítico de la página donde se articula y se crea esa luz remota que es el mundo.

Sol jaguar La claridad acecha y se recoge en los vidrios de mi ventana. Su incandescencia ruge, rota y profunda. Escribo sobre lo inmemorial, intento ser la palabra de la herida. Pero unos pasos silentes, me rodean en un intervalo de resplandores. Crujen los instantes. Mi cuarto empieza a arder. Y en un fulgor de vértigo cercano, el animal transfigurado acecha y se abalanza salvaje a mi cuello. Soy ya una presa antigua, que tiene las venas fatalmente abiertas, desgarradas, por los filosos colmillos de la luz.

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Marcela Vargas. Vierten las aves su propia lejanĂ­a (collage anĂĄlogo, 2018)


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