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ALE MONTERO
ALE MONTERO
ACAPULCO, MÉXICO
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Deuda
Al nacer ya debemos dinero: nuestra sangre, el estómago, la piel.
Respirar es pagar el alquiler de nuestro cuerpo.
Senda
Transité la vereda temporal, designio que atisba senda, camino de estelar memoria, nocturna remembranza del mortecino pasado.
Rumor de intervalo mudo, lozanía de periodo abatido, noche inmanente grabada en mocedad, joven lamento del romance.
Lóbrego murmullo de parpadeante silencio. Entre olas cristalinas se escucha el jadeo del tiempo: época lesionada. Una sepultura contempla meditabunda la distante y acongojada retrospectiva.
Existir
Grillete parpadeante… golpe de heridas congeladas por el fallecimiento de una nube y la flor acribillada por la madrugada: el tiempo amarrado al pavor.
Susto ahogado en párrafo junto al periodo inmolado al dormir la noche en agotado cuerpo, bajo esa epidermis habita un cementerio de párpados entre el cadavérico murmullo atado al oído.
La muerte palpita soterrada en minuto de espanto, chispea en las playas encubiertas de las manos, en el mortecino perfume de mirada diseñada por el firmamento, y en los huesos torturados por el sadismo del oxígeno.