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BETTY MARÍA CUADRADO HERNÁNDEZ

BETTY MARÍA CUADRADO HERNÁNDEZ

CARTAGENA, COLOMBIA

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¿Qué cuantos años tengo?

¿Qué cuantos años tengo? Un niño me preguntó. Su rostro reflejaba esa inocencia de no saber calcular mi edad. Me miraba fijamente, para ser testigo de la veracidad de mis palabras y de las emociones que emitía con mi respuesta. Le dije: Tengo la edad de los sueños, en donde algunos se han vuelto realidad y otros, los ha derrumbado la vida. También tengo la edad de la mariposa, que lucha por sobrevivir en una crisálida y al final, le nacen alas y vuela sólo unos pocos días… Pero, además, tengo la edad de los gatos, que dicen tener 7 vidas, y en cada una de ellas, han disfrutado uno que otro ratón. Ah, pero... sé me olvidaba decirte que tengo la edad de la luna, el sol y las estrellas que iluminan el firmamento hace miles de millones de años. Pero... podría tener la edad del viento, la lluvia o el arcoíris, que, con sus lindos colores, nos alegran la vida. ¿Me entiendes? El niño se sonrió, y me dijo: Seño, Ud. me está manando gallo, ¿verdad?

Yo quiero ser fuerte

Yo quiero ser fuerte como una piedra, o una rama o una vara de metal, fuerte como el olor del mar cuando se mueren los peces, y flotan sin vida, con la mirada fija y lejana… Fuerte como los nudos que se les hacen a mis cordones, por no saber amarrarlos, fuerte como la espada de los guerreros de las películas, que pelean y salvan a la princesa… Fuerte, muy fuerte, porque cuando pasas y no me saludas, me derrito como la mantequilla en el sol.

Te vas

¿Te vas? ¡Pues, entonces... Vete! ¿O no? Espera un poco a que llegue la noche y te vayas entre sombras... O mejor... ¡No te vayas! Espera una semana, a lo mejor podría expresarte cuanta falta me harás... O más bien, podrías darte cuenta de que estoy impregnada en tu corazón y en tus recuerdos... Y te arrepientas. ¡Pero... ¡Mejor, vete! No quiero detenerte sabiendo que te esperan otros brazos, otros labios, otro corazón, para escribir una nueva historia en tu vida con un final sin mí... Amor... quédate, por esta noche, o por toda la semana, o por todo el mes... Y ámame como nunca lo hiciste... Seguro sentirás la grandeza de este loco corazón que nunca quisiste.... Pero, ven, siéntate a mi lado, límpiate las lágrimas, esas que muestran un dejo de falsedad y vacío. Pero... Vete, vete antes de que me vuelvan las ganas de revivir un pasado que nunca existió... Vete, ya sé que jamás brillarán mis estrellas en el cielo de tus ojos... Dejaré de escuchar tu voz en el susurro de mi habitación vacía... Vete que ya no hay remedio para este amor disparejo, en donde, de mi parte, recibiste un universo… ¿y yo?... Una estrella fugaz.

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