LA TIERRA,
o de c贸mo los hombres devoraron a las mujeres.
almudena jim茅nez virosta. tercero de comunicaci贸n. mitos e imaginarios para la cultura de masas.
Del barro y del polvo se fabrica a un hombre. La Iglesia sugiere que la Biblia dice que la mujer nació de su costilla - dicen algunos medios que fue un error de traducción, y sabe Dios, Yahvé, o Amón si bien es cierto o se trata de una teoría conspiratoria de estas que tanto abundan en Internet. Dicen, dicen, y dicen. La mitología presenta a la mujer fatal, vampira y arácnida, carnal y asesina, y causa del trauma del hijo desde el alumbramiento o destete. Ananké. Carmen. Pandora. Magdalena. Kitty Collins. Jessica Rabbit.
Causas del mal que los hombres no pudieron remediar. Causas del daño irreversible con el que el hombre nunca pudo lidiar. Y bien es esto cierto, pues fueron en sus cuerpos donde se crearon los hornos que cocieron las tinieblas. Es su útero el creador del hombre. Precisamente es un hombre el que mata a otro, la primera vez que muere alguien en la faz de la Tierra, un ser humano matando a otro con sangre y consciencia de ello. Quien dice que no volviera a repetirse. De hecho, se repite constantemente. Y no es este el discurso del hembrismo.
elbarro. almudena j.virosta. temple al huevo sobre muro. 2009.
Ni es cuestión de enlistar las perversidades del varón-hombre. Es este el discurso de quién se cansa de oír la historia desde el banco de los vencidos. Eva respondió a la llamada de la serpiente, animal lunar y hormigueante, e hizo a Adán morder la manzana del árbol prohibido del conocimiento. Eva es a su vez la que tiene el poder de matar a la serpiente, y es quizá la vergüenza del hombre quien la anula, por los celos de no ser él quien tenga el poder de empezar y acabar el mismo hecho. Eva sedució a Adán, porque es lo que las mujeres hacen, por eso son prostitutas en cualquier espacio o tiempo, y le hizo comer de ella, de su cuerpo. Estaba bien. El sexo siempre está bien, hasta que trae el tabú y la vergüenza y el miedo, y no es hasta ese momento que la desnudez fuera un problema o un desacierto. Carmen se prostituye porque no desea abandonar su cuerpo en un solo hombre, que no la valore, que no la anule. Carmen se prostituye por ser un espíritu libre, la forma educada de antaño de llamar “puta” a una mujer, o de llamar “macho” a un hombre. Lolita es la prostituta de este siglo y de esta sociedad nueva. Y son todas las niñas - adolescentes y mujeres - Lolitas por ser juzgadas por el largo de su falda o lo profundo de su escote. La mujer es sirena hasta fuera del agua.
Y dicen los símbolos que el agua y la Luna se corresponden a la fémina, y que se enlazan entre sus cabellos y que se inundan de la sangre de sus menstruos cada equis tiempo como si fueran relojes - o calendarios - humanos. Pues tiene el agua de mujer que es oxígeno y vida, como lo tiene el verde o como lo tiene el viento. Es ella la que tiene vida, la que tiene el poder de darla y la que puede quitarla, pero no por ser mujer, si no por ser precisamente hombre. Es de la mujer de la que caemos y es la que nos enseña a permanecer erguidos, y es a la tierra a la que volvemos a caer ante la muerte. Del polvo y del barro se fábrica un hombre, y éste va a morir a la tierra. De la tierra se nutre la Tierra y da ésta vida a los hombres que caerán al suelo por sus propias piedras.
Será quizá la caída del mundo, el día que el hombre coma tierra. El día que el mundo gire al contrario y el Sol se apague y se agoten las estrellas. Parece un imposible romántico que tales catástrofes se dieran, pero ¿hay mayor catástrofe que la que el hombre a día de hoy genera? El hombre destruye, mata a su hermano, mata a la Tierra. La mujer se le suma y tacha de lo intachable a sus compañeras. Es el Mundo muriendo por culpa del mundo, el hombre agotando su propia supervivencia.
Es el hombre, hecho de polvo y de barro, que cae al suelo a comerse la tierra, el único elemento sin oxígeno, el único que no destruye la vida ni tampoco la crea. Y es consciente de ello, del mal que esto fisiológicamente puede ocasionarle, y que aún así continua.
latierra. almudena j.virosta. fotografía digital. 2015.
Es el hombre, hecho de polvo y de barro, que se viene aquí a comerse la tierra, la que le da la vida y a la que retorna a morir, la que con el polvo y el barro le crea.
Es el hombre, el hombre varón, el que sabe que necesita a su compañera, tan igual y tan antitética, y se la come por celos, por orgullo y por vergüenza.
latierra. almudena j.virosta. ilustración. 2015.
La tierra constituye la tercera de tres ilustraciones que han pululado sobre mi cabeza desde hace años. La alusión a la vida que se crea del polvo y de la tierra y del barro, dentro del útero hecho de estos mismos materiales, símbolos de todo lo material que retorna al suelo en su ciclo útil o vital. El hombre, por su arrogancia engullirá todos estos elementos que le dan vida, y engullirá a la mujer, a pesar de ser necesaria para su propia existencia. Así, en la imagen, se ve a un hombre joven, cuyo cuerpo se materializa del polvo y del barro. Su boca y su garganta están manchadas de tierra, los restos de una feroz decoración de la misma, como el niño que se mancha al comer directamente del plato por las ansias y el desconocimiento del protocolo, o como el vampiro que se llena al desangrar a su presa. Fuimos los hombres ya así, y lo somos, cuando se come al animal cazado si no se tienen recursos. Como los animales que capturan a sus presas y las desangran y las desgarran, y las devoran. La tierra, humidificada por su saliva le cae como si fuera sangre de estos animales. Aquí se ve a un hombre que se ha animalizado, una bestia que se mata a sí mismo por orgullo y por vergüenza. Una lágrima de polvo le asoma, un punto de luz se asoma en lo infinito. Sabe que está muriendo, sabe que ese agua íntima es su conciencia de tristeza y angustia ante el Destino. Pero le puede más la arrogancia que la vida, que la tierra.