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Salud y seguridad ocupacional, uno de los principales retos del trabajo remoto
Por María Andrea Jarquín Morales, Directora de energía laboral y cumplimiento de Dentons
El trabajo remoto vino para quedarse, aunque esta modalidad de trabajo ya era empleada por algunas organizaciones, incrementó de sobremanera como consecuencia directa del COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) instan a adoptar medidas para proteger la salud y la seguridad de los colaboradore que realizan trabajo remoto. Aunque esta modalidad de trabajo presente beneficios, como equilibrio entre la vida laboral y la personal, horarios flexibles, entre otros, además de suponer un aumento de la productividad y una reducción de los costos operativos para muchas empresas, también puede tener repercusiones fisicas (problemas ergonómicos, visuales,etc) y mentales (aislamiento, depresión,etc) en los trabajadores.
Desde el punto de vista legal, en Guatemala existe un reto grande, en cuanto a que el trabajo remoto o teletrabajo no se contempla dentro de la legislación laboral, y los riesgos asociados a este tipo de trabajo, no se encuentran tipficados dentro del Reglamento de Salud y Seguridad Ocupacional (Acuerdo Gubernativo 229- 2014) ni sus reformas. A nivel empresarial la brecha más relevante corresponde a la dificultad de las organizaciones para suministrar medidas de control de riesgos para los colaboradores en sus casas, por ejemplo: equipos ergonómicos, condiciones adecuadas de iluminación, manejo de horarios y carga laboral y también poder proporcionar ese " derecho a la desconexión" de los colaboradores.
El trabajo híbrido supone un reto importante de resiliencia y adaptación rápida al cambio con el objetivo de promover el empleo y el trabajo decente en un panorama cambiante. Esto conlleva realizar una identificación de peligros y riesgos con mayor periodicidad, considerando dentro de esta evaluación los riesgos asociados al trabajo desde el hogar.
La OMS y la OIT ofrecen en el informe elaborado en 2021, recomendaciones prácticas para atender las necesidades tanto de los trabajadores como de las organizaciones; entre ellas, debatir y formular planes de trabajo individuales para el teletrabajo, aclarar prioridades; ser claros con respecto a los plazos y resultados previstos,entre otros.