QUITO Y GALÁPAGOS PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL DE LA HUMANIDAD
Gral. Fernando Dobronski Ojeda Ministro de Educación y Cultura (1976 – 1979)
QUITO Y GALÁPAGOS PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL DE LA HUMANIDAD Gral. Fernando Dobronski Ojeda Ministro de Educación y Cultura (1976 – 1979) Antecedentes. En 1974, la UNESCO presentó a los Gobiernos del Grupo Andino el Proyecto Regional de Patrimonio Cultural, el mismo que fue suscrito por el entonces Ministro de Educación, general Guillermo Durán Arcentales. Entidad ejecutora del Proyecto fue designada la Dirección de Patrimonio Artístico de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En la primera etapa de este Proyecto, el Gobierno se comprometió a fundar el Taller de Restauración de Bienes Muebles y un Departamento de Inventario del Patrimonio Cultural. Fue en el interior del Convento de San Agustín, previo un acuerdo con la comunidad, donde se asentaron estas secciones. Inmediatamente se procedió a aprovechar de los pocos técnicos nacionales en restauración que habían estudiado en México, para con la ayuda material de la UNESCO empezar a montar el Taller e iniciar los trabajos de restauración y conservación de las mismas obras pertenecientes a este Convento. A la vez, se empezó a preparar personal ecuatoriano como ayudantes y posteriormente en Cursos para Auxiliares de Restauración y de Promotores de Patrimonio Cultural a nivel nacional. Seguidamente, a través de becas de la UNESCO, completarían su especialización en el Cuzco, Perú. Al mismo tiempo se capacitó personal para que realice el Inventario del Patrimonio Cultural en varios Museos oficiales de Quito y, de colecciones particulares de esta ciudad y de las provincias. En 1976 se conforma el Departamento de Arquitectura para el control y coordinación de las Obras de Restauración de los edificios pertenecientes al patrimonio artístico nacional, y el Departamento de Antropología para todas las gestiones relacionadas con esta importante disciplina. Las actividades de la Dirección de Patrimonio fueron ampliándose gradualmente, lo que hizo pensar en la necesidad de dotarla de una estructura nueva. Por esta razón, la Casa de la Cultura designó una Comisión que planteó la conveniencia de crear un Instituto de Patrimonio Cultural que reemplace a la Dirección de Patrimonio y posea mayor agilidad administrativa, mayor poder de decisión y mejores recursos económicos. El señor Ministro de Educación, general Fernando Dobronski Ojeda, acogió el informe de la Comisión y gestionó ante el Consejo Supremo de Gobierno, la creación del mencionado Instituto que fue aprobada mediante decreto, el 9 de Junio de 1978. Datos y hechos históricos para la Declaración de Quito y Galápagos Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Con motivo de la XIX Conferencia General de la UNESCO efectuada el Nairobi, Kenia, en octubre de 1976, el Ministro de Educación y Cultura general Fernando Dobronski Ojeda, planteó la necesidad de realizar acciones tendientes a preservar el
patrimonio cultural de cada país. Se enfatizó la existencia de grandes áreas del mundo cuyos pueblos ni siquiera conocen su propio patrimonio, menos aún, se lo ha conservado y restaurado. Desde esa fecha, el Ecuador en base a las gestiones del Ministerio del Ramo, formó parte como miembro del Comité Intergubernamental de la Protección del Patrimonio Cultural y Natural y, fue el primero en presentar la “candidatura de Quito y Galápagos” para formar parte del patrimonio mundial, único del área latino americana. Este Comité de la UNESCO tiene como misión elaborar la Lista de los Bienes Culturales y Naturales que por su valor extraordinario deben ser considerados Patrimonio de la Humanidad. Distinguidos ecuatorianos conformaron la Delegación Nacional en la Conferencia de Nairobi, señores Gonzalo Abad Grijalva (elegido miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO) y Antonio José Lucio Paredes, Embajador en Francia y Delegado del Ecuador ante la UNESCO. Asimismo en los aspectos jurídicos y técnicos culturales, los señores Lcdo. Darío Moreira (Director de Asuntos Internacionales del Ministerio de Educación) y Arq. Rodrigo Pallares, Director del Patrimonio Nacional, que en forma perseverante llevó los trámites a feliz culminación. Un gran hombre del continente africano, el señor Amadou Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO, visitó por dos ocasiones nuestro país y en la tercera vez, solemnizó con su presencia, el “lanzamiento de Quito y Galápagos” como Patrimonio de la Humanidad. En la “Lista” realizada en la segunda sesión del Comité en Washington el 8 de septiembre de 1978, se incluyó a Quito y a las Islas Galápagos Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Quito es la síntesis maravillosa de la Cultura de América. Su gloria arranca desde los remotos orígenes americanos, cuando en esta naturaleza bellísima, nuestros aborígenes antepasados empezaron a crear la cultura nacional que hoy tratamos de preservar y desarrollar. Este pueblo que se fundió con la no menos sangre heroica de España, este pueblo mestizo es el único propietario de su historia y de su cultura. El pueblo heroico de las Alcabalas, del 10 de Agosto, del 2 de Agosto, del 24 de Mayo; el pueblo que fertilizó con su sangre las selvas orientales y enrojeció las aguas del Gran Río de las Amazonas, es el mismo pueblo que ha construido sus templos y edificios coloniales y que preserva con amor patriótico la integridad maravillosa de nuestra ciudad. Galápagos, convertida en provincia por el Gobierno Militar, constituye el patrimonio más original de la naturaleza del mundo. Nuestras Islas Galápagos son nuestra proa hacia el Pacífico, fueron el puente entre las civilizaciones primitivas de Asia y América y hoy constituyen el lugar más preciado para el encuentro de los grandes científicos del mundo. Eventos que se desarrollaron previos a la Declaración. Conferencia de Políticas Culturales para la América Latina y El Caribe, realizada en Bogotá en enero de 1978: la UNESCO escogió entre todos sus programas culturales dentro del área, el Proyecto de Preservación de Patrimonio Cultural, para que sea conocido por representantes de los más prestigiosos
periódicos y canales de televisión de Europa y Estados Unidos, y aprovechando de esta coyuntura, el señor Ministro de Educación del Ecuador, invitó a los periodistas enviados por la UNESCO a permanecer más tiempo en Quito y visitar las Galápagos a fin de que conozcan sus valores artísticos y naturales. Los artículos de prensa y los programas de televisión sobre Quito y Galápagos que a raíz de esta invitación fueron difundidos ampliamente en Europa y Estados Unidos, contribuyeron sin duda alguna, a reforzar nuestro pedido posterior en Washington, tendiente a obtener que estos dos Bienes sean incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial. Coloquio Internacional: (Proyecto Regional de Patrimonio Cultural Andino UNESCO/PNUD), realizado en Quito en Mayo de 1978. Tema: “Un Problema de los Asentamientos Humanos: la Preservación de los Centros Históricos ante el crecimiento de las ciudades contemporáneas”. Quito, fue el “estudio de caso” donde se podía apreciar la agresión de una falsa civilización moderna y la defensa desesperada de la cultura. Se concluyó que la calidad de vida es un problema fundamentalmente cultural. Que no se puede desarraigar al hombre de su “hábitat” natural y cultural, sino que es preferible convertir los miserables centros históricos en ambientes agradables, integrados a la vida colectiva. Exposición Fotográfica: el 17 de mayo de 1979, se realiza la exposición Fotográfica, QUITO Patrimonio de la Humanidad. Se reforma la Ley Nacional de la Cultura mediante decreto 3166 de 18 de Enero de 1979. Entre otros objetivos. “Que la Cultura sea el “hábitat” de solidaridad, de paz y de progreso de los ecuatorianos.” Se reforma la Ley de Patrimonio Cultural, entre otros: para mantener y conservar la identidad cultural de nuestro pueblo, asimilando en forma positiva las influencias exteriores bajo principios éticos, estéticos y científicos, y para impedir la salida ilegal al exterior de nuestros bienes culturales y estimular a aquellos ciudadanos que posean objetos arqueológicos o colecciones artísticas, que estos bienes pasen a integrar el Inventario Nacional de Patrimonio Ecuatoriano.
Declaración Oficial. El día 27 de julio de 1979, se realiza la declaración Oficial por la UNESCO, de QUITO y GALÁPAGOS Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. El Sr. Amadou Mahtar M´Bow, Director General de la UNESCO, solemnizó con su presencia el “lanzamiento de Quito y Galápagos” como patrimonios de la humanidad el día 27 de Julio de 1979, en célebre ceremonia realizada en el Palacio del Congreso Nacional y el develamiento de una Placa Recordatoria en el Parque de la Independencia, ante el pueblo de Quito y, el día 28 el de las Islas Galápagos.
Ciudad de Quito. Fundada en el siglo XVI sobre las ruinas de una antigua ciudad inca y situada a 2800 metros de altitud, la capital de Ecuador posee el centro histórico mejor conservado y menos alterado de toda la América Latina. Suntuosamente ornamentados en su interior, los monasterios de San Francisco y Santo Domingo, así como la iglesia y el colegio de la Compañía de Jesús, son un acabado ejemplo del arte de la escuela barroca de Quito, en el que se funden las afluencias estéticas españolas, italianas, mudéjares, flamencas e indígenas. (UNESCO/BPI) Islas Galápagos. Situadas en el Pacifico, a unos mil kilómetros del subcontinente sudamericano, estas diecinueve islas de origen volcánico y su reserva marina circundante son un museo y un laboratorio vivientes de la evolución, únicos en el mundo. Las Galápagos están situadas en la confluencia de tres corrientes oceánicas y concentran una gran variedad de especies marinas. Su actividad sísmica y volcánica ilustra los procesos de su formación geológica. Estos procesos, sumados al extremo aislamiento del archipiélago, han originado el desarrollo de una fauna singular con especies como la iguana terrestre, la tortuga gigante y numerosas especies de pinzones, cuyo estudio inspiro a Darwin la teoría de la evolución por selección natural, tras su viaje a estas islas en 1835. (UNESCO/BPI) Acciones posteriores a la Declaración de Quito Patrimonio de la Humanidad. El 6 de diciembre de 1984, el Directorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, acuerda declarar al Centro Histórico de la ciudad de Quito: “Bien perteneciente al Patrimonio Cultural del Estado”, y delegar, de acuerdo con el Art. 42 de la Ley de Patrimonio Cultural, las atribuciones de control y cumplimiento de dicha Ley, a la Comisión del Centro Histórico del I. Municipio de Quito. El I. Municipio de Quito, dicta la respectiva Ordenanza, creando la Comisión del Centro Histórico con todas las atribuciones y normas de actuación. En 1988, se crea el Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural (FONSAL), para uso exclusivo en la salvaguardia del patrimonio cultural de Quito, y se inicia una nueva política hacia el Centro Histórico, con acciones dirigidas a la rehabilitación de áreas públicas, restauración arquitectónica monumental, arreglo de viviendas, mejoramiento de infraestructura, ordenamiento del transporte, peatonización y equipamiento urbano, ordenación y reubicación del comercio informal, investigación arqueológica e histórica, restauración de bienes muebles, protección ambiental y paisajista, etc. ***** Debemos reconocer con justicia la preocupación constante y práctica de la UNESCO por la defensa del patrimonio, especialmente histórico y artístico. Ha cooperado en proyectos de preservación, restauración, inventario, etc., de los bienes culturales de nuestro país, y de acuerdo con la Convención, todos los pueblos del mundo se comprometen a contribuir moral y materialmente a su preservación y desarrollo, y así lo han hecho varios países, entre los cuales cabe destacar a España, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional que ha revitalizado en
Quito su centro histórico, la Plaza de Santo Domingo y la Plaza y el Santuario de Guápulo, además del Convento e Iglesia de San Francisco y la creación de escuelastaller. El sistema de financiación es flexible, no es un sistema de subvención, es un sistema de cooperación, el país aporta los recursos que pueda que normalmente representan un 30% del costo total. El programa nace con espíritu de ayuda y no de implantar una política cultural que es responsabilidad del gobierno. ***** El Patrimonio Cultural no es solamente el conjunto de obras estéticas que representan los valores históricos de una Nación, sino el acervo de la creación espiritual de una sociedad, ese testimonio viviente del pasado, el presente y la proyección del porvenir de todo un pueblo. En este amplio sentido el patrimonio cultural lo constituye la lengua, las obras artísticas, la filosofía, la religión, las costumbres y tradiciones, todo ello configuran el carácter de una sociedad integral. Quito, es uno de los símbolos de la cultura universal, porque en su formación han contribuido factores humanos, socio-políticos y culturales de algunas civilizaciones más importantes de la historia universal. El concepto de lo universal no tiene únicamente el sentido geográfico, sino principalmente humano y cultural. Su pasado prehistórico se inserta en el origen mismo del Ecuador de hoy; su heroica civilización prehispánica; su inserción en el proceso de mestizaje humano y su contribución a la cultura hispánica colonial, así como, la recepción de los mejores valores europeos; su liberación política de España, su apertura hacia otras áreas occidentales de la cultura moderna de la misma Europa; su proceso político social republicano y su vigoroso progreso actual, no son sino grandes hitos de una historia y una cultura riquísima y múltiple. *****
COLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE EL TEMA: “Un Problema de los Asentamientos Humanos de los Centros Históricos ante el crecimiento de las ciudades contemporáneas” Mayo de 1978 Gral. Fernando Dobronski Ojeda Ministro de Educación y Cultura Esta capital “de piedras y de nubes”, como la llamara un gran poeta nuestro, esta vieja ciudad india, española y ecuatoriana y universal hoy día, es el marco propicio para la gran reflexión sobre uno de los problemas más graves que afronta la humanidad: la preservación de sus conjuntos históricos frente al crecimiento de las ciudades, que está afectando ya a la vida física y espiritual del hombre en todas las latitudes de la tierra. El Gobierno Nacional ha visto con especial interés y simpatía la realización de este foro cultural y social, no sólo por el reconocimiento simbólico de la grandeza histórica de Quito, sino porque los resultados de la reunión contribuirán a buscar soluciones para nuestros países andinos, propietarios de un gran pasado cultural y afectados al mismo tiempo por múltiples problemas propios, comunes a la subregión, y también universales del mundo contemporáneo, y porque esta ciudad de Quito es seguramente “el estudio de caso” donde se puede apreciar la actual guerra absurda y contradictoria entre la agresión de una falsa civilización moderna y la defensa desesperada de la cultura. Entre las múltiples contradicciones del conflictivo mundo de hoy, acaso sea ésta la más grave e incomprensible. Por un lado, el sano y justo anhelo humano de crecimiento y desarrollo y por otro el no menos poderoso de conservar las raíces del espíritu, encarnado en las obras de arte y en las construcciones del pasado, creadas con el sudor, las lágrimas y la sangre de las estirpe. Así, la humanidad contempla este gran problema con honda preocupación, y perpleja se interroga así misma. Pero la respuesta es más preocupante, porque el hombre parece convencerse que es en su propio afán de crecimiento donde está el germen de su autodestrucción. En algunos países se habla ya de una neurosis del medio ambiente; en los Estados Unidos, el país de mayor crecimiento material, se habla específicamente de un “eco-espasmo”. Y así, la gravedad del propio mal creado por la sociedad, se convierte en una nueva enfermedad síquica colectiva, en los llamados países desarrollados. Esta lenta pero segura catástrofe universal penetra poco a poco en nuestros países llamados hoy subdesarrollados, en cuya arcádica y pacífica vida hasta hace poco parecía que no transcurría el tiempo. En los países industrializados y aún en los nuestros se observan los inocultables peligros de la contaminación, el hacinamiento humano, las desigualdades socioeconómicas y culturales que afectan la calidad de la vida de todos los hombres sin distinción de niveles. Se puede decir que hoy se sufre por la pobreza y por la opulencia, por el tener y el no tener; todo ello integrado en un solo caos de rencor social y amenazante violencia. De ahí que el estudio de los problemas del patrimonio histórico y en general los de la cultura no pueden estar desvinculados de las acciones en los campos económicos,
sociales, sanitarios, educativos.... Porque el ansiado equilibrio social es lo que se llama hoy el mejoramiento de la calidad de vida. Sin embargo, el concepto de calidad de la vida no es únicamente socio-económico. Se ha comprobado que antiguas zonas urbanas y rurales que no disponían de servicios elementales de infraestructura, vivían sicológicamente más sanas que muchas de las barriadas actuales, donde se ha reemplazado el tugurio por los rascacielos multifamiliares que a veces parecen nuevas cárceles humanas y que disponen de todos los servicios. Hoy se ha comprobado que la calidad de la vida es un problema fundamentalmente cultural. No se puede desarraigar al hombre de su Hábitat natural y cultural, sino que es preferible convertir los miserables centros históricos en ambientes agradables, integradas a la vida colectiva. Una vez más se comprueba hoy día la universalidad de los problemas de todas las sociedades. Pero en nuestros países, el problema integral en mayor, pues afecta a lo más íntimo del ser nacional, es decir, a la propiedad histórica que manteníamos y que de algún modo nos caracterizaba o nos alentaba en la búsqueda de la identidad, la dignidad y la soberanía. Despojados, como hemos sido de nuestros recursos naturales por el ambicioso mecanismo del comercio internacional, hoy estamos perdiendo hasta nuestra propia historia y la identidad cultural, por la penetración –en mil sutiles y violentas formas invasoras- de la subcultura extranjera, infiltrada a través de nuestro sano y justo anhelo de progreso. En los últimos años la explosión demográfica, los imprevisibles fenómenos naturales y el histerismo universal del crecimiento material han ahondado más las desigualdades socio económicas internacionales y nacionales. A ello obedece el que las Naciones Unidas se hayan planteado, inclusive como factor fundamental de la seguridad y la paz mundial, el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, que nosotros concebimos inclusive como un nuevo orden moral y cultural. Este es el gran marco de la reflexión universal. Consecuente con esta proyección que podrá cambiar el mundo, las Naciones Unidas y sus agencias especializadas, sobre todo aquellas que tienen más estrecha relación con la misma condición humana, como la UNESCO, se han planteado también otras grandes políticas y programaciones en aspectos específicos que respondan a los problemas universales: la biosfera, el hábitat, la cultura, así como otras lo han hecho respecto de la población, el hambre, etc. La propia Organización de las Naciones Unidas realizó una gran conferencia sobre el mar, en una perspectiva del derecho y la política económica internacional, y prepara otra gran reunión próxima sobre el agua. De esta manera, las Naciones Unidas y sus organismos especializados, tan criticados por su aparente inoperancia, están cambiando el rumbo mental de la humanidad. Los problemas prácticos del mundo los resolverán los propios hombres en sus comunidades nacionales, pero los organismos internacionales pueden contribuir a las soluciones generales mediante la reflexión y la creación de principios universales aplicables a todas las sociedades. El coloquio que hoy inauguramos es un paso más en esa gran acción internacional.
No se concibe hoy día ninguna planificación, ni siquiera una esquemática idea de política nacional de un Estado, que no contemple una coordinación mínima de principios y acciones para el desarrollo y los cambios fundamentales, según unos, o la transformación, la revolución según otros. Dentro de cualquier marco ideológico o político, es absurdo concebir hoy día un desarrollo simplemente económico. Al contrario, este modelo está produciendo resultados nefastos en todas las sociedades del mundo. Uno de esos resultados negativos es precisamente el problema que debatirá este coloquio internacional: la preservación de los conjuntos arquitectónicos históricos frente a la agresión del falso progreso material de la sociedad contemporánea, que no sólo se manifiesta en la imposición irracional de nuevas construcciones ajenas al contexto socio-cultural, sino también en la invasión de las grandes masas empobrecidas por ese mismo sistema y deslumbradas por la falsa vida de la gran ciudad. El sistema viejo socio-económico no pudo solucionar los problemas de la sociedad agraria y campesina y el nuevo sistema socio-económico desarrollista tampoco puede solucionar los grandes problemas de las sociedades rurales y urbanas porque sólo contempla el simple crecimiento cuantitativo, en cuyo balance siempre perderán las mayorías. En el caso concreto del deterioro del ambiente histórico-cultural de las ciudades, surge entonces otro punto de vista de la permanente contradicción: parece que la opulencia y la pobreza se unieran contra la cultura. En el caso de Quito, donde la pobreza acaso había preservado algo de su carácter auténtico, ahora, en cambio, el progreso material y la pobreza económica y cultural de las humildes masas desocupadas que inundan nuestras plazas, están contribuyendo a borrar la imagen histórico-cultural de la ciudad. En este fenómeno, como que nuestros propios campesinos estuvieran vengándose del viejo sometimiento al contribuir a la destrucción de la ciudad histórica que construyeron sus antepasados. De ahí la necesidad de crear una política global de desarrollo, que contemple como núcleo de toda planificación o programación, el desarrollo cultural integral que, en sus dos grandes áreas, cubre el patrimonio cultural y la acción de las manifestaciones culturales permanentes. En el caso del Patrimonio lentamente se ha venido haciendo conciencia en el país, gracias a la pertinaz acción de unos pocos quijotes –sabios historiadores y arqueólogos y hoy día sociólogos y arquitectos- en medio de la incomprensión de Gobiernos, instituciones y opinión pública. Por lo menos a nivel de la conciencia nacional la preocupación por la preservación, restauración y revaloración del Patrimonio Cultural es ya un paso adelante. Sin embargo, en la mayoría de la sociedad de nuestros países aún se tiene un concepto patriótico-sentimental sobre el valor de la cultura patrimonial. Pero es precisamente el embate del falso progreso lo que nos hace reflexionar ahora en que la visión simplemente sentimental de la Cultura, debe ser reemplazada por una concepción y una acción no solamente emocionales, sino integralmente vitales; se impone ahora la concepción y la acción culturales integrados en el marco del hábitat y de toda la problemática humana y social.
Si el Patrimonio es por definición la propiedad social, no puede concebirse su función estática. La Cultura del pasado cuando es auténtica vive en el espíritu permanente de los pueblos, es la pertenencia de todos los hombres. La defensa, preservación, restauración y revaloración de los centros históricos debe concebirse con un criterio dinámico e integrador en la vida social. Mantener el patrimonio histórico no sólo es importante para el sentimiento patriótico y sico-social de las comunidades en proceso de afirmación nacional, sino que para toda proyección hacia el futuro el hombre necesita las suficientes bases de sustentación espiritual. Un mundo sin pasado debe ser algo pavoroso, nos decía hace poco Arturo Uslar Pietri, a propósito de la posible destrucción del Partenón. Preservar el testimonio histórico no es sólo un afán conservacionista, anacrónicamente museográfico. No sólo porque “lo pasado es verdadero”, según Jorge Luis Borges, sino porque el pasado auténtico de nuestros pueblos nos sustenta y reconforta y nos impulsa a buscar el porvenir. En el arte se encuentra esa comprobación del fenómeno circular de la cultura y la historia, en el ir y venir de las formas, como el fluir de la sangre y el movimiento de los mares. Pero, además, el concepto de la defensa, preservación, restauración y revaloración de los conjuntos históricos y en general del patrimonio cultural debe proyectarse ahora en una concepción y una acción que integren o reintegren el hombre al testimonio histórico. Es la integración armónica siempre anhelada por el hombre de vivir en medio del testimonio que crearon sus antepasados y en el que recrea cotidianamente en el presente y sus hijos en el futuro. Los centros históricos deben ser así como la antigua casa familiar siempre nuevos y vitales. El patrimonio cultural y natural forma hoy día una sola concepción de la vida humana integral. Se funden así las dos únicas grandes realidades: la realidad natural, preexistente, y la realidad cultural, creada por el hombre, porque el mundo nace, existe y se proyecta en cada uno de los hombres. Destruir entonces el patrimonio o simplemente descuidarlo, es un delito contra la vida misma. Delito que a veces viene acompañado de otro: la suplantación del patrimonio por otros objetos extraños al espíritu de una comunidad. Esa suplantación falsifica a las sociedades, hace a los hombres autómatas, muertos en vida. Se impone entonces la política global de la cultura y el hábitat. En esa gran preocupación se mueven los nuevos quijotes de nuestro tiempo: los llamados cientistas sociales, culturólogos, sociólogos, antropólogos, arqueólogos, arquitectos y hasta algunos economistas-. Junto a las grandes ideas de estos hombres que ahora se imponen por lo menos en el nivel de la reflexión, es necesario que concurra la acción de los Gobiernos y los organismos internacionales, como ya lo ha venido haciendo la UNESCO especialmente, y con la cual nuestros países realizan el proyecto andino de patrimonio cultural financiado por el PNUD, y que nos ha permitido avanzar por lo menos en el campo de la restauración. Pero ahora es necesario concebir una política y una acción integral y coherente. Encadenar las políticas de desarrollo alrededor de la política cultural global. Desde las normas constitucionales y los proyectos jurídicos fundamentales debe arrancar esta concepción integralista, para luego la acción del Estado y de toda la sociedad se realice en una amplia dimensión participativa y democrática.
Un Ministro solo, una institución cultural por si sola no pueden concebir, mucho menos ejecutar, una política de tan vastos alcances y tan profundas proyecciones. De ahí que se impone la coordinación y la concentración de Ministerios, instituciones, organismos nacionales e internacionales; y la acción conjunta del sector oficial con la sociedad toda. En el anteproyecto de Ley de Educación y Cultura el Ministerio ha planteado los enunciados más avanzados en la legislación cultural del mundo. Concebimos el derecho a la cultura, uno de los derechos fundamentales del hombre, no como principio retórico, sino como un acto permanente de la propia condición humana, por ser el hombre el creador de la Cultura; pero asimismo, hemos concebido el deber correlativo, o sea la responsabilidad que tiene el hombre frente a la Cultura. De esta manera se transforma totalmente la visión de la Cultura, concebida ya no como una dádiva o concesión; ya no con un sentido proteccionista o paternalista, sino como una acción comunitaria, en la cual todos tenemos derechos y obligaciones. De ahí que el Estado no puede imponer la política cultural, sino participar con toda la sociedad en la concepción y la acción. En la sociedad actual es imposible realizar estas grandes proyecciones en forma aislada o incoherente. Es fundamental la participación de los medios de comunicación social que con su gran poder de persuasión puedan movilizar a toda una sociedad en grandes campañas de beneficio colectivo. El Ministerio de Educación ha abierto el diálogo sobre la cultura y espera que respondan las instituciones, los intelectuales y artistas, los sectores laborales, todos los niveles y áreas de la sociedad ecuatoriana y especialmente los medios de comunicación. Sólo una acción integral de movilización social por la cultura, que es como decir, por la vida misma, nos llevará al verdadero desarrollo justo y pacífico. En el campo del patrimonio histórico y en general cultural, la acción comunitaria, previamente concientizada, es la única gran solución para contrarrestar su deterioro y evitar la pérdida de nuestra identidad. El Ministerio de Educación invita a los otros Ministerios relacionados con la acción social del Estado, inclusive para el caso de la defensa del Patrimonio y el Hábitat a aquellos que actúan en el campo del desarrollo económico, industrial, etc., así como a los organismos municipales y provinciales responsables de la calidad de la vida de las ciudades y poblaciones; a las instituciones culturales estatales y privadas, a los artistas e intelectuales y a todos los hombres de buena voluntad, para que con el apoyo de los medios de comunicación social, que deberían ser el mejor mecanismo de solidaridad humana, iniciar una verdadera movilización nacional por la cultura, que es como decir por el desarrollo integral del hombre ecuatoriano. En el campo del Patrimonio, se impone una campaña específica no sólo de preservación y restauración, sino una auténtica política y una acción integral de desarrollo humano y social, que contemple por ejemplo, inmediatamente, reasentamientos humanos para que nuestros centros históricos dejen de ser tugurios con olor de historia o monumentos con olor de tugurio, y una política educativa de civismo y cultura para que el hombre del pueblo se reintegre al hábitat natural de la ciudad histórica limpia y hermosa y a su comunidad rural sin complejos de inferioridad ni vanos anhelos de falso progreso moderno. En este orden de ideas, el Estado debe pensar seriamente en una política global de reconversión del esfuerzo nacional hacia el campo, hoy abandonado o deteriorado en
todos sus aspectos. Una vez más cabe aquí insistir en la fusión de las políticas socioeconómicas, industriales, agrarias, etc., con las políticas educativas, culturales, de salud, vivienda y seguridad social. El Ministerio de Educación ha empezado esa acción mediante el sistema de nuclearización, pero requiere de la participación de todos los sectores institucionales para que esa operación tenga la dimensión de un verdadero esfuerzo nacional para el desarrollo. En todos estos aspectos, pero sobre todo en el de la cultura, la concientización para promover la movilización social es seguramente la solución integral. Nuestro pueblo debe comprender que esta situación degradante de su vida física y espiritual no es una fatalidad irreparable. Es la consecuencia de un sistema injusto que viene perpetuándose en la Historia. Parece que frente a los problemas de la Cultura y el Hábitat los pueblos no reconocen las mismas causas estructurales de su situación socio-económica. Las contradicciones en todo nivel confunden a los hombres y los someten a la angustia o a la enajenación total. Así, parecería que el progreso atentara contra la vida; que la ciencia y la técnica estuvieran contra la cultura, siendo como son, componentes de ella. Y así se observa en el mundo de hoy un proceso de autodestrucción. El hombre se ha dicho es el único ser que destruye su medio ambiente; las naciones se lanzan unas contra otras como si fueran pocos los días que falta y hay que imponerse de alguna manera los unos a los otros para sobrevivir. El hombre construyó en el pasado un mundo a su medida y hoy lo destruye desmedidamente. Todas las causas tienen su raíz en el afán de dominación de unos sobre otros; en la obsesión del crecimiento económico y materialista; en suma en el desarrollo de unos a costa del subdesarrollo de otros. Para dejar de ser un fugitivo, un prisionero o una víctima de sí mismo, el hombre debe reencontrarse en sus esencias culturales: esta es, finalmente, la gran solución de la humanidad. La incapacidad política de los pueblos de resolver los grandes problemas humanos se debe al olvido que hicieron los sistemas del componente espiritual de la vida; es decir, el no haber considerado a la Cultura como núcleo de toda la problemática humana y social y haberla dejado marginada como ocupación de soñadores ociosos o de distracción fatua y cortesana. Hoy día ha cambiado este enfoque parcial y limitativo de la sociedad. Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas con sus grandes líneas de pensamiento, y especialmente la UNESCO con su amplia política de desarrollo integral en la educación, la ciencia y la cultura, han contribuido al nuevo despertar de la conciencia universal. Este coloquio internacional, que reúne a algunos de los más calificados hombres de la cultura no sólo teórica, sino de la acción práctica y técnica, por su carácter multidisciplinario está en capacidad plena de enfrentar globalmente la problemática no sólo de los centros históricos en el contexto del Hábitat, sino inclusive de incursionar en proyecciones socio-culturales de trascendencia para nuestros países andinos, de América y el mundo. Se ha dicho que de aquí podrá salir una especie de Carta de Venecia para la subregión andina. Posiblemente superará este coloquio la doctrina universal del
patrimonio cultural y avanzará tanto como en el campo de la política cultural han proyectado otras reuniones de la misma UNESCO. En lo que se refiere a nuestra subregión andina no hay que olvidar que existe una de las doctrinas más avanzadas en materia cultural en el marco del Convenio Andrés Bello, como la Declaración de Lima, la de Quito de Ejecutivos de Cultura, de septiembre de 1973; y en patrimonio, las ya conocidas también normas de Quito. Pero especialmente me permito pedir a este coloquio atender los enunciados de la “Recomendación relativa a la salvaguardia de los conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea”, que aprobó la última Conferencia General de la UNESCO en Nairobi, en donde la delegación ecuatoriana alcanzó para el país el reconocimiento de su valor cultural universal, al designársele miembro del Consejo Mundial de Patrimonio Cultural y Natural Excepcional del mundo. Esa recomendación ha sido aprobada por todas los Estados miembros de la UNESCO, y por lo mismo sus principios deben estar en concordancia con los nuevos aportes ideológicos sobre patrimonio cultural y especialmente histórico, que seguramente surgirán en el coloquio que empieza hoy. Para terminar expreso mi agradecimiento a las organizaciones que han patrocinado esta reunión de expertos, las Naciones Unidas y la UNESCO, a la Dirección de Patrimonio Nacional del Ecuador y a los distinguidos participantes. Al declarar inaugurado el Coloquio invito a todos a convocarnos a esa campaña común por la cultura y hago votos porque el talento de los sabios participantes, se ilumine más con el sol equinoccial y su noble espíritu idealista se inspire más en la historia que aún vive en esta ciudad todavía maravillosa. Gracias
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA Declaración Oficial por parte de la UNESCO de: Quito y Galápagos Patrimonios Cultural y Natural de la Humanidad. Quito, 27 de julio de 1979. Alocución del Señor Amadow Mahtar M´Bow Director General de la UNESCO Es con emoción que vuelvo a encontrarme, una vez más, en esta ciudad hecha “de piedras y nubes” –según la expresión de uno de vuestros grandes poetas- con motivo de la colocación de las placas que dejan constancia, simultáneamente, de la inscripción del centro histórico de Quito y de las Islas Galápagos, en la lista del patrimonio mundial cultural y natural. Esta ceremonia marca en efecto el feliz término de los esfuerzos pacientes desplegados por todos aquellos que, en el Ecuador así como en el resto del mundo trabajan para que se preserven, para siempre, las obras de arte y los lugares privilegiados de la naturaleza, los mismos que por su calidad constituyen indivisiblemente el bien común de la humanidad. Quiero manifestar aquí toda mi gratitud al pueblo ecuatoriano y a su gobierno, por la parte importante que han tenido en este esfuerzo, así como por la excepcional calidad de los vínculos que han contribuido a entrelazar, entre su país y la UNESCO. Quisiera también subrayar la contribución importante que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza aportan a los proyectos de cooperación entre el Ecuador y la UNESCO, quisiera finalmente agradecer al arquitecto Rodrigo Pallares, Director nacional del Patrimonio cultural, por la eficacia de su participación en las obras del Comité del patrimonio cultural, así como al Sr. Teodoro Suárez, Director de los Parques Nacionales, por su confianza y fiel colaboración y manifestar una vez más al señor Fernando Dobronski, Ministro de Educación, Presidente de la Comisión nacional del Ecuador para la UNESCO cuánto he apreciado el clima de confianza y de mutua estima que ha rodeado siempre a nuestras relaciones de trabajo. Señoras y señores, el hombre se esfuerza, y con justa razón, en el mundo por eliminar, en cualquier parte donde subsistan, la injusticia y la miseria; acrecienta su dominio de la naturaleza y mejora constantemente las condiciones materiales de su existencia. Pero lo hace muy a menudo sin considerar las consecuencias que de ello pueden resultar para su marco de vida y para su equilibrio mismo, propenso como es a concentrar su atención tan sólo en los problemas del presente, descuidando así los aportes fecundantes del pasado y haciendo prevalecer por lo general las consideraciones de la productividad y de la rentabilidad inmediata sobre aquellas de la cultura y de la ecología. Así, el único desarrollo real es aquel que preserva la existencia del hombre, mejora sus condiciones de vida y permite el florecimiento de todas sus facultades y de todas sus aspiraciones materiales así como intelectuales, espirituales y morales. Tal desarrollo supone el doble respeto de la identidad de cada pueblo y de la integridad de su marco de vida. Pues las esperanzas de hoy día son indisociables de la historia de ayer, y las aspiraciones de la sociedad son inseparables de las exigencias de su medio
ambiente. Así, las obras cinceladas por la mano del hombre, los valores que constituyen el ser de los pueblos, como los sitios labrados por el tiempo, encierran una parte irreemplazable de la memoria del mundo de la cual es esencial inspirarse para abrirse camino hacia el futuro. Además, la supervivencia del hombre de hoy como especie no puede disociarse de la salvaguardia del medio natural en el cual se establece, ya que todo atentado grave contra la integridad de éste puede tener consecuencias incalculables sobre la vida misma. La UNESCO tiene por misión cuidar, no solamente de que se proteja el medio ambiente y en especial las obras y los sitios más significativos, sino también de que se los haga accesibles al mayor número. Ha tomado para el efecto múltiples iniciativas, entre las cuales una de las más esenciales ha sido la adopción, en 1972, por la decimoséptima sesión de su conferencia general, del Convenio relativo a la protección del patrimonio mundial, cultural y natural. Este Convenio asocia, por primera vez, la salvaguardia del patrimonio cultural que comprende obras arquitectónicas, conjuntos monumentales o tradicionales y los sitios arqueológicos, inscripciones, grutas y grupos de elementos que tienen un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia, a la del patrimonio natural constituido por las reservas y los parques nacionales, representativos de la evolución de la tierra y de la diversidad de su flora y de su fauna. Este Convenio afirma las responsabilidades de la comunidad internacional entera con respecto a esta herencia, establece por primera vez un sistema de protección colectiva para los elementos significativos de la naturaleza así como para las obras más representativas del genio del hombre y que, por este concepto, revisten un valor mundialmente reconocido. Ha implementado una red de cooperación y asistencia internacional que propende a secundar a los estados en los esfuerzos que despliegan para identificar y preservar sus bienes, instituyendo para el efecto un Comité intergubernamental, el “Comité del patrimonio mundial”. El Ecuador, primer país de América latina que ratifica el Convenio, ha sido elegido miembro y Vicepresidente del Comité de la primera Asamblea General de los Estados Miembros. Ha sido también el primer Estado Miembro del Convenio que presentó propuestas de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial. La primera tarea del Comité ha sido en realidad la de emprender la difícil tarea de establecer esta “lista”. En su primera sesión celebrada el París en junio-julio de 1977, adoptó los criterios que permiten definir los lugares, culturales o naturales, dotados de un valor universal excepcional. Y con motivo de su segunda sesión, celebrada el Washington a principios de septiembre de 1978, escogió, según estos criterios, los doce primeros sitios juzgados dignos de formar parte del patrimonio mundial. Quito y las Islas Galápagos cuya inscripción había sido propuesta por el Ecuador figuran en esta primera lista, lo que confiere así una solemne consagración a su valor universal. Esta consagración que ningún otro sitio parece merecer en mayor grado, es un homenaje rendido a la vez a la belleza de un país y a la calidad de sus hombres. ¿La misma ciudad de Quito no ha ofrecido a la acción del hombre un marco natural incomparable? A 2.818 metros de altura, el volcán Pichincha y las colinas del Panecillo y del Ichimbía han suministrado en efecto a los edificadores sucesivos de la ciudad un relicario incomparable. La capital del legendario Reino de los “Quitus”, convertida en el siglo XV en la capital de la parte norte del Imperio de los Incas, el
Tahuantinsuyo, que ejercía ya en el hombre un atractivo irresistible. Y cuando los españoles fundan allí, en 1534, San Francisco de Quito, experimentan, al igual que sus antecesores, la fascinación del sitio. Su sensibilidad artística se adapta a los grandiosos alrededores de los Andes, para dar nacimiento allí a un conjunto urbanístico de una potente originalidad. Los monumentos que allí se concentran, la armonía de sus formas, la riqueza y la variedad de las esculturas y las pinturas que los adornan, confieren a Quito un lugar central en el arte hispano americano constituido por aportes múltiples. Fusionando aportes múltiples indígenas, españoles, italianos y flamencos, los artistas han desarrollado allí un estilo que ha resplandecido luego en todo el Continente, el de “La Escuela de Quito”. Este excepcional conjunto de obras maestras del arte plástico que da testimonio tan intensamente de la sensibilidad y de la fe irreductible de un pueblo que bien se merece figurar en la primera lista del patrimonio mundial y que en este acto fue consagrado por la ceremonia impresa de serena dignidad que nos reúne hoy. Es por otro concepto evidentemente que las Islas Galápagos están inscritas en esta lista. Charles Darwin subrayó las características únicas que presentan la Islas debido a la enorme variedad de especies animales y vegetales que ahí se encuentran. Este archipiélago volcánico constituye un ecosistema complejo y único el cual, en razón principalmente de la influencia de las corrientes marinas que lo rodean y de la diversidad de las protecciones que la naturaleza volcánica de su relieve ofrece a la fauna y a la flora, da albergue a una concentración sin igual de animales y de plantas raras. Varios de ellos, por lo demás, han desarrollado características específicas determinadas por la influencia de tal medio ambiente. Las Islas Galápagos son con justa razón consideradas como un Museo viviente de la evolución de las especies. “Que sea en el espacio o en el tiempo, escribía Darwin al respecto, se tiene aquí la impresión de acercarse un poco a ese evento importante, ese misterio de los misterios que representa la primera aparición de nuevos seres sobre la tierra”. Gracias a la incansable labor, al valor y a la inteligencia del pueblo ecuatoriano, la “Tierra deseada” de Quito así como las “Islas Encantadas” de Galápagos han podido hasta ahora sobrevivir a los cataclismos naturales y superar los conflictos provocados por la urbanización o por las fantasías de los hombres. Es, de ahora en adelante, responsabilidad moral de toda la comunidad internacional, participar solidariamente en el esfuerzo que requiere su protección permanente. De este modo podrán abrirse a la admiración del mundo, al propio tiempo que permanecen, señor Ministro de Educación, según la bellísima imagen que usted utilizó al inaugurar el coloquio de arquitectos urbanistas celebrado en 1977 bajo los auspicios de la UNESCO, semejantes a la “antigua casa familiar, siempre renovada y siempre viviente”. La UNESCO al organizar en mayo-junio de 1978 en Quito y las Galápagos, con la colaboración del Ministerio de Educación un seminario internacional de periodistas dedicado a la conservación del patrimonio cultural y natural del Ecuador, ha querido contribuir a dar al mundo una conciencia plena del valor de estos sitios para suscitar el anhelo de solidaridad que impone su preservación. Yo quisiera reafirmar nuevamente ante los representantes del Gobierno del Ecuador, así como ante todos los participantes en la presente ceremonia, el firme
compromiso de la UNESCO de apoyar en todos los campos de su competencia la obra de desarrollo de los recursos culturales y naturales de este país. Por cierto, participó en la creación y el equipamiento del taller de restauración de los bienes culturales del Convento de San Agustín en Quito, al igual que colabora con la Casa de la Cultura, con la Dirección Nacional del Patrimonio Cultural, con el Centro Internacional de estudios superiores en comunicación (CIESPAL) y el Departamento de publicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero nuestra contribución, vosotros lo sabéis, no se limita a la defensa del patrimonio ecuatoriano. Cubre todos los campos de competencia de la Organización. Desde comienzos de esta década, el Ecuador había sido escogido como Sede de un proyecto piloto de alfabetización funcional, y efectué entonces, en calidad de Subdirector General para la educación, mi primera visita. Volví en enero de 1978 como Director General, durante un viaje que nos permitía hacer juntos el balance de la acción que se ha emprendido aquí en cooperación con la UNESCO. En materia de educación, además del proyecto piloto que acabo de mencionar, la Organización ha prestado su colaboración, gracias principalmente a la financiación del PNUD, al esfuerzo de planificación y de administración de la educación de la enseñanza rural y técnica, de creación del sistema nacional de nuclearización educativa para el desarrollo rural y la organización del Instituto nacional de capacitación del personal de enseñanza. En el campo de las ciencias exactas, ha contribuido a la creación de la estación científica “Charles Darwin” en la Isla de Santa Cruz, suministrado su asistencia al Instituto Oceanográfico y a la Escuela Politécnica nacional y prestado su apoyo para la colaboración de la política científica y técnica. En el campo de las ciencias sociales, ha participado ampliamente en las actividades emprendidas bajo los auspicios de la Facultad Latino Americana de Ciencias Sociales con miras a favorecer el desarrollo y apoyado los esfuerzos de su Sede académica de Quito y los del Instituto de Investigaciones Económica de la Universidad Católica de Quito. Excelencias, Señoras y Señores, Nuestra generación está confrontada a una tarea sin precedentes en la Historia de la humanidad, la de pensar el futuro y organizar el presente y al propio tiempo tomando en cuenta todas las especificidades, en términos que sean por primera vez, efectivamente universales. Es así que está llamada a realizar, basándose en la justicia y la solidaridad, una cooperación cada vez más fecunda entre las naciones del mundo, a fin de que el florecimiento de cada una de ellas, lejos de parecer una amenaza a las demás, sea por el contrario percibido como una promesa de enriquecimiento para todas. Tal cooperación tiene probabilidades de lograr buen éxito únicamente si supera el marco de los acuerdos políticos o económicos entre Estados; si se extiende a los múltiples campos de la cultura que es la única que puede hacer nacer en el espíritu de los pueblos la plena conciencia de su destino común. Es por esto que la preservación de la herencia histórica de cada uno de ellos, con las ramificaciones que la han
empujado a la secuencia de los siglos, en el resto del mundo, representa una condici贸n vital de la comprensi贸n y del respeto mutuo a escala planetaria. El Ecuador y la UNESCO pueden con pleno derecho felicitarse, aqu铆, por esforzarse justos de contribuir a ello. Muchas gracias.
DECLARATORIA DE QUITO PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD Palacio del Congreso Nacional. 27 de Julio de 1979 Discurso pronunciado por el señor General Fernando Dobronski Ojeda Ministro de Educación y Cultura del Ecuador Esta es una fecha de trascendencia histórica de la ciudad de Quito y la Nación Ecuatoriana, porque hoy se consagra, ante el universo cultural, la gloria de Quito, como patrimonio múltiple y grandioso del espíritu no sólo del Ecuador, sino también de la América toda. Aún más, Quito es uno de los símbolos de la cultura universal, porque en su formación han contribuido factores humanos, socio-políticos y culturales de algunas de las civilizaciones más importantes de la historia universal. No es mi ánimo profundizar en este momento sobre la historia y la cultura de nuestra ciudad, que es el núcleo mismo de nuestra nacionalidad. Pero es necesario, en esta fecha, destacar el valor que nuestra ciudad encarna y la trascendencia de haber sido considerada formalmente por el máximo organismo de la cultura del mundo, como uno de los lugares que representan precisamente esa cultura universal Las remotas culturas de América, sobre cuyo origen aún discuten los sabios, tuvieron en este país uno de sus primeros asientos. Si se acepta la hipótesis de que el hombre prehistórico de América provino de Asia, la cultura que él creó pertenece entonces a las más antiguas expresiones del espíritu universal. Si aceptamos la teoría de que el hombre apareció también en América como en otros lugares del mundo, también está justificada su universalidad, pues su cultura tiene elementos propios y autónomos, así como otros semejantes a los de civilizaciones de otras áreas del mundo. La cultura de aquel hombre primitivo de América tiene, pues, un valor tan profundo en el proceso de la creación humana, como las de Asia, Europa y África. Pero en la historia moderna de América se considera a estas culturas de nuestros países con un carácter mestizo y plural. El hecho indiscutible de los aluviones culturales determinados por las conquistas y coloniajes y luego la inmigraciones pacíficas, no puede hacernos perder el enfoque básico de que ya en América sus primitivos pobladores habían creado una cultura universal. El concepto de lo universal no tiene únicamente un sentido geográfico, sino principalmente humano y cultural. Es en la grandeza de las acciones de los hombres y en su cultura riquísima donde se debe encontrar el sentido más amplio y profundo de lo universal. América era una cultura universal antes de recibir los aportes europeos, asiáticos y africanos. Ese carácter originalmente universal vino a ser enriquecido precisamente con las múltiples y ricas contribuciones de los otros continentes que aún continúan llegando a las tierras de América. Esta condición americana de continente receptor, abierto a los vientos bienhechores -y a veces también a los malhechores- es la mejor prueba del espíritu americano de universalidad. América no ha levantado murallas políticas y culturales. América no ha formado ghetos raciales ni ha asumido posiciones obsesionantes de chauvinismo enfermizo.
América ha estado siempre abierta, virginal, pródiga y generosa con todos los hombres de la tierra. Es ésta, precisamente, la más noble condición de lo universal. La misma España, a la cual debemos gran parte de nuestra cultura, ha sido siempre una síntesis de lo universal. España es europea, oriental y africana. La antigua Iberia; la Hispania de los romanos, la península de siempre, ha sido un puente de las civilizaciones, el remate del mar mediterráneo, por cuyas aguas viajeras han transitado todos los pueblos del mundo antiguo, y algunos se encaminaron hacia el Atlántico y el Pacífico, por el oriente y el occidente, por el norte y por el sur. Todos los hombres del mundo han soñado en América. El horizonte nuevo, la ilusión, la fantasía de ultramar, la búsqueda de una vida mejor, de la gloria y la fortuna, ha sido siempre la visión hacia América de millones de hombres de la tierra, especialmente de Europa. Y América ha recibido y se ha enriquecido con todos esos aportes universales. Pero hoy día está retribuyendo al mundo las contribuciones que recibió. Muchas de las más altas manifestaciones culturales contemporáneas y algunos de los creadores más notables del mundo, son de esta América india, asiática y africana. América está en ebullición constante, recibe y contribuye. Su vida, su cultura, son un permanente crisol de razas y culturas de todo el mundo. Los viejos aportes culturales y humanos de Europa y Asia, el aporte africano de los siglos del esclavismo, son ahora aportes pacíficos que se enriquecen ellos mismos en nuestra América. Por ejemplo, los pueblos del Caribe de origen africano se consideran cada vez más hermanos de los pueblos hasta hace poco denominados solamente hispanoamericanos y latinoamericanos. A esa nueva acción universal de entendimiento dentro de la propia América y de ésta con el mundo, ha contribuido notablemente la UNESCO y especialmente su actual Director General, que nos honra con su presencia. América inclusive está aportando a la América del Norte nuestra cultura. La América anglosajona recibió también las contribuciones culturales de Asia y África; especialmente el gran continente negro ha dado vitalidad al arte norteamericano de la música. Y hoy día, nuestra cultura latinoamericana influye notablemente en la vida y la cultura norteamericana. Existe pues, hoy día, el fenómeno de intercambio cultural espontáneo, como quizás nunca antes se había dado en la historia universal, y en este contexto, nuestra América india y universal, tiene un papel cada vez más importante, en el proceso de consolidarse como una cultura de síntesis del mundo. Quito es uno de los símbolos de esa síntesis de la cultura universal. Su pasado prehistórico se inserta en el origen mismo de América; su heroica civilización prehispánica; su inserción en el proceso del mestizaje humano y su contribución a la cultura hispánica colonial, así como la recepción de los mejores valores europeos; su liberación política de España, su apertura hacia otras áreas occidentales de la cultura moderna de la misma Europa; su proceso político social republicano y su vigoroso progreso actual; no son sino grandes hitos de una historia y una cultura riquísima y múltiple. A simple vista, desde el ángulo arquitectónico y estético, parecería que Quito es una ciudad de marcado carácter hispánico colonial. Algunos de sus lugares urbanos
parecen estampas de aquellas pacíficas aldeas del sur de España; algunos de sus recoletos esquines se asemejan a vericuetos romanos y árabes. Pero la presencia imponente de su paisaje y la imagen dulce y altiva de sus hombres, imponen a su vez el carácter magnífico de América. Es en esa síntesis de hombre, naturaleza y cultura creada por éste, donde tenemos que encontrar el auténtico patrimonio de un pueblo. La arquitectura colonial de las iglesias y las plazas quiteñas, construidas con la sangre y el sudor de los indios y mestizos, han multiplicado sus signos estéticos en las nuevas construcciones de las zonas modernas. La misma piedra, la misma cal, las mismas tejas, el mismo paisaje, el mismo clima, generoso y heroico, impregnan todas las visiones de este Quito eterno. Cuando el Comité de la Convención Mundial para la preservación del patrimonio cultural y natural de la humanidad, después de riguroso estudio de la solicitud ecuatoriana, resolvió inscribir a nuestra ciudad en este inventario selectivo del patrimonio de la humanidad, seguramente tuvo presente todos esos elementos naturales, humanos y culturales que contribuyen a la imagen integral de esta síntesis maravillosa que constituye nuestra ciudad. Antes habíamos participado en el proceso de la formación del Comité y nos habíamos adherido a la Convención, asumiendo responsablemente los derechos y obligaciones correspondientes. Desde los primeros momentos que asumí el Ministerio de Educación, tuve conciencia de la necesidad de diseñar y llevar adelante una política cultural integral y coherente. Fue precisamente a los pocos días de mi nombramiento, cuando tuve que asistir a la Conferencia General de la UNESCO, en Nairobi, donde se iniciaban las labores del Comité del patrimonio mundial. Con toda decisión llevé adelante nuestra política educativa y cultural, especialmente nuestro empeño por el reconocimiento de Quito y en general por la preservación del patrimonio cultural ecuatoriano. Para el caso de Quito se planificó debidamente la acción y un proceso jurídico y técnico de carácter cultural internacional, que hoy culmina en forma exitosa. Debo reconocer la colaboración patriótica de distinguidos ecuatorianos en esta acción: el señor doctor Antonio José Lucio Paredes, Embajador del Ecuador en Francia y Delegado Permanente ante la UNESCO; el señor Gonzalo Abad Grijalva, hoy Miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO; el señor Licenciado Darío Moreira, entonces Director de Asuntos Internacionales del Ministerio de Educación, y el señor Arquitecto Rodrigo Pallares, Director del Patrimonio Nacional. Por intermedio del señor Director General de la UNESCO expreso también el reconocimiento del Ecuador a los Miembros del Comité del Patrimonio Cultural. A usted, señor Director General, ahora y siempre, todos los ecuatorianos le expresamos nuestra gratitud más sentida. Mañana estaremos otra vez en nuestras Islas Galápagos y en otro momento será la oportunidad de expresarle nuestro homenaje nacional. El reconocimiento de Quito, “la ciudad histórica de Quito”, como le llama el Comité Mundial de Patrimonio, es un acto trascendental que nace de hechos reales y objetivos. No es simplemente una gracia o un gesto diplomático o una declaración retórica. Es, en el mejor sentido, un acto de justicia internacional,
No puede haber comprensión ni paz en el mundo, sin una base de justicia y equidad internacional. Así como los pueblos en desarrollo demandamos hoy día un nuevo orden económico internacional para una vida de relación pacífica más equitativa y segura en el mundo actual, así también el reconocimiento a los pueblos que han contribuido históricamente a la cultura universal –que es el mejor camino para la paz según la entiende la propia UNESCO en su mandato constitucional- es una nueva conducta de justicia internacional que en buena hora han asumido los organismos internacionales y que contribuirá al conocimiento entre los pueblos y a la hermandad futura de la humanidad. Pero este derecho de Quito implica una correlativa obligación. Las obligaciones culturales tienen tanto valor como los derechos. Los ecuatorianos nos comprometemos a mantener esta ciudad en las mejores condiciones físicas y humanas, para que realmente sea uno de los modelos, uno de los valores universales de la cultura, entendida ésta en su más amplia y profunda significación, es decir, en una síntesis armoniosa de belleza y moral, de paz, progreso y libertad. Quito no sólo debe ser la bella ciudad colonial hispánica de América, sino uno de los modelos de sociedad justa y de cultura integral en América y el mundo. Asimismo, los pueblos del mundo comprometidos en la Convención del Patrimonio Mundial, también tienen obligaciones con esta ciudad y con otros lugares igualmente reconocidos como patrimonio universal. No se trata solamente de la ayuda material que siempre será pequeña para la cultura ante la magnitud de las necesidades materiales humanas. Se trata de las obligaciones morales que son siempre las de mayor valor y permanencia. El mundo estará vigilante sobre nuestra conducta de pueblo civilizado, guardián de uno de los patrimonios del universo. El mundo nos obligará moralmente a los ecuatorianos a preservar esta ciudad y a desarrollar en general la cultura del país. Quito, la capital ecuatoriana, la ciudad históricamente milenaria, la bella urbe andina, no es solamente patrimonio del Ecuador. Su historia ha sido del mundo y de América y Quito ha contribuido a la historia del Ecuador, de América y del mundo. Hoy día, a partir de este lanzamiento universal, con la honrosa presencia del señor Director General de la UNESCO, Quito no pertenece únicamente a nosotros los ecuatorianos. Hoy día Quito pertenece a todos los hombres del mundo. Todos los ecuatorianos seamos dignos de este grande honor, contribuyendo primero a la preservación de Quito y a la creación de una sociedad integralmente más justos y humanos, para proyectarnos al gran mundo solidario del futuro de la humanidad. Gracias
DECLARATORIA DE LAS ISLAS GALÁPAGOS PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD Isla Santa Cruz 28 de Julio de 1979 Discurso pronunciado por el señor General Fernando Dobronski Ojeda Ministro de Educación y Cultura del Ecuador Aquí, frente al océano más grande del planeta, en estas islas encantadas, abiertas a todos los vientos, tránsito de pueblos remotos, de conquistadores y colonizadores, de piratas y aventureros, y de sabios e investigadores modernos, hemos venido a cumplir el mandato del Comité Mundial del Patrimonio Cultural y Natural, que reconoce a las Islas Galápagos de la República del Ecuador, como un lugar único en el mundo que debe ser preservado para beneficio de la humanidad. Decíamos que la consagración de Quito como patrimonio cultural ha sido una decisión de justicia internacional. La consagración de Galápagos tiene el mismo sentido y aún más, sin tratar de hacer un discrimen entre dos situaciones diferentes -la cultura y la naturaleza, aunque siempre integradas-, el reconocimiento de Galápagos cobra un valor relevante por su condición de único lugar donde se han preservado algunas de las especies animales ya desaparecidas en otros lugares y en otros tiempos. Galápagos resulta así una suerte de milagro de la naturaleza. En verdad, se trata más bien del resultado de una paradoja: el abandono en que mantuvieron a este Archipiélago los gobiernos y el desconocimiento internacional y científico de sus existencia y su valor hasta hace pocos años, han preservado su identidad natural. Las islas maravillosas sólo vivían en el recuerdo de las novelas de aventuras de piratas. Si bien los sabios del mundo sabían de su riqueza científica, desde cuando uno de sus más ilustres investigadores la visitara, Charles Darwin; pocos se habían preocupado por conocerlas realmente e investigar su patrimonio científico. Sin embargo, ya hace un par de décadas que la UNESCO se preocupó en alguna medida del valor científico de Galápagos y contribuyó a apoyar al Estado y a otras instituciones internacionales para la creación de la Estación “Charles Darwin”, que ha sido la entidad que más se ha preocupado por el valor profundo de las islas, tanto en la investigación de su ecología, como en el estudio de sus especies animales y la difusión internacional de su valor científico. Inclusive personas y empresas de fines lucrativos, a pesar de su desvirtuado interés, de alguna manera contribuyeron por lo menos al conocimiento internacional de las islas. Viajeros notables, artistas, empresarios, turistas sofisticados y ya muchos hombres comunes de sanas preocupaciones, se han interesado en el turismo hacia las islas encantadas. Se han escrito algunos libros de varias índoles sobre nuestras islas y se han filmado películas asimismo con diferentes fines. Finalmente, en el proceso de revalorización de Galápagos, el Gobierno de las Fuerzas Armadas tuvo la decisión política de conferirles el rango de Provincia, con todos los derechos que ello implica y asimismo con las obligaciones inherentes de sus
autoridades locales y pobladores. Se ha observado en los últimos años un constante progreso material y cultural en estas islas. Indudablemente, quienes merecen el reconocimiento nacional e internacional por su sacrificada tarea de preservación y constante preocupación, han sido muchos de los colonos que vinieron ilusionados, por hacer una nueva vida. En parte han alcanzado sus sueños. Pero el futuro les tiene reservado una tarea más noble aún: constituir realmente la sociedad organizada que debe preservar el patrimonio natural de las islas, en forma permanente y responsable. El Estado y los organismos internacionales, deberán cooperar para una acción integrada el favor de la vida social y natural en estas islas, antes de que se corra el riesgo de deteriorarse más su patrimonio científico. Cuando Tomás de Berlanga las descubrió y el prohombre Villamil las incorporó a la vida nacional, constituyéndose desde entonces en territorio ecuatoriano, con todos los elementos que conforman la nacionalidad, no se imaginaron quizás que posteriormente otros visitantes ilustres vendrían a contribuir a su permanente descubrimiento y revaloración constante. Charles Darwin, el más ilustre de sus visitantes, se inmortalizó con su obra científica inspirada en la realidad natural de estas islas y contribuyó también a la fama del Archipiélago. Pero ahora nos encontramos en una nueva etapa de las Islas Galápagos. Dotadas ya de algunos medios de comunicación y de cierta infraestructura básica, debe empezar ahora una nueva política global de desarrollo de las islas. Pero debe ser una política sabia y científica. Asimismo, la exótica belleza de su paisaje debe atraer un turismo cultural, también sabiamente planificado. No podemos evitar que sean conocidas las islas por todo el mundo, por toda clase de personas. Pero sí estamos obligados a tomar medidas de precaución para la recepción de ese turismo nacional e internacional. Debe ser un turismo educativo, de proyección profundamente cultural, aunque se diversifique en etapas selectivas o masivas. Asimismo, deberemos concertar los esfuerzos nacionales e internacionales para que su desarrollo contribuya realmente al progreso de la ciencia universal. Galápagos visto es esa perspectiva que le confiere su consagración de patrimonio de la humanidad, debe constituir consecuentemente un punto de encuentro de todos los hombres de la tierra, pero especialmente de los científicos, sabios e intelectuales del mundo, sin distinción de nacionalidad o ideología, para que contribuyan con su reflexión, sus investigaciones y estudios en estas islas y sobre su riqueza natural, al progreso de la ciencia y al entendimiento intelectual para la paz y el desarrollo. Los ecuatorianos tenemos un compromiso múltiple con Galápagos, con nosotros mismos y con el mundo entero. La decisión soberana sobre el destino de estas islas, el aprovechamiento de su patrimonio natural para beneficio de la humanidad y nuestro, dependerá en gran medida de la política integral y las políticas sectoriales que podamos definir con sabiduría y prudencia sobre todos los aspectos que requiere el desarrollo global de las islas, pero sobre todo la preservación de la riqueza natural, concretamente ecológica, para poder planificar a plazos inmediatos, medios y largos, los programas científicos nacionales e internacionales, cuyos resultados serán realmente los verdaderos beneficios para la humanidad y nuestro País.
El señor Director General de la UNESCO, hombre de visión amplia y conocimientos profundos, de vasta cultura y sentido humanista, ha venido precisamente a solemnizar con su presencia el lanzamiento de Galápagos como patrimonio natural de la humanidad. Así Quito y Galápagos, la cultura, la naturaleza y la vida humana, se enlazan armónicamente y dan testimonio de la maravilla del mundo y su protagonista: el hombre. Precisamente en este paisaje paradisíaco, en este clima saludable, han podido sobrevivir muchas raras especies en forma armoniosa. El hombre no pudo destruirlas. Ahora, el hombre está obligado a protegerlas para su propio beneficio, para el mejor conocimiento científico de la vida, para una mejor reflexión del valor integral de la naturaleza y la cultura. En la mitad del mundo y en pleno mar pacífico, inspiremos nuestro ánimo en las causas nobles de la educación, la ciencia y la cultura para la consecución de un equitativo desarrollo socio-económico, de una paz verdadera y de una democracia justa. Al agradecer aquí la presencia de este pueblo modesto pero noble junto al ilustre visitante que representa precisamente a la organización más alta del pensamiento humano, invito a todos los ecuatorianos y a los hombres de buena voluntad del mundo entero, a contribuir a la preservación y desarrollo de Galápagos, patrimonio antes y ahora de toda la humanidad. Gracias
UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura Homenaje especial a Quito, en los primeros 25 años de haber recibido de la Comunidad Internacional, el título de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad Sala Capilla – Museo de la Ciudad 7 de septiembre de 2.003 Programa de la Sesión Solemne 1. Himno Nacional. 2. Apertura de Sesión Solemne. Ministro de Relaciones Exteriores. 3. El papel motivador del Patrimonio Cultural de la Humanidad en estos 25 Años: Quito, Primera Ciudad de América en la Lista del Patrimonio Arq. Hernán Crespo Toral, ex Subdirector de Cultura de UNESCO. 4. Reconocimiento a los principales actores que en 1978 hicieron posible que la Comunidad Internacional, a través de la UNESCO, otorgara a Quito el título de “Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad”. 5. La recuperación y valoración del patrimonio material e intangible de Quito desde 1978 hasta la presente fecha. Dr. Jorge Salvador Lara, cronista de la Ciudad. 6. Reconocimiento por parte de UNESCO a Gobiernos e Instituciones Nacionales e internacionales por su destacada actuación y aporte para la salvaguarda y valoración del patrimonio material e intangible de Quito. 7. Intervención del Conjunto de Cámara “Cuerdas de Oro”. 8. Presentación de la Revista “Descubrir el Arte”, Arq. Carlos Pallares, Director de FONSAL. 9. Entrega de Diplomas a Instituciones y personas que han prestado su valiosa colaboración para el desarrollo y valoración del patrimonio material e intangible de Quito. 10. Intervención del Gral. Fernando Dobronski Ojeda. 11. Intervención del señor Miguel Ángel Labista, Alcalde de Puebla, a nombre de los representantes de los países miembros de la Red de Hermandad de Ciudades Patrimoniales de América Latina y El Caribe. 12. Palabras del Gral. Paco Moncayo Gallegos, Alcalde del Distrito Metropolitano de San Francisco de Quito. 13 Intervención del Ingeniero Lucio Gutiérrez, Presidente Constitucional de la República del Ecuador. 13. Himno a San Francisco de Quito.
Actores Principales que intervinieron hace 25 años para que Quito recibiera de la Comunidad Internacional a través de la UNESCO, el Título de “CIUDAD PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD”: Gral. Fernando Dobronski Ojeda, Ex ministro de Educación y Cultura Dr. José Lucio Paredes, Ex Embajador del Ecuador en Francia, y Ex Delegado Permanente ante la UNESCO Doctor Gonzalo Abad Grijalva, Ex Miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO Lcdo. Darío Moreira, Ex Director de Asuntos Internacionales del Ministerio de Educación Arq. Rodrigo Pallares Zaldumbide, Ex Director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, y Ex Miembro del Comité Intergubernamental de Patrimonio Mundial Reconocimiento a Gobiernos e Instituciones por sus acciones encaminadas a la salvaguardia del Patrimonio material e intangible de la ciudad de Quito: Gral. Paco Moncayo Gallegos, Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito Por su valiosa gestión integral y de gobernabilidad de Quito, y en especial por el exitoso y ejemplar proceso de recuperación del espacio público del Centro Histórico. Banco Interamericano de Desarrollo, Por su apoyo en el campo social. Gobierno de España, Agencia Española de Cooperación Internacional, Programa de Preservación del Patrimonio Colonial en Iberoamérica. Gobierno de Bélgica, Restauración de bienes muebles e inmuebles del Convento de Santo Domingo, Proyecto ECUADOR- BELGICA. Gobierno de Polonia, Restauración del patrimonio monumental, de bienes muebles y formación de técnicos. Gobierno de los Estados Unidos, Asistencia técnica para la protección del medio ambiente. Getty Foundation, Catalogación y restauración de la Biblioteca del Convento de la Merced. Junta de Andalucía, Recuperación de inmuebles para el servicio de la comunidad. Organización de Estados Americanos OEA, Proyectos de restauración del patrimonio cultural. Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Restauración y puesta en valor del patrimonio de Quito. Banco Central del Ecuador, Salvaguarda y enriquecimiento del patrimonio material e intangible de Quito. Casa de la Cultura Ecuatoriana,
Conservación de la memoria histórica, documental y su acción en el campo de la cinematografía. Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito, FONSAL, Recuperación y conservación del patrimonio histórico, material e intangible de Quito. Iglesia del Ecuador, Salvaguarda del patrimonio sagrado y religioso de la ciudad.
QUITO “CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD” Sesión Solemne Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) – Ecuador 7 de Septiembre del 2.003 Intervención del señor general Fernando Dobronski Ojeda Ex Ministro de Educación y Cultura Con modestia sincera y convencido de la profunda significación de este acto, recibo y agradezco a nombre de todos y cada uno de los que hemos sido mencionados y galardonados, por este generoso gesto, que tiene significación no por el valor de quienes la recibimos, sino por la hidalguía de quienes la confieren. Desde que la humanidad decidió crear el sistema de Naciones Unidas, la UNESCO es, sin duda, el foro de las ideas trascendentales, porque encadena en una sola ideología, profundamente humanista, los conceptos y la acción de la cultura, la ciencia y la educación, que constituyen en suma el ser y el hacer del hombre. La UNESCO es primordialmente un foro de la libertad ideológica, en donde los hombres que representan a sus pueblos dialogan para encontrar las grandes soluciones, para planear las acciones o las políticas fundamentales que constituyen el proceso de mejoramiento universal. El diálogo y la acción se encaminan a la unidad de criterios y medidas generales que puedan contribuir al proceso, libre y democrático, que cada nación establece para su desarrollo, y al aprendizaje conjunto por el intercambio de experiencias de unos y de otros. La UNESCO es la gran cooperativa del espíritu. Debemos reconocer con justicia la preocupación constante y práctica de la UNESCO por la defensa del patrimonio, especialmente histórico y artístico. Ha cooperado en proyectos de preservación, restauración, inventario, etc., de los bienes culturales de nuestro país. El patrimonio cultural es la herencia social de un pueblo. El patrimonio o la identidad cultural de un pueblo no sólo constituye el mayor bien espiritual o el conjunto de caracteres que identifican integralmente a una nación y que fortalecen el sentimiento patriótico de un pueblo, sino que también son bienes materiales o económicos que coadyuvan al ingreso nacional, mediante una política turística debidamente vigilada por la política cultural. El patrimonio cultural no es únicamente el conjunto de obras estéticas que representan los valores históricos de una nación, sino todo el acerbo de la creación espiritual de una sociedad, que constituye un testimonio viviente del pasado, el presente y la proyección del porvenir de todo un pueblo. En este amplio sentido, el patrimonio cultural lo constituye desde la lengua, las obras artísticas y del pensamiento, la filosofía, la religión y las costumbres y tradiciones que configuran el carácter de una sociedad integral. En otras palabras, la historia global de un pueblo es el patrimonio cultural. El Ecuador fue el primer país en 1976, en presentar la “candidatura de Quito y Galápagos” para formar parte del patrimonio mundial. Y, el 8 de Septiembre de 1978, el Ecuador obtuvo el reconocimiento de Quito y Galápagos como Patrimonio de la Humanidad.
He ahí como, gracias al patrimonio cultural creado por nuestro pueblo, el Ecuador es reconocido a nivel mundial y, de acuerdo con la Convención, todos los pueblos del mundo se comprometen a contribuir moral y materialmente a su preservación y desarrollo para las generaciones futuras de la humanidad. Un gran hombre del continente africano y figura internacional, el señor Amadou Mahtar M’Boww, quien se encontraba como Director General de la UNESCO de ese entonces, visitó nuestro país por tres ocasiones. Un hombre que luchó por la independencia de su continente y por la paz del mundo, un verdadero mensajero de la paz, solemnizó con su presencia el lanzamiento de Quito, el 27 de Julio de 1.979 en célebre ceremonia realizada en el Palacio del Congreso Nacional y en el Parque de la Independencia ante el pueblo de Quito y, el de las Islas Galápagos el día 28. Es necesario reconocer, como así lo hecho en esta Sesión Solemne UNESCO Ecuador, la competente y patriótica colaboración, en esa época, de distinguidos ecuatorianos: señor Gonzalo Abad Grijalva, miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, doctor Antonio José Lucio Paredes, Embajador en Francia y Delegado del Ecuador ante la UNESCO, licenciado Darío Moreira, Director de Asuntos Internacionales del Ministerio de Educación y funcionario regional de Cultura de la UNESCO para América Latina y el Caribe, y arquitecto Rodrigo Pallares, Director del Instituto de Patrimonio Nacional, que en forma perseverante llevó los trámites a su feliz culminación. Se ha comprobado a través de los años, de estos 25 años transcurridos, que la calidad de vida es un problema fundamentalmente cultural. No se puede desarraigar al hombre de su hábitat natural y cultural, sino que es preferible convertir los miserables centros históricos en ambientes agradables, integrados a la vida colectiva. La defensa, preservación, restauración y revaloración de los centros históricos debe concebirse con criterio dinámico e integrador en la vida social. Mantener el patrimonio histórico no solo es importante para el sentimiento patriótico y sico-social de los pueblos, sino que para toda proyección hacia el futuro el hombre necesita las suficientes bases de sustentación espiritual El patrimonio cultural y natural forma hoy día una sola concepción de la vida humana integral. Se funden así dos únicas grandes realidades: la realidad natural, preexistente y, la realidad cultural, creada por el hombre, porque el mundo nace, existe y se proyecta en cada uno de los hombres. Es en esa síntesis de hombre, naturaleza y cultura creada por éste, donde tenemos que encontrar el auténtico patrimonio de un pueblo. Hace 25 años, los ecuatorianos nos comprometimos a mantener esta ciudad en las mejores condiciones físicas y humanas para que sea uno de los valores universales, una síntesis armoniosa de belleza y moral, de paz, progreso y libertad. Y, podemos decir con orgullo y satisfacción que el compromiso se ha cumplido, gracias a esa concepción universal y humanista de la Carta de las Naciones Unidas: “contribuir a la paz y al desarrollo mediante la Educación, la Ciencia y la Cultura”. Indudablemente que en el nivel ideológico la UNESCO cada vez se proyecta más hacia el progreso humano y social. Gracias también a la obra Municipal que ha rescatado el auto estima espiritual de nuestro pueblo. Gracias Señoras y Señores.