ANDI: ocho décadas de construcción colectiva

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ANDI

ocho décadas de construcción colectiva
El papel de los empresarios en los momentos más importantes del país

Investigación y Redacción

Gloria E. Valencia C.

Editores

Bruce Mac Master

Paula Botero

Editores

Bruce Mac Master

Paula Botero

Investigación y redacción

Gloria E. Valencia C.

Archivo fotográfico

Centro de documentación y archivo de la ANDI

El Tiempo

Asesoría gráfica

Gloria Contreras.

Producción editorial

Equipo de UnaTinta Medios SAS.

Diseño y diagramación

Gabriel Mayuza, Sandra Barbón

Corrección de estilo

Óscar Felipe Pardo

Impresión

Hographics Impresores SAS

Colaboradores ANDI

Alberto Echavarria Saldarriaga

Gerencia de Comunicaciones de la ANDI

CAPÍTULO

CAPÍTULO 4

(1990-2002)

CAPÍTULO 5

XXI: guerra y paz, nuevos paradigmas,

Prólogo

Una historia en común entre Colombia y la ANDI

Siempre

he sentido especial interés por la forma como actúan los colectivos humanos; sobre cómo gestionan sus dificultades, cómo enfrentan sus más grandes desafíos, cómo crean ambientes capaces de generar las más grandes ideas, inventos y disrupciones; cómo tramitan o no sus diferencias.

No hay duda de que una de las creaciones más importantes de la humanidad es la conformación de colectivos y sus funcionamientos. Un ejemplo de ello es la democracia o la ausencia de ella; los mecanismos de resolución de conflictos o la ausencia de ellos; y en una versión más virtuosa, la formación de ambientes que conducen a producir soluciones a los más importantes problemas que como humanidad debemos enfrentar.

El imaginario común contemporáneo asocia al Estado con la responsabilidad de crear escenarios para el desarrollo económico y social. Pero lo cierto es que las sociedades las conformamos todos; el Estado es, en general, un habilitador de condiciones y proveedor de bienes públicos, pero, al final, la realización concreta de los desarrollos habitualmente es llevada a cabo por los ciudadanos, la academia, las organizaciones sociales y el colectivo empresarial.

La ANDI es un colectivo en el cual una buena parte del tejido empresarial se une para aportarle al país con la convicción de que jugamos un papel fundamental en la construcción de desarrollo económico y social. Este libro busca narrar y también ejemplificar esta función vista desde el gremio a partir del momento de su fundación. Al hacer este ejercicio nos hemos encontrado con la realidad de la vida de la institución durante casi ocho décadas, que ha estado presente en la vida nacional y es en buena medida el reflejo del país mismo.

La ANDI nace en el año 1944, a finales de la Segunda Guerra Mundial, en un planeta en el cual la gran mayoría de sus recursos se encontraban dedicados a alimentar el aparato militar. Como es natural, desde ese momento hasta nuestros días ha transcurrido una buena parte de nuestra vida republicana. En el caso de esta organización, su objetivo primordial ha sido reunir las voluntades y los esfuerzos empresariales en torno a la idea de que, organizadamente, tenemos la oportunidad de construir un mejor país.

En las primeras conversaciones con Gloria Valencia sobre este proyecto, surgió la idea de no hacer un recuento histórico tradicional de la Asociación, sino recopilar y entender el actuar de la misma durante los capítulos más importantes de este periodo. Esta idea permitiría corroborar la hipótesis de que la ANDI ha sido protagonista de la solución en buena parte de lo momentos más álgidos de nuestra historia reciente.

Con el resultado de este trabajo en nuestras manos, estoy seguro del valor que aporta en relatar, recordar y documentar una buena parte de la historia política y económica del país, vista desde la perspectiva del empresariado como un actor fundamental de la sociedad.

Nos encontramos con un colectivo que ha estado presente ofreciendo soluciones, trayendo ideas, haciendo aportes efectivos a la sociedad, que han ido desde temas tan diversos como la creación del sistema de compensación familiar en los años cincuenta, hasta el apoyo a la vacunación durante la más importante pandemia que haya enfrentado la humanidad, atendiendo a cerca de un millón de personas.

Este ejercicio nos llevó a recorrer algunos de los hechos más importantes de la vida política y económica nacional: la posguerra y la situación de un país relativamente periférico que, como todos, estaba viviendo las consecuencias de lo que sucedía internacionalmente, la crisis política alrededor del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, la salida de este régimen a través de la Junta Militar, el Frente Nacional –al tiempo que Latinoamérica se la jugaba por el modelo de sustitución de importaciones–, el gobierno de López Michelsen y la seriedad económica de Rodrigo Botero en momentos de alta inflación y las finanzas públicas, los años ochenta, que transcurren entre la alta inflación, la crisis fiscal y el reconocimiento de que el modelo cepalino no nos iba a llevar al desarrollo.

Al mismo tiempo en que en el mundo se iba construyendo el Consenso de Washington –que fue ampliamente aceptado y adoptado en casi toda América Latina y que permitió llegar al inicio de la década de los noventa con

el gobierno de César Gaviria a implementar la apertura–, en medio de una gran crisis de violencia por la barbarie de los ataques del narcotráfico a la sociedad, nos embarcamos en la redacción de una nueva Constitución, que se convirtió en una de las más progresistas del mundo y algunas de cuyas herramientas han servido de inspiración a otras constituciones.

Finalizamos el siglo XX en medio de una de las mayores crisis económicas de nuestros tiempos, registrando la primera recesión de la historia moderna e iniciando el siglo XXI en medio del pico de la violencia debida al conflicto armado colombiano, que lleva a la ciudadanía a privilegiar la seguridad como objetivo nacional, eligiendo el gobierno de Álvaro Uribe, y llegando a cambiar la Constitución para permitir su reelección hasta fin de la década, cuando el mundo financiero y de mercados de capitales enfrentaban la gran crisis de la deuda y las hipotecas, que mueve todas las bases del sistema monetario y financiero global moderno afectando a todos los países, incluyendo, por supuesto, a Colombia.

La segunda década del siglo XXI estuvo marcada por la decisión del gobierno de Juan Manuel Santos de adelantar un proceso de paz, que estuvo siempre acompañado por una gran crisis política y una polarización que ha marcado todo este último periodo, por la pérdida de liderazgo de los llamados partidos tradicionales, por la llegada de la democracia de las redes sociales, y por una realidad latinoamericana en la cual el péndulo de las ideologías se mueve hacia un lado y hacia el otro con la regularidad de un reloj.

Los últimos cuatro años de Colombia y el mundo han sido los años de la globalización de los males. El gobierno de Iván Duque coincidió con temas como la pandemia por COVID-19, las medidas sociales para contener el contagio –que se convirtieron en medidas económicas recesivas–, los recursos escasos para atender a las víctimas de la enfermedad, la falta de vacunas para todos en todas partes, la crisis de la logística y la producción, la crisis fiscal de países que redujeron su recaudo y aumentaron su gasto, las medidas monetarias para atender la crisis de los gobiernos y la demanda, la inflación consecuencia de las anteriores, y, finalmente, la lamentable e innecesaria crisis creada por Rusia al invadir en forma violenta a Ucrania y sus consecuencias económicas en tantos mercados, especialmente de petróleo, gas natural, trigo y fertilizantes y sus materias primas.

Durante todos estos episodios la ANDI ha tenido un papel protagónico en la forma como Colombia se ha enfrentado a cada situación. En algunos casos ofreciendo y planteando soluciones, en otros construyéndolas al lado del gobierno y la sociedad, y en otros llamando la atención sobre los peligros, las equivocaciones o las omisiones.

Coincide la publicación de este libro con la llegada al gobierno de una coalición liderada por Gustavo Petro, un Presidente que se identifica a sí mismo como de izquierda, con participación de las fuerzas tradicionales de centro y centro izquierda del país. Algunas de sus banderas de campaña han estado relacionadas con los principios contenidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por Naciones Unidas hace algunos años y que hoy en día hacen parte de las declaraciones y objetivos misionales de la ANDI. Objetivos en materia de sostenibilidad ambiental y social, de superación de pobreza y de transparencia y lucha contra la corrupción.

Temas como la descarbonización de la economía, la construcción de una plataforma de competitividad basada en la baja producción de CO2 en el país, la identificación y reconocimiento del agua como recurso, que debe ser prioritario en la agenda, la innovación y el emprendimiento como pilares del nuevo desarrollo en sectores como el agro o las actividades digitales, la inclusión del territorio y las regiones en el modelo de desarrollo económico, el fortalecimiento de la educación y la salud, la construcción de relaciones laborales sanas basadas en la equidad y el respeto, todos ellos son de la esencia de la ANDI, para los cuales hay agendas activas desde hace varios años, donde la decisión es la de ser agentes de construcción y cambio. Estamos convencidos de que los años por venir son tan o más importantes para la Asociación en términos de potenciar la capacidad de colaboración y movilización del sector empresarial por el beneficio general de toda la sociedad.

Espero, sinceramente, que este trabajo sirva para documentar lo que como ciudadanos hemos hecho durante estos últimos años, pero, sobre todo, que sirva de base para entender el papel que puede jugar el sector empresarial en una sociedad, haciendo un llamado a fortalecerlo y a aprovecharlo en todos los frentes, en todo momento.

Introducción

Enla historia de la ANDI confluyen importantes acontecimientos de los últimos 80 años de la vida del país. Ha sido tan diverso el conjunto de temas que han ocupado la atención de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia a lo largo de estos ocho decenios, que su desarrollo se confunde con el de la nación.

Desde su constitución como gremio industrial hasta nuestros días, la ANDI no solo ha defendido los intereses legítimos de sus afiliados, sino que, en su accionar, ha procurado por el bienestar general de los colombianos.

Su aporte al país se ha expresado de múltiples maneras: desde el apoyo directo y solidario a obras de carácter cívico y social; pasando por estudios técnicos que han contribuido al análisis y la discusión de políticas públicas y por propuestas serias sobre las prioridades económicas que debe atender el país; hasta la búsqueda de soluciones a los problemas más apremiantes.

También, su activa presencia se ha observado en la influencia ejercida en horas claves de la vida nacional, en materia política y social. Igualmente, en su férreo compromiso por la defensa de los principios democráticos, la libre empresa, la innovación, el cambio climático y, en general, el progreso de todos.

Este libro tiene el propósito de narrar la “historia episódica” de la ANDI y aspira a mostrar, a través de los hitos más destacados, cómo se construyó una entidad tan fuerte y arraigada en la institucionalidad del país. En la selección de los eventos a relatar se tuvo en cuenta, además de la relevancia de estos en la vida del país y del gremio, la variedad temática, entendiendo la amplia gama de asuntos que han sido de interés para la Asociación.

Desde

su fundación, la ANDI buscó ampliar el radio de acción hacia regiones donde hubiera tejido empresarial en el país.

El libro está estructurado en cinco capítulos que hacen referencia a épocas cruciales en la historia de Colombia y en las cuales la ANDI ejerció un destacado protagonismo desde su papel de institución gremial. La narración se nutrió de documentos internos, actas, informes a las asambleas de afiliados, entrevistas y reportes de la prensa nacional, entre otros.

Pero antes de ahondar en algunos de estos acontecimientos, detengámonos brevemente y revisemos los antecedentes históricos del surgimiento de la ANDI y de sus primeros años1

Antecedentes históricos

El calendario marcaba el lunes 11 de septiembre de 1944, cuando 25 gerentes de compañías antioqueñas se reunieron en la ciudad de Medellín para firmar el acta de constitución de la corporación que denominarían Asociación Nacional de Industriales (ANDI), hoy Asociación Nacional de Empresarios2. Dos días después, el mismo acto se protocolizó en Bogotá, donde contó con la presencia de 19 representantes de compañías de la capital de la República.

El acta suscrita se registró el 24 de noviembre ante el notario segundo de Medellín, cuando ya la Asociación contaba con personería jurídica, reconocida por el entonces Ministerio de Gobierno (hoy del Interior) 3 .

Que el epicentro de la conformación de la ANDI haya ocurrido en Medellín no es de extrañar. Según Echavarría et al. (2007, p. 183), durante los años cuarenta, el departamento de Antioquia contaba con la mayor parte de la

1 Al finalizar los años 20 y durante la década siguiente hubo ensayos de asociatividad industrial en Colombia. En julio de 1929 se conformó en Medellín la organización llamada La Industria Nacional de Colombia. En 1930 nació en Bogotá la Federación Nacional de Industriales (Fenal) y se crearon seccionales. Pero estos esfuerzos no perduraron, pues al final de los 30 ya habían desaparecido.

2 El grupo de empresas fundadoras estuvo integrado por Arrocera Central, Calcetería Pepalfa, Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer), Confecciones Colombia (Everfit), Compañía Colombiana de Tabaco, Compañía de Cemento Argos, Compañía de Productos de Caucho Grulla, Compañía de Tejido Santa Fe, Compañía Harinera Antioqueña, Compañía Nacional de Chocolates, Cervecería Unión, Empresa Siderúrgica, Fábrica de Galletas y Confites Noel, Fábrica Colombiana de Hilados de Lana, Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato, Fábrica de Paños Vicuña, Fábrica de Sombreros de Fieltro, Fábrica Textil de Los Andes, Compañía de Gaseosas Posada Tobón, Industrial de Tejidos (Indulana), Industrias Farmacéuticas, Industrias Metalúrgicas Unidas, Mármoles y Cementos del Nare, Naviera Colombiana y Tejidos el Cóndor.

3 El 4 de octubre de 1944, mediante Resolución n.° 168 del Ministerio de Gobierno, Departamento de Justicia, se le reconoció personería jurídica a la mencionada corporación.

producción moderna de textiles (más del 70 por ciento), de cigarrillos (casi el 100 por ciento) y también, en menor grado, de cerveza y cemento. La relación Antioquia-industrialización era incluso más notable por cuanto, a mediados de los años cuarenta, gran parte de las industrias modernas de Bogotá pertenecían a antioqueños.

Sin embargo, desde su fundación, la ANDI buscó ampliar el radio de acción hacia sectores donde se encontrara tejido empresarial en el país. En las primeras reuniones, la Junta Directiva del nuevo gremio invitó a los principales industriales de Cali a asociarse4. Al mismo tiempo, inició una campaña para convocar a más compañías a unirse a la naciente corporación. Siete meses después de su constitución se creó la oficina de la ANDI en Cali y brevemente después en Barranquilla. Al año siguiente se dio apertura a una sede en Manizales, con lo que ya había presencia en cinco capitales y reunía a más de 350 empresas5

El año en que nació la Asociación Nacional de Industriales está cargado de peso histórico. Meses previos a su fundación, el 6 de junio 1944, ocurrió la batalla de Normandía, que marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial6, evento que había determinado un patrón de desarrollo en toda América Latina, basado en la política de sustitución de importaciones, y que tuvo consecuencias en el sector industrial de la región.

A partir de 1939, cuando estalló el conflicto bélico, se frenó la llegada al país de productos de consumo masivo importados desde Europa. En 1941, al entrar Estados Unidos a la guerra, la escasez de estos y de otras materias primas se agravó. Esta parálisis del comercio exterior creó condiciones muy difíciles para la economía en general y para las empresas en particular. Pero, paradójicamente, esa coyuntura obligó a que muchas de las industrias comenzaran a fabricar una amplia variedad de productos para satisfacer el consumo interno, propiciando cierto auge de producción e, incluso, de nuevas industrias7

En materia de política interna, en 1944 gobernaba el presidente Alfonso López Pumarejo, quien había ganado, en mayo de 1942, las elecciones para

4 Sesión de Junta Directiva del 18 de noviembre de 1944, Medellín, acta n.° 1. Esta y las demás actas que aparecen citadas pertenecen al archivo de la ANDI.

5 A partir de la segunda mitad del siglo XX se abrieron oficinas de la ANDI en Bucaramanga, Pereira, Cartagena e Ibagué.

6 Las fuerzas británicas, estadounidenses y canadienses desembarcaron en la costa de Normandía, norte de Francia.

7 Según el economista Gabriel Poveda (1984) en 1939 (cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial) había en Colombia 1128 establecimientos industriales.

LaANDI no solo ha defendido los intereses legítimos de sus afiliados, sino que, en su accionar, ha primado el bienestar general de los colombianos.

un segundo período. Se había enfrentado al empresario antirreeleccionista, Carlos Arango Vélez, también liberal pero abiertamente contrario a la “tendencia socialista” de López.

Durante la agitada campaña electoral que comenzó en 1941, López Pumarejo visitó varias veces la capital antioqueña, entonces fortín azul y eje de la actividad industrial del país8. El caldeado ambiente político de la época dividía también a la clase empresarial.

Una anécdota ilustra bien la coyuntura en la capital antioqueña, cuna de la ANDI. En el Club Unión, principal centro de distracción y de reuniones de negocios de la élite económica paisa, se veía con claridad la división partidista, desde la misma entrada al recinto social. Los liberales se habían tomado el ala occidental del club y los conservadores la oriental. Antes de subir a los salones y comedores, los contertulios se encontraban con sus copartidarios para intercambiar las calientes noticias políticas, acompañados de unos tragos. Claro, todo de una manera muy civilizada, evitando choques indeseados por el color político.

Cuando nació la ANDI, López Pumarejo ya llevaba medio período de gobierno, que no le había sido fácil. El agitado ambiente de la política nacional, caracterizado por la división liberal y la férrea oposición conservadora, encabezada por el líder Laureano Gómez, había dificultado la gobernabilidad, a lo que se sumaba la compleja situación económica9.

La tensión política se agudizó el 9 de julio de 1944, cuando se registró el intento más serio y directo de tumbar al presidente de la República por parte de una facción del Ejército liderada por el coronel Diógenes Gil, en lo que se conoció como el “golpe de Pasto”.

Durante la corta retención, en la que se le mantuvo incomunicado, asumió la presidencia Darío Echandía, en su calidad de primer designado (entonces era el ministro de Gobierno, hoy del Interior). Pero, rápidamente, López Pumarejo retomó el control del Estado, aunque por poco tiempo, pues final-

8 En sus discursos ante hombres de negocio de la capital antioqueña, López Pumarejo refrescaba la memoria de los paisas sobre las carreteras que su primer gobierno de “La Revolución en Marcha” construyó en ese departamento.

9 En marzo de 1944, Alfonso López Pumarejo renunció a la presidencia de la República por motivos familiares, pues su esposa, María Michelsen, estaba muy enferma. Pero, dadas las presiones de la Dirección Nacional Liberal, sus intenciones no se concretaron.

mente renunció en julio de 1945, faltándole todavía un año para terminar formalmente su segundo período. El Congreso designó como presidente, a partir del 7 de agosto de aquel año, a Alberto Lleras Camargo10

El énfasis puesto en este relato en el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo tiene que ver, además de la relevancia del momento histórico de la creación de la ANDI, con la forma como brotó la idea de crear un organismo representativo del sector industrial. La iniciativa partió, precisamente, del presidente López Pumarejo.

En sus visitas a la capital antioqueña, donde el mandatario era muy apreciado por la élite industrial, el jefe de Estado solía reunirse con un grupo de empresarios con quienes compartía y medía el termómetro de la economía y de la situación del país en general.

Era huésped habitual del hombre de negocios Daniel Peláez Restrepo, paisa y cónsul honorífico de Noruega. Además de liberal, Peláez era amigo personal de López, a quien ofrecía alojamiento en “Chipre”, su confortable residencia ubicada en el sector de El Poblado, para entonces una zona de casas semicampestres. Para la llegada del ilustre personaje, la familia Peláez reservaba la mejor habitación, aunque el primer mandatario era un hombre sencillo y sin ínfulas de poder.

En uno de los encuentros con los industriales antioqueños, a comienzos de 1944, el presidente de la República les sugirió tener un solo interlocutor frente al gobierno para tratar los asuntos sectoriales que les preocupaban. Con ello, evitarían que, ante tantas inquietudes dispersas, el gobierno prestara poca atención. Su consejo era, entonces, constituir una asociación de alcance nacional que planteara las opiniones y necesidades del sector productivo en general.

Como se ha dicho, muchos temas preocupaban en ese momento a los industriales, por lo que la idea de crear una asociación caló rápidamente.

Fue Cipriano Restrepo Jaramillo, presidente de la Compañía Colombiana de Tabaco, Coltabaco, una de las principales empresas del país11, quien lideró la tarea de reunir a un grupo de industriales de Medellín y Bogotá para conformar la asociación.

10 Una vez terminó el período presidencial, el 5 de mayo de 1946, el candidato conservador, Mariano Ospina Pérez, fue elegido presidente de Colombia. Se enfrentó al partido liberal, que acudió dividido a las urnas, con sus votos repartidos entre los candidatos Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay.

11 Coltabaco tenía inversiones en otros sectores, como la industria manufacturera, la banca y los seguros.

La ANDI comenzó a sesionar en las oficinas de Coltabaco, ubicadas en el centro de Medellín y bajo la presidencia provisional de su impulsor, Restrepo Jaramillo12, aunque luego se trasladaría a una sede propia. La primera Junta Directiva la integraron, como miembros principales, el propio Cipriano Restrepo, Rafael Restrepo Ángel (de la Compañía Nacional de Chocolates), Jaime Echavarría (de Coltejer), Jorge Arango Carrasquilla (de Cementos Argos) y José María Bernal (de Cervecería Unión). La primera asamblea general de asociados se realizó en Medellín el 16 de noviembre de 1944 y ratificó todo lo acordado por los fundadores.

Comenzó así la historia de una de las instituciones gremiales más antiguas del país, comprometida con el progreso industrial como paso fundamental para el desarrollo de Colombia13

Desde su fundación hasta la fecha, la ANDI ha tenido once presidentes (como señala la Tabla 1), quienes, en sus diferentes momentos, han ayudado, de la mano de los afiliados, a construir el gremio empresarial más importante que hoy tiene Colombia.

PRESIDENTES DE LA ANDI (1944-2022)

Nombre

Cipriano Restrepo Jaramillo

José Gutiérrez Gómez

Jorge Ortiz Rodríguez

Alejandro Uribe Escobar

Ignacio Betancur Campuzano

Luciano Elejalde Jaramillo

Período en el cargo

1944 - 1946

1946 - 1957

1957 - 1960

1960 - 1963

1963 - 1967

1967 - 1971

Luis Prieto Ocampo 1971 -1974

Fabio Echeverri Correa 1974 - 1991

Carlos Arturo Ángel Arango

1991 - 1995

Luis Carlos Villegas Echeverri 1996 - 2013

Bruce Mac Master Rojas 2013 – Actualmente

Fuente: Archivo ANDI.

12 Cipriano Restrepo Jaramillo (1906-1973) nació en Medellín. Estudió en la Escuela Nacional de Minas y se graduó de ingeniero civil en la Universidad de Berkeley, California (1928). Durante casi dos décadas estuvo vinculado a Coltabaco. Fue Superintendente del Ferrocarril de Antioquia, miembro del Concejo de Medellín y de la Cámara de Representantes, y embajador en Washington y ante la OEA.

13 Entre los gremios más antiguos se destaca la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), cuya raíz data de 1871 (aunque desapareció durante la guerra de los Mil Días se restableció en 1904). En el siglo XX nacieron la Federación Nacional de Cafeteros (1927), la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras (1936), la ANDI (1944), la Federación Nacional de Comerciantes –Fenalco– (1945), la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Empresas –Acopi– (1951), la Federación Colombiana de Industrias Metalúrgicas –Fedemetal– (1955) y la Cámara Colombiana de la Construcción –Camacol– (1957), entre muchos otros.

PRESIDENTES DE LA ANDI (1944-2022)

Cipriano Restrepo Jaramillo 1944 - 1946

Ignacio Betancur Campuzano 1963 - 1967

Carlos Arturo Ángel Arango 1991 - 1995

José Gutiérrez Gómez 1946 - 1957

Luciano Elejalde Jaramillo 1967 - 1971

Luis Carlos Villegas Echeverri 1996 - 2013

Jorge Ortiz Rodríguez 1957 - 1960

Luis Prieto Ocampo 1971 - 1974

Bruce Mac Master Rojas 2013 – Actualmente

Alejandro Uribe Escobar 1960 - 1963

Fabio Echeverri Correa 1974 - 1991

01capítulo

Crecer en tiempos difíciles

1944 1958

Lagestación y los primeros pasos de la ANDI coincidieron con uno de los períodos más confusos en la historia de Colombia en el siglo XX: los años 40. En esta década, la llamada violencia partidista se sintió con crudeza en todo el territorio nacional. Los frecuentes choques armados en algunas ciudades, pero especialmente en el campo, evidenciaban que el país vivía una guerra civil no declarada.

En esa época fue asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán (el 9 de abril de 1948), evento que desató una revuelta violenta, con incendios y asonadas, principalmente en Bogotá, lo que ahondó la polarización política. El presidente de la República era el conservador antioqueño Mariano Ospina Pérez, quien no pudo contener las tensiones que continuaron, al punto que, un año después del conocido “Bogotazo”, se produjo el cierre del Congreso y el adelanto de las elecciones presidenciales para noviembre de 1949, en lugar de mayo de 1950, como estaba previsto.

Para suceder a Ospina Pérez fue elegido Laureano Gómez, quien tampoco pudo mantener la unidad nacional. En junio de 1953, el General Gustavo Rojas Pinilla se tomó el poder, siendo este el primer golpe militar que sufría Colombia en casi un siglo de vida. El nuevo régimen surgió como una fórmula para pacificar al país, pero pronto degeneró en una dictadura a la que se le puso fin en 1957, cuando una Junta Militar asumió el gobierno como transición hacia el retorno de la democracia.

Pese a la inestabilidad política, los años 50 fueron de relativa prosperidad económica. Según Junguito (2016), el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa real anual promedio de 4,3 por ciento. Los años de mayor impulso fueron 1952 (6,3 por ciento), 1953 (6,1 por ciento) y 1954 (6,9 por ciento). En 1957 la economía se desaceleró (2,2 por ciento), pero la década cerró con un gran aumento de 7,2 por ciento.

UNA VEZ CONSTITUIDA, LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE INDUSTRIALES COMENZÓ A DESARROLLAR UNA APRETADA AGENDA TEMÁTICA.

En su libro Historia económica de Colombia en el siglo XX, Junguito (2016) destaca que la expansión de la economía, a lo largo de la década del 50, estuvo jalonada por la industria manufacturera y por el café. La primera creció a una tasa anual promedio del 6 por ciento, siendo el primer quinquenio (19501955) el más dinámico con 7 por ciento. Se estima que para el promedio de la década la participación de la industria manufacturera en el PIB fue del 17 por ciento. El proceso de creación de plantas industriales también fue creciente.

En medio de este escenario de turbulencia política y de tensión social, pero con buenas señales económicas, la Asociación Nacional de Industriales creció y afinó su perfil gremial. Reforzó sus objetivos fundacionales, se mostró fiel a los principios jurídicos del país y ayudó a proteger la paz y a respetar las instituciones legítimas.

En esta primera época (1944-1958), se vio una ANDI que participó activamente en las discusiones nacionales del momento. Entre ellas, la renegociación del tratado comercial de 1935 entre Estados Unidos y Colombia. Este tratado quedó sin vigencia a partir de diciembre de 1949, tras una exitosa campaña de la ANDI14. Apoyó la construcción de la Central Hidroeléctrica de Río Grande en Antioquia. Aportó con estudios y gestiones que contribuyeron a la reforma arancelaria. Se involucró en la reversión de la concesión de Mares, que derivó luego en la fundación de Ecopetrol y se comprometió en muchos otros temas de la vida nacional.

En las siguientes páginas veremos, a través de algunos episodios, las primeras tareas y los esfuerzos iniciales de la ANDI por desarrollar su función gremial y contribuir al país.

14 Un largo proceso, entre las cancillerías, antecedió a la terminación del tratado con Estados Unidos que culminó de manera bilateral, según el Decreto n.° 2218 del 10 de julio de 1950.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Una apretada agenda

Una vez constituida (en 1944), la Asociación Nacional de Industriales comenzó a desarrollar una apretada agenda temática, definida por la propia coyuntura y sobre la cual rondarían las acciones futuras.

Mientras se buscaba un presidente en propiedad que tomara las riendas del naciente gremio, los primeros asuntos que ocuparon la atención de la Junta Directiva de la ANDI tuvieron que ver con una reforma arancelaria en camino, el plan fiscal del gobierno (reforma tributaria) que gravaría a las industrias con nuevos impuestos y la legislación laboral que comenzaba a diseñarse en el gobierno de Alfonso López Pumarejo.

Los tres temas eran de máximo interés para los industriales en ese momento. Para conocer a fondo sobre el proyecto de reforma tributaria, la ANDI conformó una comisión que se encargó de hablar directamente con el ministro de Hacienda, Alfonso Araújo Gaviria y otros altos funcionarios del ejecutivo.

Por primera vez, la Asociación contrató asesores jurídicos y financieros con el único ánimo de estudiar la propuesta de reforma tributaria oficial y expresar sus opiniones. El gobierno se mostró dispuesto a escuchar cualquier sugerencia constructiva que pudiera presentarse a su consideración.

El naciente lobby gremial fue muy bien recibido. La prensa nacional hizo eco de los diálogos de la ANDI con el gobierno liberal de López Pumarejo y las cámaras legislativas, lo que demostraba que la Asociación comenzaba a

ser reconocida en el país como un importante interlocutor frente al poder ejecutivo.

En el frente laboral, la ANDI intervino con sus opiniones y sugerencias en la reglamentación del Decreto Ley 2350 de 1944 relativo a asuntos sindicales. La paz laboral era una genuina preocupación de los empresarios. Por lo tanto, apoyaron y aportaron a la reforma que en esta materia estudiaba el Congreso y que se convirtió en la Ley 6ª de 1945, por medio de la cual se reguló sobre convenciones de trabajo, asociaciones profesionales, conflictos colectivos, salario mínimo y jurisdicción especial de trabajo. Fue esta una importante reforma que propició el gobierno del presidente López Pumarejo.

LaAsociación contrató asesores jurídicos y financieros con el único ánimo de estudiar la propuesta de reforma tributaria oficial y expresar sus opiniones.

En cuanto a los aranceles, cabe anotar que la defensa de la protección a la producción nacional fue una de las primeras campañas de la agremiación. Según el economista Gabriel Poveda (1984), el arancel era, en ese momento, el único instrumento de control a las importaciones, pero los industriales consideraban que este había perdido sus efectos15. Por lo tanto, la reforma que en ese momento planeaba el gobierno se constituía en objetivo central de la ANDI.

Con este propósito y comenzando tareas en 1945, la Junta Directiva le pidió a Carlos Lleras Restrepo, quien años después sería presidente de la República, llevar la vocería gremial en la Junta Nacional de Aduanas. Igualmente, se le encomendó la realización de un estudio que indagara sobre cuáles eran las modificaciones más convenientes para las tarifas arancelaras. Por esta vía, la ANDI llevó al Congreso de la República su posición en defensa del sector productivo16

No obstante, en la agenda inicial había otro punto para resolver lo más pronto posible. Se necesitaba un presidente en propiedad que tomara la representación del gremio pues Cipriano Restrepo Jaramillo era temporal. Inicialmente, se le ofreció el cargo al empresario Rafael Restrepo Ángel, pero este no aceptó. Dada su negativa, y antes de que terminara 1944, surgió como candidato el gerente del Banco de Bogotá, Martín del Corral, director de la oficina de la ANDI en la capital de la República, quien pidió plazo para decidirlo, pero finalmente declinó.

Llegó 1945 y ante la dificultad de encontrar el timonel del gremio, los miembros de la Junta Directiva decidieron rotarse la presidencia ejecutiva, por períodos de dos meses. El primer corte le correspondería a Jorge Arango

15 Sesión Junta Directiva. El arancel vigente en aquel momento había sido expedido en 1931 durante el gobierno de Enrique Olaya Herrera. De acuerdo con Poveda (1984), no había sido concebido como un instrumento de protección a la industria nacional, sino de equilibrio para la balanza de pagos y de recaudo de ingresos fiscales.

16 Sesión Junta Directiva del 10 de enero de 1945, Medellín, acta n.° 11.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Cipriano Restrepo Jaramillo (en el centro de pie) presidente de Coltabaco y quien lideró la misión de motivar a un grupo de empresarios para crear la Asociación Nacional de Industriales en 1944. En la foto con un grupo de amigos en el Country Club de Bogotá.

Carrasquilla, gerente de la empresa Cemento Argos17. Pero, desafortunadamente, a los pocos días, por motivos de salud, no pudo continuar. Cipriano Restrepo se echó nuevamente el gremio al hombro. Por año y medio más, actuó como presidente de la ANDI.

17 Sesión de Junta Directiva del 17 de enero de 1946, Medellín, acta n.° 96.

18 José Gutiérrez Gómez nació en Medellín (1909-2006). Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia. Fue gerente de Laboratorios Uribe Ángel (LUA) durante 10 años, alcalde de Medellín, embajador en Estados Unidos y ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Representó a Colombia en la Asamblea del BM y del FMI y en la Asamblea General de Naciones Unidas. Durante veinte años fue el presidente de la Corporación Financiera Nacional.

En julio de 1946 solicitó que se le aceptara definitivamente su renuncia por razones de salud y los grandes compromisos que debía atender en su labor particular. Se retiraba entonces, quien había sido el más eficaz propulsor de la Asociación. Los delegados de las seccionales reunidos así se lo reconocieron. Agradecieron su capacidad de organización, su entusiasmo y su inteligencia, tantas veces puesta al servicio de la institución.

Por unanimidad, la Junta Directiva nombró como presidente a José Gutiérrez Gómez18, Don Guti, como fraternalmente se le conoció, en aquel momento gerente general de Laboratorios Uribe Ángel (LUA), la primera industria farmacéutica que se creó en Colombia.

Su llegada a la presidencia de la Asociación Nacional de Industriales coincidió con el cambio de gobierno en el país. En efecto, el 7 de agosto de 1946, Mariano Ospina Pérez asumió como primer mandatario para suceder a Alberto Lleras Camargo, quien terminaba el último año (1945-1946) del mandato de Alfonso López Pumarejo (por su renuncia antes de tiempo).

De Don Guti se decía que “desensillaba en Palacio”, dicho paisa que señalaba la gran amistad que el presidente de la ANDI tenía con el jefe de Estado, Mariano Ospina. Aunque se llevaban 17 años (era mayor el presidente de la República) había una gran familiaridad. De hecho, Don Guti fue el padrino de María Clara, la última hija del matrimonio de Bertha Hernández y Mariano Ospina.

Durante los años en que José Gutiérrez Gómez estuvo al frente de la ANDI, Colombia tuvo varios presidentes: Laureano Gómez (1950-1951), Roberto Urdaneta (1951-1953), Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) y la Junta Militar de Gobierno (1957-1958).

En aquella primera etapa, la ANDI participó y lideró múltiples iniciativas de gran impacto y mostró su espíritu solidario. Por ejemplo, en abril de 1952, la Asamblea General de afiliados aprobó la llamada “cuota social”, que consistió en un aporte directo de los industriales para apoyar diversas causas cívicas. Con esta caja solidaria, en 1959, se constituyó el Fondo Social de la ANDI, del que salieron aportes para el Hospital de la ANDI, que luego se fusionó con el Hospital Pablo Tobón Uribe en la capital antioqueña.

Cabe señalar que Don Guti fue el vocero de los industriales durante once años, cumpliendo un papel ejemplar que el gremio ha sabido valorar permanentemente. Bajo su dirección, la ANDI se consolidó y fortaleció como institución gremial y vivió una época dorada. Fue gestor de innumerables instituciones que lideró bajo la sombrilla del gremio. La Asociación apoyó políticas públicas, locales, regionales y nacionales y dio impulso a entidades maravillosas que aún persisten.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

19 En las décadas de 1940 y 1950 se dio la primera expansión del sector eléctrico colombiano con la construcción de varias hidroeléctricas en algunas regiones del país. Entre 1950 y 1962 fueron constituidas 16 empresas departamentales de electricidad.

20 Los bonos fueron autorizados por los Acuerdos n.° 94 de 1944 y n.° 69 de 1945 y por Resolución Ejecutiva 193 de 1945.

Apoyo a una obra de vital importancia

Desde sus inicios, la ANDI mostró un firme interés por apoyar temas de la agenda pública nacional, en especial aquellas obras que llevaran al país a un mayor grado de desarrollo. Ello se reflejó, claramente, cuando la Asociación, dando sus primeros pasos, ayudó a hacer realidad el proyecto de la Central Hidroeléctrica Río Grande, en Antioquia, obra que era transcendental para la misma actividad industrial y el progreso de la región.

A manera de contexto, cabe señalar que a mediados de los años 40, mientras el país presenciaba el nacimiento de la ANDI, la región antioqueña necesitaba aumentar la oferta de energía eléctrica, pues la capacidad instalada comenzaba a ser insuficiente para atender la creciente demanda de una industria que avanzaba a gran ritmo y se constituía en eje de la economía colombiana.

Hacia 1942, Medellín había planeado construir una central hidroeléctrica en el oriente antioqueño19, pero conseguir los recursos significaba un desafío enorme para la ciudad. No había financiación externa (por la Guerra Mundial) y la situación fiscal del municipio era muy precaria para acometer semejante proyecto.

Con el paso del tiempo la idea fue madurando, hasta que en 1944 el Concejo de la ciudad autorizó al municipio a emitir bonos como empréstito de las Empresas Públicas Municipales20. Sin duda, era una buena estrategia, pues los bonos podrían ser suscritos por las propias industrias de la ciudad para

las que el adecuado suministro de energía eléctrica era un tema de vital importancia.

El apoyo a la obra fue discutido por la Junta Directiva de la ANDI, y tras considerar que era necesario “darle una mano” a la ciudad, se acordó motivar a todos los afiliados para que, de manera voluntaria, suscribieran los bonos que emitiría el municipio de Medellín.

Convencidos de la importancia de la obra, la ANDI y el municipio firmaron el contrato que señalaba que la administración local expediría un pagaré a cada uno de los industriales prestamistas. La cuota correspondiente a cada empresario sería cubierta en 12 pagos mensuales.

Cuando

la Asociación daba sus primeros pasos ayudó a hacer realidad el proyecto de la central hidroeléctrica Río Grande, en Antioquia.

Dos compañías, la Empresa Siderúrgica y Mármoles y Cementos del Nare ofrecieron cubrir su cuota de suscripción de los bonos en especie (varillas de acero y cemento, respectivamente)21, lo cual mostraba la disposición de los industriales a colaborar en la obra.

Los recursos conseguidos a través de dichos títulos –que también se colocarían entre otros suscriptores– se destinaría exclusivamente al montaje de la Planta Hidroeléctrica de Río Grande, con la advertencia de que, si la suma recolectada para el montaje resultara insuficiente para la obra, el municipio lanzaría nuevas series de bonos con esa única destinación, hasta completar 6 millones de pesos de la época, lo que ocurrió con posterioridad.

El buen uso de los recursos era un asunto de gran relevancia para la Asociación, por lo que estuvo vigilante. Para garantizar el cumplimiento y su buena destinación se acordó que los dineros se depositaran en cuentas especiales en bancos de Medellín y solo se dispondría de ellos con las formalidades del caso para atender exclusivamente los gastos ocasionados por el montaje de la Planta Hidroeléctrica de Río Grande. Sería requisito esencial que cualquier giro llevara la firma del interventor.

Un hecho elocuente que muestra cómo, al apoyar este proyecto, el gremio no esperaba nada a cambio, y mucho menos usarlo como mecanismo de presión sobre la administración municipal, puede verse en la discusión que se dio en la sesión de Junta Directiva del 27 de enero de 194822.

En aquella sesión, se enteró la Junta de que algunos industriales, que habían ofrecido su cooperación económica en el empréstito, estaban muy

21 Sesión Junta Directiva del 7 de marzo de 1946. Medellín, acta n.° 104.

22 Sesión Junta Directiva del 27 de enero de 1948. Medellín, acta n.° 260.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Ceremonia con ocasión del retiro de Cipriano Restrepo Jaramillo de la presidencia de la ANDI y presentación de José Gutiérrez Gómez como nuevo vocero de la Asociación de Nacional de Industriales. A la reunión, celebrada en el Hotel Nutibara de Medellín en septiembre de 1946, asistió la crema y nata del empresariado colombiano y la sociedad antioqueña.

disgustados con la Junta Municipal de Impuestos, pues venía elevando los tributos, según ellos, en forma arbitraria y desconsiderada, circunstancia que muy posiblemente los obligaría a reconsiderar su decisión de contribuir al mencionado proyecto hidroeléctrico.

La queja, que fue transmitida a los directores reunidos en Medellín, recibió una repuesta institucional contundente. Por unanimidad, la Junta Directiva de la ANDI estimó que no se debía relacionar una cosa con la otra, pues la negociación de Río Grande era un compromiso anterior incondicional que no tenía que depender de ninguna actitud diferente de la corporación municipal sobre puntos ajenos al montaje de la Central.

El entonces presidente de la Asociación, José Gutiérrez Gómez, así se lo informó a los asociados descontentos. Como lo había expresado en repetidas ocasiones, para la industria esto no era un negocio sino un verdadero sacrificio con el simple ánimo patriótico de ayudarle al municipio en la realización de su más grande obra.

Finalmente, cabe señalar que las empresas aportaron, por la vía de los bonos, cerca de 7 millones de pesos para el proyecto. La construcción de la Central Hidroeléctrica finalizó en 1952 con los primeros 50 MW de potencia hidráulica instalada, ampliada en 1953 con otros 30 MW. La capacidad instalada en Medellín posteriormente ascendió a 140 MW.

La bandera de la paz

Como se ha visto, cuando la ANDI comenzaba su vida institucional, los ánimos entre los dos partidos políticos tradicionales, liberal y conservador, estaban tan caldeados que las noticias de violencia eran el pan de cada día en Colombia.

A pesar del explícito principio de la Asociación Nacional de Industriales de no participar en acciones de política partidista, no podría ser indiferente al agitado momento que vivía el país. Claramente, los empresarios estaban del lado de la democracia y de la paz, búsqueda que ha sido una constante a lo largo de estas ocho décadas de historia.

En agosto de 1945, los empresarios, a través de la ANDI, expresaron su complacencia cuando el presidente Alberto Lleras Camargo (posesionado para cumplir el último año del gobierno de Alfonso López Pumarejo) nombró un gabinete de coalición política, como garantía de la paz. De igual manera se manifestaron cuando, en agosto de 1946, se posesionó el presidente Mariano Ospina Pérez y ofreció una política de paz y de unión entre todos los ciudadanos.

Preocupados por los graves hechos que estaban trastornando el orden público y la vida económica del país –en algunas regiones se presentaban choques armados– los directivos de la Asociación Nacional de Industriales discutieron internamente sobre la actitud que debía asumir la ANDI de cara al país. La conclusión no fue otra que expresar una vehemente defensa del orden constitucional y de la democracia.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Losempresarios estaban del lado de la democracia y de la paz, búsqueda que ha sido una constante, a lo largo de estas ocho décadas de historia.

Tras el estallido social que se desató el 9 de abril de 1948, conocido como “el Bogotazo”, con motivo del asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán, la ANDI rápidamente manifestó su respaldo al gobierno legítimamente constituido y ofreció total apoyo y cooperación en todas sus formas para ayudar a los damnificados del vandalismo desatado aquel viernes fatídico. Quedó claro que la política industrial en aquella emergencia debía ser la solidaridad. Así lo expresaron en una circular dirigida a todos los afiliados23

En momentos como los que vive ahora la Nación colombiana, el factor decisivo será el sentimiento de solidaridad.

Nosotros pedimos y ofrecemos esa solidaridad entre los distintos gremios económicos; entre los empresarios y los trabajadores; entre los que llevan la responsabilidad del gobierno y los que tienen a su cargo la dirección de los negocios o la orientación de las actividades particulares; entre las diferentes secciones del país, y muy particularmente entre los partidos políticos tradicionales.

La unión de todos en torno de un ferviente y patriótico deseo de salvar nuestra patria de los efectos incalculables de la violencia, tan desacostumbrada en nuestro ambiente, nos dará la fuerza necesaria para que el país se sobreponga a los peligros que lo amenazan y derive de las penas que lo afligen el fruto de la consolidación de la democracia, de la libertad y del orden republicano.

Aunque después del 9 de abril de 1948 el gobierno de Mariano Ospina Pérez intentó desarrollar nuevamente la Unión Nacional, con la colaboración del partido liberal, el clima de tensión e incertidumbre que vivía Colombia se prolongaría por mucho tiempo más.

A finales de 1949, para convocar a la concordia nacional y terminar la crisis bipartidista, los principales gremios económicos, encabezados por la ANDI, crearon el movimiento Pro-Paz con comités en todo el territorio nacional.

23 Sesión de junta directiva del 19 de abril de 1948. Medellín, acta n.° 273.

Los representantes de los distintos gremios, conscientes de la urgencia de lograr una conciliación que salvara al país de la angustiosa situación en que estaba, firmaron una declaración para ser publicada en la prensa nacional. Esta decía así:

Es evidente que la situación política ha llegado a extremos de tal gravedad, que exigen la contribución de todos los sectores de la opinión pública para buscar fórmulas de avenimiento que permitan el libre juego de la vida democrática de la Nación y alejen el peligro que hoy amenaza la estabilidad de nuestras instituciones republicanas. […] La supervivencia de la Patria exige hoy, más que nunca, sacrificios recíprocos de las partes en contienda como único camino de establecer la paz fecunda para el trabajo y para el progreso a que aspiran con legítimo derecho todos los colombianos.

La ANDI insistió en su llamado a la concordia y a la paz. Días antes de la elección del sucesor de Mariano Ospina Pérez, fecha que, como se dijo antes, se adelantó para el 27 de noviembre de 1949 por la crisis política (los comicios estaban previstos para mayo de 1950), la Junta de la Asociación aprobó una proposición, de dos puntos, que dirigió al presidente de la República y que decía lo siguiente:

1-Declarar que todo esfuerzo en pro del orden público y de la paz impone la ineludible cooperación de la ciudadanía, sin distinción de colores político.

2- Hacer notar que sin la tranquilidad que el país anhela sería imposible el restablecimiento de la normalidad, como se haría imposible el desarrollo de las actividades económicas que son la fuente del trabajo.

La elección presidencial favoreció al candidato conservador Laureano Gómez, quien asumió el gobierno en agosto de 1950. Los liberales habían retirado su candidato oficial, el tolimense Darío Echandía.

Ya en la presidencia de la República, Laureano Gómez quiso dar un nuevo orden al país para lo que convocó a una Asamblea Nacional Constituyente (ANAC), con la cual buscaba crear mecanismos para desarrollar sus ideas acerca del Estado. Pero, en 1951, por problemas de salud, el mandatario se retiró temporalmente de la presidencia y el poder quedó en manos del primer designado, Roberto Urdaneta Arbeláez.

Así las cosas, fue este último quien convocó la Asamblea que reformaría la Constitución de 1886. Según el decreto reglamentario de la elección de delegados, la ANDI, Fenalco, la Asociación Bancaria, la Federación Nacional de Cafeteros, las asociaciones cooperativas y los sindicatos estarían representados en esta especie de senado corporativo.

La ANDI envió su lista de candidatos que encabezaba su presidente, José Gutiérrez Gómez. Pero si bien la Asociación estaba dispuesta a colaborar en momentos tan difíciles para el país, el asunto de participar en la constituyen-

“NO QUERÍAMOS, NI QUEREMOS, FORMAR UN GRUPO FUERTE Y ORGANIZADO FRENTE AL GOBIERNO, QUE APOYE A LOS INDUSTRIALES CON RAZÓN O SIN ELLA, SINO UNA ENTIDAD RESPETUOSA, CONSCIENTE Y LIBRE, QUE COOPERE CON EL EJECUTIVO Y DEMÁS ÓRGANOS DEL PODER PÚBLICO, EN UN CLIMA DE ENTENDIMIENTO Y SINCERIDAD, DE COMPRENSIÓN DE LOS INTERESES NACIONALES Y DE LOS ANHELOS COMUNES”.

CIPRIANO RESTREPO JARAMILLO, 1946.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

24 Sesión Junta Directiva del 2 de febrero de 1953, acta n.° 594.

25 El 11 de octubre de 1949 Gustavo Rojas Pinilla fue ascendido a general de la República. Ocho días después fue encargado de la Dirección General del Ejército Nacional y, mediante decreto 3840 del 3 de diciembre de 1949, el presidente Mariano Ospina Pérez lo nombró ministro de Correos y Telégrafos.

26 Sesión Junta Directiva del 22 de junio de 1953, acta n.°. 617.

te no cayó del todo bien entre todo el empresariado. Algunos directivos advertían de los peligros que tendría para la industria un “senado corporativo”.

Hay que decir que la Junta del gremio era un cuerpo deliberativo y sus miembros expresaban sus opiniones libremente, al igual que las seccionales que enviaban sus comentarios y puntos de vista. Finalmente, se consideró importante participar en la ANAC y Don Guti representaría a los empresarios. La Asamblea fue conformada en diciembre de 195224

Pero, irónicamente, tras los sucesos del 13 de junio de 1953, cuando el general Gustavo Rojas Pinilla25 se tomó el poder, impidiendo que Laureano Gómez recuperara la presidencia de la República, la Asamblea Nacional Constituyente actuó para lo que no estaba previsto.

En reunión del 18 de junio y por Acto Legislativo No. 1, la ANAC decidió que la presidencia había quedado vacante aquel 13 de junio y que, por tanto, Rojas Pinilla ejercería su mandato por el resto del período constitucional que iba hasta agosto de 1954. En otras palabras, le dio legalidad al nuevo gobierno militar.

El general Rojas contaba con el respaldo de los expresidentes Mariano Ospina Pérez y Roberto Urdaneta Arbeláez; de los políticos Gilberto Alzate Avendaño y Lucio Pabón Núñez y, en general, de representantes de los partidos liberal y conservador. Tenía, además, el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Otras fuerzas, entre ellas estudiantes, trabajadores y campesinos veían con buenos ojos la intervención de Rojas.

No era de extrañar pues, que, ante la tensa coyuntura política, los empresarios de la Asociación Nacional de Industriales también decidieran apoyar esta transición, pues la veían como la fórmula necesaria para pacificar al país y poner freno a la lucha entre los partidos políticos.

El 22 de junio de 1953, Don Guti presentó ante la Junta Directiva de la ANDI un relato pormenorizado de los hechos que llevaron a la transformación política del país, a partir de aquel 13 de junio, muchos de los cuales él fue testigo como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente26. Al analizar la actitud que debería asumir el gremio ante el nuevo régimen establecido en Colombia, los empresarios acordaron, por unanimidad, una proposición en nombre de toda la industria asociada del país, en los siguientes términos:

La Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales presenta un respetuoso saludo al excelentísimo señor presidente de la República, teniente General Gustavo Rojas Pinilla. Formula votos porque su gobierno, de acuerdo

con sus patrióticas declaraciones, constituya para la Nación colombiana una idea de paz, libertad, justicia y progreso, y le ofrece la cordial colaboración y el respaldo de la industria asociada.

Una comisión del gremio industrial compuesta por la Junta de Bogotá y varios empresarios de Medellín, Barranquilla y Cali hizo entrega personal del anterior mensaje al general Rojas Pinilla. El acto tuvo lugar en el palacio presidencial el jueves 25 de junio de 1953 a las cuatro de la tarde. Don Guti tomó la vocería y le expresó al primer mandatario que

[…] la Asociación había registrado muy complacida sus patrióticas declaraciones y que, así como había mantenido excelentes y leales relaciones con los gobiernos anteriores, estaba animada de los mismos propósitos respecto al actual y al efecto le ofrecía una decidida y sincera colaboración.

A su turno, el nuevo mandatario aseguró que su gobierno no sería de grupo ni de índole personal, porque no abrigaba ambición alguna de poder, sino un sincero deseo de servir al país y que sus primeras declaraciones al asumir el mando eran sinceras.

La entrevista con el general Rojas transcurrió en un ambiente de cordialidad, dice el reporte de Don Guti. En todos los presentes al encuentro,

Sesión de Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales del jueves 1º de abril de 1948. En la foto José Gutiérrez Gómez (presidente de la ANDI), los empresarios Jorge Arango Carrasquilla, Jorge Botero Ospina, Carlos J. Echavarría, Rudecindo Echavarría, Vicente Uribe Rendón, Darío Restrepo y Francisco Luis Bustamante (quien actuó como secretario).

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Tras la revuelta del 9 de abril de 1948 (el “Bogotazo”), como desenlace del asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán, la ANDI manifestó su respaldo al gobierno legítimamente constituido y ofreció total apoyo y cooperación en todas sus formas para ayudar a los damnificados del vandalismo desatado aquel fatídico día.

27 Sesión Junta Directiva del 22 de junio de 1953, acta n.°. 617.

agregó, causó simpatía, impresión de hombre recto, bien intencionado, sin ambiciones personales, y les dejó la sensación de que haría un gobierno ecuánime y justo27. Como se ve, gran tranquilidad dejó el mensaje entre los afiliados a la ANDI.

Sin embargo, si bien el gremio respaldaría al nuevo gobierno, más adelante, Don Guti expresaría claramente, en su informe ante la XI Asamblea General de afiliados realizada en mayo de 1954, la necesidad de lograr que, una vez se restableciera el orden y se garantizara un ambiente de seguridad y confianza, las instituciones republicanas se rehabilitasen para que funcionaran normalmente.

La verdad es que la luna de miel con el general Rojas Pinilla no sería para largo. Con el paso del tiempo, el régimen degeneró en una verdadera dictadura, pues ya, incluso, pretendía mantenerse en el poder. Su caída llegaría en cualquier momento y en este desenlace fue crucial la posición asumida por la ANDI. Pero este será un relato que veremos más adelante.

Una idea de largo aliento

A mediados del siglo pasado, muchos asuntos de la relación patronal con los trabajadores preocupaban a la ANDI. Entre estos, había uno muy particular: ¿cómo asegurar el bienestar de los trabajadores y sus familias?

El tema despertaba tanta inquietud, que la oficina central de Medellín realizó un estudio para conocer la utilización que los obreros le daban al salario que recibían de sus empresas. Según Gabriel Poveda (1984), el estudio socioeconómico, realizado en el Valle de Aburrá, puso de presente un exceso de obligaciones por el número de hijos que tenían los hogares, más que un despilfarro de los ingresos por vicios, como algunos pensaban.

Para contextualizar la preocupación empresarial hay que devolverse a 1951, a la reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde la ANDI asistía como representante patronal por Colombia. Hoy, 70 años después, la Asociación es parte del comité de administración de la OIT en Ginebra.

En aquella cita a comienzos de los años 50, la OIT adoptó la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, lo que daría lugar a la ratificación del Convenio sobre Igualdad de Remuneración28. Dijo la Organización que los empleadores deberían garantizar la aplicación, a todos sus trabajadores, del principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y femenina, por un trabajo de igual valor. En otras palabras, a igual trabajo igual salario.

28 El 6 de junio de 1951, en su trigésima cuarta reunión celebrada en Ginebra, la OIT acogió diversas proposiciones relativas al principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la femenina por un trabajo de igual valor.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

LaANDI propuso la creación de cajas en las distintas seccionales para recaudar y distribuir el subsidio familiar a los trabajadores.

Los empresarios entendieron muy bien el mandato y lo consideraron un asunto prioritario en la agenda, en especial al ver el inminente deterioro de los salarios por el alto costo de vida de aquella época. Además de respetar el principio de “igual remuneración por igual trabajo”, también veían con preocupación que el número de hijos de los trabajadores marcara una gran diferencia en cuanto al bienestar de la familia.

En consecuencia, y con el objeto de garantizar mejores condiciones de vida a los trabajadores, a Don Guti se le ocurrió la idea de constituir un fondo en la ANDI que se nutriera con aportes de los afiliados, para entregar un subsidio monetario a cada trabajador, por cada uno de sus hijos. Según relata Gabriel Poveda (1984), el presidente de la Asociación Nacional de Industriales propuso que se crearan cajas en las distintas seccionales del gremio para recaudar y distribuir el subsidio familiar a los trabajadores de las empresas.

La idea se llevó a consideración de la Asamblea General de la ANDI, reunida el 14 de mayo de 1954, y aunque fue aprobada por el máximo órgano del gremio, la verdad es que solamente los industriales de Antioquia la pusieron en práctica.

En efecto, el 30 de junio de aquel año se constituyó la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama), siendo la primera en operar en Colombia. De manera voluntaria, participaron 45 empresas que hacían parte de la ANDI en la capital antioqueña.

Los funcionarios de la Asociación, Diego Tobón Arbeláez –mano derecha de Don Guti–, Alfonso Restrepo Moreno y José Roberto Vásquez fueron los encargados de organizar la naciente caja de compensación.

En su primer año, en 1954, la Caja recibió cuotas por 1 128 245 pesos y repartió subsidios por 963 536 pesos, es decir un 85 por ciento. Durante el segundo año, 1955, los afiliados aportaron 2 996 602 pesos, de los cuales el 89.43 por ciento se repartió como subsidio entre los trabajadores29

29 Sesión Junta Directiva del 13 de febrero de 1956, acta n.°. 762.

Poco a poco, más compañías solicitaron afiliarse a la Caja de Antioquia. El ingreso de Coltabaco, en 1955, una de las empresas más importantes del país, fue considerado un hito en el sistema, pues se constituyó en un incentivo poderoso para que otras compañías, de análogos características, también se unieran.

El subsidio familiar, a través de una caja, representaba entonces un gran espíritu de solidaridad industrial muy apreciado por los trabajadores, por los empresarios y por el Gobierno, que, mediante Decreto 0180 de 1955, dio estímulos para la implementación del subsidio familiar.

Posteriormente, en 1957, en el gobierno de la Junta Militar, el subsidio familiar se decretó obligatorio, al ser incluido en el Código Sustantivo del Trabajo A partir de este hecho se empezaron a constituir cajas de compensación familiar en todo el país, llegando a ser alrededor de 50 durante el mismo año. En ese momento el aporte ascendía a 5 por ciento del valor de la nómina (4 por ciento para la caja y 1 por ciento para el SENA). Durante los años siguientes las funciones de las cajas se limitaron a administrar el subsidio monetario, hasta el año 1961, cuando, según el decreto 3151, se les autorizó a prestar servicios sociales.

Más adelante, en los 90, comenzó la etapa de grandes cambios en el Sistema de Subsidio Familiar, partiendo de la Constitución de 1991, en la cual dentro de sus principios se estableció la importancia de proteger a la familia como núcleo básico de la sociedad, en particular este hecho trajo consigo la ampliación del campo de acción de las cajas de compensación familiar30

AL ENARBOLAR LA BANDERA DEL PROTECCIONISMO LO HACEMOS CON LA FE SINCERA Y PROFUNDA DE ESTAR DEFENDIENDO LOS MÁS LEGÍTIMOS INTERESES DE LA NACIÓN, NO CON UN CRITERIO EGOÍSTA O PARCIALIZADO, SINO CON UN NOBLE SENTIDO DE CONVENIENCIA GENERAL.

JOSÉ GUTIÉRREZ GÓMEZ, 1949.

30 Informe de Evolución del sistema de subsidio familiar en Colombia. Ministerio del Trabajo, 2012.

CAPÍTULO

31 Sesión Junta Directiva del 16 de enero de 1950. Medellín, acta n.°. 391.

32 Inicialmente se otorgó a Roberto de Mares la concesión petrolera en el Magdalena Medio. Luego esta se traspasó el 25 de agosto 1919 a la Tropical Oil Company, que en 1922 inició la producción.

Interés patriótico

Cuando transcurrían los últimos meses de la administración del presidente Mariano Ospina Pérez, hacia 1950, una comisión integrada por funcionarios del alto gobierno viajó a Medellín con una propuesta para la ya poderosa Asociación Nacional de Industriales31

La delegación oficial, que dirigió el ministro de Minas y Petróleos, José Elías del Hierro, y también integraban miembros del Consejo Nacional de Petróleos, buscaba concretar el interés de los industriales en una compañía que tomara la concesión de Mares, que revertería al Estado en agosto de 1951. Cabe recordar que esta había sido otorgada a Tropical Oil Company, una subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey, por el término de 30 años32

En diciembre de 1948, el presidente Mariano Ospina había expedido el Decreto Ley 165 que autorizaba al gobierno para promover la organización de la Empresa Colombiana de Petróleos, que precisamente, asumiría la concesión de Mares.

Inicialmente, se contemplaron tres opciones para la creación de la nueva sociedad. Una de estas proponía que se basara en capital privado, entre nacional y extranjero, con la idea de que la compañía norteamericana (Tropical Oil) se quedara en el país. La segunda alternativa planteaba que la compañía fuera netamente de capital privado colombiano. La tercera esperaba que la empresa fuera de carácter estrictamente estatal. Pero, al año siguiente, la Standard Oil decidió que no participaría en la concesión de Mares, después de la reversión al Estado colombiano.

Ante esta circunstancia, el gobierno consideró que la ANDI podría desempeñar un rol muy importante en todo el proceso de transición y conformación de la nueva empresa petrolera.

La Asociación no era ajena al tema. Desde 1946 la ANDI tenía relaciones con la concesión de Mares, pues la Tropical Oil Company fue aceptaba como miembro del gremio industrial. De hecho, en algunas ocasiones la multinacional buscó la intermediación de la asociación para resolver algunos problemas laborales.

Losindustriales estaban dispuestos a colaborar para formar la Empresa Colombiana de Petróleo (Ecopetrol) como un paso fundamental para el desarrollo del país.

La nueva sociedad explotaría los yacimientos existentes, establecería el procedimiento de cracking para refinación e iniciaría perforaciones en algunas zonas ya estudiadas como el cauce del Río Magdalena. Se proponía crear una sociedad de economía mixta, cuyo capital, de 20 millones de pesos, sería aportado en partes iguales por el gobierno y los particulares; estos últimos harían su aporte en cuotas durante 30 meses.

Por supuesto, la propuesta ameritaba un análisis concienzudo de parte de las directivas de la ANDI. En principio, algunos empresarios tenían dudas de vincularse al proyecto, pues, si este fracasaba, por tratarse de una inversión de alto riesgo como la exploración petrolera, se podría minar la confianza del débil capital colombiano y se alejaría a los inversionistas hacia futuro. Pero al mismo tiempo preocupaba la señal que se enviaría al mundo, frente a una nacionalización radical de la concesión, lo que podría alejar al capital extranjero, en una época en la que el país tenía que adelantar grandes proyectos para su desarrollo y la financiación era a todas luces el principal freno.

Según Sáenz (2002), las directivas de la ANDI se dieron a la tarea de investigar las consecuencias de la nacionalización del petróleo en México. Con este propósito José Gutiérrez Gómez consultó directamente al embajador de Colombia en aquella nación, solicitándole toda la información disponible al respecto. La respuesta indicaba que la nacionalización en México había sido una bendición para el país.

Otros empresarios, por el contrario, veían con buenos ojos la vinculación a la empresa petrolera local. Pensaban que era una oportunidad y un asunto de interés prioritario para la industria y el país, por lo que había que apoyarlo. El normal abastecimiento de combustibles siempre fue preocupación de los agremiados, pues señalaban que, ante una escasez de combustibles y altos precios de los productos refinados, la situación de la industria sería

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

La ANDI contribuyó muy activamente con estudios a orientar diversos aspectos de la política comercial. En este sentido, participó en las discusiones que llevaron a la renegociación del tratado comercial de 1935, entre Estados Unidos y Colombia. Este tratado quedó sin vigencia a partir de diciembre de 1949. La foto corresponde precisamente a la reunión en Washington en aquel año. De izquierda a derecha Emilio Toro, Alfonso Araujo, Roberto Urdaneta Arbeláez, General Marshall, José Gutiérrez Gómez y José Camacho.

gravísima y frenaría el progreso que todos buscaban. Desde los inicios de la ANDI, su Junta Directiva consideraba que era necesario construir el oleoducto de Puerto Berrío y así se lo insistían a la Gobernación de Antioquia y al Consejo Nacional de Petróleos.

Don Guti afirmaba que, de no lograrse la constitución de la compañía mixta de petróleos, inexorablemente se llegaría a la compañía netamente oficial, pues el gobierno se encontraba ante la imperiosa necesidad de tomar una decisión en vista del corto tiempo que faltaba para operarse la reversión de la concesión de Mares.

Valga señalar que el presidente de la ANDI, amigo personal de Ospina Pérez, consideraba que la vinculación de los empresarios era la única solución razonable para resolver el problema de los combustibles y evitar los riesgos de una desastrosa administración oficial.

33 Sesión de la Junta Directiva del 30 de enero de 1950. Medellín, acta .n.° 394.

Se convino entonces estudiar los prospectos numéricos muy concretos y convocar a una reunión general de industriales, asociados o no, para oír y analizar a más profundidad el tema33

En la Asamblea General de la Asociación Nacional de Industriales, reunida en Medellín en 1950, se hizo una exhortación para que todos los empresarios colombianos colaboraran con decisión y patriotismo para formar la Empresa Colombiana de Petróleo (Ecopetrol) como un paso fundamental para el desarrollo del país.

La ANDI designó a Cipriano Restrepo Jaramillo, quien, como se ha dicho, fue el gran impulsor y primer presidente de la Asociación, para que promoviera la vinculación de los industriales del país a esta iniciativa y en esta campaña obtuvo una amplia respuesta del sector privado colombiano, que mostró interés y capacidad para asumir la responsabilidad de hacerse cargo de la concesión de Mares.

En un primer sondeo, 18 firmas antioqueñas se comprometieron a suscribir un capital de 3 335 000 pesos. Luego, empresarios paisas y bogotanos se reunieron con el ánimo de completar el capital necesario, a través de una suscripción de acciones. De hecho, los industriales estaban dispuestos a que el sector privado tuviese mayoría del capital de la empresa. Así se lo propusieron al presidente Ospina Pérez, según relata Eduardo Saénz en “La concesión de Mares, el interés industrial y la fundación de Ecopetrol”.

Todo estaba prácticamente acordado, aunque había algunas discrepancias sobre el tema sindical. Se redactó el borrador de contrato para la conformación de la nueva empresa.

Pero, como dice Poveda (1984)

[…] este esfuerzo, sin embargo, no impidió que el nuevo presidente de la República, Laureano Gómez, decidiera que la nueva empresa fuera de carácter enteramente oficial, y en esta forma se constituyó en 1950 la Empresa Colombiana de Petróleos, como una empresa del gobierno.

Así nació la mayor compañía del país, en cuya constitución los industriales organizados en la ANDI dieron su rotundo apoyo. Cabe anotar que hoy Ecopetrol es un activo afiliado de la Asociación.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Caída del régimen militar

Tan pronto asumió el poder, en 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla anunció una fuerte reforma tributaria que tomó por sorpresa al sector productivo. En el seno de la ANDI consideraban inconveniente la revisión frecuente de los impuestos y prepararon un estudio de la política económica y financiera y un análisis del sistema tributario con observaciones muy oportunas. La idea era entregárselo al mandatario en su primera visita a la capital antioqueña (valga señalar que las reformas tributarias han estado presentes en la vida de la ANDI y han significado una buena parte de su historia).

Pero, para asombro de los industriales que estaban tan preocupados, en su primer discurso en la popular plaza de Cisneros de Medellín, Gustavo Rojas usó un tono muy conciliador y razonable. Sus palabras eran de total identidad con el pensamiento de la ANDI respecto a la orientación que debía dársele a la economía nacional. El gobernante militar expresó coincidencias sobre la necesidad de defender la libre empresa, el desarrollo de la sociedad anónima y la protección debida a la iniciativa particular, lo mismo que los incentivos que esta necesitaría como una condición para que pudiera mantenerse en beneficio general de la nación.

Sobre la reforma tributaria, el punto más álgido del momento, Rojas afirmó que sería objeto de un detenido estudio, con el criterio de no provocar desaliento en los sectores del capital, ni dar sorpresas desalentadoras para el desarrollo de la industria y de los negocios. Además, prometió solicitar la cooperación de las personas y entidades que estuvieran en capacidad de aportar información y opiniones valiosas.

El mensaje de Rojas coincidía con la solicitud que los empresarios habían consignado en el documento que pensaban entregarle. Así las cosas, la ANDI frenó el documento que tenía listo y le dio un compás de espera al mandatario.

Pero, pasados los días, las noticias eran cada vez más desalentadoras. Una cosa fue el discurso del mandatario en la capital antioqueña y otra la realidad. El gobierno tenía la intención de establecer una cuota extraordinaria de rehabilitación y fomento, equivalente al 20 por ciento de los impuestos liquidados en la vigencia anterior y pagadero por una sola vez. La noticia le cayó como un baldado de agua fría a los industriales, por lo que la Junta Directiva de la ANDI aprobó por unanimidad enviar un mensaje al presidente de la República y a su ministro de Hacienda, Carlos Villaveces. La comunicación donde se fijaba la posición del gremio decía lo siguiente34:

Solodentro de la democracia puede florecer la empresa privada y prosperar honestamente el trabajo colombiano, decía la ANDI.

Hemos seguido con especial interés los escasos informes publicados hasta ahora sobre una posible reforma tributaria y tenemos completa confianza en que esa medida ha de ser discutida previamente, ante la opinión pública, como lo ofreció vuestra excelencia en el admirable discurso de la plaza de Cisneros.

Estamos ansiosos de participar en este debate ante la convicción de que las medidas tributarias tienen una profunda significancia económica antes que fiscal y que hacen parte integrante y principalísima de la política oficial sobre industrialización, fomento de las inversiones productivas, estímulo de la asociación de capitales, atracción del capital extranjero y desarrollo de la libre empresa privada.

Juzgamos como un deber ineludible anticipar a vuestra excelencia el temor de que por el camino de aumentar la tributación se vaya a causar quebranto irreparable al desarrollo de la industria que ya está sufriendo una gran paralización y completa ausencia de nuevos proyectos e iniciativas que envuelva progreso nacional. Si el crecimiento de la renta del fisco nacional ha sido superior a cualquiera otro índice económico financiero y si la situación colombiana no es de fuerte impulso y progreso, sería en extremo grave dar cualquier paso que trajera desaliento a los inversionistas, la producción y las fuentes de trabajo.

Cuando se nos brinde la oportunidad procederemos a analizar serenamente y con el alto espíritu de solidaridad nacional, que siempre nos ha animado, las

34 Sesión de la Junta Directiva del 1º de septiembre de 1953. Medellín, acta n.° 631.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

35 Sesión de la Junta Directiva del 11 de septiembre de 1953. Medellín, acta n.° 634.

36 El genera Rojas Pinilla había autorizado nombrar 39 diputados adicionales, escogidos por él, para tener una mayor influencia sobre la Asamblea Constituyente. Este órgano asumió las funciones legislativas, por lo que el Congreso no se volvió a reunir.

incidencias de una posible reforma que será decisiva para el futuro inmediato de la economía nacional.

Pese a esta respetuosa, pero firme, carta de los Asociación, el 8 de septiembre de 1954, el gobierno expidió el Decreto 2317 que contenía una severa reforma tributaria que se resume así: elevó fuertemente las tarifas a las personas naturales, gravó a las sociedades limitadas, concedió rebajas en las escalas de menores ingresos e impuso la doble tributación sobre los dividendos y el patrimonio reconocido en acciones de sociedades anónimas.

La reacción de la ANDI no se hizo esperar. A la Junta Directiva no le quedó duda de que la finalidad única de la reforma era elevar las tarifas y gravar los dividendos y capitales de las sociedades anónimas. Consideró que la reforma era de gravedad inusitada, pues cambiaría la estructuración de los negocios, fomentaría la evasión de capitales y en lugar de canalizar el ahorro nacional hacia empresas de consideración, mediante el esfuerzo colectivo, iba a orientarlo hacia inversiones individuales perezosas35

Cabe señalar que la doble tributación fue objeto de crítica permanente por parte de la ANDI hasta cuando fue abolida por la Ley 9ª de 1983, bajo el gobierno del presidente Belisario Betancur. Habían pasado 30 años desde su establecimiento.

El 3 de agosto de 1954, la Asamblea Nacional Constituyente36 prorrogó el mandato de Rojas Pinilla por cuatro años hasta 1958, pero la luna de miel con el sector económicos, con los gremios, la iglesia y los estudiantes se acababa gradualmente, hasta volverse insoportable.

En 1957, la industria afrontaba una difícil situación. En varias ciudades la mayoría de las empresas estaban en el límite de sus materias primas y la dificultad de aprovisionamiento crecía cada vez más. La anarquía en los sistemas que venía usando la Oficia de Control en la adjudicación de licencias afectaba a los importadores.

El presidente de la ANDI advertía que si todavía no había cierre de empresas y despidos masivos era porque la mayoría de las industrias tenían procesos que no podían suspender instantáneamente, sin grave riesgo de deterioro para sus máquinas. Pero, además, en algunas ciudades las autoridades laborales estaban negando drásticamente las solicitudes sobre despido de personal.

Lo que se vislumbraba era una grave situación de desempleo y hasta las autoridades eclesiásticas habían empezado a convocar reuniones con los gremios económicos para contemplar el problema social.

Las cosas estaban pasando de castaño a oscuro. El desorden público escalaba peligrosamente y las manifestaciones en las calles eran disipadas duramente por los militares. Ante la situación, Alberto Lleras y Laureano Gómez, en el exilio en España, enemigos políticos, se unieron para rechazar a Rojas.

En mayo de 1957 la prensa informó que el Gobierno proyectaba expedir un decreto que calificaría de monopolios a las empresas que abastecieran a más del 15 por ciento del consumo nacional e impondría en sus juntas directivas a un representante gubernamental. La ANDI consideró la intención de Rojas como una clara intervención estatal en las empresas y le dirigió una carta al ministro de Fomento, el coronel Mariano Ospina Navia.:

No podemos menos de manifestar a S. S., que consideramos este como un tremendo golpe al sistema de la libre empresa privada. Ni aún en los países de mayor concentración capitalista, en donde, por sus condiciones peculiares, rige una rigurosa legislación antimonopolística, existen antecedentes de esta índole, porque la libertad de dirección dentro de las normas legales constituye la esencia de todo sistema que se base en el respeto a la iniciativa particular.

Para convocar a la concordia nacional y terminar la crisis bipartidista, los principales gremios económicos, encabezados por la ANDI, crearon el movimiento Pro-Paz con comités en todo el territorio nacional. En la foto un desfile de Pro-Paz en Medellín en 1952.

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Don Guti, como afectuosamente se conoció a José Gutiérrez Gómez (de pie), se destacó por su liderazgo natural. En la foto con los importantes empresarios del momento Mario Scarpetta, Pedro Olarte, Martín del Corral y Carlos Echavarría.

Establecer una norma de esta naturaleza en un país subdesarrollado, de industria incipiente, en donde numerosas empresas quedarían sujetas al intervencionismo oficial desde su iniciación misma, aunque esta fuera modesta en muchos casos, inevitablemente sustraería la inversión de capitales propios y extranjeros en la industrialización del país.

Además, el período de desarrollo industrial iniciado ahora en empresas de mayor alcance económico, fabricantes de productos intermedios o de bienes de capital, quedaría prácticamente en suspenso con la medida en proyecto, pues es lógico suponer que los inversionistas que están contemplando su instalación se retraerían al saber de antemano que quedarían sometidos a la intervención del gobierno en el manejo interno de sus negocios. Injerencia del Estado en la administración de los negocios y régimen de empresa privada, son términos incompatibles.

Rojas no permanecería mucho más en el poder. El autoritarismo del gobierno, expresado en la censura de prensa, la represión del ejército al dispersar manifestaciones populares, la persecución a intelectuales de izquierda y la arbitrariedad e incoherencia de sus decisiones debilitaron el apoyo que tuvo en 1953.

Además, Rojas Pinilla había mostrado su ambición de quedarse en el poder, lo que impulsó a los partidos liberal y conservador a unirse para buscar el retorno de la normalidad institucional al país.

Y, definitivamente, en la caída de la dictadura militar tuvo mucho que ver la fuerte oposición que ejerció la ANDI al régimen. El general Rojas, ante los peligros que lo acechaban, buscó convocar a los empresarios a una reunión en el Palacio de gobierno, programada para el 6 de mayo de 195737.

Pero, luego de escuchar los relatos de Enrique Caballero, gerente de la ANDI en Bogotá, quien portaba un mensaje de los dirigentes políticos Alberto Lleras Camargo y Guillermo León Valencia, los empresarios miembros de la Junta consideraron que había llegado la hora cero para poner fin al régimen militar.

Envarias ciudades muchas empresas estaban en el límite de sus materias primas y la dificultad de aprovisionamiento crecía cada vez más.

En la sesión de Junta Directiva más tensa desde la creación del gremio, se concluyó, por unanimidad, que para la industria ya era imperativo tomar decisiones. La reunión a la que convocaba el gobierno se canceló. Como en el momento se estaba gestando un gran paro cívico, se decidió que cada empresa debía ser plenamente consciente de su responsabilidad. “Si son los trabajadores los que espontáneamente decretan cesación de actividades, debe ofrecérseles completa solidaridad y aconsejarles prudencia y compostura”38, dijeron los directores.

Comenzó entonces el paro cívico nacional. Industriales, banqueros y comerciantes cesaron actividades. Ya sin apoyos y con la presión de los militares, Gustavo Rojas Pinilla renunció el 10 de mayo de 1957.

Una Junta Militar, formada por el almirante Rubén Piedrahita Arango y los generales Gabriel París, Rafael Navas Pardo, Deogracias Fonseca y Luis E. Ordóñez, asumió el poder de manera transitoria.

Tres días después, la reunión de Junta Central de la ANDI comenzó con diversos comentarios sobre la vertiginosa sucesión de hechos que culminaron con el derrocamiento del presidente de la República, general Rojas Pinilla y la asunción al poder de una Junta Militar de Gobierno.

Interpretando el sentimiento general, la Junta de la Asociación aprobó, unánimemente, la siguiente manifestación para Alberto Lleras Camargo y Guillermo León Valencia:

37 Sesión de la Junta Directiva del 6 de mayo de 1957, Medellín, acta n.° 832.

38 Sesión de la Junta Directiva del 6 de mayo de 1957, Medellín, acta n.° 832.

CAPÍTULO

SI MENTALMENTE SE BORRARAN LAS INDUSTRIAS DEL PANORAMA NACIONAL Y SE SUPRIMIERAN DE SU HISTORIA LOS NOMBRES DE LOS COLOMBIANOS QUE SUPIERON CREARLAS CON CLARIVIDENCIA SALVADORA, ¿CUÁL SERÍA LA REMUNERACIÓN DEL TRABAJO Y CUÁL EL NIVEL DE VIDA DE LOS COLOMBIANOS?.

JORGE ORTIZ RODRÍGUEZ, 1957.

39 Sesión de la Junta Directiva del 13 de agosto 1957. Acta n.° 833.

Consideramos un grato deber el hacer a ustedes un público reconocimiento en nuestra condición de colombianos y hombres de empresa por su fe indeclinable en las reservas morales del país, por su valor imperturbable y por el tino y decisión de que dieron muestra a través de una oscura etapa de la historia nacional que afortunadamente está desembocando en la reanudación de nuestras mejores tradiciones, el retorno a la normalidad institucional y el restablecimiento de un clima de reconciliación patriótica y de orden administrativo. La industria nacional convencida de que sólo dentro de la democracia puede florecer la empresa privada y prosperar honestamente el trabajo colombiano, no vaciló en prestar su concurso a un movimiento que pretende restaurar la fisonomía histórica de Colombia y lo ofrece de manera decidida para el logro pleno de las aspiraciones populares que ustedes encarnan e interpretan de manera magnífica39

Expresiones similares de reconocimiento y gratitud fueron enviadas a las autoridades eclesiásticas, a los bancos comerciales, al comité de acción democrática y al nuevo alcalde de Medellín, José Gutiérrez Gómez, quien después de 11 años dejaba la presidencia de la ANDI para asumir los destinos de la capital antioqueña.

En sus últimas declaraciones como presidente de la Asociación, Don Guti expresó su plena confianza a los programas trazados por la Junta Militar de Gobierno, así como al nuevo gabinete ministerial.

La Junta de la ANDI, en nombre de los empresarios agremiados, dirigió un mensaje de respaldo al programa de gobierno que la Junta Militar se proponía desarrollar, ofreciendo el concurso de la industria para 1a restauración de la democracia de la República.

Ideas que fructificaron

Una vez comenzó tareas, la Junta Militar de Gobierno llamó a expertos conocedores de la realidad nacional para dirigir el área económica, lo que le devolvía la tranquilidad al sector industrial. Del gabinete hicieron parte Antonio Álvarez Restrepo, como ministro de Hacienda, (luego de unos meses sería reemplazado por Jesús María Marulanda); Joaquín Vallejo Arbeláez en la cartera de Fomento (después de un tiempo asumió Harold Henry Eder); Jorge Mejía Salazar al frente del ministerio de Agricultura; Julio César Turbay Ayala en Minas y Petróleo y Jorge Sanz de Santamaría como ministro de Relaciones Exteriores.

En este período de transición hacia el retorno de la democracia, muchas iniciativas que surgieron en el seno de la ANDI tuvieron eco y se extendieron en el país. Así, mediante decreto Ley 118 del 21 de junio de 1957, se estableció obligatorio el subsidio familiar que, años atrás, había nacido en Antioquia.

Dicho decreto también creó el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, a cargo de los patrones. Esta institución cristalizó una vieja recomendación de los voceros de la ANDI, quienes, desde el nacimiento mismo del gremio, expusieron la necesidad de la capacitación obrera. En 1952, el entonces vicepresidente de la Asociación, Diego Tobón Arbeláez, asistió a la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se realizó en Brasil, donde tuvo la oportunidad de visitar diversos organismos, entre ellos el SENAI (Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial, de dicho país), del que informó a los empresarios colombianos a su llegada. La experiencia

CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)

Desde

el nacimiento mismo del gremio, los empresarios expusieron la necesidad de la capacitación obrera, lo que luego se plasmó en la creación del Sena.

brasileña sirvió de base para reforzar la idea de capacitar al personal de las empresas en tareas especializadas. Por eso, una vez el gobierno constituyó el SENA en 1957, contó con la participación de la ANDI, tanto en la elaboración del decreto constitutivo como en el Consejo Nacional y los consejos seccionales.

Antes de finalizar 1957, el gobierno también recogió la recomendación de la ANDI de contar con una corporación financiera que canalizara capitales nacionales y extranjeros hacia la financiación de proyectos. Mediante Decreto Ley 336, se autorizó la formación de corporaciones financieras. En 1960 fueron reglamentadas y nacerían las dos primeras en Bogotá y Medellín, por empresas y bancos vinculados todos a la ANDI.

Igualmente, se hizo realidad la vieja iniciativa de la Asociación de exonerar del pago de derechos de aduana a las importaciones de materias primas que se introdujeran al país para elaborar productores que luego serían exportados. El ministro de Fomento, Joaquín Vallejo Arbeláez, hizo eco de estas propuestas y el gobierno dictó el decreto que puso en marcha el Plan Vallejo, que años más adelante se reforzaría.

Cabe señalar que el 15 de mayo de 1957, la Conferencia de Directores de la ANDI, realizada en Bogotá, dio posesión a Jorge Ortiz Rodríguez, como nuevo vocero del gremio, en reemplazo de José Gutiérrez Gómez, y quien harías la presidencia más corta de la Asociación40.

40 Jorge Ortiz Rodríguez nació en Medellín y ocupó la presidencia de la ANDI entre 1957-1960. Doctor en jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá. Estudió en Londres y París. Fue concejal y alcalde de Medellín. Antes de asumir la presidencia de la ANDI se desempeñó como gerente del Banco de Bogotá. Después de su gestión en la Asociación fue gobernador de Antioquia.

02capítulo

El gremio

1958 1974 industrial en los años del Frente Nacional

Alfinalizar 1957, los colombianos buscaron una fórmula que pudiera disminuir el nivel de violencia partidista y permitiera la reorganización del país, después del derrocamiento de Gustavo Rojas Pinilla. Así, mediante un plebiscito, se llegó al pacto político del Frente Nacional, que implicó que liberales y conservadores se alternaran el poder por cuatro períodos presidenciales.

Tras el acuerdo bipartidista, comenzó a gobernar el liberal Alberto Lleras Camargo (1958-1962), seguido por el conservador Guillermo León Valencia (1962-1966), luego el liberal Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), y cerró el ciclo el conservador Misael Pastrana Borrero (1970-1974).

El período del Frente Nacional abarcó toda la década del 60, durante la cual la economía vivió en permanentes problemas cambiarios, por la crisis de los precios del café, principal producto de exportación. La escasez de divisas llevó a los gobiernos a continuas devaluaciones de la moneda que generaron fuertes presiones inflacionarias.

La compleja situación cambiaria afectó también al sector productivo. Según Gabriel Poveda (1984), durante casi todo ese lapso, las industrias estuvieron prácticamente imposibilitadas para renovar y modernizar sus equipos. La insuficiencia de divisas las obligó a reforzar sus recursos internos y su habilidad técnica para reconstruir y conservar sus viejos equipos y obtener de ellos los máximos rendimientos.

Consecuente con la dura situación externa, se acentuó la estrategia de desarrollo que venía de las décadas anteriores. Como señala Ocampo (2015) “el estrangulamiento externo sirvió como justificación para un programa de industrialización aún más agresivo. Las reformas arancelarias de 1959 y 1964 acentuaron la tendencia proteccionista”. Era la práctica común, propiciada por la Cepal, que buscaba sustituir importaciones y generando autonomía en varios frentes.

CAPÍTULO 2 EL GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

LA ANDI LLEGABA A ESTE MOMENTO DE LA HISTORIA CON EL GRAN

BALANCE

DE HABER LOGRADO EL

ACERCAMIENTO DE LOS HOMBRES DE EMPRESA EN TODO EL PAÍS.

Cabe anotar que la tasa anual de crecimiento económico durante los años 60 fue de 5 por ciento. El sector manufacturero alcanzó 5,9 por ciento y tanto el empleo como la productividad laboral registraron incrementos sostenidos a lo largo de esta década41

En cuanto a la ANDI, puede decirse que llegaba a este momento de la historia conocido como el Frente Nacional, con el gran balance de haber logrado el acercamiento de los hombres de empresa en todo el país. La unidad gremial había mostrado que podía jugar un papel clave en la vida nacional, particularmente en momentos de gran transformación como el que se acababa de vivir.

Durante este período de 16 años, la Asociación avanzó en su organización interna, extendió su presencia hacia otras ciudades del país, se consolidó gremialmente, propició la constitución de nuevas empresas, se puso al frente de diversas causas en bien de los trabajadores, entre ellas fomentar la vivienda popular, y prestó su apoyo técnico para muchas de las iniciativas legislativas. Como se sabe, el Congreso de la República volvió a reunirse el 20 de julio de 1958, después de casi una década de haber estado clausurado.

El inicio del Frente Nacional significó también para la ANDI el comienzo de una nueva etapa en su dirección. En mayo de 1957, José Gutiérrez Gómez se despidió oficialmente de la Asociación, después de presidirla durante 11 años.

En esta época en la que el país retomó la senda democrática, con la repartición del poder, la ANDI tuvo cinco presidentes: Jorge Ortiz Rodríguez (19571960), Alejandro Uribe Escobar (1960-1963), Ignacio Betancur Campuzano (1963-1967), Luciano Elejalde Jaramillo (1967-1971) y Luis Prieto Ocampo (1971-1974).

41 Dos hechos económicos importantes ocurrieron en este período. En 1963, en el gobierno del presidente Guillermo León Valencia (19621966), se creó la Junta Monetaria (Ley 21 de 1963) y en 1967, en la administración de Carlos Lleras Restrepo (19661970), se expidió el estatuto cambiario contenido en el Decreto Ley 444 del 22 de marzo de 1967.

42 Durante doce años el ingeniero Gabriel Poveda Ramos prestó sus servicios a la ANDI (19581973) como jefe del departamento técnico y luego por tres años como vicepresidente técnico.

Durante estos años bajo el Frente Nacional fueron muchas las iniciativas oficiales en cuya elaboración participó la ANDI. Presentó estudios y propuestas en materia cambiaria y tributaria y en asuntos laborales y de seguridad social.

También tuvo una activa participación en las actividades que precedieron a la formación del Grupo Andino. Según Gabriel Poveda, quien fuera jefe del departamento técnico de la ANDI42, la Asociación preparó un riguroso Estudio sobre las condiciones en que la industria colombiana habría de entrar en la competencia y en los arreglos que preveía el Acuerdo de Cartagena.

En 1970 las empresas afiliadas a la Asociación ascendían a 530, siendo el número más alto hasta ese momento en la historia del gremio. El grueso de la industria manufacturera del país se encontraba afiliada a la ANDI, con contadas excepciones. Casi todas las extranjeras hacían parte de ella. En cuento a la banca privada nacional, las corporaciones financieras y las compañías de seguros, puede decirse que en su gran mayoría pertenecían a la Asociación Nacional de Industriales.

En este período, con el auspicio e iniciativa de la ANDI, también surgieron valiosas organizaciones que han contribuido al desarrollo del país y al bienestar de los colombianos.

Por la trascendencia que han tenido en la vida nacional y su alcance, seleccionamos en estos relatos, la activa participación que tuvo la Asociación en la creación de las más importantes universidades de administración del país. Igualmente, su aporte a la integración Andina.

La apuesta educativa

Como parte de su compromiso con el desarrollo social del país, la ANDI mostró, desde un comienzo, un especial interés por la educación, reflejado en diversas acciones.

En sus primeros años, la Asociación convocó la cooperación de sus afiliados en Medellín para apoyar económicamente a instituciones de enseñanza básica que solicitaban su respaldo. Por ejemplo, en 1948 creó un programa de becas para estudios especializados en el exterior. El único requisito que tenían los favorecidos con este apoyo económico consistía en sobresalir en sus estudios y luego poner al servicio del país lo aprendido.

Cabe resaltar que fue promotor de esta estrategia educativa, el secretario general de la ANDI, Gabriel Betancourt Mejía, quien después de retirarse de la Asociación se vinculó al gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez, desde donde impulsó la creación del Icetex (Decreto Ley 2586 de 1950).

En 1958 nació otro programa de becas para bachilleres hijos de los obreros de las empresas afiliadas. La beca cubría dos años de formación inicial en la Universidad de los Andes (que en su nacimiento recibió apoyo económico de la ANDI) y luego la conclusión de los estudios en el exterior.

El especial interés del gremio industrial en la formación del capital humano se reflejó también, como se relató atrás, en el apoyo brindado al gobierno (de la Junta Miliar) en la creación del SENA en 1957. Luego, 37 años después,

BUSQUEMOS

LA MANERA DE QUE QUIENES NOS GOBIERNAN O LEGISLEN O JUZGUEN, SEAN LOS MEJORES… OBTENGAMOS LA EFICACIA DE LOS ORGANISMOS OFICIALES PARA QUE OBREN CON BUEN CRITERIO, SIN PREVENCIÓN Y CON RAPIDEZ HACIENDO SU OFICIO AL MENOR COSTO POSIBLE.

ALEJANDRO URIBE ESCOBAR, 1960.

CAPÍTULO 2 EL GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

Cuando Alejandro Uribe Escobar asumió la presidencia de la ANDI en 1960, el presidente de Colombia era Alberto Lleras Camargo (ambos en el centro de la foto) quien le expresó que para el gobierno la vocería de los intereses de los industriales era muy valioso (fotografía tomada del libro El valor de los talentos de Alejandro Uribe Escobar, publicado por Fondo editorial Universidad Eafit) (2012).

la ANDI participaría, como vocera de los empresarios, en con los trabajadores y el gobierno, en la elaboración de la Ley 119 de febrero de 1994 que reformó al SENA. Esta legislación flexibilizó y replanteó la reglamentación del contrato de aprendizaje y fortaleció los centros de formación del SENA, entre otros asuntos.

A finales de los 50, dado el crecimiento y desarrollo empresarial del país, la necesidad de formar personal directivo, con funciones administrativas, era un asunto de máxima preocupación entre los industriales de la época.

En la primera conferencia sobre dirección científica, realizada en Medellín y Bogotá y auspiciada por la ANDI, se estableció el compromiso de llenar este vacío y así surgieron muchas ideas y proyectos.

43 Durante doce años el ingeniero Gabriel Poveda Ramos prestó sus servicios a la ANDI (19581973) como jefe del departamento técnico y luego por tres años como vicepresidente técnico.

En octubre de 1958, por iniciativa del empresario antioqueño, Hernán Echavarría Olózaga, se creó en Medellín el Instituto Colombiano de Administración, Incolda. Este instituto contó con el apoyo de la misión de operaciones de Estados Unidos en Colombia en el marco del llamado Punto Cuarto, propuesto por el presidente Harry Truman43.

La parte anecdótica cuenta que Echavarría Olózaga, interesado en la formación de directivos y administradores, les encomendó a Jorge Posada Grei-

ffenstein, empleado de Fabricato, y a Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, de Coltabaco, investigar cuántos administradores estaban al frente de las empresas en Medellín, pues aparentemente eran pocos.

Posada y Cárdenas acudieron a fuentes de la ANDI, la Cámara de Comercio de la ciudad y otros gremios y encontraron que, efectivamente, era reducido el número de administradores. Además, quienes ejercían como tales en las compañías, se habían formado en Estados Unidos. Las empresas estaban manejadas principalmente por ingenieros. “Pues si no hay administradores, formémoslos”, diría entonces Hernán Echavarría, considerado uno de los pioneros de la profesión del administrador de empresas44

Por aquella época, la ANDI también adelantaba la creación de una Fundación Educativa que luego tomaría alto vuelo y tendría un amplio alcance.

Como

parte de su compromiso con el desarrollo social del país, la ANDI mostró, desde un comienzo, un especial interés por la educación.

Claramente, el tema educativo estaba en la agenda diaria de los empresarios, lo que se constata en la sesión de Junta Directiva de agosto de 1959. Jorge Ortiz Rodríguez, presidente de la Asociación, informó que varias iniciativas sobre educación técnica estaban avanzando en simultánea y, en muchas, la ANDI venía interviniendo. Por ejemplo, en coordinación del llamado Punto Cuarto, trabajaba en la fundación de la Escuela de Administración Científica, anexa a la Facultad de Minas en Medellín y luego con The Whirlpool Foundation45 en el establecimiento de un instituto politécnico superior.

Paralelamente, avanzaban otros proyectos en coordinación con la ONU para establecer la primera escuela técnica en Barranquilla y una normal instructora de obreros, como escuela piloto para América Latina46

Con tantas iniciativas en marcha que podrían dispersarse, el presidente de la ANDI, Jorge Ortiz; el vicepresidente Diego Tobón Arbeláez (un gran jurista y quien durante 11 años fue vicepresidente de la Asociación) y el empresario Hernán Echavarría Olózaga buscaron cómo integrarlas bajo la orientación única de la Asociación. Así surgió la idea de constituir un organismo colector de fondos y coordinador de aportes.

La Junta Directiva del gremio aprobó la creación en Medellín de una corporación que se hiciera cargo de la Escuela de Administración Científica y del Instituto Politécnico. La ANDI participaría con un porte de 50 000 pesos, tomados de los fondos locales de la oficina de Medellín.

44 Entrevista con Jorge Iván Rodríguez quien trabajó en la Organización Corona, colaborador de Hernán Echavarría Olózaga y testigo de primera mano de la creación de Eafit.

45 Esta Fundación apoyó programas diseñados para promover el aprendizaje permanente, la vida familiar y la diversidad cultural.

46 Sesión de Junta Directiva del 31 de agosto de 1959. Acta n.° 964.

CAPÍTULO 2
GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

Los gobiernos encontraron en la ANDI interlocutores válidos para los temas del país. En la foto: Alejandro Uribe Escobar, presidente de la Asociación, José Gutiérrez Gómez, ex presidente del gremio y Alberto Lleras Camargo,presidente de Colombia (1958-1962). (Foto archivo familiar, tomado del libro ‘El valor de los talentos’ Fondo editorial Universidad Eafit).

47 Alejandro Uribe Escobar nació en Medellín y fue presidente de la ANDI entre 1960-1963. Estudió Ingeniería Civil en la Escuela de Minas y se especializó en Estados Unidos. Fue presidente de Suramericana de Seguros. También embajador en Alemania.

48 Ignacio Betancur Campuzano nació en Copacabana (Antioquia) y fue presidente de la ANDI entre 1963-1967. Se graduó como abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Fue alcalde de Medellín. Trabajó por diez años en Coltejer y antes de la llegar a la ANDI fue el gerente financiero de la Federación Nacional de Cafeteros.

Igualmente, se invitó a los asociados en la capital antioqueña para reunir fondos para la nueva Corporación Educativa de la Industria que se dedicaría a la formación de técnicos y administradores industriales. No tendría carácter docente y su objetivo central sería reunir fondos y asignarlos a actividades educativas que estuvieran dirigidas primordialmente a la formación de técnicos y administradores industriales.

En mayo de 1960 –ya era presidente de la ANDI el ingeniero Alejandro Uribe Escobar47– la Corporación Educativa de la Industria tomó una importante decisión. Se unió al proyecto que buscaba crear la Escuela de Administración y Finanzas (luego sería la Universidad Eafit), que, con el apoyo económico del Punto Cuarto, se esperaba poner a funcionar en agosto de aquel año.

La Corporación Educativa, auspiciada por la ANDI y los empresarios, adquirió el compromiso de garantizar la supervivencia de la nueva escuela, por un período no menor de dos años. Inicialmente aportó 17 000 pesos.

El acta de constitución de la Escuela de Administración y Finanzas (EAF) se firmó en mayo de 1960 en el quinto piso de la ANDI en Medellín. Dos años después se creó el Instituto Tecnológico, también auspiciado por el Punto Cuarto, Whirlpool Foundation, Incolda y la Corporación Educativa de la Industria. Las dos instituciones se funcionaron y la nueva universidad adoptó el nombre que hoy todos conocen como Eafit.

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

Bajo esta misma filosofía, la ANDI contribuyó a la creación de la Universidad de los Andes; la Universidad Tecnológica de Pereira; el Centro de Estudios Superiores para el Desarrollo, Cesde (1967); el Colegio de Estudios Superiores de Administración –CESA– (1975) en Bogotá; el Instituto Colombiano de Estudios Superiores de Incolda, Icesi (1979) en Cali y la Universidad del Norte (1966) en Barranquilla. Más adelante (en 1970), la Universidad Tecnológica de Bolívar que, para la fecha de su fundación, era la primera institución de Educación Superior privada de Cartagena.

Un gran respaldo a los temas cívicos dio el entonces presidente de la ANDI, Ignacio Betancur Campuzano, con una amplia formación cultural. Bajo su dirección se inició la publicación de la Revista ANDI y con su liderazgo la Asociación hizo especial énfasis en la proyección social del gremio48

El espíritu cívico de la ANDI y sus afiliados se reflejó en otras causas. En los años 70, muchas empresas se vincularon con actividades culturales y educativas. Coltejer con la bienal de pintura; Haceb con el festival de ópera; Fabricato con la música; Everfit aprovechando el fomento ovino hizo de la Hacienda Fizebad un museo autóctono. Algunas otras compañías apoyaban obras como el Jardín Botánico y el Zoológico.

LA VIEJA CONCEPCIÓN DE QUE LA EMPRESA SÓLO SIRVE PARA AGLUTINAR ESFUERZOS DE CUALQUIER MANERA Y EN CUALQUIER FORMA, PARA REALIZAR BENEFICIOS EN FAVOR DE UNOS CUANTOS, SE HA MANDADO A RECOGER Y NO CONSTITUYE HOY EN DÍA UN PUNTO ACEPTABLE SIQUIERA EN EL MÁS MODESTO PROGRAMA SOCIAL O ECONÓMICO DENTRO DE LA CULTURA OCCIDENTAL. IGNACIO BETANCUR CAMPUZANO, 1964.

CAPÍTULO 2
GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

HICE UNA CORTA EXPLORACIÓN POR LA HISTORIA DE LA ANDI, SU POLÍTICA Y SUS OBRAS, Y HE ENCONTRADO CON SATISFACCIÓN QUE SU POLÍTICA HA ESTADO SIEMPRE BASADA EN EL BENEFICIO DE LA COMUNIDAD TODA Y QUE HAN SIDO GRANDES Y FRECUENTES LOS SACRIFICIOS QUE SUS ASOCIADOS HAN HECHO PARA SALVAR LAS MÁS DIFÍCILES SITUACIONES EN NUESTRA NACIÓN.

LUCIANO ELEJALDE JARAMILLO, 1967.

Preparados para la integración

El 16 de agosto de 1966, días después de la posesión de Carlos Lleras Restrepo como presidente de la República, comenzó el proceso que llevaría a un hecho histórico en América Latina. Aquella fecha, se reunieron en Bogotá, los mandatarios de Colombia, Venezuela (Raúl Leoni), Chile (Eduardo Frei) y los representantes de los presidentes de Ecuador y Perú para suscribir la Declaración de Bogotá que planteaba la posibilidad de promover un proceso de integración económica subregional (posteriormente Bolivia sería invitada).

El plan de acción, acordado por los gobiernos firmantes, comenzaba con la creación de una Comisión Mixta, encargada de dar forma al acuerdo subregional. Esta se instaló casi un año después de la firma de la Declaración de Bogotá.

Conscientes del papel que debía jugar el sector privado en el proceso de integración subregional, los representantes de la Cámara de Industriales de Bolivia; de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) de Colombia; de la Sociedad de Fomento Fabril de Chile; de la Sociedad Nacional de Industrias del Perú y de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras) de Venezuela, resolvieron constituir con carácter permanente, el Comité de Empresarios Industriales del Grupo Andino (Ceiga). Posteriormente adhirió al Comité las Cámaras de Comercio del Ecuador. La primera reunión del Comité tuvo lugar en Lima en noviembre de 1967.

Como relata Gabriel Poveda, para la fecha vicepresidente técnico de la ANDI, la Asociación trabajó con intensidad estudiando las condiciones en que la

industria colombiana habría de entrar en competencia. Esta tarea se realizó a través de comités sectoriales y de varios viajes de estudio a los países signatarios del acuerdo.

La ANDI dedicó especial atención al análisis de las primeras propuestas que formulaba la Junta Coordinadora del Acuerdo en Lima, incluyendo entre ellas la de un estatuto andino de tratamiento a los capitales extranjeros.

Las observaciones comprendieron todos los capítulos del acuerdo subregional y muchas de ellas fueron acogidas en el texto definitivo. Las objeciones y las propuestas que hizo la ANDI contribuyeron, sustancialmente, a limar las disposiciones ásperas de las propuestas iniciales y a mejorar los aspectos positivos que quedaron finalmente incorporados.

LaANDI dedicó especial atención al análisis de las primeras propuestas que formulaba la Junta Coordinadora del Acuerdo en Lima.

Para enriquecer las discusiones y el análisis alrededor del proceso de integración, la ANDI, en un documento de estudio, recordaba cómo la industrialización de América Latina no había sido un proceso deliberado, sino ocasionado por la gran crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial. Al no poderse importar determinados productos las industrias locales comenzaron a producirlos.

Pero esta política de sustitución de importaciones generó distorsiones en la oferta de bienes industriales. Señalaba el documento que una situación común en la región fue ver la existencia de plantas con capacidad ociosa, proliferación de plantas de pequeño tamaño que resultaban en algunos casos antieconómicas y al no existir una eficiencia adecuada, hubo necesidad de acudir al proteccionismo.

Vale la pena señalar que, según un estudio realizado por las Naciones Unidas49, el proceso de industrialización con base en la sustitución de importaciones condujo a los siguientes resultados: la industria se concentró en Argentina, Brasil y México, países que sumaban el 80 por ciento del producto industrial de América Latina. Un 17 por ciento de la producción total regional se concentraba en Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela. El resto, alrededor del 3 por ciento, se repartía entre los demás países latinoamericanos.

En resumen, en diciembre de 1970 se firmó el Acuerdo de Cartagena, que dio origen al denominado Pacto Andino. Es indudable el importante papel que jugó la ANDI en el proceso que llevó a la creación de este acuerdo. Luciano Elejalde50, entonces presidente de la Asociación, lo ratificó así en una declaración al diario El Espectador, el domingo 28 de septiembre de 1969.

49 Estudio citado por Manuel José Cárdenas en “El Acuerdo Subregional, sus antecedentes, características y perspectivas para la industria colombiana”. Revista ANDI n.o 10, p. 58, junio 1970.

50 Luciano Elejalde nació en la Unión (Antioquia) y fue presidente de la ANDI entre 1967-1971. Estudió ingeniería civil en la Escuela de Minas, donde también fue profesor de matemáticas. Ocupó varios cargos en el sector púbico de Antioquia. Presidente de Abonos Colombianos (Abocol), como presidente concluyó la construcción y puso en funcionamiento la primera empresa binacional andina, Monómeros Colombo-venezolanos, iniciativa industrial que prosperó en el marco del Pacto Andino.

CAPÍTULO 2 EL GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

Luciano Elejalde Jaramillo (cuarto de izquierda a derecha) fue presidente de la ANDI (1967-1971) en un momento complejo en materia económica. Las condiciones de operación de la industria durante su periodo como presidente de la Asociación fueron difíciles, pues las restricciones a las importaciones eran grandes y las reservas internacionales muy bajas.

En los últimos años dimos la gran batalla a nivel privado para asegurar el Grupo Andino, colaboramos sin limitación en este terreno con el Gobierno y estamos orgullosos del papel que jugamos para el éxito del Acuerdo de Cartagena, en las múltiples conferencias de las asociaciones de industriales de los seis países, celebradas en varias ciudades, algunas veces en forma separada y en otras juntamente con la comisión mixta.

Creemos que el Acuerdo de Cartagena traerá una nueva época en el desarrollo industrial, más marcada cuando se logre una seria integración latinoamericana. La competencia en estos mercados será fuerte, pero no le tememos porque estamos convencidos de que nuestros empresarios y trabajadores aumentarán la productividad y mejorarán las calidades para atender un mercado más exigente. Se alcanzará un perfeccionamiento industrial en todo el conjunto latinoamericano, que permite no solo competir a escala regional sino penetrar en los grandes mercados de los países desarrollados y beneficiar a todos los consumidores nacionales.

51 Estudio citado por Manuel José Cárdenas en “El Acuerdo Subregional, sus antecedentes, características y perspectivas para la industria colombiana”. Revista ANDI n.o 10, p. 53, junio de 1970.

Nuestra tarea próxima es prepararnos para el Grupo Andino y ya estamos en ella51

El desarrollo industrial

En marzo de 1971, Luis Prieto Ocampo asumió la presidencia de la Asociación Nacional de Industriales, en reemplazo de Luciano Elejalde Jaramillo. El cambio marcaba un hito en la elección del vocero de los industriales.

Después de una secuencia de 6 presidentes oriundos de Antioquia, la designación de Luis Prieto Ocampo rompía la hegemonía que había tenido este departamento en el cargo más importante del gremio.

Precisamente, antes de su escogencia, algunos afiliados comenzaban a inquietarse por el dominio que ejercía Antioquia en la institución y buscaron romper con aquella tradición, con un candidato “menos paisa”.

El asunto no pasó a mayores, pero sí llevó a buscar un líder por fuera de Medellín y ese fue Prieto Ocampo, quien, antes de asumir la presidencia de la ANDI, había sido gerente general de Tejidos Única, en Manizales, su tierra natal, por lo que llegaba con la aceptación del poderoso sector textil de entonces52

Por aquellos años, un tema de peculiar interés para la ANDI era el panorama general que se percibía en Latinoamérica hacia la empresa privada. Salvo en Brasil y Colombia el ambiente era desfavorable en Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Perú53.

A pesar de la armonía que existía en Colombia entre el sector privado (particularmente la ANDI) con el Gobierno y las centrales obreras, la Asociación

52 “La industria y la planeación”, p. 155. Luis Prieto Ocampo nació en Manizales y fue presidente de la ANDI entre 1971 y 1974. Ingeniero Químico de la Universidad Pontificia Bolivariana y reconocido empresario, actuando en diversas juntas directivas. Le imprimió un nuevo estilo a la Asociación en la relación con el gobierno y la exposición de los asuntos gremiales. Fue alcalde de Bogotá (1975-1976), diputado a la asamblea de Caldas y concejal de Manizales y fue presidente del Banco Cafetero.

53 Según impresiones recogidas por Luis Prieto Ocampo al asistir al último Congreso de la Asociación de Industriales de Latinoamérica (AILA). Esta institución regional había perdido un poco de importancia. En varios países la situación era de enfrentamiento de las entidades gremiales privadas con sus gobiernos y de crecimiento del poder público en casi todos los órdenes de la economía.

CAPÍTULO

LaAsociación era consciente de la necesidad de hacer mayor esfuerzo para preservar la paz social mediante el diálogo entre los distintos sectores.

era consciente de la necesidad de hacer mayor esfuerzo para preservar la paz social mediante el diálogo entre los distintos sectores. Luis Prieto Ocampo le imprimió un selló particular a las relaciones del gremio y señaló la importancia de dialogar con los trabajadores y darles participación en las grandes decisiones que se tomaran sobre los problemas nacionales. También impulsó los servicios técnicos de la Asociación y de información económica.

En octubre de 1973, aprovechando que la campaña para la primera elección presidencial, después del Frente Nacional, estaba en todo vigor, la ANDI presentó un estudio exhaustivo que contenía las bases para acelerar la industrialización en Colombia, como medio para alcanzar el desarrollo económico. El documento caía como anillo al dedo en medio del debate electoral del momento.

En el marco de la XXIX Asamblea General de afiliados, celebrada en Bogotá en aquel mes, Luis Prieto señaló que los planes de desarrollo económico que adoptara el país a futuro deberían involucrar estrategias muy definidas de industrialización, establecidas juntamente con el sector privado. “Los planes deben ser lo suficientemente estables para que constituyan una verdadera orientación en el desarrollo de la actividad privada y permitan una óptima utilización de los recursos disponibles”54, dijo Prieto.

Señalaba el estudio que el proceso de industrialización, seguido hasta ese momento, difícilmente podría calificarse como intencional o fruto de estrategias claras. Más bien obedecía a un proceso forzado por las circunstancias históricas. Los planes de desarrollo generalmente no habían considerado programas específicos para el desenvolvimiento de la industria y, cuando lo habían hecho, la falta de continuidad en las estrategias adoptadas había constituido un factor de desconcierto que no permitió una acción continuada y decidida de desarrollo industrial.

El país carecía, según la ANDI, de una estrategia de industrialización a largo plazo, que permitiera realizar los ajustes a corto y mediano plazo, sin perder de vista los objetivos finales.

54 Revista ANDI, números 18 y 19, octubre-diciembre 1973.

Tras discutir el documento de estudio, la Asamblea de afiliados de la ANDI le dio luz verde a lo expresado allí y aprobó una serie de recomendaciones específicas para motivar a los gobernantes futuros. Una de ellas tenía que ver con el estímulo al sector primario de la economía.

En este sentido, hay que decir que, desde sus inicios, la ANDI defendió la importancia del agro. Argumentaba que, al ser proveedor de materias primas para la industria, ambos sectores formaban parte de un solo proceso productivo. Así las cosas, la relación del sector primario con la industria debía ser directa, armónica y basada en investigaciones y normas comunes.

Afirmaba la ANDI en el citado estudio, que era necesario estrechar aún más los lazos entre la industria y el sector primario con el fin de garantizar el pleno desarrollo de la actividad productiva. Con ello se podrían garantizar precios remunerativos al productor y el cumplimiento de las normas establecidas de mutuo acuerdo, para promover una investigación coordinada que condujera a diversificar la producción y a mejorar la existente en calidad y adaptabilidad a los procesos industriales.

Sería de gran ayuda, agregaba el documento, que los organismos del Estado que tenían a su cargo estos sectores obraran de común acuerdo y que en sus consejos superiores hubiera participación de ambas actividades económicas.

Le preocupaba a la ANDI, también, los ingresos del pequeño agricultor tradicional. Por ello proponía una acción coordinada entre el agro y la industria para elevarlos sustancialmente, llevando al campo técnicas modernas de administración y gestión empresarial y exportar productos con mayor valor agregado que beneficiaran a ambos sectores y a la economía del país.

Jorge Ortiz Rodríguez (izquierda) ocupó la presidencia de la ANDI en los últimos tres años de la década del 50, cuando el país retornó a la normalidad constitucional, después del gobierno de Gustavo Rojas Pinilla y del gobierno de la Junta Militar. Ignacio Betancur Campuzano (derecha) presidió la Asociación (1963-1967) en momentos de una tensa situación política en Colombia. Como vocero del gremio le correspondió alertar sobre los efectos económicos de los forcejeos políticos del momento y plantear fórmulas.

CAPÍTULO 2 EL GREMIO INDUSTRIAL EN LOS AÑOS DEL FRENTE NACIONAL (1958-1974)

LA FINALIDAD DEL DESARROLLO ES LA DE ELEVAR EL NIVEL DE VIDA DE TODOS LOS HABITANTES DEL PAÍS, ES DECIR, PROPORCIONARLES LOS ELEMENTOS NECESARIOS PARA SU PLENA REALIZACIÓN COMO HOMBRES EN TODOS LOS ASPECTOS Y EN MAYOR GRADO POSIBLE.

LUIS PRIETO OCAMPO, 1973.

Recomendaba también realizar mayores esfuerzos en el desarrollo de la agroindustria.

Por otro lado, dentro de estas mismas propuestas de política industrial, la Asociación ofreció su permanente colaboración para la solución de los problemas energéticos que afrontaba el país, la cual debería materializarse en la racionalización y diversificación de los consumos, en el desarrollo y utilización de otras fuentes de energía y en la adaptación de sus programas de desarrollo a las difíciles situaciones de corto y largo plazo que pudieran presentarse.

Igualmente, consideraba la ANDI que debía acelerarse al máximo la explotación industrial del carbón para atender preferencialmente las necesidades internas del país. La Asociación solicitó al Gobierno una política clara, firme, moderna y estimulante para la explotación de todos los recursos naturales. El atraso de la minería, la pesca, la industria forestal, el carbón y otros recursos, indicaban que hacía falta un gran desarrollo en la política de los recursos naturales, en los cuales Colombia tenía un gran potencial.

03capítulo

Alta 1974 1990 inflación, nuevas crisis, la ducha fría y el derecho a disentir

En1974 la ANDI conmemoró sus primeros 30 años de vida, aniversario que coincidió, en el plano político, con el fin del Frente Nacional.

Las primeras elecciones presidenciales, después del largo ciclo de acuerdo bipartidista y alternación en el poder, realizadas el 21 de abril de 1974, las ganó el candidato liberal Alfonso López Michelsen, hijo del expresidente Alfonso López Pumarejo,referente histórico en el nacimiento de la ANDI, como se ha dicho.

López Michelsen, reconocido opositor del Frente Nacional, se enfrentó a los también hijos de expresidentes, Álvaro Gómez Hurtado (su padre Laureano Gómez) y María Eugenia Rojas (su padre el general Gustavo Rojas Pinilla)55 Los dos progenitores fueron rivales políticos, pues Rojas derrocó a Laureano Gómez el 13 de junio de 1953.

Este período, del que se ocupará el presente capítulo antes de llegar a la Constitución de 1991, a la apertura económica y a otros temas, abarcó los gobiernos de Julio César Turbay Ayala (1978-1982), Belisario Betancur (19821986) y Virgilio Barco (1986-1990).

En estos quince años largos, el país comenzó a transitar hacia una economía más abierta (una serie de productos pasaron de licencia previa a libre importación), lo que provocó una oposición prudente, pero manifiesta, de la ANDI y de otros gremios.

55 Fueron las votaciones más altas desde 1958, lo que no era de extrañar pues fueron las primeras elecciones después de los años del Frente Nacional.

En aquellos años, la Asociación cuestionó la forma en que se intentaba aplicar la apertura, sin participación o concertación con el sector privado y sin analizar otro tipo de fenómenos como la economía del narcotráfico que afectaba particularmente al sector industrial. Igual malestar generó la primera reforma tributaria de López Michelsen, adoptada mediante decreto de emergencia económica.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA

LA ASOCIACIÓN CUESTIONÓ LA FORMA EN QUE SE INTENTABA

APLICAR LA APERTURA,

SIN PARTICIPACIÓN O CONCERTACIÓN CON EL SECTOR PRIVADO.

En el frente macroeconómico, el mayor reto que tuvo que enfrentar la administración del presidente López fue la alta inflación, que recibió en un nivel cercano al 27 por ciento. De allí que su principal propuesta de campaña hubiera sido su compromiso de neutralizarla. Se temía que esta siguiera galopando hasta alcanzar el 30 por ciento, causando gravísimos problemas.

En 1975 llegó la buena noticia de una bonanza cafetera (derivada de una fuerte helada que casi destruye los cafetales en Brasil) que cambió el panorama económico del país. Sin embargo, si bien los mejores precios del café dejaron importantes ingresos al fisco, también impusieron enormes desafíos al manejo cambiario y monetario.

El presidente López también tuvo que enfrentar un paro cívico de graves características, ocurrido en septiembre de 1977, producto del descontento de los sectores obreros y de otro segmento de la población. Ese año la economía creció 3,7 por ciento y en 1978 mejoró con una expansión del 8,6 por ciento. Sin embargo, según Junguito (2016), la agricultura y la industria que se habían recuperado, se volvieron a desacelerar en 1979, esta última por limitaciones en la capacidad instalada. La caída de los precios del café afectó la economía.

El decenio de los 80 fue de gran turbulencia económica, política y social.

Los dos primeros años de esta década correspondieron a la etapa final de la administración Turbay Ayala quien había centrado su estrategia de gobierno en un plan de obras públicas para interconectar los grandes centros urbanos del país. Al comienzo del mandato, Turbay dictó un Estatuto de Seguridad en ejercicio del artículo 121 de la Constitución Nacional, para contrarrestar la actividad subversiva y de narcotráfico. Este estatuto fue objeto de severas críticas, entre ellas de la ANDI, que tuvo una tensa relación con el mandatario.

LaANDI se mantuvo firme en su compromiso de expresar las necesidades de la empresa privada y la defensa de los postulados de la democracia, la justicia social y la propiedad privada.

Entre 1980 y 1982, la última etapa de la administración Turbay, la economía se desaceleró. La tasa de crecimiento fue de 2,3 por ciento en 1981 y de 0,9 por ciento en 1982. La inflación se mantuvo en niveles cercanos al 25 por ciento.

Su sucesor, el presidente Belisario Betancur (1982-1986) enfrentó graves problemas económicos, empezando por la crisis de la deuda de América Latina, que coincidió con el inicio de su gobierno y provocó el cierre del crédito externo.

A la administración Betancur le correspondió adoptar un doloroso ajuste fiscal que tuvo impacto sobre la industria. Según las memorias de Hacienda de la época (Roberto Junguito, 1986) era necesario detener el desbordado gasto fiscal y elevar los impuestos.

En este período de gobierno también se presentó una severa crisis financiera, en buena parte por pésimos manejos de algunas instituciones.

La economía mejoró al finalizar el gobierno, con crecimientos de 3,1 por ciento en 1985 y de 5,8 por ciento en 1986. Entre 1987-1988 la economía creció en promedio anual, a una tasa de 4,5 por ciento.

Betancur centró buena parte de su gobierno en alcanzar la paz y fue así como estableció conversaciones de paz con las FARC, el EPL y el M-19. Durante su mandato se aprobó la ley sobre elección popular de alcaldes, sin duda, una de las innovaciones políticas más significativas en la historia reciente del país, permitida por el Acto Legislativo n.° 1 de enero de 1986.

Algunos de los hechos más lamentables en la historia del país ocurrieron durante este período. La erupción del volcán nevado del Ruíz (que acabó con Armero); el terremoto de Popayán; la toma del Palacio de Justicia por el M-19 y hasta la muerte del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, a manos del narcotráfico.

Como se verá más adelante, la ANDI estuvo presente en estos momentos críticos apoyando la institucionalidad del país, defendiendo la democracia y dando muestras de solidaridad.

Ya en el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) se dieron pasos más concretos hacia la apertura comercial del país. Aunque en los inicios de su adminis-

tración se mantuvo el esquema de protección frente a la industria, el tema de la apertura empezó a agitarse con más fuerza desde principios de 1989, lo que desató tensiones con el sector productivo.

El programa macroeconómico de la administración Barco continuó con las políticas del anterior mandato, reforzando las políticas económicas. En su primer año se hizo un ajuste fiscal y se adoptó una política monetaria más estricta. Una situación favorable se presentó con el incremento de los precios internacionales del café en 1986, lo que repercutió positivamente en los ingresos fiscales.

En el frente político, en 1988 se realizó la primera elección popular de alcaldes, que había permitido la reforma de 1986, y en materia de orden público, la guerra contra el narcotráfico, que desembocó en niveles crítico de violencia, consumió buen parte del tiempo del presidente Barco.

En lo que corresponde a asuntos internos de la ANDI, el período que ocupa este capítulo, 1974-1990, estuvo marcado por la segunda presidencia más larga desde la fundación del gremio. El 15 de mayo de 1974, después de tres años como vocero de los industriales, Luis Prieto Ocampo renunció. “Ya he realizado en lo fundamental los objetivos que me propuse al aceptar la representación de los industriales del país y considero que debo ahora preocuparme por atender las obligaciones ineludibles de mi vida personal”, dijo en su carta de renuncia56

Y como diría Prieto, al despedirse de sus compañeros de Junta, se necesitaría una nueva figura que representara a los industriales, ante los nuevos hechos que se preveía surgirían a futuro. En breve, asumiría el presidente electo, Alfonso López Michelsen.

La persona llamada a comandar la Asociación en esta nueva etapa fue Fabio Echeverri Correa, destacado dirigente paisa, con una amplia carrera empresarial. Su padre, Luis Guillermo Echeverri Abad, había sido un importante político de Antioquia, alcalde de Medellín a los 21 años y gobernador del departamento a los 28. También, había sido representante a la Cámara, durante la segunda administración de López Pumarejo. Su vocación política, su espíritu arrollador y temple fueron rasgos que su hijo Fabio heredó, por lo que se distinguió como dirigente gremial.

Fabio Echeverri Correa57 incursionó en la política liberal como militante activo del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL)58, presidente del Directorio Liberal de Antioquia, y quien lideró la campaña presidencial de Alfonso López Michelsen en ese departamento.

56 Sesión de la Junta Directiva del 15 de mayo de 1974. Acta n.° 1.579.

57 Fabio Echeverri Correa nació en Medellín. Fue presidente de la ANDI entre 1974 y 1991. Estudió economía en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

58 El MRL fue fundado por López Michelsen en 1960 como expresión de rebeldía y con el propósito de salvaguardar al liberalismo de los riesgos que impuso el Frente Nacional con el bipartidismo en poder.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Sin duda, una particularidad más para este momento de la historia de la ANDI. Su nuevo presidente era uno de los hombres más cercanos del primer mandatario, lo que suponía que la relación de los industriales con el alto gobierno sería muy fluida. En cierta forma, se podría repetir la circunstancia de los inicios del gremio, cuando primó la estrecha amistad de José Gutiérrez Gómez con el presidente Mariano Ospina Pérez.

En estos años 70, la ANDI se mantuvo firme en su compromiso de expresar ante el gobierno y la opinión pública las necesidades de la empresa privada, pero también en la defensa de los postulados de la libre empresa, la democracia, la justicia social y la propiedad privada. La Asociación aumentó en protagonismo y se erigió como actor relevante en muchos momentos. En varias ocasiones, la ANDI hizo uso de su derecho a disentir.

Concertación tripartita

Antes de posesionarse como presidente de Colombia, Alfonso López Michelsen (1974-1978) anunció que buscaría la concertación con el sector empresarial y laboral, para algunos de los temas más críticos que enfrentaría. En aquel momento, en particular, la inflación estaba desbordada, lo cual era un asunto de máxima preocupación y López había ofrecido en su campaña que iba a derrotarla.

En junio, como presidente electo, López Michelsen se reunió con los industriales de la ANDI a quienes les enfatizó sobre su política de concertación, lo que cayó muy bien entre los agremiados. Los empresarios estaban preocupados por la escalada de precios y consideraban que existía un clima favorable dentro de los sectores y gremios económicos que permitiría buscar un acuerdo general de ingresos, precios y salarios, como el insinuado por el próximo jefe de Estado.

Según Guillermo Perry (2019), combatir la inflación fue, precisamente, el encargo que el presidente López le dio al equipo económico que conformó, entre quienes estaban Rodrigo Botero, ministro de Hacienda; Miguel Urrutia, director de Planeación; Jorge Ramírez Ocampo, ministro de Desarrollo Económico y el mismo Guillermo Perry, director de Impuestos Nacionales.

La idea de la concertación tenía gran acogida en el sector privado, representado en los gremios. En efecto, tan pronto asumió la presidencia de la ANDI, Fabio Echeverri afirmó que representantes de Fenalco le habían

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Antes de asumir la presidencia de la República, Alfonso López Michelsen se reunió con los industriales de la ANDI con la idea de buscar concertación para ayudar a bajar la inflación que, en el momento, era un verdadero dolor de cabeza. La relación del gremio con el primer mandatario, gran amigo de Fabio Echeverri tuvo altibajos. En la foto, el día de la posesión, López está acompañado de su esposa Cecilia Caballero. Archivo El Tiempo.

comunicado que consideraban oportuno un acercamiento con el sector público y que estaban dispuestos a un diálogo al respecto. En igual sentido se expresaron representantes de Fedemetal y la ANDI estaba dispuesta a liderar dicha concertación.

Rápidamente, el nuevo presidente de la Asociación recibió la invitación formal del gobierno, pidiéndole que, como vocero de la ANDI, convocara al sector privado para escoger quiénes llevarían su representación. En idéntico sentido dirigió invitación al sector laboral.

Aunque se hablaba de concertación, también circulaban rumores de que el gobierno llegaría con un paquete de medidas económicas que expediría a través de facultades extraordinarias, por lo que eran importante que la Asociación Nacional de Industriales aceptara la invitación que le hacían desde la presidencia de la República.

Delegados de varios gremios económicos se reunieron para estudiar la propuesta del primer mandatario y la aprobaron, pues veían la conveniencia de participar en una política de concertación. Se acordó, igualmente, que fuera Fabio Echeverri, como presidente de la ANDI, quien tuviera a su cargo la coordinación y vocería del sector privado en general.

Posteriormente, en otro encuentro, en el que hubo amplia participación de todos los sectores empresariales, se decidió comunicar al presidente López que el sector privado estaba listo y dispuesto a conversar.

Inicialmente, se acordó que la representación de los privados estuviera conformada por el sector industrial (es decir la ANDI); los intermediarios financieros (Asobancaria); el agro (SAC), el comercio (Fenalco) y la minería.

La ANDI consideraba que esta era una oportunidad que brindaba el nuevo gobierno y que había que aprovecharla. De todas maneras, el poder ejecutivo estaba en condiciones de tomar medidas autónomas y era mucho mejor que ellas no fueran adoptadas en forma sorpresiva. Recordaba el vocero de la ANDI que, en otras ocasiones, cuando los gobiernos habían tomado medidas inconsultas y sorpresivas, lo único que podía hacerse era protestar. Por lo demás, esto le permitía a la Asociación mantener el liderazgo de 30 años.

Por supuesto que la ANDI tenía ya gran experiencia, capacidad técnica y funcionarios preparados para producir documentos serios y estudios para ayudar en las reformas que seguramente se irían a implementar, como parte del plan detallado para frenar la inflación.

Aquella idea de un pacto tripartito también cayó bien en la opinión pública. Algunos periódicos, en sus editoriales, la acogieron y lanzaron el balón al sector privado, esperando que se manifestara con sus planteamientos.

Pero el presidente de la República había expuesto los aspectos generales de la concertación, sin explicar el programa en concreto. Por lo tanto, había que esperar que se presentaran las bases para que el sector privado fijara una posición definitiva59

Los rumores sobre la posibilidad de que el gobierno expidiera un paquete de medidas económicas por la vía de la emergencia, para controlar la inflación, se sustentaban en el discurso de toma de posesión. En este, López Michelsen anunció entre líneas que haría una emergencia económica: “Procuraría apelar al artículo 122 y atacar la raíz del mal con la aplicación de medidas económicas de emergencia, antes que recurrir al artículo 121 para sofocar la protesta”, dijo60

En su discurso del 7 de agosto, López no mencionó el tema de la concertación, lo que extrañó a los dirigentes gremiales, quienes, para curarse en salud, le enviaron un mensaje (vía télex) en el que le expresaban que el sector privado acogía los planteamientos hechos por el jefe de Estado y ratificaban la disposición de participar en la política de concertación.

59 Sesión de la Junta Nacional del 26 de junio de 1974. Acta n.° 1.581

60 En la reforma constitucional de 1968, por iniciativa de Alfonso López Michelsen, se introdujo el artículo 122 de la Constitución, en el cual se incorporó el Estado de Emergencia cuando sobrevinieran hechos que afectaran el orden económico o el orden social, o constituyeran una grave calamidad pública. Fue López como presidente el que declaró por primera vez dicho estado de excepción, situación que se había agravado por el desbordamiento de la quebrada Blanca, en la vía Bogotá - Villavicencio.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

61 Sesión de la Junta Nacional del 13 de agosto de 1974. Acta n.° 1583.

En la Junta Directiva de la ANDI, celebrada el 13 de agosto de 1974, Fabio Echeverri, al comentar el asunto, señaló que, tal vez, el presidente había cambiado de opinión a instancias del ministro de Hacienda, Rodrigo Botero, y de su equipo económico, quienes según distintas versiones tenían listo el gran paquete de medidas que pondrían en vigencia, sin contar para nada con el sector privado61.

De allí la necesidad de insistir en que la empresa privada mantuviera su disposición de participar en los acuerdos para que después no pudiera imputársele que no atendió la invitación que se le hizo. La ANDI consideraba que era primordial que el sector productivo no estuviera ausente de las decisiones que pudieran perjudicarlo.

El desconcierto era mayúsculo, pues, además, el ministro de Hacienda había expresado que la concertación se haría en el consejo de ministros, lo que naturalmente, no concordaba con los propósitos iniciales del presidente López. Según Echeverri, esto hacía pensar que el Gobierno habría decidido limitar la concertación, únicamente al aspecto de precios y salarios.

La Junta de la ANDI recomendó seguir muy atentamente el proceso y fijar la posición gremial en declaraciones públicas, sí era el caso. El tema de precios era un auténtico dolor de cabeza. La Asociación estaba de acuerdo en que el sistema que se pactara en un acuerdo de concertación no podría ser de rígidos controles, sino el establecimiento de adecuadas reglas del juego.

Fabio Echeverri y Belisario Betancur (amigos de vieja data) se entrevistaron con el presidente López Michelsen, quién se hallaba entonces muy preocupado con la situación de orden público, creada por movimientos que parecían medir la capacidad del gobierno para responder a las presiones sociales. El mandatario señaló que la política general de precios se tomaría más adelante, aunque no se había definido sí era de control, de libertad vigilada o de otra clase.

El presidente de la ANDI aprovechó para manifestarle a su amigo el primer mandatario la preocupación del sector empresarial, por la presentación en el Congreso de una gran cantidad de proyectos de Ley, muchos de ellos, a su juicio, notoriamente perjudiciales. López estuvo de acuerdo en algunos planteamientos del vocero de los industriales.

Claramente, la ANDI tenía especial preocupación por las medidas que en materia laboral había tomado el gobierno, sin consulta y sin la maduración necesaria.

Finalmente, frente a la sonada y esperada comisión tripartita, el presidente Alfonso López convocó a empresarios y trabajadores a una reunión para el sábado 14 de septiembre de 1974 a las 11 de la mañana en el salón Bolívar del Palacio de San Carlos.

Se le pidió a Fabio Echeverri invitar a los demás representantes del sector privado, en lo que parecía ser una reunión preliminar para analizar la situación general del país y plantear las estrategias del gobierno. El encuentro tuvo amplia resonancia nacional y a él se invitó a las mesas directivas del Congreso y otras personalidades.

LaANDI tenía gran experiencia, capacidad técnica y funcionarios preparados para producir documentos serios y estudios para ayudar en las reformas.

La primera cita formal con empresarios y trabajadores se efectuó al siguiente lunes 16 de septiembre, pero todos sospechaban que el Gobierno tenía listo un paquete de medidas que expediría al amparo del Estado de Emergencia Económica y que se proponía solicitar a los asistentes a la comisión tripartita una especie de moción de confianza y respaldo para esta trascendental decisión.

Aunque bastante decepcionados, los voceros de la ANDI y demás representantes del sector privado llegaron a la convicción de que la mejor manera de proceder era la de no formular al Gobierno solicitudes sobre los problemas de la empresa privada, ni las soluciones requeridas.

Sabían que, no obstante, cualquier conclusión que saliera de la comisión tripartita, el Gobierno estaba decidido a declarar el Estado de Emergencia. Se juzgó entonces oportuno dar un respaldo amplio y una muestra de confianza al Gobierno sobre la base de que las decisiones que tomara serían exclusivamente para beneficio del país.

En aquella reunión septembrina, Fabio Echeverri tomó la palabra en nombre de los representantes del sector privado y manifestó que, ante la gravedad del momento, no era oportuno poner condiciones, pues estaba seguro de que el Gobierno obraría en la forma más conveniente para los intereses generales del país. El sector privado estaba dispuesto a hacer los sacrificios que las circunstancias exigiesen, pero, también, estaba seguro de que el Gobierno obraría con la misma conciencia en el futuro y que cuando estuvieran sentadas las bases para conjurar las crisis, correspondería –como era necesario– a los esfuerzos que los distintos sectores habían realizado.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Ante

la proliferación de proyectos de reforma laboral que cursaban en el Congreso, los gremios analizaron todas las iniciativas, ayudando al debate y entendimiento de los temas.

Así las cosas, la empresa privada respaldaba al Gobierno. Otra posición tenía los voceros de los trabajadores. Los representantes de las centrales obreras presentaron un extenso catálogo de peticiones y consideraciones sobre su situación, dentro del más absoluto desacuerdo con la ministra de Trabajo, María Elena de Crovo.

Dicho y hecho, el gobierno, mediante Decreto 1970 del 17 de septiembre de 1974, declaró la Emergencia Económica. El presidente Alfonso López estrenaba así, el artículo 122 de la reforma constitucional de 1968 (gobierno de Carlos Lleras) y que había sido de su propia iniciativa cuando era senador de la República.

El periódico El Tiempo abrió su edición del miércoles 18 de septiembre con esta noticia que tituló “Respaldo a la emergencia económica. Primeras medidas”. La nota periodística publicada en la primera página del diario decía así:

El gobierno nacional recibió ayer un abrumador respaldo de los sectores político, empresarial y laboral en relación con la declaratoria del estado de “emergencia económica”, que busca curar la crisis financiera y social del país.

Mientras tanto, el Consejo de ministros, en una breve reunión, acordó las dos primeras medidas de “emergencia económica” que buscan lo siguiente:

Abrir las puertas a la inversión extranjera para la exploración y explotación de yacimientos de gas en La Guajira.

Eliminar las exenciones fiscales de que gozan los Instituto descentralizados y las entidades públicas de carácter nacional y departamental. Las empresas del Estado y las sociedades de economía mixta serán contribuyente del impuesto de renta y complementarios.

La representación liberal de la Cámara de Representantes aprobó por amplia mayoría una proposición de respaldo al decreto de emergencia adoptado por el gobierno en la madrugada de ayer. Igualmente, voceros del conservatismo y el jefe de la Anapo, general Gustavo Rojas Pinilla, se unieron a ese respaldo político y expresaron su confianza en el éxito de las medidas de emergencia.

El sector privado, encabezado por la Asociación Nacional de Industriales, reiteró su respaldo a las decisiones económicas del gobierno del presidente López Michelsen. También las centrales obreras manifestaron la esperanza

de que con las medidas de emergencia se logre estabilizar el costo de vida y rescatar el poder adquisitivo de la moneda. Oficialmente se anunció que en esta semana habrá reunión diaria del Consejo de ministros para tomar las otras medidas de emergencia económica.

En su libro Decidí contarlo (2019, p. 85) Guillermo Perry relata que, siendo el director de impuestos, comenzaron a discutir los artículos en sesiones interminables del Consejo de ministros, empezando con los más polémicos que eran los impuestos de renta y a las herencias (ganancia ocasional), la renta presuntiva, una reorganización al impuesto a las ventas. La reforma eliminó subsidios y reducción del Certificado de Abono Tributario (CAT).

Aunque la ANDI había puesto de presente la necesidad de eliminar las discriminaciones tributarias sobre la sociedad anónima, en especial en materia de doble tributación y consideraban necesario establecer un sistema de depreciación que permitiera la renovación de equipos mediante la revaluación de activos, el gobierno decretó su propia reforma tributaria estructural.

En el “Informe presidencial sobre el Estado de la economía” presentando ante el Congreso de la República en 1974, López Michelsen señaló que las medidas tomadas durante el período de emergencia, unas dictadas con

En la asamblea general de afiliados de 1973, bajo la presidencia de Luis Prieto Ocampo, se logró un acuerdo unánime para la reforma de los estatutos de la Asociación. En su discurso, Prieto hizo duras críticas al gobierno por la inflación y el manejo del Seguro Social, planteamientos que el gobierno refutó. Era la última asamblea que le correspondería asistir al presidente Misael Pastrana como mandatario de los colombianos.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

ElEstatuto de Seguridad causó las primeras diferencias con el nuevo gobierno. La ANDI lo veía draconiano y en un documento planteó los horrores de esta política.

base en el decreto de emergencia y otras por las facultades ordinarias, tenían el doble propósito de restituirle el poder de compra a las familias pobres que habían sido particularmente afectadas por la aceleración del proceso inflacionario y de solucionar el déficit financiero que se había constituido en la principal causa de 1a inflación (López Michelsen, 1974).

En conclusión, en este momento en la vida del país, los empresarios colombianos dieron muestra de probado patriotismo, pues se les exigía mayores sacrificios tributarios.

Con el ánimo de mantener su espíritu de colaboración con el gobierno, la ANDI, a través de su vocero, Fabio Echeverri, ofreció también apoyar la campaña contra la evasión fiscal y en pro de la moralidad que adelantaban el ministro de Hacienda Rodrigo Botero y el director de impuestos, Guillermo Perry. A este último le compartieron los documentos que la ANDI venía elaborando sobre distintos aspectos de la tributación.

Pero las desavenencias con el gobierno saldrían a flote. Dos nuevas reformas en materia de impuestos se presentaron al legislativo a lo largo del cuatrienio. En 1975 el Ejecutivo sometió a consideración del Congreso el proyecto de Ley que llamó “de alivios tributarios”, el cual se convirtió en la Ley 19 de 1976. Y dos años después, en 1977, presentó otro proyecto de Ley con modificaciones a la reforma tributaria de 1974.

Con ocasión de esta última iniciativa, la ANDI se pronunció con fuertes críticas al gobierno. A pesar del apoyo expresado a las reformas, al inicio de la administración López, ahora la Asociación hacía uso de su derecho a disentir.

Fabio Echeverri (1977) señaló que “la frecuencia y casi diríase la urgencia, con que ha habido que introducir modificaciones a los textos que se expidieron gracias a las facultades del Estado de Emergencia Económica, deja la sensación de que no eran tan técnicos como se los supuso en ese entonces y que muchos de ellos denotaron no sólo fallas de redacción sino errores conceptuales”. Según Echeverri, si antes la carga tributaria estaba concentrada sobre las empresas organizadas, sus socios y trabajadores, ahora dicho peso recaía aún más fuertemente sobre los mismos contribuyentes. “Es dudoso que se hayan incorporado al colectivo tributario muchos otros que anteriormente no pagaban impuestos en la proporción que en justicia les correspondía”.

Por lo demás, la ANDI señaló, en cabeza de su presidente, que la evasión tributaria parecía ser peor que antes de la reforma y las sociedades habían visto en general más acrecentadas sus cargas y continúan sometidas a discriminaciones injustas.

Valga señalar que la relación de la ANDI se había resquebrajado con el equipo económico del gobierno por la política aperturista del ministro de Hacienda, Rodrigo Botero, figura estrella del primer gabinete del presidente López y quien afirmó en su momento que los empresarios necesitaban “la fría ducha de la competencia”, frase que hizo historia y que cayó muy mal entre los industriales de la época. La Asociación tuvo serios reparos frente a este modelo.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

62 Sesión de la Junta Dirección General del 16 de agosto de 1976.

Suben las tensiones

Aunque la ANDI había dado muestras de su disposición a apoyar al gobierno liberal de López Michelsen en la difícil tarea de encarrilar la economía, esto no le impedía expresar sus diferencias. Sin embargo, el derecho a disentir no siempre fue bien entendido.

Así, en 1976, las críticas de los industriales y de otros sectores económicos, provocaron una reacción muy molesta del presidente López, quien afirmó en un discurso que los gremios económicos eran los únicos que hacían oposición al gobierno.

Frente al comentario, Fabio Echeverri, con su peculiar estilo, afirmó que los gremios se habían limitado a hacer observaciones respetuosas a las distintas medidas y políticas oficiales adoptadas, pero que el presidente y su equipo eran demasiado susceptibles62

La verdad es que había gran preocupación por varios proyectos de reforma laboral que cursaban en el Congreso. Para evitar que todas estas iniciativas fueran aprobadas sin la suficiente discusión y consenso, la ANDI se mantuvo en permanente contacto con los parlamentarios y con las distintas comisiones del Congreso, exponiendo su criterio, basados en sus propios estudios. La Asociación buscaba que las iniciativas se armonizaran para que pudieran ser objeto de una difusión amplia con intervención de todos los sectores de la producción y el trabajo.

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

A pesar de que algunas reformas eran interesantes, había un proyecto en particular que, según la ANDI, tenía muchos aspectos inconvenientes. Lo veían oscuro y vago. Se trataba de la reformaba al Código Sustantivo del Trabajo propuesto por la ministra del ramo, María Elena de Crovo.

La ANDI había realizado un estudio que estuvo a cargo del vicepresidente de asuntos sociales y laborales de la institución, Fernando Uribe Restrepo63 (después sería magistrado y presidente de la Corte Suprema de Justicia) y del asesor jurídico, Jairo Escobar Padrón (luego asumiría la vicepresidencia de esta área) que concluyó que la propuesta de reforma era populista y afectaría gravemente la creación de nuevos empleos. Por ejemplo, en uno de sus aspectos más polémicos, la iniciativa garantizaba la huelga indefinida y remunerada, decían.

Elrespaldo gremial al nuevo gobierno parecía más necesario que nunca, pues tan pronto arrancó la administración Betancur llegaron las dificultades.

La ANDI preparó un documento que Fabio Echeverri Correa, vocero del gremio, y Luis Fernando Echavarría, presidente de la Junta Directiva de la Asociación, entregaron personalmente al primer mandatario. Según la anécdota del momento, entre las observaciones de los industriales iba una frase que molestó mucho al presidente Alfonso López. Esta advertía que, de aprobarse la reforma, “Colombia entraría en el imperio de la ilegalidad”.

Lo irritó tanto la conclusión de la ANDI que, con crudeza, les dijo a los emisarios de los industriales que si no retiraban el citado comentario no daba por recibido el estudio. Pero Fabio Echeverri no dio su brazo a torcer y con igual franqueza señaló que no estaban dispuestos a retirarlo y regresó a Medellín.

Sin duda, se habían acrecentado las tensiones, que, finalmente, llevaron a una ruptura, que, si bien no fue abierta, tampoco lo fue camuflada, pues la gente se enteró de que se había roto el “matrimonio” entre Alfonso López y Fabio Echeverri.

Algunos le recomendaron al presidente de la ANDI que, ante la situación, citara a una asamblea general extraordinaria, pero no hubo necesidad. Cuando Echeverri llevó el tema a la Junta de Dirección General, máxima instancia de decisión de la Asociación a la que asistían los representantes de los, en ese entonces, 7 capítulos, todos le dieron el apoyo.

La ANDI siguió atenta a la proliferación de proyectos de carácter laboral en el legislativo, por las incidencias e inconvenientes que podrían tener, no solo para la industria sino para la economía en general.

63 Uribe Restrepo inició en la ANDI el cargo de asesor de asuntos sociales, que desempeñó durante 12 años (entre 1960-1979); después fue durante 7 años vicepresidente de asuntos sociales.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Recién posesionado, el presidente Julio César Turbay Ayala clausuró la Asamblea de la ANDI realizada en septiembre de 1978. La Asociación manifestó su intención de prestar la máxima cooperación al gobierno y dio un compás de espera al presidente y a sus ministros. Pero, la expedición del Estatuto de Seguridad causó grandes diferencias con el nuevo gobierno. En la foto el presidente Turbay condecora a Fabio Echeverri, quienes tenían una gran relación de amistad. Los acompaña el empresario Darío Múnera, presidente de la Junta de la Asociación.

Fabio Echeverri adelantó contactos y reuniones con los parlamentarios de la Comisión Séptima del Senado y con representantes de las más importantes entidades gremiales64. Con ellos se discutían con amplitud y cordialidad todos los aspectos relacionados con los proyectos laborales, lográndose una excelente aproximación al problema.

Los gremios prepararon un estudio en donde se analizaron todas las iniciativas parlamentarias en conjunto, y se hizo énfasis en la cuantificación de sus implicaciones. Lo que ayudó al debate de los legisladores que entendieron muchas de las observaciones.

64 Sesión de la Junta de Dirección Nacional del 5 de octubre de 1976.

65 La Unión de Trabajadores de Colombia (UTC), la Federación de Trabajadores de Colombia (CTC), la Federación Sindical de Trabajadores de Color (CSTC) y la Confederación General del Trabajo (CGT).

A pesar de estas desavenencias con el gobierno, más adelante la ANDI mostró que su interés supremo era la defensa de las instituciones y la democracia.

En septiembre de 1977, cuando restaba menos de un año para que el presidente López culminara su período constitucional, las cuatro centrales obreras declararon el primer paro cívico nacional de la historia de Colombia65 Fue el miércoles 14 de aquel mes y contó con el respaldo de juntas de acción comunal, comités cívicos, estudiantes, artistas e intelectuales.

La carestía y la inflación fueron el detonante de la protesta. Las centrales obreras reclamaban aumento salarial, congelación de tarifas de artículos de primera necesidad y de tarifas de servicios público, suspensión del estado de sitio, entre muchos otros puntos.

El paro degeneró en graves sucesos de vandalismo que el periódico El Tiempo, en su primera página de la edición del viernes 16 de septiembre resumió así: Bogotá recobró ayer casi totalmente la normalidad alterada por el “pequeño 9 de abril” del miércoles pasado, pero tuvo que dormir una segunda noche bajo el toque de queda, como parte de las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno para hacerle frente a los graves sucesos en que degeneró el paro cívico nacional y cuyo saldo trágico subió a 18 muertos, más de un centenar de heridos, daños materiales de 50 millones y pérdidas en el comercio calculadas en 1.200 millones de pesos.

La comparación con el 9 de abril la había hecho el propio presidente López, tras recibir una moción de respaldo del Congreso y de otras fuerzas vivas del país: “Hemos superado un pequeño 9 de abril”, declaró.

Frente al paro, la ANDI asumió una posición cautelosa y prudente. El presidente de la Asociación, Fabio Echeverri, no quiso intervenir directamente con manifestaciones públicas de ninguna clase, que pudieran atizar aún más los ánimos ya caldeados.

Dadas las características del paro, donde eran evidentes las implicaciones políticas y teniendo en cuenta que en ningún momento las centrales obreras presentaron quejas contra el sector productivo, se consideró prudente mantenerse a la expectativa sin asumir posiciones que pudieran resultar contraproducentes.

Pero la ANDI sí expresó apoyo decidido al gobierno y a las instituciones condenando las vías de hecho como medio para resolver los problemas. Además, prestó la mayor colaboración en forma directa a los funcionarios municipales y departamentales y se mantuvo permanente contacto con el Ministerio de Trabajo. Ante algunas críticas, Fabio Echeverri precisó que la posición asumida por la ANDI no había sido improvisada sino fruto de un detenido análisis de los hechos66

66 Sesión de la Junta Nacional del 20 de septiembre de 1977. Acta n.°. 1638.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Estatuto de seguridad y otras medidas

El 7 de agosto de 1978, Julio César Turbay Ayala asumió la presidencia de Colombia, después de derrotar a su principal rival, el conservador Belisario Betancur, en las elecciones más intensas después del Frente Nacional.

Un mes después de su posesión y ante la escalada de los secuestros y asesinatos, el mandatario expidió el Decreto 1923 del 6 de septiembre de 1978, más conocido como Estatuto de Seguridad y que marcaría su administración.

En él se endurecieron las sanciones contra las perturbaciones del orden público, se restringió la libertad de información y la Justicia Penal Militar quedó encargada de conocer de los delitos políticos a través de juicios orales.

Desde que Turbay asumió la presidencia de la República, la ANDI manifestó su intención de prestar la máxima cooperación posible al gobierno, aunque reconocía que no estaba enteramente de acuerdo con algunos de los temas anunciados. En este sentido, la Asociación decidió darle un compás de espera al presidente Turbay y a sus ministros para que pusieran en marcha, sin contratiempos, los planes de la administración, siempre y cuando los planteamientos que se hicieran fueran convenientes para el país.

Pero el tiempo de espera duró muy poco. El Estatuto de Seguridad causó las primeras diferencias con el nuevo gobierno. La Asociación lo veía como estatuto draconiano y en un documento planteó los horrores de esta política. Aunque algunos en el país creían que era la salvación, según la ANDI, la verdad es que significaba un total retroceso en cuanto a libertades.

Antes de que el gobierno Turbay cumpliera el primer año, la ANDI ya tenía sus primeros reparos en materia económica. En opinión del gremio, la política de altas tasas de interés y restricción al crédito operaba en contraposición con los intereses de la industria y el desarrollo del país. En este sentido, se le reclamó al gobierno una política económica que facilitara las actividades de los productores.

La preocupación llevó a que la máxima instancia de decisión de la Asociación, de manera poco usual, expidiera un comunicado a la opinión pública en el que alertaba que la política monetaria del Gobierno estaba causando un perjuicio muy grande a la actividad productiva. Advertía el gremio que dicho reclamo no representaba la búsqueda de ventajas injustas para un determinado sector de la economía en detrimento de otros.

Laestructura financiera de muchas empresas se caracterizaba por un nivel de endeudamiento externo excesivamente alto con relación a su patrimonio.

Era evidente que las relaciones pasaban por un momento de gran tensión. La ANDI se lamentaba permanentemente de la falta de diálogo entre el gobierno y el sector privado. En la Junta Directiva del 21 de agosto de 1979 se dijo que las decisiones del gobierno se adoptaban sin consultar el pensamiento de los productores y muchas veces sin tener en cuenta sus intereses que eran los mismos que beneficiaban al país.

El presidente del gremio, interpretando el malestar de los empresarios, hacía fuertes críticas por la situación de las obras públicas y la poca planeación para la modernización de la infraestructura del país, lo cual era requisito indispensable para el desarrollo y crecimiento económico.

Por otro lado, según el dirigente, las agencias del Gobierno, entre ellas, ISS, ICT, Ferrocarriles y Puertos de Colombia se encontraban con graves problemas administrativos y financieros. Y hasta observaba un gran vacío político, ya que los partidos que intervenían en la dirección del Estado estaban totalmente burocratizados y se había llegado a configurar un estado en desorden e “afuncional” tanto en la rama ejecutiva, como en la legislativa y en la de justicia67

En su estilo, Fabio Echeverri hacía pronunciamientos públicos muy fuertes que no le gustaban para nada al presidente Turbay, a pesar de que habían tenido una buena relación al inicio del gobierno, al punto de que este le había ofrecido el ministerio de Desarrollo, que, por su puesto, Echeverri nunca aceptó.

67 Sesión de la Junta de Dirección General del 21 de agosto 21 de 1979. Acta n.° 60.

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68 El 23 de junio de 1923 Gloria Lara fue secuestrada y cinco meses después apareció muerta. Su esposo, Héctor Echeverri Correa, hermano del presidente de la ANDI, fue concejal de Bogotá, representante a la Cámara y senador de la República.

Intentando la paz

La llegada del antioqueño Belisario Betancur a la presidencia de la República, en agosto de 1982, hacía pensar que las relaciones de la ANDI con el gobierno serían más fluidas de lo que fueron en los últimos ocho años, cuando el sector empresarial no encontró respuesta a muchas de sus preocupaciones.

Antes de posesionarse, el presidente electo Betancur había expresado el deseo de mantener diálogo permanente con la ANDI y, en general, con todo el sector productivo. A este estilo oficial de diálogo y de participación ciudadana, el gremio consideraba que había que responder con una actitud igualmente generosa, colaborativa, pero también independiente.

Cabe señalar que Belisario Betancur era amigo personal de Fabio Echeverri, a quien, de hecho, le ofreció el ministerio de Hacienda, una vez comenzó el gobierno. El presidente de la ANDI, sin embargo, no aceptó pues, por aquella época, su cuñada Gloria Lara había sido secuestrada por el M1968 y necesitaba apoyar a su hermano en esta difícil circunstancia, por lo que declinó la invitación.

El respaldo gremial al nuevo gobierno parecía más necesario que nunca, pues tan pronto arrancó la administración llegaron los problemas. Una vez el presidente Betancur se instaló en la Casa de Nariño se desencadenó una grave crisis financiera que llevó a que algunas instituciones bancarias se quebraran, pero, por fortuna, las acciones oficiales impidieron que se extendiera por todo el sector.

En el frente internacional, estalló la crisis de la deuda de América Latina, que tuvo graves consecuencias para el financiamiento externo de la región. Por supuesto, también afectó a Colombia que tenía serios problemas fiscales, que posteriormente (1984-1985) obligaron al ministro de Hacienda, Roberto Junguito, a emprender un severo plan de ajuste y la negociación de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional69

Mientras el equipo económico apagaba incendios, la atención prioritaria del presidente Betancur estaba concentrada en buscar una salida negociada al conflicto con las guerrillas. En su discurso del 7 de agosto de 1982, Betancur había dejado bien claro su objetivo:

Enmedio de la Colombia agobiada y desmoralizada por el desbordamiento de la inseguridad, aumentaba la responsabilidad del empresariado por colaborar.

[…] Levanto ante el pueblo de Colombia, una alta y blanca bandera de paz: la levanto ante los oprimidos, la levanto ante los perseguidos, la levanto ante los alzados en armas, ante mis compatriotas de todos los partidos y de los sin partido. No quiero que se derrame una sola gota más de sangre colombiana. Ni una gota más de sangre hermana. ¡Ni una sola gota más!

La ANDI aprovechó la Asamblea General de afiliados de 1982, la primera con la asistencia del nuevo presidente de la República, para ofrecer su colaboración al gobierno entendiendo el momento tan difícil que vivía el país. Fabio Echeverri dijo en su discurso ante los afiliados70:

En buena hora el doctor Belisario Betancur, convocó a un gran movimiento de solidaridad y reconciliación entre los colombianos, que está llamado a convertirse en un hito histórico si el país brinda la respuesta apropiada a través de los protagonistas del quehacer social, y económico donde sobresalen los empresarios.

Poco más de un mes después de su posesión, el 19 de septiembre de 1982, el presidente Betancur creó una Comisión de Paz para conversar con la guerrilla de las FARC, lo que se constituía en un hito en la historia de Colombia. Al frente de la Comisión, inicialmente, fue designado el expresidente Carlos Lleras Restrepo, pero renunció días después y asumió el liderazgo Otto Morales Benítez.

Los industriales no dudaron en ponerse al servicio de la paz y de los planes del jefe de Estado en este delicado asunto. Estaban de acuerdo con la posición del presidente de la República, en el sentido de que la paz y la seguridad

69 La administración Betancur tuvo tres ministros de Hacienda. El primero Édgar Gutiérrez Castro (1982-1984), le siguió Roberto Junguito (1984-1985) y luego Hugo Palacios Mejía (1985-1986).

70 Tomado del archivo de la ANDI.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

COLOMBIA ES UN PAÍS QUE DEFIENDE LA DEMOCRACIA POLÍTICA, Y LO HACEMOS CON SINCERIDAD. SIN EMBARGO, MUCHOS DE NUESTROS COMPATRIOTAS NO COMPRENDEN QUE ES IMPOSIBLE QUE EXISTA LA LIBERTAD POLÍTICA SIN LA LIBERTAD ECONÓMICA, Y VICEVERSA.

FABIO ECHEVERRI CORREA, 1983.

sólo se lograrían por caminos diferentes al Estado de Sitio, pues con este solo se lograría más violencia.

El presidente de la Asociación opinaba que el sector industrial debía hacer público su apoyo al gobierno y, en ese sentido, se preparó un pronunciamiento en el que la ANDI señaló que estaba lista a participar, en actitud vigilante y defendiendo los ideales democráticos. “El precio implícito en dicho acuerdo no debería regatearse ante el imperativo de la paz”, concluía el texto.

Con esta consideración, Fabio Echeverri pensó que valía la pena hacer el esfuerzo y aceptó ir en una de las misiones de la Comisión de Paz, para reunirse con integrantes de la guerrilla de las FARC.

Echeverri llamó a su asistente de presidencia y secretario general del gremio, Javier Hoyos (luego sería vicepresidente de Asuntos Económicos), para que lo acompañara al viaje, al que también asistirían el conservador de Barranquilla, Francisco Posada de la Peña y el liberal antioqueño, Armando Estrada Villa. Aquella mañana salieron de Bogotá, muy a la madrugada, en helicóptero y llegaron al municipio de la Uribe, Meta. En el campamento, llamado por el grupo armado, “el rincón de los viejitos” fue el encuentro con las miembros de las Farc Jacobo Arenas y Alfonso Cano. Manuel Marulanda informó por radio que no alcanzaría a llegar porque las tropas estaban cerca.

Tan pronto estuvieron en el sitio, el presidente de la ANDI tomó la palabra y presentó a sus acompañantes y, tras un aperitivo para bajar la tensión, comenzaron a hablar sobre distintas temáticas de la situación del país, desde cómo lograr un proceso de paz hasta cuál sería el procedimiento para seguirlo, en un eventual avance.

Antes de que fueran las 4 de la tarde, hora límite para que el helicóptero saliera del sitio sin problema, Fabio Echeverri habló directo: “nos tenemos que ir, pero qué me echo a la mochila”. En el lenguaje del presidente de la ANDI quería decir qué mensaje le llevo al gobierno. Alfonso Cano contestó sin rodeos: “doctor Echeverri, dos más dos son cuatro en matemática, pero no en política. Eso hay que crear unos comités sectoriales y regionales para que vayamos avanzando”.

Una vez en Bogotá, Fabio Echeverri le transmitió al presidente de la República lo sucedido en el encuentro con la cúpula de las FARC y la sensación que le había quedado. Esta no había sido muy positiva, pues consideraba que la guerrilla quería dilatar cualquier negociación, la que también veía muy difícil de lograr, dado el negocio del narcotráfico vinculado con las FARC. El presidente de la Asociación Nacional de Industriales era extremadamente

práctico y había llegado más escéptico de lo que se fue. Pensaba que, de darse, sería un proceso muy largo y engorroso.

Fue este el primer intento de lograr un acercamiento con la guerrilla de las FARC y la ANDI estuvo presta a apoyar y hacer un esfuerzo.

Posteriormente, en julio de 1983, por segunda vez en el transcurso de su corta existencia, la Comisión de Paz quedó acéfala, pues el caldense (de Riosucio) Otto Morales Benítez renunció71

71 De su carta de renuncia se hizo famoso el párrafo en el que habló de la urgencia de “combatir contra los enemigos de la paz y de la rehabilitación, que están agazapados por dentro y por fuera del gobierno”.

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La esperada resolución 33

Al cumplir 40 años de su fundación, en 1984, la Asociación Nacional de Industriales ya había dado grandes batallas en defensa de los intereses de sus afiliados y en procura de la buena marcha de la economía.

Pues bien, una lucha más daría cuando el gobierno de Belisario Betancur iba en su primera mitad. Para entonces, la estructura financiera de muchas empresas colombianas se caracterizaba por un nivel de endeudamiento externo excesivamente alto con relación a su patrimonio. Ello las hacía muy vulnerables en una coyuntura económica recesiva, donde las ventas eran bajas y se encarecía el crédito interno y externo.

La situación ameritaba que la ANDI ejerciera su función gremial y así lo hizo. Invocó la ayuda de las autoridades para atender la elevada deuda externa de algunas empresas, alegando que el mayor ritmo de devaluación y la recesión les creaba dificultades. La ANDI lideró el diálogo del sector manufacturero y financiero con el gobierno, firme en su línea de defensa del sector privado.

Fue así como, antes de las fiestas navideñas de 1983, Fabio Echeverri Correa se reunió con el presidente Betancur para exponerle, entre otros temas, la delicada situación financiera que tenía asfixiadas a muchas compañías. También se reunió con el equipo económico del gobierno.

Según Echeverri la deuda privada externa en dólares de las empresas se había incrementado para financiar la compra de equipos y como capital

para adelantar instalaciones y montajes72. La ANDI argumentaba que si bien, inicialmente, la dificultad se concentraba en algunas textileras, en ese momento ya se había convertido en un problema generalizado.

Ante el delicado asunto, la Asociación propuso fórmulas que pudieran solucionar el problema que había adquirido dimensión nacional y podría colocar al país en una situación de descrédito frente al exterior y parálisis económica en el ámbito interno.

Entre las alternativas sugirió la refinanciación de dicha deuda en dólares. El gremio también elaboró un estudio donde se analizaba la deuda externa privada, su discriminación, monto global, entidades prestamistas, orígenes y demás aspectos que servirían para presentar una salida a la problemática.

Sobre aquella coyuntura, cabe destacar la nota editorial de la revista del Banco de la República de mayo de 1984 (Palacios Mejía, 1984), donde se explicaba por qué se llegó a esta situación. De acuerdo con la publicación, con la bonanza cafetera de mediados de los 70, se desestimuló el endeudamiento externo público y privado y se indujo a las empresas a utilizar crédito interno, a pesar de que su costo era más alto que el externo, dadas las bajas tasas de interés y el entonces lento ritmo que se impuso a la devaluación. No obstan-

En 1984, con ocasión de los 40 años de la ANDI, la Asociación recibió la Cruz de Boyacá en su Grado de Plata. En la foto Fabio Echeverri Correa, presidente del gremio con Roberto Junguito Bonnet, ministro de Hacienda en el gobierno de Belisario Betancur. La Asociación preparó, por aquella época, documentos de orden laboral, económico y tributario y una síntesis histórica sobre proceso de tregua y paz.

72 Sesión de Junta de Dirección General del 21 de febrero de 1984. Acta n.° 102.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

Alinicio de la administración Betancur, el programa de ajuste fiscal hizo necesario racionalizar las importaciones y ajustar la tasa de cambio real.

te, algunas empresas grandes consiguieron permiso para endeudarse en el exterior. Pero, cuando llegaron los años 80, al subir las tasas de interés internacionales y acelerarse la tasa de devaluación, las empresas que habían tomado crédito externo, cuando les resultó favorable, recibieron un impacto ante las nuevas circunstancias.

Unas seis empresas representaban cerca del 45 por ciento del total de la deuda externa privada directa y el conjunto de las deudoras estaba ubicado principalmente en el sector industrial y transportador, pero también en otros, incluyendo el de los medios de comunicación.

Cabe recordar que al inicio de la administración Betancur, el severo programa de ajuste fiscal hizo necesario incrementar las exportaciones, racionalizar las importaciones y ajustar la tasa de cambio real a niveles más adecuados. Así lo describe Junguito73 (2018), “ahí fue cuando nos inventamos, con el Banco de la República, la devaluación ‘chorro a chorro’. Si antes se devaluaba 5 centavos al día, empezamos a devaluar 20 centavos, al otro día 40. Le metimos 50 por ciento de devaluación en un año”74

Sobre la petición de los industriales, el gobierno de Betancur recibió varias fórmulas para resolver el asunto que asfixiaba a varios afiliados de la ANDI. Aunque algunas eran inaceptables y sus argumentos fueron descartados, otras tuvieron respaldo.

73 Fue el segundo ministro de Hacienda del gobierno Betancur. Ocupó esta cartera entre 1984 y 1985.

74 Entrevista a Roberto Junguito en el periódico

El Tiempo (2017), con ocasión de la presentación de su libro Historia económica de Colombia en el siglo XX

75 Entrevista a Roberto Junguito en el periódico

El Tiempo (2017), con ocasión de la presentación de su libro Historia económica de Colombia en el siglo XX

Lo cierto es que, la solicitud de los empresarios se atendió a través de la Resolución 33 del 2 de mayo de 1984, que dio alivió a la situación de liquidez de las empresas con deudas externas, pero sin otorgarles subsidios y dejando el riesgo del crédito en donde estaba, es decir, en los acreedores extranjeros. Señaló en su nota editorial el Banco de la República.

El sistema de la resolución 33 equivale en términos financieros a un crédito que hace el Banco de la República a las empresas deudoras a través de un establecimiento de crédito y con la garantía de un acreedor extranjero, para pagar el valor de sus deudas externas con plazos más largos y sistemas de servicio más cómodos75

Es importante anotar que la resolución 33 tuvo por objeto exclusivo aliviar los problemas de liquidez de aquellas empresas que los padecían por causa de una devaluación más acelerada y no buscó resolver dificultades derivadas de endeudamiento excesivo, nacional o externo, de las empresas.

De lado del orden institucional

Los convulsionados años 80, o como algunos han llamado la década del terror, estuvieron dominados por la acción del narcotráfico y la guerrilla. Todas las esferas de la sociedad se vieron afectadas por el crimen. Fueron asesinados tres candidatos presidenciales, ministros, un procurador, jueces y fiscales, periodistas, políticos, líderes defensores de derechos humanos hasta árbitros de fútbol.

En medio de esa Colombia agobiada y desmoralizada por el desbordamiento de la inseguridad, aumentaba la responsabilidad del empresariado y la importancia de cumplir fielmente su misión de defensa del orden y la institucionalidad.

El 6 de noviembre de 1985 el país vivió uno de los momentos más difíciles de su historia con la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19. La ANDI, al igual que los gremios económicos, rechazó el acto terrorista y apoyó al presidente Belisario Betancur en tan complejo momento.

El presidente de la Asociación Nacional de Industriales, Fabio Echeverri Correa, condenó el ataque del M-19, señalando que no solo conducía a desestabilizar el país, sino que ponían en peligro sus instituciones. “La toma del Palacio de Justicia es un acto de extrema gravedad puesto que es una agresión al Estado mismo, que afecta la dignidad de toda la nación; y en consecuencia merece el más enérgico repudio y rechazo por parte de todos los colombianos de bien”, dijo el dirigente en nota periodística en El Colombiano de Medellín76

76 Directivos de gremios expresaron su rechazo por los actos terroristas del M-19. “Es un coletazo de un grupo que se siente aislado”. El Colombiano, Jueves 7 de noviembre de 1985, p. 9A.

CAPÍTULO 3 ALTA INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

77 Sesión de la Junta de Dirección General del 11 de octubre de 1989.

78 Sesión de la Junta de Dirección General del 11 de octubre de 1989.

La Asociación no hizo pronunciamientos oficiales sobre el tema candente del narcotráfico, que se acrecentó durante la administración de Virgilio Barco, aunque Fabio Echeverri, en sus acostumbradas intervenciones, sí condenó duramente el accionar de los narcotraficantes y los daños de la economía subterránea.

A finales del 1989, consciente de la difícil situación por la que atravesaba Colombia, la Junta de la Asociación, de la que hacían parte, entre otros, figuras tan prominentes en la vida del país como Carlos Alberto Robles, Nicanor Restrepo Santamaría, Jorge Urrutia Montoya, Carlos Upegui, Henry Eder Caicedo, Antonio Pretelt señaló que era necesario brindar total respaldo en esta lucha al presidente de la República y a las fuerzas del orden.

Consideraron los empresarios que bajo aquellas circunstancias debería existir un gobierno de unión nacional que congregara, bajo un mismo propósito, a todo el país77. Según la Junta de la ANDI la guerra declarada al narcotráfico era irreversible y de su resultado dependía el futuro institucional del país y su prestigio internacional. En este sentido, el sector industrial debía permanecer unido y solidario. Para ello recomendaron realizar con frecuencia reuniones de Juntas Seccionales.

La Junta consideró también importante comunicarle al presidente de la República, Virgilio Barco, la solidaridad del sector industrial y su opinión sobre la necesidad de adelantar un gobierno nacional que reuniera a los diferentes estamentos del país. “Estamos frente a una guerra en la cual debemos permanecer al lado del Estado. En lo internacional, Colombia ha adquirido una posición erguida y en lo doméstico, es preciso ganar la batalla al crimen organizado. Retroceder, convertiría a Colombia en un Estado criminal. Estamos dispuestos a enfrentar el reto, conscientes de que será sangriento y exigirá enormes sacrificios. Para triunfar es necesario que las acciones represivas y la actitud valiente de la Corte Suprema se vean acompañadas por un proyecto social que integre a la población con su clase dirigente78”, fueron las palabras de los empresarios de la seccional Antioquia, región duramente azotada por el narcotráfico.

Era evidente pues, más que nunca, que la ANDI se convertía en una institucionalidad llamada a contribuir a la defensa del sistema político y económico y al logro de la paz.

En este sentido, la ANDI hizo parte de la llamada Comisión de Notables conformada en 1989 con el objeto de solicitar la liberación de los periodistas secuestrados por “Los Extraditables”. El grupo de notables estuvo integrado, inicialmente, por los expresidentes Misael Pastrana y Alfonso López, el

cardenal Mario Revollo, el director de El Tiempo, Hernando Santos y Fabio Echeverri. La comisión estuvo atenta a colaborar en temas de la liberación de secuestrados y en diálogos con las FARC.

En enero de 1990, la Comisión se pronunció enérgicamente, rechazando la ola de atentados contra personas inocentes y condenando la práctica del secuestro del llamado “ajusticiamiento” de todas las formas de extorsión, males que Colombia estaba padeciendo.

Antes de las elecciones de 1990, Fabio Echeverri recibió una comunicación de las FARC invitándolo juntamente con los expresidentes Misael Pastrana, Carlos Lleras, Belisario Betancur, Alfonso López, Julio César Turbay y el Cardenal Mario Revollo Bravo, para que sirvieran como veedores de un cese al fuego que proponían al gobierno nacional.

Estamos

frente a una guerra en la cual debemos permanecer al lado del Estado. Es preciso ganar la batalla al crimen organizado.

Echeverri informó del asunto a la Junta Directiva de la Asociación, manifestando que consideraba normal que los grupos guerrilleros adoptaran y ofrecieran cese al fuego, más aún cuando ellos participarían en las elecciones. Muy probablemente ahora estarían buscando un espacio político frente al nuevo gobierno79.

Pero, advertía Echeverri que la veeduría por ellos solicitada era, en la práctica, imposible de realizar por parte de los destinatarios de la carta, considerando el siguiente argumento: Sino se les aceptaba su propuesta y había problemas en las elecciones, seguramente les echarían la culpa de lo ocurrido. Si se hiciera algo para acoger su propuesta, debería quedar nuevamente claro que estas decisiones eran de exclusiva incumbencia del gobierno nacional.

Lo cierto es que, en aquellos años de dificultad nacional, la ANDI tuvo que capotear momentos complejos. En 1989, la Junta Nacional decidió posponer la asamblea general hasta cuando la situación del país permitió su realización y aprobó exonerar a algunas seccionales de una cuota extraordinaria que se había decretado para cubrir obligaciones de la institución.

La verdad es que algunos sectores estaban más afectados que otros. Entre ellos, los de bienes durables, especialmente los relacionados con la industria de la construcción y el sector turístico en particular. Según la vicepresidencia de asuntos económicos, la producción nacional, con trilla, había caído entre enero y junio de 1989 en un 0,32 por ciento, cuando en el mismo período del 1988 había aumentado en un 4 por ciento.

79 Sesión de Junta de Dirección Nacional, del 6 de febrero de 1990. Acta n.° 155.

CAPÍTULO
INFLACIÓN, NUEVAS CRISIS, LA DUCHA FRÍA Y EL DERECHO A DISENTIR (1974-1990)

04capítulo

Un final 1990 2002 de siglo de reformas y remezones

Enla última década del siglo XX el país vivió en medio de cambios vertiginosos y grandes acontecimientos que revolcaron la vida de los colombianos.

La política de liberalización comercial para modernizar la economía e insertar al país en los mercados internacionales, cuyas bases se habían trazado años atrás, se profundizó al inicio de los 90 con el llamado proceso de apertura económica que removió las fibras del sector productivo.

En paralelo, el país construyó una nueva Carta Política que implicó un cambio institucional, económico y social que transformó la vida de todos los colombianos.

En materia política, fue una década agitada, pues se presentó una crisis institucional de gran magnitud, derivada de la participación del narcotráfico en la financiación de la campaña presidencial de 1994. La inestabilidad que trajo consigo este hecho, mantuvo en máxima tensión todo el cuatrienio del presidente Ernesto Samper Pizano.

Como si no fueran suficientes los movimientos, los años 90 serán recordados también por la severa crisis energética que llevó al famoso “apagón”; por la fuerte recesión económica con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) sin precedentes, hasta ese momento; por los intentos de paz del gobierno de Andrés Pastrana y hasta por un calamitoso desastre natural ocurrido en el eje cafetero.

En cada uno de aquellos acontecimientos, el papel que desempeñó el sector productivo, y en particular la ANDI, podría decirse fue fundamental. Ya fuera con el aporte a la discusión o el apoyo patriótico cuando se exigió.

En muchos momentos de aquella época, la participación de la Asociación Nacional de Industriales desbordó el marco limitado de sus propios intereses

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

LA PARTICIPACIÓN DE LA ANDI

DESBORDÓ

EL MARCO LIMITADO

DE

SUS PROPIOS INTERESES

PARA VOLCARSE A LOS MÁS AMPLIOS Y GENERALES DE LA COMUNIDAD.

para volcarse a los más amplios y generales de la comunidad y plantear soluciones y alternativas que significaran progreso y avance.

La ANDI tomó activa participación como vocera del sector productivo ante los gobiernos de César Gaviria (1990-1994), Ernesto Samper (1994-1998) y Andrés Pastrana (1998-2002).

La economía del último decenio del siglo XX fue de altibajos. Según Junguito (2016), la tasa anual de crecimiento del PIB se redujo al inicio del gobierno de Gaviria, pero al final de su administración se recuperó. Alcanzó más del 5 por ciento en 1995, luego disminuyó a 2,1 por ciento en 1996 y luego tuvo una pequeña alza del 3,4 por ciento en 1997. Al año siguiente se estancó, con la amenaza de la recesión que finalmente se presentó en 1999 con una caída del PIB del 4,2 por ciento.

En el plano interno de la ANDI, en este período la presidencia de la ANDI se movió más de lo que había sido usual. Cuando comenzaba la década, renunció Fabio Echeverri Correa y en su reemplazo, fue elegido Carlos Arturo Ángel quien asumió funciones en 1991. Cuatro años después, renunció y para sucederle se eligió al exministro Jaime García Parra, quien tuvo el paso más fugaz por la presidencia del gremio. Tan solo unos pocos días estuvo en el cargo (sería el primer vocero de la institución cuyo origen no era paisa). El reemplazo definitivo de Ángel fue el también pereirano Luis Carlos Villegas, quien haría una de las más largas presidencia de la historia de la institución.

Por otro lado, en los años 90 se fortaleció la institucionalidad gremial en Colombia con el nacimiento del Consejo Gremial Nacional (CGN) en el que la ANDI asumió un liderazgo incuestionable.

Fue pues esta última década del siglo pasado un período apasionante en el que la ANDI llegó a su medio siglo de existencia con mucho que aportarle al país.

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

En la senda aperturista

Como se mencionó antes, el proceso de apertura económica que caracterizó y marcó a la administración de César Gaviria (1990-1994) había comenzado, en sus primeros pasos, en el gobierno anterior de Virgilio Barco.

Desde el inicio de su administración, Barco (1986-1990) planteó la necesidad de modernizar la economía colombiana y fue su directora de Planeación Nacional, María Mercedes Cuéllar, quien se encargó de estudiar el tema, también movida, en buena parte, por la sugerencia del Banco Mundial que venía presionando para que el país diera ese paso.

El asunto, sin embargo, no avanzó mucho en los primeros meses del gobierno Barco, pero en 1989, cuando María Mercedes Cuéllar pasó al ministerio de Desarrollo, el presidente de la República dio el visto bueno para comenzar a trabajar en lo que se llamó la internacionalización de la economía.

La ministra, rostro de la apertura en el gobierno Barco, empezó a socializar la propuesta en los diferentes congresos gremiales, donde encontró gran resistencia y temores por las consecuencias negativas que podría traer para el sector productivo una apertura no planeada.

La ANDI asumió una posición muy crítica, pero comenzó a estudiar internamente el asunto para aportar al debate. Según la Asociación, antes de iniciar

una apertura económica, el país necesitaba resolver una serie de problemas. Por ejemplo, reestructurar al sector público; tener una política industrial estable; bajar las tasas de interés; reducir los impuestos a la importación de maquinaria y equipos; mejorar la infraestructura del país para facilitar el comercio con el exterior; diseñar una legislación laboral menos restrictiva e inflexible; mejorar eficiencias en cuanto a los trámites oficiales de importaciones y exportaciones; combatir el contrabando; tener un estatuto antidumping para evitar las prácticas desleales de comercio y avanzar en acuerdos internacionales de manera que la apertura fuera recíproca en los mercados internacionales para los productos colombianos80

En general, para la ANDI la internacionalización de la economía demandaría múltiples procesos de adaptación del Estado y de los sectores productivos.

Según

la Asociación, antes de iniciar una apertura económica, el país necesitaba resolver una serie de problemas.

Desde distintas instancias, la Asociación comenzó a abordar el tema que, cada vez, cogía más fuerza. A finales de 1989, el presidente de la Junta de Dirección General, Darío Múnera Arango, pronunció un contundente discurso en la asamblea de afiliados de la seccional Barranquilla.

En aquella ocasión, el empresario señaló que la verdadera competencia no era entre las industrias de un país y las de otro, sino entre las naciones. “¿Cómo puede una industria ponerse verdaderamente en condiciones de competir con el exterior si los servicios públicos son ineficientes y son caros?” se preguntaba el directivo, también presidente de Coltabaco81, una de las compañías fundadoras de la ANDI.

Pero, además de los servicios públicos, había otras instituciones que fallaban como la justicia. “Cómo podemos competir con empresarios que están trabajando dentro de condiciones mucho mejores que las nuestras en materia de seguridad, en materia de legislación del trabajo, en materia de educación y tecnología, en materia de servicios públicos, de crédito”, advertía en ese mismo discurso Múnera, entonces una de las voces empresariales más respetadas del país.

Como el discurso aperturista crecía, el gremio desplegó su capacidad de lobby ante las instancias del gobierno. El presidente Fabio Echeverri sostuvo numerosas reuniones con los ministros de Hacienda, Desarrollo y el director de Planeación Nacional a quienes les expuso las preocupaciones de los industriales.

80 Palabras de Carlos Alberto Robles, presidente de Junta Directiva ANDI - seccional Antioquia. Instalación asamblea de afiliados. Noviembre 1989. Revista ANDI n.o 102, p. 25, enero-febrero de 1990. .

81 Intervención de Darío Múnera ante la asamblea de afiliados de la seccional de la ANDI en Barranquilla.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Lafuerza de los hechos y la velocidad de los acontecimientos volvieron a colocar a la ANDI en la obligación de opinar sobre los grandes temas nacionales.

Aunque el gobierno seguía con sus planes, era receptivo frente al sector privado. En enero de 1990, la ministra de Desarrollo se reunió con el presidente de la ANDI para discutir el avance del plan de apertura económica, haciendo énfasis en las revisiones que se habían hecho al arancel, atendiendo los contactos adelantados con empresarios de diferentes sectores, así como la redacción de un estatuto antidumping que tanto reclamaban.

Entendiendo que la apertura económica era una política irreversible, la ANDI se enfocó en discutir las preguntas más relevantes: cómo se haría, en cuánto tiempo y qué cambios iba a introducir el gobierno a la par con lo que se estaba pidiendo al sector privado.

En febrero de 1990, el gobierno plasmó en un documento Conpes el que llamó “Programa de modernización de la economía”, con las acciones que se deberían seguir para llegar a una economía más abierta, entre ellas en materia de racionalización del comercio exterior 82. Se diseñó, por ejemplo, un plan de asignación de cupo de divisas para la aprobación de licencias de importación. El sistema se llamó “encuestas arancelarias”, pero finalmente tuvo muy poco éxito. Según el documento Conpes se planeaba que la apertura se realizaría en 5 años.

A todas estas, la Asociación llamaba la atención de que un gobierno, al que solo le faltaban cinco meses para terminar su gestión, decidiera plasmar una política de tanta importancia para la vida económica, sin conocer la posición del nuevo gobierno que debería ejecutarla.

82 Según documento Conpes, la protección indiscriminada a la producción nacional había ocasionado una baja en la productividad y esta a su vez la disminución del crecimiento de la economía, especialmente en la industria. Señalaba que la productividad descendió de un 1,9 por ciento, entre 1970 y 1975 a un 0,1 por ciento entre 1981 y 1984. Decía además que, de no haberse presentado ese descenso en la productividad, la industria habría crecido un 2,7 por ciento anual y no un 0,8 por ciento como ocurrió.

Lo cierto es que la ANDI asumió con seriedad el estudio de la apertura y presentó un documento en el que resaltaba que, dado que el Estado y los empresarios deberían adoptar conductas acordes con la nueva realidad, lo importante sería también contar con un cronograma claro y definido, en el cual se establecieran las diferentes bases previas a cualquier proceso de liberación comercial.

La idea de la Asociación era tener un análisis lo más completo posible para trasladar las inquietudes a los precandidatos presidenciales que se presentarían a la elección para elegir al sucesor de Virgilio Barco. Valga señalar que la ANDI consideraba que la apertura y modernización no eran malas per se. De hecho, podrían ser saludables para la economía del país, pero siempre y cuando se efectuara concertadamente, de manera prudente y atendiendo a las características de cada sector.

Los estudios y documentos producidos por el gremio, en aquella coyuntura, fueron recogidos copiosamente por la prensa nacional, a través de 102 noticias publicadas entre los meses de enero y febrero de 1990. Como se ve, en la amplia presencia en los medios, el aporte de la ANDI al debate fue muy importante (también otros gremios y el mismo gobierno presentaron sus posiciones y argumentos en los distintos medios).

Los esfuerzos de la ANDI por informar del tema a las empresas afiliadas fueron enormes. Las asambleas generales y seccionales que se hicieron entre 1989-1990 se ocuparon profundamente de la apertura.

La Asociación entendía que no debía controvertir públicamente el tema, especialmente ante la evidencia de que el gobierno no estaba en posibilidades de adelantar la apertura anunciada en vista de la precaria situación de los recursos externos del país. Convenía, más bien, entrar en contacto con el nuevo gobierno y proponerle la realización de un programa de modernización industrial que incluyera un compromiso de las fuerzas políticas, medidas de reestructuración del Estado y, en general, un acuerdo sobre las reformas que debían anteceder a la adopción de un nuevo modelo económico, para el país.

de Carlos

como presidente de la ANDI, en enero de 1991. Lo acompañan en la foto Gilberto Echeverri Mejía, gobernador de Antioquia (primero a la izquierda), Darío Múnera Arango, presidente de la Junta Directiva de la Asociación y Fabio Echeverri Correa, quien entregaba el mando del gremio.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)
Posesión
Arturo Ángel

Elresultado de este esfuerzo fue el nacimiento del Consejo Gremial Nacional, en el que la ANDI asumió el liderazgo.

A la espera de la llegada del nuevo gobierno, la ANDI continuó manejando el tema en privado, para evitar una polémica nacional sobre una materia de difícil discusión en público.

Sería pues el gobierno de César Gaviria, ganador en la contienda presidencial del 27 de mayo de 1990, el que tendría la última palabra frente al proceso de apertura.

En junio de aquel año, Fabio Echeverri se reunió con el presidente electo para conocer de primera mano los planes del nuevo gobierno. Gaviria le manifestó que persistiría en el programa de modernización de la economía, introduciendo todas las reformas, correcciones y modificaciones que estimara convenientes, de acuerdo con las inquietudes que le fueran presentadas con argumentación sólida, expresando que serían muy útil la colaboración de la ANDI.

El futuro primer mandatario consideraba importante tener una estrecha y permanente relación con la Asociación, entidad que por su seriedad y experiencia jugaría un importante papel en el gobierno a entrante83

En su discurso de posesión, el 7 de agosto de 1990, César Gaviria reveló sus planes de reformas económicas y señaló que el país debía avanzar en el proceso de internacionalización de la economía.

Lo que sucedió después lo relata Rudolf Hommes, ministro de Hacienda entre 1990-1994, en su libro “Así lo recuerdo” (2021, p, 337-338). “…les dimos una gran sorpresa a los gremios, a los políticos y a casi todo el mundo haciendo aprobar en el Congreso un paquete muy importante de reformas encaminadas a liberalizar la economía, los mercados de bienes, trabajo y capitales, a promover la competencia e importantes cambios en el comportamiento económico”.

83 Sesión de la Junta de Dirección General del 19 de junio 1990. Acta n.°158.

84 El programa de apertura económica aceleró de manera significativa la reducción arancelaria, lo que obviamente implicó el sacrificio de los recursos fiscales derivados de los aranceles y la sobretasa del 18 por ciento a las importaciones, contemplada en la Ley 75 de 1986.

Aunque se programó un desmonte gradual de los aranceles, esto resultó contraproducente pues detuvo las importaciones, a la espera de la reducción que vendría. En este sentido, las proyecciones oficiales fallaron. Ni las importaciones crecieron, ni las exportaciones se estancaron, ni las reservas internacionales cayeron y la inflación sí se disparó.

El plan que buscaba que la exposición de la economía a la competencia internacional fuera gradual y cautelosa no se pudo cumplir. El cronograma de desgravación se aceleró al rebajarse los aranceles al nivel previsto para dos años después84

La ANDI seguiría al tanto del proceso y trasmitiéndole al gobierno las inquietudes de sus afiliados. Por ejemplo, se le informó al ministro de Desarrollo, Ernesto Samper Pizano, sobre el perjuicio que en algunas empresas estaba causando el programa de apertura debido a la importación de artículos de calidad inferior a los nacionales. Se le solicitaba la exigencia de requisitos mínimos de calidad para la aprobación de licencias de importación.

Comenzaba así, una etapa de grandes desafíos para el sector productivo, urgido de mejorar su eficiencia y poder competir tanto en el mercado externo como el interno. La ANDI seguía elaborando estudios que pudieran ayudar al debate y a la toma de decisiones del gobierno. En este orden el gremio presentó el documento La Modernización de la Economía: un Programa Integral y Concertado, que se le envió al ministro de Desarrollo.

Samper, abiertamente a favor de la apertura pausada, afirmaba que esta debía ser hecha con los criterios de gradualidad, selectividad y concertación. También estaba de acuerdo con los industriales, en el sentido de que la apertura no debía consistir solo en un proceso de liberación comercial.

Meses después, el gobierno conformó un comité para analizar y diseñar los mecanismos que permitieran una modernización integral de la economía colombiana. Estuvo integrado por los ministros de desarrollo, Hacienda, Obras Públicas, Trabajo, el jefe Nacional de Planeación, un representante de los bancos oficiales y el presidente del Consejo Gremial Nacional, que para ese entonces era el vocero de la ANDI.

En este momento de la historia terminaba también una etapa en la vida de la Asociación. En la Asamblea ordinaria de afiliados de la seccional de Manizales, realizada en diciembre de 1990, Fabio Echeverri Correa hizo pública su decisión de retirarse del cargo que durante casi diecisiete años había desempeñado.

Un mes después, el 21 de enero de 1991, presentó oficialmente su carta de renuncia en la que señaló que tenía la satisfacción personal de haber colocada a la ANDI entre las más respetadas organizaciones empresariales del continente, acatada y admirada en el concierto internacional, y en Colombia. “Nadie duda acerca de su preeminencia por el rigor, elevado sentido de la justicia y de la equidad que presiden sus actuaciones, planteamientos y posiciones”, dijo

La Junta de Dirección General de la ANDI destacó los servicios prestados por Fabio Echeverri, su honestidad, valor civil para defender los derechos de los industriales sin dejar de lado el interés de la sociedad, y la manera

ALCANZAR UN MAYOR GRADO DE COMPETITIVIDAD EN LAS EMPRESAS, LOS SECTORES Y LA ECONOMÍA EN GENERAL CONSTITUYE SIN DUDA UNO DE LOS MAYORES DESAFÍOS QUE ENFRENTA LA SOCIEDAD COLOMBIANA.

CARLOS ARTURO ÁNGEL, 1995.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

La Asociación pondría especial atención a los temas tratados en la Asamblea Constituyente para lo que produjo documentos con observaciones a los proyectos presentados. En la foto de febrero de 1991, acompañan al presidente César Gaviria y su esposa Ana Milena Muñoz, los tres presidentes de la Constituyente, Antonio Navarro Wolff (AD M-19), Horacio Serpa Uribe (L) y Alvaro Gómez Hurtado (MSN). (Foto cortesía de El Tiempo) 85 Carlos Arturo Ángel nació en Pereira. Fue presidente de la ANDI entre 1991 y 1995. Estudio Ingeniería Química en la Universidad de los Andes y se especializó en la Universidad de Pittsburg.

brillante para exponer el pensamiento de la Asociación ante las distintas instancias gubernamentales y la opinión pública nacional.

Dado el momento histórico y las importantes definiciones políticas y económicas que estaban en curso, rápidamente se nombró un nuevo presidente. El 29 enero de 1991 se propusieron a la Junta dos candidatos: César de Hart, de Bucaramanga, y el pereirano Carlos Arturo Ángel, quien había sido muy cercano a Fabio Echeverri.

Después de reconocer que los dos candidatos reunían suficientes condiciones profesionales y personales para ocupar el cargo de presidente de la ANDI, se escogió por consenso al segundo. Con Carlos Arturo Ángel, la presidencia de la Asociación daba nuevamente un giro, con la salida de un antioqueño y la llegada de un dirigente del Eje Cafetero. Por primera vez, Medellín se abstenía de presentar un candidato, lo que facilitó la elección.

Ángel había hecho parte de la Asociación desde 1970, cuando fue nombrado gerente de la oficina del gremio en la capital risaraldense. Tenía amplia experiencia en el sector público como en el privado85

Asumía las riendas de la ANDI en una coyuntura de grandes cambios para el país y en la que los empresarios desempeñarían un papel muy activo y tendrían mucho que decir. Ángel, muy cercano al presidente César Gaviria,

no tuvo reparo en moverse con todo el ímpetu para defender la posición de los empresarios frente a la apertura económica.

A raíz de los cambios ocurridos en el equipo económico del gobierno, a finales de 1991, la relación entre el Ministerio de Desarrollo y los gremios de la producción sufrió un giro radical.

Carlos Arturo Ángel consideraba que, mientras con el ministro Samper se tenía la oportunidad de discutir y analizar todos los aspectos relacionados con su despacho, con su sucesor, el ministro Jorge Ospina, la situación era completamente distinta. Según el presidente de la ANDI, Ospina tenía la convicción absoluta de que el proceso de apertura de la economía se debía hacer de una vez y sin ninguna tregua. Además, era enemigo de otorgar concesiones especiales a sectores específicos de la economía y había desconocido algunos acuerdos con los sectores siderúrgico y automotriz a los que habían llegado el sector privado de Colombia y Venezuela con el respaldo de los gobiernos de los dos países.

El deterioro de las relaciones de la ANDI con el ministerio de Desarrollo se hacía cada vez más evidente.

En síntesis, la apertura económica se hizo y la mayor velocidad que tomó el proceso conmocionó al tejido manufacturero. Sacudió a la Asociación y en general a todos los gremios económicos. La competencia adicional que llegó del exterior fue vista, por algunos empresarios, como ruinosa, aunque, para otros los hizo crecer y ser mucho más eficientes. Hay que señalar que la apertura a la inversión extranjera resultó muy beneficiosa. Sobre el balance general de este proceso, todavía hay bastante tela por cortar.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Posiciones frente a una

nueva carta política

La fuerza de los hechos y la velocidad de los acontecimientos que ocurrían al finalizar el gobierno Barco y comenzar el de Gaviria volvieron a colocar a la ANDI en la obligación de opinar sobre los grandes temas nacionales. Esta vez, lo sería frente a una reforma constitucional que se abría camino y sobre la que el gremio económico no podría hacerse a un lado.

A manera de contexto de este crucial momento en la vida del país, es importante recordar cómo fue el proceso que llevó a la Asamblea Constituyente de 1991 y qué papel desempeñó la ANDI.

A comienzos de 1988, el presidente Virgilio Barco propuso convocar un referendo para derogar el artículo 13 del Plebiscito de 1957, que impedía reformar la Constitución por métodos extraordinarios.

Aunque esta propuesta desató fuertes críticas de expresidentes de la República, siguió adelante con la firma del llamado Acuerdo de la Casa de Nariño, entre Virgilio Barco y Misael Pastrana, que hablaba de conformar una comisión de ajuste institucional para elaborar una reforma a la Carta Política, cuyo texto sería presentado al pueblo, para su aprobación, a través de un referéndum.

El mecanismo, sin embargo, no funcionó, pues un fallo del Consejo de Estado tumbó el acuerdo, tras considerar que esta no era la vía para reformar la

Constitución Política. No quedaba, pues, otra alternativa que acudir al Congreso de la República y así lo hizo el gobierno. El 27 de julio de 1988 presentó al legislativo un proyecto de reforma constitucional.

Desde el mismo momento en que se empezó a debatir dicho proyecto de Ley, la ANDI se comprometió con su estudio. Acudió a un grupo de expertos para que hicieran un análisis jurídico y económico de la propuesta, de tal manera que la Asociación pudiera expresar su posición.

El tema también fue discutido ampliamente en la Asamblea General de Afiliados, celebrada en octubre de 1988, cuyas conclusiones se enviaron al senador ponente del proyecto de Ley, Hernando Durán Dussán, así como a las autoridades del Gobierno. Adicionalmente se editó un libro llamado “La ANDI ante la reforma Constitucional”.

Elgremio empresarial sí debía asistir al Pacto Social, pero advirtiendo que, bajo ningún motivo aceptarían un control de precios.

En aquella asamblea, Fabio Echeverri pronunció un vehemente discurso en el que señaló, con relación al trámite de la iniciativa, que los industriales la veían con complacencia porque se regresaba a los cauces institucionales, al presentar el proyecto al Congreso mediante el procedimiento que contemplaba la Carta. Dijo entonces: “se retornó a la ortodoxia, renunciando a lo que era una aventura. La ANDI y los principales gremios económicos del país señalamos en su momento la conveniencia de defender el fuero constituyente del Congreso a la par que censuramos la invocación de una constituyente ad hoc de sospechosa estirpe seudodemocrática”86.

En cuanto al contenido original del proyecto lanzó fuertes críticas. Según el vocero de la ANDI, se veía una tendencia a copiar soluciones de legislaciones extranjeras, cuyo éxito nadie podía garantizar en Colombia. En sus palabras, era farragoso, carecía de simplicidad y concisión, al incorporar instituciones híbridas que combinaban el sistema parlamentario con el presidencial, el régimen federal con el centralista y, a veces, un sistema de economía centralmente planificada mezclado con el tradicional de economía de mercado.

Igualmente, Echeverri afirmó que el gigantismo del aparato estatal que se proponía en el proyecto, a través de la creación de nuevos entes y la ampliación de actividades públicas, representaba un costo que superaba los recaudos de impuestos de renta de 1988, con lo cual sería virtualmente necesario hacer una reforma tributaria de corte claramente fiscalista, que, dada su magnitud, no tenía antecedentes.

86 Discurso de Fabio Echeverri Correa ante la asamblea general ordinaria número 44. Medellín, octubre 28 de 1988.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

87 El 9 de octubre de1990, la Corte Suprema de Justicia declaró la exequibilidad del decreto, con excepción de algunas disposiciones que limitaban la Asamblea a un temario estrecho. Los acuerdos para la Constituyente precisaban que se reformaría la Constitución en 10 temas y no para expedir una nueva. El Alto Tribunal, por el contrario, consideró que no se podía limitar la facultad soberana del pueblo, por lo tanto, podía expedirse una nueva Constitución.

A juicio de la ANDI los temas que debería conservar cualquier reforma a la Carta Política tenían que ver con principios básicos de la organización social como el régimen republicado unitario y presidencialista; las facultades extraordinarias al Jefe del Gobierno para situaciones de excepción; la separación de las ramas del poder público, con colaboración armónica entre ellas; el sufragio libre y universal con democracia representativa; la igualdad respecto a los derechos individuales y las libertades públicas, entre ellas las básicas de expresión (con prensa libre pero responsable), libertad de locomoción, libertad de empresa, de trabajo; la propiedad privada, con su inherente función social; los límites del intervencionismo estatal en la economía y la educación.

Algunas de las observaciones de la ANDI fueron tenidas en cuenta por el ponente de la iniciativa, en el legislativo. Pero, si bien el entonces ministro de gobierno, César Gaviria, logró que el proyecto fuera aprobado en primera vuelta, a última hora, el mismo gobierno lo hundió en 1989.

Fue así como se llegó al camino de una Asamblea Constituyente cómo fórmula para reformar la Carta Política. Virgilio Barco se la jugó por esta vía y el presidente César Gaviria la hizo realidad al convocarla, una vez llegó a la primera magistratura del Estado.

Tan pronto tomó posesión como presidente de Colombia, Gaviria expidió el decreto 1926 del 24 de agosto de 1990 que definió la convocatoria al pueblo para ir a las urnas el 9 de diciembre de ese año para escoger los integrantes de la Asamblea Constitucional87

Dada la trascendencia del asunto, la Junta Directiva de la ANDI (máxima instancia de decisión) envió comunicación interna a los afiliados, advirtiendo sobre la importancia que tendría para el futuro del país, la conformación de la Asamblea Nacional Constitucional. De la calidad de sus integrantes dependería qué tipo de reforma a la Constitución se haría, lo que obviamente comprometía el futuro de las instituciones.

La ANDI discutió internamente si era bueno que la Asociación participara directamente en el proceso electoral para la elección de los miembros a la Asamblea Constitucional. Aunque algunos afiliados sostenían que se podría apoyar listas en las cuales hubiera candidatos sensatos y en los que pudieran confiar los empresarios, finalmente se acordó no apoyar institucionalmente ninguna lista en particular, ni hacer propaganda en los medios de comunicación, convocando a la gente a adoptar alguna posición específica sobre e1 proceso de aprobación y elección a la constituyente.

La Asociación consideraba conveniente que, una vez se integrara la Asamblea, el gremio participaría en el análisis de las distintas propuestas, para lo cual se debía contratar expertos constitucionalistas que elaboraran estudios que sirvieran de orientación y apoyo a los constituyentes elegidos.

Cuando ya estaba cerca de dejar el gremio, Fabio Echeverri era a todas luces un crítico de la reforma constitucional, pues consideraba que no era la panacea para la solución de los problemas del país. Por lo demás, cuestionaba que el gobierno, en la campaña publicitaria oficial, tomara partido por la Asamblea. Así lo expresó en cartas dirigidas al ministro de Gobierno y al Procurador General de la Nación.

Dada la trascendencia de esta reforma y la necesidad de hacer un seguimiento continuo a los temas discutidos, tanto en las mesas de trabajo como en las comisiones y subcomisiones de la Asamblea Constitucional, la ANDI contrató como asesores a los abogados Jesús Vallejo y Jorge Humberto Botero. En el pasado ambos habían sido funcionarios del gremio en el cargo de Asesor Jurídico y conocían muy bien los asuntos constitucionales.

Al mismo tiempo, el gremio programó tertulias con otros expertos constitucionalistas para que los afiliados pudieran enriquecer el pensamiento sobre los cambios propuestos.

La asamblea de afiliados ha sido un gran escenario para que los empresarios expresen al gobierno sus puntos de vista sobre la economía y el país y conocer a su vez el pronunciamiento del presidente de la República. En la asamblea de noviembre de 1991, escucharon al presidente César Gaviria. En aquella ocasión, Carlos Arturo Ángel, vocero de la ANDI le expuso algunas inquietudes acerca de las negociaciones para la integración con México que estaba en curso.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Alinterior de la ANDI fue difícil aceptar la velocidad que tomó el proceso de apertura.

Inicialmente, Vallejo y Botero manifestaron que el propósito específico de la gestión gremial debía basarse en la defensa de varios principios. Entre ellos, hacer reconocimiento del carácter pluralista de la sociedad y del Estado que debía tener la Constitución, pues, de oponerse a estos quedaría marcada con un corte totalitario. También debería propender por el fortalecimiento del poder estatal democrático.

Otro aspecto fundamental que se debía buscar en la nueva Constitución era definir, de una manera clara, la regulación constitucional de la economía. En este sentido, había que ampliar, advertían, el ámbito de la economía de mercado con una intervención del Estado concebida sólo como corrector de situaciones anómalas. Igualmente veían necesario postular la independencia del banco central88

Todo parecía indicar que, con Carlos Arturo Ángel en la ANDI, la relación del gremio con el gobierno Gaviria sería más fluida. Más acercamiento y menos confrontación era el estilo del presidente de la Asociación.

Ángel comenzó a liderar las acciones del gremio empresarial frente al desarrollo de la Asamblea Constituyente. Buscó la colaboración de otros gremios económicos para preparar y presentar un documento que se entregaría a los miembros de la Asamblea y se haría público.

Adelantó contactos directos con los miembros de la Comisión Quinta (a cargo de los asuntos económicos) y otros constituyentes, con el fin de exponerles la posición de la ANDI en los temas económicos y sociales que se planteaban en la Asamblea.

88 Sesión de la Junta de Dirección General del 29 de enero de 1991. Acta n.° 163.

Había temas críticos sobre los cuales la Asociación pondría especial atención. Entre estos, la propiedad, la expropiación por vía administrativa, la delimitación de lo que se entendía por servicio público, la función de la intervención del Estado en la economía, la participación de la comunidad en las decisiones que afectaran el medio ambiente, el concepto de seguridad social integral, los amplios derechos económicos y sociales planteados y los recursos para financiarlos. Igualmente, la participación de los trabajadores en la administración y utilidades de las empresas, la extensión de la negociación colectiva a todas las empresas del Estado sin restricción de ningún tipo, la descentralización administrativa, la soberanía fiscal para los departamentos y municipios. Todos estos temas fueron tratados directamente con los constituyentes en busca de que quedaran consignados

de una manera que no tuviera consecuencias graves para el país y para el sector privado.

La acción de tutela ameritó también un estudio a fondo por parte de la Asociación Nacional de Industriales, que produjo un documento con observaciones a los proyectos presentados en esta materia, para discutir en la Asamblea Constituyente. Este informe tuvo una amplia difusión en la prensa nacional y la ANDI fue invitada por la Comisión Especial a participar en un foro que se hizo sobre la acción de tutela.

La vicepresidencia económica de la ANDI, a cargo de Javier Hoyos, cuantificó el costo que tendría para el Estado la concreción de las diferentes propuestas presentadas ante la Asamblea Nacional Constituyente. El estudio se realizó tomando como guía el Proyecto presentado por el gobierno, por corresponder a una propuesta completa y contener aspectos comunes a los demás89

Según los resultados, de llevarse a efecto lo planteado en materia de creación de nuevos derechos, extensión de los existentes y creación de nuevos entes del Estado, el costo inicial sería de 4.3 billones de pesos de 1991. Esto equivaldría al 16 por ciento del Producto Interno Bruto del país en aquel año; al 80 por ciento del presupuesto del gobierno central y los Institutos descentralizados o al 150 por ciento de los ingresos corrientes del gobierno central.

Aunque todo lo planteado en estas propuestas no tendría que ser realizado en un sólo año, pues podría llevarse a cabo en un horizonte de tiempo más amplio, daba una idea del esfuerzo económico que tendría que hacer el Estado y la capacidad real del mismo para realizarlas.

Como se observa, la ANDI siguió en detalle los debates que llevaron a la elaboración de la actual Carta Política y, posteriormente, aportó estudios sobre aspectos significativos del desarrollo constitucional y elaboró informes y cálculos económicos para determinar los costos de las reformas.

89 Sesión de la Junta de Dirección General del 30 de abril de 1991. Acta n.° 165.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

90 La SAC fue invitada a hacer parte. Aunque no firmó de manera oficial sí participó en muchas reuniones.

La unión hace la fuerza

En 1991, en medio del agitado momento de reformas propuestas por el gobierno para estudio del Congreso, el sector empresarial se organizó para crear una asociación cúpula que reforzara la relación entre el Ejecutivo y los gremios de la producción. El resultado de este esfuerzo fue el nacimiento del Consejo Gremial Nacional, en el que la ANDI asumió el liderazgo.

El antecedente de esta aspiración gremial se remontaba 10 años atrás, a comienzos de los años 80, durante la administración de Julio César Turbay Ayala. Junguito et al. relatan en su Historia del Consejo Gremial Nacional (2015) cómo, en aquella ocasión, se creó el llamado Frente Gremial, compuesto por la ANDI, Fenalco, Camacol y Fedemetal90, con la idea de hacer un seguimiento crítico a las políticas del gobierno Turbay, en especial las consignadas en el llamado Estatuto de Seguridad.

Aunque los pronunciamientos del Frente Gremial, en aquellas circunstancias, tuvieron impacto en la prensa nacional, una vez terminó el gobierno Turbay, la asociación prácticamente desapareció de la escena pública.

Ya en la administración de César Gaviria, el ministro de Desarrollo, Ernesto Samper Pizano, manifestó en varias oportunidades que el gobierno no tenía interlocutor válido en el sector privado para conversar y negociar decisiones sobre el proceso de internacionalización e integración comercial con otros países. En su opinión, la ANDI no representaba a todo el sector privado y por lo tanto no era el vocero más adecuado para tratar con el gobierno estos temas.

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

Con este argumento, el ministro promovió la creación de un Consejo Empresarial Colombiano que, en principio, atendiera las negociaciones comerciales de Colombia con Estados Unidos, pero luego extendería sus objetivos a las negociaciones con otros países.

La ANDI, acostumbrada a tomar las banderas de iniciativas benéficas para el sector productivo, inició contactos con los empresarios que conformaban dicho Consejo y con los representantes de las demás asociaciones privadas para buscar la forma de diseñar un mecanismo más potente que permitiera a los gremios ser contraparte válida para el gobierno.

Los convocados aceptaron el reto y se convino conformar un Consejo Gremial, para que se entendiera con el gobierno en nombre de todo el sector privado. Se decidió que la ANDI sería en principio la entidad coordinadora de dicho Consejo.

Entodos los esfuerzos que condujeran a la paz, la ANDI siempre había estado presente dando muestra de total disposición a colaborar.

Este nuevo esquema, aunque buscaba en lo inmediato desactivar el Consejo Empresarial Colombiano conformado ad-hoc por el ministro de Desarrollo, tenía el propósito de convertirse, en el futuro, en un mecanismo permanente para concertar con el gobierno.

Carlos Arturo Ángel, como presidente de la ANDI, consideraba que la relación entre el gobierno y los gremios no podía continuar en una confrontación permanente, como en el pasado, en donde el Ejecutivo tomaba decisiones y el sector privado reaccionaba ante ellas, para tratar de cambiarlas de tal forma que no lo afectara gravemente.

Los empresarios afiliados a la ANDI estuvieron de acuerdo en buscar la unidad de todo el sector privado, pues este debía tener un papel más protagónico y una mayor injerencia en las decisiones que tomara el gobierno en materia de políticas públicas.

La ANDI, sin duda alguna, era consciente de los riesgos que conllevaba la creación de un organismo que reuniera a todos los gremios económicos del país y en el cual, seguramente, se presentarían distintas posiciones que podrían implicar ceder en algunas ocasiones en los puntos de vista de la Asociación91. Sin embargo, estaba dispuesta a ser parte de esta nueva institucionalidad gremial.

91 Relato de la discusión al interior de la Junta de Dirección General de la ANDI sobre el Consejo Gremial, en la sesión del 9 de julio de 1991. Acta n.° 167.

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(1990-2002)

Al inicio del gobierno Samper Pizano (19941998) la ANDI participó en el gran Pacto Social propuesto por el jefe de Estado. Pero las relaciones con el mandatario se fueron deteriorando hasta el rompimiento, a medida que fue creciendo el escándalo por el ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña presidencial. En la foto, el presidente Samper en su primer año de gobierno asistiendo a la asamblea general de la Asociación celebrada en el septiembre de 1994.

En el acta de constitución del Consejo Gremial Nacional se acordó constituir un comité coordinador con representación de todos los sectores de la actividad económica. Inicialmente, este sería presidido por Carlos Arturo Ángel, de la ANDI y posteriormente por Sabas Pretel de la Vega de Fenalco92

Como se verá más adelante, el Consejo Gremial Nacional desempeñó un papel protagónico en distintos eventos de la vida del país, entre ellos cabe destacar su accionar y posición enérgica durante la crisis política en la administración del presidente Ernesto Samper Pizano y el rol que cumplió en la búsqueda de la paz en el gobierno de Andrés Pastrana Arango, así como el acompañamiento que hizo para enfrentar la crisis económica de finales del siglo XX.

92 El acta de constitución se firmó el 15 de julio de 1991. Los primeros integrantes del Consejo Gremial Nacional fueron Acolfa, Acopi, Acoplásticos, Analdex, ANDI, Asobancaria, Asocaña, Camacol, Fasecolda, Fedegan, Fenalco, Asocolflores y SAC.

El Pacto Social

Desde que asumió la presidencia de la República, el 7 de agosto de 1994, Ernesto Samper Pizano planteó convocar al país a un gran Pacto Social, basado en el modelo del Convenio Social suscrito en México, en donde el esquema colocó la inflación en los estándares internacionales.

Para aquel momento, la Junta Directiva del Banco de la República, creada como la máxima autoridad monetaria, cambiaria y crediticia, hacía grandes esfuerzos por bajar la inflación, principal responsabilidad que le fue encomendada en la Constitución de 1991.

Sin embargo, no había sido una tarea sencilla. En 1992, la inflación se situó en 25,5 por ciento, por encima de la meta que se había fijado la Junta, de 22 por ciento. En 1993 llegó a 22,6 por ciento y en los diez primeros meses de 1994 ya alcanzaba 19.5 por ciento.

La idea del presidente Samper era ayudar, a través de un pacto entre trabajadores, empresarios y gobierno, a eliminar la indexación de la economía y romper la inercia inflacionaria. “Uno de los objetivos fundamentales del Pacto Social es reducir sustancialmente el costo de vida y al mismo tiempo ordenar la economía en la dirección de la estabilidad y el crecimiento con equidad”, dijo el presidente Samper en el periódico El Tiempo93, cuando transcurría su primer año de gobierno.

93 “Samper y el Pacto Social”. Noviembre 6 de 1994. El Tiempo

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94 El Pacto Social de Productividad, Precios y Salarios se firmó en noviembre de 1994.

Dado que la invitación a participar en el Pacto llegó oficialmente a la ANDI, el tema se discutió internamente y se convino que la decisión no la tomaría ni el presidente de la Asociación ni su Junta Directiva. Como era un asunto que podría comprometer a los afiliados, lo mejor era que ellos, a través de una Asamblea General, decidieran el camino a tomar.

Algunos empresarios temían que el Pacto acabara siendo un simple control de precios y que en materia de salarios terminara discutiéndose una Ley laboral que no veían conveniente en el momento y que, al final, no se lograra disminuir la inflación. Otros consideraban que, pese a las dudas, la Asociación debía estar presente en un asunto de tanta importancia para el país.

Finalmente, la ANDI llegó a la conclusión de que el gremio empresarial sí debía asistir al Paco, pero advirtiendo que, bajo ningún motivo aceptarían un control de precios. También veían con preocupación una eventual reforma laboral.

El gobierno creó la comisión que sentaría las bases del gran acuerdo en materia de productividad, precios y salarios. De esta hicieron parte asesores de la presidencia de la República, voceros de los trabajadores, el director del Consejo Gremial Nacional y la ANDI, en representación de los empresarios colombianos.

La comisión creó cuatro comités en los que la ANDI tuvo asiento. Estos se ocuparon de los temas relacionados con las actividades agrícola y agroindustrial; asuntos laborales; servicios públicos y el área industrial. El Pacto Social debería tener, como mínimo, una duración de dos años, plantear metas más cercanas al mediano plazo y contar con un comité de seguimiento.

Ya en el desarrollo de los diálogos, el presidente de la ANDI, Carlos Arturo Ángel, hizo permanente énfasis en defender la postura del gremio de no aceptar medidas de control de precios, como las que insinuaba el Ministerio de Desarrollo, Rodrigo Marín Bernal, coordinador del pacto.

En cuanto a los salarios, el Consejo Gremial Nacional sugirió negociar siempre sobre la inflación esperada y se le recomendó al Gobierno fijar el incremento del mínimo para 1995, antes de firmar el Pacto94. También se consideró necesario que las empresas del sector público realizaran un mayor esfuerzo en productividad y que el Banco de la República interviniera en el Pacto Social, como efectivamente sucedió.

Posteriormente, en la etapa de fiscalización del Pacto, la ANDI participó en varias de los comités de seguimiento. Durante las reuniones, se le solicitó

al gobierno la revisión del gasto público, pues este factor incidía en una proporción importante sobre el propósito de reducir la inflación.

Hay que decir que la ANDI desempeñó un papel crítico en la búsqueda del objetivo. Además de que muchos empresarios pusieron su granito de arena, por la vía de no subir precios e incrementar la productividad, no dejaron de reclamarle al gobierno que, a través de los servicios a cargo del Estado y los controlados, especialmente las tarifas energéticas, no había cumplido sus metas, lo cual fue un obstáculo para los propósitos del Pacto.

Era aquel, un momento de gran tensión en materia política por el tema relacionado con el ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña del presidente Samper. El ambiente estaba tan caldeado que, en el seno de la Comisión del Pacto, varios representantes del sector privado expresaron la preocupación por la situación política del país.

En septiembre de 1995, decidieron emitir una declaración pública, en la cual hicieron un llamado para alcanzar la paz y la renovación de los principios éticos. El presidente de la ANDI, Carlos Arturo Ángel destacó en su momento que, si bien esta no era función de la Comisión del Pacto, era importante que los diferentes actores que allí tenían asiento elaboraran un comunicado de este alcance.

En 1994, la ANDI celebró medio siglo de vida. En la asamblea de afiliados de aquel año, realizada en septiembre, se le rindió homenaje a los fundadores. En la foto, Don Guti Gómez, una de las figuras más importantes que ha tenido la institución. Posteriormente en el año 2000, se creó la Orden al Mérito Empresarial José Gutiérrez Gómez como reconocimiento a la vida y obra de quien fuera presidente del gremio durante el período 1946 a 1957.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Años de máxima tensión

Como se ha dicho, el escándalo por el ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano desató una crisis política sin precedentes en el país. Las voces que señalaban la deslegitimación de la elección en Colombia, unido a la amenaza de descertificación de Estados Unidos fueron preocupación de primera línea del sector privado y mantuvieron durante casi todo el cuatrienio un ambiente enrarecido en todos los ámbitos.

Por supuesto, la tensión también se sentía en la ANDI pues, de un lado, la apertura económica de Gaviria había sido traumática -para ese momento- y todavía las preocupaciones no estaban resueltas y por otro, el gobierno en ejercicio llegaba con una marca judicial tan grande que sus implicaciones podrían afectar la marcha de los negocios.

En medio de este escenario, se produjo un cambio en la presidencia de la Asociación Nacional de Industriales. A mediados de 1995, Carlos Arturo Ángel presentó renuncia.

Si bien la decisión de retirarse de la Asociación tenía que ver con razones profesionales (se vincularía a Conconcreto, en ese momento la empresa de construcción más importante del país), la verdad es que le había correspondido un período muy intenso, de gran desgaste con la política de apertura y el proceso de reforma constitucional.

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Además, el estudio realizado durante su presidencia, en el que se señalaban los beneficios de trasladar la Asociación de Medellín para Bogotá, le generó más de un disgusto con algunos empresarios antioqueños. Ángel también había tenido desavenencias con algunos empresarios de la Junta Seccional Bogotá, todo lo cual lo tenía algo fatigado.

Frente al tema de la apertura económica, por el que Ángel trabajó arduamente, no faltaron quienes terminaron molestos con su papel, pues consideraban que había sido condescendiente con su coterráneo, el presidente Gaviria. No hay que olvidar que al interior de la ANDI fue difícil aceptar la velocidad que tomó el proceso de apertura.

Tras la renuncia de Ángel (estuvo hasta octubre de 1995), la Junta de Dirección General, entonces presidida por el empresario vallecaucano Henry Eder, nombró una comisión para seleccionar los candidatos a dirigir la ANDI95

LaANDI consideró que la Ley de Intervención Económica estaba bien encaminada.

Después de barajar varios nombres se eligió al santandereano Jaime García Parra, exembajador en Londres y Washington, ex ministro de Hacienda y comunicaciones, ex precandidato presidencial y reconocido como una de las más importantes figuras del Partido Conservador.

Aunque García Parra manifestó su interés en el cargo, solicitó un plazo de unos días para tomar una decisión y buscar fórmulas de solución a algunos problemas pendientes de su ejercicio profesional. Cumplido el tiempo, su respuesta fue afirmativa, pero asumiría a partir de enero de 1996.

Su nombramiento se hizo público. Todos sabían que García Parra asumiría la vocería del gremio más importante del país, en una hora muy crítica, justo cuando se esperaba que el sector privado dijera algo sobre la legitimidad de la elección de Samper y la situación internacional del aislamiento de Colombia.

Pero, sorpresivamente, después de aceptar el cargo y asistir a una primera reunión, comenzado 1996, Henry Eder les notificó a los demás miembros de la Junta Directiva que Jaime García había declinado la presidencia de la ANDI.

La noticia no podía ser más decepcionante para los afiliados. Si bien en su misiva de renuncia señaló que nuevas circunstancias, totalmente imprevistas, se le habían presentado que le impedían dedicarle un tiempo

95 Sesión de la Junta de Dirección General del 15 de noviembre de 1.995. Acta n.° 209.

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(1990-2002)

Ha sido tradición en la historia de la ANDI abrir un espacio para escuchar a los candidatos a la presidencia de la República. En la foto, un momento de 1997, cuando el turno fue para Antanas Mockus y Carlos Lleras de la Fuente, quienes aspiraban como independientes a la primera magistratura. Los acompañan Luis Carlos Villegas y Alejandro Ceballos, presidente del gremio y presidente de la Junta de Dirección General, respectivamente.

superior al previsto, entre muchos quedó la sensación de que, dado la difícil coyuntura política con el presidente Samper, frente a la que el vocero de la ANDI tendría que asumir posiciones duras y difíciles, García prefirió no enfrentar ese papel.

En medio de un momento tan complejo, la Asociación no se podía dar el lujo de demorar la escogencia de un nuevo presidente. No era para menos. El sector privado se estaba enfrentando a unas sanciones de Estados Unidos y el presidente de la República había decidido asumir todas las consecuencias del escándalo de la financiación de su campaña, antes de renunciar.

La situación ponía una gran presión sobre la tranquilidad gremial y sobre el funcionamiento en general del sector productivo. Hernán Puyo, en su condición de vicepresidente de Comercio Exterior y de Industria de la Asociación, se echó el gremio al hombro96, mientras se encontraban el timonel en propiedad.

96 En 2009, después de 34 años de vinculación a la Asociación Nacional de Empresarios, Hernán Puyo Falla se retiró del gremio. Recibió la Orden al Mérito Empresarial.

El 6 de febrero de 1996, la Junta de Dirección General se reunió como de costumbre, pero esta vez tenía un tema muy complejo que discutir. ¿Debía la ANDI liderar un movimiento que buscara el retiro del presidente de la República, Ernesto Samper Pizano, en una forma digna tanto para él como para el país? El asunto era demasiado sensible y los directores estaban muy divididos frente a una opción como esta.

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Algunos no estaban de acuerdo abiertamente con esa fórmula, otros señalaban que la ANDI ya se había pronunciado por medio del Consejo Gremial Nacional y por lo tanto se debía continuar en esa línea97. Había quienes opinaban que la Junta no debía promover sola una salida digna del presidente, a menos que el país lo solicitara. Pero otros consideraban que la ANDI sí podría pronunciarse y debía solicitarle al primer mandatario su retiro, pues, al atender su defensa no podría gobernar eficientemente y la situación económica se iría debilitando cada vez más. La junta seccional de Bogotá en pleno presentó una constancia en la cual se le solicitaba a la ANDI, pedir la renuncia del presidente de la República.

En aquella tensa sesión se conocieron los resultados de una encuesta adelantada entre afiliados en la cual más del 65 por ciento solicitó pedir la renuncia temporal del presidente y, además, que la ANDI tuviera un papel más protagónico en estos momentos.

Con una situación tan tirante, era evidente que necesitaban escoger rápidamente al vocero del gremio para que asumiera los pronunciamientos públicos a nombre del empresariado.

En consecuencia, como era tradición, se nombró una comisión que estudió hojas de vida de posibles aspirantes y finalmente, Henry Eder presentó el nombre de Luis Carlos Villegas, como el candidato más idóneo para ocupar el cargo.

Villegas era presidente de la Corporación Financiera de Occidente, en ese momento la empresa más grande de Risaralda. Había llegado a la Corporación a finales de 1992, cuando esta presidía la junta local de la ANDI, lo que le dio derecho, en 1993, a asistir a la Junta de Dirección General, donde se distinguió por su participación en los temas políticos. No en vano venía de ser senador, gobernador de Risaralda y viceministro de relaciones exteriores.

La arena política no le era ajena, ni le disgustaba. Y eso no era lo común entre los hombres de negocio, que, por lo general, quieren ser solo empresarios y no meterse mucho en los vericuetos de la política. Villegas, además, conocía muy bien las implicaciones de la descertificación de Estados Unidos.

Aunque nadie dudaba de que Luis Carlos Villegas era el líder que necesitaba el gremio en aquellos días, hubo un cierto malestar en la Junta por parte de algunos dirigentes antioqueños. El reconocido empresario Fabio Rico Calle (una de las cabezas más importantes del entonces ‘sindicato antioqueño’) expresó su disgusto por la idea de trasladar la sede de la ANDI de Medellín a Bogotá y por las presiones que se habían hecho en este sentido. El impasse

97 El 24 de enero de 1996 el Consejo Gremial Nacional emitió un comunicado en el que el que manifestó que “en las circunstancias actuales el presidente está seriamente limitado en el ejercicio de su autoridad y en su capacidad de gobernar de manera efectiva”.

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LaAsociación y sus afiliados dieron muestras de gran solidaridad en la reconstrucción de la zona afectada por el terremoto de Armenia.

provocó, incluso, la renuncia de Henry Eder como presidente de la Junta, decisión que reconsideró enseguida, cuando bajaron los ánimos. Para evitar que los malentendidos llevaran a un eventual sisma en la Asociación, hacia futuro, la Junta, por unanimidad, acordó no volver a tocar este tema del cambio de sede hasta tanto existiera consenso sobre la conveniencia de hacerlo98

En la sesión del 21 de marzo de 1996, los directores, también por unanimidad, nombraron a Luis Carlos Villegas como nuevo presidente de la Asociación Nacional de Industriales, reto que aceptó99

A pesar de lo sensible que era el asunto de la sede principal del gremio, una de las primeras decisiones de Villegas fue despachar desde Bogotá. Consideraba que atender la crisis política de Samper requería la presencia del titular de la ANDI en la capital de la República.

Tiempo después, Villegas recuerda así lo que expresaba en aquellos días: “yo dije que lo importante no es donde este la sede, sino donde están los problemas y sus posibles soluciones. No es que la ANDI se vaya de Medellín.

El presidente de la Asociación va a estar más tiempo en Bogotá porque allá es donde están los problemas y las posibles soluciones y yo seguiré viajando a la capital antioqueña, que además me encanta”100

Ya con timonel en propiedad, el papel de la ANDI fue de crítica más abierta hacia el gobierno Samper. Luis Carlos Villegas, en sus pronunciamientos públicos, ratificaba la necesidad de una solución integral que implicaba su renuncia y la escogencia de una persona que generara unidad nacional para la Jefatura del Estado, siguiendo siempre los lineamientos Constitucionales para este efecto.

98 Sesión de la Junta de Dirección General del 12 de marzo 1996. Bogotá, acta n.° 212.

99 Sesión de Junta de Dirección General del 21 de marzo de 1996. Bogotá, acta n. ° 213.

100 Entrevista a Luis Carlos Villegas para este libro. Marzo de 2022.

La Asociación no se quedaría en silencio como si nada hubiera sucedido, pero tampoco iba a conspirar para que se cayera el presidente de la República. Bajo el liderazgo de Villegas, la ANDI apoyaría todas las iniciativas que generaran unidad nacional, haciendo énfasis en la agenda legislativa, el proceso de resolución a la ingobernabilidad del presidente y la recuperación de la soberanía del Estado en todo el territorio nacional.

La ANDI firmó la carta, fechada el 29 de abril de 1996, en la que el Consejo Gremial Nacional le solicitó al presidente Samper su renuncia. Esta carta le fue entregada directamente al mandatario por los propios presidentes

gremiales (Acolfa, Acopi, Acoplásticos, Analdex, Asobancaria, Asocolflores, Asocaña, Camacol, Colfecar, Fasecolda, Fenalco, Fedegan, Fedemetal, SAC y la ANDI) en la Casa de Nariño.

Mas adelante, la ANDI también apoyó la postura adoptada por el vicepresidente de la República, Humberto de la Calle, quien renunció al cargo el 8 de septiembre de 1996.

En cuanto a la descertificación por parte de Estados Unidos, este fue un gran dolor de cabeza para el sector empresarial, pues veían con gran preocupación los efectos negativos sobre los negocios. Cabe anotar que entre 1987 y 1994 el país había sido certificado plenamente, gracias a la lucha contra el narcotráfico. Pero desde 1995, en tres oportunidades, recibió semi descertificación.

Como síntesis de este episodio, durante la administración Samper Pizano hay que señalar que no fue posible conciliar una posición de todo el empresariado colombiano en torno a la salida de la crisis política. Tres grandes grupos económicos: el Grupo Bavaria (con Augusto López a la cabeza), la Organización Ardila Lülle, y la Organización Sarmiento apoyaban al presidente Ernesto Samper. Individualmente, Adolfo Arango, presidente de Cemento Argos, fue el único miembro del “notablato” antioqueño que respaldó al jefe de Estado.

Frente a este tema hay que mencionar el intento fallido del presidente Samper por romper la institucionalidad gremial y su capacidad de representación del sector productivo. Por el contrario, los principales gremios económicos, agrupados en el Consejo Gremial Nacional, salieron fortalecidos.

Un episodio más refleja aquellas enormes tensiones. Samper le hizo saber a Henry Eder, presidente de la Junta de Dirección General de la ANDI, que el gobierno no aceptaba como interlocutor a Luis Carlos Villegas, dada su ácida crítica, pues pedía constantemente la renuncia del primer mandatario. Ante tal acto de presión, Eder citó a una junta extraordinaria en Medellín, donde, por unanimidad, los empresarios ratificaron a Villegas como presidente de la Asociación. En aquella Junta, el empresario Adolfo Arango, aunque apoyaba a Samper, consideró que el presidente de la República no tenía por qué opinar sobre la dirección de la ANDI y menos pedir la renuncia de su vocero al que respaldó.

ES NECESARIO QUE TODOS LOS MIEMBROS DE LA SOCIEDAD TRABAJEMOS POR UN PAÍS DONDE IMPEREN LAS FORMAS LEGALES Y CIVILIZADAS DE VIDA Y DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS Y DONDE SE BUSQUE MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE TODA LA SOCIEDAD.

LUIS CARLOS VILLEGAS, 2002.

CAPÍTULO

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

101 Sesión de la Junta de Dirección General del 17 de marzo de 1998. Bogotá. Acta n.° 236.

Despejar para negociar

En las elecciones de 1998, el candidato Andrés Pastrana Arango se impuso en segunda vuelta a Horacio Serpa Uribe, con lo cual el partido Conservador retornó al poder después de una racha de tres presidentes liberales.

La crisis política durante la administración Samper Pizano había dejado al país golpeado tanto institucional como anímicamente y la economía experimentaba grandes desequilibrios en lo interno y externo, por lo que, en el sector privado, muchos pensaban que un nuevo gobierno sería la oportunidad para dar un cambio.

También se esperaba que mejoraran las relaciones de la Asociación Nacional de Industriales con el Ejecutivo, después de un cuatrienio marcado por tensiones y diferencias.

Como candidato, Pastrana Arango había expresado que el mandato por la paz se constituiría en la prioridad de su gobierno. Así también lo expresó a los empresarios en un encuentro con la Junta de Dirección General de la ANDI en marzo de 1998, donde les presentó su programa de campaña101

En aquella reunión, el entonces aspirante a la presidencia señaló que en todo el proceso de negociación se favorecería la intervención y ayuda de países amigos y se evitaría la politización de la paz.

La idea de explorar caminos que hicieran posible un diálogo que, a su vez, llevara a la reconciliación nacional contaba con total apoyo de la ANDI. El encuentro de Pastrana con la cúpula de las FARC, en julio de 1998, antes de asumir la presidencia de Colombia, fue calificado por el presidente de la Asociación, Luis Carlos Villegas, como un hecho inédito y valiente, que podría despejar en buena medida el camino para iniciar la negociación con este grupo insurgente102

Hay que resaltar que, en todos los esfuerzos anteriores que condujeran a la paz, la ANDI siempre había estado presente dando muestra de total disposición a colaborar. Basta recordar cómo, antes de finalizar el gobierno Samper, y a pesar de las diferencias con esa administración, la Asociación hizo parte del grupo de la sociedad civil que se reunió con voceros del ELN para intentar la estructuración de una negociación seria, la que se conocería como el ‘Acuerdo de Puerta del Cielo’, firmado el 12 de julio de 1998103.

Laidea de explorar caminos que hicieran posible un diálogo que, a su vez, llevara a la reconciliación nacional contaba con total apoyo de la ANDI.

En esa ocasión, Luis Carlos Villegas viajó a Maguncia (Alemania) y en su reporte a la Junta del gremio (acta n.o 240) informó que si bien el documento final de esa reunión no era el producto que desearía la sociedad colombiana, sí implicaba un avance importante en la aplicación del derecho internacional humanitario. “El Acuerdo de Maguncia hay que leerlo en su contexto histórico y político y puede ser positivo si es verificable”, dijo el dirigente en ese momento.

Ya en marcha el gobierno Pastrana, la ANDI respaldó la decisión de que fuera el propio presidente de la República quien ejerciera, de manera exclusiva, la conducción del proceso de negociación con las FARC o en su defecto el Alto Comisionado para la Paz, Víctor G. Ricardo. Mientras el tema de la paz se asimilaba en el país, el gobierno también avanzaba en la recuperación de las relaciones de Colombia con la comunidad internacional, especialmente con Estados Unidos.

Recomponer estos lazos era un asunto de máximo interés del sector empresarial. Nicanor Restrepo y Luis Carlos Villegas, con un grupo importante de otros empresarios, integraron la delegación colombiana que acompañó al presidente Pastrana a la visita de Estado que hizo a Estados Unidos, por invitación de su homólogo Bill Clinton. Colombia buscaba apoyo norteamericano para financiar el proceso de paz, atraer inversión estadounidense al país y preferencias comerciales.

102 Sesión de la Junta de Dirección General del 29 de julio de 1998. Bogotá, acta n.° 240.

103 Según Camilo Gómez “en este acuerdo se pactó la realización de la llamada Convención Nacional. El ELN no creía en la legitimidad del Estado y de sus gobernantes, y con ese pretexto había decidido tener como interlocutores a la sociedad civil y había dejado por fuera de sus discusiones al Gobierno, lo cual a todas luces resultaba ilegal y políticamente inviable”. En “Punto de inflexión: decisiones que rescataron el futuro de Colombia”. 2014, p, 53.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE
DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

104 Sesión de la Junta de Dirección General del 26 de enero de 1999. Bogotá, acta n.° 246.

Lo cierto es que el proceso de paz, bandera del gobierno Pastrana, se convirtió en tema obligado de la agenda gremial del país. Fue objeto de permanente análisis en las sesiones de la máxima instancia de decisión de la Asociación, donde los directores señalaban que la sociedad civil debía convertirse en colaborador del proceso y en opinante alerta de los desarrollos futuros.

Sin duda alguna, alentaba la confianza del sector privado la presencia de una figura como Nicanor Restrepo Santamaría, presidente de Suramericana de Seguros, también presidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, y uno de los delegados del gobierno en las conversaciones de paz.

Con periodicidad, Retrepo presentaba a sus compañeros de Junta un análisis profundo del proceso de paz. En un primer reporte, advirtió que habría que desarrollar la capacidad de convivir con una negociación coetánea con el conflicto y la guerra. Este exigiría trabajar en varios frentes y a través de diversas acciones. En sus palabras, se trataba de “una sinfonía que se tocaba a oído, de la cual no existía partitura y era preciso construirla día a día”104

Según el dirigente antioqueño, entre los frentes de acción de la política gubernamental de paz, no solo estaba las mesas del Caguán, también la diplomacia internacional, centrada en la realización de foros sobre temas de derechos humanos y en la promoción y búsqueda de recursos para un programa social que atendiera el problema de los cultivos ilícitos y las regiones marginadas del país, con énfasis marcado en el problema ecológico.

También, hacía notar que la paz le costaría a toda la sociedad colombiana, incluidos los empresarios, por lo que se hacía preciso buscar recursos internacionales. Esto incluía el diseño y ejecución del Plan Colombia cuyo costo podría llegar a los 4.500 millones de dólares, de entonces.

En cuanto a la zona del despeje y distensión, la cual comprendía una extensión de 42.000 kilómetros cuadrados, Nicanor Restrepo llamaba la atención sobre la presencia precaria e imperfecta del Estado en esta región, destacándose una pésima infraestructura física y una institucionalidad casi inexistente.

Sobre este mismo asunto, para el presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, era necesaria la ayuda tecnológica que posibilitara detectar ingresos de armamento a la zona del despeje que fortaleciera militarmente a la guerrilla.

El compromiso de la Asociación, además de participar en las instancias que el Gobierno abrió durante la negociación, se reflejó en comités de trabajo

y estudios técnicas que ayudaran a la construcción de una agenda, de la cual Nicanor Restrepo, como gran representante del empresariado, era el principal interlocutor.

Participaba activamente en todas las Asambleas Seccionales de la ANDI, donde compartía con los afiliados sus percepciones sobre el conflicto armado y el proceso de paz, destacándose el influjo positivo que estas charlas tuvieron en el empresariado colombiano.

Hay que señalar que, frente a la idea de negociar en medio de la guerra hubo consenso del sector privado, bajo la convicción de que el diálogo era la única manera de salir del conflicto colombiano.

A la zona de distención en San Vicente del Caguán viajaron, en varias ocasiones, empresarios nacionales (algunos a título personal) y extranjeros; el pleno del Consejo Gremial Nacional y por supuesto la ANDI.

Cara a cara y dando una gran muestra de voluntad de paz, los dirigentes gremiales y empresarios se sentaron hablar con Manuel Marulanda, máximo comandante de las Farc, y con varios de los miembros del secretariado de esa organización insurgente.

Gran servicio ha prestado la ANDI en los distintos procesos que han buscado la paz de Colombia. En la foto, Nicanor Retrepo Santamaría, presidente de la Junta de Dirección del gremio, saluda a uno de los voceros de las FARC, Fabián Ramírez, en el Caguán en 1999. (Foto cortesía El Tiempo).

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Para evitar la quiebra de empresas, por la profunda crisis económica, el gobierno del presidente Pastrana expidió la Ley 550 de 1999 (Intervención Económica) en cuya elaboración participó activamente la ANDI. En la foto, el primer mandatario acompañado por Luis Carlos Villegas, vocero de la Asociación.

También concurrieron al Caguán misiones de Europa, Asia, América Latina y del gobierno estadounidense, algunos, hay que decirlo, con ciertas reticencias porque estaba de presente el tema del narcotráfico vinculado con las FARC, lo que alejaba a muchos de un apoyo público al proceso.

Valga recordar que, a mediados de 1999, el entonces presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, Richard Grasso y funcionarios del mismo organismo, también visitaron San Vicente del Caguán. Según la anécdota, Juan Camilo Restrepo, ministro de Hacienda acompañó la delegación neoyorquina e hizo de interprete en el diálogo que sostuvieron con Raúl Reyes. “Por supuesto, el encuentro no terminó en nada concreto porque las FARC no se convencieron de las bondades del capitalismo, objetivo que, quizás buscaba el gobierno con exceso de optimismo”, recordaría tiempo después el exministro (2022, p. 184)) en su libro Cuatro crisis que marcaron a Colombia.

La Asamblea General de Afiliados de la ANDI de 1999, celebrada en Medellín, expidió un documento en el que no sólo respaldaba el proceso, sino que formulaba varias recomendaciones al gobierno para superar los obstáculos que en su opinión estaban entrabando los diálogos con la guerrilla.

La posición de la élite empresarial del país no se quedó en meros discursos o recomendaciones. Un grupo de los denominados “cacaos”, esto es directivos de los principales grupos económicos del país, conformó la Fundación Ideas por la Paz, que fue presentada al presidente Andrés Pastrana el 29 de febrero del 2000. Esta organización, sin cabeza visible, buscaba contribuir a la formulación de iniciativas que coadyuvaran en la construcción de la paz para el país. La primera iniciativa fue contratar una investigación sobre experiencias de negociaciones adelantadas en otros países y que tuvieron éxito.

El febrero de 2000, el presidente Pastrana le pidió a Luis Carlos Villegas, en su calidad de vocero de la ANDI y del Consejo Gremial, acompañar la comisión negociadora de la FARC que viajaría a Europa. Del grupo también hacían parte los presidentes de Senado y Cámara y funcionarios públicos como Víctor G. Ricardo.

Elcompromiso de la Asociación se reflejó también en comités de trabajo y estudios técnicos que ayudaran a la construcción de una agenda de paz.

No era fácil, como representante de los empresarios, aceptar este viaje, en medio de la negociación con esta guerrilla, pero la Junta de la Asociación decidió apoyar al gobierno en esta iniciativa y autorizar a su presidente para desplazarse a Europa. Durante 33 días, la comisión visitó entre otros países, Suecia, Noruega, Italia, Alemania, Ciudad del Vaticano, España, Suiza y Francia donde los representantes del gobierno también expusieron el Plan Colombia.

Años después, al recordar este episodio en la vida del país, Luis Carlos Villegas señaló que el presidente Pastrana tenía una tesis acertada según la cual, los integrantes del secretariado de la FARC se habían aislado de tal forma que perdieron la noción de muchas transformaciones que había sufrido el mundo, en materia tecnológica, de conectividad, de discusiones sobre la igualdad, la democracia y la guerra. Para eso era necesario que el secretariado tuviera contacto con ese mundo exterior, del que pudieron escuchar, entre otras verdades, que la lucha armada se había acabado y que no tendrían apoyo internacional.

Los dirigentes de las FARC interactuaron con los representantes de los gobiernos democráticos sobre cómo resolver las controversias y tomar decisiones institucionales, independientemente de las posiciones políticas que se tuvieran. El secretariado del movimiento guerrillero se veía entre asombrado y entusiasmado con muchos de los encuentros y sitios visitados. En Roma, Joaquín Gómez cayó de rodillas en la plaza de San Pedro, recuerda Luis Carlos Villegas.

CAPÍTULO 4
(1990-2002)

Lacaída anual de la industria superó el 10 por ciento, lo cual contribuyó a intensificar el proceso de desindustrialización que vivía el país desde hacía varias décadas.

Este periplo por Europa mostraba, además, el esfuerzo del Estado colombiano, de la sociedad civil y de la comunidad internacional por negociar con la organización insurgente y acabar con la violencia. Aunque el tiempo, demostró que las FARC no lo entendieron así.

Después de varios encuentros en la zona de despeje, a los dirigentes gremiales les quedaba la sensación de que construir una agenda de negociación era extremadamente difícil, pues las FARC tendrían que renunciar a unos ítems que Manuel Marulanda consideraba inamovibles. Pero lo más grave, es que el grupo guerrillero utilizó la zona de distensión para fortalecerse y ejecutar actividades ilegales y delincuenciales.

Tras el secuestro del senador Jorge Eduardo Gechem Turbay, el 20 de febrero de 2002, el gobierno dio por terminado los diálogos de paz con las FARC. El presidente Andrés Pastrana, en alocución televisada, anunció el fin de la zona de distención y el cierre de la puerta del diálogo.

De acuerdo con seguimientos de inteligencia, se verificó que las FARC usaron la zona para hechos contrarios a lo acordado. Se comprobó que ampliaron y construyeron nuevas pistas ilegales, aumentaron los cultivos de coca, construyeron carreteras e instalaciones para tener secuestrados, crearon campos de entrenamiento, etc. En conclusión, no cumplieron con su palabra.

Los empresarios respaldaron al gobierno. La Junta de Dirección General de la ANDI apoyó al presidente Pastrana en su decisión de finalizar el proceso, señalando que el grupo guerrillero cerró la puerta a la solución política.

Al día siguiente del anuncio presidencial, la máxima instancia de decisión de la Asociación analizó la situación y hubo consenso en la necesidad de apoyar al gobierno en la difícil coyuntura, destacando que estaba ejerciendo la autoridad que le obligaba la Constitución.

Para los empresarios, a pesar del lamentable final, el proceso había arrojado resultados positivos en la medida en que unificó a la comunidad internacional en contra de la subversión colombiana; permitió y facilitó el fortalecimiento, la cooperación económica y tecnológica y la financiación externa de las Fuerzas Armadas; significó una derrota política para las FARC y puso en evidencia su falta de apoyo popular. Además, contribuyó a aumentar la legitimidad de las instituciones y a generar consensos nacionales frente al tema.

Desde la perspectiva del empresariado, era significativo que el sector privado y, en particular la ANDI, hubiera apoyado el proceso, sin que pudiera ser señalado como causantes de su ruptura.

Alcanzar la paz por la vía del diálogo, para evitar que se siguiera derramando sangre en el país, esta vez no fue posible. Los diálogos no pudieron avanzar en la confección definitiva y obligatoria para las partes de una agenda de negociación.

Pero, sino sin duda, fue un gran esfuerzo político del gobierno Pastrana que hizo que las FARC al final del día con esa negociación terminaran siendo derrotadas política e internacionalmente.

Finalmente, cabe recordar que, entre noviembre de 2000 y abril de 2001, Juliana Villegas, hija del presidente de la ANDI, estuvo secuestrada por las FARC, en lo que se entendió como una retaliación del grupo insurgente, que sostenía erróneamente, que el empresariado estaba apoyando a los paramilitares.

Pero, la gran verdad es que, por aquella época, la ANDI también presentó su férrea posición frente al tema de los paramilitares, rechazando sus actividades y solo aceptando como legítimo el uso de la fuerza por parte del Estado. La Asociación se negó a aceptar cualquier invitación a dialogar con miembros del paramilitarismo con quienes ni estaba de acuerdo ni apoyando, por el contrario, se oponía. Villegas comunicó que el gremio había tomado la decisión de que personas que representaran empresas afiliadas, que tuvieran condenas por paramilitarismo, serían suspendidas en su membresía de la Asociación.

Al final, el secuestro se solucionó cuando las FARC llegaron a la conclusión que ni la ANDI ni sus directivos prestaban apoyo a ese fenómeno que tanto mal le había hecho a Colombia.

CAPÍTULO 4 UN
(1990-2002)

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

Recesión y llamado de atención

El último año del siglo XX quedó en el recuerdo de los colombianos como uno de los más críticos en la historia, en lo referente al desempeño económico. Por primera vez desde la Gran Depresión de los años 30, la economía se contrajo en más de un 4 por ciento. La caída anual de la industria superó el 10 por ciento y en el caso de la manufactura el deterioro alcanzó a todos los subsectores, lo cual contribuyó a intensificar el proceso de desindustrialización que vivía el país desde hacía varias décadas.

En aquel 1999 se agudizó la crisis del sector financiero, la actividad de la construcción estuvo paralizada, se ahondaron los problemas fiscales, factores todos determinantes de la recesión y del poco dinamismo de la inversión nacional y extranjera y de la contracción de la demanda.

Una de las iniciativas del gobierno Pastrana para evitar el alto ritmo de mortalidad de empresas que se registró en 1999, fue la expedición de la Ley 550 de 1999 o de Intervención Económica, en cuya elaboración participó activamente la ANDI.

Este salvavidas que el gobierno le lanzó a las empresas contenía importantes mecanismos que, entre otras, facilitaron a los empresarios la obtención de recursos para aliviar sus cargas financieras. La ANDI consideró que la Ley de Intervención Económica estaba bien encaminada.

Esta figura, entre otras novedades, contempló la desjudicialización de los procesos y esquema más flexible para lograr que acreedores y deudores arreglaran sus problemas y las compañías pudieran mantener su operación y, por supuesto, los empleos.

Al comentar las medidas del gobierno, Luis Carlos Villegas expresó que, si bien la cultura de muchas empresas les dificultaba acogerse a la Ley de Intervención e iniciar procesos de reestructuración, esta era muy favorable y otorgaba más beneficios que el mecanismo tradicional del concordato.

La Superintendencia de Sociedades manejó un alto número de empresas que acudieron a este salvamento. En su momento, la entidad informó que acudieron especialmente compañías de Bogotá, seguidas de compañías de Antioquia y el Valle del Cauca.

Para

evitar el alto ritmo de mortalidad de empresas que se registró en 1999, se expidió la Ley 550 de 1999 o de Intervención Económica, en cuya elaboración participó activamente la ANDI.

Ahora bien, por otro lado, cabe señalar que a pesar del apoyo incondicional que el empresariado dio al gobierno Pastrana, en los temas de paz como en la resolución de la crisis económica, la ANDI no dejó de llamar la atención cuando lo consideró necesario.

En 2000, cuando las relaciones del presidente Pastrana con diferentes sectores políticos estaban en un punto de máxima tensión, entre otras por la “amenaza” de revocatoria al legislativo, Nicanor Restrepo dijo en la Junta de la ANDI que era preciso que el primer mandatario “moderara su lenguaje y sus comunicaciones”. Igualmente, manifestó que los hechos políticos de aquel momento estaban generando una imagen muy negativa en el exterior. “Es preciso recuperar la calma rápidamente y rehacer una fórmula de gobernabilidad incluyendo dentro de las medidas a tomar los cambios necesarios del gabinete ministerial”105

Y, efectivamente, así sucedió. El gobierno hizo cambios en el gabinete ministerial, destacándose un viraje para reforzar el proceso de paz y mejorar las relaciones con el Congreso, en donde se estaban adelantando las negociaciones políticas para las mesas directivas de Senado, Cámara y Comisiones respectivas.

105 Sesión de Junta de Dirección General del 14 de junio de 2000. Bogotá. Acta n.° 262.

CAPÍTULO
(1990-2002)

Solidaridad a toda prueba

Como si no tuviera una agenda lo suficientemente caliente, con la grave crisis económica y las expectativas por las negociaciones con las FARC, el gobierno del presidente Andrés Pastrana se encontró, a los seis meses de su llegada, con una gran tragedia que atender.

El lunes 25 de enero de 1999, un terremoto de magnitud 6,2 en la escala de Richter estremeció al Eje cafetero colombiano, con efecto devastador en Armenia, la capital quindiana. La tragedia conmocionó a todo el país que, con el paso de las horas, fue entendiendo la dimensión del drama.

Al día siguiente del sismo, el presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, oriundo de Pereira, se trasladó a la zona cafetera para conocer de primera mano las consecuencias dejadas por el fenómeno natural. “Era un campo de desolación, todo colapsado, pedazos de cemento de los edificios caídos, calles taponadas, gente con polvillo en sus rostros”, fue su descripción de aquel difícil momento.

Cuando el gobierno y los particulares hacían los primeros esfuerzos para ayudar a los habitantes de la zona, Luis Carlos Villegas le sugirió al presidente Andrés Pastrana la idea de designar un gerente para la reconstrucción de Armenia y sus alrededores.

ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

Al primer mandatario le sonó la recomendación y le pidió que fuera el propio vocero de la Asociación Nacional de Industriales quien dirigiera la orquesta de la titánica labor. Pastrana habló directamente con Nicanor Restrepo Santamaría, entonces presidente de la Junta de Dirección General de la ANDI, para solicitarle al gremio prestar su presidente para la citada labor.

Un día después del terremoto106, la Junta de la ANDI se reunió y Nicanor Restrepo ofreció, tanto a la comunidad como al gobierno, la ayuda del sector empresarial en todo lo que fuera necesario, incluido apoyo a las gestiones de Villegas al frente de la atención del desastre. Restrepo Santamaría ratificó el compromiso de la Asociación con la zona del desastre.

Posteriormente, en la reunión del 16 de febrero de 1999, (Acta No. 247), Luis Carlos Villegas, en su calidad de coordinador general por parte de la Presidencia de la República para la atención al desastre del Eje cafetero, presentó el panorama de la tragedia y sus consecuencias. Las cifras revelaban la gravedad de lo ocurrido.

Dentro de las primeras tareas estuvo el levantamiento del censo y un plan de ordenamiento territorial para la zona.

De varias maneras, los empresarios se hicieron presente en la reconstrucción de la zona afectada por el terremoto que sacudió al Eje Cafetero en 1999.

La ANDI prestó a su presidente, Luis Carlos Villegas, para coordinar las diversas tareas que ayudaron a las víctimas de la tragedia. (Foto cortesía El Tiempo).

106 Sesión de la Junta de Dirección General del 26 de enero de 1999. Bogotá. Acta n.° 246.

CAPÍTULO 4 UN FINAL DE SIGLO DE REFORMAS Y REMEZONES (1990-2002)

Nicanor Restrepo Santamaría, presidente de la Junta de Dirección General de la ANDI participó activamente en los diálogos de paz con las FARC, proceso que impulsó el presidente Andrés Pastrana. En la foto, se observa al primer mandatario, acompañado de Restrepo y de Luis Carlos Villegas durante la asamblea de afiliados realizada en 2000 en Cartagena. Un reconocimiento se le hizo a Villegas por su trabajo al frente del proceso de reconstrucción de la zona afectada por el terremoto de Armenia.

El área comprometida abarcaba 27 municipios, con un resultado de 1100 muertos (finalmente, la cifra oficial estableció en 1110 personas las que murieron); 90 desaparecidos, hasta ese momento, y 5000 heridos. En total, la población con algún grado de afectación ascendió a 200 000 personas. El desastre cubrió toda la escala socioeconómica.

Se afectó seriamente la educación en la zona, los fiscos regionales y las empresas de servicios públicos. También cabe destacar el deterioro sufrido por el tejido económico en la zona del terremoto, donde muchas empresas vieron afectada su capacidad de producción y otras sus mercados y carteras.

La reconstrucción del Eje cafetero implicó un flujo para la región de 1600 millones de dólares que se ejecutaron, en aproximadamente dos años, destacándose la construcción de 125 000 viviendas de interés social.

Dentro de las normas de la emergencia económica decretada por el Gobierno, debido al terremoto, el impuesto del dos por mil a las transacciones financieras se extendió hasta el año 2 000.

La tragedia motivó la creación de un capítulo adicional para el Plan de Desarrollo. Se expidieron normas de subsidio y crédito para vivienda, con

intereses muy favorables para el deudor y ascendiendo progresivamente, de acuerdo con la estratificación de la vivienda. En cuanto a lo agrario se apoyó la reconstrucción de la infraestructura cafetera, que debía afrontar la proximidad de la primera cosecha de aquel año.

Para atender la financiación de la reconstrucción se creó el Fondo de Reconstrucción del Eje Cafetero (Forec), de carácter nacional y presidido por Luis Carlos Villegas. La dirección ejecutiva se encargó a María Mercedes Botero de Ángel (este cargo de carácter público).

El Forec, sin burocracia alguna, ni sede, diseñó un esquema que le permitió administrar, a través de un soporte fiduciario, los recursos provenientes de crédito extraordinario del Banco Mundial y ayudas de donaciones internacionales. Se creó también un Comité Técnico Nacional.

Durante algunos meses Villegas estuvo al frente del proceso de reconstrucción del eje cafetero, luego de este tiempo volvió a sus funciones de presidente de la ANDI, aunque continuó como presidente del Consejo Directivo de la reconstrucción.

Cabe anotar que el Consejo Gremial Nacional, que para entonces aún presidía Luis Carlos Villegas, ayudaba por su parte en otras tareas de mitigación de la tragedia. Según Junguito (2015) el Consejo Gremial estudió a profundidad las medidas de emergencia para aliviar las dificultades de dicha región. Con base en el análisis, se le plantearon al ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, recomendaciones y sugerencias para contribuir con la preparación de las medidas adoptadas por el gobierno. “Entre ellas se contemplaron alivios financieros para las empresas afectadas, medidas tendientes a flexibilizar las cargas laborales, medidas relacionadas con alivios tributarios e incentivos fiscales para invertir en las zonas afectadas, entre otros” (Junguito, et al., 2015).

Muchas de las recomendaciones fueron analizadas por el ministerio y fueron plasmadas en los decretos expedidos por el gobierno Nacional. Una vez asumió la coordinación general para la atención de la emergencia y reconstrucción de la zona del Eje cafetero, Luis Carlos Villegas se retiró de la presidencia del Consejo Gremial. En ese momento asumió Gustavo Tobón Londoño de Fedemetal.

Como diría Villegas, al momento de dejar el gremio en 2013 y recordar este episodio, al estar el presidente de la Asociación en la reconstrucción de una región afectada por una tragedia natural era el sector privado el que estaba presente.

CAPÍTULO

Alestar el presidente de la Asociación en la reconstrucción de una región afectada por una tragedia natural era el sector privado el que estaba presente.

En síntesis, la ANDI y sus afiliados dieron muestra de una enorme solidaridad aportando en todo el proceso de reconstrucción de la zona. Los empresarios no solo prestaron a su vocero gremial, sino que muchos se metieron la mano al bolsillo para ayudar directamente a la región. Las empresas se pusieron al servicio del Forec y de los damnificados, como también lo hicieron, años después, a raíz de la ola invernal, asociada con el Fenómeno de la Niña 2010-2011, una de las peores tragedias naturales en la historia de Colombia.

Apenas comenzaba el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010-2014), cuando una buena parte del país se inundó por las fuertes lluvias que comenzaron en junio de 2010 y se prolongaron hasta mayo de 2011.

Ante el monto de las pérdidas que dejaba la ola invernal, Santos hizo un llamado a los empresarios y a la ciudadanía en general para ayudar a los damnificados. Como estrategia para enfrentar la situación se creó la Fundación Colombia Humanitaria, una alianza público-privada.

El presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, el mismo que encabezó el Forec y experto en este tipo de crisis, coordinó las ayudas de las empresas para los damnificados. El gobierno nombró a Everardo Murillo, ex director del Forec, como director de Colombia Humanitaria y a Jorge Londoño, ex presidente de Bancolombia, como presidente de la Junta Directiva.

Según Villegas, la reconstrucción de las zonas afectadas tendría un costo del orden de los 5000 millones de dólares por la magnitud de la destrucción en las cosechas, carreteras, puentes y viviendas entre otros. La meta era poder recaudar al menos el 2 por ciento de este monto con las ayudas de los empresarios y los colombianos y las internacionales. Los empresarios nuevamente mostraron su solidaridad con el país.

05capítulo

Siglo XXI 2002 2022

guerra y paz, nuevos paradigmas, disrupciones y una pandemia

Elcambio de siglo sorprendió a Colombia en plena crisis económica. En 1999 el Producto Interno Bruto (PIB) se había desplomado 4,2 por ciento (la mayor caída registrada en cerca de 100 años) y el desempleo llegó a superar el 20 por ciento.

Salir de aquella grave recesión no fue fácil. La recuperación fue lenta y sólo tomó fuerza a partir de 2003, cuando se observó la mejor tasa de crecimiento desde mediados de los años noventa, con 3,7 por ciento. En el quinquenio siguiente, hasta 2007, se lograron tasas de 5,3 por ciento anual en promedio. En particular, en 2005 se registró un positivo conjunto de indicadores, entre ellos reducción de la inflación, bajas tasas de interés, precios de las acciones en alza, apreciación de la moneda y desempleo a la baja. Ese año, el PIB aumentó 5,2 por ciento.

Mientras la economía retomaba su rumbo, el país vivía un frenesí de acontecimientos políticos que marcarían su futuro.

En 2002, los colombianos eligieron a Álvaro Uribe Vélez como nuevo presidente para el período 2002-2006. Llegó con la bandera de devolverle al país la seguridad y la confianza, después del fracasado intento, del gobierno Pastrana, por lograr la paz con la guerrilla, a través del diálogo político. “La seguridad democrática y la confianza inversionista” cautivaron a los colombianos y ayudaron a impulsar la economía.

En 2005, tras un polémico cambio en la Constitución, se autorizó la reelección presidencial y Álvaro Uribe Vélez, ya como presidente-candidato, fue reelegido para un segundo mandato entre 2006-2010.

Posteriormente, también por ocho años, gobernó el presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) quien inició un proceso de dialogas con las FARC,

CAPÍTULO 5 SIGLO XXI: GUERRA Y PAZ, NUEVOS PARADIGMAS, DISRUPCIONES Y UNA PANDEMIA (2002-2022)

LA ANDI RECIBÍA EL NUEVO

SIGLO CONSAGRADA COMO LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL

MÁS REPRESENTATIVA DE COLOMBIA.

en La Habana (Cuba) que llevó a la firma del histórico Acuerdo de Paz en noviembre de 2016.

Eliminada la figura de la reelección presidencial y en medio de una fuerte polarización nacional, motivada en diferencias frente a ciertos puntos del Acuerdo de Paz, los colombianos eligieron a Iván Duque Márquez como nuevo presidente para el período 2018-2022.

Al iniciar su gobierno, el país fue sacudido por una ola de protestas y descontento social, que se expresó a través de marchas por las calles de las principales ciudades y, en ocasiones, se tornó en desorden público y vandalismo.

Pero, el hecho más duro que enfrentó la administración Duque fue la pandemia del COVID-19. Además de los graves efectos sobre la salud de los colombianos, las consecuencias económicas fueron desastrosas. El Gobierno acudió al Estado de Emergencia para disponer de herramientas que permitieran atender el colapso económico que causó el confinamiento y las restricciones decretadas para contener la pandemia.

En el campo internacional, hay que señalar que las dos primeras décadas del siglo XXI han estado signadas por choque extraordinarios en el terreno político-económico. Entre 2008 y 2010, los países desarrollados experimentaron una profunda crisis financiera con repercusiones globales. Luego, cuando transcurría la segunda década (2014), el precio del petróleo se desplomó, generando en Colombia (2016), la caída de los ingresos fiscales más pronunciada de los últimos 35 años.

Como secuela de la pandemia del Coronavirus, sobrevino la llamada crisis mundial de suministros (por dificultades en las cadenas logísticas) que provocó un aumento de precios de muchas materias primas, elevando la

inflación en todos los países. Y para completar la tormenta perfecta, en 2022 se presentó la invasión de Rusia a Ucrania, guerra que impactó la economía global.

La ANDI recibía el nuevo siglo consagrada como la organización empresarial más representativa de Colombia, y en cuyo seno se encontraban gestores de los sectores primario, industrial y de servicios. El conglomerado de afiliados representaba la generación del 33 por ciento del PIB del país.

En 2013, Luis Carlos Villegas renunció a la presidencia de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, después de casi 17 años al frente.

La Junta del gremio escogió al economista cartagenero Bruce Mac Master Rojas como el décimo primer presidente de la ANDI que ya no era solo la asociación de industriales, sino que prácticamente incluía a todo el sector productivo, desde manufacturas, agroindustria, servicios, hasta minería y petróleo, entre otros.

En resumen, las dos primeras décadas del siglo XXI han sido de profundos cambios en todas las esferas del quehacer humano. En lo político, económico, social y cultural se han registrado grandes transformaciones, pero ha sido en el área tecnológica donde se han dado los mayores desarrollos.

La llamada cuarta revolución industrial, impulsada por la transformación digital, está cambiando la forma de trabajar, de hacer negocios, de gestionar las empresas, de vivir. Adaptarse a ella y potenciar sus oportunidades ha sido todo un desafío para el sector productivo y tal vez el mayor reto que ha liderado la ANDI, como institución gremial en toda su historia.

Mirada hacia el norte

Al comenzar el siglo XXI, en la Cumbre de las Américas de Quebec (2001), se reafirmó el compromiso de establecer el Área de Libre Comercio de las Américas, proyecto que había surgido desde 1994, bajo el nombre de ALCA107

Sin embargo, la ambiciosa propuesta de integración con todos los países del continente, con excepción de Cuba, tuvo muchos tropiezos en el nuevo siglo, dado el complejo escenario geopolítico del hemisferio, la falta de armonización de herramientas macroeconómicas y en especial las divergencias entre Estados Unidos y Brasil.

El plazo previsto para concluir las negociaciones de dicho acuerdo multilateral (enero de 2005) y el poco avance que estas mostraban, hacía presagiar que la meta no se cumpliría. Así, el proyecto fue desapareciendo de la agenda política regional, dando paso a acuerdos bilaterales de Estados Unidos con los distintos países latinoamericanos. Ya se había firmado el Nafta, con México y Canadá, luego se daría el acuerdo con Chile y en camino estaban las negociaciones para un TLC con los países centroamericanos.

La desaceleración del ALCA motivó también a muchos en Colombia a pensar en la posibilidad de negociar un acuerdo bilateral con Estados Unidos, aunque internamente había bastante escepticismo al respecto.

En septiembre de 2002, ya en funciones el nuevo gobierno, el presidente Álvaro Uribe se reunió con el Consejo Gremial Nacional (CGN) para conocer la visión del empresariado sobre la agenda política y económica con Estados Unidos.

107 En 1994, en la Cumbre de las Américas, celebrada en Miami, se acordó establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) antes del 2005.

CAPÍTULO 5 SIGLO XXI: GUERRA Y PAZ, NUEVOS PARADIGMAS, DISRUPCIONES Y UNA PANDEMIA (2002-2022)

En agosto de 2004, la ANDI celebró en Medellín su cumpleaños número 60. Con esta ocasión, la institución recibió diversas condecoraciones, entre ellas, por parte del Concejo de Medellín, la Orden al Mérito Don Juan del Corral en Grado Oro. En la foto el presidente Alvaro Uribe Vélez y el vocero del gremio, Luis Carlos Villegas.

Luis Carlos Villegas, como vocero de la ANDI y del CGN, le presentó al mandatario, la tesis general del sector privado, que consistía en el interés de explorar un acuerdo con Estados Unidos, el socio comercial más importante de Colombia. Los representantes gremiales eran partidarios de darle prioridad a la relación comercial con ese país (por encima de un acuerdo entre CAN-Mercosur), ya fuera de manera bilateral o multilateral, algo similar al que negociaba Chile.

“En medio del antecedente de la violencia y la recesión aún tan cercana, era necesario tener un instrumento que nos permitiera abrir el comercio, la inversión y que nos devolviera el grado de inversión”, comentó, tiempo después, Luis Carlos Villegas108

108 En entrevista para este libro. Marzo 2022.

En una posterior reunión con empresarios, el presidente Uribe abordó directamente el tema de un eventual tratado bilateral de libre comercio e inversión con los Estados Unidos. En aquel encuentro, el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, preguntó a los asistentes, si había alguien que no quisiera que el país negociara un TLC y hubo silencio en el auditorio.

De alguna manera, era la señal de que el sector privado apoyaría al Gobierno, si decidía iniciar un proceso de conversaciones con su homólogo en Estados Unidos.

Definitivamente, la Junta de la ANDI era partidaria de impulsar la idea de un acuerdo con los norteamericanos. En la sesión del 21 de octubre de 2003 (Acta No. 299), Guillermo Trujillo, miembro esta corporación, opinaba que era necesario insistirle al presidente Uribe sobre la preferencia que el país debía tener por Estados Unidos en materia comercial y de tratados de libre comercio, lo que compartían muchos de sus colegas.

La ANDI y el Consejo Gremial enviaron al presidente Uribe comunicaciones expresándole la opinión del sector privado sobre las prioridades que debía tener Colombia en cuanto a sus relaciones comerciales hemisféricas y sobre cómo abordar las negociaciones en este campo.

El gobierno decidió transitar por ese camino, por lo que encargó al ministro de Comercio, Industria y Turismo, Jorge Humberto Botero, iniciar la negociación y realizar una evaluación del impacto económico y social de un TLC con Estados Unidos. Botero era un viejo conocido en la ANDI, pues en el pasado había sido funcionario en el área jurídica y luego, como asesor externo, asumió otras tareas, entre ellas, el análisis y seguimiento a la reforma constitucional de 1991.

Pasado el tiempo, la noticia que esperaba el sector privado se conoció en noviembre de 2003. El representante Comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, anunció oficialmente el interés de su gobierno de iniciar negociaciones de un tratado de libre comercio con Colombia, Ecuador y Perú. Esto representaba un éxito de las gestiones diplomáticas realizadas por Colombia.

En mayo del año siguiente comenzaron las negociaciones y, como era de esperarse, la interlocución con los empresarios se constituía en un asunto fundamental. Eran ellos los que mejor conocían cuál era la situación de competitividad de cada sector, cuáles sus ventajas, desventajas, temores y oportunidades. También sabían cuál era el periodo de tiempo necesario para ponerse al nivel de competitividad del país con el cual se iba a realizar una negociación

La ANDI, para entonces una poderosa institución con más de mil empresarios e industriales afiliados, ubicados en los principales centros urbanos del país, expresó que un TLC con Estados Unidos era un hecho histórico. La Asociación consideró que era una gran oportunidad para dar un salto de modernización en diferentes aspectos de la vida nacional, muy especialmente en lo económico.

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109 Discurso en archivo de la ANDI.

110 En entrevista para este libro. Febrero 2022.

Un Tratado de Libre Comercio y las oportunidades que él representa, puede ser de gran utilidad en la creación de puestos de trabajo que reduzcan el alarmante nivel de desempleo en Colombia y que provea de alternativas a quienes dejen de sembrar coca o amapola o decidan abandonar las filas de los grupos armados ilegales como las FARC, el ELN o las Autodefensas.

Estas fueron las palabras que sostuvo Salvador Otero Ospina109, presidente de la Junta de Dirección General, en la asamblea número 59 de la Asociación celebrada en 2003.

Para el presidente del gremio, Luis Carlos Villegas, más importante que lo comercial sería lo relativo a la inversión. Si bien en algunos sectores productivos había resistencia y aún se sentían muy golpeados con la apertura durante el gobierno Gaviria, los acuerdos en inversión sí eran vistos como una muy buena medida, clave para el desarrollo futuro de las empresas y de la economía nacional.

En cuanto a la participación del sector privado en las negociaciones del TLC, el presidente de la ANDI consideraba que no se debían crear nuevas instancias, pero sí reforzar los instrumentos del Consejo Gremial Nacional. De hecho, se decidió que este fuera la primera instancia de coordinación público-privada.

Según el ministro Jorge Humberto Botero, el reto era cómo darle participación al sector privado. “Me dijeron que replicáramos lo hecho en México donde se designó como contraparte a un empresario notable. Pero no acogimos ese camino. Yo creía en el papel central de la ANDI como articulador del sector privado y consideré darle un protagonismo a la Asociación y a su presidente como interlocutor”, relató años después110

A su turno, la Asociación respaldó a Hernando José Gómez, designado jefe del equipo negociador que integraron más de cien personas distribuidas en grupos temáticos.

En la práctica, de acuerdo con Botero, Gómez le pondría la cara a los negociadores norteamericanos y él, como ministro, a los colombianos, lo que no era nada fácil. Había una fuerte resistencia de académicos, ONG, sindicatos, productores de diversos sectores y hasta de la Iglesia católica.

Para asegurar que la interlocución se mantuviera aún durante el desarrollo de la negociación, se creó el llamado “Cuarto de al lado”, al que asistían representantes de todos los grupos organizados de la sociedad, interesados en el tratado.

Esto no sólo les permitió estar enterados de los avances día tras día, sino que pudieron ser consultados por el equipo negociador, cuando este lo consideró necesario.

También hubo un “Cuarto de acompañamiento del Congreso”, en el cual los Senadores y Representantes que asistían, además de enterarse oportunamente del desarrollo de la negociación, podían realizar debates e intercambiar puntos de vista con los asistentes al “Cuarto de al lado”.

El presidente de la ANDI no se perdió ni una sola reunión, ni dejó de estudiar documento alguno. La presencia de funcionarios de la Asociación, del área técnica, era fundamental para resolver las inquietudes que tenían los afiliados frente al TLC. Algunas cámaras sectoriales tenían grandes dudas y divergencias, por lo que se hacía muy difícil conciliar una posición del gremio.

LaJunta de la ANDI era partidaria de impulsar la idea de un acuerdo con los norteamericanos.

Previamente se había acordado un procedimiento para atender las diferencias, basado en explicaciones con profunda sustentación técnica. El mecanismo se utilizó tanto en la ANDI como en el Consejo Gremial para encontrar acuerdos en un ambiente de cordialidad. Se determinó que cuando se agotaran las instancias internas, se dejaba la decisión al gobierno.

En noviembre de 2005, el gobierno y los empresarios hicieron un balance y prepararon el cierre de las negociaciones. Se destacó el papel desempeñado por los gremios, desde el inicio del proceso y se les pidió su acompañamiento hasta el final.

El momento histórico se cumplió en la madrugada del 27 de febrero del 2006. Tras 14 rondas, en Washington, finalizaron las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Alcanzado este hito, Luis Carlos Villegas presentó un extenso balance a la Junta directiva del gremio. Afirmó que la ANDI se sentía orgullosa del trabajo llevado a cabo, tanto en el ámbito de la negociación como en el adelantado por fuera de ella. Hizo un reconocimiento a todas las dependencias de la Asociación por la excelente labor en todo el proceso de negociación del TLC con Estados Unidos. Luego, también el Consejo Gremial Nacional presentó su propio balance.

Nueve meses después (noviembre de 2007), en la sede del BID en la capital estadounidense, el ministro Jorge Humberto Botero y el representante co-

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mercial adjunto de Estados Unidos, John Veroneau, firmaron el TLC. Era un paso importante, pero la tarea aún no estaba terminada. Faltaba, la puntada final y era el aval de los respectivos congresos.

Desde ese momento, comenzaría una etapa larga y tortuosa para el acuerdo. Asuntos relacionados con derechos humanos, con los falsos positivo, con el sindicalismo y la discusión política interna en Estados Unidos, congelaron el TLC por cinco años.

Cuando el presidente Juan Manuel Santo ya estaba al frente del gobierno colombiano, se convino con la administración Obama un Plan de Acción que contempló todas las exigencias, de tiempo atrás planteadas, por los sindicalistas de lado y lado y se pudo destrabar el acuerdo. El 20 de octubre de 2011, el presidente Barack Obama firmó el esperado tratado de libre comercio con Colombia. El 15 de mayo de 2012, salió el primer embarque, de textiles y flores, hacia Estados Unidos en el marco del TLC entre los dos países.

En el libro que recoge la historia del Consejo Gremial Nacional (2015), el exministro Roberto Junguito destacó el liderazgo de la ANDI en el proceso que llevó a la firma de este TLC. Escribió lo siguiente:

El proyecto de contar con un acuerdo comercial con Estados Unidos fue la mayor empresa que el Consejo Gremial Nacional emprendió entre los años 2002-2006, pero su compromiso no terminó solamente con la suscripción del acuerdo y su posterior aprobación en el Congreso de Colombia y en la Corte Constitucional. El liderazgo de la ANDI y de manera particular del presidente de ese gremio en su momento, Luis Carlos Villegas, permitió que los empresarios colombianos y sus organizaciones llegaran hasta las puertas del Capitolio en los Estados Unidos a efecto de interactuar con los senadores y representantes de ambos partidos para explicarles las razones por las cuales ese órgano legislativo debía aprobar el tratado de libre comercio.

Tras la ratificación del TLC, comenzaba otro gran reto. Para la fecha, Colombia había emprendido una agresiva política de integración buscando tratados de libre comercio, de inversión y doble tributación con varios países y como expresaba Luis Carlos Villegas, la simple entrada en vigor de los tratados, no transformaría al país. “Si queremos aprovechar plenamente los beneficios de estos acuerdos es necesario no postergar más la ejecución de la agenda de competitividad”.

El conjunto del sector privado tenía claro que era una condición sine qua non para aprovechar toda la gama de oportunidades que se generaría con el acuerdo comercial con Estados Unidos y los demás. En la llamada agenda

interna se incluyeron políticas públicas y programas de la implementación en alianzas público-privadas.

Cabe señalar que la agenda interna fue tema de constante preocupación en la Junta de Dirección de la ANDI. Se discutía el rol que tendría del sector privado y los temas que se debería priorizar. Ya, desde las negociaciones con Estados Unidos, una comisión se reunía periódicamente para mirar cuáles eran los proyectos de ley que debían presentarse al Congreso y cuáles las reformas constitucionales y los programas que los distintos ministerios deberían adelantar. En ese momento se fortaleció el consejo colombiano de competitividad. Puede decirse que la infraestructura para la competitividad surgió de la agenda interna.

Diversos y representativos sectores empresariales del país elogiaron la Agenda de Competitividad presentada por la ANDI al gobierno del presidente Juan Manuel Santos y destacaron como asertivos los planteamientos de corto, mediano y largo plazo111

La Asociación impulsó dicha agenda de la mano con el Gobierno nacional para desarrollar y mejorar la competitividad del país en temas de logística y transporte de cara a los TLC venideros.

En la celebración del cumpleaños número 60 de la ANDI, se puede observar a Carlos Mario Giraldo, presidente de la Junta seccional Medellín y Junta de Dirección General; el reconocido empresario Alfredo Carvajal y Jorge Alberto Uribe (entonces ministro de Defensa) hijo de Vicente Uribe Rendón, patriarca de la industria antioqueña y gran impulsor de la ANDI.

111 “Empresarios destacan Agenda de Competitividad”. Revista de la ANDI n.° 228, p. 22, mayo-junio 2011.

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ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

Más apoyos y la reelección presidencial

En el inicio del nuevo siglo, la ANDI muestra nuevamente su decisión y compromiso de acompañar a los gobiernos en las grandes causas que buscan la paz, la concordia y el desarrollo económico. Lo veremos en los siguientes momentos.

El candidato Álvaro Uribe Vélez ganó la elección presidencial realizada el 26 de mayo de 2002, obteniendo el 53 por ciento del total de los votos, lo que le permitió al país evitarse una segunda vuelta para escoger al nuevo presidente de Colombia.

Álvaro Uribe y el empresariado colombiano congeniaron rápidamente. Su discurso sobre la política de Seguridad Democrática y confianza inversionista, bandera de su primera administración (2002-2006), impactó al país y cautivó a los hombres de negocio que arroparon, sin vacilación, al mandatario antioqueño.

Como se ha dicho, el fracasado proceso de paz del presidente Andrés Pastrana dejó cansancio en la sociedad y alimentó la percepción de incredulidad respecto de la verdadera voluntad de las FARC de dialogar con el gobierno.

Los afiliados a la ANDI y sus familias, como muchos en el país, sufrían el flagelo del secuestro, mientras que las empresas no podían movilizar la carga con tranquilidad por las carreteras. En general, los colombianos se sentían atrapados, pues al transitar por el territorio nacional se corría el riesgo

de caer en retenes de la guerrilla. Las llamadas “pescas milagrosas” se convirtieron en el terror de las carreteras.

Por ello, cuando los empresarios tuvieron la certeza de que el nuevo gobierno tendría una respuesta contundente contra la guerrilla y sus actos terroristas, comenzó también a cimentarse la confianza en el país. La administración Uribe daba señales claras de fortalecer la seguridad interna como camino para solucionar los problemas económicos y sociales.

Tan pronto comenzó el gobierno, al amparo del Estado de Conmoción Interior112, se decretó un impuesto temporal del 1,2 por ciento sobre el patrimonio de los colombianos, que tenía como destino el fortalecimiento de la seguridad democrática. La posición de la Asociación si bien no fue de celebración, sí fue de aceptación pues entendía que se necesitaba una inyección de recursos, después de la ruptura del proceso de paz de Pastrana.

Elesfuerzo tributario que harían los empresarios tendría que estar correspondido por resultados en materia de seguridad.

La ANDI apoyó el impuesto que algunos medios titularon como de guerra, pero con la advertencia de que estos recursos tendrían que apuntalar la seguridad en un muy corto plazo y también contribuir a aliviar el déficit fiscal. El esfuerzo que harían los empresarios tendría que estar correspondido por resultados de seguridad, planteó la Junta del gremio empresarial.

“Los empresarios están dispuestos a asumir el reto de pagar el impuesto para la seguridad democrática, porque, en compensación, las inversiones tendrán mayor estabilidad y aumentará el empleo”, dijo el presidente de la Asociación Nacional de Industriales, Luis Carlos Villegas, a los medios de comunicación en agosto de 2002.

En la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), en el arranque del gobierno Uribe, se incluyó una pregunta especial sobre el nuevo impuesto al patrimonio. El 85,9 por ciento los encuestados estaba de acuerdo con su pago y el 93 por ciento consideraba que este debía destinarse exclusivamente hacia la seguridad.

Con el paso de los meses, la confianza del sector privado en el país se hizo más fuerte. Después de una sequía en el crecimiento y en la inversión privada, la economía comenzaba a despegar, lo que animó al sector empresarial que percibía un mejor entorno para los negocios. Según la citada encuesta, cerca de la mitad de los afiliados veía con optimismo la situación de sus

112 El Decreto Ley 1837 del 11 de agosto de 2002 creó el impuesto especial destinado a atender los gastos del Presupuesto General de la Nación, necesarios para preservar la Seguridad Democrática. Luego el Decreto 1949 (agosto 28) lo reglamentó y señaló que lo pagarían las personas naturales con patrimonio bruto superior a 169.500.000 de pesos y las personas jurídicas contribuyentes del impuesto sobre la renta obligadas a declarar por el año 2001.

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El presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, hizo parte del equipo negociador del gobierno Santos en los diálogos de Paz con las FARC. En la foto, acompañan al dirigente gremial, Sergio Jaramillo, el General (r) Jorge Enrique Mora, el jefe de la delegación Humberto de la Calle y Frank Pearl. (Foto cortesía El Tiempo).

compañías, cuando un año atrás era sólo de 39.4 por ciento. En la misma dirección, las expectativas para el futuro inmediato eran calificadas como favorables por el 39.2 por ciento de los encuestados. Los proyectos de inversión programados para el año 2003 coincidían con el ambiente positivo.

La ANDI también apoyó, con todo entusiasmo, el referendo que convocó el presidente Uribe para modificar algunos artículos de la Constitución que permitieran establecer nuevos mecanismos contra la corrupción y llevar a cabo parte del ajuste fiscal que requería el país. Entre otros puntos, proponía congelar los sueldos para la mayoría de los empleados estatales, por dos años; desmontar privilegios pensionales; reducir el tamaño del Congreso y eliminar burocracia.

En la Junta de Dirección General de la ANDI del 22 de julio de 2003 (Acta No. 296) los directores acordaron que la Asociación colaborara en la campaña del referendo de la mano del comité empresarial “colombianos por el referendo” y contribuyera con la gestión de motivación a sus afiliados para ayudar en la financiación de este.

En general, los empresarios respaldaban los puntos contenidos en el referendo. El presidente de la Asociación, Luis Carlos Villegas, escribió una co-

lumna de opinión llamando a votar, pues consideraba que era una manera de hacer una serie de reformas, como las pensiones, que quizás, por la vía del Congreso sería mucho más difícil o imposible.

Sin embargo, a pesar de la alta favorabilidad del primer mandatario (las encuestas para el momento mostraban que era aplaudido por el 75 por ciento de los colombianos), el día de la votación (25 de octubre de 2003) el referendo fue derrotado por una alta abstención. Claramente era un claro revés para el presidente y su gobierno.

La Junta de la ANDI veía con preocupación que los resultados del referendo pudieran afectar la gobernabilidad y dificultar las relaciones entre el Gobierno y el legislativo para avanzar la agenda de reformas.

Pero no pareció ser así. Al finalizar este mismo año, el Congreso aprobó la reforma tributaria que el gobierno Uribe había presentado y en la que se incluía nuevamente el impuesto al patrimonio (tarifa del 0,3 por ciento para capitales mayores a 3.000 millones de pesos, por tres años) y también un aumento del impuesto de renta.

Era una reforma que le exigía mucho más al sector empresarial, algo que reconoció el propio Uribe. Una vez fue aprobado el proyecto (Ley 863 de 2003) en el Congreso, señaló lo siguiente: “Quiero decirle al país que es una reforma tributaria ‘”recargadita” en los empresarios, pero ¿no vale la pena? Hay que hacer esfuercitos”. Y agregó que “los empresarios han dicho que van a dar esa contribución con toda la solidaridad por Colombia”113

Lo cierto es que, además del garrote, la reforma traía zanahoria para el sector privado. El gobierno incluyó un beneficio fiscal conocido como deducción por inversión en activos fijos reales productivos. Esto permitía que los contribuyentes pudieran deducir en un 30 por ciento el valor de estas inversiones. Al disminuir la renta liquida, como consecuencia, habría una reducción en el impuesto de renta a pagar. El gobierno con esta “gabela” buscaba estimular la inversión privada.

A la ANDI le cayó muy bien el beneficio, aunque claramente no lo había pedido. Cuando Luis Carlos Villegas le informó a la Junta de Dirección General sobre los pormenores de aquella reforma tributaria, advirtió que el gremio no había propuesto este asunto, pero lo acogían por considerarlo, en ese momento, muy atractivo para la inversión.

La anécdota al respecto señala que la propuesta surgió de un empresario antioqueño en un diálogo personal con el presidente Uribe. Hacía parte del

113 Palabras del presidente Álvaro Uribe una vez fue aprobada la reforma en el Congreso. Información de la secretaria de Prensa de la Casa de Nariño. Diciembre 20 de 2003.

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LaANDI apoyó el acto legislativo para reformar el sistema de regalías, una de las propuestas más audaces de la administración Santos.

estilo de gobernar del mandatario sostener diálogos con sectores afectos, y ante las preocupaciones expresadas por estos, buscar caminos para apoyarlos en sus dificultades. En otras palabras, empresarios individuales que no participaban del debate colectivo se acercaban al jefe de Estado quien era muy dado a escuchar casos particulares.

Cabe recordar que, en los años subsiguientes, las llamadas “gabelas” tributarias que el gobierno Uribe extendió al sector privado generaron gran polémica nacional. Estos estímulos fiscales ofrecidos para atraer la inversión, como las zonas francas, los contratos de estabilidad jurídica y la deducción especial por inversiones en activos fijo, entre otros, fueron calificados por un sector de la crítica económica como demasiado generosos con los grandes contribuyentes.

También, es importante reconocer que cuando el país no era atractivo a la inversión, debido a los problemas de orden público, dichos beneficios fueron muy bien recibidos por el sector productivo y ayudaron, pero no puede afirmarse que obedecieran a solicitudes expresas o a lo que se conoce como lobby gremial. La ANDI no los pidió, pero tampoco se opuso a recibirlos, comentaron diversas fuentes consultadas sobre este particular.

De regreso al primer cuatrienio de la era Uribe, valga recordar que la popularidad del presidente iba en ascenso, a medida que retornaba la confianza en el país y en la economía. Sin duda, el liderazgo de Álvaro Uribe mostraba un camino muy claro.

Pues bien, en plena luna de miel con los colombianos surgió una idea que cambiaría la historia política del país. En vista de que las cosas iban tan bien, a la entonces embajadora en España, Noemí Sanín, se le ocurrió plantear la posibilidad de prolongar el período del presidente de la República o autorizar la reelección presidencial inmediata. La propuesta de la líder conservadora, quien había rivalizado con Uribe en la campaña presidencial de 2002 desató una polvareda política. Algunos lo veían con buenos ojos, otros no la consideraban viable.

Un mes después de la sorpresiva propuesta, el ex presidente de la ANDI, Fabio Echeverri Correa, uno de los hombres más cercanos a Álvaro Uribe, aterrizó la idea de la embajadora y afirmó que solo era cuestión de modificar la Constitución para introducir un “articulito” que permitiera la reelección presidencial de manera inmediata, hasta por un período.

Irónicamente, a pesar de la acogida que tenía el presidente Uribe entre la dirigencia empresarial, la ANDI no se expresó a favor de la eventualidad de una reelección.

Cabe anotar que Fabio Echeverri, aunque manejó los destinos de la Asociación durante 17 años, ya no tenía la ascendencia que tuvo, en su época, entre los industriales afiliados.

En concreto, sobre la propuesta de reelección presidencial, en la Junta de Dirección General de la ANDI del 22 de julio de 2003 (Acta No. 296), Luis Carlos Villegas manifestó su simpatía por la existencia de períodos presidenciales más largos, de cinco o seis años, más no por la reelección, pues Colombia, anotó, no era un país con una cultura política proclive a esta figura, la cual requeriría más madurez del sistema político.

También algunos miembros de la Junta consideraron que la reelección, en el ámbito regional, podría tener efectos negativos por la eventual utilización indebida del presupuesto público para garantizar dicha elección.

En septiembre de 2003, en entrevista concedida al periodista Yamid Amat, publicada en el periódico El Tiempo, Luis Carlos Villegas señaló que la reelección presentaba muchas dudas en el horizonte. A la pregunta de por qué los industriales no eran partidarios, el presidente de la Asociación respondió lo siguiente: “En las actuales circunstancias no es lo más conveniente. Sin embargo, el sector privado sí recibiría como muy buena noticia para sus propios intereses períodos más largos de administración nacional. Nos gustaría que fueran seis años”. ¿A partir de ahora?, preguntó Yamid. “Sí. Dos años más para el presidente Uribe”, respondió el vocero de la ANDI.”114

Tiempo después, cuando fue aprobado el proyecto de reelección en el Congreso de la República (finales de 2004) y la reforma pasó a revisión de la Corte Constitucional (2005), la ANDI señaló que el gremio sería respetuoso del fallo que profiriera el alto tribunal y que el país entero debería acatarlo115

En octubre de 2005 la Corte Constitucional avaló la reelección que permitiría que el mandatario Álvaro Uribe Vélez se presentara a la elección de mayo de 2006.

Conocido el fallo, en la Junta de Dirección General de la ANDI del 25 de octubre de 2005 (Acta No. 321) se analizó la sentencia a la luz de la coyuntura política. El presidente de la Asociación anotó que “la decisión trajo seguridad y tranquilidad a los mercados, pues generaba seguridad jurídica, elemento este altamente apreciado por los actores económicos y financieros”.

114 El Tiempo, 7 de septiembre 2003: “ANDI se opone a la reelección”.

115 Sesión Junta de Dirección General. Marzo 29 de 2005. Bogotá, acta n.° 314.

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Pero el hecho de que la reelección presidencial no fuera de total agrado de los dirigentes empresariales no significaba que el presidente Uribe no conservara el apoyo dentro del sector privado. Basta recordar cómo salía ovacionado en las asambleas gremiales.

Al terminar el primer mandato de Uribe, además de los positivos índices en materia económica, el balance del gobierno en seguridad interna era definitivamente alentador. Para empezar, la inversión había retornado.

La Encuesta de Opinión Industrial Conjunta de la ANDI de enero de 2006 hizo una pregunta especial relacionada con la percepción de los empresarios sobre la seguridad en el país. Los resultados mostraron consistencia en la evolución de este problema en los últimos años, en el sentido de que la inseguridad cada vez había perdido más importancia dentro de la problemática que afectaba a los empresarios.

El 86,3 por ciento de ellos consideraba que el tema de seguridad había mejorado en los últimos años, el 12,2 por ciento opinaba que seguía igual y sólo un 1,8 por ciento creía haber empeorado. Esta mejoría también se veía reflejada en la seguridad en el transporte de mercancías por carretera.

La economía recogía fielmente el mayor optimismo que se reflejaba. A partir de 2003, la tasa anual de crecimiento comenzó a incrementarse hasta alcanzar el 6,9 por ciento en 2007. Según Junguito (2018), Colombia logró entre 2003-2007 un período de crecimiento económico sin precedentes en la historia reciente.

Ahora bien, al finalizar el primer decenio del siglo XXI, el país no fue ajeno a los problemas de la economía mundial. El crecimiento se desaceleró en 2008 (año de la crisis financiera global) alcanzando 2,5 por ciento y 1,7 por ciento en 2009, para recuperarse en 2010, cuando logró el 4 por ciento anual.

Aunque entre algunos sectores de la opinión había crecido la oposición a Álvaro Uribe, el 28 de mayo de 2006 el mandatario logró la reelección para el período constitucional 2006-2010 con un porcentaje de votación un poco superior al 62 por ciento.

Durante la segunda administración Uribe, la relación del gobierno con el sector privado se centró en los temas económicos, particularmente las negociaciones comerciales de Colombia, sobre cómo consolidar y abrir nuevos mercados y cómo detener el impacto de la crisis financiera internacional sobre la economía colombiana.

Si bien la ANDI mantenía el liderazgo gremial, muchos asuntos de impacto transversal para todo el sector privado eran discutidos por el Consejo Gremial Nacional (CGN), que, como se ha dicho, también presidía Luis Carlos Villegas.

Es así como el foco de atención del CGN, cuando arrancó el segundo período de Uribe se dirigió a la propuesta de reforma tributaria. Según Junguito (2015, Historia del Consejo Gremial Nacional, p, 190), la visión del CGN era que la reforma iba en la dirección correcta y así fue expresado por los voceros de la ANDI y Fenalco, pues señalaban que se orientaba a mejorar la competitividad, a estimular la inversión y la actividad productiva, a simplificar los trámites y a dificultar la evasión, elusión y corrupción.

Cabe recordar que aquella reforma tributaria de 2006 (Ley 1111 del 27 de diciembre) creó otra serie de beneficios, entre ellos aumentó y dejó permanente la deducción del 40 por ciento por inversión en activos fijos. Pero, además, extendió el impuesto al patrimonio que sería cobrado a personas y empresas con patrimonios superior a los 3.000 millones de pesos a partir de enero de 2007. Este impuesto tenía como objetivo principal, la modernización de las fuerzas militares a través de la renovación de equipos que ya estaban obsoletos, la compra de tanques, fragatas y aviones de combate modernos y financiar la incorporación de pie de fuerza.

Los congresos y distintos eventos organizados por la ANDI son el lugar perfecto para que los empresarios se reúnan a construir país. En la foto una panorámica de uno de los recientes encuentros en Cartagena.

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LaJunta de Dirección

General de la ANDI consideraban que el sector privado debía apoyar un nuevo proceso de paz.

Juan Manuel Santos, entonces ministro de Defensa creó una Comisión con agentes del sector privado que vigiló la aplicación de los recursos. El presidente de la ANDI hizo parte de esta. “Esto permitió un gran acercamiento de Santos con el sector privado. Empresarios y dirigentes gremiales le pusieron el ojo al gasto en la modernización de las militares”, recuerda Villegas116

En otros temas, por aquellos años, la ANDI expresó su posición crítica frente a los presuntos nexos entre políticos y paramilitares. Ante la invitación que los comandantes de las autodefensas hicieron al Consejo Gremial para que sus voceros asistieran a una reunión, en Santafé de Ralito, para discutir asuntos del país, la Junta de la ANDI, claramente, señaló la inconveniencia de aceptar dicha invitación.

“Nosotros en ningún momento estábamos de acuerdo ni apoyando al paramilitarismo, por el contrario, queríamos que fuera perseguido. Fue siempre nuestra expresión pública”, dijo Villegas tiempo después. “Yo le comuniqué al CGN que habíamos llegado a la decisión de que personas que representaran empresas afiliadas que tuvieran condenas por paramilitarismo serían suspendidas en su membresía de la Asociación”.

116 En entrevista para este libro. Febrero de 2022.

117 En entrevista para este libro. Febrero 2022. Bogotá.

118 La Orden al Mérito Empresarial José Gutiérrez Gómez se estableció en 1999 como máxima distinción de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), con el propósito de reconocer y exaltar a las personas que se distingan como forjadoras y servidoras del sector productivo nacional y del país.

En octubre de 2007, la coalición política “uribista” promovió la segunda reelección presidencial, con la idea de que Álvaro Uribe pudiera aspirar a un nuevo mandato por tercera vez, de forma consecutiva. El tema desató un gran debate nacional y, por supuesto, una discusión interna en la Junta de la ANDI, donde la modificación a la Carta despertaba gran preocupación entre los directores.Pero la posibilidad de una nueva reelección fracasó. En febrero de 2010, la Corte Constitucional declaró la inexequibilidad del llamado referendo reeleccionista, con lo cual la era Uribe terminaba el 7 de agosto de ese mismo año.

Pasado el tiempo, Luis Carlos Villegas señaló que no estaba de acuerdo con la reelección, pues lo consideraba un riesgo muy alto de concentración de poder que después sería imposible de desmontar117

El Consejo Gremial Nacional decidió realizar un homenaje al presidente Álvaro Uribe, para destacar su buena gestión y los logros alcanzados en sus ocho años de Gobierno. Luis Carlos Villegas, en calidad de presidente de la ANDI propuso entregarle la orden al mérito empresarial José Gutiérrez Gómez118, máxima distinción del sector privado colombiano, lo cual fue aprobado por unanimidad por la Junta.

El 9 de julio de 2010 en el Gun Club de Bogotá se cumplió el acto. La resolución que otorgaba el reconocimiento señaló: “A través de sus políticas de Gobierno, logró abonar el camino a la prosperidad colectiva y el bienestar general de toda la población colombiana. El presidente ha dado ejemplo con su vida y trabajo a las nuevas generaciones de ciudadanos, políticos y empresarios, gracias a su firme compromiso con nuestra Patria”.

Luis Carlos Villegas, como presidente de la ANDI, pronunció un discurso en el que resaltó el avance que dio el país durante el período gobernado por Álvaro Uribe. En algunos apartes, señaló

Colombia era hace diez años la séptima economía de la región. Hoy somos la cuarta y seremos la tercera, después de Brasil y México, a la vuelta de pocos años. Cuán lejos se ve la campaña de los años 70 para lograr mil millones de dólares de exportaciones, meta que parecía inalcanzable. Este año, Colombia venderá al exterior más de US$40.000 millones, bordeando así los mil dólares de exportaciones por cada colombiano. La Dian recaudó $19 billones en el 2000. En el 2009, recogió 69 billones de revaluados pesos, es decir, el aumento fue de tres veces y media, $50 billones más o US$ 25.000 millones más, dado que la tasa de cambio es la misma.

Lejos de la perfección estamos; cerca del desarrollo, también. Lejos de la equidad estamos; cerca de un mejor entendimiento entre los actores sociales, también.

SER ADVERSARIO NO SIGNIFICA SER ENEMIGO; TENER IDEAS DIFERENTES NO SIGNIFICA SER ADVERSARIO. COLOMBIA DEBE SUPERAR LA POLARIZACIÓN PORQUE LA SANA CONVIVENCIA Y LA ARMONÍA HACEN PARTE DE LA RECONCILIACIÓN POR LA QUE LOS EMPRESARIOS HEMOS VENIDO TRABAJANDO CON CUANTIOSAS INVERSIONES Y NUMEROSOS PROGRAMAS Y PROYECTOS QUE CONTRIBUYEN AL MEJORAMIENTO DEL BIENESTAR DE NUESTRA SOCIEDAD”.

BRUCE MAC MASTER, 2015.

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119 El CGN había institucionalizado este gran documento que entregaba cada cuatro años a los nuevos mandatarios.

Otra cuota de sacrificio

El 30 de mayo de 2010 los colombianos fueron a las urnas para elegir al mandatario que reemplazaría a Álvaro Uribe Vélez. Según el resultado de la contienda, en la que participaron nueve aspirantes, Juan Manuel Santos, en representación del partido de la U, y Antanas Mockus, del partido Verde, pasaron a segunda vuelta.

La Junta de la ANDI como había sido usual en los procesos electorales escuchó a los dos candidatos presidenciales y resaltó las bondades de ambos, haciendo énfasis en la tranquilidad que le debía asistir al sector privado por cualquiera de los dos aspirantes que resultare elegido.

El 20 de junio de 2010, fecha de la votación, Juan Manuel Santos superó a Mockus y fue elegido presidente de Colombia para el período 2010-2014.

Desde su campaña ofreció liderar un gobierno de unidad nacional que realizara el tránsito de la seguridad democrática a la prosperidad democrática, lo que la ANDI encontraba muy positivo y estaba dispuesta a apoyar a la nueva administración en dichos objetivos.

La Asociación, como integrante del Consejo Gremial Nacional, participó en el documento “Prosperidad: Agenda Empresarial Colombiana 2010-2014” que se le entregó al presidente Juan Manuel Santos y donde se recogieron los principales aspectos de política pública que, a juicio de los gremios, debían hacer parte del Plan de Desarrollo119

Entre otros, la agenda incluía asuntos sobre las negociaciones comerciales e internacionalización del país y los planes regionales de competitividad (la anteriormente llamada agenda interna).

Como al inicio de todo gobierno, había gran expectativa por las reformas que presentaría al Congreso. Como expresaba el presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, en esta oportunidad, la agenda de reformas generaba tensiones, unas positivas y otras negativas. Bastaba mencionar las reformas de tierras, victimas, justicia, regalías, salud, la aprobación de la regla fiscal y la tributaria para que los ánimos se exacerbaran.

Laestrategia de internacionalización no puede ser ciega; los acuerdos hay que administrarlos y los empresarios requieren un ambiente competitivo.

La Junta del gremio en sus reuniones ahondaba en los diferentes proyectos del paquete legislativo. Por ejemplo, frente al acto legislativo de reforma a las regalías, una de las propuestas más audaces de la nueva administración, la posición de la ANDI sería de apoyo, al tiempo que resaltaba la necesidad de trabajar en la defensa de la minería formal. “La Junta asiente y manifiesta su apoyo tanto al proyecto de reforma a las regalías como a trabajar en pro de la defensa de la minería formal”, concluyeron los directores en una sesión de octubre de 2010 (Acta n.° 376).

Sobre la propuesta fiscal que se había denominado “mini” reforma tributaria, a decir de Luis Carlos Villegas, no tenía nada de “mini”. La verdad es que el proyecto que se radicó 15 de octubre de 2010 fue creciendo tanto en el número de artículos, la envergadura de los temas, como en el monto de recursos a generar, estimado en 5 billones de pesos.

Esta primera reforma impositiva de la administración Santos (Ley 1430 de 2010) significó el inicio del desmonte de las “gabales” generadas en el gobierno anterior y que, como se ha dicho antes eran cuestionadas por el alto costo fiscal. Según la DIAN solo entre 2007 y 2008, los beneficios y exenciones en el impuesto de renta le costaron al Estado 13,8 billones de pesos, de los cuales 7 billones correspondieron a la deducción por compra de activos fijos.

Una vez comenzó a hablarse del proyecto de reforma, Luis Carlos Villegas informó a la Junta de la Asociación que el Gobierno insistía en la necesidad de desmontar la deducción del 30 por ciento por la inversión en activos fijos productivos. Los empresarios hubieran querido que su eliminación fuera gradual, al menos, en un periodo de 2 años.

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LaANDI anunció que el sector privado apoyaba el levantamiento de aquel beneficio tributario, que tanto había ayudado en el pasado”.

Cabe recordar que este beneficio nacido 2003, fue uno de los estímulos tributarios más atractivos para las empresas, pero, ahora, para el gobierno Santos, su eliminación significaba recuperar ingresos por 4 billones de pesos anuales, de acuerdo con los cálculos que hacía el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry. Además, lo fundamental era cerrar rápidamente el déficit fiscal que recibió la administración de Juan Manuel Santos y evitar así tener que traer dólares al país con lo que se revaluaría más la tasa de cambio

Cuando la reforma tributaria hacía su tránsito en el Congreso, y ante algunas críticas por la incidencia que podría tener el desmonte de la deducción por la inversión en activos fijos productivos sobre la inversión, el jefe de la cartera de Hacienda señaló que esta fue una oferta de los gremios de la producción, en cabeza de la ANDI.

Al respecto, Luis Carlos Villegas dijo a la prensa lo siguiente: “En el sector privado no estamos haciendo fiesta por el desmonte del 30 por ciento en la deducción por inversión en activos fijos; hay sectores muy golpeados que necesitan este estímulo, pero el momento exige este sacrificio, ante la amenaza de una mayor apreciación cambiaria y la imperiosa necesidad de una formalización de la economía”120

Villegas agregó que, por el sacrificio, el Gobierno no podría olvidar la necesidad de una compensación en materia de costos empresariales. Se refería a la eliminación de la sobretasa del 20 por ciento en las tarifas de energía no regulada industrial, de la reducción de trámites y de la ejecución de obras de infraestructura que permitieran al aparato productivo bajar sensiblemente sus costos logísticos. Eran estos, temas que ayudaban a la competitividad de las empresas.

En efecto, aquella reforma eliminó la sobretasa para el consumo industrial de energía, lo que aliviaba el bolsillo de las empresas en cerca de 600.000 millones de pesos.

120 Nota titulada “Crece debate por desmonte de exención en imporrenta”. Periódico El Tiempo, 9 de noviembre de 2010.

En reunión en la Casa de Nariño con los presidentes de las comisiones terceras de Senado y Cámara el vocero de la ANDI anunció que el sector privado apoyaba el levantamiento de aquel beneficio tributario, que tanto había ayudado en el pasado.

Camino hacia la paz

En septiembre de 2010, mes y medio después haber iniciado su gobierno, el presidente Juan Manuel Santos anunció uno de los mayores golpes contra las FARC. El segundo al mando de esta organización guerrillera, conocido con el alias de Mono Jojoy había muerto en una operación militar planeada. El presidente Santos dio la noticia desde Nueva York, donde participaba en la Asamblea General de Naciones Unidas. “El símbolo del terror ha caído en Colombia” dijo el mandatario e instó a la guerrilla de las FARC a desmovilizarse.

Este golpe que, políticamente, era un triunfo para Santos121, sumado al alto número de desmovilizaciones que se venían presentando y la creación de la consejería para la Seguridad Nacional que presidiría el ex viceministro de Defensa, Sergio Jaramillo, albergaban la esperanza de alcanzar prontamente la paz en Colombia.

Muchos creían que, inevitablemente, el camino para llegar a la paz que anhelaba todo el país sería por la vía militar. Sin embargo, el presidente Santos aspiraba a transitar por el sendero de la negociación política. En su discurso de posesión, el 7 de agosto, había enviado un claro mensaje sobre su idea de poner fin al conflicto armado a través de la negociación y el diálogo. “La puerta del diálogo no está cerrada con llave. Yo aspiro, durante mi gobierno, a sembrar las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos…”.

Y, en efecto, una vez asumió el poder, comenzó una fase exploratoria y de acercamiento secreto con dirigentes de las FARC, con miras a un proceso de

121 Víctor Julio Suárez, alias Jorge Briceño Suárez o Mono Jojoy, hacía parte del Secretariado de las Farc. Ya esta organización guerrillera venía debilitándose de manera notoria con la caída de varias cabecillas y con la operación Jaque, cuando Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa.

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122 La delegación colombiana en estos contactos la integraron Sergio Jaramillo, entonces consejero de Seguridad; Frank Pearl, ministro de Medio Ambiente y con la presencia de Enrique Santos. A la cabeza de los emisarios de la guerrilla estaba Mauricio Jaramillo, alias “el médico”.

123 En entrevista para este libro. Febrero de 2022.

124 En su libro Revelaciones al final de una guerra (2019, p. 20), Humberto de la Calle relata que cuando el presidente Santos lo llamó para ser el jefe de la delegación, le mencionó a Luis Carlos Villegas como parte del equipo: “En ese momento presidente de la Asociación Nacional de Industriales, un importante líder del sector privado, aunque también con amplia experiencia en la administración pública”, relata.

dialogo que pudiera llevar a un acuerdo de paz. La etapa duró casi dos años (2010-2012)122 y los contactos avanzaron en lo que se denominó Acuerdo General de seis puntos, base sobre la cual comenzaría luego el proceso de diálogo público, en La Habana (Cuba).

En agosto de 2012, cuando el gobierno cumplía dos años en el poder, el presidente de la ANDI, Luis Carlos Villegas, recibió una llamada sorpresa de la Casa de Nariño, que lo pondría al tanto de aquellos diálogos.

Según relata el dirigente gremial, el presidente Juan Manuel Santos lo citó al Palacio presidencial, donde le contó que su gobierno acababa de terminar la fase secreta de la negociación de paz con las FARC. “Yo me sorprendí y le pregunté qué negociaron. Cuando me respondió que la agenda, yo no lo podía creer. Recordaba los obstáculos que habíamos tenido en 1998, en el gobierno Pastrana, para llegar a ese momento. Y ahora, los temas álgidos del conflicto, las fuerzas militares, el agro, la tierra, la política exterior, el petróleo, todo estaba en la agenda”, recuerda tiempo después Villegas123

Tras este importante paso, Santos había comenzado a conformar el equipo negociador del gobierno y, precisamente, quería que el presidente de la ANDI hiciera las veces de plenipotenciario o representante del sector privado en dichos diálogos124

Luis Carlos Villegas, aunque conocedor de las dificultadas que entrañaba un proceso de paz, estaba dispuesto a asumir ese gran reto, pero debía consultarlo con los empresarios, que eran sus jefes. Así lo hizo y recibió la autorización del gremio. Beatriz Uribe, presidenta de la Junta de Dirección General de la ANDI escuchó a todos los miembros de este cuerpo colegiado en el que tomaban asiento una treintena de empresarios, y notificó la decisión de respaldar a Luis Carlos Villegas, pues consideraban que el sector privado debía apoyar un nuevo proceso de paz.

A comienzos de septiembre, el presidente Santos en alocución televisada anunció al país el inicio de la fase de diálogos con las FARC. “Tenemos la convicción de que hay una oportunidad real para terminar el conflicto armado interno”, dijo a los colombianos.

El primer mandatario convocó al Consejo Gremial Nacional (CGN) para informarle en detalle sobre el contenido de la agenda de paz que negociarían con los líderes de la guerrilla. Según Junguito (2015, p, 365) Santos quería darle tranquilidad al sector privado colombiano en lo referente a que las políticas económicas y la orientación general de la economía y el rol del sector privado no serían afectados por dichas negociaciones.

A diferencia del proceso de paz de Pastrana, cuando el CGN había tenido una influencia más directa en las conversaciones, ahora solo serían informados de los avances. Su participación sería indirecta, a través de la designación de Luis Carlos Villegas (fue presidente del Consejo Gremial durante una década) como negociador del gobierno125

En la reunión de Junta Directiva de la ANDI, del 25 de septiembre, Luis Carlos Villegas exaltó la participación histórica de la Asociación en procesos anteriores que buscaron asegurar la paz y la seguridad de la Nación. Destacó la activa intervención en el Comité de Gasto Militar y el apoyo que dio el gremio al proceso de paz del presidente Andrés Pastrana.

Para dar tranquilidad a los empresarios, Villegas recordó el estudio que realizó la ANDI durante las negociaciones del Caguán, donde se resumieron los principios que se adoptarían en aquel proceso. Estos reflejaban las posiciones que, frente a los diferentes temas económicos, sociales y políticos, asumió la Asociación y que mantenían vigencia. Una copia de dicho documento fue distribuida a los miembros de la Junta.

Villegas dio la bienvenida a las sugerencias y observaciones de los afiliados frente al proceso, las cuales solicitó se realizaran a través de la Secretaría General de la Asociación.

Frente a las manifestaciones que terminaban en graves disturbios, la ANDI defendió con vehemencia el derecho a la protesta, pero rechazó el vandalismo que afectaba la vida, la salud, el abastecimiento, la movilidad y el derecho al trabajo. En la foto, un detalle de las acciones violentas en 2021. (Foto cortesía El Tiempo).

125 Pero dado el tiempo que demandarían las nuevas tareas, Luis Carlos Villegas decidió presentar renuncia a la presidencia del Consejo Gremial Nacional, en la reunión del 26 de septiembre de 2012 le fue aceptada y se nombró a Rafael Mejía, de la SAC y hasta ese momento vicepresidente del CGN, como su sucesor.

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Con relación a su participación en el proceso que comenzaba en la Habana, Luis Carlos Villegas aclaró que esta sería a título personal como representante del presidente de la República. No obstante, la Junta entendía que dado el origen y la actividad que ejercía desde la ANDI, esto le permitía tener una voz autorizada como representante gremial y del sector productivo nacional.

Por otro lado, los miembros de Junta sabían que Villegas tendría que compartir el tiempo entre las responsabilidades propias del gremio y las asignadas como negociador en La Habana, lo cual no sería fácil, pero con la colaboración de todos lograría hacerlo. En este orden, es importante destacar el apoyo prestado por Hernán Puyo, vicepresidente de Comercio Exterior, quien lideró muchas de las tareas gremiales.

Hay que señalar que, mientras se desempeñó como negociador del gobierno, la Junta de la ANDI mostró total interés en el acuerdo y aprovechó las largas sesiones con Villegas para despejar dudas y presentar sus opiniones.

Ahora bien, en paralelo con este momento histórico que buscaba alcanzar la paz, en Colombia arreciaba la crisis política que enfrentaba al presidente Juan Manuel Santos con el expresidente Álvaro Uribe.

Las diferencias entre las dos figuras nacionales escalaban en intensidad y ello dividía cada vez más a la sociedad. Al interior de la ANDI, la situación se analizaba con gran preocupación, pues el enfrentamiento podría hacerle daño a la economía y al normal desarrollo de todas las actividades. Al respecto, varios miembros de la Junta directiva del gremio creían necesario que la ANDI, a través de su presidente, siguiera alertando sobre este negativo impacto de la política sobre la economía. Pero, ciertamente la reconciliación se veía lejana. El escenario político nacional estaba completamente polarizado.

Cuando había transcurrido el primer año como negociador del gobierno en los diálogos de la Habana, Luis Carlos Villegas consideró que era hora de terminar su etapa en la Asociación empresarial.

En la reunión de Junta Directiva del 14 de agosto de 2013, previa a la asamblea general de afiliados que se realizaría en Pereira, informó que no presentaría su nombre para aspirar a un nuevo período como presidente de la ANDI.

Dijo a sus compañeros que, prácticamente, todos los mandatos que recibió de la Junta estaban ejecutados. “Hoy hay 4 veces más afiliados que hace 17 años, están representados 27 sectores en las cámaras, se destaca la fortaleza

técnica del Centro de Estudios Económicos y de otras áreas de la Asociación y la ANDI se presenta como el gremio cúpula que abarca varios sectores que van desde la industria hasta los servicios”126

Su tamaño y fortaleza se reflejaba también en que ya su nombre era Asociación Nacional de Empresarios (y no de industriales), cambio que le había correspondido liderar al propio Villegas en los primeros años del nuevo siglo. Esta fue una decisión que tomó la Asamblea de afiliados, ante la evidencia de que cada vez había más miembros del sector servicio, entre ellos del área de la salud, el transporte, la logística, los puertos, el comercio exterior. A pesar de la modificación en el nombre de la Asociación, se mantuvo la marca ANDI, entendiendo su poder y fortaleza como selló de identidad que ha acompañado el gremio a lo largo de su historia.

Comenzó

una fase exploratoria y de acercamiento con las FARC, con miras a un proceso de diálogo de paz.

Habían pasado, pues, casi 17 años desde que Luis Carlos Villegas asumió la presidencia del gremio más importante del país, alcanzando el mismo récord de Fabio Echeverri Correa, quien curiosamente le dio el consejo de cómo despedirse de la institución. Según relato después, en aquel momento de 2013, Echeverri era presidente de la Junta Directiva de Ecopetrol, de la que también hacía parte el presidente de la ANDI. Villegas le confesó que tenía la intención de renunciar, pero no quería generar un ruido innecesario en la Asociación. Echeverri le aconsejó, proceder como él mismo lo hizo en su momento. Esto era, notificarle a la Junta que no se presentaría en la siguiente elección de presidente.

Así procedió Villegas ante su Junta. Luego, al día siguiente, anunció su decisión ante el pleno empresarial, reunido en la Asamblea Nacional de afiliados. Pero sorpresivamente, en el mismo evento, el presidente Juan Manuel Santos le ofreció el cargo de embajador de Colombia en Washington.

El presidente de la ANDI asumiría sus nuevas responsabilidades diplomáticas el 30 de noviembre, lo que significaba que habría que buscar rápidamente su reemplazo. No era bueno que la Asociación estuviera acéfala por mucho tiempo, dada la difícil coyuntura de polarización, originada en las negociaciones con las FARC.

Pero además de las tensiones políticas, con ocasión de la transición que se avecinaba en el gremio, otros temas empezaban a inquietar a algunos de los afiliados.

126 Sesión de la Junta de Dirección General de la ANDI, del 14 de agosto de 2013. Acta n.° 403. Pereira.

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LaAsociación ha sido un actor fundamental en los temas laborales y salariales.

Su liderazgo ha sido especialmente notorio en los últimos 25 años.

Luis Carlos Villegas los planteó en la última reunión de Junta a la que asistió. Uno de aquellos comentarios de pasillo hacía relación a que la ANDI estaba a tiempo de devolverse en materia de política económica, concretamente, en su posición frente a la apertura y los tratados de libre comercio. Claramente, Villegas no compartía esa opinión. Por el contrario, sostenía que el hecho de que la coyuntura económica internacional no fuera favorable no podía ser motivo suficiente para ese tipo de enfoques. Para el saliente presidente el modelo vigente había permitido el crecimiento del país en la última década y media.

Otro de los comentarios que se escuchaban por aquellos días, hacía referencia a la proximidad de la ANDI con el Gobierno. Al respecto, Luis Carlos Villegas les recordó que la Asociación había estado cerca de todos los gobiernos correctamente elegidos. Y, agregó que cuando había sido necesario apartarse de gobiernos mal elegidos, la Asociación así lo había hecho.

En resumen, terminaba el capítulo de Luis Carlos Villegas en la presidencia de la Asociación Nacional de Empresarios. Ahora, comenzaba una nueva etapa cargada de grandes retos y desafíos.

Cambio de mando y nuevas reflexiones

Como se ha visto a lo largo de esta historia, la elección de presidente de la ANDI ha sido un tema que despierta interés nacional. Dada la importancia del gremio en la institucionalidad del país y su capacidad de influir en muchas decisiones de la vida económica, política y social, el proceso de selección suele despertar gran expectativa en la opinión pública.

Por ello, la Junta de Dirección General, máximo órgano decisorio del gremio, ha asumido esta tarea con mucha responsabilidad. Los directores saben bien que el cargo es de enorme exigencia. La persona escogida no solo representa los intereses de los empresarios afiliados y lidera proyectos, programas y estrategias, sino que, implícitamente, es el vocero del sector productivo nacional ante instancias locales e internacionales127

Pues bien, en el segundo semestre de 2013 el gremio se dispuso a elegir nuevo capitán. Sería la primera elección en el nuevo siglo, ya que el último proceso había ocurrido 17 años atrás, cuando se escogió a Luis Carlos Villegas.

Como era la tradición, una comisión integrada por empresarios de las distintas seccionales de la ANDI se encargó de analizar el perfil de los posibles aspirantes a suceder a Villegas. Se recibieron en total 15 hojas de vida.

Mientras en los medios de comunicación y los corrillos empresariales se especulaba sobre quién tomaría las riendas de la ANDI, la comisión llegó a una lista corta de cuatro candidatos: Luis Guillermo Plata, Camilo Marulanda, Bruce Mac Master y Hernando José Gómez. Sin duda, todos de gran talla.

127 La ANDI es un órgano consultor de Naciones Unidas; tiene relación con la banca multilateral, un puesto en el Consejo de Administración de la OIT, en la junta mundial de la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y tiene acuerdos con cerca de 180 organizaciones internacionales, sean gremios colegas u organizaciones económicas y sociales.

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La agroindustria es tema de gran interés para la ANDI. “Colombia tiene que aspirar a ser una potencia mundial como despensa de alimentos”, señala Bruce Mac Master, presidente de la Asociación. En la foto un momento del Congreso Agroindustrial de 2015.

Algunos de los nombres se filtraron a la prensa, lo que dio pie a rumores y especulaciones sobre una posible injerencia del gobierno en la elección del presidente de la ANDI, lo que ameritó un pronunciamiento del propio jefe de Estado. A través de su cuenta en Twitter, el presidente Santos desmintió los rumores: “Gobierno no tiene candidato a la presidencia de la ANDI, debe ser una decisión autónoma de los industriales”.

También, el entonces candidato al cargo, Bruce Mac Master, lo aclaró en entrevista en el diario El Espectador. “-Se dice que usted es el candidato del Gobierno. ¿Es eso cierto?”, preguntó la periodista Camila Zuluaga. “No, el mismo presidente ha salido a desmentir esa versión”, respondió128

128 El Espectador. “Bruce Mac Master confiesa que no es partidario de la reelección”. 21 de octubre de 2013.

En ese momento, Bruce dejaba justamente el gobierno y en la misma entrevista expresó su desacuerdo con la reelección presidencial (asunto en la agenda del país de aquel entonces), lo que marcó su distanciamiento con el gobierno de Juan Manuel Santos. “Creo que el sistema de reelección colombiano es un sistema que probablemente no es bueno para la democracia. Preferiría un período un poco más largo y que no hubiera reelección”, fueron sus palabras.

Finalmente, el 5 de noviembre de 2013, los comisionados por la Junta de la ANDI informaron (Acta No. 405) que, por unanimidad, recomendaban al

economista cartagenero Bruce Mac Master Rojas, saliente director del Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y ex viceministro de Hacienda, como el más calificado para asumir la posición de presidente de la ANDI129

Su amplia trayectoria en el sector privado, su vocación hacia los temas sociales y sus responsabilidades públicas lo acreditaban con suficiencia para asumir la vocería del gremio más importante del país. La Junta de Dirección General lo eligió por unanimidad.

Era la primera vez, en casi 70 años, que el presidente del gremio no era oriundo de la región antioqueña, extendida al Eje Cafetero. Llegaba un representante de la Costa Caribe que, si bien no venía del interior de la ANDI, lo que también marcaba una diferencia frente a anteriores presidentes, su familia sí había tenido alguna relación con la Asociación. Dos primos hermanos, William Mac Master y William Pareja fueron miembros de la primera junta directiva de la seccional Bolívar, creada en 1962. Pero, además, Mac Master había trabajado con muchos empresarios como asesor y estratega, lo que le daba un reconocimiento en el sector.

Su énfasis y conocimiento en los temas sociales era amplio lo que, sin duda, aportaría al nuevo camino que las empresas debían seguir para ser sostenibles en el futuro. Durante su paso por el DPS que ayudó a crear, lideró todo el sector de la inclusión social y la reconciliación, la formulación de política social y la ejecución de programas dirigidos a los más pobres y vulnerables130

Asumiría las riendas de un gremio que a todas luces era el más grande del país. La ANDI ya representaba el 44 por ciento del PIB, tenía 28 Cámara sectoriales y 11 regionales, lo que, sin duda, le imponía nuevos retos sociales y económicos.

Precisamente, por su alta importancia institucional en el país, la Asociación tendría que fijar y definir claramente posiciones frente a temas de gran envergadura. Especialmente, las negociaciones de Paz con las FARC que avanzaban en un escenario muy polarizado. Un sector de la sociedad colombiana las apoyaba con entusiasmo, mientras otro hacía fuertes críticas a lo acordado con la guerrilla.

El presidente saliente de la Asociación fue negociador a nombre del gobierno, lo que generó algunas tensiones internas en el gremio, pues no es un secreto que la posición de todos los afiliados de la ANDI no era uniforme frente a lo que se estaba acordando en la Habana. Aunque todos querían la paz, algunos sostenían que el proceso, como se estaba negociando, requería de observadores externos más objetivos.

129 Egresado de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, con estudios de Maestría en Desarrollo Económico del mismo centro universitario.

130 Bruce Mac Master fue alcalde (e) de Cartagena. Presidió el comité ejecutivo del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas, la mesa de pobreza y el consejo directivo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF. Cofundador de Granitos de Paz, fundación que desarrolla programas de recuperación integral a familias en zonas vulnerables de Cartagena. En el sector privado se desempeñó como socio director de Inverlink, gerente financiero de Propilco, Aceitales y la Siderúrgica del Caribe. Profesor universitario.

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Elsector empresarial llevaría el peso de la reforma tributaria que garantizara la sostenibilidad fiscal y los programas sociales.

El inicio de esta nueva etapa en la vida de la Asociación coincidía también con un difícil momento para la industria colombiana. El sector vivía una crisis severa, con una caída en la producción que no se había visto en años.

Así lo reconoció el recién desempacado presidente del gremio. “Las cifras del sector industrial son a todas luces preocupantes: la producción cae, la competencia en los mercados es cada vez más agresiva, el contrabando no cede y el futuro todavía es incierto”, dijo Mac Master tres meses después de posesionarse como presidente de la ANDI131

Con algo de sorpresa para muchos en el país, el gremio comenzó a reflexionar sobre temas estratégicos y muy sensibles, en los cuales la Asociación había participado activamente en el pasado, como la apertura económica y los tratados de libre comercio.

Una vez asumió funciones, Bruce Mac Master promovió la discusión de lo que había pasado con esta política económica. En una columna en el periódico El Tiempo el nuevo presidente de la ANDI escribió lo siguiente: “La estrategia de internacionalización no puede ser ciega; los acuerdos hay que administrarlos y los empresarios requieren un ambiente competitivo”132 Precisamente, propuso a los agremiados que, en esta fase, la competitividad fuera la ruta para seguir.

Cabe señalar que, en esta nueva visión, la presidencia de la ANDI adoptó una posición que chocó con un sector de la tecnocracia del país, en especial cuando señaló que el TLC con Estados Unidos terminó siendo bastante desbalanceado.

131 “Hacía una industria competitiva”, columna de opinión del presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, en el periódico El Tiempo, febrero 2 de 2014.

132 “Hacía una industria competitiva”, columna de opinión del presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, en el periódico El Tiempo, febrero 2 de 2014.

Para respaldar el argumento, en 2014 la Asociación hizo una evaluación sobre qué tan beneficioso o nocivo habían sido para Colombia los acuerdos comerciales. Este análisis solo tenía la intención de entregar elementos de juicio para que, como señaló el presidente del gremio, las personas ni endiosaran, ni satanizaran esta herramienta del comercio exterior.

Se adelantaron varios estudios. Uno de ellos comparó el país frente a otras naciones, desde 1990 cuando se firmaron muchos de los acuerdos y concluyó que se requería una nueva visión de la política industrial. El paradigma que señalaba que solo se necesitaba la apertura para conseguir total competitividad, había que replantearlo. La apertura era necesaria, pero no suficiente.

Debía estar acompañada de una decisión de política diferente a la que había sido definida. “Tenemos acceso preferencial a un alto porcentaje del mercado mundial, pero no estamos aprovechando estos acuerdos de integración”, señalaba el dirigente.

Claramente no se trataba de deshacer los acuerdos ya suscritos, pues no tendría sentido, pero sí ayudaría para la firma de nuevos. La advertencia de la ANDI apuntaba a que seguir mirando a los mercados donde el país no tenía ventajas comparativas reales, era un desatino.

Para el momento, la ANDI era un gremio maduro que había aprendido a discutir internamente los conflictos de interés, las contradicciones y a repensar viejos paradigmas.

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133 Las elecciones presidenciales del 2014 en Colombia giraron en torno al tema de la paz. El entonces candidato-presidente Juan Manuel Santos tuvo como principal contendor a Óscar Iván Zuluaga del Centro Democrático. Durante el proceso electoral, el país vivió una extrema polarización política.

Otras formas de aportar a la paz

Hacia noviembre de 2013, cuando se presentó el relevo en la presidencia de la ANDI (de Villegas a Mac Master), como se ha dicho, el proceso de Paz avanzaba en Colombia en medio de tensiones. No solo porque preocupaba el ritmo de las negociaciones, que muchos consideraban lento, sino porque el acuerdo se había convertido en el eje de la campaña presidencial, llevando al país a una extrema polarización política133

En la Habana, los equipos de diálogo del Gobierno y las FARC terminaban el punto 2 de la agenda del acuerdo (eran seis), relacionado con “Participación Política”.

Sin duda, la Asociación Nacional de Empresarios apoyaba los diálogos y muestra de ello es que aceptó que su presidente compartiera las labores gremiales con las de negociador del gobierno. Sin embargo, también es verdad que había preocupaciones por lo que se estaba acordando en la isla, de lo cual los empresarios no tenían mucha información, y por la implementación futura de lo pactado.

A esta situación se había referido Bruce Mac Master, cuando era candidato a la presidencia de la ANDI. En octubre de 2013, en entrevista en El Espectador, señaló que veía a los empresarios comprometidos con el proceso de paz, pero también había incertidumbre entre algunos. “Todos entienden que un país en paz es significativamente mejor desde el punto de vista social, pero también desde el punto de vista de mercados y negocios. Sin embargo, también

creo que algunos de ellos han sentido incertidumbre, igual que todos los colombianos. Eso se debe a la metodología que se definió, que no brinda mucha información. Cuando uno habla con los empresarios encuentra que la mayoría quisiera que esto saliera bien y pronto”134

Era claro que no había uniformidad en la postura del empresariado colombiano frente a lo que se estaba negociando entre el gobierno y las FARC, pero la posición gremial sí era de apoyar la construcción de la paz.

Para buscar más información y tener claridad de lo que se estaba acordando en la isla, en febrero de 2014, la Junta de Dirección General escuchó a los negociadores, por parte del Gobierno, Humberto de la Calle, el General Oscar Naranjo y Frank Pear, quienes expusieron ideas sobre el proceso de paz. Los empresarios miembros de la junta también tuvieron la oportunidad de hacer preguntas y despejar dudas.

Enlos convulsionados años recientes, la ANDI se ha convertido en una voz autorizada de la institucionalidad gremial del país.

Encuentros como este permitían un diálogo transparente y servían para que la Junta ratificara su apoyo al proceso de paz, pero, al mismo tiempo expresara su posición frente a la necesidad de establecer mecanismos claros de concertación. Algunos puntos de la agenda seguían inquietando al sector productivo.

Justamente, como herramienta de análisis, la ANDI, con el acompañamiento académico de la Universidad EAFIT y Proantioquia, produjo una serie de documentos sobre diversos temas que hacían parte de la agenda de negociación, como la justicia transicional, la posición de los empresarios frente al proceso, el tratamiento de los terceros, la reforma del campo y la participación en política de los desmovilizados, entre otros.

Muchas de las reflexiones se resumieron en el informe “Construir una paz sostenible: Análisis y recomendaciones desde el sector empresarial”, en el que se reconoció el esfuerzo patriótico de los negociadores y en general del Gobierno y se llamó la atención de este y de los colombianos sobre el mapa de riesgos en la reglamentación e implementación de los acuerdos.

Los documentos elaborados con criterio técnico y riguroso buscaban ayudar a las empresas a entender su papel en este escenario y le permitían a la Asociación expresar su opinión frente al proceso. Durante dos años se realizaron nueve informes que fueron enviados también al presidente de la República y al equipo negociador del gobierno.

134 El Espectador. “Bruce Mac Master confiesa que no es partidario de la reelección”. 21 de octubre de 2013.

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El Congreso Empresarial Colombiano (CEC) ha sido escenario para poner los reflectores sobre temas estratégicos del momento. En la foto, el evento de 2021, donde se analizó la “Reactivación consciente y sostenible para Colombia”. Se observa a Ricardo Hausmann, profesor de economía de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, conferencista invitado.

Como anota el presidente Bruce Mac Master, era importante que, en aquel momento de las negociaciones, la ANDI tomara un poco de distancia, para tratar de convertirse en un actor útil, siempre con el propósito de ayudar a lograr el mejor proceso de paz posible.

La preocupación de que el gobierno podría terminar siendo muy laxo en la negociación estaba en la mente de muchos. En este orden, la ANDI trató de hacer llamados al gobierno para que no perdiera el foco, por el desespero de políticamente tratar de sacar la negociación adelante.

En el discurso de clausura de la Asamblea número 71 de la ANDI, celebrada en agosto de 2015 en Cartagena, Mac Master hizo énfasis en el anhelo de que el proceso de paz garantizara, entre otras cosas, una integral reparación a las víctimas del conflicto con participación de los verdaderos victimarios. En sus palabras, señaló lo siguiente:

Digo, señor Presidente, verdaderos victimarios porque no podemos permitir, que cale ni una sola de las intenciones que intentan deslegitimar el valor y el papel del empresariado, para tratar de moldear una salida que salpica el honor de este actor trascendental y comprometido con la sociedad, que día

a día lucha por el desarrollo y el progreso y que como todos sueña con una Colombia mejor que ha creído firmemente en este país, aún en los momentos más complejos de nuestra historia, ha estado presente con sus empresas, con sus inversiones, con su actividad, con su generación de empleo, con el pago de los impuestos, ese sector privado que permitió que el país se desarrollara económicamente durante un período en cual muchos se atrevieron a afirmar que éramos un país inviable, hoy, somos lo que somos, en gran parte por este sector privado que se ha preocupado todos estos años por competir, innovar y crecer.

En aquella oportunidad, el vocero de la ANDI también reiteró el compromiso de los empresarios con el posconflicto.

Estamos convencidos que, si continuamos trabajando con responsabilidad bajo principios fundamentales de equidad e inclusión, podemos seguir aportando a la construcción de un territorio de paz, que articule los intereses de todos, y que, por supuesto impulse la inversión social, el desarrollo rural y el apoyo a nuestras comunidades, para alcanzar el progreso social y económico que merece esta sociedad.

Frente a la fuerte polarización que vivía el país, unos a favor del proceso de paz y otros con serios reparos a lo que se negociaba en la Habana, la ANDI procuró acercar las posiciones. No fueron pocos los esfuerzos que hizo, a través de muchas instancias, para intentar unir el pensamiento del expresidente Uribe y el presidente Santos, entorno a la Paz, pero ciertamente no era esta una misión fácil de alcanzar. Por ejemplo, en septiembre de 2016 fueron invitados a la Asamblea General, Álvaro Uribe Vélez y Humberto de la Calle, cada uno en una intervención independiente, para que hablaran de su posición alrededor del proceso de paz. “El objetivo es aclarar dudas, no tener una posición de la ANDI”, señaló en su momento Bruce Mac Master.

Pero el expresidente Uribe declinó su participación argumentando que no se le había advertido previamente que, dos horas más tarde, habría una reunión con el jefe del equipo negociador, Humberto de La Calle. Los miembros de la Junta acordaron emitir un comunicado a la opinión pública aclarando el incidente y lamentando que no se hubiera podido realizar la reunión con el expresidente. Al mismo tiempo, reiteraron el interés de contar con su opinión, en un tema tan importante para el país como los Acuerdos de la Habana135

Esto ocurría en momentos previos a la refrendación del acuerdo, cuando el país se dividía entre la insatisfacción de algunos, orilla en la que se encontraba el expresidente Álvaro Uribe quien señalaba que se concedieron excesivas garantías para los exguerrilleros, además de impunidad por los

135 Sesión de Junta de Dirección General del 13 de septiembre de 2016. Acta n.° 435 Bogotá.

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136 El resultado final de las votaciones fue 50,21 por ciento por el NO contra el 49,79 por el SÍ.

137 La carta llevó la firma de Rosario Córdoba en representación del grupo en el que se encontraban el presidente de la junta directiva de la ANDI, Gustavo Adolfo Carvajal, y el presidente del gremio, Bruce Mac Master. También la firma de Santiago Montenegro, presidente de Asofondos y del CGN; Alejandro Estévez, presidente de la Junta Directiva de la SAC; Julián Domínguez, presidente de Confecámaras; David Bojanini, Presidente del Consejo Directivo de Proantioquia; Rafael Aubad, presidente ejecutivo de Proantioquia; Antonio Celia, presidente del Consejo Directivo del Consejo Privado de Competitividad; Jorge Mario Velásquez, presidente del Grupo Argos; Carlos Ignacio Gallero, presidente de Nutresa y Carlos Enrique Cavelier, presidente de La Alquería.

delitos cometidos. Y el entusiasmo de otros, donde se encontraba el presidente Santos quien sostenía que era “mejor una paz imperfecta que una guerra perfecta”.

El 2 de octubre de 2016, en una de las votaciones más trascendentales en la historia del país, Colombia, por un margen estrecho, dijo “No” al plebiscito a través del cual se refrendaba el Acuerdo de paz136. Cuando la Registraduría reveló los resultados unos lloraron de tristeza, otros celebraron.

La ANDI pidió que los resultados del referendo fueran respetados o que en su defecto se adelantara un proceso amplio de inclusión de quienes habían sido críticos.

El gobierno comenzó entonces un diálogo con los del “No” para incorporar sus inquietudes al texto del acuerdo. Un mes después, el 12 de noviembre, el gobierno colombiano y las FARC firmaron el nuevo texto del acuerdo de paz.

El sector privado, representado en el Consejo Empresarial y Social del que hacía parte la ANDI expresó al presidente Santos la satisfacción por el nuevo acuerdo de paz alcanzado. En algunos de sus apartes de la carta manifestaron lo siguiente:

Hemos sido testigos de la apertura democrática que usted estableció inmediatamente se conocieron los resultados del Plebiscito del 2 de octubre.

En este marco, el Consejo Empresarial por una Paz Sostenibles que representamos, tuvo la oportunidad de contribuir presentando el documento Propuestas básica de ajustes al texto del acuerdo final de paz y su implementación.

Sin duda, el nuevo acuerdo representa un mejoramiento sustantivo frente al anterior, con cambios positivos en prácticamente todos los temas de justicia, reparación y no repetición, que constituyen el eje de la negociación.

Se destaca igualmente una narrativa positiva frente al papel fundamental de la libre empresa, y en general de la iniciativa privada, en el desarrollo del país, base de una inclusión social con oportunidades.

Consideramos que, en los procesos de reglamentación e implementación, habrá espacio para perfeccionar lo acordado y asegurar que se preserva el espíritu del acuerdo, alcanzando lo resultados que el país espera. Desde el sector empresarial reiteramos nuestro interés y nuestra responsabilidad de participar activamente en esta próxima etapa”137

Cabe señalar que el Consejo Empresarial y Social se constituyó días previos al plebiscito del 2 de octubre, integrado por el Consejo Privado de Competitividad, el Consejo Gremial Nacional (CGN), la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI) y Proantioquia. El objetivo de este Consejo era adelantar, de manera conjunta, estrategias que, sin implicar necesariamente desbordamientos en el gasto público o esfuerzos fiscales imposibles, permitieran avanzar en la solución de problemas estructurales, de diversa naturaleza.

Como se ha visto, la ANDI ha sido muy activa en las distintas instancias que procuran la paz en Colombia, como en el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, órgano asesor y consultivo del Gobierno138. Como miembro de su comité ejecutivo, la Asociación ha apoyado y participado en varias iniciativas que buscan avanzar en el fortalecimiento de la democracia, la reconciliación nacional y la sana convivencia pacífica.

Hoysomos lo que somos, en gran parte por este sector privado que se ha preocupado todos estos años por competir, innovar y crecer.

Ahora bien, una vez se firmó la paz con las FARC, la Junta de Dirección General de la ANDI propuso definir claramente el papel del sector privado en el posconflicto, ser parte del cambio, proactivos y selectivos en los temas donde se participaría, así como pensar en una capacidad institucional mayor que cumpliera ese único propósito

En otros momentos importantes del acuerdo de paz, la ANDI expresó públicamente su posición. En marzo de 2019, cuando el presidente Iván Duque objetó por inconveniencia seis de los 159 artículos de la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para La Paz (JEP), la Asociación Nacional de Empresarios fijó su posición en un comunicado.

[…] La objeción de los artículos no fractura los Acuerdos de La Habana con las FARC. Por la misma razón que es importante la sanción presidencial a las leyes, la objeción, como fuero de la Presidencia de la República, constituye un paso dentro del trámite para la expedición de una ley estatutaria, paso que los colombianos debemos evaluar, al igual a como ha ocurrido con todos los pasos anteriores. No debemos olvidar que la decisión final de aceptar las objeciones recae en el Congreso de la República, órgano máximo del poder legislativo que discutió en cuatro debates el proyecto de ley y que aprobó los Acuerdos de La Habana.

138 El Consejo Nacional de Paz fue creado por la Ley 434 de 1998, pero reformado por el Decreto Ley n.o 885 de mayo de 2017, firmado por el presidente Juan Manuel Santos, cuando pasó a llamarse Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, con la misión de propender por el logro y mantenimiento de la paz.

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Elgobierno Santos comenzó una fase exploratoria y de acercamiento secreto con dirigentes de las FARC, con miras a un proceso de dialogo que pudiera llevar a un acuerdo de paz.

Finalmente, frente a la decisión presidencial, la Asociación agregó que la objeción de algunos de los artículos dejaba en firme el resto del cuerpo normativo y brindaba a la Justicia Especial para la paz JEP, la Justicia Penal Ordinaria, a las víctimas y a los ciudadanos, las seguridades necesarias para que aquellas continúen su ejercicio sin traumatismos, como venía ocurriendo.

La ANDI comprometía también su respaldo a la implementación del acuerdo, entendiendo que la aplicación de este era el camino que debía seguirse para la convivencia y armonía entre los colombianos. “La ANDI comparte muchas de las razones expresadas por el presidente de la República para generar mayor confianza ciudadana en el resarcimiento a las víctimas del conflicto y al logro de la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de la no repetición. Manteniendo siempre a las víctimas del conflicto armado en el centro del proceso”.

El gremio hizo un llamado a evitar posiciones catastróficas que dijo, le den una dimensión que no tiene a una decisión legítima dentro del ordenamiento jurídico colombiano, reconociendo que el acuerdo de paz tiene total vigencia y la JEP seguirá su funcionamiento como hasta ahora ha sucedido.

Hoja de ruta para el siglo XXI

En 2014, cuando la Asociación Nacional de Empresarios celebraba su cumpleaños número 70, abordó a profundidad uno de los desafíos más importantes de cara al futuro. El gremio definió la que sería su hoja de ruta en el siguiente quinquenio, y que guiaría su accionar en el nuevo siglo.

Las cifras del sector industrial mostraban luces preocupantes al cierre de 2013, pero no era hora de lamentos. ¿Qué hacer, entonces? Según Bruce Mac Master, recién posesionado presidente de la ANDI, la respuesta era trabajar en competitividad.

Colombia seguía ocupando un puesto mediocre en los distintos indicadores de competitividad, como el Foro Económico Mundial, donde para entonces el país se ubicaba en el puesto 69, entre 148 países. Y no solo lo decían los indicadores, el empresario lo vivía día a día.

El presidente de la Asociación hacía ver cómo los empresarios estaban haciendo la tarea que les correspondía. Se habían modernizado, miraban hacia el exterior, penetraban nuevos mercados, seguían creando empresa y generando empleo. Pero, señalaba, no podían mantener la situación donde la competitividad de las empresas se perdía cuando cruzaban la puerta de la planta139

Con el diagnóstico conocido, lo que se necesitaba era decisión y el mecanismo para lograrlo era el trabajo permanente y coordinado entre los sectores público y privado.

139 “Una ruta hacia la competitividad”, editorial. Revista ANDI, n.° 244, enero-febrero de 2014.

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CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

AL DEFENDER EL VALOR

SUPREMO DE LA DEMOCRACIA, LAS EMPRESAS ESTÁN

DEFENDIENDO LAS LIBERTADES INDIVIDUALES, LA INICIATIVA PRIVADA, LA LIBERTAD DE LA EMPRESA Y, POR SUPUESTO, EL ACCESO DE TODOS LOS CIUDADANOS A LA EDUCACIÓN, LA SALUD, LA JUSTICIA, A UN INGRESO DIGNO Y A EXIGIR EL ABSOLUTO RESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS”.

NICANOR RESTREPO SANTAMARÍA, PRESIDENTE DE LA JUNTA DE DIRECCIÓN GENERAL DE LA ANDI.

La ANDI diseñó entonces una estrategia que llamó los Comités 20/20, para abrir canales de diálogo con el gobierno y ayudar a construir políticas públicas que dieran solución a las necesidades de los empresarios y, obviamente, ayudar a ser más competitivos.

Se conformaron Comités sobre grandes temas: financiero, fiscal y tributación, aduanero y lucha contra el contrabando, promoción de las competencias y los consumidores, agroindustria, trabajo, desarrollo sostenible, industria, infraestructura, logística y transporte, cadena minero-energética, justicia, asuntos internacionales, defensa, tecnología de información y educación. A estos grupos de trabajo eran invitados funcionarios del gobierno a cargo de las áreas específicas de cada Comité, para interactuar con personal técnico de la Asociación y de las distintas cámaras sectoriales y por supuesto con representantes empresariales.

Los resultados comenzaron a verse. Se logró que propuestas de políticas públicas que estaban frenadas, se destrabaran o que otras se eliminaran o archivaran porque no eran convenientes. Igualmente, los comités ayudaron al diseño de estrategias para impulsar algunos sectores y se acogieran recomendaciones en materia de competitividad, lo que llevó a la expedición de normas importantes.

A través de los Comités 20/20 también se hizo seguimiento a proyectos en curso en el legislativo y, posteriormente, se trabajó en la reglamentación de algunas de las leyes. En general, puede decirse que la estrategia ayudó a agilizar agendas de trabajo en distintas áreas.

Los comités se convirtieron también en un eficiente mecanismo para trabajar una agenda conjunta entre algunas entidades públicas y del sector privado, y contribuyeron a darle salida a múltiples asignaturas pendientes. Mac Master venía de trabajar en el gobierno, conocía muy bien el accionar del Estado internamente, por lo que tenía muy clara la importancia del trabajado coordinado entre lo público y privado.

Al tiempo que los Comités 20/20 se fueron consolidando como estrategia de trabajo público-privado para mejorar en competitividad, en 2015, la Asociación Nacional de Empresarios presentó la propuesta “Estrategia para una nueva industrialización”, en la que se proyectó la empresa del futuro a la luz de la nueva economía y la globalización

Como se ha visto, a lo largo de su historia, la ANDI ha hecho propuestas en diversas materias, pero sin duda, el desarrollo empresarial del país ha sido un tema de su máximo interés.

Ahora, la “Estrategia para una nueva industrialización”, como señaló Bruce Mac Master, se refería a una política industrial moderna, bajo la concepción de una industria en su sentido más amplio, que incluye agroindustria, industria manufacturera e industria de servicios.

En el documento presentado en 2015, se incorporaron 319 propuestas que contemplaban acciones de corto, mediano y largo plazo. Estas iniciativas tenían como punto de partida la concepción de cadenas globales de valor, teniendo en cuenta que Colombia se ha convertido en una gran oportunidad.

La “Estrategia para una nueva industrialización” se dividió en 7 grandes capítulos: costo país; medidas orientadas a aumentar la productividad de las empresas; entorno competitivo; profundización y aprovechamiento de acuerdos comerciales; encadenamientos y apuestas productivas; fortalecimiento institucional y el desafío que enfrenta el sector productivo y los compromisos que debe asumir140.

El exministro José Antonio Ocampo consideró la propuesta como uno de los documentos gremiales más interesantes en mucho tiempo que respondía al

La llamada cuarta revolución industrial, impulsada por la transformación digital, está cambiando la forma de trabajar. Adaptarse a ella es un desafío para el sector productivo y la ANDI ha asumido ese liderazgo. En la foto, el Innovationland Summit 2022, congreso de tendencias y tecnologías realizado en Cartagena.

140 Véase nota anterior, pp. 6-7.

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LaANDI puso los reflectores sobre uno de los temas estratégicos más importantes del momento: la cuarta revolución industrial.

fuerte proceso de desindustrialización que había tenido el país desde hacías más de tres décadas e incluso al hecho de que la producción industrial del 2014 fue apenas un 3 por ciento superior a la del 2008, contra un crecimiento del PIB del 29 por ciento. Es decir, “la industria desapareció como fuente de expansión económica durante la fase más reciente del auge minero-energético”, señaló el destacado economista141

Ante algunas voces críticas que advertían que esta era una política proteccionista que los devolvía a décadas atrás, Bruce Mac Master aseguraba que la ANDI sólo pretendía presentar a la opinión pública propuestas que convirtieran a Colombia en un país atractivo para diferentes eslabones de cadenas globales de valor.

Según el exministro Ocampo, independientemente de lo que pensaran los críticos sobre las propuestas, el texto de la ANDI era una enorme contribución y serviría para debatir uno de los temas de mayor relevancia para el país: el papel de la industria en el desarrollo futuro.

Dentro de esta misma línea de hoja de ruta, en el año 2016, en la versión 72 de la Asamblea de la ANDI se lanzó el Congreso Empresarial Colombiano (CEC). Con esta iniciativa la Asociación buscó abrir un espacio más amplio que, además de permitir a los afiliados debatir los principales temas del país, invitara a otros sectores por fuera de la misma ANDI que también trabajan activamente en el desarrollo económico y social de Colombia.

141 “La hora de la política industrial”. La estrategia fue presentada en la Asamblea General Ordinaria de agosto de 2015. Revista ANDI n.o. 253, pp. 8-9, nov 2015.

142 Participaron figuras como Philip Evans, Marco M. Muñoz, Juana Remes, Alvaro González-Aloda, vinculados todos ellos a centros de pensamiento como el MIT o empresas líderes en el tema como el Boston Consulting Group y Emerge.

Este primer Congreso Empresarial sirvió, precisamente, para poner los reflectore sobre uno de los temas estratégicos más importantes del momento: la cuarta revolución industrial. La ANDI consideraba inaplazable comenzar a recorrer el camino de la transformación digital y convocó a reconocidos expertos internacionales142 que aportaron conocimientos, tendencias y nuevas perspectivas al sector sobre la transformación digital.

El presidente de la Asociación, Bruce Mac Master señaló en aquella ocasión que la economía digital exige un cambio de mentalidad en los empresarios, la academia y el gobierno. La Cuarta revolución está generando modificaciones en los sistemas de producción, en la estructura de los mercados, en la forma como demandan los consumidores, en la manera en que realizan sus tareas los trabajadores y en cómo se comercia y obviamente en la manera de gobernar.

“El mundo ya es diferente y Colombia también. La disrupción digital exige reformas urgentes que permitan a las empresas y los individuos conectarse y competir. Se presentarán nuevos modelos de negocio que demandarán ajustes en la normatividad y facilitarán”.

Con el propósito de liderar el tema, la Asociación creó la vicepresidencia de Transformación Digital en la ANDI, convirtió algunas de las cámaras (BPO y call centers) en Cámara de Industria Digital y servicios, de igual forma, la pequeña semilla que se había sembrado con “La ANDI del Futuro” pasó a ser la Cámara de Emprendimientos y Aceleración.

Desde la vicepresidencia digital de la ANDI se ha contribuido a pasar de la teoría y la formulación de políticas a materializar proyectos y acciones en los sectores público y privado. Como señalaría el presidente de la agremiación, los retos que impone la transformación digital no se limitan a los negocios disruptivos y a la necesidad de que las empresas y la política pública se ajusten. En la educación está uno de los mayores desafíos para que Colombia sea verdaderamente un país digital143

En 2020, en plena pandemia por el coronavirus Covid-19, se realizó el 5º Congreso Empresarial Colombiano (CEC) y la 76ª Asamblea Nacional de Afiliados. En medio de esta compleja coyuntura sanitaria mundial, la Asociación reunió a los más importantes pensadores del mundo y del país con el propósito de conocer puntos de vista y soluciones a los retos del convulsionado mundo actual.

Bajo el slogan “Oportunidades para un futuro optimista” por primera vez se desarrolló una agenda en la que se abordó el tema de transformación digital, innovación y educación; aspectos unidos a otros como la economía y geopolítica; empleo y salud; sostenibilidad ambiental e inversión social y el nuevo contexto regional.

No podría cerrarse este episodio de la nueva hoja de ruta para el siglo XXI sin mencionar el tema del capitalismo consciente, filosofía que propone que las empresas pongan el propósito por encima de la consecución de ingresos.

Tras asumir las riendas de la ANDI, Bruce Mac Master, quien como se ha dicho había liderado temas de impacto social, propuso a los empresarios ser proactivos frente al rol que cada actor debía desempeñar en la construcción de una paz sostenible. Por ejemplo, afirmaba que no podría esperarse a la firma de un acuerdo político para actuar. “Debemos empezar a trabajar desde ya por atacar las raíces del conflicto: la iniquidad la pobreza y la falta de oportunidades”.

143 Estrategia para una nueva industrialización II. Documento ANDI. 2017.

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Alcomienzo del siglo XXI, la ANDI muestra nuevamente su decisión y compromiso de acompañar a los gobiernos en las grandes causas que buscan la paz.

Bajo la filosofía del Capitalismo Consciente, las empresas juegan el principal rol, pues son las únicas verdaderamente capaces de generar inclusión económica, a través de la fuerza de los negocios.

Como señalaba en una de sus exposiciones el presidente de la ANDI, si bien, el gobierno o las entidades sin ánimo de lucro pueden ayudar a proveer soluciones de corto plazo, no pueden generar formas de subsistencia sostenible para los más pobres.

Con el propósito impulsar este pensamiento entre los agremiados y el país en general, en 2017, la ANDI invitó a Raj Sisodia, miembro y fundador movimiento del Capitalismo Consciente, quien presentó aspectos de este movimiento que promueve los negocios más allá de las utilidades144 Tres años después el hindú volvió al país para hablar de cómo este modelo puede ayudar a que los negocios sean mucho más rentables.

Luego la Asociación invitó a Edward Freeman, miembro de la junta directiva del Conscious Capitalism Inc. y profesor de la Universidad de Virginia, quien destacó que, pese a las dificultades, Colombia ha avanzado de manera significativa en la adopción de ideas y diseño de proyectos basados en la filosofía del capitalismo consciente, aunque, ciertamente, la tarea no era sencilla, pues se trata de un cambio de paradigma en la forma de hacer negocios. Hoy, el capitalismo consciente hace parte de los pilares estratégicos de las ANDI.

Lo cierto es que, en la era del posconflicto en Colombia, el capitalismo consciente cobraba más sentido que nunca. Precisamente, en la construcción de esta paz, la Asociación Nacional de Empresarios en unión con la Fundación ANDI diseñó una estrategia de competitividad y empleos inclusivos.

144 Sisodia, nacido en India, es un referente mundial del capitalismo consciente que busca promover el cambio de los viejos paradigmas que existen sobre la función que cumplen las empresas y el aporte de los colaboradores, clientes, proveedores y accionistas.

La iniciativa buscó acompañar a las empresas a desarrollar proyectos que incluyeran a las poblaciones vulnerables. Inicialmente, se identificaron cerca de 100 proyectos vinculados a más de 30 empresas.

La filosofía del Capitalismo Consciente sería el principio que guiaría el accionar de la ANDI en otros desafíos por venir como la pandemia y la vacunación; el estallido social y la reforma tributaria.

En el ADN de la ANDI

A través de esta larga historia, ha quedado en evidencia el amplio interés temático de la ANDI, lo que ratifica la preponderancia que la institución ha tenido en la vida del país.

Pero, dentro de ese cúmulo de asuntos de interés para el gremio, los temas en materia laboral y salarial siempre han despertado particular atención. Lo ha sido desde la creación misma de la ANDI, cuando en 1945 se expidió la Ley 6.ª, en materia laboral, que estableció el salario mínimo como una realidad legal en el país. En su elaboración, el naciente gremio industrial estuvo presente y atento con sugerencias y observaciones al Congreso y al Gobierno145

Aquella Ley determinó que comisiones paritarias de patronos y trabajadores darían su concepto al gobierno sobre el reajuste al salario, aunque fue en 1955, cuando el decreto 1156 del 26 de abril, estableció que uno de los representantes patronales de dichas comisiones, que se crearían en las capitales, intendencias y comisarias, fuera designado por la ANDI146. La Asociación participó activamente en aquellos años, adoptando clasificaciones salariales que consultaban las condiciones económicas y geográficas y recomendando los valores para los diferentes salarios.

Cabe señalar que, entonces, no había un salario mínimo nacional. Se hacía distinción entre el salario industrial, minero, comercial y agrícola que se fijaban según las características de las regiones. A veces, incluso, se hacían varios ajustes en un mismo año.

145 Ley 6 de 1945 (febrero 19). “Por la cual se dictan algunas disposiciones sobre convenciones de trabajo, asociaciones profesionales, conflictos colectivos y jurisdicción especial de trabajo”.

146 También había representación de Acopi y Fenalco.

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147 Sesión de Junta Directiva de la ANDI, del 16 de enero de 1956. Acta n.° 760.

148 El artículo 53 de la carta política habla de la “remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo” y el 56 precisó que habría una comisión permanente integrada por el Gobierno, por representantes de los empleadores y de los trabajadores. Esta última fue reglamentada en la Ley 278 de 1996.

149 Alberto Echavarría fue reelegido en 2021 como representante del continente americano, para un nuevo período de tres años, con lo que ya completa un amplio lapso en esta honrosa posición. Además de ser miembro titular del Consejo de Administración de la OIT, Echavarría es vicepresidente del grupo de empleadores en el Comité de Libertad Sindical de la Organización. El Consejo de Administración está compuesto por 56 miembros titulares, dividido entre 28 representantes de gobiernos, 14 de empleadores y 14 de trabajadores. Además, incluye a 66 miembros adjuntos, dividido entre 28 representantes de gobiernos, 19 de empleadores y 19 de trabajadores.

Ya en 1956, con una gran visión, la ANDI recomendó la revisión anual del régimen de salarios mínimos, tomando como criterio el alza del costo de vida, el aumento del ingreso nacional y el mejoramiento en la productividad147

No obstante, la amplia gama de salarios mínimos (por departamentos, tamaños de empresa, actividad económica) perduró hasta 1983, cuando se unificó (Decreto 3506). En 1979, el reajuste del salario mínimo se fijó al inicio de cada año.

Pero el gran cambio se dio con la Constituyente de 1991, al elevarse este pago salarial al rango constitucional y crearse la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, principal escenario para fomentar el diálogo social en material laboral148

Este breve pero necesario antecedente muestra cómo la ANDI ha sido un actor importantísimo en los temas laborales y salariales. Su liderazgo ha sido especialmente notorio en los últimos 25 años de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales (Ley 278 de 1996).

La participación de la ANDI en dicha Comisión responde a los principios y valores que han guiado la institución, esto es velar no solo por el interés de sector, sino por el general de los empleadores y el bienestar de los trabajadores.

Hay que señalar que, en la mesa de diálogo, la Asociación Nacional de Empresarios ha mostrado tener una gran autoridad. No solo por representar, al más alto nivel, al empresariado colombiano, sino por el mismo peso que le da ser parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde el gremio ha ocupado dignidades importantes, como la actual, de integrar el Consejo de Administración de la Organización, a través del vicepresidente de Asuntos Jurídicos, Alberto Echavarría149. Este Consejo es el órgano ejecutivo principal de la OIT y es allí donde se determinan los temas laborales que se discutirán en la Conferencia Internacional del Trabajo.

Ciertamente, las negociaciones en la mesa de concertación salarial no son fáciles. Dado que se trata del ingreso de los trabajadores y sus familias y que el reajuste tiene incidencia en la economía, las discusiones sobre el porcentaje de reajuste siempre han estado en el debate económico ortodoxo y heterodoxo.

Pues bien, la negociación que se adelantó a finales de 2021 y que definió el reajuste del salario mínimo de los trabajadores para el 2022, estuvo cargada de particularidades.

En medio de las difíciles circunstancias económicas de los hogares y del país, derivadas de la pandemia del coronavirus y del caldeado ambiente de la campaña política para la elección presidencial en 2022, el incremento del salario mínimo se logró por acuerdo entre sindicatos, empresarios y gobierno. Es decir, esta vez no hubo imposición a través de un decreto presidencial.

Pero la sorpresa no solo fue gracias a la concertación (era la segunda vez que se concertaba el salario mínimo durante el período del presidente Duque), el incremento pactado era el mayor aumento real alcanzado en los últimos 50 años.

Hay que señalar que, desde octubre, al interior de la ANDI se comenzó a trabajar en un incremento del salario mínimo que fuera consecuente con la situación del país, después de la pandemia.

Una propuesta en borrador que hablaba de un 10 por ciento de aumento, se sensibilizó entre algunas de las partes involucradas. La prueba más ácida se tuvo en el ministerio de Hacienda, donde había preocupación por los efectos que este ajuste tendría sobre otras variables como el empleo. La ANDI argumentaba razones de justicia social, pero también reconocía el gran esfuerzo que habían hecho los empresarios en la reforma tributaria (de lo que se hablará en episodio siguiente).

Con el propósito de liderar el tema de la economía digital, la Asociación creó la vicepresidencia de Transformación Digital. En la foto, Bruce Mac Master en el Innovationland Summit 2022, congreso que busca mantener a los empresarios a la vanguardia y en contacto con las tendencias y tecnologías que impulsarán más rápido su negocio.

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150 Mediante Decreto 1724 del 15 de diciembre de 2021 se fijó el mínimo en un millón de pesos. Un año atrás, el incremento del salario mínimo (que regiría para 2021) había sido del 3.5 por ciento. Entre tanto, el 2020 cerró con una inflación de 1,61 por ciento, una cifra 2,2 puntos porcentuales inferior al dato de 3,8 por ciento registrado en 2019. En 2021 Colombia acumuló una inflación de 5,62 por ciento, la más alta en el último quinquenio.

Bruce Mac Master le planteó, entonces, a la Junta de Dirección General la propuesta, que se analizó internamente y fue aceptada, entendiendo el difícil momento y dando nuevas muestras de gran solidaridad. El presidente del gremio tuvo luz verde para trabajar con el gobierno un incremento de dos dígitos, algo que, sin duda, iría a escandalizar a los analistas más ortodoxos.

Así las cosas, antes de que los trabajadores anunciaran, como ha sido tradición, su aspiración de aumento salarial, empleadores y gobierno destaparan sus cartas.

Cabe anotar que esta sería la última negociación salarial del presidente Iván Duque quien había prometido en campaña llevar el salario mínimo a un millón de pesos. Pero para llegar a esta cifra debía pactarse un alza que parecía imposible, teniendo en cuenta los criterios habituales para el reajuste.

Basado en estos, inflación y productividad, el aumento se debía aproximar al 8 por ciento. El 10.0 7 por ciento, serían 20.000 pesos más de diferencia, y con ello podría cumplirse la promesa de llevar el salario mínimo al millón de pesos150

Los demás gremios económicos apoyaron la propuesta y las centrales obreras la acogieron de inmediato. Para Bruce Mac Master era una muestra de lo que se podía lograr dialogando, pensando en el beneficio general. Era el resultado también, agregó, de hacer evidente que hay un ajuste en la agenda de prioridades del país como resultado de la pandemia y sus efectos económicos sobre los más vulnerables.

Como era de esperarse, muchas voces críticas, especialmente de analistas económicos, expresaron su preocupación por las implicaciones que este aumento tendría sobre la inflación y el empleo. El Banco de la República ratificó su posición en el sentido de que el incremento siempre se debía dar en términos de inflación y productividad.

Sobre estas válidas preocupaciones, el presidente de la ANDI estuvo de acuerdo en que era muy importante cuidar variables como la competitividad, la inflación, el empleo y la formalidad porque los dos últimos años habían sido complejos para todos. Pero también acudió a los argumentos que venían impulsado sobre el papel de los empresarios. En el marco de la negociación también se acordó la identificación de todos los cobros indexados al salario mínimo y que no tengan fuerza de ley, para poder avanzar en la reglamentación vía decreto o resolución de dichos cobros en cada sector.

Mac Master aguantó el chaparrón de críticas, pues estaba convencido de que este incremento era un gesto solidario y generoso que reflejaba la voluntad de construir entre todos y poder unir al país en torno a una de las decisiones más importantes para los colombianos. En un comunicado, la ANDI señaló lo siguiente:

Las familias han visto afectada su capacidad adquisitiva, el Estado ha enfrentado una emergencia económica y las empresas no han sido ajenas a eso. Se trata finalmente de poder aplicar fórmulas extraordinarias ante circunstancias extraordinarias. Nadie duda hoy de la necesidad de concentrar una buena parte de los esfuerzos en apoyar al segmento más vulnerable de la ciudadanía y los empresarios quieren poner de su parte.

Frente

a la pandemia del Covid 19 la Andi mostró liderazgo, solidaridad y capacidad de gestión.

El presidente Iván Duque agradeció la solidaridad del empresariado en tiempos complejos y destacó su apoyo a la Ley de inversión social (reforma tributaria), la generación de empleo y el esfuerzo por construir un mejor país.

Pasado el tiempo, desde aquella polémica decisión sobre el mínimo, la realidad de 2022 ha demostrado que lo correcto era hacerlo. En el primer semestre del año, la capacidad adquisitiva de los colombianos se vio fuertemente afectada por una inflación en ascenso, que superó el 9 por ciento anual en junio (en particular por circunstancias internacionales que nadie esperaba), lo que indica que el reajuste del salario ayudó a atenuar el golpe sobre los hogares. Pero, por otro lado, el empleo aumentó, contrario a los argumentos que temían por una disparada en la tasa de desocupación. Para mayo de 2022, esta fue de 10,6 por ciento, frente a 15,2 por ciento del mismo mes del año anterior.

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La mano al dril

En el primer trimestre de 2021, el gobierno del presidente Duque alistaba una nueva reforma tributaria estructural, con la cual buscaba recursos para atender las secuelas de la pandemia del Covid-19 que, justamente, cumplía un año.

Las condiciones fiscales no daban esperaba. Según las cifras oficiales, el déficit fiscal del gobierno que había sido de 7,8 por ciento en 2020 subiría a 8,6 por ciento en 2021 (incluido los ingresos por la venta de ISA). Claramente había que estabilizar las finanzas públicas y recolectar los recursos necesarios para pagar los gastos que se requerían para ayudar a los más vulnerables.

Pero, aun sin radicar el proyecto, el solo anunció de que una reforma venía en camino y que su recaudo podría estar alrededor de 26 billones de pesos crispó los ánimos de los colombianos.

Aunque en la opinión calificada, entre ellos el sector empresarial, se consideraba necesaria una reforma estructural, también se veía inconveniente, por lo menos en ese monto y en la coyuntura, pues todos se habían visto afectados por la pandemia. Algunos opinaban que, tal vez, era mejor aplazar la propuesta tributaria y que fuera un nuevo gobierno el que la presentara.

En medio de las expectativas por conocer detalles oficiales de la reforma tributaria, y en uno de los picos más altos de contagio por el Covid-19, las

protestas callejeras, que se habían interrumpido en 2019 por las cuarentenas, volvieron a ser el pan de cada día de los colombianos. El Comité Nacional de Paro, que integraban sindicatos, centrales obreras, estudiantes y organizaciones indígenas llamó nuevamente a manifestarse.

Las marchas que terminaban en graves disturbios, en varias ciudades, estaban afectaban no solo la movilidad de los ciudadanos, sino la actividad productiva. Consciente de la gravedad de la situación, la ANDI nuevamente levantó la mano, dispuesta a ayudar. Propuso una fórmula solidaria que, de un lado, podría apaciguar los ánimos de los ciudadanos, pero, por otro, contribuiría a resolver el apremiante problema fiscal.

Como

al inicio de todo gobierno, había gran expectativa por las reformas que presentaría al Congreso.

En otras palabras, el sector empresarial llevaría sobre sus hombres el peso de la reforma tributaria que garantizara la sostenibilidad fiscal y los programas sociales. Esta fórmula permitiría recaudar algo más de 12 billones de pesos, suficientes para atender programas de emergencia temporales como el ingreso solidario.

La propuesta de la ANDI implicaba, claramente, un esfuerzo especial por parte del sector empresarial. De esta manera era posible, primero, suspender la medida de descuento del Impuesto de Industria y Comercio (ICA) en el impuesto sobre la renta, durante el período necesario. En ese momento el descuento era del 50 por ciento del valor pagado por ICA y a partir del 2022 sería del 100 por ciento; segundo, aplazar la reducción de la tarifa general del impuesto sobre la renta. La tarifa general de renta estaba en 31 por ciento y a partir del 2022 sería del 30 por ciento. Tercero, establecer por dos años el impuesto al patrimonio para personas naturales. Sería un impuesto transitorio que recaería exclusivamente sobre las personas naturales con un patrimonio líquido superior a 5.000 millones de pesos, con una tarifa del 1 por ciento. Y cuarto, adelantar enajenación de activos de la nación que en su conjunto pudieran otorgar hasta 15 billones de pesos para ser utilizados en el fondeo inmediato de programas como ingreso solidario y PAEF, al igual que necesidades de servicio de la deuda a corto plazo.

En consecuencia, había dos iniciativas sobre la mesa: la del gobierno y la de los empresarios. La propuesta de la ANDI fue bien recibida en la opinión pública y en especial en las toldas de las centrales obreras. Pero en abril de 2021, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, radicó en el Congreso su reforma tributaria, llamada Ley de Solidaridad Sostenible, cuyas expectativas de recaudo eran de 23,4 billones de pesos. Llevaría mensaje de

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LaANDI propuso una fórmula solidaria que, de un lado, podría apaciguar los ánimos de los ciudadanos, pero, por otro, contribuiría a resolver el apremiante problema fiscal.

urgencia, para ser tramitada durante el primer semestre de ese año, pero con efectos a partir de 2022. La mayoría de los recursos, un 60,7 por ciento vendrían de personas naturales, seguido del IVA (31,1 por ciento) y de las empresas (13,2 por ciento).

Con esta iniciativa el gobierno buscaba mantener medidas sociales como el Ingreso Solidario, es decir, lo volvería una renta básica permanente, focalizado hacia los hogares en situación de pobreza o pobreza extrema.

Pero ¡quién dijo miedo! Las protestas aumentaron en intensidad en todas las ciudades del país y desde diferentes orillas se le pidió al gobierno retirar el proyecto de ley. Muchas voces pedían que se acogiera la propuesta de los empresarios.

En los grandes medios de comunicación, en las redes sociales y en reuniones institucionales, el presidente de la ANDI hacía llamados urgentes para buscar acuerdos que permitieran plantear una nueva reforma tributaria.

Finalmente, en mayo de 2021, el presidente Iván Duque aceptó retirar el proyecto de Ley y le pidió al Congreso tramitar de manera urgente uno nuevo, en consenso con los parlamentarios y sectores de la sociedad civil. El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla renunció.

En un comunicado, la Asociación Nacional de Empresario informó que ponía en consideración del Congreso de la República sus ideas alternativas, de carácter tributario para conjurar la situación fiscal derivada de la pandemia del COVID-19 que había demandado gastos extraordinarios y la atención excepcional de programas de apoyo a la población más afectada con la crisis.

En julio el nuevo ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, fue invitado a la Junta de Dirección General de la ANDI, donde expresó que el gobierno veía como una oportunidad la propuesta de reforma tributaria del gremio, y que, a partir de ella, se trabajó para recoger aportes de distintos sectores sociales como academia, jóvenes y gremios151

151 Sesión de Junta de Dirección General, del 22 de julio de 2021. Bogotá. Acta n.° 492.

En el nuevo proyecto el sector empresarial llevaría el mayor peso. Las principales fuentes de recursos se concentraron en la tarifa a personas jurídica, descuento del ICA, austeridad del gasto público, normalización tributaria, menor evasión y sobretasa al sector financiero.

Para el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, se trataba de una reforma simple, construida a partir de la propuesta de la Asociación, pero advirtió que en el corto plazo debería pensarse en otras fuentes que dieran estabilidad, teniendo en cuenta que, para los empresarios, quedaba una tasa impositiva alta, que reducía su competitividad.

Aunque el empresariado levantó la mano para apoyar a los colombianos en esta difícil coyuntura, el gremio advirtió que el próximo gobierno tendrá que hacer cambios y plantear un derrotero para las reformas estructurales: la pensional, laboral, mercado de capitales, justicia y un sistema tributario que promueva la formalidad. Se debe retomar el camino hacia una mayor productividad y competitividad, dijo Mac Master.

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152 Archivo Andi.

Diálogo social en medio del paro

En los convulsionados años recientes, la ANDI se ha convertido en una voz autorizada de la institucionalidad gremial del país, para convocar a los colombianos a la sana convivencia y a la construcción de un futuro sostenible desde el punto de vista económico y social. Ha hablado fuerte cuando se ha necesitado, pero también ha llamado a la calma, al diálogo, a la conciliación y la ponderación.

Durante el estallido social que alteró la vida de los colombianos (2019 y en especial en 2021), la Asociación convocó al Gobierno y a los organizadores del Comité del Paro a conversar y a resolver las diferencias de forma pacífica.

En varios comunicados a la opinión pública, en diferentes momentos, la Asociación se pronunció respetando el derecho a la protesta, como valor fundamental de toda sociedad plenamente democrática y como ejercicio de expresión ciudadana. Pero también reafirmó su convicción de que el vandalismo es enemigo de ese derecho, así como de la democracia misma.

En marzo de 2019, la ANDI rechazó enérgica y públicamente los actos de violencia y la afectación a la población en el suroccidente del país. En un pronunciamiento, el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master152, afirmó que más allá del derecho a la protesta y de las pretensiones de quienes lideraban el bloqueo,

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[…] los intereses de un grupo de ciudadanos y sus mecanismos de presión no pueden repercutir en las actividades del grueso de la población que se ve afectada en su movilidad, en el transporte de mercancías, turismo, acceso a alimentos, medicamentos y combustibles.

En aquella ocasión, las seccionales de la ANDI en Cauca y el Valle del Cauca trabajaron de manera conjunta con la Policía Nacional y el Ejército, para encontrar alternativas temporales de abastecimiento y movilidad. Igualmente, procurando la habilitación de vías alternas terrestres y marítimas para el transporte de las mercancías y mitigar el impacto sobre la población.

Con la acción del sector privado se logró abastecer al departamento de Nariño con 200 toneladas de alimentos para el consumo de los hogares. Esto se logró vía marítima usando los puertos sobre el Pacífico, especialmente el de Tumaco.

LaANDI invitó a los diferentes grupos convocantes de las marchas a realizar sus manifestaciones, respetando el derecho al trabajo, y absteniéndose de alterar el normal desarrollo de otras actividades en el país.

La ANDI invitó a los diferentes grupos convocantes de las marchas a realizar sus manifestaciones, respetando el derecho al trabajo, a la libre movilidad, a la tranquilidad ciudadana y la seguridad de todos, absteniéndose de alterar el normal desarrollo de otras actividades en el país.

A finales de 2019, respaldó la convocatoria del presidente de la República a las mesas de diálogo con los jóvenes, en medio del paro nacional. Al respecto, la Asociación hizo un llamado para que el importante diálogo nacional fuera llevado a cabo con participación, por supuesto de los convocantes de las manifestaciones, pero también con participación amplia de todos los estamentos de la sociedad, de ciudadanos y representantes de organizaciones, de los poderes públicos y la academia, siempre respetuoso y cuidadoso de la institucionalidad y la constitución. Recordaba el gremio que a lo largo de las últimas décadas Colombia había tenido la capacidad de enfrentar múltiples desafíos con madurez, serenidad y grandeza.

En 2021, en el marco del paro nacional y ante los bloqueos y el vandalismo que experimentaba el país, la ANDI visibilizó las graves afectaciones que esta ola de violencia estaba causando sobre los ciudadanos, la economía y el legítimo derecho a la protesta.

La Asociación presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) una defensa de los múltiples derechos fundamentales vulnerados, reiterando el rechazo a la violencia, el vandalismo y el abuso

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LaANDI rechazó contundentemente las acciones violentas relacionadas con el paro armado de mayo de 2022.

del derecho a la protesta para imponer cargas irrazonables que afectaron la vida, la salud, el abastecimiento, la movilidad y el derecho al trabajo.

A mediados de 2021, en una audiencia ante la CIDH que estuvo de visita en el país, el presidente del gremio, Bruce Mac Master, hizo un duro pronunciamiento. Nuevamente, defendió con vehemencia el derecho a la protesta que existe en el país, pero cuestionó a los gobernantes locales que “incumplieron el deber de aislar a las personas que acudían a la violencia o abusaban abiertamente del derecho a la protesta”153

Posteriormente, en el llamado paro armado de mayo de 2022, la ANDI rechazó contundentemente las acciones violentas relacionadas con el mismo154. “Esto debe ser entendido como una agresión delincuencial grave que atenta directamente el bienestar y los derechos de la población civil, configurándose como un secuestro colectivo que debe ser judicializado”, manifestó Mac Master.

El dirigente gremial pidió al Estado hacer todo lo que estuviera a su alcance para que dentro del marco de la Constitución evitara estas acciones abiertamente ilegales.

153 “Evaluar si gobernantes locales permitieron que se violaran tantos derechos: la petición de la ANDI a la CIDH”. Revista Semana, 12 de junio de 2021. Portal de noticias.

154 Tras la extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel” el 5 de mayo de 2022, el Clan del Golfo, hizo circular un panfleto en el que se decretaban 4 días de paro armado.

Liderazgo en la pandemia

Si hay un momento en la historia, en el que se refleje toda la capacidad de acción de la ANDI y brillen los principios y valores que inspiraron su constitución, ese es justamente el presente. Los años de la pandemia del Covid-19.

En el evento más desafiante para la humanidad, la Asociación Nacional de Empresarios mostró liderazgo, solidaridad, generosidad, determinación, capacidad de gestión, coordinación y resiliencia.

Desde marzo de 2020, cuando la OMS declaró que el brote de Covid-19 era una pandemia y en Colombia el gobierno declaró la emergencia sanitaria y estableció las medidas para hacer frente al virus155, la ANDI decidió realizar Juntas de Dirección General extraordinarias ampliadas (con invitados especiales) para tratar los temas de relevancia para el empresariado colombiano y el país en general.

Las reuniones que, naturalmente, pasaron a ser virtuales se concentraron en buscar medidas para aliviar la situación de los más vulnerables y garantizar la salud de todos, el empleo y la supervivencia de las empresas.

A dichas sesiones fueron invitados desde el presidente de la República, pasando por los ministros del despacho, funcionarios de distintas dependencias, hasta expertos locales e internacionales y líderes del sector salud que tenían algo que aportar al análisis de la situación y la búsqueda de medidas que mitigaran el impacto de la pandemia.

155 A través del Decreto 417 del 17 de marzo de 2020, la presidencia de la República declaró Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio Nacional.

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Desde

la construcción del Plan Nacional de Vacunación, la ANDI propuso la participación del sector privado para acelerar la inmunidad de rebaño y reactivar la economía.

Como lo resume Bruce Mac Maste, durante este tiempo, el equipo de la ANDI en pleno redobló esfuerzos con el fin de continuar adelante al lado de las empresas y apoyar las necesidades más urgentes del país.

Con base en experiencias internacionales, la Asociación lanzó una guía con el fin de brindar a las empresas un marco de acción para diseñar el plan de continuidad de labores productivas, en la medida de lo posible.

La situación derivada del Covid-19 era tan excepcional que las herramientas tradicionales que recomendaba una política económica prudencial no eran suficientes.

En su evaluación interna, la ANDI entendía que se debía recurrir a medidas novedosas y creativas, que lograran dimensionar la magnitud de la crisis. Dejaba claro que era primordial defender el empleo, el ingreso de las familias, el desarrollo social, las estructuras económicas que los soportan, las capacidades y la lucha contra los pobres.

Fueron sesiones de Junta Directiva profundas en análisis e ideas que permitieron que desde el gremio salieran muchas de las propuestas que se trabajaron de la mano del gobierno en materia laboral, tributaria, financiera, en salud.

La pandemia del Covid-19 puso a las empresas a enfrentar múltiples retos internos, tales como medidas de contención sanitaria y de distanciamiento social para lograr la reactivación de la economía, pero también para apoyar a la sociedad.

Como señala Bruce Mac Master, el mundo cambió y bajo los nuevos desafíos, el sector privado debía promover iniciativas que impactaran de forma positiva y dieran soluciones a las necesidades y expectativas ciudadanas. “Una de las enseñanzas más grandes que nos ha dejado la coyuntura actual es que las organizaciones deben tomar una posición activa en situaciones difíciles y ayudar al país”156

156 “Empresas con propósito y el futuro del país”, editorial revista ANDI n.o 278. Diciembre de 2021.

Una muestra del compromiso de la ANDI y de cómo sus afiliados juntaron voluntades y capacidad al servicio de objetivos comunes son las campañas que se diseñaron en el período de la pandemia. Con la Fundación ANDI más de 300 empresas participaron en alguna de ellas.

Así, la “Campaña Unidos Somos Más País” recogió donaciones y coordinó trabajo logístico para atender a los afectados por la pandemia, especialmente a los más vulnerables. La campaña dispuso varias alternativas. La primera enfocada a dotación de unidades de cuidados intensivos, intermedio y respiratorio. Esta logró la movilización de recursos y fortalecer unidades en varios hospitales públicos, a los que también se les donaron elementos de bioseguridad y protección personal.

La segunda alternativa logró la movilización de recursos (bonos solidarios), que fueron entregados a familias en condiciones de vulnerabilidad. Adicionalmente se entregaron alimentos, productos de aseos y medicamentos a poblaciones vulnerables en varios departamentos.

Por su parte, “Unidos Somos Más País” permitió evidenciar el compromiso y la solidaridad de los sectores empresarial y público y de la ciudadanía en general en la pandemia.

A su turno, la iniciativa “Empresas Por la Vacunación” logró más de dos millones de vacunas contra el Covid-19 para trabajadores y sus familias.

Desde la construcción del Plan Nacional de Vacunación, la ANDI propuso la participación del sector privado con el objetivo de permitir a las empresas

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Lapandemia del Covid-19 puso a las empresas a enfrentar múltiples retos internos, que supieron manejar.

vacunar a sus empleados y eventualmente a sus familias para acelerar la inmunidad de rebaño en el menor tiempo posible, reactivar la economía y restablecer confianza social.

Según aclaraba la Asociación todo sería bajo los principios de solidaridad, complementariedad, no competencia y en coordinación con el Gobierno, financiado al 100 por ciento por las empresas y gratuidad a los beneficiarios.

En la Junta de Dirección General del 9 de febrero de 2021 (Acta No 487), que tenía como invitado al ministro de Salud, Fernando Ruiz, el presidente de la ANDI reiteró la solicitud para que los privados pudieran apoyar la vacunación.

El respaldo de los empresarios a esta causa fue general. Una encuesta realizada por la ANDI, entre sus afiliados, mostró que el 93 por ciento estaba dispuesto a vacunar a sus colaboradores y el 75 por ciento a las familias de estos.

El proceso de apoyo de los privados no fue sencillo. En principio, dada la escasez de vacunas, su monopolio seguiría en manos de los gobiernos. El ministerio de Salud temía que la propuesta de los privados llevara a una distribución no equitativa, lo que la Asociación se comprometía a respetar.

Para concretar la propuesta se estableció una mesa entre el ministerio de Salud y la ANDI para trabajar en el mercado regulatorio, teniendo en cuenta el gran impacto que esto tendría en el aparato productivo del país157

157 Cabe recordar que Colombia haría la vacunación a través de dos mecanismos: Covax y las negociaciones directas a través de fondo de riesgo de público-privado, cubriría un 70 por ciento de la población con un costo estimado de 1,4 billones de pesos. Existiría interacción publico-privado con un comité asesor del ministerio de salud en la etapa de planeación, criterios de priorización, distribución y esquema de evaluación y seguimiento de la estrategia.

La ANDI estructuró un mecanismo fiduciario para recaudar los recursos de las empresas interesadas y como fuente de pago para la compra y aplicación de vacunas.

El aporte de los particulares se concretó. Más de 2.700 compañías, financiaron el programa. El embajador de Colombia en China, Diego Monsalve, consiguió cupos adicionales de vacuna Sinovac, que el gobierno del presidente Duque no estaba en condiciones de pagar, pero los empresarios sí estaban listos para hacerlo.

Cabe señalar que “Empresas por la Vacunación”, el programa en el que el sector empresarial colombiano se comprometió con la causa más importante en un siglo fue exótico en el mundo. Solo lo siguió Ecuador.

Finalmente, no se puede olvidar que, en el trabajo realizado por la ANDI en este período, el más difícil en la historia de la institución, se destacó el liderazgo de su presidente, Bruce Mac Master. Su labor fue reconocida por todo el país, al punto que fue personaje del año 2021, según la escogencia del periódico El Tiempo. El presidente de la ANDI también fue distinguido en los Premios Portafolio 2021.

Un agradecimiento más recibió de la propia ANDI. En noviembre de 2021, el máximo órgano de decisión del gremio lo reeligió como su vocero para un siguiente período. Carlos Ignacio Gallego, presidente de la Junta de Dirección General propuso una moción de reconocimiento para Mc Master, la cual fue apoyada por todos los miembros con aclamación: “Como vocero de la Junta me complace ratificar a Bruce Mac Master como presidente y hacerlo con moción de reconocimiento. Una felicitación por el liderazgo ejercido por el desarrollo del país, su gran capacidad de gestión y el valor inmenso de la ANDI y su equipo en tiempos complejos”. Por unanimidad fue reelegido158

Aquel 2021, fue sin duda el año de las empresas y los empresarios. La vacunación, la negociación del mínimo, la mano solidaria extendida para ayudar a la reforma tributaria y los esfuerzos por la vacunación fueron muestras del compromiso del sector productivo y de que el liderazgo de la ANDI sigue intacto.

158 Sesión de Junta de Dirección General del 24 de noviembre de 2021. Acta n.° 496.

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