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Creatividad... ¿cosa de genios?
en las personas y los equipos de trabajo? Entre otras habilidades —y quizás ésta integra a las demás—, desarrollar la creatividad.
Una de las competencias fundamentales que debe poseer todo directivo actual para competir y alcanzar las metas personales, profesionales y de la organización es el pensamiento creativo, que incluye la capacidad de pensar tanto en el presente como en el futuro e iniciar mejoras con base en la evaluación de riesgos. También implica combinar información integrándola en situaciones y contextos diferentes, ofrecer soluciones novedosas a problemas, comprender el potencial de la organización y sus departamentos, así como propiciar el cambio y la adaptación al mismo.
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En las páginas de este capítulo se analiza la importancia que la creatividad tiene en el ámbito de la dirección, la administración, la empresa y el desarrollo personal. También se menciona el proceso psicológico en la creatividad y el perfil de la personalidad creativa, así como la forma de nutrir y dejar aflorar la creatividad propia y la de las personas que nos rodean. Además, se explican algunas estrategias para evitar a los asesinos de la creatividad, y se dan sugerencias acerca de la manera de adoptarla como un estilo de vida.
Se incluyen actividades como cuestionarios, ejercicios, tareas y prácticas que le serán útiles para la reflexión y adquisición de nuevas habilidades, actitudes y conductas adecuadas para su desarrollo humano creativo.
A propósito, queremos compartir con usted esta frase de Confucio:
“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí.”
Creatividad... ¿cosa de genios?
Si bien no existe un concepto universal de creatividad, podemos mencionar que hay concordancia en los elementos que la conforman, los cuales han sido propuestos por diferentes estudiosos de la psicología.
La creatividad es entendida como un proceso de descubrimiento o producción de algo nuevo, valioso, original, útil y significativo, partiendo de informaciones ya conocidas; abarca la posibilidad de solucionar un problema conocido y descubrirlo en donde el resto de las personas no lo ven. Se da en diversos y heterogéneos escenarios, y no sólo beneficia al individuo que la genera sino también a la humanidad.
Mauro Rodríguez (1995) la define como la capacidad de dar origen a cosas nuevas y valiosas; la capacidad de encontrar nuevos y mejores modos de hacer las cosas. También afirma que “es la facultad de reorganizar de algún modo original los elementos del campo perceptivo. O dicho de otro modo, la facultad de estructurar la realidad, desestructurarla y reestructurarla en nuevas formas” (Rodríguez, 1993).
Los estudiosos de las organizaciones definen la creatividad como la habilidad de combinar ideas en una forma única o hacer asociaciones inusuales entre las ideas. Esto permite ver los problemas de diferente forma y, en consecuencia, identificar todas las alternativas viables (Robbins, 2004).
Para Hellriegel (2004) es la facultad de innovar y brindar soluciones novedosas a problemas, lo mismo que de iniciar el cambio y adaptarse a él. Incluye la opción de repensar
las posiciones en juego como respuesta a las exigencias cambiantes de la empresa a uno o más de sus departamentos.
Vigotsky (1994) afirma que la creatividad es una de las dos actividades básicas del hombre (una es la reproductiva, es decir, repetir y reproducir las ideas ya formadas con anterioridad, y la otra es la creadora), y se manifiesta en cualquier actividad en la que el hombre crea algo nuevo, ya sea un producto u objeto externo a él, o determinada forma de organización del pensamiento o de los sentimientos. Señala que gracias a la actividad creadora del hombre, éste es un ser proyectado hacia el futuro, un ser que crea y transforma su presente. Por otra parte, menciona que la creatividad existe en potencia en los seres humanos y que es susceptible de desarrollarse; está presente en cualquier persona que imagine, transforme y cree algo, sin que necesariamente sea un genio.
Para Howard Gardner, citado en Goleman (2000), el ser creativo significa hacer algo que, ante todo, esté fuera de lo común. Pero también debe tener bastante sentido, aunque se trate de algo poco acostumbrado, para que los demás lo tomen en serio; es decir, la manera en que es recibido un esfuerzo creativo marca la diferencia. Considera al individuo creativo como alguien que regularmente es capaz de resolver un problema, o a quien puede ocurrírsele algo original que se convierta en un producto valorado en un ámbito dado. La creatividad no es algo fugaz, que ocurra una sola vez; es un estilo de vida. Las personas creativas están siempre pensando en los ámbitos en que trabajan; viven sondeando, viven diciendo: “¿Qué es lo que tiene sentido aquí, y qué es lo que no tiene sentido?” Y si no tiene sentido, piensan: “¿Puedo hacer algo para cambiarlo?”
Como podemos observar, la creatividad existe en las personas, y algunas de ellas hacen contribuciones únicas y excepcionales a la sociedad; es decir, algunas poseen una creatividad ordinaria y otras, excepcional. Como señala Gardner (1995), así como la inteligencia es plural, también lo es la creatividad.
El mundo actual ha sido significativamente influido por actos creativos de personas excepcionales: Martin Luther King, cuya visión y táctica social no violenta cambiaron a su país; Mahatma Gandhi, líder político espiritual que desarrolló métodos innovadores de resistencia pacífica; Sigmund Freud, creador de la revolución psicodinámica y el análisis e interpretación de los sueños; Albert Einstein, quien encontró una nueva área de problemas donde se creía que todo estaba resuelto, lo que le llevó al descubrimiento de la relatividad y a hacer aportaciones científicas a la física, por las que obtuvo el Premio Nobel por sus revolucionarias reconceptualizaciones del tiempo, el espacio y la luz; Anne Sullivan, cuya creatividad residía en su pasión y en no darse por vencida, ayudó a Helen Keller, que era sorda, ciega y muda, a tener contacto con el mundo; y con los humanos; Pablo Picasso, quien manifestó su talento en la pintura desde muy temprana edad, fue inventor y explorador del cubismo, creador de un nuevo sistema simbólico, y aun en la vejez manifestó su dinamismo y energía creativa; Martha Graham, quien continuó transformando la danza moderna hasta los 96 años, a cuya edad murió; Erik Erikson, psicólogo que definió las etapas del crecimiento personal a lo largo de la vida y describió el triunfo de la última etapa como una “inmensa generatividad”, lo que es un enfoque sabio y creativo de enriquecer a los demás, una afirmación de la vida ante la inevitable muerte. Luz María Ibarra creó y definió por primera vez el concepto de gimnasia cerebral en 1997, definiéndolo como un método de aprendizaje integral en el que se usa todo el cerebro en conjunción con el cuerpo.
La historia está llena de anécdotas relacionadas con creadores extraordinarios que no fueron escuchados por ser tratados como tontos o locos. Un ejemplo es el de Graham Bell, quien fue echado del despacho de un banquero cuando probaba el teléfono, ya que el banquero le dijo que se llevara su juguete a otra parte.
Está demostrado que estos personajes creativos participaron al menos en cinco tipos de actividades:
Solución de un problema concreto. Propuesta de un esquema conceptual general. Creación de un producto. Un tipo estilizado de actuación. La actuación puede estar prescrita de diversos modos, pero siempre existen oportunidades para la innovación, improvisación e interpretación.
El estado del cuerpo y las exigencias del momento históricos circunscriben tales actuaciones. Una actuación de alto riesgo (Gardner, 1995).
Según Gardner (1995), toda actividad creadora surge, primeramente, de las relaciones entre individuos y el mundo objetivo del trabajo, y en segundo término de los lazos entre personas y otros seres humanos. Gardner menciona la interacción dinámica de los elementos del “triángulo de la creatividad”, en el que la estructura necesaria para la actividad creativa se soporta en tres elementos básicos y en las relaciones entre ellos:
La relación entre el niño y el maestro. La relación entre el individuo y el trabajo al que está dedicado. La relación entre el individuo y otras personas de su mundo.
La creatividad depende, pues, del conocimiento de un área particular de interés, y se manifiesta en diferentes formas dependiendo del momento sociohistórico y, sobre todo, de lo que se tiene adentro. Lo importante es conservar la curiosidad, el asombro y una actitud lúdica, sin importar la edad que se tenga. Existen investigaciones que demuestran la realización de trabajos altamente creativos hechos por adultos: “Cerca del 80% de las contribuciones creativas están completas para la edad de cincuenta años.” (Ostrosky, 2000.)
Mediante investigaciones realizadas en las últimas décadas se ha demostrado que todos poseemos un potencial creativo fuerte y poderoso, que se va debilitando conforme adquirimos conocimientos estereotipados. Por fortuna, la creatividad puede restablecerse si se ejercita de un modo adecuado, con la realización de ejercicios y técnicas creativas, la adopción de una actitud más flexible y abierta ante los sucesos de la vida, así como con el uso de las capacidades cerebrales que poseemos, entre ellas, el pensamiento.
El pensamiento creativo utiliza el pensamiento divergente (caracterizado por la fluidez, flexibilidad y originalidad) para la solución creativa de problemas. Lo hace relacionando los estilos de pensamiento inductivo (va de hechos u observaciones específicas a lo general), pensamiento deductivo (parte de principios generales a situaciones específicas), lógico (ir de determinada información, con base en reglas explícitas, a conclusiones nuevas), ilógico (intuitivo, asociativo o personal), además de la fluidez (total de sugerencias que es capaz de hacer), flexibilidad (cambio de clase de usos posibles a otros) y originalidad (lo novedoso o inusual de las sugerencias).