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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA AÑO IV. NO 137 / 01-01-2017
César Rengifo. A Viva Voz. Parte V TOMA DOS Escena II César en su nervioso caminar por todos los rincones de su talla; registra gavetas para mostrar dibujos o acuarelas o saca de la biblioteca un libro para enseñarlo a alguien, o simplemente mantiene una conversación sobre sus experiencias cinematográficas; cuenta de la vez que realizó un guión para una película, Mérida Geografía Celeste. Ya todo está listo para recomenzar a filmar, y la preguntamos: ¿Cómo se ha desarrollado en su quehacer artístico? ¿Ha encontrado facilidades? ¿Se ha sentido marginado? Nuevamente una voz llama al silencio... ¡luces, cámara, acción! Y seguidamente el seco golpe que produce la claqueta se confunde con otra voz: “Toma 2, escena II.” Yo no me considero un artista, un trabajador de la cultura marginado, hay intenciones y acciones tendientes a marginar no solo a mí, sino a muchos de los artistas que sustentamos puntos de vista progresistas, revolucionarios que no nos doblegamos, que no nos colocamos, dentro de los intereses del sistema, pero esta marginación es muy relativa, porque si en realidad han logrado sustraer a estos artistas de ciertos campos de actividades, por ejemplo de su acceso a la prensa a ciertas posibilidades de activismo docente; esos artistas han seguido, en su intimidad, la labor artística realizada dentro de esa marginalidad. Lo cual es muy importante, pues aun cuando muchos no lo quieran así, esa labor trasciende. Yo me he sentido marginado, me he sentido a veces violentado a limitar mis actuaciones, a limitar inclusive mi capacidad y posibilidades creadoras, pero eso antes que derrotarme, ha actuado como incentivo para mi trabajo, y pienso que en estos años en los que he estado un poco retraído, más bien, he crecido en fecundidad, porque he podido meditar, estudiar, crear mucho más. Claro, no estoy satisfecho, creo que el artista no debe retraerse completamente, el artista debe formar parte constantemente, de las actividades más vitales del medio donde él trabaja, y vive. Debe batirse en el oleaje fecundo y maravilloso de la práctica social total.
Jesús Mujica Rojas Ceramonauta 1991 El artista tiene que ser celoso de su tiempo. No puede dilapidarlo; y en nuestro país es mucho el intelectual, el artista, el trabajador de la cultura, que pierde su tiempo, que se la pasa en cafés, en las charlas de sobremesa y no sobremesa, que divaga, que cree pues, que va a construir y a hacer grandes obras dentro de un inmenso y constante bla bla bla, y no se da cuenta, no llene todavía consciencia real del valor que tiene para un trabajador científico el tiempo. Pero, ¿entonces quiere decir que tú has tomado conscientemente esa marginalidad en que se te ha mantenido durante este tiempo? No, no, no. He tratado de aprovechar, precisamente de aprovechar, la marginación, he tratado de aprovechar hasta cierto punto la buhardilla o ese cesto de basura en que a veces me he sentido ¿Y qué ha ocurrido? Dentro de mi tratamiento, dentro de mi esconderme, a veces, entre las cuatro paredes de mi taller, he tratado desde allí, de trabajar sobre una obra que trascienda hacia el campo de lo nacional, de lo popular, hacia el campo revolucionario. Y eso lo he hecho conscientemente, como una reacción a esa supuesta creencia de que pueden marginarlo a uno, que pueden cerrarle los caminos a algún artista dentro de su trabajo. Esto lo pongo, pues, como un ejemplo, porque hay mucho joven, y mucho intelectual y artista, sobre los cuales se ejercen esas presiones. Ellos no deben sentirse nunca derrotados. Cuando el artista realmente desea crear, lo hace aun en las circunstancias más adversas, y en las circunstancias de mayor derrota... Para el artista la presión de marginado no debe constituir una sensación de derrota, ni mucho menos, creer que eso implica cruzarse de brazos. Al contrario, debe sacarle partido a esa situación. Es el mismo caso del preso, al preso político lo meten en un calabozo, años allí. Ahora, si el preso es un hombre de una contextura moral y una contextura revolucionaria débil, aquel hombre, pues, a los años se anula, transforma el tiempo en años negativos. Ahora, si es un hombre que tiene conciencia verdadera de su acción revolucionaria, conoce su capacidad y que tiene una alta moral, le saca partido a esa prisión: estudiando, preparándose, elaborando trabajos. Y tenemos grandes casos; el caso de Lenin,
¡¡¡CÉSAR RENGIFO EN EL PANTEÓN NACIONAL!!!