Ese gran mapa hermanado, de fronteras desdibujadas, que por cierta curiosidad geográfica podríamos entender como
Sudamérica, no puede mantenerse desde una gramática de la fragmentación mental que requiere el paradigma occidental, sino que, a modo de invitación, propongo una visión transdisciplinaria desde Sudamérica, en la
que, valiéndonos de los espacios geográficos, desestimamos no sólo las fronteras políticas sino también las fronteras mentales y capitalistas de las disciplinas del conocimiento, aquellas que encierran nuestro entendimiento en calabozos epistemológicos, separando y diferenciando, y no permitiéndonos la aventura de acercarnos al conocimiento como una totalidad de saberes, a una visión holística de las realidades.