í Revista de Literatura Año ii • Número 9 Segunda Época enero-abril de 2002 Directora Isabel Jazmín Ángeles Editor Antonio Marts Consejo Editorial Hilda Figueroa Luis Martín Ulloa Elizabeth Vivero Consejo Honorario Luis Armenta Malpica Carlos Maldonado León Plascencia Ñol Marketing Heinzy Arturo Cruz Diseño
Imagen portada Ricardo Celma Revista electrónica Antonio Marts Correspondencia y colaboraciones
Apartado Postal 39-37 C.P. 44171 Guadalajara, Jalisco, México. Teléfono 35 63 01 07 correo electrónico: antonio_marts@hotmail.com Esta revista cuenta con el apoyo de la Beca «Edmundo Valadés»
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Doble Horizonte
poemas rusos
Anfisa Ossinik Dualismo Anfisa Ossinik versión de autor 4
de
Infancia Anfisa Ossinik versión de autor 6 Poemas José Acquelin versión de Silvia Pratt 10
Alejandría La angelical garganta de Angélica Gabriel Martín 15 City Surf Leopoldo Aguirre 19
Convencido de que era una muchacha jovencísima, me quedé confuso Santiago Montobbio 23 Desde pequeño he sentido preferencia por las historias que acaban al revés Santiago Montobbio 24 Apolonio de Tyana Manuel Lozano 25 Whitman habla del ocio Avelino Gómez Guzmán 27 Declaración de odio Nadia Contreras 29
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Cien puertas La seducción en La mujer de nadie. representación de la mujer en el cine de los años treinta Roxana Foladori Antúnez 31
Cien puertas No estoy dispuesta a renunciar a nada para hacerme agradable a ojos de cualquier imbécil Luís García entrevista a Almudena Grandes 39
Plástica pinturas de
Ricardo Celma 45
Heliópolis Invitación a la lectura Antonio Alatorre 49
Déjame ver, déjame ver Guillermo OchoaRodrigues 53 Génesis de las sociedades literarias Siria Padilla Partida 56 Quieta de Guadalupe Ángeles Rogelio Guedea 59 Siam o ¿hacia un nuevo orden en la poesía? Luis Medina Gutiérrez 60 La cresta del recuerdo Elizabeth Vivero 62 Clarisa ya lleva dos Isabel Rivero 63 ¿Qué pasa con la infidelidad? Isabel Jazmín Ángeles 64
Poemas interiores Claudia Martín 66 Ilustraciones Ricardo Celma Ricardo Celma Licenciado en Artes Visuales por el Instituto Universitario Nacional de Arte y Profesor Nacional de Pintura por la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredon. Entre sus exposiciones individuales se encuentran: Galería Euroidiomas en Miraflores, Lima (2001); Empresa Río de la Plata (2000), Galeria «Leonardo Ávalos» (1999). De su participación en exposiciones colectivas destacan: arte ba, Galería Adriana Indik (2001); Pizzapiola, Ménage á 5 (2001) y Fine Art Ltd., Atlanta (1999). Ha recibido numerosos premios y distinciones, obteniendo primeros lugares en Lions International (1998): Soc. Argentina de letras artes y ciencias (1997), Concurso de Manchas (1991), entre otros. Su obra ha ilustrado diversos libros,entre los que se encuentran “Picardías en tomo menor” (Editorial de la uba, 2000); “Los caballeros de la mesa retona” (2000); “El piano mágico” (Mozartliber, 1995) y la revista “Zona púrpura” (Fac. de Cs. Económicas-uba, 1991-1993). Su trabajo mural se localiza en la Facultad de Ciencias Económicas (Centro Cultural) y en el Teatro Gloria.
4 ~ La Voz de la Esfinge
Anfisa Ossinik
Poemas Rusos
Dualismo Anfisa Osinnik versión de la autora
Digo el ave Dices el canto Digo el mar Dices el ancla Digo el camino me cortas: hacia la casa. Superficie es tu cuerpo, superficie sin secretos ni mareas un secreto es mi cuerpo a todos tus barcos el naufragio dices el ave Digo la bala Dices el mar con la ola a la palabra derribo. Dices el camino. El mar no tiene caminos.
Anfisa Osinnik Siberia, Rusia, 1957. Estudió en el Instituto de Literatura Máximo Gorki. Su primer libro, Dialectos del Fuego, será publicado este año en México. Habita en Rancho Viejo, Veracruz desde hace catorce años.
~ La Voz de la Esfinge
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Infancia
Poemas Rusos
Anfisa Ossinik
Ossinik
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~ La Voz de la Esfinge
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Ossinik
Infancia Anfisa Osinnik versión de la autora
Lejos está la infancia no recuerdo si alimentaba palomas con cebada o tal vez ellas me criaron pero si recuerdo como ahora nuestro primer refrigerador, fue comprado para guardar por las noches órganos internos genitales, corazones, hígados, —en el hielo— en la mañana como siempre la bulla matutina el portafolios en la mano, en la corbata estirado el nudo ¡Párate mamá! Tú otra vez en lugar del corazón me pones una alcachofa sería mejor una granada con su relleno agrio de semillas multifacéticas como números. ~ La Voz de la Esfinge
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Infancia
Poemas Rusos
Anfisa Ossinik
Ossinik
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~ La Voz de la Esfinge
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Ossinik
Los días laborables iluminan al rubí no me llenes el cráneo con espinacas pedúnculo rollizo de coliflor no la pongas ¡En vez de lengua! Deseo respirar escucha...
~ La Voz de la Esfinge
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Poemas
Acquelin
Poemas
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José Acquelin
Tres poemas
José Acquelin
~ La Voz de la Esfinge
les pierres vertes d’un lac dormeur le rire rêche de l’engoulevent les étoiles jusqu’au plus profond des poumons ce monde a toujours été pour que je quitte mon état de celluloïd et que j’ouvre l’homme *** un matin de pluie tu t’en vas la maison a l’odeur de tes yeux les murs sont blancs comme des écrans j’acte quelques menus gestes histoire de ne pas rien faire je suis habillé comme si je voulais aller deshors mais je reste assis avec le parapluie ouvert comme s’il pleuvait en dedans comme si j’étais déjà dans la rue sous les parapluies mouillés de tes paupières
antecámara
Pratt
Poemas
versión de Silvia Pratt
las piedras verdes de un lago adormecido la risa ruda de un pájaro noctívago las estrellas en los abismos de los pulmones el mundo siempre ha estado para que me desprenda de la condición de celuloide y haga florecer al hombre *** una lluviosa mañana te vas la casa conserva el aroma de tus ojos los muros son blancos como pantallas para hacer algo invento insulsos ademanes me visto como para salir pero sigo sentado con el paraguas abierto como si dentro de mí lloviera como si en la calle me encontrara bajo los paraguas empapados de tus párpados
José Acquelin Montreal, Canadá, 1956. Realizó estudios en la Universidad de Montreal y en la Universidad Le Mirail de Toulouse en Letras Modernas. Pasó su infancia en el campo, donde adquirió un gran amor por la naturaleza. Ha participado en diversos encuentros de escritores en su país natal, en NouveauBrunswick, en Francia, en Cuba y en México, además de formar parte de la Unión de escritores y escritoras quebequenses en la cual es miembro del Consejo de Administración. Ha sido jurado del Premio de la Academia, el Premio AlfredDesrochers, del Consejo de Artes de Canadá y del Programa de Patrocionio de la UNEQ. Ha recibido el Premio de Maestros de Arte de Quebec en el 2000, en ese mismo año fue invitado a la Casa del Poeta en México.
~ La Voz de la Esfinge
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Acquelin
Poemas
à quoi, ca cert de vivre l’hydrodynamisme des larmes à travers les ambitions solaires solitaires le soleil nous montre une prison notre brûlure intérieure la pluie nous montre una liberté se démasquer par les larmes
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~ La Voz de la Esfinge
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Pratt
de qué sirve vivir el dinamismo acuoso de las lágrimas a través de las solares ambiciones solitarias el sol nos revela una prisión nuestra interna quemadura la lluvia nos demuestra que la libertad con lágrimas aflora
Silvia Pratt México D.F., 1949. Hizo estudios de historia en la UNAM, de traducción e interpretación en la Alianza Francesa de México, tomó cursos de literatura suiza y francesa en la Universidad de Lausana, Suiza. Hizo un diplomado en literatura del siglo xx en el ITAM. Su poesía se ha publicado en La Jornada y El Norte, en las revistas Deslinde, Alforja, en el suplemento de La Pájara Pinta de Carta de la Poesía (España), y en el catálogo de la obra del pintor Marco Antonio Trovamala, Heteromorfia, Luna Duplicada. Autora de los libros de poesía Caldero Ciego (Praxis 2000) y Encendido Espacio (Instituto Mexiquense de Cultura, 2000).
~ La Voz de la Esfinge
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Gabriel Martín
Ella era Lo en las mañanas, Lo, simplemente. En pantalones era Lola, Dolly en la escuela. Ella siempre era Dolores en las líneas de un formulario. Pero en mis brazos siempre fue Lolita. Vladimir Nabokov
A
fuera podría estar lloviendo, quizás sea de noche y usted no recuerda cómo llegó a este lugar. Usted se dirige al espejo, y a no ser por la luz de una vela pegada a la superficie del mismo, se extrañaría al no reconocer su rostro. Y eso, usted lo sabe, es síntoma de vampiro; al igual que la piel membranosa que le crece bajo las axilas, la ceguera diurna y sus quijadas que se estiran. Es increíble lo que se puede hacer con una pluma: usted está aquí porque se me ocurrió escribir un cuento de vampiros; sé que preferiría estar cómodamente recargado en un sofá, descansando los pies en la mesa de centro y con una coca y un sándwich al alcance de la mano. Ahora estaría viendo una película: Sisi, emperatriz, El rapto de las Sabinas, alguna de esas o el resumen de fútbol. A mí se me ocurre que sus domingos podrían ser más interesantes Tal vez ahora siente la necesidad de salir a perderse entre las calles y la noche. Entra a un burdel cualquiera que de esos hay muchos y espera a que una mujer lo aborde.
Gabriel Martín Nació en la ciudad de México, Distrito Federal. Radica en Guadalajara desde hace varios años. Estudió el diplomado en Creación literaria en Literalia, área de estudios de la Asociación de Autores de Occidente, S. de A. de I.P. de la cual es socio fundador desde 1989. Ha publicado en varias revistas del país. Aparece antologado en el libro Verbo Cirio II. Compilación de nuevos narradores (Literalia editores, 2001).
Martín
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La angelical garganta de Angélica
A usted, sin mí atrás de la hoja, le cobraría una semana de sueldo por tan sólo una hora de plática, dos cubas —o una porque ella toma limonada— y una calentadita para decidirlo de una buena vez. Por eso el trato lo hago yo, porque tratar con ellas no es para modestos padres de familia que dedican sus tardes de domingo a las películas en casa. Usted lleva la mano al bolsillo del saco, en lugar de su billetera hay una navaja de resorte. Fui yo quien la puso ahí para hacer las cosas más interesantes. Soy sus actos, no el responsable de ellos; es usted el que paga la cuenta, el alquiler del cuarto, y amarra las muñecas de la mujer a los barrotes de la cama. Parece que a ella no es la primera ocasión que le sucede esto: ya abrió las piernas, clavó la mirada en el techo y aceleró el ritmo de mascar el chicle. Es toda una profesional en estos casos, y así, francamente, no valen la pena sus colmillos erectos bajo el bigote, ni la navaja, ni mucho menos los diez minutos que llevo escribiendo.
después de clases. Es un profesor de matemáticas tal y como lo indica el prototipo. A pesar de las piernas firmes y los pechos retando a los tirantes del uniforme, él llama a sus estudiantes niñas. Jamás se le ha ocurrido que las tobilleras, que las faldas plisadas tres dedos arriba de la rodilla, el uniforme abierto al frente y el cabellos en trenzas pueden ser excelentes afrodisíacos. Ese hombre a la salida del colegio nunca se ha molestado en leer a Nabokov y a sus alumnas no les interesa ser la Lolita del maestro Martínez, que ese debe ser su apellido a juzgar por los lentes reparados con cinta maskin, y el traje mal cortado. De algunas letras a esta parte, el hombre a la salida del colegio es usted. Aún conserva la navaja, su nombre es Juan Martínez y gracias a mí ya descubre el encanto de los zapatos sin tacón.
Ese hombre, en la salida del colegio, observa todas las tardes a las niñas que regresan a sus casas
En otra situación las cosas no hubieran ido más lejos. Para eso estoy aquí, para forzar las situa-
~ La Voz de la Esfinge
Algunas muchachas se han quedado a platicar junto a la cancha de volleyball. Una de ellas, la de las tobilleras rosas, es su alumna desde hace dos años. Se llama Angélica. Acercarse al grupo, preguntar cómo va todo, poner cara de interés, nada más natural para quien les descifra los misterios de las tangentes, los cosenos, los... qué hermosos los tirantes de Angélica... que respiran.
alejandría
Martín
ciones y que Angélica aproveche la oportunidad y piense en mejorar sus promedios: adentro de cada uniforme de colegio hay una Lolita que se ignora.
un poco de malicia, un algo atrás de la sonrisa en las niñas que se suben al automóvil de su maestro de matemáticas y esperan un Volkswagen para su cumpleaños.
El Valiant setenta y cuatro ha recibido varios golpes que el profesor Martínez prefiere pasar por alto; si los interiores no fueran de color negro, tanto polvo y cenizas de cigarro podrían pasar inadvertidos. Angélica, como toda jovencita bien educada, no acostumbra fijarse en detalles, lo que la incomoda es la mirada atrás de los lentes, que intenta adivinar la forma de sus piernas bajo la falda. También las preguntas sobre el novio y su tiempo libre fuera del colegio le molestan. “No , no tengo novio, maestro, mis padres nunca me dejarían... me la paso leyendo y a veces le ayudó a mi mama”: Hay siempre un temor comprensible en las niñas que suben al automóvil de su maestro de matemáticas.
Lo primero que debe hacer usted es limpiarse la saliva, cerrar la boca y pararse a un lado del camino. Si le parece que es muy de día y la calle transitada, no se preocupe, déjemelo a mí: El sol perdió su cabellera y se ve algo pálido, parece un gran queso colgado en el cielo, más bien se diría la luna porque es ella la que acostumbra salir cuando todo está oscuro y el maestro Martínez conduce su Valiant gris por una carretera abandonada; estaciona el automóvil y le dice a Angélica que no tenga miedo, que no piense mal. Profesor Martínez, de ahora en adelante limítese a lo que escribo y deje a la niña pensar mal o bien, tener miedo, placer o lo que me plazca. Por ejemplo que será usted quien le regale un buen estéreo y unas bocinas muy potentes para su Vocho nuevo.
Angélica piensa que de mejorar sus calificaciones será más fácil convencer a su padre con aquello del Volkswagen para su cumpleaños: «Con que le enseñe un poquito y este viejo se vuelve loco y seré la única con Vocho en el salón»: Hay siempre
Ahora recordemos que yo escribo y usted vive una historia de vampiros, olvide al bueno del profe Martínez y sienta cómo le crecen los colmillos, ~ La Voz de la Esfinge
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Martín
La angelical garganta de Angélica
las uñas; déjese llevar por mi pluma, y poco a poco, con ella, acelere el ritmo de su respiración. Asegure el freno, acérquese, tome sus muñecas con fuerza; recuerde las bocinas, el estéreo, ofrezca, tiene que aceptar, debe hacerlo; abofetéela, otra vez, otra, otra... tome la navaja, póngala en la angelical garganta de Angélica, beba sus lágrimas, bébalas como aperitivo; descúbrale los hombros, el cuello..., sobre todo el cuello, aspire el aroma del miedo en ese cuello; disfrute este momento todas y cada una de las palabras que dure; acaríciele el pecho, sienta cómo los pezones se endurecen bajo el contacto de la navaja; deje la navaja, ya no es útil. Es un cuerpo hermoso el de Angélica, así, temblorosa, recargada contra la puerta del auto, con sus formas redondas, firmes, con la luz de la noche y el sudor de su miedo, la piel de Angélica brilla. Angélica brilla... Brilla. Angelical Angélica a la luz de la luna.
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~ La Voz de la Esfinge
Angélica tiene abierta la camisa y el sostén roto sobre las piernas. El miedo ya no esconde tu inocencia y eres más hermosa a cada sollozo. Eres muy hermosa, soy el que te escribe, el que te sueña y escogió de entre todas tus compañeras; jamás habías sido tan perfecta como en este instante, así, toda mía... sería un pecado desnudarte por completo. Ojalá pudieras verme, te verías en mis ojos, yo te veo en los míos, adentro de ellos, adentro de una página que te va dibujando. Te veo tomar la navaja y amenazar ¿a quién? el profesor Martínez y sus ansias de vampiro me tienen sin cuidado, su espalda tampoco me importa, puedes enterrarle la navaja cuantas veces quieras, cinco, seis, mil, un millón de veces; adelante, destrózalo, pero cuando bajes del automóvil con las manos llenas de sangre y las ropas en jirones, cuando encuentres a alguien en la carretera que te ayude, cuando intentes dormir y olvidar todo esto, espero que entiendas que sin darme cuenta en un inicio, todo esto lo hice por ti...
alejandría
Aguirre
Leopoldo Aguirre
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o es extraño pero resulta raro. He visitado muchas ciudades en México. Mi agente de viajes prometió una ciudad cosmopolita colonial y moderna de buen clima a tres horas de vuelo en avión; ideal para alejarse de la nieve. De camino al hotel no pude evitar notar lo arbolado de las calles, los naranjos en banquetas y las primaveras en los camellones; mi taxista es todo un guía, veo varios autos convertibles y uno de ellos llama especialmente mi atención porque en él viene un grupo de jóvenes en bañador; un poco temeroso le pregunto al chofer si está cerca el mar; por que yo siempre evito el océano y eso lo sabe bien mi agente, a menos que el maldito haya cometido otra vez el error, pero el conductor me afirma que el mar está lejos y sólo pienso en lo locos que son los jóvenes y en todo lo que pueden llegar a hacer. Mi hotel se encuentra situado frente a una plaza comercial muy concurrida; desde la ventana de mi habitación se observa el estacionamiento y me parece curioso la cantidad de muchachos que concurren al lugar, como si estuviesen veraneando. La visito, es un lugar agradable donde se puede pasear tranquilo entre mucha gente, un poco laberíntico, pero seguro por que se puede salir siempre. Me siento en la nevería a perder el tiempo viendo mujeres pasar, claro también uno que otro amigo,
Leopoldo Aguirre México, D.F., 1963. Estudió la carrera de derecho en la Universidad del Valle de México. Participó en el taller de dramaturgía de Hugo Argüelles de 1991 a 1993. Actualmente radica en la ciudad de Guadalajara. Algunos de sus textos fueron publicados en Verbo Cirio II. Compilación de nuevos narradores (Literalia editores, 2001).
~ La Voz de la Esfinge
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Aguirre
City surf
pero a mí se me van los ojos con las muchachas y aquí hay de montón, la mayoría hermosas, no es casual esto, al borde de los cuarenta se nos viene encima una especie de adolescencia, un espacio que hay que llenar para cubrir las tareas humanas que hemos dejado pendientes; eso creo o por lo menos así me justifico. Me acomodo en la hamaca de las horas a oscilar entre el paisaje y mis pensamientos. En un principio me pareció una idea publicitaria ingeniosa entre una nieve de limón y una de fresa ver esos chicos en traje de baño entrar y salir de aquella tienda de artículos de playa. El sol de Guadalajara es muy amigable incluso en este invierno y a pesar de que la costa está muy lejos, por lo menos eso creo, una tienda de bañadores y playeras se ve en cualquier sitio; aquí mismo existe una tienda de ropa para safaris con jeep y toda la cosa, las tiendas departamentales exhiben en sus aparadores abrigos de mullida lana y parece que se venden a pesar que la temperatura no baja de 20
~ La Voz de la Esfinge
los ocho grados y a medio día a veces se alcanzan sus buenos treinta y tantos; en fin nadie se extraña de que en un centro comercial abierto y bien soleado conviva el invierno de unos y el verano de otros. Tengo poco tiempo en la ciudad y las costumbres se conocen con los años. Y esto de la nieve de guanábana, las tablas de surf, los bikinis y los atuendos de invierno resulta entretenido, lo que a mí me resulta sorprendente es ver salir a esos jóvenes completamente mojados, con sus deslizadores a cuestas y sus sandalias llenas de arena; si esto es publicidad me parece un poco exagerada; se sientan a las mesas contiguas y lo llenan todo de arena mojada y un aceite que por la apariencia es bronceador. Sus comentarios además no creo que sean estudiados, mencionan la escollera, las olas y al sol como si los tuviesen al lado; platican fluidamente de las sensaciones al correr las olas, de cómo se montan en sus lomos para bajar de manera suave antes de que rompan, atravesándo-
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las transversalmente para buscar su túnel de cristal y, esto sólo por mencionar algo de las aventuras que comentan. Me recuerda a mi amigo Mike, cuando fui a estudiar a California el güero ya estaba tras las olas y las caderas, yo tras los libros para asegurar un futuro en buenos dólares y una vejez tranquila. Tiempo libre que se compra sabe a óxido o a nieve de tamarindo al filo de los cuarenta. No lo lamento por lo menos puedo darme el lujo de visitar cualquier ciudad que me plazca y conocerle cada rincón si se me antoja. Pero todo este mar a qué viene ahora, el taxista me aseguró y mi agente sabe perfectamente, pero ¿qué tanto? lejos pueden ser unas cuadras o un par de kilómetros, procuro respirar pausadamente para dejar lo de Mike atrás, donde va, en el recuerdo donde debe estar. Como sea ya me aburrí de los niños y de la nieve, me voy por un café, me gusta
Aguirre
que el dulce y lo amargo estén distantes, me traen a la mesa un express cortado, me entretengo con el periódico, veo las fotos que me son completamente ajenas y mi español ya no me alcanza para leer las noticias, hace tiempo lo perdí entre los años que viví fuera. Una señora muy elegante de gorro abrigo y guante ha pedido ahora un vienés, me he sentado con mi periódico a la mesa contigua para mirarla descaradamente, su peinado de salón, la manera en que sostiene el bolso, las cejas depiladas, sus labios finos y rígidos, el perfecto maquillaje, siempre hay, en todos lados, una mujer así; por lo menos cerca de los jóvenes, atractiva como la mamá de Mike. Este expendio de café con su escenografía a la inglesa me transporta inmediatamente a otro lugar. Pero el sonido de una ambulancia me regresa de súbito a la realidad, dos enfermeros cruzan camilla en ~ La Voz de la Esfinge
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Aguirre
City Surf
mano, un grupo se agolpa fuera de la tienda de playa. Me acerco y pregunto qué ha sucedido. Me dicen que un surfista ha muerto, esto si es raro ¿cómo sucedió? no lo entiendo ¿en dónde pudo suceder? lo revolcó una ola me explican al ver pasar el cuerpo lánguido del nadador, con la palidez del ahogado, los he visto antes. Lo recuerdo en la playa después de saber lo mío, vencido por las olas. Pero a mi alrededor no hay más agua que la de unas fuentes, esta ciudad esta muy lejos de la costa y yo soy
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~ La Voz de la Esfinge
un extraño, no entiendo las costumbres y tanta nieve y este sol; pero ahí va el cuerpo y su amigo con la cara desencajada todavía en traje de neopreno; lo sigue, lo toma de la mano como queriendo regalarle un poco de su vida; que al fin y al cabo va a tirar tarde o temprano en un centro comercial de alguna ciudad lejana. Y yo por las dudas salgo de ese lugar por un pasillo lo más distante posible a la tienda del safari, por aquello de los leones y mi alergia a los gatos.
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Convencido de que era una muchacha jovencísima, me quedé confuso Santiago Montobbio
cuando por el espejo advertí que había adquirido una edad absolutamente imprecisa, como la que debe dar el amor (recuerdo que pensé) cuando por el tiempo se pega en la piel sin demasiado motivo. Lo que no me sorprendió, en cambio, fue que su rostro recordara ya inevitablemente el de una tortuga, pues si el espejo no mentía yo era sin dudas un ciendedos cubierto con el fuego triste de unas apagadas lenguas; entonces supe, como en un abrazo de mar y de noche, que sólo en tuberías llenas de enferma saliva podríamos volver con la tristeza inevitable al trabajoso infierno de la vida. Mientras podríamos, sí, abrazarnos como maderos rotos en un mar de saliva, abrazarnos y abrazarnos sin medida. Pero recordé de pronto que yo era pequeño, que seguramente por haber salido hacía poco del colegio no sabía la forma exacta en que deben aparejarse los ciendedos y las tortugas y no por otra cosa nos limitamos a escribirnos versos sobre el cuerpo ajeno para estrellar furiosamente su carne en las odiadas paredes de su vida y la mía mientras ordenábamos a nuestras sombras que bailaran al son del tiempo y de su violín tristísimo.
~ La Voz de la Esfinge
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Montobbio
Desde pequeño he sentido preferencia por las historias que acaban al revés
Desde pequeño he sentido preferencia por las historias que acaban al revés Santiago Montobbio
Santiago Montobbio Barcelona, 1966. Licenciado en Derecho y Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Profesor de Teoría de la Literatura y Crítica literaria de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Publicó por primera vez como escritor en la Revista de Occidente. Tiene publicados los libros de poemas Hospital de inocentes, Ética confirmada y Tierras. Su obra en prosa se ha editado con frecuencia en El Norte de Castilla (Valladolid). Ocupa la Vicepresidencia de España de la Association pour le Rayonnement des Langues Européennes (arle), de Neuilly-sur-Seine y es corresponsal en Barcelona de su revista Europe Plurilingüe, que publican las Éditions Université Paris 8 (París).
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~ La Voz de la Esfinge
Alguna vez te dije: amor, muchas más: angustia, y si la noche era clara: a la muerte, que yo invito. Así un querer o un vivir que sólo de sombra supo Así fuego, abrazos crujientes, tierra. Así niños que respiraban tras mis besos con el destino lento del me ahogo o así pájaros de abismo. Así, exactamente así querer o vivir o sepultarse como cuando empiezan a sospecharse las entrelíneas de un destino: entre querer o vivir, sobre silencios finales, con burladero y miedo extraviarse y diminuta la música ser piedra de sombra, el poeta ya una piedra así, o cualquier tontería.
doble horizonte doble horizonte
Lozano
Apolonio de Tyana Manuel Lozano
y el agua es para mí como la tierra firme Poema egipcio del siglo xiii a.c.
Sobre el vasto desierto ha descendido un cántico estremecedor. Todo el ultraje ya es palabra del pasado. ¿Qué abismo de sabiduría persevera hasta el erial en que comen y beben de esta sangre? ¿En qué muro viste crecer la enredadera amarilla que ahoga al prisionero amaestrado bajo tantas clausuras? Yo te traigo la joya de una progenie espantosa, una suma de pétalos agrios, la ilusoria melodía que sólo el jaspe reconoce. Me asomo a la minúscula entrada. Oculta como una breve fisura entre la niebla y el crimen, miras la rosa azul inexpugnable, la migratoria flor de Judea que tus ojos deshabitan donde no me retengo, y que inmolo con todo el luto de mi especie. Lo increado ampara la destronada mansión en que sueñas. Las criaturas hubieron de desprenderse del fruto enardecido hasta purificar la muerte en esa eternidad de un solo instante, eternidad, mi eternidad, vieja ráfaga ebria subiendo en este pozo de las maldiciones. Así quisiste el secreto: ~ La Voz de la Esfinge
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Lozano
Apolonio de Tyana
Manuel Lozano Córdoba, Argentina. Poeta, narrador, crítico literario y ensayista. Cursó estudios de literatura y lingüística en Europa. Es autor de quince libros, entre ellos: Libro de Amenemope (Torres Agüero Editor, 1987), La Línea y el Círculo (Ediciones Corregidor, 1988), Tratado sobre la Rotación de los Encantos (Barcelona, Libros de la Isla Iluminada, 1992), Las Caníbales, Jam Sessiom, El Enigma Silvina Ocampo, Bizancio bajo las aguas (Editorial Sudamericana) entre otros. Ha realizado trabajos de investigación en torno a escritores argentinos y latinoamericanos escasamente conocidos o parcialmente olvidados como Silvina Ocampo, Santiago Dabove, Ramón Doll, Juan Rodolfo Wilcock, Norah Lange, Nydia Lamarque, Delmira Agustini, y María Luisa Bombal. Ha escrito ensayos de carácter filósofico sobre los empiristas ingleses, Baruch de Spinoza, Miguel de Unamuno, Georges Bataille y Pierre Klosowsky.
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suspendido entre los vahos de la pócima letal, chocando contra las trampas de la perduración. Un sudario de crines dejas a tu paso. ¿Quién horada hasta el eco, interroga a su aviesa agonía con fábulas de amor, tan sólo súplicas? Las caravanas se detienen. Zumban abejas en la boca del druida. Nadie enciende candiles para mí en el refugio de crepúsculos y noches que son la Historia. ¿Cuándo el vítreo final, la engañosa bandada de colibríes sobre el cuerpo yacente? ¿Y aquellas feroces dinastías de mi visión, esculpidas con la certeza de las lluvias de Urduk? ¿Fue feliz el que estuvo? ¿Era mi cuerpo un lenguaje anterior a la palabra, o apenas el héroe vacilante —pantera vacilante— entre los hierros de su prisión a solas? Nadie se aleja ni espera por mí, por él, por el que fui antes que dios, antes que el remotísimo esplendor de una corona sepultada en la hierba.
~ La Voz de la Esfinge
doble horizonte doble horizonte
Gómez
Whitman habla del ocio Avelino Gómez Guzmán
Entonces era fácil doblar el mar como un pañuelo. Presumirlo en la solapa de la ropa cotidiana. Porque la belleza me consentía y cada verso Era ola detenida en su tambor de piedras. Pero a los veinte y a los veintinueve también era flojo. La pereza llovía en mis puños cerrados Mientras el cardumen de imágenes nadaba en los ríos de mi garganta. En ese entonces, ya hubiera escrito la gran obra. La extensa oda que tocara los puntos del mundo. El poema que enseñara a los árboles a caminar. La canción tejida con secretos y alaridos. Ya desde esa fecha yo hubiera dado a la noche la oración exacta para poner el día de rodillas. Pero la pereza, cual amante, exige también atenciones. El poeta que era, que soy, que seré, necesita de ella Para poner en orden las pasiones y el silencio. ¿Quiénes, sino los poetas, pueden tener al ocio de mascota?
~ La Voz de la Esfinge
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Gómez
Whitman habla del ocio
Así pues, con el gato del descanso echado en mis piernas, Ahora, a los treinta y siete años de edad Y gozando de una salud perfecta, empiezo mis cantos...
Avelino Gómez Guzmán Manzanillo, Colima, 1973. Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Colima en el periodo 1996-1997. Ha publicado en revistas y periódicos locales, así como en Tierra Adentro. Tiene publicada la plaquette Pleamar (Secretaria de Cultura del Gobierno del Estado de Colima, Ayuntamiento de Manzanillo) y El agua y la sal (Fondo Editorial Tierra Adentro) el cual obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 1997.
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~ La Voz de la Esfinge
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Contreras
Declaración de odio Nadia Contreras
Nunca le dijiste cuánto lo odiabas, Cuántas veces estuviste a punto de darle Un tiro en la cabeza. Su cansancio era tu condena, Olga Lucía. Mirarlo sobre la cama, Los ojos hinchados, las piernas; Mientras él sin ternura ni piedad Hurgaba en tu sexo. Te hubiese gustado acortar las distancias, Decirle que eras tú quien estaba En el centro de la tormenta, Mostrarle tu cuerpo penetrado sin cesar Gota a gota de tu sangre. Pero tu padre nunca estuvo allí. Sólo tú frente al espejo, Sabiéndote sucia más allá de la muerte.
Nadia Contreras Quesería, Colima, 1976. Tiene publicados los libros de poesía Retratos de mujeres (1999), y Mar de cañaverales (2000. Recibió mención honorífica en el Premio Nacional Elías Nanino 2001 con su poemario Lo que queda de mí, que en breve será publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro.
~ La Voz de la Esfinge
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La seducción en «La mujer de nadie»
representación de la mujer en el cine mexicano de los años 30 Roxana Foladori Antúnez
Los estudios que se han hecho respecto a la representación de la mujer en el cine mexicano colocan a ésta, y a la imagen que de ella se ha dado, en una posición de víctima del varón, subordinada a él. Habría mucho que decir desde esta línea «reivindicatoria»; el cine mexicano de los años 30 ofrece gran cantidad de imágenes, listas para ensanchar las filas del discurso feminista que se defiende del «poder masculino» y pretende develar todas aquellas formas en las que éste se manifiesta, con el argumento de la búsqueda de la igualdad como finalidad. En este tablero vamos a iniciar el juego con otra ficha. De acuerdo con Michel Foucault, el poder1 actúa como redes de acciones y resistencias, no es únicamente represivo ni monolítico, ni está centralizado por un individuo o una institución; desde esta perspectiva, vale pensar que la mujer ejerce su poder de alguna manera, cualquiera que sea la situación en la que se encuentre. En el turno siguiente, Michel de Certeau diría que «incluso en los lugares donde se le aplaque o se le oculte, reaparece bajo otra forma»2, poniendo en 1 2
La microfísica del poder. La cultura en plural, p. 24.
Roxana Foladori Antúnez Estudia actualmente el doctorado en Historia del Arte en la UAEM. Imparte clases en la carrera de Comunicación en la Universidad American. Obtuvo su título de Licenciatura en Comunicación Social en la UAM-X en 1998, al año siguiente cursó el diplomado «Cine: Arte y Comunicación», impartido por la UAM-A y Cinemanía.
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tela de juicio la inexistencia del poder femenino, que más bien se presenta y representa camuflado, metamorfoseado, adaptándose a los mecanismos explícitos o sutiles de represión que en determinado momento pretendan oprimirlo, siempre saliendo a flote, presentándose de «otra» forma. Pero ¿cuál es esa otra forma?, ¿cómo reconocerla, si de entrada es ya «otra», y cuando sea identificable reaparecerá de manera diferente? En esta ocasión se ha seleccionado una película de la década de los 30, La mujer de nadie, que por sus características es representativa en cuanto permite ejemplificar el concepto que Jean Baudrillard explica en su texto De la seducción. La mujer de nadie, 1937, de Adela Sequeyro, es la única cinta escrita, producida, dirigida y actuada por una mujer en los años 30; se bosqueja la hipótesis de que esto pudiera ser hasta cierto punto determinante en el tratamiento visual y en la concepción del juego de seducción que se pone en escena. La mujer desde la seducción Julia Kristeva plantea radicalmente la inexistencia de la mujer: es lo contrario al ser, lo innombrable. En esa misma lógica ella, Luce Irigaray y Lacan3, coinciden en la idea de que lo femenino no puede 3
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Véase Márgara Millán, Derivas de un cine en femenino, p. 28.
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ser «hablado», es decir, estructurado como lenguaje. El lenguaje opera de acuerdo con una economía masculina de las representaciones, por lo tanto es masculino. Si lo femenino no está en el lenguaje y no puede ser estructurado, ¿entonces dónde está?, ¿dónde se busca, dónde se halla; acaso lo femenino está en otra parte? ¿Allí radica su fuerza, porque nunca está dónde se piensa? ¿Si no se produce nunca, entonces tampoco está nunca allí donde se produce? En este orden de ideas, en el cine mexicano de los años 30 es también la parte masculina la que domina e institucionaliza el discurso, la que lo articula y nombra. Por lo tanto, cabe también preguntarse si no es a su vez este saber cinemático, el mecanismo por el cual la mujer en cuestión accede al lenguaje, es decir, a través de este discurso que al nombrar la nombra y crea. Partamos de que «el poder» controla el universo de lo real, ¿podría la seducción4 que expone Jean Baudrillard, ser quien dominara el universo simbólico, poblado de diversas estrategias de apariencia y de artificio, que pueden además ser reversibles? Partiendo de que «la razón» pertenece a «lo masculino», habría que estudiar desde dónde se tiene que pensar la seducción. Baudrillard la concibe como aquello que se opone radicalmente 4
Véase Jean Baudrillard, De la seducción.
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a la anatomía como destino, analogando a la mujer al principio de incertidumbre. ¿Cómo podría entonces dominar, incluso someter «el poder» a un espacio no de deseo sino de juego y desafío, a una fuerza dominante, no como sexo sino como forma transversal, secreta y virulenta de la no-sexualidad? ¿Puede, por otra parte, la seducción ser seducida, o en este supuesto de apariencias haría como si fuera seducida, pero sin serlo, siendo incapaz de serlo? Aún desde su condición de «víctima» o de «subordinada», desde su género y el contexto histórico que lo determina, ¿cómo ejerce su poder la mujer del cine de los años 30, en tanto representación? Suponiendo que su poder sea la seducción, habría que estudiar cómo este mecanismo se pone en imágenes, explicitar a qué, a quién y cómo seduce. Seducción en La mujer de nadie En La mujer de nadie5 Ana María huye de los maltratos de su padrastro, se desmaya bajo la lluvia y es Sinopsis del film obtenida de García Riera, Emilio, Historia Documental del Cine Mexicano, 1929-1937, Vol. I., Universidad de Guadalajara, México, 1992.
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recogida por tres bohemios que la llevan a la casa donde viven. Ella arregla el hogar e inspira con su presencia al poeta Leonardo, al músico Rodolfo y al pintor Marcelo. Ana María es feliz viviendo con los tres hombres que la aman y la respetan, muestra cierta preferencia por Marcelo, lo cual trae fricciones a la relación de los tres amigos que siempre se habían tratado como hermanos. Ana María decide marcharse sin avisarles previamente, sabe que así ellos volverán a ser tan camaradas como antes, se los hace prometer antes de mandarlos por los alimentos de la cena. En una escena los tres amigos discuten quien cederá su cama a Ana María, optan por hacer una rifa con bolitas de papel. Mientras tanto, a unos cuantos metros de distancia, la mujer se muda de ropa tras una sábana que los bohemios habían colocado a manera de vestidor. De repente el perdedor de la rifa, enojado, vuelve la mirada hacia donde yace la mujer, ve su cuerpo desnudo a contraluz a través del género. El pintor argumenta que el cuerpo de una mujer no es para miradas profanas como la de su compañero, sino ~ La Voz de la Esfinge
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para artistas como él; pero sus camaradas refutan que ellos dos son tan artistas como él, entonces se sientan juntos frente a la chica, dispuestos a contemplarla. Jaques Derrida6 considera que para seducir y para no dejarse seducir hay que mantenerse a distancia, porque precisamente la seducción de la mujer opera a distancia, es ése el elemento de su poder. De ese encanto hay que mantenerse a cierta distancia, no sólo para protegerse de esa fascinación sino también para poder experimentarla, como lo hacen los bohemios al sentarse frente a Ana María para mirarla. En otra escena, el mecanismo operante es el mismo. Marcelo pinta un cuadro donde Ana María es su musa y el motivo principal de su obra. Él se encuentra a unos metros de ella, allí tiene su propio control, pero de pronto se acerca para acomodarla. La posición en la que la mujer se encuentra sentada deja ver sus piernas desnudas, y al estar él frente a la chica, pareciera que le resulta inevitable besarle suavemente la rodilla. Al romper la distancia con la mujer transgrede el pacto implícito entre los tres camaradas. Ese acto es el detonador de las fricciones que se presentarán entre ellos, a partir de ese momento se tensan las relaciones entre los personajes. 6
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Jaques Derrida, Espolones los estilos de Nietzche, p. 33.
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Puede apreciarse visualmente en La mujer de nadie que Ana María es pretendida en igual medida por los tres artistas, y ella, corresponde al amor de los hombres, aunque al final, deja entrever una sutil preferencia por Marcelo, el pintor, no manifiesta elección de manera abierta. Sin embargo, la mujer no toma partido por ninguno de sus pretendientes, como los mosqueteros, ella es de los tres y los tres son de ella. De acuerdo con Jean Baudrillard y Marc Guillaume7, en la seducción no se trata del deseo, sino de un juego con el deseo; el juego implica una perfecta reciprocidad de los participantes, de la alteridad y la complicidad. «La seducción vela siempre por destruir el orden de Dios, aún cuando éste fuese el de la producción o el del deseo», es allí «donde seducción y feminidad se confunden»8. Ana María comprende que ella ha sido el motivo por el cual los amigos son ahora rivales y se han distanciado, entonces decide alejarse sin comentarles nada, con la pretensión de destruir su propia fuerza para que el orden vuelva a instaurarse. La seducción es también un «juego movedizo, donde es falso suponer que sólo es una estrategia sexual. Más que nada estrategia de desplazamiento, de desviación de la verdad del sexo».9 Jean Baudrillard y Marc Guillaume, Figuras de la alteridad, p. 114. Jean Baudrillard, De la seducción, p. 10. 9 Idem, p. 27. 7
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Cuando coinciden los cuatro en la casa, la mujer se pone a llorar de espaldas a la chimenea, acto irresistible para los hombres, le suplican que deje de hacerlo pues no soportan verla sufrir, ella sigue llorando hasta que Rodolfo afligido le dice «pídenos lo que quieras», los otros dos están de acuerdo, «lo que quieras» expresan haciéndole eco a su compañero y se acercan a ella. Con su llanto, Ana María desvía la dinámica de indiferencia y de tensión entre los hombres que hasta ahora se había manifestado. La mujer les toma las manos y las junta, les hace prometerse amistad por siempre, que nada ni nadie los separará. Los hombres, sin tener de otra, aceptan la petición de la mujer, aquí «lo femenino no es lo que se opone a lo masculino, sino lo que seduce a lo masculino»10. Cuando las relaciones vuelven a entablarse a través de un fraternal pacto simbólico que gestiona Ana María, las lágrimas de ella cesan y se dibuja en su rostro una sonrisa, como si nada hubiera acontecido y el llanto hubiese sido parte del acto de seducción, mero artificio. Asemejando lo femenino con la seducción, Baudrillard dice que «no es siquiera subversivo, es reversible»11. Vuelto el aparente orden Ana María los apura, mandándolos por las provisiones de la cena, mienIdem, p. 15. 11 Idem, p. 23 10
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tras ella se queda en casa para poner la mesa y cortar el pan. En la puerta despide a cada uno con un tierno beso, a Marcelo, que es el último en salir, lo besa suavemente en la boca. Ellos se marchan complacidos sin sospechar nada, sin conocer la verdadera decisión de Ana María, ese es su secreto, y gracias a que lo guarda la seducción funciona. Ana María cierra la puerta y se recarga en ella, su elección parece dolerle sobremanera, pero sabe que es la mejor para los tres hombres con quienes ha compartido momentos de felicidad y también para ella, pues su decisión es no optar por ninguno, ser la mujer de nadie, aunque se manifieste una clara preferencia por el pintor. Escribe entonces una breve nota que deja recargada en un candelabro que yace sobre la mesa, sólo ella conoce lo que puso allí, los personajes se enterarán al regresar, pero el espectador no lo sabrá12, el deseo de la mujer será siempre un enigma para el público. Al partir, Ana María pasa por la fiesta de la vendimia, lugar a donde los bohemios fueron a comprar las provisiones, pero se esconde entre la multitud para no ser vista por ellos. Después se ve a la mujer caminando de espaldas por una vereda que asemeja a un muelle, imagen que evoca de inmediato a La mujer del puerto13, donde RosaLauro Zavala le llama sorpesa, cuando el espectador ignora algo que el narrador y los personajes sí saben. Ver Permanencia voluntaria. 13 La mujer del puerto, México, 1933; dir. Arcady Boytler, intérpretes: Andrea Palma y Domigo Soler, entre otros. 12
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rio, se suicida después de saber que ha cometido incesto con su hermano. Pero en este caso no se ve ni se sabe nada del rostro de Ana María, como el escrito que deja sobre la mesa, se desconoce su expresión; su mirada, sus emociones y su deseo continúan siendo su secreto. La escena termina cuando ella está de espaldas a mitad de cuadro, no se detiene, sigue caminando entre el agua en la cual se pierde, como si fuese la primera en precipitarse en ese abismo superficial que es, como para Narciso, su propio reflejo. A manera de conclusión En La mujer de nadie se puede pensar claramente a la seducción como el ámbito de poder en el que se desenvuelve la mujer, en este film se aprecia una clara relación entre la capacidad de seducir y la posibilidad de elegir, de tomar decisiones. Sequeyro, única directora del cine mexicano de ficción en los años 30, parece representar al género femenino desde una óptica muy particular. Lejos de ser la subordinada o víctima de los hombres y de las situaciones, es la mujer quien decide 36
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su vida y su destino. Adela Sequeyro, bosqueja ya esta imagen femenina, en la mujer narcisista, en cuanto que ésta se basta a sí misma, y, como cinemáticamente puede apreciarse, no sólo se halla lejos de envidiar al varón, sino que sólo pide ser deseada por él. Baudrillard opina al respecto que «la mujer ‘tradicional’ no estaba ni reprimida, ni incapacitada para el goce: se sentía bien en su estatuto, no estaba en absoluto vencida, no era en absoluto pasiva, y no soñaba forzosamente con su ‘liberación’ futura. Son las almas benditas quienes ven retrospectivamente a la mujer alienada desde siempre y después liberada en su deseo»14. La prensa mexicana15 de la época, puso especial atención al film de Adela Sequeyro, entre otras cosas, por ser una mujer quien lo dirigía; el periodista Xavier, en el Anuario 1938 de El Cine Gráfico, comentó que: «Desde el punto de vista psicológico, la trama de La mujer de nadie no pudo idearse con tanta sutileza por un hombre, ni un hombre pudo diriJean Baudrillard, De la seducción, p. 25. Artículos recopilados, ver Eduardo de la Vega y Patricia Torres, pp. 203-212. 14 15
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gir el gesto de los actores con esa elegancia y ese espiritualismo sentimental [...] Adela Sequeyro se asienta sobre unas bases auténticamente sólidas que sólo a fuerza de cultura y de inteligencia podrían lograr los supuestos valores masculinos que creen dirigir acertadamente las producciones nacionales.»16 Adela Sequeyro, desde 1924 colabora en varios diarios nacionales bajo el seudónimo de Perlita, para 1934, cuando escribe el argumento de La mujer de nadie17, con José Eduardo Pérez, lleva ya 10 años de formación periodística, con dos temáticas recurrentes: el cine y la mujer; además de haber entablado relación con el grupo de los estridentistas y de haber participado como actriz en varias películas mudas y sonoras. El trabajo fílmico de Adela Sequeyro ha sido escasamente difundido, y aunque escribió los argumentos de Más allá de la muerte, La mujer de nadie, Diablillos de Arrabal y Trágico dilema, no está legitimada como la pionera del cine de ficción Aunque también en Estados Unidos, Harry T. Smith, en The New York Times (7 de febrero, 1938), opinó al respecto que: «Por supuesto que tal historia no es nada nueva. Pero ciertamente, Hollywood difícilmente hubiera dado una solución a la trama como la que ofrece Perlita, ni hubiera manejado la situación tan tiernamente.» 17 Si bien los periodistas de la época encontraron cierta analogía con Anybody’s Woman, 1930, de la pionera del cine norteamericano Dorothy Arzner, el argumento no tiene que ver en absoluto con la idea planteada por Adela Sequeyro para La mujer de nadie, aún cuando el título evoque la producción de Arzner. 16
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mexicano, el reconocimiento es para Matilde Landeta, quien a partir de los años 40 empezó a dirigir. Cabe señalar que como se ha visto en La mujer de nadie, lo relevante de la obra de Sequeyro, no son las historias ni las temáticas tratadas, sino, la representación que hizo, de manera consciente o no, del género femenino, no como aquello que se opone a lo masculino, sino, como dice Baudrillard, lo que lo seduce. Bibliografía • Certeau, Michel, La cultura en plural, Nueva Visión, Buenos Aires, 1999. • García Riera, Emilio, Historia Documental del Cine Mexicano, 1929-1937, Vol. I., Universidad de Guadalajara, México, 1992. • Baudrillard, Jean, De la seducción, Cátedra, Madrid, 1998. • Baudrillard, Jean y Marc Guillaume, Figuras de la alteridad, Taurus, México, 2000. • Derrida, Jacques, Pre-textos, Valencia, 1981. • Freud, Sigmund. «Introducción del narcisismo», en Obras Completas, tomo XIV (1914-16), Amorrortu, Buenos Aires, 1990. • Foucault, Michel, Microfísica del Poder, La Piqueta, Madrid, 1992. • Millán, Márgara, Derivas de un cine en femenino, pueg/ Porrúa, México, 1999.
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La seducción en «La mujer de nadie»
• Varcálcel, Amelia, La política de las mujeres, Cátedra, España, 1997. • Vega Alfaro, Eduardo de la y Patricia Torres San Martín, Adela Sequeyro, Archivo Fílmico Agrasánchez y Universidad de Guadalajara, México,
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2000. Mujeres del cine mexicano. Zavala, Lauro, Permanencia Voluntaria: El cine y su espectador, Universidad Veracruzana y UAM-X, Xalapa, Ver., México, 1994
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No estoy dispuesta a renunciar a nada para hacerme agradable a los ojos de cualquier imbécil Luis García entrevista a Almudena Grandes
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on cuatro novelas a sus espaldas y un libro de relatos, Almudena Grandes ha pasado a ser un firme valor dentro de un panorama literario más necesitado de autores jóvenes consolidados que de jóvenes promesas. Almudena irrumpió en 1989 con Las edades de Lulú, Premio Sonrisa Vertical aquel año, y novela que fue seguida con puntualidad británica por Te llamaré Viernes (1991), Malena es un nombre de Tango (1994) y Atlas de geografía humana, además de una incursión en el relato corto con Modelos de mujer. Ahora, y nuevamente fiel a su estilo, presenta Los años difíciles, y mentiría si no dijera que se trata de una novela esperada con expectación, y de una obra en la que es fácil intuir la impronta de las anteriores pero también las diferencias que marcan su madurez como escritora.
—Una pregunta que seguro habrá contestado en infinidad de ocasiones. ¿Se arrepintió en alguna ocasión de haber escrito Las edades de Lulú? —No. No me he arrepentido nunca, al contrario. Siento mucha gratitud por aquel libro, que ha hecho por mí lo que pocos libros han hecho por sus autores. Además, Las edades de Lulú me sigue gustando, me sigue pareciendo un buen libro, el mejor que podía haber escrito cuando lo hice. Me parece que está muy mal escrito, que incluye un exceso de adverbios de modo y algunas cursilerías que ahora le quitaría, pero nunca renegaré de él.
Luís García Español. Colaborador a través de críticas literarias, reseñas y entrevistas de las publicaciones literarias Clarín, Lateral, El Cobaya, El Péndulo, así como El Diario de Ávila en su edición dominical, y el periódico mensual Nosotros los Mayores, en el que se dedica al comentario de fotografías antiguas bajo el título de El Observador. Subdirector del portal de internet www.literaturas. com. Es autor de una amplia obra en prosa y verso, que se han publicado en las revistas Fábula, editada en La Rioja, El Cobaya, editada en Ávila, La Pluma y el Tiempo, editada en Málaga por el CEDMA, y en los suplementos La Mirada y El Mirador. Próximamente aparecerá su primer libro de relatos por la Editorial El Toro de Barro.
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—¿Confía en quitarse algún día el peso de ser la autora de Las edades de Lulú?. Porque usted siempre será recordada como tal... —No estoy tan segura de que vaya a ser siempre recordada como tal. Yo creo que Malena... rompió el maleficio. De todas formas, no me preocupa porque no siento el éxito de Lulú como un peso. Y además, tradicionalmente, los escritores suelen ser asociados a un título que con frecuencia es el primero, pero eso no significa que sus lectores dejen de valorar el resto de su obra. La verdad es que esto me da igual. —Malena es un nombre de tango sorprendió por su capacidad narrativa. A pesar del éxito (con película incluida) ¿no cree que fue injustamente tratada? —Pues no, no lo creo. Me ha debido pillar usted en mi día optimista. Malena fue una novela muy gratificante para mí, sobre todo porque durante mucho tiempo, la única persona que creyó en aquel libro fui yo. Parecía una novela excesiva, que mezclaba géneros, que incluía un elemento tan fuera de moda como una saga familiar, que era muy larga... Y sin embargo, sedujo a muchos lectores desde el primer momento, y yo creo que hasta ahora es considerada como mi novela más representativa. Pero además, en general, tuvo buenas críticas, quizás no tanto de salida, pero ahora es un libro comentado y estudiado en las 40
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universidades, dentro y fuera de España, y hay muchos lectores que lo adoran. Yo estoy contenta con todo eso. —Se lo pregunto porque la calidad que atesoraba debiera haber sido suficiente como para que Lulú pasara a la trastienda, y para que se rindieran aquellos que criticaron su Te llamaré Viernes... — ¡Ah! Esto tendría que haberlo leído antes... Y sin embargo, creo que fue un poco eso lo que ocurrió, aunque a lo mejor no se percibió tanto entonces, cuando salió el libro, sino después. Malena... suele citarse como la novela que me consagró literariamente, y yo creo que fue así. Tal vez Las edades...,que curiosamente ahora está empezando a ser revisada, y revalorizada, y hasta ensalzada, aunque parezca mentira, por buena parte de la crítica, desconcertó demasiado al público lector del 89. Te llamaré Viernes tuvo que pagar por el éxito de su hermana mayor, y yo creo que sí fue injustamente tratada —de hecho, es como mi patito feo—, pero volvió a desconcertar, porque no repitió el modelo de Lulú. Quizás, Malena fue el primer libro que advertía claramente de mis intenciones y eso también fue sorprendente, pero yo creo que la obligación de un escritor es sacar los pies del plato, desconcertar y arriesgar, y eso es lo que yo he hecho siempre.
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—Su carrera literaria va in crescendo ¿soporta bien el vértigo del éxito? —Procuro tener presente la perspectiva del fracaso, para no caer en ilusiones ópticas. Por lo demás, yo soy muy dura conmigo misma, me exijo mucho, y cuando empiezo a escribir un libro procuro perder el mundo de vista. Eso, y la conciencia de que el éxito es siempre un bien azaroso y frágil, ayuda bastante. —¿Y el del escritor que acaba una novela y se ve presionado para entregar otra en un plazo razonable de tiempo? —Ese lo soportaría muy mal. Tan mal que desde el principio he procurado eludirlo. Por eso publico en una editorial como Tusquets, que es independiente y hasta pequeña, dentro de las grandes. Porque me permite mantener una relación «a la antigua» con mis editores. Ellos no hacen publicidad en televisión, no contratan comefuegos para las presentaciones, no me montan giras por toda Latinoamérica, pero, a cambio, y eso es lo que de verdad me importa, no me presionan jamás, no me dicen lo que tengo que escribir, y no me agobian. Es todo un pacto entre caballeros, y no lo cambiaría por otra clase de relación editorial. —Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, novelas con protagonistas femeninas. ¿Le asustan las comparaciones?
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—Malena y Atlas son novelas distintas. La primera es una novela de formación de un personaje, y al mismo tiempo una saga familiar, un juego de espejos generacionales a través de los que la protagonista va avanzando por el mundo y madura finalmente como persona. Es una novela escrita en una primera persona muy fuerte, la voz de una mujer con rasgos de heroína, que está sola y lucha sola con el mundo. Atlas es muy diferente. Sus personajes son mujeres ya casi maduras, atrapadas en un conflicto de edad, que es también de identidad. En todo caso, las comparaciones ni me asustan ni me dejan de asustar. La historia de la literatura está repleta de nombres de autores que escribieron todos sus libros alrededor de un protagonista masculino y a todos los lectores —yo incluída— nos parece normal y natural. No creo que por el hecho de escribir acerca de mujeres cambien las reglas del juego. —¿De donde nace Los años difíciles? ¿Cuál es su génesis? —Desde que llegué a la bahía de Cádiz, que es donde paso los veranos, supe que algún día escribiría algo sobre los vientos. Porque es un tema tremendamente literario. Los gaditanos mantienen una relación especial, casi pagana, con el levante y el poniente, que son los vientos que gobiernan su vida. Por eso, las casas allí no están rodeadas por una verja, o por un seto, sino ~ La Voz de la Esfinge
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por muros compactos de más de un metro y medio de altura. En algún momento, aquellas casas me parecieron unos escondites ideales y empecé a pensar a qué clase de gente escondería yo allí. Esa es la génesis de la novela. —¿Qué pueden encontrar de nuevo los lectores de Almudena Grandes en Los años difíciles con respecto a sus anteriores novelas? —Yo creo que en este libro hay muchas cosas nuevas, porque para mí fue el final de una etapa. Es nueva la atmósfera de la novela, que se distancia bastante de mi vida real, los conflictos que se plantean y hasta el perfil de los personajes. Sin embargo, es también una novela de la memoria, y una novela de la supervivencia, y en eso se parece a las anteriores, lo cual no deja de ser tranquilizador para mí. —Acostumbra a crear y perfilar personajes femeninos, y sin embargo en Los años difíciles cambia de registro. ¿Tanto le cuesta escribir desde un punto de vista masculino? —El punto de vista masculino no tiene nada que ver en esto. Ya le he dicho que para mí empieza una etapa nueva, porque mis cuatro novelas anteriores, sin que yo me diera mucha cuenta al ir escribiéndolas, resultan casi cuatro miradas diferentes sobre el mismo mundo: mi mundo, mi ciudad, mi generación, los conflictos sexuales, sentimentales, ideológicos, morales, propios de la 42
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gente que se me parece. Y eso se acabó. Agoté ese filón, ya no tengo nada nuevo que contar. Antes de ahora, en mis novelas, digamos, de tipo testimonial, me resultaba mucho más fácil adoptar un punto de vista femenino, porque mi propia memoria era el origen de la ficción. Ahora no ocurre eso. Los aires... es mi novela más intensamente de ficción, y Juan Olmedo estaba en ella desde el principio. Esta es, desde el principio, su historia. Y no me ha costado más trabajo deslizarme en él que en Sara Gómez. De hecho, por su carácter, Juan se me parece más que Sara. —¿Le costó meterse en la piel del protagonista? Porque no sólo es hombre, también mantiene un tipo de vida un tanto licenciosa... —Ya le he contestado que no, pero permítame que le haga a mi vez una pregunta. ¿Cómo es posible que, después de siglos y siglos durante los que escritores varones han escrito sobre la maternidad, sobre el sufrimiento de las madres ante los hijos ausentes, sobre la irracionalidad de las pasiones femeninas, sobre Fortunata, sobre Ana Ozores, sobre Ana Karenina, sobre Emma Bovary, etc, etc, etc. sea tan sorprendente que Juan Olmedo vaya de putas? A mí me parece una actividad bastante fácil de comprender. Mucho más raro es lo otro, y, que yo sepa, no le llama tanto la atención a nadie. En todo caso, este es un tema, en mi opinión, carente de importancia.
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—Cuando entregó a los lectores Atlas de geografía humana, insinuaba que su filón narrativa se estaba acabando. ¿Siente ahora lo mismo al presentar Los años difíciles? —Ahora lo que me ocurre es que, de nuevo, no sé cuál será mi próxima novela. Esto no me había pasado nunca hasta que acabé Atlas, y me dio bastante pánico, pero, dado que he podido escribir ésta, supongo que seré capaz de escribir otra, aunque todavía no tengo ni idea de qué novela será. —¿Para quién escribe realmente Almudena Grandes? —Escribo para mí, para la lectora que yo soy. Si no soy capaz de conmoverme a mí misma, de emocionarme, de hacerme reír... ¿Cómo voy a ser capaz de convencer a nadie? —¿Cree que existe una literatura de mujeres, escrita por mujeres, para mujeres? —Yo creo que escribir es mirar el mundo, y construir una obra literaria es dar una versión personal de ese mundo. Y el escritor no dispone de nada más que de su memoria para crear mundos de ficción. Y en la memoria, las experiencias y las fantasías y los sueños y las pesadillas de un ser humano conviven en cierta caótica armonía, para hacerlo diferente de los demás seres humanos. El género forma parte de esos atributos de la memoria, ayuda a definir a una persona. Pero no es el único factor,
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al contrario. Los seres humanos somos un conjunto casi inabarcable de atributos. A partir de ahí, es posible que algunos aspectos, algunos detalles del mundo, no sean iguales para un hombre y para una mujer —lo que por otra parte no significa, ni mucho menos, que todos los hombres y todas las mujeres reaccionen igual ante ellos—, pero eso no vale para dividir el mundo por la mitad. Es posible que la realidad no sea la misma para un hombre y para una mujer, pero la diferencia es mucho mayor cuando la miran una mujer pobre y una mujer rica. La escritura tiene género, pero también edad, nacionalidad, color, carácter, etc. Y yo creo que el género es, básicamente, un accidente. Los hombres y las mujeres nos parecemos muchísimo, en mi opinión. Si me molesta que se hable de literatura femenina es porque nadie habla jamás de literatura masculina, porque se asume alegremente que la gran literatura es masculina, y ya está. Eso me parece injusto. Por lo demás, si se me clasifica como escritora femenina, se me tiene que clasificar trambién como escritora morena, alta, madre de un hijo y una hija, primogénita de cuatro hermanos, etc., porque todo eso soy —Los últimos Planetas así parecen insinuarlo... —Los premios Planeta no tienen nada que ver con la literatura, ni escrita por mujeres ni escrita por hombres. ~ La Voz de la Esfinge
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—Sin embargo lo que nadie duda (es estadística) es que el espectro de la población que más lee son las mujeres. ¿A que cree que es debido? —Yo creo que vivimos tiempos de descrédito de la ficción. Entre las capas más cultas de la población, en los centros de opinión y todo eso, hay muchas personas que repiten que no tienen tiempo para leer novelitas, que ellos leen sólo teoría, filosofía, ciencias humanas... Y la mayor parte de esa gente son hombres —aunque también hay mujeres, por supuesto— y se equivocan. La novela enseñó a pensar a la población europea en el siglo xix y sigue siendo un argumento excelente para reflexionar sobre el mundo. La literatura se ha dejado a los hombres por el camino y habría que recuperarlos, porque eso no es un mérito de las mujeres sino un problema para la propia literatura. —También arrastra tras de sí la imagen de feminista. ¿Cree que la perjudicó en su carrera literaria? —Nunca he sido feminista en un sentido estricto del término, y aún más, nunca jamás he creído decir que lo fuera. Lo que ocurre es que soy una mujer, y soy tan ambiciosa como cualquier hombre. Si eso es ser feminista, me parece estupendo, y entonces sí que lo soy. Lo mismo ocurre si de lo que se trata es discutir la igualdad. Frente a un machista, desde luego soy feminista, pero
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no siento la necesidad de parapetarme continuamente tras ese adjetivo. ¿Si me ha podido perjudicar? A lo mejor. Pero no estoy dispuesta a renunciar a nada para hacerme agradable a ojos de cualquier imbécil. —Ahora que han pasado casi catorce años, ¿siente la tentación de retomar el género erótico? —Yo creo que, a la hora de escribir una novela, lo primero que hace falta es tener una historia que contar. Después, la historia te ayuda a encontrar el camino para contarla. A mí no me ha vuelto a suceder, si me sucediera, volvería a escribir un libro erótico, desde luego. A estas alturas, lo tengo muy fácil. —¿Qué piensa preparar en el futuro? ¿Volverá al relato corto? —Tengo esa intención, sí. Si no se me cruza una novela de un día para otro, el próximo libro de narrativa que publicaré será de cuentos. Tengo tres que me gustan mucho, y me gustaría escribir otros tres, por lo menos, para publicarlos inéditos. De momento, mi proyecto más inmediato es escribir teatro. Estoy adaptando un cuento mío al teatro. Nunca lo había hecho antes y estoy muy contenta e ilusionada, aunque no sé cómo me saldrá al final.
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Invitación a la lectura* Antonio Alatorre ntes que nada, quiero decir que los organizadores de este Seminario en torno al Fomento de la Lectura, no me conocen bien: soy un poco despistado, pero siguieron como si yo estuviera enterado de la existencia de esto. Lo que seguramente me dijeron los organizadores, es que se trataba de un Seminario de Fomento a la Lectura, pero lo que mis oídos captaron fue algo más simple: La Feria del Libro. He sido testigo de la Feria en otras ocasiones. Entonces pensé: «Feria del libro y algo que se llamará invitación a la lectura», pensé eso, en esas turbas que vienen a la Feria más noble, que es la del libro, donde se adquieren libros, y en donde hay una conferencia que se llama invitación a la lectura,
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o sea, ustedes vendrán a ver qué cosa es el libro, y si vale la pena, y yo les diré sí, vengan, lean libros. Sin embargo, el día de mi llegada, hablé con una de las organizadoras y le pregunté si el público era esta gente que llega como novata a comprar su libro, buscando una idea; ella me dijo que no, que la gente que asistía a este evento, eran los que se dedican profesionalmente a fomentar la lectura. Pensando en otras cosas, pienso que sí, yo también soy promotor, fomentador de la lectura, pero no profesionalmente; digamos que cuando leo El desafío de la biblioteca escolar como generador de metodología en la estimulación lectora, siento un escalofrío por toda la columna vertebral: yo no ando allí. Me doy cuenta de toda esta variedad de enfoques de metodología, pero ahí estoy completamente mudo, de manera que esta conferencia, no es
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precisamente una conferencia, sino ideas que se me ocurren para hablar con ustedes en lo que tenemos de común como fomentadores de lectura. No sabía que existiera esta reunión y que es la segunda vez que se organiza y además con estas dimensiones, lo que me parece muy lógico. Estoy seguro que en ninguna comunicación nadie va a salir con la novedad, por ejemplo, que la lectura tiene un gran enemigo en la televisión, eso lo sabe todo el mundo: ya los niños no leen por causa de la televisión y ahora con los demás avances, con todo lo que se hace con la computadora y las demás maravillas electrónicas, cada vez nos resuena más la voz de los profetas de McLuhan; la era de Gutemberg que llega a su fin y las campanas que doblan a muerte porque el libro desaparece; cuántas veces he oído decir eso: la gente ya no lee, por eso me parece lógico que se hayan
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tomado medidas al respecto, que haya en los ministerios de educación esta situación de alarma; todo eso es comprensible, una alarma diría yo, que no puede haber nacido sino de gente que lee, porque solamente un lector puede apreciar cuánto se pierden los que no leen. Pienso que ahí somos hermanos, y no conozco ningún promotor de lectura que no sea lector. Pensar en lo que se están perdiendo, es algo que siento como muy mío, muchas veces he padecido este sentimiento cuando estoy leyendo algo terrible en inglés o en francés. Me sucede a menudo en inglés: estoy leyendo algo que me está fascinando, un poema por ejemplo, e inmediatamente una parte de mí me dice traducir; de pronto, no solamente leyendo, sino traduciendo, estoy pensando en los que no saben leer inglés y que debieran conocer esta poesía. Desde ese momento mi mentalidad es hacer llegar a otros algo interesante que no pueden conocer por no saber inglés.
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Algo que no les deseo a los promotores de lectura, es que ocupen todo su tiempo en lecturas técnicas, digamos, y se olviden de que existen Cervantes, Dostoievsky, Borges, Homero, libros como las Mil y una Noches. Me declaro un lector empedernido. Arreola tiene un oído muy especial para los títulos bonitos y también tiene un libro de Jean Polan llamado La lectura es un vicio que nadie castiga. Hay en la sociedad muchos vicios, el de borracho, el de escandaloso, y los vicios de la lectura tan campantes. Esta obra es un elogio
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de la lectura, es un libro muy hermoso, producto de un crítico muy inteligente. Dudo que Arreola haya leído todo el libro de Jean Polan, pero a Arreola no le hace falta leerlo, a él le ha encantado el título, la lectura, ese vicio impune. Me siento absolutamente culpable porque también este es mi vicio, cuando leí esa confesión tan hermosa de Cervantes en donde dice: «Yo soy de esos que no pueden ver un papel tirado en el suelo sin que lo agarre para ver de qué se trata», con una curiosidad absolutamente incontenible por saber qué existe detrás de esas letras. Una vez mi familia y yo nos mudamos de casa, cuyo piso se encontraba tapizado de periódicos. Yo estaba desempacando de rodillas en el suelo, y de pronto, el periódico que estaba allí me llamó la atención. Suspendí la operación y me quedé leyendo lo que fuera que estaba allí, entonces mi hija, que contaba con diez años, me sacó una fotografía leyendo cualquier cosa. Yo
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naturalmente desearía que todos leyeran a Dostoievsky. Escuchen esta experiencia: me encontré a un alumno, quien me dijo que yo fui su maestro de Teoría Literaria hace, digamos, veinte años. – Qué malo era usted, cómo nos aplacaba, cómo se burlaba de nuestra ignorancia – me dijo. ¿Yo?, no, me confundes – contesté – , siempre he sido un pan. Entonces él, me contó lo siguiente: –Una vez nos preguntó que si habíamos leído Crimen y Castigo; entonces un joven levantó la mano y otros quince no; y usted nos dijo: «Pues qué envidia les tengo, porque no han leído y porque tendrán la experiencia de leer: Los hermanos Karamazov». Sin embargo, lo que aquel alumno observaba, era que yo sarcásticamente les decía: qué envidia les tengo por ser unos ignorantes, es
decir, este joven se sintió herido. Yo inmediatamente les decía que no debían preocuparse por eso, que aún eran muy jóvenes y tenían toda la vida para leer; y sobre todo la primera lectura, esa nunca se compara con las demás lecturas de la misma obra, siempre va a ser más importante la primera experiencia, el primer contacto con la obra. Mi manera de fomentar la lectura es lírica, me refiero a esos músicos que no saben leer música, sino que tocan de memoria, eso es, a lo lírico; yo no tengo metodología alguna, esas clases que imparto de literatura son únicamente reuniones de lectores, son conversaciones acerca de la lectura, naturalmente de esos seminarios resulta un determinado número de compras de libros en las diferentes librerías de nuestro país, es decir, donde estoy fomentando
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la lectura. Me gusta mucho rascar esa zona del alma donde están en potencia las ganas de leer, porque sin ganas no resulta nada. Una de las mejores satisfacciones que tengo es ésta: me invitaron de uno de los hospitales del issste como parte de un convenio entre esta institución y el Colegio de México; el issste en pago pidió una serie de conferencias para el personal del sanatorio, entre ellas, una sobre literatura mexicana moderna, en dónde me nombraron a mí, que no soy un especialista en el tema, pero la idea me encantaba. Recuerdo que tomé una simple muestra que acababa de aparecer, de Margo Glantz Onda y Escritura, allí conocí por primera vez a los que más me interesaron posteriormente: José Agustín y Gustavo Sáinz. Teniendo entonces eso como muestra, lo esencial de la conferencia fue darles un esbozo de lo que habían escrito ellos, a través de extractos. En fin, al término de mi charla, eran más de doscientas personas, entre médicos,
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enfermeras, etc., que me siguieron con muchísima atención y al final el grupo me preguntaba en dónde se conseguía. Eso para mí fue una enorme satisfacción, encontré el lugarcito donde están las ganas de leer. Yo no soy muy afecto a la televisión, pero sí soy muy amigo de Juan José Arreola y cada vez que él me dice que lo acompañe, yo jalo. Una de esas veces hablamos de López Velarde, pero después me encontré con una colega del Colegio de México, socióloga, que aparentemente no tiene por qué leer a López Velarde, y me comentó: “Al estarlos viendo el otro día por televisión, sentí el deseo de leer a López Velarde e inmediatamente fui a tomar un libro suyo”; en ese momento está lo maravilloso, porque con nuestra charla se despertó el ánimo de esta persona para correr por el libro del poeta jerezano. De aquí puede sacarse una conclusión, que no es tan verdad que la era electrónica esté acabando con la lectura, creo que es algo que hay
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que ver mucho más despacio y no culpar a la electrónica de cosas que no son. Yo creo que tendremos libros para mucho rato. Creo haber leído que al libro aún se le dan de vida 500 años, algo que no está mal. La tecnología puede favorecer la lectura, tal como la Revolución Industrial trajo el fomento de la educación popular. A veces veo estos programas, desgraciadamente no hechos en México, pues algunas cosas son francesas o norteamericanas o quizá japonesas; pues creo que son las lecciones más maravillosas de historia natural, y siento envidia de los que les tocó ser niños o adolescentes de esta era privilegiada; qué no hubiera dado yo porque en Autlán en 1930 existieran estas maravillas, imagínense cuántas clases se pueden dar de esta manera: geografía, cosmo-
grafía, etcétera, tanto que quedaría el terreno despejado para la lectura. Hay muchas cosas sustituibles, pero existe lo que es insustituible. No sé si es una burrada lo que estoy diciendo, pero así lo siento. Los hablantes en español tenemos un ejemplo maravilloso de eso que llamo insustituible, que es Don Quijote, es un lugar común, lo mismo que Homero para los griegos, Virgilio para los latinos, o Dante para los italianos. Eso es Cervantes para nosotros, un autor que se va con los más altos. El punto de partida para hacer consideraciones acerca de la lectura, es bien sólido. No es ninguna fanfarronada decir que El Quijote es un gran libro. Ahora, cómo hacer leer El Quijote. Diría que un buen fomentador de lectura debiera encontrar en sí mismo la respuesta.
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Platicando con una persona, me decía que había leído en una entrevista mía en donde contaba mi primer contacto con El Quijote, que me ocurrió como a los nueve o diez años. Sería bueno ver qué es lo que hay de permanente, qué es lo que hay de distinto en este caso mío, muy autobiográfico, porque El Quijote se leía en mi casa de una manera patriarcal. Hay una historia que me encanta de cómo se leía en el siglo XVI. El gran libro en ese tiempo era el Amadís de Gaula, libro inicial de toda una descendencia de libros que enloquecieron a don Quijote; libros que ahora nadie lee, y qué lástima, porque hay cosas muy divertidas, comenzando con el Amadís. Se reunía toda la familia, siempre había alguien que sabía leer, y eso era lo maravilloso de esa lectura, como en Las Mil y Una Noches, siempre hay cosas buenas. Esa vez llegó el dueño de la casa y encontró en la cocina a la mujer y los hijos llorando de desolación; esto es entrega a la
lectura, de esta manera escuché El Quijote. Otra cosa que tenemos los lectores es que no toleramos que alguien esté leyendo y nosotros no. Al hablar de esto, estoy con la idea de que todos ustedes han leído El Quijote; muchas veces me he preguntado: ¿de verdad han leído El Quijote?, me encuentro con que la mayor parte comenta «bueno sí, recuerdo que leí algo, o me lo enseñaron en la secundaria», pero de ahí no sale nada. Voy a partir de la ficción de que todos han leído El Quijote; recordarán por ejemplo cuando dice huele y no a ámbar… nadie lo recuerda, sin embargo, espero que con esta charla, algunos se interesen por leer El Quijote, esta charla es para fomentar la lectura, aunque sólo sea la de un libro.
* Senderos hacia la lectura II, “Memoria del segundo Seminario Internacional en torno al Fomento de la Lectura”
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Déjame ver, déjame ver Guillermo Ochoa-Rodrigues a imaginación, producto de la percepción y la memoria, se sirve de las imágenes proporcionadas por la primera y almacenadas por la segunda para crear las suyas propias, siempre nuevas sino en la historia y la cultura, sí en el individuo. Aunque se identifica la imaginación como la herramienta del acto creador, debe ser apreciada como un medio para elevar a niveles superiores la percepción. ¿Hemos alterado el orden señalado anteriormente? ¿Cómo un producto puede participar en su causa? El contestar esta pregunta tiene el propósito de hacernos ver que el ejercicio de la imaginación nos ayuda a entender y comprender todas las ramas del quehacer humano. Intentamos un recorrido rapidísimo del proceso. El elemento primero en la percepción es la
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realidad (llamémosle objeto), el mundo externo impresionando nuestro ser (llamémosle sujeto) vía nuestros sentidos corporales. Pero no sólo el «afuera» impresiona. También nuestro cuerpo puede percibirse a sí mismo, ya mediante malestares o dolor, ya mediante el placer. Objeto y sujeto en la misma piel. Por último, ensanchando la fórmula, podemos decir que la mente, afectada por el pensamiento, también está percibiendo (a eso le llamamos conciencia). Cualquiera de estas afectaciones puede ser almacenada en la memoria. El estar alerta, atento, puede determinar esta impresión, aunque no siempre es necesario que así sea. Cuando percibimos sin atención y logramos que lo percibido quede grabado en la memoria, pudo deberse a que el objeto fue impresionante en grado extremo. Cuando la atención es forzada, la memoria es volátil y el olvido llega pronto, cuando, en cambio, es natural (es decir, cuando el sujeto está intere-
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sado), el objeto es percibido sin obstáculo alguno y sin duda perdurará en la memoria. La imaginación toma de la memoria elementos independientes entre sí, pero con cierto nexo (guiado éste por una lógica propia) para crear nuevos seres, imágenes anteriormente inexistentes. Aunque histórica y culturalmente individuos de distintas sociedades y tiempos pueden coincidir en los resultados de su imaginación, de los frutos de ella que llamamos «acto creador», tales resultados sí son novedosos, como novedoso es lo que cada individuo, para sí, en cada acto creativo «descubre». No quiero negar el papel de la historia en este punto (que, como sabemos, al ser producto solo de la creación individual, se repite), únicamente quiero destacar el papel que el proceso imaginativo juega en el individuo. La historia también puede ser el objeto a percibir con lo cual enriquecemos invaluablemente nuestra capacidad y, ¿por qué no decirlo? Nuestra existencia. Quede aquí
resaltado lo artesanal de la imaginación que con elementos dispares (para el llano percibir) han creado la magia, el arte y la tecnología. La magia reúne elementos —digna hija del imaginario personal, tanto como colectivo— para domeñar la naturaleza. El arte mezcla para crear belleza. La tecnología, vista funcionalmente, no es sino la búsqueda de soluciones a problemas concretos, ésta requiere, como principio, de una interpretación del problema percibido. Y en esto no es diferente a esa manera particular de conocer el mundo que llamamos «lectura», insustituible lucidez necesaria ante toda obra de arte y frente a cada problema cotidiano. La imaginación creadora tiene su fin en la obra, la imaginación interpretativa, por su parte, tiene como fin la comprensión. Para esto último se ponen en juego, a un mismo tiempo, la capacidad de percibir, la memoria y el ejercicio de imaginar. Así, el «interpretar» viene a ser
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un acto más complejo que el de crear. Al percibir se recuerda y al utilizar la potencialidad de la memoria se reúnen elementos cuya nueva correspondencia es la comprensión, la respuesta. Todo esto sin dejar de percibir. La imaginación enriquecedora de la percepción. Hablar en abstracto de la imaginación interpretativa nos permite aplicarla a todos los aspectos donde debamos comprender la realidad, y esta nos rodea por todas partes y a cada instante. Los problemas cotidianos, los laborales, los sociales, etcétera, etcétera, son reales. Desenmarañarlos con imaginación no sólo logra respuestas más ricas, sino que además los convierte en experiencia reaprovechable. Las relaciones que se dan en este triángulo (percepción, memoria, imaginación) son complejas. Rara vez encontramos alguno de estos elementos solo. Ya echa uno mano de los otros o ya es tomado por ellos. El dinamismo creado entonces entre préstamos enriquece enor-
memente el espíritu. Cuando alguno de ellos se da aislado no acontece nada más allá en el tiempo. Percibir se queda en la superficie de los sentidos, recordar sólo son chispazos instantáneos, imaginar, imposible sin percepción ni memoria. En diversos grados la imaginación (vista aquí como el vértice superior de nuestro triángulo) hace uso del percibir y de la memoria. Sin que esto sea definitivo, me inclino a pensar que la correspondencia imaginación-memoria se da en el acto creador, artístico. La memoria es el recurso necesario para tomar distancia sobre lo percibido. Pero ¿y los paisajistas, por ejemplo? Quien haya podido reproducir un paisaje tal como lo percibe no es un artista. El artista verdadero pinta como él ve el paisaje, no como lo ven sus ojos. ¿Y que otra cosa es él, sino,
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en gran medida, su memoria? La fotografía…aún ella se encuentra lejos del mero percibir. En la otra correspondencia imaginaciónpercepción, existe una voluntad de andamiaje, donde al recolocar nuevamente las partes del objeto encontramoscreamos-vemos relaciones no sólo en él sino por él. Dicho reordenamiento se va formando de acuerdo al objeto percibido, tal como la mano se adapta a la forma de una pelota o un lápiz, el hecho interpretativo (o su imaginario) va formándose según los impulsos percibidos del objeto. Estos impulsos que son básicos para interpretar, pueden ser muy variados, y hasta podemos ser educados para manejarlos, pero sólo unos cuantos entrarán en juego dependiendo del objeto percibido-interpretado. En una primera lectura
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se sabe con cuáles elementos se cuenta. En una lectura subsecuente pareciera, generalizando, que el sujeto empieza por responder preguntas que van surgiendo del apreciar el objeto. Preguntas que bien pudieran encerrarse en la siguiente: ¿qué se me quiere decir o mostrar con los elementos que tengo? Y el responder es la manera en que se interpreta el objeto, la cual deriva en la comprensión. Hemos imaginado para percibir de una manera más clara, enriquecida, exquisitamente.
Génesis de las sociedades literarias Siria Padilla Partida ctualmente acudimos a los Talleres Literarios para aprender una serie de habilidades relacionadas con la escritura. Los Talleres Literarios son los espacios donde individuos con diferentes trayectorias concurren
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a una meta común: aprender a escribir. Ahí se discute la poesía de autores diversos, se leen y producen textos literarios. Si trazáramos una línea en el tiempo podríamos preguntarnos ¿cuándo surgieron las primeras sociedades literarias?, ¿eran distintas a los actuales talleres?, ¿por qué? Las sociedades literarias como cualquier objeto cultural, pueden ser estudiadas en forma arqueológica e histórica. Plantearse esta perspectiva es preguntarse por los orígenes, es decir, por su localización en el tiempo y por las condicione socioculturales que las hicieron posibles. Nuevas formas de sociabilidad Francois Xavier Guerra, en su libro Los espacios públicos en Iberoamérica1, señala la importancia que se ha dado, recientemente, a la producción del escrito y la lectura y sus efectos en la formación de una opinión pública durante el siglo XIX. La tesis 1 Guerra, Francois-Xavier y Annick Lempériére, et al. Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos xviii-xix. f.c.e., México, 1998.
de Francois-Xavier Guerra es que a partir del desarrollo de la prensa escrita y de su circulación masiva las formas de sociabilidad se modificaron generando la conformación de nuevos espacios y, sobre todo, de una opinión y un escenario público que afectó la vida política y cultural de los países latinoamericanos durante el siglo XIX. Se entiende por formas de sociabilidad los espacios de reunión: sociedades, tertulias, academias, cantinas, cafés. Estos espacios de reunión fueron los lugares donde se difundían las noticias, donde se comentaban los hechos sociales que afectaban la vida política. A su vez estos espacios sociales se vieron afectados por la revolución que trajo consigo el desarrollo de la imprenta. Los hombres se reunían a leer y comentar lo escrito, a interpretar la realidad de acuerdo con los nuevos cánones liberales. El mundo se sustentaba en el discurso escrito. Las formas de sociabilidad se modifican bajo estas circuns-
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tancias, entre ellas también las sociedades literarias. Las tertulias literarias: del plano doméstico al privado Explica Renán Silva2 que las sociedades literarias surgieron de la redefinición entre el espacio público y el espacio privado. Las sociedades literarias tuvieron su origen en las viejas tertulias. Las tertulias tenían, en nuestro espacio latinoamericano, un carácter fundamentalmente doméstico. Ahí se reunían los miembros de la familia para platicar historias, anécdotas, cuentos y leyendas... Constituían el 2 Silva, Renán. «Prácticas de Lectura, ámbitos privados y formación de un espacio público moderno» Nueva Granada a finales del Antiguo Régimen, en Fracois-Xavier Guerra, Annick Lempériére et al. Los espacios públicos en Iberoamérica.Ambigüedades y problemas. Siglos xviii-xix. f.c.e., México, 1998, pp. 80-106.
espacio para el desarrollo de la tradición oral y eran, al mismo tiempo, un símbolo de unidad familiar. Con el desarrollo de la imprenta y de la publicación masiva de materiales escritos, estas viejas tertulias familiares fueron transformándose en espacios privados o semiprivados, donde sus miembros se reunían a leer y comentar el nuevo material impreso. «Los cambios de la práctica ilustrada de la comunicación cultural tienden a separar el elemento público (de circulación amplia y difusa) del ámbito familiar y simplemente doméstico al introducir en el intercambio de la exigencia el uso de la razón entre individuos teóricamente iguales. Tal uso se manifiesta en la conversación conducida por la lectura y en el examen
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de un conjunto argumentativo que confronta al mismo tiempo la palabra del libro y aquello que empieza a ser observado —y considerado como digno de observación— y que los ilustrados llamarán realidad.»3 De esta manera las tertulias se transformaron en el lugar donde los sujetos examinaban, analizaban y ponían en práctica su razón argumentativa. Ejemplo significativo de estas nuevas tertulias surgidas a finales del siglo xviii y principios del siglo xix está la que se formó en casa de La Corregidora: Doña Josefa Ortíz de Domínguez a donde acudían Hidalgo, Aldama y otros personajes que conmocionarían la vida colonial. En Jalisco también se formaron estas tertulias, la más famosa de ellas, según Magdalena González Casillas fue la de Lagos de Moreno.: «En 1808 (...) cobijadas por la provinciana ciudad de Lagos, aunque con un cariz más polí3
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tico que literario, hubo veladas en la casa del administrador de correo, José María Rico, contando con la asistencia del alcalde de la villa, Segundo Antonio González.»4 Así pues, las tertulias domésticas evolucionaron hasta convertirse en tertulias de carácter privado, semiprivado. Estas últimas tenían ese carácter debido a que no estaban garantizados todavía los valores de la ilustración: libertad de asociación, libertad de pensamiento, libertad de palabra. Los hombres de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX tuvieron que reunirse clandestinamente para poder leer y comentar los acontecimientos sociales y políticos que se estaban generando en el orbe nacional e internacional, además de discutir las tendencias estéticas plasmadas en las obras literarias de su tiempo. 4 González Casillas, Magdalena. Historia de la Literatura Jalisciense en el siglo xix, Unidad Editorial del Estado, Guadalajara, 1987, p. 56.
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De las viejas tertulias a las sociedades literarias Una vez alcanzados y garantizados los ideales del movimiento independiente (1821), las viejas tertulias de carácter privado y semiprivado se transforman bajo los efectos del nuevo régimen. Ahora los hombres podían asociarse y proclamar en voz alta su derecho a la libertad de pensamiento. Lo privado se tornó público, de tal manera que las tertulias se formalizaron en las sociedades literarias. En Jalisco la primera sociedad surgió el 28 de julio de 1822 y se llamó Sociedad Guadalajarense de Amigos Deseosos de la Ilustración, esta sociedad estuvo formada por un grupo de jóvenes liberales que buscaron, sobre todo, la solución de los problemas del país y que, como su nombre lo dice, se declararon seguidores de la ilustración francesa. Posteriormente en 1831, surgió en Mérida, Yucatán La sociedad de Literatos, fundada por el Conde de la Cortina. En 1836 surgió la conocida Aca-
demia de Letrán, también en la ciudad de Mérida y en 1850 El Liceo Hidalgo, este último fundado en la ciudad de México. Las primeras sociedades literarias fueron muy distintas a los actuales Talleres Literarios, en las sociedades del siglo XIX los hombres se reunían con el propósito de comentar el escenario político y de difundir las ideas del liberalismo. La literatura no estaba dividida de la vida política ni de su propaganda, al contrario eran actos que contribuían a fortalecer las nuevas ideas y su desarrollo. Los hombres del siglo XIX estaban convencidos que formar una sociedad literaria contribuiría al desarrollo de la nación y al progreso de los pueblos. La cultura era un acto social que permitiría el avance hacia una nueva sociedad más libre y más justa.
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Quieta de Guadalupe Ángeles
Novela Quieta Guadalupe Ángeles Paraíso Perdido Guadalajara, México, 2001. Rogelio Guedea n aparente encuentro trivial entre un hombre y una mujer fue motivo para una descripción terrible (por alucinante) de las emociones más hondas del alma humana: eso, a mi ver, es Quieta. Una novela extraña a la que, precisamente por eso mismo, habría que prestarle una enorme atención. No es, debo aclararlo,
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un experimento; es, mejor dicho, otra forma de experimentar la libertad. Lo digo de este modo porque Quieta, en efecto, es una novela que me ha sacado de pronto de mis raíles. Se lo dije a Ángeles: no sé si yo sea la persona indicada para hablar de tu novela. No sé si tenga la capacidad de hacerlo. Porque precisamente con esta novela me pasó lo mismo que le sucedió a San Agustín cuando le preguntaron sobre el tiempo. Decía: si me lo preguntan lo sé; si me piden que lo defina, jamás podría. Y es que, al menos por el momento, no basta decir que Quieta es una obra entre lírica y psicológica, que primero sobrenada la superficie para luego irse internando poco a poco en lo profundo, describiendo en su descenso cada sensación, cada sentimiento, cada latido del corazón. La novela empieza, como dije, cuando un hombre y una mujer, él periodista, ella estudiosa de la poesía peruana, se conocen de forma azarosa en un congreso de
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comunicación. El hombre y la mujer, después de algunos días, establecen una relación sentimental que, en el primer capítulo de la novela, es descrita lacónicamente, como si se tratara de apuntes al paso o de simples notas realizadas a manera de diario. Al final, la relación tiene un desenlace que, por cuestiones de marketing, prefiero no decir, pero que será el detonante del que se valdrá la narradora para internamos en, como decía, las descripción más alucinante de los sentimientos. En esa introspección, Guadalupe Ángeles nos va llevando de la mano por una galería en donde amor y desamor, soledad y encuentro, vacío y presencia, quietud y deslizamiento, son diseccionados, escindidos con un filoso bisturí con el único fin de mostramos todo lo que estos elementos guardan más allá de su corteza. Una primera lectura podría dejamos indiferentes, cabe decirlo, porque uno —lector prejuicioso— no siempre está adiestrado para enfrentarse a lo nuevo. Pero una
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«Siam» o ¿hacia un nuevo orden en la poesía?
segunda lectura o una tercera, como sucedió en mi caso, hace ya imposible evitar el contagio de ese ritmo, de esos matices, de esas voces y de todas esas sensaciones que no sólo se describen en la obra sino que también se van haciendo y deshaciendo en el interior del lector conforme cada palabra, cada frase, cada fragmento se hilvana. Quieta, más que una novela para pensar, es una novela para sentir. Y, como en la música, es necesario dejarse llevar por ese fluir incesante de la melodía, de los tonos y de los medios tonos, sin permitir la más mínima interrupción. No hay que tratar de buscar la coherencia —que existe, claro— en los monólogos o en los diálogos de los personajes, no hay que aferramos a ubicarlos en un espacio y un tiempo, porque entonces haremos que las intenciones esenciales de Guadalupe Ángeles se vengan abajo. En esta novela el tiempo y el espacio, la trama e incluso la historia, no importan, son un mero pretexto, un estar ahí porque son los lega-
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dos indisolubles de la tradición. Lo que importa es que entremos en la novela con los oídos descalzos, dispuestos a oír lo inaudito, dispuestos se sentir lo intangible, dispuestos a ver —con la mirada de las sensaciones— lo inefable. La novela está ahí, pues, muy Quieta, esperando a que ustedes le brinden, con su lectura, el mejor de los desenlaces.
Siam o ¿hacia un nuevo orden en la poesía?
Poesía Siam Ángel Ortuño filo de caballos Guadalajara, México, 2001.
Luis Medina Gutiérrez
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a poesía de Ángel Ortuño no es el ramillete común de palabras con que gustan deleitarse los lectores ávidos de experiencias fáciles. El vocablo sencillo, la imagen alentadora y perecedera en la memoria del hombre común que sueña un mundo mejor, no provienen de las líneas de este poeta. Ortuño prefiere el desgaste de la imaginación, el agobio del lenguaje, las palabras duras, difíciles de enternecer algún corazón adolescente. Sus versos buscan la novedad, sigue siendo fiel al olvidado escándalo vanguardista y no espera escribir para ser premiado o ser recordado. La confusión de sus palabras es el ordenado homenaje al alma de la lengua, pero también la mordaz y cínica bofetada de sus imágenes, igualmente, bien construidas que van encaminadas a una metáfora propia, desdeñosa e individual. Aún así el espectro culterano de Siam (Cuadernos de filo de caballos, 2001) no deja de lado
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los pasajes de la vida diaria, con previa advertencia de un buen altercado de cinismo o ironía. Poeta de tono discreto, Ortuño, nos sorprende con poemas extraídos de agencias informativas como «Kenia», donde encontramos como epígrafe al cable de la Agencia efe, donde el autor reflexiona y se regodea sobre el dato milenario de la maldición de la masiva manifestación de mujeres desnudas: Esto no dice nada. No podría. Las huríes son vírgenes [por la bondad del opio cuya mano —chino de utilería, largos dedos que son tan sólo uñas— se vuelve madre nuestra dolorosa. (p. 9)
Y no muy lejana apreciación hallamos en la noticia de la actriz porno iraní, condenada a morir lapidada, según las leyes musulmanas, donde el poeta alcanza a percibir la lujuria contenida de sus acusadores:
Lapidación de la actriz iraní Quedan libres los brazos, la cabeza, el cuello, los hombros, las axilas (seguramente como detalle estético) La mujer manotea (35 años y escaso talento [dramático) Los jueces imaginan el olor de su sexo enterrado. Recuerdan. Las escenas, los jadeos de la cinta pornográfica. (p. 7)
Dos versos desnudan esa parte mordaz del poeta: «(seguramente como detalle estético)» y «(35 años y escaso talento dramático)». En el poema «Señas de africanía», Dios en un arranque de rabia creó a «los terribles cuerpos de las negras» «en mucho menos de un oloroso día», éstos son versos del poeta. La gracia erótica del poema es acompañada por la dureza de estas palabras lo que da más realce y fortaleza al deseo:
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...y los terribles cuerpos de las negras —«Diosa (de dios) f. Falsa deidad de sexo femenino», dice mientras se talla entre las ingles la cofia y el mandil y el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española— (p. 8)
Ortuño es muy sutil en su imaginación erótica. Tras ese disfraz elegante hallamos encendidos poemas y fetiches memorables como el lápiz labial; la plasticidad o fotografía de unos labios rojos en el borde de un vaso: Hay lápices de labios (retumba una más atrabilaria [traducción de lipstick) que no dejan ningún residuo graso en los bordes del vaso que olfatean... (p. 13)
En otra página hallamos el cuerpo contorsionado por el fatídico baile y la cabeza del Bautista por «aquella luz obscena entre tus manos». O la piel como una falda, la prenda femenina como significado
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«Siam» o ¿hacia un nuevo orden en la poesía?
original de la carne: «(se podría decir que es una falda un pedazo tal vez de vestido)». En cambio, en Miedo número uno, el pie desnudo y la zapatilla femenina nos entregan las delicias de la seducción y el hechizo: El cuerpo se divide en diminutos/ huesos/ todos dentro del pie [que la mujer/ ha metido en las medias./ El zapato/ es una catedral sobre la mano/... (p. 19)
Único poema de abierta parsimonia erótica, que recrea la belleza universal del pie desnudo de la mujer y su envestidura en un calzado que parece ser otro pie de carne: ¿A dónde se fue el aire/ que sale del tacón hacia los pasos?/No parece que pueda/ sino así sobre la lengua rápida saberse./
Luego, la corsetería otra vez en Jardines, como el vago recuerdo infantil de la sorprendente diferencia de sexos en la ropa:
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Recuerdan las costuras como niños que hablan en secreto de la ropa interior de las mujeres: la barbarie exquisita del celaje.
Ángel Ortuño también tiene su anticisne, su provocación, su afrenta, su rechazo a lo estéticamente establecido en Albo: El cisne, lo sabemos, se desposa con una pesadilla de tenazas. (p. 23)
Su poesía revive los cadáveres más horrendos y odiados por la humanidad occidental, como el ideólogo nazi Goebbels , que aparece en el título de un poema. Y no creo que Ortuño simpatice con aquella ideología de la muerte, sino que escabrosamente resucita y nos hace recordar también esa parte oculta de nuestra barbarie. En Siam, el autor de las Bodas químicas, el especialista de la vanguardia mexicana, el bibliotecario, el investigador, el editor, no juega con las reglas clásicas de la literatura, su poesía es una
propuesta diferente, exenta del contubernio que la lira tiene con el curso de los tiempos, Ortuño sabe romper esa barrera y tal vez nos acerque a un nuevo orden en la poesía.
La cresta del recuerdo
Novela La cresta de ilión Cristina Rivera Garza Tusquets editores México, 2002. Elizabeth Vivero a última novela de Cristina Rivera Garza, ganadora el año pasado del premio Sor Juana Inés de la Cruz, La cresta de Ilión es publicada nuevamente por la
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doble horizonte heliópolis
editorial Tusquets, misma que promete en la solapa del libro próximamente otra novela de la autora, Hombres frágiles. Acostumbrados a esperar siempre algo distinto de Rivera Garza, sus lectores no quedan defraudados al comprobar que, una vez más, hace gala de su dominio narrativo y nos presenta una historia que se relaciona con el argumento de Nadie me verá llorar, o con sus poemas y cuentos, en cuanto a la temática: de nuevo aparecen la locura y la enfermedad. Sin embargo, a diferencia de sus anteriores trabajos, en éste Rivera Garza no intenta un juego de voces o una revolución estructural, sino que un solo narrador lleva las riendas de los acontecimientos en primera persona durante las más de cien páginas. La figura de una, dos, tres y miles de Amparos Dávila que se van superponiendo, llevarán al narrador-protagonista al descubrimiento de su sexualidad oculta, silenciada durante años,
por medio de un lenguaje que se antoja femenino por delicado. El doctor, psiquiatra nuevamente, se aproximará a ese idioma creado por ellas y poco a poco irá desentrañándolo hasta que, finalmente, lo hable pues termina por reconocer que él también es mujer. Pese a este juego de espejos, que nos recuerda un tanto a Borges, la novela en ocasiones parece descuidada tanto en cuestión editorial como en conducción narrativa, pues algunos elementos del argumento no terminan de redondearse y los personajes, inmersos en conflictos íntimos, no logran credibilidad por falta de tiempo en sus propias acciones. La cresta de Ilión, por lo tanto, llega a la cima de manera abrupta, dejando en su ascenso hilos sueltos que confiamos sean sólo por una premura editorial y no por carencia escritural. Esperemos, pues, que Hombres frágiles se cocine con mayor paciencia.
Rivero
Clarisa ya lleva dos
Novela Clarisa ya tiene un muerto Guillermo Fadanelli Mondadori Barcelona, España, 2000. Isabel Rivero uillermo J. Fadanelli ha sido uno de los pocos escritores mexicanos en haber publicado en una editorial española de prestigio. En este caso, Mondadori, quien nos ofrece Clarisa ya tiene un muerto. Sin embargo, a diferencia de sus colegas Jorge Volpi o Ignacio Padilla, con esta novela Fadanelli no ha conseguido premio extraordinario alguno, ni se ha
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¿Qué pasa con la infidelidad?
visto publicitado de manera especial. Al contrario, continúa siendo el niño indeseable de la literatura por mantener viva su imagen de contestatario que le ha valido ya severas críticas en tanto personaje. En Clarisa ya tiene un muerto, por tanto, Fadanelli una vez más aborda los bajos mundos de la ciudad de México, el escenario por excelencia de sus textos, y de nuevo recrea los lupanares en los que los desheredados de la alta cultura se refugian. En esta ocasión, Clavel, o también conocida por su verdadero nombre de Adriana, intenta escribir una novela de prostitutas, drogas y violencia que rodean a esta suerte de subcultura que ha establecido sus códigos que le permiten interrelacionarse. El argumento, por lo tanto, no es novedoso: algo similar movía a la protagonista de su novela No hacemos nada malo, firmado bajo el pseudónimo de Peggy López. Tampoco es nueva la relación que se da entre los personajes: en sus anteriores
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trabajos, Fadanelli se afana en colocar sobre la mesa lo escatológicas que pueden resultar hoy en día las relaciones humanas inmersas en una urbe que ignora a sus habitantes. Quizá lo atractivo de esta nueva producción sea que en esta ocasión el narrador se permite dilatar los sucesos que, para quienes conocen su obra, saben de antemano el final trágico que los precede. Clarisa ya tiene un muerto continúa con la propuesta de literatura basura, por lo que no es de extrañar que Clarisa y sus amigos se muevan en un ambiente ya conocido para los iniciados.
¿Qué pasa con la infidelidad?
cuento Cuentos de mujeres infieles Antología Editorial Anfrés bello Chile, 1996. Adquiéralo en: Jardín de senderos Isabel Jazmín Ángeles
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a infidelidad ha sido tema abordado por los artistas en general de manera cotidiana, ya sea desde el punto de vista moralizante de la censura o desde un punto de vista más divertido y relajado que la ve como algo natural, como bien lo comenta en el prólogo Fernando Emmerich, quien toma como ejemplo para ilustrar lo anterior a dos de las grandes obras escritas en la Antigüedad: La Ilíada y La Odisea, ya que ambas tienen como base la infidelidad de una mujer. De esta forma, el volumen de Cuentos de mujeres infieles, publicado por la Editorial chilena Andrés Bello muestra un conjunto de autores en los que predominan los del siglo xix, tal vez desentonando un poco la inclusión de Mario
doble horizonte heliópolis
Benedetti, debido a la gran diferencia temporal entre éste y los demás autores, hecho que rompe un poco con el ambiente que logra crear el resto de los escritores si bien sus estilos difieren en gran medida. Resulta curioso que en un libro dedicado a la infidelidad femenina solamente se cuente con una autora, en contraste con ocho autores masculinos, sin embargo este detalle no es motivo para que el conjunto resulte desagradable, al contrario, es un amplio mosaico de las emociones masculinas ante el descubrimiento de la falta de fidelidad de sus parejas o bien de la complicidad que se tiene entre los amantes, si bien algunas de ellas están narradas desde el punto de vista de la mujer infiel siempre destacan las reacciones del hombre engañado, en contraste con las de la mujer que casi invariablemente se siente culpable y tiene un desenlace poco agradable. Entre las historias aquí incluidas se pueden mencionar
algunas de las más inquietantes, ya sea por su desarrollo, sus personajes o el ambiente que se recrea a través de la narración, tal es el caso del cuento titulado Miedo del escritor austriaco de origen judío Stefan Zweig el cual engloba las características antes mencionadas al retratar las acciones extremas a las que puede llegar el ser humano, en este caso el hombre cuando se siente engañado y desea saber la verdad a cualquier costo. La mujer no acepta por completo lo que hace, muy al contrario, sus acciones son simplemente un dejarse llevar por la situación predominante, sin siquiera cuestionar lo adecuado o inadecuado de su proceder hasta que ya es demasiado tarde y debe reaccionar aún en contra de su voluntad. En el desenlace es cuando el lector llega a preguntarse qué es lo que haría él en una situación similar, si reaccionar igual que el personaje masculino o no, de tal forma que logra involucrar de verdad al lector hasta el grado de que éste llega a tomar partido
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por uno de los protagonistas. Así, resulta muy interesante entrar al libro y conocer una amplia gama de personajes e historias que logran capturar la atención de quien las lee. Ahora sólo restaría tener acceso a una antología de este tipo pero escrita sólo por mujeres, para completar la imagen comenzada por este volumen.
Poemas interiores
Poesía Poemas interiores Miguel González Gómez Libros del Arrayán Guadalajara, México, 2001. Adquiéralo en: Librería Códice
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Poemas interiores
Claudia Martín nscritos en la tradición poética, los versos de Miguel González Gómez (Poemas interiores, Libros del Arrayán, 2001), rinden homenaje al escritor italiano Eugenio Montale. En este libro, González Gómez busca, como lo hiciera el italiano, adentrarse en el alma por medio de anécdotas sencillas, de instantes comunes a todos. Los lugares, los pocos a los que remite, son familiares para quienes habitamos esta ciudad a la que dedica uno de sus poemas más extensos.
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Heredero también de una visión clásica sobre el poeta, González Gómez insiste en varias ocasiones en la vocación profética, divina, que éste tiene hacia con los suyos. Por este motivo, reitera la necesidad de desligarse de cuestiones que nada tienen que ver con su misión de elegido. Partidos, Estado, Religión, Universidades, instituciones que en ocasiones impiden el desarrollo crítico, manipulando de distintas maneras la libertad de pensamiento, son denunciadas por el autor de manera directa, sin atajos. Poesía que habla de
lo que le es cercano. Lenguaje que no desea alcanzar el barroquismo, pues su propósito es hacer inteligible la palabra. Y por ello, de lo que se le puede acusar, es de ser bastante llano, evitando en todo momento el extrañamiento que tanto se anhelara durante los primeros años del siglo xx. Sobre la filosofía de la vida, hablan los poemas interiores que se vuelcan hacia el exterior para compartirlos con todos los que deseen escucharlos recitar en voz alta, en medio de una plaza cualquiera.
Veintitrés autores, siete libros...
Verbo Cirio I Compilación de nuevos poetas
De sol y niebla Margarita Mendoza Palomar
Verbo Cirio II
Esta casa que soy
Bajo la Voz del agua
La gota justa de agua
Compilación de nuevos narradores
Rosana Sapién
Zelene Bueno
María Cristina Ramírez
Inscripciones de abril Patricia Velasco
consejo nacional para la cultura y las artes
C o n v o c a t o r i a
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Escritores en Lenguas Indígenas El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con el apoyo del Instituto Nacional Indigenista y la Dirección General de Culturas Populares del Conaculta, convoca a los escritores en lenguas indígenas de México a participar en el Programa de Apoyo a Escritores en Lenguas Indígenas, el cual ofrece hasta dieciséis estímulos individuales, con un monto mensual de $6,450.00 (seis mil cuatrocientos cincuenta pesos 00/100 M.N.) cada uno, por un periodo de un año. Estos estímulos tienen el propósito de impulsar la creación literaria en cualquiera de las lenguas indígenas mexicanas y fomentar las formas literarias propias. Los estímulos serán otorgados a escritores en lenguas indígenas que presenten propuestas para desarrollar un trabajo en alguno de los siguientes géneros de la creación literaria:
Crónica y Relato histórico • Cuento y Novela • Guión radiofónico • Poesía • Teatro B a s e s
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P a r t i c i p a c i ó n
1. Los aspirantes deberán ser escritores mexicanos que escriban en alguna de las lenguas indígenas de México. 2. Las propuestas deberán ser trabajos inéditos de creación original. 3. No se aceptarán solicitudes a título de ejecutantes o estudiosos de los géneros mencionados, ni los proyectos que se limiten a la participación en cursos y tareas de investigación. 4. Los estímulos tienen un carácter individual, por lo que no se aceptarán solicitudes colectivas o de grupos artísticos. 5. Los aspirantes sólo podrán presentar una solicitud por persona, y participar en uno de los géneros arriba mencionados. 6. No procederán las solicitudes de quienes gocen actualmente de algún otro apoyo del Fonca. 7. No serán tomadas en cuenta las solicitudes de aquellos beneficiarios de este u otro apoyo del Fonca en años anteriores, que no hayan presentado debidamente su informe final de actividades, en los plazos establecidos, y documentado la conclusión del proyecto por el cual recibieron dicho apoyo. 8. Aquellos exbeneficiarios contemplados en el punto anterior tendrán la posibilidad de regularizar su situación presentando de manera extemporánea dicho informe con los resultados y la conclusión de su proyecto correspondiente. De recibir éstos la aprobación de la Comisión Dictaminadora, los interesados podrán volver a participar en las convocatorias del Fonca, después de transcurrido un año a partir de la entrega de su informe final. 9. Quienes hayan sido beneficiarios en emisiones anteriores de esta convocatoria y hayan cumplido cabalmente con sus obligaciones estipuladas en el convenio firmado con el Fonca podrán volver a participar, salvo los beneficiarios de la convocatoria para Escritores en Lenguas Indígenas inmediatamente anterior a ésta, ya que gozan actualmente de este apoyo. 10. Quienes no cumplan con todos y cada uno de los requisitos previstos en la presente convocatoria no serán registrados como participantes. 11. La evaluación de las solicitudes y la selección de los candidatos quedarán a cargo de la Comisión Dictaminadora del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, cuya decisión será inapelable. Las actas de dictaminación tendrán un carácter confidencial.
12. Las circunstancias no previstas por esta convocatoria serán resueltas por la propia Comisión Dictaminadora. 13. Al presentar su solicitud firmada, los aspirantes aceptan de conformidad las bases de participación y requisitos de esta convocatoria. 14. Quienes resulten beneficiados firmarán un convenio con el Fonca, en el que quedarán establecidos sus derechos y obligaciones como beneficiarios, comprometiéndose a presentar periódicamente avances de su trabajo, así como a entregar un ejemplar mecanografiado de la obra en versión bilingüe (lengua indígena y español) realizada durante la vigencia del apoyo. En todos los casos, los autores conservarán los derechos sobre su obra. 15. Como parte integrante de este programa, el Fonca organiza encuentros de los beneficiarios del Programa de Apoyo a Escritores en Lenguas Indígenas, con el propósito de revisar con los miembros de la ComisiónDictaminadora el avance de su proyecto literario a lo largo del año en que reciben el apoyo del Fonca. La asistencia puntual a los encuentros, cuyas fechas y sedes son comunicadas oportunamente a los beneficiarios, es absolutamente obligatoria. 16. Quedan excluidos de estos beneficios los funcionarios públicos que tengan injerencia directa o indirectamente en los términos establecidos en el artículo 47 fracción XIII y XVII de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, así como cualquier otra legislación aplicable en la materia. Asimismo, no podrán participar en esta convocatoria quienes formen parte de alguna de las comisiones dictaminadoras de esta institución, ni los familiares en primer grado de los integrantes de la Comisión Dictaminadora a cargo de este programa.
D o c u m e n t a c i ó n
Para ser registrados como aspirantes, los interesados deberán remitir al Fonca la siguiente documentación, por duplicado, escrita en español:
b) Ocupación actual, c) Experiencia previa en la creación o difusión literaria en lenguas indígenas.
1. Solicitud firmada, en la que se mencione: a) Nombre completo, b) Lugar y fecha de nacimiento, c) Domicilio, teléfono particular y/o teléfono para recados, d) Tipo de apoyo recibido anteriormente del Fonca y fecha del mismo (si es el caso), e) Relación de apoyos o estímulos que recibe actualmente de otras instituciones (si es el caso), f) Género literario en el que participa (Cuento y Novela, Crónica y Relato histórico; Guión radiofónico, Poesía o Teatro), g) Lengua indígena en que escribirá su obra, h) Relación de anexos y documentos que entrega.
3. Fotocopia del acta de nacimiento o de la credencial de elector.
2. Detalles sobre la trayectoria académica y literaria del aspirante: a) Escolaridad,
Los interesados podrán recoger su formulario de solicitud de participación en las oficinas del Fonca, ubicadas en el domicilio abajo citado, o solicitarla por correo, enviando al mismo domicilio un sobre tamaño carta con su nombre, dirección, teléfono y timbres postales, o directamente en las Unidades Regionales de Culturas Populares, Secretarías, Consejos o Institutos de Cultura de su entidad. Las solicitudes y la documentación correspondiente deberán ser entregadas en días hábiles, de 10:00 a 14:30 y de 16:00 a 17:30 horas, o enviadas por correo, a la siguiente dirección: Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) Dirección de Apoyo al Desarrollo Artístico Avenida México-Coyoacán Nº 371, Colonia Xoco 03330 México, D. F. (Coyoacán) Para mayor información, llame a los teléfonos: (55) 5605 6161 y (55) 5605 5617 o escriba a la siguiente dirección electrónica: aescalante@correo.conaculta.gob.mx
4. Fotocopia de la Cédula Única de Registro de Población (CURP). 5. Plan de trabajo, incluyendo: a) Descripción del proyecto literario a realizar, b) Razones que lo motivan a desarrollar este proyecto, c) Actividades culturales relacionadas con su proyecto literario, a realizar durante el año de vigencia del apoyo, d) Plan de trabajo calendarizado, dividido por cuatrimestres, con los objetivos a alcanzar y los resultados esperados en cada uno de los tres periodos. 6. Un mínimo de dos textos, inéditos o publicados, como muestra representativa de su obra. Los textos deberán presentarse en lengua indígena, junto con su traducción al español.
La fecha de cierre de recepción de solicitudes y documentación es el 16 de agosto del 2002. En ningún caso serán tomadas en cuenta las solicitudes que sean recibidas en las oficinas del Fonca después de esta fecha, o que no cuenten en esta fecha con la documentación completa y los anexos requeridos. Los resultados serán publicados el día 20 de octubre de 2002 en los principales diarios de circulación nacional. Los estímulos entrarán en vigor el 1º de diciembre de 2002. El Fonca devolverá la documentación de quienes no resulten beneficiados y acrediten su identidad y participación, del 11 de noviembre de 2002 al 31 de enero de 2003, de 10:00 a 14:00 horas. No se hará responsable de la documentación no solicitada en este periodo. Los expedientes de solicitud podrán ser devueltos por correo a los interesados quienes, en este caso, deberán cubrir los gastos de envío.
México, D.F., a 10 de marzo de 2002
CONTACTO CULTURAL (FIDEICOMISO PARA LA CULTURA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS) anuncia a las comunidades artísticas y culturales de México y Estados Unidos su programa de apoyo financiero para la realización de proyectos artísticos, en las siguientes disciplinas: Danza • Teatro Música • Artes Visuales Se otorgarán apoyos de 2,000 y hasta de 30,000 dólares estadounidenses a los proyectos individuales o colectivos presentados por, intérpretes y/o creadores, curadores, grupos independientes y organizaciones culturales no lucrativas; que cuenten por lo menos con una de las siguientes características: a) Presentación pública del proyecto en el otro país.* b) Montaje y producción de una obra de un creador del otro país. c) Contar en una producción, al menos con el 50% de artistas del otro país. d) Reflejar la cultura y/o manifestaciones sociales del otro país en el tema de la obra artística. e) En el caso de proyectos individuales: llevar a cabo una residencia de 3 a 9 meses en el otro país con el fin de participar en un proyecto creativo y/o enriquecer su experiencia profesional dentro de un ámbito cultural diferente al propio. f) En el caso de proyectos grupales o colectivos: llevar a cabo una residencia para grupos con el fin de trabajar con una comunidad del otro país, impartiendo talleres, clases magistrales, cursos, conferencias, organizando presentaciones, montando exposiciones, etcétera, con una duración de 3 a 4 semanas. Los interesados podrán obtener información detallada sobre los lineamientos para el programa del presente año, así como los formularios requeridos para la presentación de propuestas en: Contacto Cultural Londres 16, 3er piso, Col. Juárez, 06600 México D.F., México
www.contactocultural.org info@contactocultural.org Teléfonos: (52 55) 55 92 53 86 (52 55) 55 35 67 35. Fax:(52 55) 55 66 80 71
* La expresión El otro país será para los mexicanos, Los Estados Unidos, y para los estadounidenses, México.
Museo de Maquinaria y Herramientas Antiguas de la Joyería • Exposición Permanente de la Obra de Don Jesús Valencia González • Galería de Artes Aplicadas • Exposiciones Temporales • Escultura en Plata Pequeño Formato • Arte Objeto, Pintura, Grabado, Cerámica • Joyería de Artistas Plásticos Ediciones Limitadas
Libertad 1939 Col. Americana S.J. C.P. 44160 Tels 38 26 45 38 38 26 45 09 Horario de visitas Lunes a Viernes 10:00 a 18:00 hrs Sábado 10:00 a 15:00 hrs
libros • revistas plaquettes • manuales catálogos • folletería papelería • invitaciones imagen corporativa negativos • impresión web • multimedia
01 (33) 35 63 01 07 01 (33) 36 13 07 01 a.p. 39-37 c.p. 44171 Guadalajara / Jalisco / México http://read.at/paraisoperdido