6 minute read

BENJAMIN BERNHEIM

Next Article
GADGETS

GADGETS

MÚSICA ROLEX TESTIMONEE Y TORRENTE VOCAL

LA VOZ QUE REVOLUCIONA LA ÓPERA

Advertisement

Benjamin Bernheim está llamado a ser el gran tenor de las próximas décadas por su proyección, ambición y capacidad de conquistar a las nuevas generaciones, y este otoño desembarcará en el Liceu de Barcelona.

POR JUAN CLAUDIO MATOSSIAN

EL TENOR Benjamin Bernheim (París, 1985) representa el futuro de la ópera. Por su juventud, por su apertura de miras, por su impresionante trayectoria (es ya un habitual en los papeles principales de las grandes producciones del Teatro alla Scala, la Royal Opera House o la Opéra national de Paris) y por el reconocimiento del que goza por parte de la crítica y el público ("La voz de tenor más bonita desde la de Luciano Pavarotti", escribió sobre él Süddeutsche Zeitung).

Su carrera es meteórica en todos los sentidos: ya ha irmado por Deutsche Grammophon, el sello discográico más prestigioso del mundo de la música clásica, y Rolex, siempre comprometida con las artes y la cultura, lo eligió para ser uno de sus Testimonees en 2017,

Benjamin Bernheim lleva en la muñeca un Rolex Oyster Perpetual Datejust 41 mm. cuando empezaba a despuntar. Este otoño tendremos la oportunidad de descubrir su talento en directo en España en el Liceu de Barcelona (Rigoletto; 28 de noviembre y 1, 5,10,14 y 18 de diciembre). Antes, hablamos con él en exclusiva.

GQ: ¿Cuándo fue la primera vez que actuaste delante del público después de la pandemia? Benjamin Bernheim: Bueno, en realidad fue todavía durante la pandemia, porque la Ópera de Zúrich reabrió en julio del año pasado para unos pocos conciertos en los que participamos Sabine Devieilhe, Thomas Hampson, Javier Camarena y yo, entre otros artistas. Yo canté con Sabine con un aforo limitado al 50%. En

. R OLEX DE COR TESÍA FOT OGRAFÍA : ese momento estábamos convencidos de que era el comienzo de la reapertura deinitiva, pero por desgracia no fue así. Y después volví a cantar ya en septiembre en Burdeos en La Traviata, pero de nuevo todo se paró. Así que durante 2020 tuve ocasión de actuar en algunos conciertos con público, pero sobre todo en varios que se retransmitieron en streaming, lo que me permitió seguir muy conectado con mi trabajo.

A finales de otoño interpretarás el rol del Duque de Mantua en Rigoletto en el Liceu de Barcelona. ¿Es importante para ti? Desde luego. Es la primera vez que vuelvo a Cataluña desde hace 15 años. Cuando era muy joven participé en una master class en Sabadell cuando me estaba formando y luego también pasé por Santiago de Compostela y Oviedo, pero ésta será realmente la primera vez que canto ante el gran público en España y estoy encantado.

¿Cuál es tu ópera favorita? En este momento diría que Manon, porque me encanta el rol de Le Chevalier des Grieux. También he tenido el inmenso placer de hacer de Rodolfo en La bohème y de participar en otras grandes como Fausto o Romeo y Julieta. Y me estoy preparando ahora mismo para debutar en Los cuentos de Hoffmann en Hamburgo, que es importantísimo para mí porque llevo soñando con ello durante años.

¿Cómo describirías tu voz? Es de un color muy claro. El hecho de ser joven me permite tener a mi disposición distintos tipos de color, lo que signiica que puedo emplear matices plenos o mixtos en mi voz. Esto me viene especialmente bien para el repertorio francés. Las composiciones en lengua francesa requieren de estos distintos tipos de color: piden ser capaz de ir de un fortissimo a una mezza voce y dominar los intermedios. Diría que mi voz tiene cierta cualidad de trompeta y trato siempre de jugar con todos los colores para contar una historia. Eso es lo más importante para mí: usar la voz para que el público viaje.

¿Cómo ves el futuro de la ópera? Estamos en un momento complicado, porque cada vez hay más cantantes que salen de los conservatorios y a la vez hay menos trabajo. El mundo de la ópera se parece al del fútbol en el sentido de que, aunque tiene alcance global, se desarrolla principalmente en Europa. Todos quieren demostrar su valía aquí. Creo asimismo que el mundo de la ópera necesita una revolución, ya que siempre está 15 o 20 años por detrás en lo que se reiere a derechos laborales, protección frente a los abusos e incluso sostenibilidad. Se utiliza mucho aire acondicionado, mucha iluminación y mucho vestuario. Y tenemos que demostrar que podemos hacer el mismo trabajo, con la misma calidad, pero gastando menos di-

ROLEX Y LA MÚSICA Desde que estableciera su primera asociación en el ámbito de las artes con la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa en los años 70, Rolex apoya de manera constante y colabora con cantantes y músicos mundialmente conocidos. Entre ellos, Cecilia Bartoli, Gustavo Dudamel, Rolando Villazón o Michael Bublé. Además de apoyar el talento individual, lleva a cabo alianzas con las prestigiosas instituciones que lo celebran. Entre ellas, cuatro de las principales óperas del mundo (Londres, Milán, Nueva York y París), así como dos referencias clave de la música clásica: el Festival de Salzburgo y la Filarmónica de Viena. nero y con mayor conciencia ecológica. Debemos ser más eicientes, consumir menos energía y transmitir la misma belleza. Tenemos que vivir en un nuevo mundo en el que tengamos la capacidad de actuar con una escenografía más medida en términos de iluminación y decorados, utilizando en su lugar la tecnología para crear un show más cinematográico, más visual y más espectacular para la audiencia.

¿Cuál es la mejor manera para el público joven de descubrir la ópera? La mejor manera es que tenga la mente abierta y no juzgue. Siempre es más accesible ir a conciertos en los que sólo toque una orquesta. La voz humana tiene algo muy particular y la primera vez que alguien la escucha en una ópera tiende a reírse porque suena ridícula. Es como la primera vez que pruebas un vino o un destilado muy especial. Hay que acostumbrar el oído de la misma manera en la que uno acostumbra el olfato y el paladar: una vez se logra, surge el apetito de aprender y probarlo más. La escenografía también tiene mucho que ver, como cuando hicimos La bohème en París en una nave espacial bajo la dirección de Claus Guth. Este tipo de iniciativas, que son más conceptuales, más abstractas, pueden atenuar la seriedad de la ópera, que a veces se hace demasiado pesada. Es una manera de hacerla menos compleja, porque al inal las óperas son historias contadas por cantantes, por un director de escena y por una orquesta. A esa producción de La bohème acudió muchísima gente joven atraída por la manera de presentarla, por el concepto novedoso, aunque luego la música fuera la misma. Se puede respetar al compositor y la integridad de los cantantes y a la vez hacer cosas muy modernas e inteligentes. Necesitamos atraer a una nueva audiencia, una que no tiene por qué ser necesariamente joven, porque yo conozco a gente de 60 años que no ha ido nunca a la ópera. Se han de dar pasos para que vuelva a ser lo que era hace un siglo: el equivalente a ir al teatro, al cine o a un restaurante. Es decir, un acto social habitual.

¿Qué supone el apoyo de Rolex para ti? El apoyo de Rolex ha sido increíble. Me empezaron a seguir desde muy joven en mi carrera y creo que les gustó mi peril y lo que transmitía en escena. Firmar por Deutsche Grammophon fue un sueño para mí, pero lo de Rolex es muy especial porque se asocia con iguras muy famosas de la música o el deporte y también con talentos jóvenes que despuntan, que es lo que me pasó a mí. Agradezco mucho que me apoyaran sin esperar a que llegara al top de mi carrera, al igual que hicieron con otros tenores como Rolando Villazón. Y lo que más valoro de Rolex es que es una gran familia que es extremadamente respetuosa con el artista y su carrera, que lo acompaña y deja que lorezca.

This article is from: