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THE LANGLEY SCHOOLS MUSIC PROJECT

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O TR ENTRE 1976 Y 1977, CUA COLEGIOS DE PRIMARIA ON ANADIENSES DECIDIER C GRABAR SUS CLASES DE AÑOS ASI 45 C MÚSICA. AQUELLOS DESPUÉS, ASCINAN SONIDOS NOS F ASADO COMO ECOS DE UN P ANTASMAGÓRICO. F

POR NOEL CEBALLOS DISEÑO CRISTINA GONZÁLEZ VIECO

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IMA GES . Y GETT FOT OGRAFÍA S: "SI QUIERES ESTAR SEGURO DE HABER escrito un éxito", dijo en una ocasión la productora musical Monica Lynch, "pónselo a unos niños". En el curso de 1976-77, un profesor de educación primaria llamado Hans Fenger fue asignado a cuatro clases diferentes en el distrito escolar de Langley, dentro de la Columbia Británica. Nada más aterrizar en su nuevo trabajo, esta estrella del rock frustrada (la única razón por la que aceptó el trabajo fue que su novia se acababa de quedar embarazada y, bueno, necesitaban el dinero) se dio cuenta de que no tenía ni idea sobre cómo se supone que debía educar musicalmente a una masa informe de niños y niñas que, además, no parecía particularmente interesada en las partituras clásicas con las que sus superiores le habían armado. Sin embargo, su alumnado sí tenía claro lo que era un éxito.

De modo que, un buen día, Fenger les pidió que cantasen sus éxitos favoritos, que no eran otros que los que escuchaban por aquel entonces en la radio. "Los niños comprenden aquello que les gusta: emoción, drama y la música hecha en grupo", recordaba este improbable maestro 25 años después en la carpeta de un disco, Innocence & Despair: The Langley Schools Music Project, al que su nombre siempre estará ligado. Cuando les pedía que tocasen canciones infantiles con sus instrumentos, los alumnos se disipaban. Pero cuando les sugería cantar algo de los Beach Boys, David Bowie, Paul McCartney o los Bay City Rollers, Hans Fenger sabía que los tenía en la palma de su mano. "Daba igual que los resultados fuesen buenos, malos o desacompasados", sentencia Fenger en el álbum. "Tenían alma".

Muy pronto descubrió que, al contrario de lo que se nos quiere hacer creer, la infancia odia las canciones "bonitas": sus alumnas y alumnos sólo respondían ante éxitos pop adultos que evocasen soledad, tristeza y otras sensaciones que, pese a no comprender aún del todo, les parecían mucho más estimulantes que Twinkle, Twinkle, Little Star. Cuando se dio cuenta de que lo que tenía entre manos había trascendido con mucho las fronteras del aula de música, Hans Fenger decidió pasar al gimnasio, habilitando un pequeño estudio de grabación en un colegio de Vancouver y pidiéndole a su director (así como a los padres de sus alumnos) poder pasar un tiempo en él durante los recreos y las horas extraescolares. Durante este periodo de experimentación, descubrió que el instrumento ideal para acompañar a sus jóvenes cantantes mientras se expresaban entre colchonetas y espalderas había sido inventado por el compositor y teórico de la educación Carl Orff en la Alemania de los años 20.

La Orff Schulwerk (literalmente, "trabajo escolar") fue una doctrina de enseñanza basada en el trabajo en equipo, la cooperación y los juegos como semilla artística de primer nivel. Para ello, el célebre autor de Carmina Burana se inspiró en los instrumentos clásicos del galemán, una agrupación musical indonesia en la que destacan la percusión pausada (sobre todo, de xilófonos y gongs) o la utilización de la escala pentatónica. Hans Fenger se hizo con un buen montón de campanas de galemán y, en honor a Orff, las puso en manos de sus alumnos. Las conexiones entre ambos, más allá de sus respectivos países de origen o su formación musical, eran notables. "Desde el principio de los tiempos", declaró el maestro alemán, "a los niños no les ha gustado estudiar. Preieren jugar y, si estás interesado de verdad en ellos, dejarás que aprendan mientras juegan. Pronto descubrirán que se han convertido en unos maestros del juego infantil".

ABRIENDO UNA VENTANA EN LA PARED El primer día de grabación, Fenger no sólo les trajo campanas de galemán: también puso a su disposición un bajo, una batería y unos cuantos xilófonos profesionales. Jamás pretendió enseñar a nadie la forma correcta de tocar cada instrumento, pero no tardó en descubrir que no era necesario: consumidos por su pasión en el proyecto, los niños y niñas de las escuelas de Langley se dejaron llevar por la música de manera intuitiva. Su profesor estaba en lo cierto: no es necesario seguir ninguna norma o compás cuando las emociones en juego son tan puras. Comparó el resultado con abrir una ventana en la pared de hierro que por entonces sentía que era el sistema educacional canadiense.

En cierto sentido, él y sus muchachos estaban haciendo punk, o llegando a la ilosofía del 'hazlo-túmismo' por otros medios. "Incluso cuando cometían errores", declaró el profesor a The Irish Times en 2002, "sus errores eran consistentes. Hay un tambor en Space Oddity que entra en el momento equivocado. Pero cada vez que el niño lo tocaba, lo hacía en el mismo punto exacto. Un punto equivocado, pero el mismo cada vez. Y yo no iba a corregir eso".

Oh, sí. Vamos con la lista de canciones. Aparte del primer éxito de David Bowie, Innocence & Despair contiene una suerte de catálogo del rock comercial desde mediados de los 60 hasta mediados de los 70. El disco se abre con Venus and Mars/Rock Show, el medley bicéfalo con el que Wings inauguraron también su cuarto álbum de estudio. McCartney es una constante a lo largo de las sesiones, por lo que debemos deducir que era

ES PROBABLE QUE NO EXISTA NINGÚN DISCO IGUAL: SUENA COMO LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE UNA CIVILIZACIÓN YA EXTINGUIDA, O COMO UN CORO DE ÁNGELES INTENTANDO COMUNICARSE CON NOSOTROS DESDE EL PASADO EN EL LENGUAJE DE LA MÚSICA POP.

realmente famoso en la Canadá de la época: lo encontramos también en Band on the Run y The Long and Winding Road, uno de los indudables puntos álgidos del conjunto (y uno de los pocos cortes en los que Fenger apostó por una niña solista acompañada de un sencillo piano, en lugar de optar por un coro con instrumentalización loca). También tenemos un montón de Beach Boys, con Help Me, Rhonda como gran cumbre, algo de los Eagles, el Sweet Caroline de Neil Diamond, un poco de Fleetwood Mac e incluso Barry Manilow, suponemos que en contra de los principios rockeros de Hans Fenger. El disco se cierra por todo lo alto con Calling Occupants of Interplanetary Craft, de Klaatu, sólo que esta versión sí que se nos antoja realmente digna de ser enviada al espacio y escuchada por una inteligencia extraterrestre interesada en conocer las cotas más raras y hermosas del arte humano.

Cuando acabaron de grabar, el profe dividió a las cuatro clases en dos LPs y editó unas pocas copias de cada uno, principalmente como recuerdo para las familias de los talentos implicados. Fueron, sin duda, las mejores clases de música posibles, pero el curso acabó y el experimento quedó relegado al olvido. Poco a poco, las voces que retumbaron libres en aquel gimnasio fueron creciendo y olvidándose de todo. Hasta que, 23 años después, un coleccionista llamado Brian Linds encontró por casualidad uno de los discos en un mercadillo benéico.

SONIDOS EMBRUJADOS Linds no podía creer lo que tenía entre manos, de modo que se puso en contacto con Irwin Chusid, productor discográico y autor del libro Sounds in the Key of Z: The Curious Universe of Outsider Music (2000). Alguien que había dedicado gran parte de su carrera al estudio, categorización y preservación de la música no profesional, por no decir directamente marginal, era alguien que sabría qué hacer con un disco amateur grabado en el gimnasio de un colegio tantos años atrás. Chusid no sólo mostró interés en el descubrimiento de su colega, sino que se prometió a sí mismo no parar hasta conseguir editar comercialmente aquellas canciones. Para ello, se puso en contacto con Fenger, llegó a un acuerdo de licencia con los nuevos administradores de las escuelas de Langley y obtuvo el permiso de cuantas voces solistas, ya adultas, pudo encontrar. Su objetivo era sencillo: asegurarse de que el resto del planeta sintiese lo mismo que él sintió al escuchar las canciones que componen una experiencia a la que bautizó, de manera brillante, como Innocence & Despair. Inocencia y desesperación.

Tras ser rechazado por diez sellos, Chusid por in pudo editar su CD en primavera de 2001 y a través de Bar/None Records, una casa independiente de Nueva Jersey con la que han trabajado, entre otros, They Might Be Giants o Yo La Tengo. La respuesta fue absolutamente abrumadora a nivel internacional. "Tuve que contratar a un agente", recordó Chusid un año después. "¡Recibía llamadas de gente de Hollywood preguntándome si podían hacer una película sobre el tema!".

Otra de las personas que se puso en contacto con él fue nada menos que Bowie en persona, lo cual es curioso: la primera canción del vinilo encontrado en el mercadillo que Brian Linds le puso a Chusid, aquella que los enamoró sin remedio a ambos, fue precisamente Space Oddity. Lo que no sabían era que el propio autor de la canción llegaría a sentirse exactamente igual. "Los arreglos son alucinantes", explicó. "Combínalos con la fervorosa, así como algo lúgubre, interpretación vocal y obtienes una pieza de arte que yo mismo no podría haber concebido, ni siquiera con la mitad de las mejores exportaciones de Colombia dentro de mí". En otra entrevista, el músico llegó a recomendar la versión de Langley como la mejor de todas las que se han hecho sobre Space Oddity, incluyendo la suya.

Bowie no fue el único homenajeado que se sintió francamente conmovido con Innocence & Despair. Richard Carpenter, quien en su momento también hizo una cover de Calling Occupants, describió el efecto de todas esas voces jóvenes como "encantador". Fred Schneider, de los B-52’s, habló del proyecto como "una experiencia de muro de sonido embrujada y evocativa que te afecta de una forma increíblemente visceral", mientras que Sue Cummigs, de la revista Rolling Stone, dijo que el disco empezaba moviéndose en los márgenes de lo kitsch sólo para acabar trascendiendo toda etiqueta. "Un testamento del valor de la enseñanza creativa", concluía su crítica.

Otro de sus fans de peril alto es el escritor Neil Gaiman quien comentó: "Ojalá todos los colegios enseñasen música así. Me gustaría que cada canción grabada en un gimnasio fuese así de cautivadora… y sospecho que, si las escucho bien, quizá todas lo sean". Una y otra vez, los críticos y comentaristas hablaban del componente irreal, casi de incursión psicológica grabada en una casa encantada, que tiene Innocence & Despair. Es probable, de hecho, que no exista ningún disco igual: suena como las últimas palabras de una civilización ya extinguida, o como un coro de ángeles intentando comunicarse

con nosotros desde el pasado en el lenguaje universal de la música pop. Sobre todo, subraya que toda vivencia nostálgica tiene siempre algo de fantasmal, pues es imposible volver hacia atrás sin que te sientas súbitamente rodeado de espectros.

LANGLEY VA A HOLLYWOOD Al inal, y tal como avisó Irwin Chusid, Innocence & Despair acabó teniendo una versión cinematográica, aunque altamente apócrifa. Dirigida por Richard Linklater, cineasta muy obsesionado con el paso del tiempo y el auténtico valor de la nostalgia, sobre un guion de Mike White, Escuela de rock (2003) imagina a Jack Black como trasunto de Hans Fenger, pero el resto de detalles están muy cambiados (el colegio donde enseña la pasión por la música, por ejemplo, es de lo más pijo, algo que no tiene nada que ver con Langley). La película tuvo una exitosa adaptación a Broadway en 2015, luego podemos decir que el espíritu de aquellas clases ha tenido largo recorrido en la cultura pop.

Incluso en España podemos sentir su inluencia. Durante el curso 2012/13, la docente (y miembro del grupo Hola a Todo el Mundo) Ana Molina formó Milagros, un grupo integrado por varias alumnas del colegio público Pío XII, en el madrileño barrio de La Ventilla. Su último trabajo se titula Belén (2020) y cuenta con letras escritas por, atención, Belén Gope-

The Langley Schools Music Project ha trascendido a la cultura pop en forma de una película y un musical de Broadway. gui (en las notas de su Bandcamp puede leerse que, a falta de gimnasio, el EP fue grabado "en diciembre de 2019 en el salón de una casa en Madrid"). En su momento, Milagros llamó la atención de Spike Jonze y Karen O, quienes también confesaron haber manejado una copia de Innocence & Despair como hoja de ruta para concebir la banda sonora de Donde viven los monstruos (2009). "Deseaba melodías sencillas que fueran emocionalmente complejas", explicó el director en una entrevista para Paste. "Algo que tanto los niños como los adultos pudiesen apreciar".

Y, para cerrar del todo ese puente entre ambas edades, recurramos a una anécdota real: a inales de 2001, hace ya 20 años, Hans Fenger se reunió con algunos de sus antiguos alumnos para un especial radiofónico. Entre ellos estaba Sheila Behman, ante cuya versión de Desperado es imposible permanecer de una pieza. Al hablar de aquellos días, Behman coniesa que tanto ella como muchos de sus compañeros estaban atravesando infancias difíciles, por lo que cantar aquellas canciones les ayudó a "expresar su tormento". La música de los Eagles le ayudó a entender cosas de sí misma que por entonces no era capaz de poner en palabras. Despertó algo muy profundo. O, como diría Carl Orff, se convirtió en una maestra del juego infantil, lo cual le ayudó a aprender las reglas básicas de ese otro juego llamado "vivir".

10001000010000********* IMAGINA UN FUTURO EN EL QUE LOS MEDICAMENTOS ACTÚAN DE MANERA ULTRA EFICAZ CONTRA ENFERMEDADES AHORA INCURABLES. IMAGINA UN MUNDO EN EL QUE NO SE DESPERDICIA LA ENERGÍA Y SE FRENA EL CAMBIO CLIMÁTICO. IMAGINA UN LUGAR EN EL QUE LOS COCHES ELÉCTRICOS TIENEN BATERÍAS DE GRANDÍSIMA AUTONOMÍA. ES EL MUNDO DEL MAÑANA QUE ESTÁ NACIENDO EN UN LABORATORIO DE GOOGLE.TODO GRACIAS A UN ORDENADOR CUÁNTICO CONTROLADO POR EL ESPAÑOL SERGIO BOIXO. EN LOS PRÓXIMOS DIEZ AÑOS TODO, ABSOLUTAMENTE TODO, V A A CAMBIAR.

TODO AQUÉL QUE NO QUEDA fuertemente impresionado por la teoría cuántica es porque no la ha entendido". Así es como Niels Bohr, el premio Nobel danés y uno de los padres de la mecánica cuántica, defendía la trascendencia de una disciplina casi imposible de entender para el común de los mortales. En 2021, podríamos decir que todo aquel que no se siente estimulado o fascinado por las palabras de Sergio Boixo es porque no es consciente de cómo va a cambiar el mundo. Se nos viene encima un verdadero terremoto cientíico e industrial gracias a las nuevas aplicaciones prácticas de la mecánica cuántica. Boixo es el jefe del jefe del comité de ciencia cuántica de Google. Este ingeniero informático leonés diseña los experimentos que luego pone en práctica un ordenador cuántico, una de las máquinas más complejas creadas por el ser humano. ¿Qué es capaz de hacer este aparato? Cálculos que ningún otro ordenador ha podido hacer y que pueden ayudar a solucionar o mitigar problemas tan complejos como el cambio climático o enfermedades hasta ahora incurables. Ésas son las grandes promesas de la máquina que va a cambiar nuestras vidas.

GQ ¿Es posible explicar la computación cuántica de manera sencilla? SB No [risas]. Pero lo voy a intentar. En el siglo XX hubo dos grandes revoluciones tecnológicas. Una es la computación. Aparatos como los ordenadores o los smartphones han cambiado la forma en la que trabajamos o nos relacionamos. La segunda es la mecánica cuántica, responsable de la tecnología industrial moderna. Los chips de los smartphones y de los ordenadores están hechos con semiconductores, y los semiconductores están diseñados con la mecánica cuántica. Pues bien, la computación cuántica junta estas dos revoluciones. La forma en la que trabajan los ordenadores actuales se basa en reglas que preceden a la mecánica cuántica. Funcionan con bits, que son como interruptores que tienen dos posiciones, 0 y 1. Los chips son millones y millones de interruptores que cambian de estado miles de millones de veces por segundo. Lo que hace la computación cuántica es construir ordenadores que funcionan con las reglas de la mecánica cuántica. Y precisamente, lo que es más complicado de explicar son esas nuevas reglas. Los ordenadores clásicos funcionan a base de bits, que tienen dos estados: apagado que es cero o encendido que es 1. Con las reglas de la mecánica cuántica hay más estados. Los ordenadores cuánticos funcionan con qubits, que son el equivalente a los bits pero en estas nuevas máquinas. Los qubits pueden estar en los dos estados

GQ En 2019, Google anunció que había hecho un experimento que consiguió calcular en 200 segundos números aleatorios que al superordenador más potente del mundo le habrían llevado 10.000 años. Ese hito se llamó "supremacía cuántica". ¿En qué consiste ese logro? SB La supremacía cuántica ahora se conoce como computación postclásica. Los ordenadores actuales funciona según reglas muy antiguas. Podríamos decir que son unos ábacos muy complejos, con miles y millones de bolas que cambian de estado para realizar cálculos. Son muy rápidos y tienen mucha capacidad. La idea de la computación cuántica es cambiar el paradigma: hacer ordenadores que no funcionen como ábacos, que tengan otras reglas completamente diferentes. Esto era la teoría. Hasta que no lo llevamos a la práctica existía el debate de si iba a funcionar o no. La computación postclásica ha demostrado que se pueden implementar estas nuevas normas, que se pueden hacer cálculos de forma diferente a como se han hecho en los últimos 2500 años. Es lo que ha pasado en el mundo de la aviación. Los seres humanos llevamos viendo durante toda nuestra existencia a los pájaros volar. Primero hubo un debate de si los seres humanos podríamos volar o no. Llega un momento en que los hermanos Wright hacen un primer vuelo controlado en 1903. Ese hito no demostró que fuera una forma de transporte eiciente (duró 12 segundos y recorrió 36 metros). Tampoco signiicó que dejaran de usarse caballos para moverse. Pero sí que demostraron que otra forma de transporte era posible.

GQ ¿Cómo son los procesadores de estos nuevos ordenadores? SB Nos encontramos en las fases iniciales de la computación cuántica. Como los hermanos

Wright, trabajamos con prototipos, con procesadores experimentales. Es una competición tipo David frente a Goliath. Nosotros somos David con un chip de un centímetro cuadrado. Competimos contra Goliath, que son los superordenadores más grandes del mundo. La computación clásica es una industria que tiene varias décadas de vida, en la que se han invertido miles de millones para conseguir la tecnología actual. Nosotros hemos demostrado que un ordenador con un pequeño chip puede realizar en cuestión de segundos algunos cálculos que otros ordenadores gigantes tardan años en realizar.

GQ Los ordenadores cuánticos tienen que estar en unas condiciones especiales para funcionar… SB En nuestro chip microfabricamos circuitos que se comportan como átomos artiiciales.

Son grandes, los puedes ver a simple vista. La clave está en conseguir que algo artiicial que está a la vista se comporte como un átomo. ¿Cómo consigues pasar las reglas de la mecánica cuántica a objetos que son visibles por tus propios ojos y que conserven estas propiedades? Una de las variables que hay que controlar es la temperatura. El procesador trabaja a una temperatura de 15 milikelvin (-273,135 ºC), casi rozando el cero absoluto. En el espacio vacío, el lugar que hay entre galaxias, la temperatura es de 3 kelvin (-270,15 ºC) por la radiación remanente del

Big Bang. Eso es 30 veces más cálido que lo que hemos conseguido en nuestro laboratorio. Tenemos el punto más frío del universo.

Ha habido experimentos que han logrado de forma puntual temperaturas más bajas. Pero seguro que no hay nadie que la haya conseguido mantener tanto tiempo de media.

En el mundo natural no existe nada igual. A menos que haya aliens, claro [risas].

GQ La supremacía cuántica de 2019 no Los qubits cuánticos ha sido el único logro que habéis pueden realizar operaciones que son conseguido en Google. En 2020 imposibles para un vuestro ordenador cuántico consibit clásico. guió simular una reacción química, otra tarea imposible para un superordenador clásico. ¿Cuál es el próximo objetivo? SB Hay dos grandes líneas en la computación cuántica. Una, en la que centramos la mayoría de nuestros esfuerzos, es la de hacer un ordenador cuántico sin errores. Los procesadores cuánticos experimentales actuales son difíciles de mantener. En cuanto hay un mínimo ruido, el estado cuántico colapsa. Es como si el ordenador se colgara. Con los ordenadores cuánticos actuales tienes que hacer computaciones muy rápidas. Nuestro objetivo es hacer un ordenador cuántico que no se cuelgue y que con él puedas hacer una computación que dure días o meses. Calculamos que vamos a tardar diez años en lograrlo. Esa es nuestra hoja de ruta principal. La otra rama es aprovechar los ordenadores cuánticos actuales, los ruidosos, para utilidades prácticas. Esas aplicaciones se pueden dar en el mundo académico para resolver cuestiones de física o de química fundamental. En esta línea hemos hecho un experimento sobre cómo la información cuántica se transmite en la materia. Esto está relacionado con preguntas sobre gravedad cuántica que nos ayudan a entender cómo se comportan los agujeros negros. Son experimentos que con un superordenador clásico no se pueden hacer. GQ ¿Qué aplicaciones prácticas tienen los ordenadores cuánticos? SB La computación cuántica va a tener un gran impacto en nuestras vidas, por ejemplo, en el tema del calentamiento global. Es muy difícil que solucionemos este problema a base de restringir el consumo de energía. Es importante trabajar en energías renovables, pero también hacerlas más eicientes. Y ahí es donde va a ayudar la computación cuántica. Ahora mismo podemos describir cualquier molécula en una ecuación y sabemos que ésa es la ecuación correcta. ¿Por qué no somos capaces de diseñar un fármaco en dos horas que haga lo que nosotros queramos si tenemos su manual de instrucciones? ¿Por qué no somos capaces de hacer superconductores de alta temperatura? El problema es que no sabemos resolver esa ecuación con los ordenadores tradicionales. En la actualidad, mucha de la química y mucha de su industria se basa en prueba y error. La computación cuántica nos permitiría pasar a una nueva revolución industrial. Podríamos estar diseñando rápidamente nuevos fármacos, nuevas moléculas o nuevos procesos energéticos de una manera mucho más eiciente usando simulaciones y no sólo experimentos de prueba y error. El 10% o 15% de la electricidad se pierde en los cables eléctricos. Con un superconductor, la energía que se produce en una central llegará en su casi totalidad al punto de consumo. Si pudiéramos hacer cables superconductores de alta temperatura, perderíamos el 0%. De esta forma podríamos ahorrar un 15% en el consumo global de energía eléctrica, que es una barbaridad. Otra aplicación práctica se podría dar en el proceso de ijación de nitrógeno, algo que se usa para crear fertilizantes. Somos 7.000 millones de personas en el mundo y los fertilizantes son tremendamente importantes para garantizar nuestra alimentación. Ahora mismo, este proceso es muy ineiciente, tanto que para hacerlo se consume el 2% de toda la energía del mundo. La computación cuántica podría hacerlo mucho más eiciente y ahorrar así muchísima energía.

GQ ¿Cómo habríamos afrontado la pandemia del covid si hubiéramos contado con un ordenador cuántico sin ruido? SB La ciencia ha afrontado este problema de una manera muy rápida, con la creación y distribución de vacunas en apenas un año. ¿Cómo podría haber ayudado la computación cuántica? Podríamos haber desarrollado un medicamento que aprovechara eso para que hiciera ineiciente al virus. En seguida supimos que el virus del Covid-19 tiene una membrana hecha de proteínas. Al mes de que se supiera de la existencia de esta enfermedad, ya teníamos esta información detallada sobre la constitución de las proteínas del virus. Incluso salió en The New York Times. Todo el mundo sabía la ecuación de las proteínas del Covid, pero no hemos podido hacer simulaciones sobre cómo atacar el virus con esta información. Con la computación cuántica podríamos haber hecho una simulación que nos hubiera llevado a crear una molécula que se pegue al Covid en la membrana e impida que ataque las células del cuerpo. Se han intentado hacer simulaciones para encontrar esto en los ordenadores clásicos, pero no han servido.

GQ ¿La próxima revolución industrial se producirá en diez años? SB Ya ha empezado. El experimento de 2019 fue el pistoletazo de salida. En 10 años, en

cuanto hagamos el primer ordenador práctico, con corrección de errores, veremos las primeras aplicaciones con impacto en la industria. Puede que las haya incluso antes. Lo que primero veremos será todo lo que tenga que ver con física y química. Veremos baterías más eicientes para coches eléctricos. Ahora mismo son voluminosas y costosas, pero mejorarán en ambos aspectos en el futuro gracias a la computación cuántica. También puede que haya aplicaciones en fusión nuclear.

GQ ¿Los ordenadores cuánticos tienen aplicaciones fnancieras, como para conocer el comportamiento de la bolsa? SB Tenemos una muy alta conianza en las aplicaciones prácticas relacionadas con la física y con la química, pero en el mundo inanciero no tengo tan alta conianza de que los ordenadores cuánticos tengan tanto impacto, aunque es bueno investigarlo. En problemas que tienen que ver con la mecánica cuántica, los ordenadores cuánticos tienen una aceleración exponencial respecto a los ordenadores clásicos. En problemas que no tienen nada que ver con la mecánica cuántica, como los que provienen del mundo inanciero, no existe esa aceleración exponencial. Los ordenadores clásicos trabajan con reglas de hace miles de años, pero son muy buenos en ese campo. Una de nuestras líneas de investigación es la logística o la optimización de recursos. Eso sí que va a tener un impacto en el mundo inanciero.

GQ En un futuro, ¿habrá ordenadores cuánticos en las casas? SB Sí, pero va a ser un proceso largo y por fases. Lo más probable es que los primeros ordenadores cuánticos trabajen como coprocesadores especializados en centros de cálculo. Estos aparatos funcionarán en la nube: las empresas que estén interesadas en la potencia de los ordenadores cuánticos los alquilarán para ejecutar las simulaciones que necesiten. En esta fase, los procesadores cuánticos trabajarán de la mano con los procesadores tradicionales. Serán grandes y costosos. Luego seguirán la misma trayectoria que los ordenadores de IBM, que primero estuvieron en manos de unas pocas empresas o instituciones que podían poseerlos, y terminaron en las casas de todo el mundo. ¿Cuándo va a ser? Es muy difícil dar una fecha. Puede que en 50 o 100 años. Lo que es seguro es que ocurrirá. Serán como los ordenadores actuales, pero con un módulo cuántico, igual que hoy en día hay tarjetas gráicas que se pueden añadir a un equipo.

GQ ¿Es cierto que los ordenadores cuánticos tendrían la capacidad de romper todos los cifrados de seguridad del mundo? SB Sí, en 1994 un matemático llamado Peter Shor demostró con lápiz y papel que un ordenador cuántico sería capaz de romper el cifrado que protege transacciones bancarias o los sistemas de seguridad que se usan actualmente en Internet. Pero hay dos aspectos que nos van a salvar de esta situación. Por un lado, ese cálculo tan complejo no lo puede hacer un ordenador cuántico ruidoso, así que todavía faltan años para que esto ocurra. Y por otro lado, ya nos estamos preparando para ello, haciendo cifrados que son resistentes a los ordenadores cuánticos. En la próxima década van a cambiar las técnicas de cifrado que se están usando. Es un poco como la situación que vivimos con el efecto 2000. Hubo que hacer un trabajo para preparar los ordenadores y las máquinas para que el cambio de milenio no afectara a sus cálculos. Se hizo y no pasó nada catastróico, y nadie volverá a hablar de ello.

GQ ¿Cómo es el trabajo que desarrolláis en el campus cuántico de Google en Santa Barbara? SB Nuestro proyecto principal es hacer un ordenador cuántico práctico, tolerante a fallos, y nos va a llevar 10 años. Tenemos un campus no sólo de gente que se dedica a buscar aplicaciones, a hacer teoría de ordenadores cuánticos. También es un campus experimental en el que fabricamos chips. Es un proyecto grande que va ir creciendo. Queremos atraer el mejor talento del mundo en este campo. Estamos trabajando

FUTURE LA HOJA DE RUTA DE LA COMPUTACIÓN CUÁNTICA NO SE MIDE EN AÑOS, SINO EN QUBITS. CUANTOS MÁS QUBITS TENGA UN PROCESADOR, MÁS POTENTE SERÁ. EL OBJETIVO DE GOOGLE ES LLEGAR A 1 MILLÓN… ¿EN 10 AÑOS?

QUBIT TEÓRICO. En 1982 el físico Richard Feynman propuso la idea de construir ordenadores cuánticos universales para simular otros sistemas cuánticos a base de qubits. 53 QUBITS. En 2019, Google consigue la supremacía cuántica: construye un ordenador cuántico que realiza en 200 segundos un cálculo que a un superordenador clásico le habría costado años. 12 QUBITS. En 2020, Google consigue simular una reacción química con un ordenador cuántico de 12 qubits, otra operación que un ordenador clásico no podría realizar.

16 QUBITS. En 2020 Google realizó un experimento con 16 qubits para simular la dinámica del modelo Fermi-Hubbard, que predice cómo crear un material con menos pérdida de energía. 100 QUBITS. El próximo gran logro inmediato es crear un procesador de 100 qubits que sea capaz de controlar el ruido para que realice cálculos certeros. 1 MILLÓN DE QUBITS. El gran sueño de Sergio Boixo, el ordenador cuántico que no se cuelgue y que inicie la nueva revolución industrial está a tan sólo 10 años vista.

en una línea de suministro, no sólo nos estamos preocupando de hacer el chip, también estamos trabajando en la memoria, en la pantalla, en la batería… También terminaremos incluyendo a Europa y no sólo Estados Unidos.

GQ Eres ingeniero informático, pero también licenciado en Filosofía… SB Entré en la computación cuántica por vocación y estudié ilosofía por lo mismo, por vocación, por tener una formación humanística, no sólo por las aplicaciones prácticas. También es muy importante entender la gravedad cuántica, aunque a priori no tenga una aplicación práctica que dé dinero. O el Bosón de Higgs o el acelerador de partículas de Ginebra. No tienen aplicaciones prácticas, pero es una parte importante del ser humano. Es necesario invertir en el conocimiento, en hacer avanzar la ciencia. Cuando decidí estudiar ilosofía no buscaba aplicaciones prácticas, sólo quería hacerlo para crecer como persona, para darme una formación en la historia del pensamiento. Me ha ayudado, porque en la mecánica cuántica no hay una experiencia directa. Haber estudiado ilosofía me ha ayudado a entender la mecánica cuántica mejor. En la mecánica cuántica hay mucho debate sobre el papel del observador. Cualquier observador que obtenga información sobre el estado lo altera. Y eso es algo que en ilosofía se debatía hace 200 años. Son preguntas que se hacían Hume o Kant.

GQ Tienes tres hijos y estás en una posición en la que vislumbras el futuro. ¿Qué les recomiendas para que se preparen para el mundo del mañana? SB Que hagan lo que hagan, lo hagan por vocación. Creo que si amas tu trabajo serás bueno y las cosas van a ser más fáciles. El componente del esfuerzo es fundamental para el éxito. Y ese esfuerzo es más fácil si tienes vocación. Si te gusta lo que haces. Me gusta fomentar en mis hijos no sólo el esfuerzo, sino la vocación y la pasión. Cada vez vamos a trabajar más con procesos de aprendizaje automático que complementarán el trabajo que estamos haciendo. Creo que es muy importante aprender a programar. Vamos a trabajar más con inteligencias artiiciales y hay que entender su funcionamiento en profundidad. Los abogados, los médicos, los periodistas, todos contarán con ayuda de estos avances para sus profesiones y creo que va a ser clave no sólo utilizar estas herramientas, sino conocer su funcionamiento en profundidad, su programación.

T H E M A C H I N E

ASÍ FUNCIONA UN ORDENADOR CUÁNTICO.

Esto que ves aquí arriba es el ordenador cuántico de Google. Tiene forma de candelabro, y en cada uno de sus pisos la temperatura es diferente, hasta alcanzar casi el cero absoluto en su parte más baja, en donde se encuentra el procesador. Allí es donde ocurre toda la magia. ¿Y los cables? A través de ellos llegan las órdenes que programan los qubits para que realicen la computación.

En lugar de bits, los ordenadores cuánticos utilizan qubits. En lugar de estar encendidos o apagados, los qubits pueden estar en lo que se denomina "superposición", es decir, encendidos y apagados al mismo tiempo, o en algún punto del espectro entre ambos.

Si lanzas una moneda al aire, puede salir cara o cruz. Pero si la haces girar, tiene una posibilidad de salir cara y otra de salir cruz. Hasta que la mides, parando la moneda, puede ser cualquiera de las dos cosas. La superposición es como una moneda que gira, y es una de las cosas que hace que los ordenadores cuánticos sean tan potentes. Un qubit permite la incertidumbre.

Si le pides a un ordenador normal que encuentre la salida de un laberinto, probará cada camino por turnos, descartando todas las posibilidades individualmente hasta encontrar la correcta. Un ordenador cuántico puede recorrer todos los caminos del laberinto a la vez. Es decir, puede manejar y mantener la incertidumbre en su proceso de resolución de problemas.

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