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‘DOLCE FAR NIENTE’

Le Sirenuse está ubicado en Positano, localidad declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.

La actriz Elizabeth Taylor fue de las primeras estrellas en hospedarse en Le Sirenuse. Tras su visita, se corrió la voz por todo Hollywood. Incluso la princesa Margarita no quiso perdérselo y nos visitó en varias ocasiones. Le encantaba el alma de este lugar”, nos cuentan Antonio (Londres, 60 años) y Carla Sersale (nacida como Paravicini, Milán, 58 años), propietarios de este lujoso resort de cinco estrellas que celebra su 70º aniversario. Como a ellas, este hotel en Positano, el famoso pueblo de las escaleras ubicado en la costa amalfitana, ha hechizado a artistas y aristócratas de medio mundo. Aquí Jackquie Kennedy atracaba su velero para descansar del mar, el escritor Gore Vidal compartía vecindario con el director de cine Franco Zeffirelli y el multimillonario Edo Mapelli se arrodillaba ante la romántica mirada de la princesa Beatriz para jurarle su amor hace tan solo un par de veranos.

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En esta pequeña localidad italiana hospedar a estrellas y celebridades internacionales se convirtió en algo común hasta que llegó la pandemia. Dada la situación actual, sus callejuelas empinadas, su playa de guijarros, sus coloridas boutiques y sus cafeterías reciben con calma al turismo nacional. “Poco a poco todo está volviendo a la normalidad. Antes recibíamos huéspedes

de América, Australia y Europa. Ahora acuden tímidamente los europeos y algún americano”. Este año la pretensión del matrimonio era celebrar por todo lo alto el 70º aniversario de su emblemático hotel. “Nuestra mayor ilusión era hacer una gran fiesta en septiembre, pero no podemos programar nada tal como está la situación. Es muy triste. Esperamos poder festejar en 2022”, dicen con un tinte de frustración que amarga su risa. Sin embargo, nos aseguran que el futuro lo ven con optimismo porque Le Sirenuse (y su familia) han vivido de todo a lo largo de su historia. Los orígen ntonio Sersale se remontan a la ciudad de Nápoles. Fue allí donde su trastatarabuelo, el cardena ntonino Sersale, estuvo a punto de ser elegido papa en 1769. Pero los Sersale, viajeros empedernidos, dejaron de ser nómadas cuando encontraron en Positano un hogar para toda la vida. “Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, el puerto de Nápoles se convirtió en un importante punto estratégico. Un día, mientras mi abuelo viajaba en autobús, le cayó una bomba muy cerca y perdió dos dedos de una mano. “Liz Taylor fue de las primeras Se asustó muchísimo y, exestrellas en hospedarse aquí. cepto dos de sus hermanos que se fueron a combatir, seTras su visita, se corrió la voz trasladó con toda la familia por todo Hollywood” a Positano. Más tarde, en el año 1951, mi padre [Franco] y sus hermano ldo, Anna

y Paolo decidieron convertir la finca familiar de Villa Giuletta en el hotel que hoy conocemos”. Le Sirenuse abrió inicialmente con 12 habitaciones. Ahora tiene 58, todas rodeadas de buganvillas y balconcitos con sillas y mesas de forja orientadas al mar. Sus huéspedes se pueden relajar en su spa, un recóndito refugio con cuatro entradas secretas, donde la teca, el vidrio y el acero estructuran una sauna, un baño de vapor de granito, una sala de hielo con una cascada de agua helada, diferentes salas de tratamiento y una piscina exterior rodeada de limoneros y con vistas al litoral. ambién un gimnasio, perfecto para ejercitarse tras los

Tfestines celebrados en el restaurante La Sponda. Este local enciende sus lunas de miel o bodas de plata”, apunta Carla. Hablando de amor, le pretamos cuánto tiempo llevan tos, a lo que nos responden más de 400 velas al atardecer. La tímida luz de los candelabros se conjuga con la reflejada por el sol en la cúpula de la iglesia de Santa María de Asunta, toda cubierta de azulejos de mayólica. Este espectáculo colorista crea un ambiente idílico para disfrutar de la cocina de raíz y muy local del chef Gennaro Russo, instruido por el tres estrellas Michelin Massimo BoUN CON HO TEL V IS TA S ttura. “Los tomates de las faldas del Vesubio [los Arriba, el Don’t piennolo napolitano] con los que cocinamos son una Worry Bar y maravilla”, dice Antonio. otras estancias Tras la cena, el mejor plan es visitar una de las de Le Sirenuse. Abajo, la familia tres barras distribuidas por el hote ldo’s, con cócSersale en uno teles y mariscos en una de las terrazas del edificio; de los balcones. Don’t Worries Bar, un santuario de la mixología ubicado en una de las salas de estar; y Franco’s Bar, al aire libre y de acceso público. “Es un hotel perfecto para los enamorados. Diría incluso que es el más romántico de Italia”, asegura Antonio. “Vienen muchas parejas de diversas partes del mundo para celebrar eventos especiales como l unísono que “toda la vida”. i padre se fue a trabajar a ilán en los años cincuenta y llí conoció a los padr nnio. Se hicieron muy buenos migos y continuaron siéndolo sta el día de su muerte”, nos a Carla. Ella estudió Dereho en Nueva York con la intenn de ser abogada penalista n Milán, su ciudad. Jamás

VISIT AS I L US T RE S

A la izda., el joyero John Asprey y su esposa en 1979. Arriba, Jackie Kennedy y su hijo, John John. A la dcha., Zeffirelli en su casa de Positano y, abajo, su sobrina Norina Pisciotto. En la otra pág., el restaurante del hotel.

llegó a ejercer. En el momento en el que contrajo matrimonio con Sersale, hace tres décadas, también co zó su compromiso con Le Sirenuse. “No sabía cómo hacerlo, pero llevo más de 20 años trabajand ntonio Sersale, sin embargo, aprendió el oficio de su padre y lo continuó de forma muy natural desde 1992. Y a partir de 2015, cuando su progenitor falleció a la edad de 87 años, tomó las riendas del negocio familiar. “Cuando era joven, era un auténtico mocoso. Venía con mis amigos y hacíamos muchas travesuras. A mi tío [Paolo] le preocupaba mucho mi comportamiento, pero yo jamás he dejado de ver este sitio como un lugar mágico”.

a Sirenuse está plagada de recuer-L dos familiares y mobiliario histórico que tanto Antonio como su padre fueron comprando en distintas ferias y subastas. Esta colección clásica contrasta con una muestra de arte contemporáneo, exhibida en el hotel de forma permanente, que el matrimonio ha reunido con el paso del tiempo. “Durante los últimos seis años hemos recopilado obras alrededor del mundo. Trabajamos con una comisaria alema ittson-Thomas, que nos ayuda a captar piezas de Nueva York, Los Ángeles o de la misma Italia”, nos explica Carla. La idea es que esta hibición en continuo crecimiento refleje la felicidad desde la perspectiva de cada punto del mundo. Además, todos los años un artista es invitado a crear una obra en el hotel relacionada con las esencia del entorno y el espíritu del lugar. “Queremos huir de lo polémico e imbuirnos en lo bello y lo decorativo”, aseguran. Y cuando les preguntamos por una pieza que les llame la atención, nos aseguran , al igual que en Positano, “la magia eside en el conjunto”. Aunque no es solo la decoración o el e pictórico lo que inunda las infinitas tancias de cortinas blancas y arcos mánticos de Le Sirenuse. La moda ién ha encontrado aquí un espacio y especial. En el año 2013, además de ñar sus funciones directivas, arla fundó junto con su sobrina, la didora Viola Parrocchetti, la firma de pa Emporio Sirenuse. Inspiradas en la lleza del hotel y de sus inmediaciones, ía y sobrina lanzan tres colecciones al o de moda veraniega, ropa de baño y s del hogar. También colaboraes con los diseñadores y artistas más s del mundo, como la modista eozelandesa Emilia Wickstead —que iste a la duquesa de Cambridge o a

Charlotte Santo Domingo— o el diseñador de interiores Luke Edward Hall —cuya vajilla china ilustrada con motivos del pueblo italiano se agotó en cuestión de minutos—.

“Le Sirenuse siempre ha sido un negocio familiar”, nos asegura el italiano. Aquí también trabajan su prima Marina Sersale (hija de Paolo), quien junto con su marido, el empresario argentino Sebastián Álvarez Murena, se ocupa de las fragancias del hotel, Eau d’Italie; y su prima Giulia (la otra hija de Paolo), quien se encarga de la vegetación y lores que adornan cada esquina del hotel. “Ellas residen en Roma, pero vienen siempre que pueden. Nosotros vivimos un poco más cerquita, a media hora del hotel”, dic ntonio sobre su casa, un apartamento de 600 metros cuadrados plagado de libros y reliquias familiares, con un pequeño jardín, donde pasaron el confinamiento.

“Lo único que hemos mantenido en el hotel durante estos 70 años es la atmósfera, que siga siendo una casa agradable donde pasar las vacaciones. ¿El resto? Ha mejorado: la profesionalidad, los servicios…”, responde el empresario cuando le preguntamos en qué ha cambiado Le Sirenuse a lo largo de su historia. “En la época en la que yo llegué había un tercio de los trabajadores que somos actualmente. Pero, aun con su crecimiento, hemos querido que continuase siendo un sitio único, con alma y poco comercial”. l matrimonio se ha esforzado en transmitirle esta

Efilosofía a los futuros herederos del negocio, su hijos Aldo (Milán, 29 años) y Francesco (Milán, 28 años). El mayor estudió en la escuela de hostelería de Lausana (Suiza) y actualmente se ocupa de toda la parte gastronómica de Le Sirenuse. El pequeño cursó Relaciones y Asuntos Internacionales en la Universidad de Nottingham (Inglaterra) y se encarga de la comunicación digital del hotel. Los hermanos trabajaron hasta el año pasado en Le Sirenuse Miami, un restaurante que la familia tenía en The Surf Club, una lujosa área de Miami Beach (Florida), que cerró debido a la crisis sanitaria. Ahora que toda la familia está afincada en Positano, reman juntos para que Le Sirenuse continúe por lo menos otras siete décadas siendo la perla más bonita de la costa amalfitana. “El secreto de la excelencia de nuestro hotel es la calidez y la calidad humana. Cada detalle está realizado con muchísimo cariño y amor. Esto es mucho más importante que cualquier otra cosa”, asegura la pareja. Rodea-

“Hemos querido que da del paisaje más bonito Le Sirenuse continuase de todo el Mediterráneo, el exclusivo y lujoso hotel siendo un sitio único, con Le Sirenuse lo tiene abalma y poco comercial” solutamente todo, salvo nuestra visita. Cuestión de tiempo…

BonVivant / Hoteles Un destino para todas las estaciones

El lujoso Four Seasons Hotel Madrid se asienta en la capital 10 meses después de su exitosa apertura. Si ya había decidido a qué lugar viajar este verano, esta joya de cinco estrellas ubicada en la milla de oro madrileña hará que cambie de opinión.

Apocos pasos de la emblemática Puerta de Sol se levanta imponente el Four Seasons Hotel Madrid (Calle de Sevilla, 3), perteneciente a una de las cadenas hoteleras más lujosas del mundo. Abrió sus puertas en septiembre de 2020, cuando, por la crisis por el COVID-19, aún no gozábamos de la libertad necesaria para cruzar las fronteras comunitarias. Pero este enclave de cinco estrellas ha sabido esperar a sus clientes durante este tiempo y ya es uno de los destinos preferidos de los bon vivants más selectos.

El hotel, ubicado en Galería Canalejas, una serie de siete edificios históricos que a principios de siglo albergó la sede del edificio del Banco Español de Crédito, también llamado Palacio de la Equitativa, consta de 200 habitaciones y suites, varios restaurantes (entre ellos el célebre Dani Brasserie del chef Dani García, ubicado en su espectacular azotea con vistas de 360º) y algunas de las tiendas de moda más exclusivas (como la de Hermès, cuya boutique ocupa la esquina frontal del edificio). Todas sus estancias se inspiran en el lujo clásico y cada una supone una experiencia totalmente diferente. Entre su exclusiva oferta destacan las suites con agradables terrazas para celebrar cenas íntimas o las habitaciones de dos niveles para albergar a toda la familia. A su vez, bajo el nombre Four Seasons Private Residences, dispone de 22 viviendas para uso privado, de unos 300 metros cuadrados

G A S T R O N O M Í A D A N I B R A S S E R I E

“Quiero darle de comer a miles en vez de a cientos”, dijo Dani García (Marbella, 46 años) cuando renunció a sus tres estrellas Michelin en 2019. Su madre no se lo tomó muy bien, pero el resto de amantes de la cocina aplaudimos al comprobar que el chef no detenía su trayectoria. García ha seguido demostrando su maestría en restaurantes como Lobito de Mar, BiBo o Leña, repartidos por Madrid y Andalucía. A finales de 2020 nos rendimos a su proyecto más ambicioso: Dani Brasserie, en la azotea del hotel que ocupa estas páginas. Un templo culinario más asequible pero con la misma inteligencia de su cocina de autor. De su carta destacamos el Tomate nitro, la Cigala con helado de ajoblanco y la Hamburguesa Rossini. ¿La guinda? La compañía de un buen vino y las mejores vistas al skyline madrileño desde la plaza de Canalejas.

S U S PA U RBANO, D E 1 .400 M ETRO S C UADRADOS, E S U N O DE LO S M ÁS G RANDE S Y LUJOSO S DE N UESTRO PAÍS

cada una. Todas cuentan con los mismos servicios del hotel (entre ellos un lounge particular, chófer y chef) y el precio de su metro cuadrado ronda los 13.000 euros. Y aunque las grandes (y anónimas fortunas) españolas y europeas ya las adquirieron en su lanzamiento, desde el Four Seasons aseguran que podrían revenderse.

Pero si lo que desea es relajarse, le proponemos visitar el spa. Un edén acuático de 1.400 metros cuadrados, distribuidos en las últimas cuatro plantas del hotel, que abandera el récord de ser el más grande y exquisito spa urbano de España. Lo mejor para no perderse entre tanta pomposidad es reservar un par de horas para uno de sus tratamientos wellness. ¿La única desventaja? Que después de visitar el Four Seasons ya ningún otro hotel superará sus expectativas. _

ANA ARJONA A L P I E D EL DET ALLE

El Four Seasons Hotel Madrid también cuenta con diferentes salas para la celebración de eventos de todo tipo. Desde reuniones de empresa hasta bodas o fiestas familiares.

R AÚL B ERME JO

SU S D ESEO S S ON Ó RDEN ES

E L J EF E DE C ON SERJERÍ A DE L FOU R S EAS ON S DE SVEL A L AS CLAVE S DE SU É XIT O.

Hay un hombre el Four Seasons que es capaz de conseguirlo todo. Y se llama Raúl Bermejo (Madrid, 35 años). Su trabajo como jefe de Conserjería consiste en diseñar la estancia de cada huésped para convertirla en un sueño. “Analizamos desde qué le gusta hacer hasta de qué lado de la cama duerme”, explica. También cumple sus deseos más extravagantes. “Una vez mandamos a un compañero a la otra punta del país a recoger una camiseta firmada por el futbolista favorito de una clienta. Para nosotros no existe el ‘no’, siempre y cuando sea legal y ético”. Este servicio solo es posible gracias a su talento (Bermejo ha trabajado en algunos de los hoteles de lujo más importantes de Europa y es miembro de la asociación Les Clefs d’Or) y a la filosofía de la cadena: “Trata a los demás como te gustaría que lo hicieran contigo”.

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