HERMANITAS DE LA ANUNCIACION
DIRECCIÓN GENERAL
PROGRAMA: Carisma e Identidad Anunciata en el Servicio Evangélico de Animación PROCEDIMIENTO: Secretaría Circular Nº 44 Bogotá, Junio 21 de 2012
Proceso Código PG-PR-07
Versión 001 Emisión 10-08-09
Actualización
MADRE MARIA BERENICE, MISTICA Y PROFETA DE SU TIEMPO Y DEL NUESTRO 25 DE JULIO, 19 ANIVERSARIO DE SU PASCUA Queridas Hermanitas.
“Alabados sean Jesús y María; ahora y para siempre” Al celebrar este nuevo Aniversario de la pascua de nuestra querida Fundadora, la Sierva de Dios Madre María Berenice, recordamos con filial afecto su figura carismática, portadora de un proyecto, que parecía imposible en su tiempo, pero que el Espíritu del Señor lo fue realizando por medio de ella, para dar nueva vitalidad a la Iglesia y un nuevo rostro a la Vida Consagrada; gracias a su sensibilidad, disponibilidad, entrega, amor y confianza en el Corazón de Jesús. Al hablar de Mística y de Profecía, nos remitimos a nuestra querida Fundadora, quien desde su ser femenino supo conjugar la confianza sin límites, nacida del amor al Corazón de Jesús y la valentía para responder al “TE LO PIDO TODO”, emprendiendo el camino fundacional que Dios le señalaba; apasionada por descubrir y vivir la Voluntad de Dios y llegar al máximo grado, poniendo el acento no solo en lo que Él quiera, sino en “amar lo que Él ama… Esta búsqueda constante, le llevó a identificarse con el Amado hasta exclamar: “Que quien se acerque a mí, perciba a Jesús, quiero repartir su sonrisa, su bondad, su amor y contemplar con su mirada la realidad del mundo” (Libretas Espirituales). Consideramos el profetismo de la vida consagrada, como una forma de especial participación en la función profética de Cristo, comunicada por el Espíritu Santo inherente a la vida consagrada, por el radical seguimiento de Jesús y la consiguiente entrega a la misión que le caracteriza; la función de signo, que el Vaticano II le reconoce, se manifiesta en el testimonio de la primacía de Dios y de los valores evangélicos. El profeta siente arder en su corazón la pasión por la santidad de Dios y, tras haber acogido la palabra en la oración, la proclama con la vida, con los labios y con los hechos, haciéndose portavoz de Dios contra el mal y el pecado. El testimonio profético exige la búsqueda apasionada y constante de la voluntad de Dios, la generosa e imprescindible comunión eclesial, el continuo discernimiento espiritual y el amor por la verdad. También se manifiesta en la denuncia de todo aquello que contradice la voluntad de Dios y en la búsqueda de nuevos caminos para la construcción de su Reino. Es imposible hablar de mística y profecía sin evocar a Madre María Berenice, una mujer que desde su ser femenino responde con fidelidad al proyecto de Dios, conjugando armoniosamente la audacia e intrepidez, con las altas cumbres de la mística; una mujer de talla extraordinaria que perfila con altura y gallardía la mística profética, que parte de una profunda experiencia de Dios por quien se siente llamada y enviada, como a insaciable buscadora del Misterio en su vida. Cuando estudiamos sus escritos “es decir la historia que cabe en libros” y su propia vida, podemos decir que Madre María Berenice, fue Mística y Profeta de su tiempo y del nuestro, como lo fueron las Mujeres Bíblicas, entre ellas: DEBORA, mujer extraordinaria, de fe convencida y valiente, a ella acudían los hijos de Israel, reconociendo su autoridad, su juicio y su liderazgo. SARA, mujer de Abraham, la madre del pueblo escogido, que dejó su pueblo, su casa, su vida, por seguir a su marido y realizar un sueño que parecía más bien una quimera, el sueño de fundar un nuevo pueblo. RUT, quien nos enseña que el