INTERIORES ALGORÍTMICOS
Las nuevas tecnologías digitales juegan actualmente un papel protagonista en la redefinición de la disciplina arquitectónica. El uso de la programación aplicada a la arquitectura ha abierto el camino a estrategias de diseño algorítmicas que permiten la gestión simultánea de grandes cantidades de información, así como el control del proceso desde las fases preliminares hasta la fabricación automatizada de sus componentes. Un nuevo paisaje arquitectónico está emergiendo, promoviendo un cambio de paradigma que posiblemente significará la superación definitiva del movimiento moderno. Realización: Arantza Álvarez
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egún el Diccionario de Real Academia Española de la Lengua, un algoritmo es un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. La palabra ‘algoritmo’ no se deriva de la raíz griega “algos”, que significa dolor, sino que es una corrupción del nombre del matemático persa del siglo IX Al-Khwarizmi, considerado como el padre del álgebra y como el introductor de nuestro sistema de numeración. Gracias a los esfuerzos del matemático medieval italiano Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci, el algoritmo comenzó a reemplazar al ábaco como sistema de cálculo comercial a finales del siglo XII en Europa. Así que hasta hace muy poco, la palabra ‘algoritmo’ se refería exclusivamente a los cálculos realizados con lápiz y papel, y las personas capacitadas en su ejecución eficiente se denominaban -en el mundo anglosajón- ‘computadores’. A pesar de que sólo han sido objeto de estudio formal desde hace unas pocas décadas, los algoritmos han estado con nosotros desde los albores de la civilización, incluso mucho antes de que Al-Khwarizmi y Fibonacci popularizaran el uso de las cifras. Algunos ejemplos de algoritmos en matemáticas, son el de la división para calcular el cociente de dos números, o el método de Gauss para resolver un sistema lineal de ecuaciones. En la vida cotidiana se emplean algoritmos en multitud de ocasiones para resolver todo tipo de cuestiones, como los manuales de usuario, en los que se muestran algoritmos para usar un aparato. Con la invención de los ordenadores, los algoritmos se convirtieron en los marcos en los que se implementan los problemas que los programas informáticos resuelven. De la misma manera, los algoritmos también sirven para explicar las lógicas organizativas y las estructuras increíblemente complejas que encontramos en la naturaleza que nos rodea. Al igual que los seres vivos, los edificios y las ciudades nacen, crecen, se transforman y mueren. Generar, controlar, perfeccionar… esta evolución es una de las preocupaciones de los arquitectos y diseñadores de nuestra época. Desde hace casi más de dos décadas, las nuevas tecnologías digitales se han ido convirtiendo en una herramienta imprescindible para estos profesionales. Han pasado de ser simples instrumentos de representación a transformarse en poderosos motores que están revolucionando la forma de concebir y de configurar el espacio arquitectónico. El uso de la programación aplicada a la arquitectura o scripting, representa un cambio radical en la manera como diferentes tipos de información se integran en el proceso de diseño, y constituye toda una revolución de las estrategias metodológicas que se utilizan para el proyecto, la fabricación y la construcción. A la hora de diseñar un edificio, por ejemplo, los arquitectos utilizan procedimientos algorítmicos, no para definir el edificio propiamente dicho, sino para plantear el conjunto de reglas y códigos que determinan su organización espacial. El hecho de referir las formas a un conjunto de parámetros fácilmente manipulables permite valorar infinidad de simulaciones geométricas en tiempo real, lo que multiplica extraordinariamente los límites de la producción analógica tradicional. Más allá de la seducción que estas complejas y mutantes geometrías ejercen, el diseño algorítmico y paramétrico (que las industrias automovilística y aeronáutica vienen utilizando desde la década de los 80) conlleva también grandes avances en la optimización de las estructuras y de los materiales empleados, mejorando las capacidades materialización e industrialización del proyecto. La preocupación por la utilización eficaz de los recursos, reducción del gasto energético, sostenibilidad… lleva a los diseñadores a la observación de las estructuras naturales, (ejemplos perfectos de funcionalidad y de equilibrio con el entorno), no simplemente para mimetizar sus formas, sino tratando de utilizar su lógica como una herramienta con la capacidad de resolver enteramente nuevos problemas. El concepto del ‘código generador’, impulsado en la segunda mitad del siglo XX por el desarrollo de la genética y la informática, está empujando a los arquitectos a la búsqueda de codificaciones digitales para objetos arquitectónicos que sirvan para programar cómo se adaptará un elemento arquitectónico a crear. Esto implica importantes cambios en la metodología de trabajo, ya que se conduce al diseñador a no pensar más en una forma final, sino en un proceso. Todas estas experiencias, que por el momento encuentran importantes resistencias en los actuales protocolos de construcción, atestiguan posiblemente un cambio de paradigma (o la definitiva superación del movimiento moderno) que producirá un paisaje arquitectónico radicalmente nuevo, más integrado con nuestras necesidades y el entorno.
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