Cédulas erráticas

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La felicidad es una esponja caliente (y fría)

Guillermo Fadanelli

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Michael Sodeau Los escritorios no parecen ser objetos creados por el hombre. Emergen de la tierra como plantas, tienen raíces. Cuando me siento ante un escritorio mis piernas se vuelven también raíces, y en la superficie del escritorio hay juguetes, sacapuntas, cinta adhesiva, objetos que me regresan a la escuela. Hasta los tiranos tienen lápices en las gavetas, y esto los hace humanos.

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Maison Martin Margiela Desaparecer a fuerza de voluntad es, además de un privilegio, prueba de un talento misterioso. Hay que saber no estar. Los pies femeninos tocan la tierra, pero la imaginación les da alas, y no están. En mi deseo los zapatos suplantan un cuerpo entero, ¿para qué quieres el cuerpo si posees un símbolo? Las zapatillas de cristal son la única reliquia de la imaginación erótica: así comenzó todo.

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Terrence Kelleman Cada vez que el dinero toma una dirección yo camino justo en sentido contrario. No se trata de ideales ascéticos, sino de un pésimo olfato. Ninguna cartera es capaz de contener los billetes que llegan a mis manos. Si las carteras hicieran implosión en lugar de explosión lucirían como un distinguido hoyo negro de mi realidad: una cartera que se dobla dentro de sí misma hasta desaparecer.

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Felix Hoffmann Mi padre me pedía una aspirina cada vez que volvía de su trabajo en las noches. ¿Qué contenía esa pastilla para que un hombre fuerte e imbatible necesitara tomarla? A ojos de un niño la aspirina es un misterio, como la concepción o el espíritu. Y pensar que fuera de mi casa hay un sauce. Ahora ya no lo veo como un árbol, sino como el origen mismo de la aspirina. A mi padre le dolía la cabeza igual que me sucede a mí cuarenta años más tarde. Para aliviarme tomo pastillas más pequeñas y más potentes: todos disminuimos, como jabones.

3 Kikuo Ibe

El tiempo es la imagen móvil de la eternidad (esta idea se ha conservado desde Platón hasta los remotos tiempos de Borges). El reloj no es el tiempo, sino un objeto que mide la magnitud de la ingenuidad humana. ¿Y un reloj de plástico? Eso es un acto dadaísta. Contra la clásica costumbre del reloj de oro, las muñecas se atan hoy a un reloj japonés. Son los tiempos, no el tiempo.

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Nathan Frank y Richard Fine La salud es el olvido del cuerpo: su silencio. Sólo la enfermedad nos habla, a veces de manera fraterna, a veces con odio y determinación. Sin embargo, en aquel vuelo de dos horas en que tan mal me sentí, la aeromoza extrajo un botiquín de un gabinete y buscó unas pastillas. Y yo observé el botiquín abierto, y sus objetos frágiles y blancos, y las manos delicadas de la enfermera aeromoza. Y me alivié.

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Reloj Digital El reloj digital nos ofrece una seguridad incompleta, pues se obstina en nombrar exactamente cada partícula del tiempo. El moribundo se acuesta de espaldas a su mujer dormida, pero apenas roza y siente el cuerpo de ella se retira bruscamente. "¿cómo pueden seguir viviendo juntos los vivos cuando está presente la muerte?" Es una escena de Reloj sin manecillas, la novela de Carson McCullers. El lenguaje es como un reloj sin manecillas. El estructuralismo, en cambio, es una empresa digital.

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Pack 'n' carry + carriolier Sentada en la banca metálica de un camellón, la joven coloca un recipiente de plástico sobre sus piernas. Espera a que los peatones se alejen y en un momento de tranquilidad abre el recipiente y comienza a comer de su contenido. Baja la vista cada vez que un peatón imprevisto la observa y husmea de reojo en su comida. Ella desearía que en ese momento su cuerpo fuera un caracol. ¿Alguien ha conocido la soledad?

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Chuck Taylor Cuántas veces no me imaginé huyendo por un callejón oscuro mientras cargaba la televisión del vecino en brazos. Mis tenis: Converse All Star. ¿Podían ser otros? No blancos, sino de color óseo, sucios, pero efectivos. Y todo esto a causa de que escuché decir a un viejo que esos tenis eran los favoritos de los ladrones. Cuando jugué baloncesto sobre cemento usaba esos tenis y fui un campeón, es decir un farsante. Hace poco descubrí a una mujer calzando sus Converse All Star, blancos, y no supe qué pensar: ¿el fetichismo ha llegado a esos límites?

10 Set para Pic-nic

Llevaba un libro consigo cuando iba al campo. Lo elegía dos o tres días antes del paseo. La comida pasaba a segundo plano, hasta que en su cumpleaños le obsequiaron una cesta para día de campo. Y los libros se marcharon. Un cuarto de vino, unas setas cocinadas en ajo, servilletas blancas, una barra de pan en trozos y las hojas de jamón serrano. Flaubert dejó de sorprenderla e incluso una tarde, sentados ella y yo a la sombra de un árbol, la descubrí bostezando cuando leía Bouvard y Pécuchet.


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