La paz es ahora 20 mayo 2014

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“LA PAZ ES AHORA” 1. El libro de Carlos Arturo Velandia es un compendio de entrevistas y artículos escritos por él. Es profundo, importante, constructivo y voy a referirme a los aspectos que más me impactaron: En primer lugar, porque es una radiografía de la actual situación colombiana, de tanta trascendencia para cada familia, cada institución, cada uno de los sectores de la sociedad y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas; porque hace historia de los procesos de paz, analiza los diálogos de la Habana y reitera con razonamientos contundentes la exigencia para que no se levanten de la mesa los negociadores, sino hasta cuando se consiga la paz. Además, porque pone el énfasis en la necesidad de que el gobierno inicie diálogos con el ELN y dice: “De no ser así, sería una paz incompleta, localizada solo en algunos territorios y el Estado seguiría manteniendo unas fuerzas armadas con cerca de medio millón de efectivos y un gasto diario de 68 mil millones de pesos, aparte del dolor humano y las hondas desgarraduras del alma colombiana que entraña el conflicto”. Otro aspecto del libro es que acierta, sabe interpretar los sentimientos y anhelos que se escuchan y se expresan a cada momento en todos los rincones del país, como en los siguientes 3 ejemplos: Primero: “¿Qué sentido tiene matar, si estamos a las puertas de poner fin a la guerra? ¿Es válido seguir matando y generando violencia en nombre de la paz? Segundo: “En el post-conflicto se tendrán que crear escenarios de inclusión, donde el ciudadano común y corriente pueda expresar su voluntad en relación con los cambios que necesita el país”; lo que equivale a decir que a la hora de las definiciones nadie quede excluido de un nuevo Contrato Social.

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Y tercero, el libro se ocupa del razonamiento, del porqué el pedido de convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente y hace claridad sobre sus objetivos que tienen como finalidad, legitimar con la Ley la ampliación de la democracia en la que se incluyan garantías para nuevos actores políticos y sociales, y la paz como un propósito nacional. Hay otro aspecto del libro para mí, más personal, aunque eminentemente político: se trata de que usted, Carlos, es otro ejemplo de quienes entregaron su juventud y estuvieron dispuestos a dar su propia vida por esa inagotable vigencia de las luchas populares y por un sueño que resultó imposible porque el mundo cambió. O para decirlo en sus propias palabras, porque “La guerra se agotó como fórmula para acceder al poder, o para seguir detectando el poder”. Usted es otro colombiano que ha sabido vencer las grietas del tiempo, de la cárcel y del exilio, para seguir esclareciendo nuestra realidad social y trabajando por un país distinto, posible y mejor. Es ante esto que reitero mi admiración.

2. Lo anterior en cuanto al contenido del libro como tal. Ahora voy a referirme a una evidencia que fluye en sus palabras, sus ideas y las acciones que usted emprende con entusiasmo, en la búsqueda y la defensa de la paz nacional. Se trata de que la semilla, la vida y las enseñanzas de Camilo Torres Restrepo, quedan vigentes en los análisis que usted hace en su libro, 50 años después de su muerte ¡Casi nada! Tomo entonces solo unos puntos, para confrontarlos con su escrito y establecer su vigencia: Camilo reconocía la importancia que tenía en el conflicto armado colombiano el problema de la tierra y las desigualdades en los campos (hoy segundo punto en las conversaciones de la Habana); hablaba del latifundio como un problema estructural ligado con la violencia; modernamente los grandes propietarios de la tierra están ligados al paramilitarismo. 2


Planteó la unidad popular como un propósito; hoy vemos que la unidad, además en la diversidad, es indispensable para profundizar la democracia y para ir lejos si se quiere posicionar una agenda de paz. Si analizamos los 10 puntos de la Plataforma del Frente Unido, podemos reconstruir la integralidad, validez y permanencia de los planteamientos de Camilo, a pesar, o precisamente por los cambios que se han dado en el país respecto del conflicto armado, que deja más de 6 millones de víctimas, cerca de 5 millones de personas en desplazamiento forzado, más de 4 millones de colombianos viviendo lejos de su patria, y el 75% de los habitantes viviendo en pauperización y cinturones de miseria en las ciudades. En una de las ponencias que elaboró Camilo, en marzo del año 63, que tituló “La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales colombianas” explicaba que “para poder precisar la magnitud de un cambio es necesario determinar 3 aspectos: la situación antes del cambio, los factores que influyen en el cambio y la situación posterior” “La sociedad rural colombiana –dice en su ponencia- antes de pasar por el fenómeno de la violencia era una sociedad relativamente estática (se refería a la descripción hecha por Monseñor Germán Guzmán en el libro “La Violencia en Colombia”). “Como resultado, las poblaciones rurales han entrado en contacto, tomando conciencia de las necesidades comunes y adquiriendo una solidaridad de grupo, al enfrentar el conocimiento de su realidad con el conocimiento de otros niveles de vida superiores, tanto rurales como urbanos”. Estos análisis que hace Camilo son aplicables a varios sectores de nuestra sociedad, entre ellos a las mujeres de cualquier edad, condición, etnia, etc., por ser tema muy importante y necesario de tratar (en otros escenarios y momentos) como punto de partida de la perspectiva de género y la diversidad. Al leer “La paz es ahora”, encontré otro punto que me llevó a Camilo, concretamente a su planteamiento sobre el rol, el papel de los Grupos de 3


Presión, que parece escrito para este momento: dice Camilo ponencia “La violencia y los cambios socio-culturales”:

(en su

“Aunque es muy difícil predecir, es muy poco probable que haya cambios estructurales lo suficientemente profundos, realizados por la sola iniciativa de la clase dirigente actual (…..) Sin embargo, la orientación hacia los problemas agrarios (….) podría producir el efecto de la creación de un liderazgo de base, capaz de dirigir las presiones del campesinado hacia objetivos de desarrollo social y económico. Si estas presiones se ejercen en forma suficientemente técnica y enérgica, podrían cambiar la estructura de la clase dirigente, siempre y cuando esta sea capaz de valorar a tiempo el peligro de una transformación que la destruya por no haber podido adaptarse a un cambio social que se presenta como inevitable”.

3. Finalmente Camilo tiene mucho que decirnos sobre la paz ahora, cuando estamos en medio del proceso de negociación con las Farc, y posiblemente dentro de poco tiempo con el Ejército de Liberación Nacional. Se trata de un episodio que voy a relatar (se encuentra en muchos documentos y en libros como “Camilo, profeta de nuestro tiempo”, “Camilo el cura guerrillero”, creo que en los Escritos Escogidos y en otros) a mi manera: Era 1962, tiempo de aumento de la deuda externa que nos afectó tanto económicamente a las clases populares y particularmente a las mujeres cabezas de familia; tiempo del Pte. Guillermo León Valencia, un señor que cazaba patos todos los fines de semana; el país venía de las manos de Lleras, otro señor que había estimulado las guerrillas de los Llanos y después las entregó; venía también del famoso Frente Nacional, cuando solamente se podía votar por liberal o conservador. Todas estas situaciones aumentaban la abstención considerablemente.

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Y como quiera que el Pte. Rojas Pinilla bombardeó a las llamadas Repúblicas Independientes, pero no las aniquiló, El Señor Valencia decretó bombardeo intensivo a Marquetalia. Simultáneamente en el Departamento de Santander se empezaba a formar un pequeño Ejército de Liberación. La operación a Marquetalia, dijo el señor Pte. (y se oía en radio), costaba ”por ahí” unos 30 millones de dólares. Se haría el próximo primero de mayo con unos 16 mil soldados y se emplearían técnicas nuevas: guerra bacteriológica y napalm, como en Vietnam, se traerían cientos de periodistas de todos los rincones del mundo para que contaran después cómo aniquilaron a los malhechores. Y mientras tanto en las ciudades nos quedábamos sin habla ante lo que íbamos a presenciar el día indicado, el 1 de mayo; se hacían manifestaciones veloces, gritos esporádicos… y se utilizaban algunos métodos aprendidos de la resistencia francesa cuando los nazis, en fin….. Camilo, entonces, que compartía como todos los demás la angustia de lo que se venía, resolvió, junto con Orlando Fals Borda, Gustavo Perez, Eduardo Umaña y Garavito Muñoz, integrante del entonces MRL, presentar personalmente una petición ante el Ministro de Guerra, General Rebeiz Pizarro, consistente en solicitar permiso para ingresar a la zona de operaciones, en lo que llamaron UNA MISIÓN DE PAZ INDEPENDIENTE, antes del primero de mayo. El día fijado para la reunión, el general estaba iracundo con la presencia del líder del MRL, entonces patió y gritó: ¡Sáquenme ese hombre de mi vista! Luego les dijo que podían ir, pero, con todos los riesgo a su cargo. Camilo y sus compañeros tenían ya todo listo para irse a la montaña, solo esperaban la orden escrita, pero faltaba el permiso del Sr. Cardenal Concha. Intentaron en vano visitar al Cardenal, pero no los recibió. ¿Cómo terminó esto? Hacia la tercera semana de abril, Rebeiz entregó a la prensa una declaración sobre la Misión de Paz Independiente, en la que 5


decía que no los reconocía. Y el mismo 1 de mayo el titular de “El Tiempo” decía: El Cardenal no reconoce ninguna misión de paz. Ese mismo día, los helicópteros cubrían a Marquetalia y por altavoces ordenaban rendición, o botaban las bombas; una de ellas mató 15 niños, y en cuanto a los moradores, se deslizaron hacia la selva y empezaron una nueva fase en su vida. Quedan preguntas… ¿Se hubiera evitado algo con la MISION DE PAZ?

Debo terminar con la siguiente Nota final y frase de Camilo, que: Según el Centro Intercultural de documentación, Cuernavaca, México, el Padre Camilo Torres Restrepo (1929-1966) concluyó su artículo sobre “El lugar de la filosofía en los estudios superiores” con el mismo cierre que hiciera en la revista Pensamiento Crítico, de Cuba, como lo mencionara Fidel, con esta frase:

“QUE ESTE MOMENTO NOS PERMITA APORTAR A LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PATRIA DE PAZ, JUSTICIA Y SOLIDARIDAD” Camilo Torres Restrepo.

María Tila Uribe 20 de mayo de 2014. 6


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