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Creación Consciente

Dhyana “meditación profunda del ser”

Quiero que imagines, un momento en el que hayas estado en la naturaleza, en la montaña, en la playa, en un río, un momento donde estuvieras observando, mirando, sintiendo, escuchando, oliendo casi casi palpando, saboreando ese instante durante tu visita en la naturaleza.

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Quiero entonces que recuerdes ¿cómo fue ese momento? si observabas pensando en algún otro momento o simplemente percibiendo sintiendo ese instante, los colores, los olores, las vistas, la brisa que te rozaba la piel, la textura al caminar en el sitio donde te encontrabas.

De esto se trata la contemplación, cuando eres capaz de percibir un instante, un paisaje, un objeto, una persona, una situación sin filtros, sin pensar en cómo te gustaría que fuera, sin las creencias que te vienen a la mente, sin todos los detalles que tu mente cree que podría ser, simplemente es en ese instante, cuando te das cuenta exactamente de lo que es la contemplación.

Ahora me gustaría que hicieras un ejercicio, bien, puedes hacer una pausa en esta lectura buscar una vela, encenderla, colocarte delante de ella sin más, sin música, sin distracciones (o puedes imaginar todo lo que te estoy describiendo) y permítete entrar en un momento simplemente de observación, de mirar pero con todos los sentidos, de poder escuchar cómo suena esa llama que se enciende, el movimiento del fuego, los colores, la percepción de lo que observas y miras, y allí cuando entonces ya no hayan pensamientos escucha y siente el latido de tu corazón, percibe el tu propia respiración, en ese instante te vas a dar cuenta como entras en un estado meditativo en acción justamente desde el proceso de la contemplación.

Fíjate entonces cómo has entrado en este concepto de lo que es la contemplación siendo capaz de percibir el latido de tu corazón, el ritmo de tu respiración, con todos los sentidos, percibiendo sin juicios, ni creencias lo que está pasando delante de ti, simplemente siendo completamente consciente del instante vivido.

El séptimo de los ocho pasos de yoga de Patanjali es Dhyana o la meditación profunda. Es un estado de introspección profunda, en el cual los pensamientos callan, se recorre desde lo exterior, las sensaciones, las emociones, el cuerpo, los latidos, las imágenes, los pensamientos hasta llegar a la parte profunda del Ser.

Desde el yoga, justamente cuando proponemos realizar meditaciones, uno de los desafíos más grandes es poder meditar en calma, en quietud, en la posición que adoptes. Por eso una de las propuestas a la que siempre recurrimos es a la contemplación, porque justamente cuando observamos, miramos sin juicios sin creencias, simplemente observando detenidamente en silencio, en quietud en calma, aquello que está delante de nuestros ojos es cuando se es capaz de disfrutar, gozar, sentir, la belleza de lo que se tiene delante, sin necesidad de poseer, retener ni desear que fuera de otra forma o manera, porque tal como está ocurriendo o tal como es, es perfecto.

Quien contempla, “observa, escucha, toca, huele, mira, degusta de manera distinta”, en el momento quedan olvidadas todas las memorias acerca de lo que se está percibiendo. Puedes tener una imagen más pura, en esencia de lo que percibes.

Entonces como cultivar un estado de contemplación:

• Realiza caminatas cortas por la naturaleza, de manera pausada y calmada, sintiendo como pisas el suelo y si puedes hacerlo sin calzado sería fabuloso. • Observa un amanecer o atardecer, sin esperar, ni desear nada, eso sí, con plena consciencia de todos tus sentidos. • Si estas en presencia de un bebé o una criatura pequeña, observa con curiosidad y déjate sorprender. • La próxima vez que te comas una fruta, hazlo como si fuera la primera vez, imagina que tienes en tus manos una manzana, tócala, muérdela, saboréala, como si fuera la primera vez, te sorprenderás. Haz esto cada vez que puedas con los alimentos.

Contemplar va más allá de observar o mirar, es estar en presencia, en estado puro, en esencia.

Ysabel Viloria

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