Amos y guardianes del olimpo by ARSAM PERU

Amos y Guardianes del Olimpo ©Gabriela Villanueva © De esta edición: Editorial Arcángel San Miguel S.A.C. R.U.C.: 20523712285 Av. Héroes del Cenepa 803 - Lima 7 Telf.: 715 0140 - 715 0141 planlector@arsamperu.com publicaciones@arsamperu.com Primera edición, mayo de 2014 Tiraje: 1500 ejemplares Ilustraciones: Gabriela Macchi Impresión, diseño y diagramación: Zanimar S.A.C. R.U.C.: 20543927296 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2014-06738 ISBN: 978-612-4105-17-3 www.arsamperu.com Printed in Perú / Impreso en Perú Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright. Este libro ha sido elaborado bajo exigencias y recomendaciones medio-ambientales en conformidad con la Legislación Gubernamental vigente.

NDICE

Presentación .................................................................................... 11 Dedicatoria ...................................................................................... 13 CAOS �� 15 GEA �� 17 AFRODITA �� 20 APOLO �� 25 ARTEMISA �� 31 HERA �� 37 ATENEA �� 43 DIONISIOS �� 49 POSEIDÓN �� 55 DEMÉTER �� 59 ADONIS �� 64 ZEUS �� 69 ARES �� 73 PERSEO �� 80 HERACLES �� 85 Los doce trabajos de Heracles �� 91 HEFESTOS �� 118 HADES �� 124 HERMES �� 131 TESEO �� 137

Desde que el hombre apareció en el planeta, fue testigo atemorizado y maravillado de los fenómenos naturales que lo rodeaban y que no tenían todavía para él una explicación racional. Entonces, al calor de una hoguera y bajo las estrellas, se empezaron a contar historias llenas de prodigios y maravilla sobre todo lo que existía. Una para cada fenómeno natural, otra para cada dios, habitante imperecedero del Olimpo, que le otorgaron a su vida la alegría y la seguridad de vivir en el mejor de los mundos. Mi fervoroso apego desde muy niña a los libros abrió en mi mente un mundo lleno de magia y misterio que me hacía imaginar mil historias para intentar apaciguar mis temores y mis preguntas inacabables acerca de mundos y cosas que no lograba entender, sobre todo el misterio de la vida, la muerte y los fenómenos naturales que para mí eran tan insondables como maravillosos y atemorizantes. Debo confesar que las hermosas historias que encontré en los innumerables libros que leí, me ayudaron a sobrellevar los caóticos años de mi niñez y luego la adolescencia. Tuvieron que pasar muchos años para que mi alma y raciocinio, unidas religiosamente, por fin entendieran la medida exacta y mágica con la que esos relatos me ayuda-

ron a moldear mi espíritu y cómo aún siguen transformando lo cotidiano de mis días en maravillosas vivencias que ahora, desde estos míticos relatos, quiero compartir sobre todo con aquellas personas que aún no conocen la transformación que cada historia, o libro leído, puede obrar en cada ser humano.

A Guillermo, HĂĄmnet y Alesia, mis hijosâ&#x20AC;Ś siempre todo el amor

GABRIELA VILLANUEVA

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CAOS

s la personificación del vacío, en unos casos; de la mezcla informe en otros. Era el espacio abierto, la pura extensión ilimitada, el abismo. Es lo que existe anterior a todo. El Caos, materia sin forma, fue considerado por los hombres de la antigüedad como el principio de todo, el fundamento del mundo. Si al comienzo fue considerado como una extensión pura, luego el Caos fue concebido como el «donde» esencial donde prexistían todos los elementos del universo, aunque al principio muy desordenados. Una vez organizado el Caos se llamó el Cosmos, el Mundo. El Caos no se puede precisar con el lenguaje humano. Es inefable, revestido de misterio, y solo puede ser aludido a través de metáforas que apenas lo sugieren. Considerado como la matriz del universo, se le

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atribuye al Caos el germen de las oposiciones que manifiesta el mundo: luz y sombra, unidad y pluralidad, viuda y muerte, espíritu y materia, etc. Todas las formas surgen del misterioso Caos. Gea, la madre tierra es la primera aparición de la materia. Por sí sola engendra a Urano, movida por la necesidad de tener un compañero. Luego aparece Eros, el principio espiritual del amor. Fecundada por Urano, Gaia da a luz a los Titanes, los Cíclopes (monstruos de un solo ojo) a los Hecatónquiros (gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas). Ellos son la personificación de las fuerzas de la naturaleza material. Representan los cataclismos que transformaron la faz del mundo, preparándolo para recibir las diversas especies de los tres reinos naturales y del ser humano.

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GEA

a tierra surge del Caos, ella engendró por sí misma a Urano (el cielo lleno de estrellas) al Ponto (el mar tempestuoso) y a las altas montañas. Nos cuenta Hesíodo que se unió a Urano y dio a luz varios hijos: Los seis titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto y Cronos) y las seis titánides (Tía, Rea, Temis, Febe, Mnemósine, y Tetis). Hiperión fue el padre del Sol, Japeto estaba relacionado con el origen del género humano; Cronos era el tiempo, Rea la madre de Zeus. Más tarde Gea engendró a los cíclopes. Urano odiaba a sus hijos y cuando ellos nacían los sepultaba en el vientre de su madre, por eso Gea instigó a su hijo Cronos a que matara a su padre castrándolo con una guadaña. Los griegos adoraban a la tierra por su fuerza reproductora que da vida cada año a los campos por eso era considerada el origen de todas las cosas. Para los hombres primitivos la germinación de las semillas era un misterio que los asombraba todos los días y como la tierra era también la morada de los muertos, considera-

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ban a Gea como la depositaria de la sabiduría, conocedora de las cosas ocultas y en consecuencia era también una divinidad adivinadora. Ella había revelado a Cronos que uno de sus hijos lo destronaría y en ella buscaban la verdad los griegos en la antigüedad a través de ciertas grietas en el suelo consideradas como lugares proféticos, por eso la imagen de Gea iba unida a la serpiente, animal que había concedido el arte adivinatorio a Tiresias y Heleno. La serpiente Pitón, antigua ocupante del oráculo de Delfos era hija de la Tierra.

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AFRODITA

rano, el cielo, se casó con Gea, la tierra, y fecundó en ella muchos hijos, dioses, titanes, cíclopes y gigantes. Pero Urano estaba celoso de que sus hijos le pudieran robar el poder. Un día decidió encerrarlos bajo la tierra. Pero Gea amaba y extrañaba mucho a sus hijos, así que un día llamó a su lado a su hijo Cronos, el más joven de los titanes y planificaron cómo deshacerse de su padre. Eligió a Cronos porque sabía cómo odiaba a su padre y le dio como arma una hoz. Cuando llegó la noche y Urano descendió para cubrir la Tierra, Cronos se aproximó a él y le cortó los genitales y los arrojó al mar. La sangre de Urano cayó sobre la Tierra y la fecundó. Así nacieron las Furias, terribles diosas vengadoras que desde ese momento subían a la tierra cada vez que se cometía un crimen de sangre para castigar al culpable. Mientras tanto, en el mar se va formando una espuma que nace de los genitales de Urano. Y de esa espuma nace Afrodita la más bella de todas las diosas, que emerge suave-

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mente de las aguas envuelta en una gran concha de madreperla. Las ondas del mar la empujan suavemente hacia la isla de Chipre donde la esperan las Horas (las estaciones) quienes la visten con un hermoso vestido y le adornan los cabellos con sencillas violetas. Nunca, ni entre los dioses, hubo tan hermosa criatura. Cuando la diosa Tetis se casó con el mortal Peleo, todos los dioses fueron invitados al banquete, menos Eris la diosa de la discordia. Ella, en venganza, arrojó una manzana de oro sobre la mesa del banquete con la siguiente inscripción «Para la más hermosa». Atenea, Afrodita y Hera pretendieron quedarse con la manzana. Acudieron a Zeus para que él decida quién era la merecedora de la manzana pero el dios del Olimpo no quería un enfrentamiento con las dos que no resultaran elegidas, así que las mandó a consultar al varón más hermoso de todos, el príncipe Paris de Troya que estaba apacentando sus rebaños en la ladera del Monte Ida. Las diosas presentaron sus mejores argumentos para ser elegidas como la más bella: Atenea le ofreció hacerlo invencible en la batalla; Hera, Señor del universo; pero Afrodita, conocedora del corazón de los hombres, le ofreció a la más bella mujer como esposa. Paris, influido por los encantos de la diosa, la eligió y se ganó el odio de las otras dos diosas que en lo sucesivo serán enemigas de los troyanos. Esta hermosa diosa sufrirá, por influencia de Zeus, la humillación de enamorarse de un mortal, Anquises, de quien engendrará al héroe troyano Eneas. Después que se

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unió a Anquises le hizo prometer que jamás revelaría el secreto y que le contaría a Eneas cuando sea grande que había nacido de una ninfa. En el plano divino, Afrodita, cuya belleza siempre había provocado discordias entre las diosas, fue asignada por Zeus para ser esposa de Hefestos, pero no siempre se mantuvo fiel al dios de los metales y la fragua sino que fue amante de Ares. En venganza por esa traición, Hefestos les tendió una trampa y los atrapó con una invisible red metálica cuando jugaban dándose caricias en el lecho y así atrapados los paseó por todo el Olimpo para exponerlos a las burlas y risas de los demás, irritado aún el dios de la fragua exige la devolución de los presentes entregados en la boda y Poseidón, deslumbrado con la desnuda belleza de la diosa, se ofrece a pagar él. Todo termina con la liberación de la pareja. Hefestos deja de reclamar los regalos porque no quiere romper su matrimonio con tan hermosa diosa. De la unión de Ares y Afrodita nacieron Eros, Anteros, Fobos y Harmonía.

***** Una hermosa historia cuenta que en Chipre, el escultor Pigmalión no gustaba de las mujeres pues decía que eran imperfectas y ocasionaban muchos problemas, resolvió no casarse nunca y no tener compañía femenina. Pero es bien sabido que los hombres no toleran la soledad, así que decidió un día crear una estatua de marfil tan bella y perfecta como ninguna mujer podría serlo nunca. Le quedó

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tan hermosa la figura femenina que de tanto contemplarla se enamoró perdidamente de ella. Le compraba la ropa más linda, las joyas más caras y pasaba horas de horas contemplando su perfecta belleza. Besaba a cada momento sus fríos e inmóviles labios y acariciaba sus cabellos y rostro. Una noche en que Pigmalión asistía en el templo de Pafos a las festividades en honor de la diosa Afrodita, ofreció muchos sacrificios y elevó al cielo una súplica. «¡A vosotros ¡Oh, venerados dioses! Os suplico me deis por esposa a una doncella que se parezca a mi virgen de marfil». Muy atenta la diosa del amor escuchó el pedido y para mostrarle a Pigmalión que estaba dispuesta a servirlo hizo elevar la llama del escultor tres veces más que la de los otros altares, pero Pigmalión no entendió esa señal. Cuando salió del altar estaba muy entristecido y se encaminó a paso lento a su casa a contemplar de nuevo y como todos los días a su hermosa creación. Después de muchas horas de muda contemplación, besó los fríos labios de marfil y ¡oh sorpresa! En vez del frío material encontró la dulzura y calidez de unos labios de verdad. Con un nuevo beso la estatua despertó transformándose en una bella mujer real que se enamoró perdidamente de su creador.