Albert Einstein

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HISTORY

Albert

Einstein


Albert Einstein, history © Editorial Arcángel San Miguel S.A.C. R.U.C.: 20523712285 Av. Trapiche Mz. A Lte 10-A Telf.: 715 0140 / 715 0141 planlector@arsamperu.com publicaciones@arsamperu.com Primera edición, febrero de 2014 Serie History Book © Derechos Reservados para Editorial Arsam sobre la composición, edición e ilustraciones incluidas en el presente libro. Tiraje: 1000 ejemplares

Impresión, diseño y diagramación: Zanimar S.A.C. R.U.C.: 20543927296 Jr. Monte Abeto 112 - Surco

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2014-02849 ISBN: 978-612-4105-15-9 www.arsamperu.com Printed in Perú / Impreso en Perú Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright. Este libro ha sido elaborado bajo exigencias y recomendaciones medio-ambientales en conformidad con la Legislación Gubernamental vigente.


Presentación

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odo ser humano tiene una historia y la historia de Albert Einstein, en particular, es un fragmento de la historia de la humanidad. Basta recordar que cuando Einstein nacía, un 14 de marzo de 1879, el mundo vivía una serie de transformaciones, acaso solo comparables al momento en que hacía miles años atrás, un hombre rudimentario fue capaz de coger una piedra y transformarla en una herramienta o de utilizar el fuego para cocer sus alimentos. Las últimas décadas del siglo XIX tuvieron como uno de sus eventos notables el vertiginoso avance de la Ciencia, es decir, la proliferación de descubrimientos, inventos e innovaciones que posibilitaron una mejor calidad de vida del Hombre. Los primeros años de Einstein fueron una asimilación silenciosa de todos los conocimientos en Física que eran posibles en aquella época, conocimientos que Einstein —a muy temprana edad— cuestionaba a medida que los comparaba entre sí. Estos cuestionamientos contra leyes físicas establecidas siglos atrás no fueron del agrado del grueso de 5


la comunidad científica que se ramificaba hasta los propios profesores de Albert Einstein. Bajo ese escenario de censura científica, era imposible que sus conclusiones fueran al menos debatidas. Todo esto, y su falta de costumbre a una educación verticalizada, lo hicieron algo más que inoportuno a no pocos profesores que lo consideraban «un bicho raro». No fue hasta entrar en la Escuela de Patentes de Berna, a inicios del siglo XX, cuando amparándose en sus lecturas de Maxwell, Mach, Planck, Poincaré y Lorentz; desarrolló una serie de descubrimientos entre ellos la Teoría de la Relatividad, la cual culminó en 1916 con el título de Teoría de la Relatividad General. Hacia los inicios de los años veinte, la fama de Einstein era ya indiscutible. Todas sus teorías desarrolladas anteriormente serían comprobadas. Es en este contexto que recibe el Premio Nobel de Física en 1921, aunque fuera por un hallazgo relativamente mayor que el de la Teoría de la Relatividad (El Efecto Fotoeléctrico). De cualquier manera, Einstein se posicionó como uno de los pilares de la física moderna. Llegada la época del nazismo, tuvo que abandonar Europa (las amenazas verbales no eran pocas) y 6


se instaló en los Estados Unidos, país en el que fue un notable docente en la Universidad de Princeton. Allí encontró libertad para proseguir sus investigaciones, pero la guerra no tardó en involucrar al país norteamericano. Quizás aterrado por el exterminio Nazi a los judíos, Einstein remitió una carta al presidente de Estados Unidos, F.D. Roosevelt, en la que lo exhortaba a que se prosiguieran las investigaciones, que él mismo había iniciado, acerca del potencial que tenía la liberación de energía en los átomos, y con ello, se creara un arma capaz de detener el avance Hitleriano. De más está decir que Einstein nunca habría presagiado el lanzamiento de la Bomba Atómica en Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945. Cuando lo supo quedó consternado y en adelante su actitud fue de rechazo total a cualquier acto hecho con el ejercicio de la violencia en el mundo. Desafortunadamente sus trabajos en materia de pacificación no tuvieron el mismo éxito que los desarrollados en Física. El presente libro de anotaciones de Einstein recoge los sucesos más importantes en la vida del hombre que revolucionó la Física en el siglo XX.

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CUADERNO DE NOTAS DE ALBERT EINSTEIN

Múnich, lunes 12 de noviembre de 1888 Hoy comienzo mi diario. Bueno no es exactamente un diario, porque no todos los días ocurren cosas dignas de registrarse en un papel. No puedo figurarme anotando cada cosa que pasa a mi alrededor en todos los instantes de mi vida: las discusiones de mis padres, las ocurrencias de mi tío Jakob, las noticias que leí hoy en los diarios, el color de vestido que usó hoy mi madre, lo que dijo cada niño en la escuela… ¡Es imposible!, además, anotando esta serie interminable de frivolidades, quitaría espacio para escribir lo realmente importante, que a decir verdad, no ocurre todos los días de nuestra vida, sino de vez en cuando. Por eso, en este cuaderno anotaré solo algunos eventos o pasajes de mi vida que llamen mi atención por su originalidad. Ayer, por ejemplo, en la mesa, el tío Jakob, 8


con la vanidad que lo caracteriza, decía que era posible utilizar la velocidad de la luz para transmitir mensajes a un aparato eléctrico. A mí me sonó a disparate, pero él hizo una pequeña apuesta con mi padre quien pensaba como yo, es decir, que esta era una fanfarronería más del tío Jakob. Pero hoy por la mañana supimos que el dichoso aparato existía: El tío Jakob nos esperaba de pie y con una sonrisa pícara que nos hacía pesar nuestra ignorancia como 100 kilos de plomo. Había puesto sobre la mesa la evidencia de su triunfo: Era un extraño artefacto en forma de una caja achatada con grandes botones y una antena monstruosamente grande, a su costado había una revista científica en la que constaba todo lo que mi tío había afirmado tan afanosamente la noche anterior. Mi padre tuvo que sacar de sus bolsillos ciento cincuenta marcos. De pronto del aparato se oyó un sonido: era la voz de un locutor que transmitía una noticia local nada menos que desde Núremberg, a casi 200 kilómetros, incluso para no dejar dudas de que la transmisión era en el mismo momento en que la oíamos, el locutor nos daba la hora exacta. Sin duda que las ondas que llevaban la voz desde la cabina del locutor hasta el aparato del tío Jakob iban a la velocidad de la luz, o por lo menos a una velocidad muy grande; de lo 9


contrario, tendríamos que esperar un cuarto de hora o más hasta que pudiéramos oír la noticia, y para tal caso, preferiríamos comprar un diario en vez de oír una noticia atrasada. Mi padre dice que desde que nos trasladamos a Múnich los negocios van mejor. «Múnich está cerca de todo, hijo», me dice. Lo que es cierto es que Múnich es como el corazón de Alemania. Todos los inventos del mundo llegan aquí si es que no ocurre que son hechos en esta ciudad. Y como toda mi familia se dedica al comercio de artefactos mecánicos y eléctricos esto es poco menos que una bendición. El tío Jakob y mi padre están felices aquí, han vendido más de treinta bicicletas de pedal y veinte lámparas eléctricas en solo tres semanas. Hasta yo me encuentro más cómodo en este lugar, aunque como en Ulm (la ciudad en la que nací) la escuela sigue siendo mi «gran problema». Múnich, sábado14 de marzo de 1889 Hoy es mi cumpleaños. Por lo menos lo será hasta que el reloj marque la medianoche. Hace diez años, cuenta mi madre apasionadamente, vi la luz en la pequeña ciudad de Ulm, a orillas del río Danubio. 10


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Mis recuerdos de esa ciudad van todos a su enorme iglesia que termina en una elevada punta que pareciera que hace cosquillas al cielo. Mi curiosidad infantil me hacía a veces entrar en ella a pesar de mi origen judío. Algunas personas dentro de la iglesia tomaban mi ingreso a la misma como una gracia infantil, otras afirmaban que un atrevimiento dirigido por los Einstein, una familia cuyo origen judío era conocido en toda la ciudad. Recuerdo otras cosas de Ulm pero no vale la pena anotarlas aquí. Mi padre acaba de regalarme una brújula, aquel instrumento que siempre había visto en las vitrinas de las tiendas y que me había fascinado, ahora por fin lo tenía en mis manos. Este objeto tiene una particularidad que me desconcierta: Es como si dentro de la brújula existiera un gran imán para que la aguja (también imantada) siempre se desviara al punto que indicaba el Norte. Pero no, tal imán no existía, según indicaciones de mi padre y mi tío Jakob. Entonces, ¿qué es lo que provocaba que la aguja se orientara siempre en la misma dirección, aislada en su armazón, sin que nada estuviese en contacto con ella?

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