LA HISTORIA DE UN REINO
A B
ntes, en una época de la historia llamada Edad Media, vivía un rey, su esposa la reina, y sus dieciséis hijos.
ien, pues el rey Paco Pepe, era un hombre sabio que gobernaba el reino con mucha bondad, pero a menudo, se enfadaba por cualquier cosa.
C
ristina era su primera hija, rubia, guapa, alta y tranquila. Ella daba pocas preocupaciones a su padre, ya que era muy aplicada en sus labores y tareas.
D
Espués, venían sus hermanos Alberto, Éric, Antonio y Érik Joel. Todos se estaban preparando para ser nombrados caballeros.
E
dward y Rafa eran los más revoltosos, nunca paraban de jugar, correr y chinchar al resto de sus hermanos.
F
ran, el mayordomo de palacio, siempre andaba tras ellos para que recogiesen sus cosas y se comportasen bien ante los habitantes del castillo.
G
abriel era un príncipe alto y moreno, parecido a su madre, la reina. Él siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
H
ugo era un gran estudiante y sus instructores lo animaban a seguir preparándose para ser médico como el sabio Eduardo, que era el galeno del castillo.
I
van y Valentina eran mellizos y rubios. No callaban nunca, siempre alborotando. Su padre, a veces, se tenía que enfadar con ellos para que no diesen mal ejemplo a sus hermanos/as.
J
untos, aprendían y trabajaban para ser buenos príncipes y princesas.
K L
ilos, miles de kilos de felicidad, había en esta familia. Todos ayudaban a los demás en sus tareas por insignificantes que fuesen.
a reina Victoria educaba a sus hijos/as con esmero para que fuesen buenos ciudadanos.
M
aría, Lucía y Marina, seguían a su madre por todo el castillo para ayudar en lo que hicieses falta. Eran guapas, presumidas, pero sobre todo buenas.
N
¡Ñ ¡O
oa, era la más tranquila y lista. Todas sus maestras querían que estudiase lo mismo que su hermano Hugo. us, ñus, ñus! -decía el rey enfadado. - Mi hija será una buena princesa y se casará con un príncipe. h, ni pensarlo! -decían las maestras Clara, Carolina y Encarni. Será una mujer sabia y hablará idiomas.
P
ero el rey no estaba de acuerdo y la reina tuvo que convencerlo para que la dejase estudiar junto a su hermano.
Q
uerían todos ser felices y solo lo serían logrando cada uno hacer realidad sus sueños.
R S
ogaban para que sus padres los comprendiesen y los dejasen cumplirlos.
usana era la más pequeñita y su ilusión era viajar por el reino y conocer gente diferente.
T
ambién a esa idea se sumaron Valentina y Lucía, que eran inquietas y curiosas y deseaban pintar bonitos paisajes.
U V
saron a su nana Ana, gran persona, que contaba con la confianza de los reyes para llevar a cabo esta aventura.
iendo lo que quería cada uno de sus hijos/as y lo preocupados que estaban por su futuro y felicidad, decidieron consultar al gran erudito y astrónomo…
W
aldo, que era la persona más sabia del reino y vivía en una torre del castillo con sus instrumentos, les aconsejó muy bien.
X
Y
ilófonos, dulzainas y tambores sonaron en una noche estrellada, dirigidos por Rocío, la gran maestra de música en el salón principal del trono.
allí estaban todos sus habitantes para celebrar una gran fiesta organizada por los reyes en la que comunicarían a sus hijos/as su decisión de permitirles que hiciesen lo que ellos decidiesen, siempre y cuando lo hicieran bien y cuidasen de todos sus súbditos.
¡Z
as!, se escuchó un golpe. No podía ser otro que el príncipe Edward haciendo de las suyas. El rey lo miró con ganas de darle un pescozón, pero se contuvo y con una sonrisa dio comienzo a la fiesta. Todos estaban contentos porque el rey había entendido que lo más importante es que cada uno consiga lo que quiere ser en la vida.
FIN