Desde los inicios de la historia el hombre ha evolucionado significativamente en distintos aspectos, mayormente económicos que han permitido formar el mundo de hoy en día. Esta evolución o desarrollo alcanzó su auge en los inicios de la Edad Contemporánea con la llegada de la Revolución Industrial. Hasta ese entonces se habían logrado grandes avances pero no en el campo tecnológico lo que afectaba a las industrias que solo contaban con la mano obrera de los trabajadores.
La llegada de las máquinas a las industrias permitió incrementar el nivel de producción y la calidad de los productos, desplazando así otros medios de producción económica de los países y colocando en plano central a la industria mecanizada. Si bien esta mecanización trajo comodidades en el funcionamiento de las industrias, el hombre se concentró solo en los beneficios que esto generaba sin tomar en cuenta un factor importante: el medio ambiente.