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Editorial :: Alexandra Mora Angomás
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Alexandra Mora
Presidenta de AEGUAE Graduada en Ingeniería de la Edificación. Estudiante de Grado en Estudios Ingleses.
Mi primer editorial. Los nervios me invaden al intentar transmitirte, a ti, lector, lo que nos mueve a compartir contigo este nuevo número de la revista Aula7. Todo empieza con la elección del tema de lo que sería la XXXVIII Convención AEGUAE. Como equipo, tenemos claro el ponente principal: Roberto Badenas, un hombre cuya trayectoria no hace falta reproducir, un profesor con quien con toda seguridad aprenderemos, un cristiano cuyo ejemplo nos gustaría imitar. Y nos propone él lo que es sin duda un tema relevante para los tiempos en los que vivimos: «El cristiano ante el sufrimiento».
Por doquiera miramos encontramos las indelebles huellas del sufrimiento... en nuestra familia, con nuestros amigos, en nuestra comunidad, en países lejanos. El dolor, el desengaño, el desamor, la enfermedad, la pobreza... Nadie avanza por la vida sin encontrarse con alguna situación dolorosa. Hace poco escuchaba en las noticias cómo una señora, al saberse víctima del desahucio, no supo más que interrumpir su vida lanzándose al vacío desde su ventana.
La primera reacción ante estas situaciones desesperadas podría ser preguntarse cómo un Dios de amor puede permitir tanta injusticia y sufrimiento. En palabras de José Luis del Barco, «¿Cómo conciliar la existencia de un Ser bondadoso y omnipotente con la realidad del dolor?» No pretendo arribar a una respuesta, pero sí quiero compartir algunos textos que pueden servir de inicio a la reflexión. «El dolor tiene un sentido profundo. Lleva al hombre a preguntar sobre el significado de su vida y le ayuda a “crecer en hondura”.» 1 Lewis observa que «lo realmente satisfactorio para nosotros sería un Dios que dijera de todo cuanto nos gustara hacer: “¿Qué importa lo que hagan si están contentos?”» Sin embargo, «la mera benevolencia no se ocupa como tal de si su objeto se hace bueno o malo. Se conforma con evitarle sufrimiento. [...] Solo para personas que no nos preocupan exigimos felicidad a toda costa. Con nuestros amigos, personas queridas o nuestros hijos, en cambio, somos exigentes, y preferiríamos con mucho verlos sufrir antes que verlos disfrutar de una felicidad despreciable y alienante.» 2
Por otro lado, hace unos días escuchaba a un joven reflexionar sobre cómo nos habíamos insensibilizado a las noticias tristes
José Luis del Barco, en el Prólogo a El problema del dolor. Lewis, C. S. (2006) El problema del dolor. 8ª Ed. Madrid: Ediciones Rialp. Lewis, C. S. (2006) El problema del dolor. 8ª Ed. Madrid: Ediciones Rialp. p. 47, 48 que vemos tan a menudo en los medios de comunicación. Nuestros abuelos lloraban al conocer las desgracias de los demás mientras que nosotros permanecemos a veces impasibles ante semejantes nuevas.
Cabe preguntarse si como cristianos debemos enfrentar el sufrimiento de un modo distinto, si nuestro caminar con Cristo debe ayudarnos a posicionarnos ante el mismo de cierta manera.
Y así regresamos al título con el que empezábamos: «El cristiano ante el sufrimiento». A lo largo de estas páginas leerás distintas experiencias y enfoques alrededor del sufrimiento, textos que te llevarán a reflexionar y a hacerte preguntas acerca del tema. Se añade a esto la inclusión de los abstracts de las comunicaciones que se ofrecerán en la convención gracias a la participación de un buen número de colaboradores que darán su particular visión sobre el tema (y podrás tener acceso a todo ello en nuestra página web). –Dicho sea de paso que añadimos hacia el final de la revista algunos textos que aunque no están directamente relacionados con el tema pueden resultar de tu interés.–
Pero no queremos que esta convención se quede en mera teorización y diálogo. Queremos que te inspire a marcar la diferencia en el entorno en el que te encuentras. A que te preocupes, y nos preocupemos, tú y yo, por los que tenemos a nuestro alrededor, de ofrecer una mano amiga al necesitado, de mostrar empatía ante el sufriente, de no permitir que el dolor nos deje indiferentes.
Innumerables textos nos recuerdan la importancia de amar y cuidar a los demás. «El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.» 3 «Esta es la religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre: asistir a los débiles y desvalidos en sus dificultades y mantenerse incontaminado del mundo.» 4 «Se te ha hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser mortal: tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.» 5
En cierta medida, de nosotros depende el ayudar a aliviar el dolor en este mundo, mientras mantenemos la esperanza de que Dios algún día «enjugará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá muerte, ni llanto, ni sufrimiento, ni fatigas, porque todo lo anterior ha pasado.» 6
3 4 5 6 1 Juan 4: 8 BLP Santiago 1: 27 BLP Miqueas 6: 8 BLP Apocalipsis 21: 4