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. De todo lo anterior, se debe deducir que hablar de
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felicidad es hablar de presente con vocación de futuro perfecto. Hablar de felicidad no es proyectarnos a tiempos y condiciones, y estructuras condicionales: si tuviese…; si no pasase…; podría…entonces… Hablar de felicidad es tener un horizonte de esperanza futura que me permite soportar la desesperanza presente. Por eso, la estructura de las bienaventuranzas parte de la infelicidad cotidiana real, para traernos la visión de la felicidad indestructible del reino de Dios. Por eso, los tiempos verbales nos proyectan hacia el futuro con un mensaje positivo, que suplen nuestro deseo aristocrático de paraíso perdido. Por eso la felicidad bíblica no siendo exclusivista, es excluida por muchos actualmente, por falta de miras, al conformarse a una felicidad instalada en el imperfecto presente, preñado de desigualdad, caos, crisis, y muerte. La vida feliz, la vida ética, la buena vida es la que valora el presente en función del final del viaje, cuya estación se llama Nuevo Paraíso, cuyo billete es la confianza, y cuyo arquitecto y tecnólogo es el Señor de la Felicidad, llamado Amor, por ser Padre celestial de la violentada, y auténtica humanidad. Ejemplo total, vivencial, y personal de felicidad nos ha dado en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, “el que murió y ha vuelto a vivir” Ap. 2, 8 ; “el que vive y me ve” Génesis 25, 11 - como llamaron Abraham e Isaac al pozo de agua, símbolo de la felicidad o bendición de Dios en sus vidas. Él se bebió hasta la última gota de dolorosa vida infeliz para crear un manantial inagotable de satisfactoria eudaimonia.
Próximos acontecimientos * Próxima convención AEGUAE
5-8 diciembre 2008
Lugar: Hotel Oasis Gandía Palace (Gandía) Temática: Teología de la Esperanza Ponentes: Antonio López y José Álvaro Martín Ante el cristiano que se interroga por el futuro de la fe y por su porvenir liberador, necesita una respuesta propiamente teológica. Porque la doctrina sobre lo escatológico no afecta tan solo al “último día” sino a la totalidad de los días, la fe se hace esperanza y la teología escatología. La iglesia como “comunidad escatológica de salvación” tiene como desafío el comprometerse en la acción histórico-social, manteniendo en tensión abierta la esperanza escatológica.
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