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La rural del Torino

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te cordobés

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Como parte de su gama de productos exclusivos derivados del Torino, al comenzar la década de 1970 Lutteral Automóviles Especiales presentó la Safari, versión familiar del icónico auto argentino.

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esde su lanzamiento comercial a comienzos de 1967, el Torino fue priorizado por IKA (y luego por sus herederas: IKA-Renault y Renault), como un auto de fina estirpe deportiva, aunque se ofreciera también en versiones de cuatro puertas más austeras y menos equipadas. Su destino como vehículo familiar quedó acotado a estas versiones. La fábrica de Santa Isabel no contempló la posibilidad de ofrecer o desarrollar una opción rural sobre su plataforma, algo que hubiese significado un inapropiado solapamiento con la Rambler Cross Country.

Sin embargo, para Lutteral Automóviles Especiales S.A. el desinterés de la fábrica cordobesa resultó una oportunidad. La empresa creada por Juan Carlos Lutteral, que desarrollaba versiones fuera de serie a partir de los Torino dos puertas, vislumbró la posibilidad de ofrecer una opción familiar reconvirtiendo sedanes cuatro puertas. Para esta alternativa había una demanda acotada, pero existente al fin, a la que podía responder satisfactoriamente con sus métodos de producción artesanales.

En 1970, la oferta de familiares medianograndes en el mercado local estaba limitada a la Rural Falcon y a la mencionada Rambler Cross Country. A mediados de ese año fue ampliada con la presentación de la Lutteral Safari.

La variante desarrollada por Lutteral sumaba una nueva opción, aunque su producto tenía otras pretensiones. A la dosis de sofisticación y deportividad heredada del Torino, la Safari sumaba funcionalidad. Era un auto para salir con la familia sin resignar confort y prestaciones.

La rural de Lutteral podía construirse a partir de carrocerías cuatro puertas de las versiones L, S y TS, pero lo habitual era que el cliente la solicitara sobre la versión TS, la más potente y equipada. Se ar- maba en los talleres que Lutteral Automóviles Especiales tenía en Salta 2260 y Herrera 180 de la ciudad de Buenos Aires. En algunas ocasiones, las conversiones se derivaban a chapistas que trabajaban o habían trabajado en Lutteral, quienes las realizaban en sus talleres particulares. Las ventas se canalizaban a través del lujoso salón de Avenida del Libertador 1736, donde solían exponerse algunas pocas unidades en stock.

El desarrollo del Safari fue exclusivo de Lutteral, no se utilizaban piezas de serie de otros modelos. Los paneles agregados y el portón trasero se fabricaban en chapa.

U n d e s a rro llo o rig ina l

A diferencia de lo que erróneamente suele afirmarse, la Safari no compartía ningún elemento en común con la Rambler Cross Country, sino que fue un desarrollo totalmente original de Lutteral. Las modificaciones en la carrocería se ejecutaban desde el parante C hacia atrás. De ahí en adelante no sufría alteraciones, salvo la ausencia de las insignias que hicieran referencia a Torino, que debieron eliminarse para evitar conflictos con IKA-Renault, a pesar de que Lutteral era concesionario oficial desde los tiempos de IKA. La trompa era exactamente igual a la del Torino de serie, pero en la grilla fue eliminado el “toro rampante” que no fue remplazado por ningún otro elemento que permitiera identificar al auto. La Safari no llevaba ninguna insignia de identificación ni en el exterior ni en el interior. Por expreso pedido de los clientes, hubo solo dos rurales que se entregaron con la trompa plástica y en cuña de la cupé Comahue. Las modificaciones incluían la extensión del techo, la prolongación de los laterales, la incorporación del tercer vidrio lateral y el agregado del portón trasero. Todas estas reformas se hacían utilizando paneles de chapa. Hubo algunos ensayos sobre el final de la vida de la Safari de realizar la extensión del techo en PRFV, pero no llegó a aplicarse en un vehículo de producción.

El tercer vidrio lateral copiaba la curva de las ventanillas y era fabricado especialmente por la empresa California, habitual proveedor de la industria automotriz argentina de la época. El techo evidenciaba un marcado escalón descendente a partir del parante C e incorporaba como detalle de funcionalidad un porta equipaje que incrementaba la capacidad de carga del vehículo.

La poca profundidad del piso limitaba la capacidad de equipaje. El techo corredizo era de origen Peugeot 404. Las únicas insignias referenciaban a Lutteral, pero no a Safari. El interior era idéntico al Torino de serie, solo difería el volante, similar al Rambler Rogue de AMC.

En contraste con las rurales de origen norteamericano, el portón trasero articulaba en la parte superior y su vidrio era plano y fijo. La ubicación de la rueda de auxilio y la boca de carga del tanque de combustible en el medio del panel trasero (misma disposición que en el sedán cuatro puertas) elevaban la altura del plano de carga limitando la capacidad de equipaje y determinando, al mismo tiempo, un cierre de portón elevado que afectaba su funcionalidad.

Las modificaciones introducidas en la carrocería no hicieron necesaria la aplicación de ningún refuerzo en la estructura, salvo el necesario en la extensión del techo. En cambio, la suspensión trasera fue reforzada para compensar el mayor peso y la posibilidad de una mayor carga de equipaje. Entre los detalles estilísticos que la emparentaban con las cupés se destacaban los deflectores en los laterales, los espejos retrovisores exteriores en ambos lados, la antena en la parte delantera y central del techo y las franjas tipo rally laterales. Las llantas de esta versión eran de la marca

Cimetal con terminación cromada e insignia Lutteral en el centro, pero en algunos casos se conservaban las originales de fábrica. La Safari compartía con los Comahue el techo corredizo de accionamiento manual derivado del Peugeot 404. La familiar de Lutteral se fabricaba a pedido. Los opcionales disponibles eran similares a los del resto de la línea Comahue (ver nota). Los clientes podían personalizar su unidad con cubiertas radiales, tapizado en cuero flor, alfombra de cuero vacuno, auto-estéreo y vidrios Solex, entre otros equipamientos. Al mismo tiempo, podían entregarse con el exclusivo sistema de regulación neumática de la suspensión

“Aerolastique” que permitía regular desde un comando a botonera situado en la consola, diferentes alturas y durezas, permitiendo transitar tanto en el ámbito urbano como rural. El único opcional exclusivo de la Safari era el respaldo del asiento trasero rebatible que permitía ampliar el espacio de equipaje.

De serie, la familiar de Lutteral se ofrecía con los motores de 175 hp, los más tranquilos que equipaban también a los sofisticados Comahue. Eventualmente, podía optarse por los impulsores más potentes de 195 hp y 220 hp, aunque no eran compatibles con el carácter familiar del auto. A partir de 1976 se ofreció una opción diésel equipada con el motor Indenor XDP 6.90 de seis cilindros con la que podía alcanzar una velocidad máxima de 160 km/h. Entre sus opcionales se destacaban aire acondicionado, antena eléctrica y tapizados especiales en napa gamuzada. Con un despeje de 17,3 cm, podía circular por diferentes tipos de terrenos. Esta alternativa se identificaba con una insignia pintada con la leyenda “Safari diésel”. Solo se fabricaron siete unidades.

La versión rural del Torino ofrecida por Lutteral resultó un producto exclusivo con una demanda muy acotada como lo evidencia el casi medio centenar de unidades construidas. De ese total, se estima que en la actualidad sobreviven unos 15 ejemplares, entre los restaurados, conservados y en proceso de puesta en valor.

Las últimas rurales se fabricaron en abril de 1979, año en que el propio taller de Lutteral cesó su actividad. z

Agradecemos a Germán Rodríguez por la información aportada para realizar esta nota.

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