REVISTA PEDAGÓGICA - ÉTICA PROFESIONAL

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UDEC UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA - GIRARDOT REVISTA PEDAGÓGICA – REFLEXIONES DEL PAPEL DE LA ÉTICA DOCENTE EN LAS NUEVAS ACCIONES EDUCATIVAS

É T I C A

“La libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad” Michael Foucault

NOTA EDITORIAL


NOTA EDITORIAL En esta pequeña revista el lector se encontrará con lecturas de opinión, ensayos, frases y cuentos de algunos columnistas populares en los periódicos nacionales del país que reflexionan en la ética y en los cambios de la sociedad colombiana; asimismo, se encontrará escritos de algunos integrantes de séptimo semestre del curso Ética profesional en el programa de Licenciatura en educación básica con énfasis en humanidades: lengua castellana e inglés de la Universidad de Cundinamarca. Dichas lecturas buscan la comprensión, reflexión y el análisis del papel que desempeña la ética en la docencia de cara a las nuevas acciones educativas en Colombia. Entendemos por nuevas acciones educativas, las formas en como la sociedad se ha ido transformando, las nuevas visiones de mundo que los niños, adolescentes y sociedad en general han venido concibiendo, es importante señalar tales cambios, porque los educadores no pueden soslayar que la escuela es un vehículo de la sociedad, donde se construye ella misma; en otras palabras, es un escenario académico, de aprendizaje que se encuentra inmerso en la sociedad y que responde a las demandas del mundo laboral, científico y académico. Por otro lado, la revista constituye la intención de reflexionar y analizar los comportamientos, actitudes, referencias de solución de conflictos en el aula de clase de la actualidad, es decir, se busca que el profesor en formación tenga este elemento mediador, con la intención de que pueda encontrar alguna posible solución a los problemas que se viven en el día a día en el aula. Asimismo, se tuvo la intención de crear la revista, puesto que como señala el profesor Fabio Jurado en la introducción del primer número de la revista Literatura: teoría, historia y crítica de la Universidad Nacional De Colombia, las revistas son “Estafetas o puentes de comunicación para identificar los múltiples lugares de la cultura” intención que se busca humildemente en esta pequeña producción. Finalmente, deseamos agradecer a todos y todas que estuvieron interesados en participar en esta pequeña revista que busca modestamente comprender, reflexionar y analizar el papel de la ética en la docencia. Es obvio que hace falta mayor esfuerzo y algunos ajustes, pero estamos convencidos que el aprendizaje, el conocimiento no es un proceso instantáneo ni sumativo, sino más bien es un proceso re organizativo que se va hilvanando a través de la experiencia, de la vida misma, y la revista tiene tal posición como objetivo… Gracias al profesor David Soler por sus orientaciones y a nuestros lectores, quienes entenderán el esfuerzo y la intención que se tuvo al realizar esta pequeña producción. William Silva - Editor


SECCIÓN ESCRITOS DE LOS PROFESORES EN FORMACIÓN


LA ÉTICA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO Escrito por: Leidy Carolina Durán Rodríguez La universidad es la encargada de formar especialistas y profesionales en diversas áreas del conocimiento pero de una manera ético-democrática, lo que significa que ese egresado o graduado debe ser un individuo auténtico, significativo y activo que responda a las necesidades de la sociedad. Por tanto, la ética es la base filosófica general que debe estar inmersa en cada una de las temáticas del aula, vinculándola con diferentes disciplinas de una manera inconsciente en el estudiante. Seguidamente, el docente universitario se enfoca hacia la formación de seres humanos integrales y con gran conocimiento de las conductas de comportamiento, que de una u otra manera, controlan nuestro diario vivir. Por ende, este tipo de docente logra relacionar la ética con otras algunas disciplinas principales de la siguiente manera: (I)

La Ética con la Psicología: generalmente ambas estudian los actos humanos pero,

en el aula, su enfoque es hacia las normas de los actos y el por qué ocurre dichos actos; (II)

La Ética y la Sociología: estudian el comportamiento global del hombre y en el aula,

su enfoque es hacia el estudio de los hechos y de los derechos que tiene la humanidad; (III) La Ética y el Derecho: juntas establecen el conjunto de normas que rigen la conducta humana, pero en el aula, se deja claro que a diferencia del derecho, la ética tiene sus normas autónomas y unilaterales; es decir, el cumplirlas o no, no conllevan castigo; (IV) La Ética y la Economía: aquí el docente debe mostrar la importancia del dinero, la ganancia y la lucha diaria por el alimento pero genera el respeto hacia los derechos fundamentales de los demás; (V) La Ética y la Pedagogía: en esta ocasión, las disciplinas guían el proceso de enseñanza-aprendizaje desde lo humanístico, con el fin de desarrollar autonomía y la ética juega un rol fundamental al indicar el quehacer del estudiante. Por tanto, educar para la ética en la universidad, implica que el futuro profesional diseñe por sí mismo, las posibles normas o regulaciones que debe seguir para convivir con el otro, sin afectar el bien común. Cabe resaltar que, algunos de los principios éticos que debe cumplir el docente universitario son: respetar al estudiante como persona, no discriminar a ninguno ni tener


preferencias con nadie y, el más conocido, mantener el secreto profesional, donde se debe tener total discreción sobre temas en cuestión. Además, se debe tener en cuenta que el contexto juega un papel esencial en la formación desde la ética, de carácter humanista ya que, el estudiante debe formarse y ser formado para la participación activa en la sociedad, para la democracia, para analizar las situaciones o experiencias vividas y contrastarlas con la realidad del otro. Entonces, se propone un modelo de aprendizaje ético en la universidad con base en, el desarrollo del bien común de la sociedad; dicho modelo, pretende que la universidad tome conciencia sobre la relevancia y la necesidad de orientar en sus aulas de clases la ética, teniendo en cuenta que estas son un espacio de reflexión y compromiso. Por otro lado, durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, uno de los aspectos más debatidos, es la manera como el docente evalúa dicho proceso, donde en la mayoría de los casos la evaluación es considerada como el único motivo para afectar a los estudiantes débiles, es vista como un poder que sólo el docente puede usar, siendo ésta un elemento de control olvidando por completo la reflexión en el aula. Pero, realmente la evaluación también debe pensarse desde los códigos éticos, y, de esta manera, el docente debe realizar una autoevaluación de las actitudes, los conocimientos y el compromiso moral en el aula, para hacer de esta herramienta un proceso reflexivo y constante en su práctica educativa. Por consiguiente, es posible mencionar el rol del docente frente a la ética, propuesto por Gibson (1990)1, en la siguiente tabla: - Ejercer su rol con estricto apego y respeto a las consideraciones éticas y valores morales individuales y sociales. - Entender la educación como uno de los derechos humanos fundamentales, contemplado constitucionalmente, que debe brindarse a todos por igual, con el mayor nivel de calidad posible. - Conducir sus programas de manera que impidan la discriminación sobre la base del sexo, estado civil, raza, clase social, convicciones políticas, discapacidad, religión, etnia, orientación sexual y edad.


- Propiciar la vigencia plena de los derechos humanos, la defensa del sistema democrático, la búsqueda permanente de la libertad, la justicia social y la dignidad, como valores fundamentales para el ser humano y para la sociedad en la cual participa. - Concebir al alumno desde una perspectiva integral, como un sujeto multideterminado por una trama de vínculos internos y externos, emergente en un contexto histórico, portador de una ideología, inscripto en una cultura, inmerso en sus circunstancias socioeconómicas y políticas.

Finalmente, las cuestiones éticas en la universidad son consideradas como algo secundario en la práctica docente, puesto que ésta aún no tiene unas pautas pedagógicas establecidas globalmente; es decir, deja que el docente establezca sus propios modos o criterios éticos a evaluar y no tome en cuenta la opinión o sugerencia del estudiante frente a estos. “Pues, no existen tales reglas, sólo contamos con principios, conceptos consideraciones” (Eisner, 1998)2.

1

Gibson, R & Mitchell, M. (1990). Ethical and legal guidelines. Introduction to counseling and guidance. N.Y., USA: Ed. McMillan

2

Eisner, E. (1998). El ojo ilustrado. Indagación cualitativa y mejora de la práctica educativa. Barcelona: Paidós


DERECHO A LA VIDA: DERECHO A LA VIDA DIGNA Escrito por: Gloria Estefanía Prado Barbosa I.

INTRODUCCION

Los derechos humanos se presentan como un conjunto de “exigencias éticas”, que puede plantear cualquier ser humano, y que deben ser satisfechas porque se refieren a unas necesidades básicas fundamentales para desarrollarse como seres humanos; Son tan básicos que sin ellos resulta difícil llevar una vida digna y no se podría construir una sociedad ni un mundo en paz y armonía. Los derechos humanos por ser garantía de seguridad, tranquilidad y principalmente bienestar para el ser humano, exigen que los estados del mundo elaboren leyes positivas de acuerdo con esta declaración. (Díaz, 2003). Tal es el caso de la constitución política de Colombia, la corte constitucional, la corte suprema, la fiscalía general y cualquier otro ente público que se encargue de garantizar el cumplimiento de las mismas. Entre los derechos humanos se encuentran: el Derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a la igualdad, a la libertad, entre otros. En este escrito abordaremos profundamente el primero de los derechos y el más importante de todos, en la medida en que es la precondición necesaria para el ejercicio de cualquier otro derecho. Al abordar este derecho surgen una serie de interrogantes que generan cierto grado de contradicción, entre lo que plantea la declaración universal de derechos humanos y las políticas públicas, como también las decisiones judiciales de nuestro país; principalmente cuando se tratan temas como el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido, como necesidades para preservar la existencia humana en condiciones de dignidad.


II CONDICIONES DE DIGNIDAD. A. El aborto El aborto en Colombia hasta el año 2006 era considerado delito castigados con pena de uno hasta tres años de cárcel, expresado en código penal, pero gracias a un fallo de la corte constitucional el aborto es un derecho que puede ser practicado en Colombia bajo tres condiciones las cuales constituyen: cuando la mujer ha sido objeto de violación, cuando existe malformación grave en el feto y cuando el embarazo revista riesgo para la madre. Razones con las cuales a manera personal estoy totalmente de acuerdo, aunque la constitución exprese en su artículo 11 que “el derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué pasaría si un aborto es practicado fuera de las tres condiciones consideradas como despenalizadas? Muy probablemente esta madre tendría que ser penalizada en contexto colombiano. Entonces, ¿en dónde queda el derecho de la mujer de poder decidir sobre su propio cuerpo? Son circunstancias que desencadenan fuertes discusiones, entre lo que estaría bien para la iglesia según sus leyes moralistas, y lo que sería justo para la rama legislativa según su función de velar por los derechos de los ciudadanos. Para finalizar con este primer aspecto, reflexionemos acerca de las consecuencias que trae la penalización del aborto en los casos no considerados por la corte constitucional como despenalizados: primero la tasa de mortalidad materna como consecuencia de los abortos practicados en condiciones de insalubridad aumentaría. el 52 % de los embarazos en Colombia no son deseados, según la encuesta nacional de demografía y salud de Profamilia, el 25% de esta población, no conoce los casos en los que se puede interrumpir un embarazo de manera voluntaria


en el país, obligando a las mujeres a practicarse abortos de forma insegura poniendo en riesgo su vida y su salud; segundo, según la organización mundial de la salud el aborto es un problema social y de salud pública, ya que, se estima aproximadamente 600.000 muertes maternas anualmente en el mundo y que cada día se incrementan. De acuerdo con lo anterior, si la propia constitución concibe el derecho a la vida como fundamental para que se dé cumplimiento a los demás derechos, como la corte constitucional aprueba la despenalización del aborto bajo las tres condiciones anteriormente nombradas. En esta medida, se podría hablar de un derecho a la vida, que se respete a cabalidad, o más bien nos referimos a la importancia del derecho a la vida no como precondición para el cumplimiento de otros derechos, como lo expreso Restrepo en el manual de constitución y democracia en el tratado los significados del derecho a la vida; sino como una precondición para el incumplimiento de los de más derechos.

B. La eutanasia y suicidio asistido La eutanasia es la decisión de un ser humano de poner fin a su vida, con la condición de padecer una enfermedad terminal que este atentando contra el derecho a una vida digna. Esta, solo la puede practicar un médico certificado que bajo sus facultades considere la enfermedad como terminal y demuestre que ni los cuidados paliativos, garantizan una disminución en el sufrimiento de la persona. El suicidio asistido es realizado por el mismo paciente, pero siguiendo instrucciones de un médico para realizar el procedimiento.


Desde 1997, la corte constitucional decreto que la eutanasia es legal en Colombia, y aunque esto referencia a Colombia ante el mundo como un país avanzado en esta materia, cada vez que se solicita la práctica de la eutanasia, se generan debates por la falta de claridad en los conceptos por parte de quienes elaboran las leyes, como también por el temor de los médicos, al desconocer si se estaría o no incurriendo en la violando la ética médica. Actualmente, el senado presenta un proyecto de ley que propone reglamentar las prácticas de la eutanasia, porque aunque, la eutanasia es considerada como legal en Colombia no es muy efectiva al momento de practicarla; hasta la fecha en el país solo se ha hecho efectiva lo que hoy día conocemos como eutanasia pasiva, es decir, que se deje morir al paciente naturalmente sin ninguna intervención médica, situación que prolongaría el sufrimiento de las personas, y que pretende mitigar el senado con su más reciente proyecto. Lo anterior solo para abordar la parte legal, pero que pasa con el derecho de la libertad de decisión, en el caso de las personas que por su condición religiosa, no permiten que se le practiquen algunos procedimientos médicos elementales para su recuperación, o en el caso de los menores de edad que tienen que avalar su decisión con la aprobación de sus padres. Recaeríamos de nuevo en las contradicciones entre garantizar el derecho a la vida bajo cualquier circunstancia o el derecho a una vida digna.


REFERENCIAS: Barraza, C. & Gómez, C. (2009). Un derecho para las mujeres: La Despenalización parcial del Aborto en Colombia. Bogotá, Colombia. Congreso de la Republica de Colombia. (2011). “Es el momento de penalizar totalmente el aborto en Colombia”: José Darío Salazar. Recuperado el 04 de marzo de 2015 de http://www.senado.gov.co/salade-prensa/noticias/item/10964-es-el-momento-de-penalizar-totalmente-el-aborto-en-colombiajos%C3%A9-dar%C3%ADo-salazar Díaz, M. Los derechos humanos [en línea] departamento de filosofía/educación ético-cívica [fecha de consulta:

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EL MEJOR LUGAR PARA VIVIR Escrito por: Audrey Dayana Reina Rodríguez Una vez había un lugar llamado el mundo. En ese lugar vivían varios tipos de personajes, cada quien desempeñaba una labor para hacer que la ciudad funcionara de una manera medianamente satisfactoria. En El mundo había varios barrios, en uno de ellos habitaba la gente más prestigiosa y adinerada, en otro habitaba la gente que para poder disfrutar de ciertas comodidades tenía que trabajar durante cierto tiempo con jornadas laborales de 8 horas aproximadamente o a veces hasta 10 y 15 horas; y por último estaba el barrio donde trabajaban los obreros, los que día a día trabajaban en el campo para que en los demás barrios hubiese toda clase de vegetales frescos. A pesar que la ciudad estaba dividida de esta forma, nunca se preocuparon por ver si sus acciones eran correctas o no, incluso no existía en aquella ciudad la noción de lo correcto o incorrecto pues para ellos, lo más importante era seguir la cadena para mantener su ciudad. Un día, uno de los trabajadores del barrio obrero empezó a cuestionarse sobre las acciones de la gente rica, pues veía que sus jefes sólo se preocupaban por ser cada vez más ricos sin importar cómo. Las vías estaban dañadas, los hospitales sólo daban unas pastillas que no servían para nada y muchas veces la gente moría, muchos botaban basura y mantenían los jugares públicos sucios, cada quien hacía lo que quería sin que se le dijese nada, entre otras acciones que empezaron a ser molestas para aquel personaje. Fue una noche larga para Pancho, ese día no pudo dormir por pensar en todas estas cosas y en muchas más. Así que al otro día muy de mañana decidió ponerse a escribir en un pequeño libro todo lo que las personas deberían hacer para que todo funcionara mejor. Empezó a escribir: si en el hospital hubiese médicos que en lugar de pensar en los costos de la medicina se preocuparan por salvar vidas no habría tantos muertos ni tantos enfermos; si los que mandan a construir las casas y los edificios hacen un acuerdo para invertir más y trabajar más


podemos tener las mejores vías que cualquier lugar podría tener; si la gente no bota basura a la calle cuando anda y si se ponen más canecas en los parques y andenes podemos tener la ciudad más limpia de todas; si los colegios no fueran tan pequeños y los profesores tan amargados los niños tendrían ganas de aprender y no habría que obligarlos a asistir a la escuela; si existieran jueces que fueran justos y más policías que no fueran corruptos tendríamos una ciudad más segura; si los ricos compraran a buen precio los productos de nuestra clase obrera, no tendría por qué haber tanta pobreza en nuestro barrio; si eligiéramos a alguien justo que gobernara bien nuestra ciudad sería mejor. Así empezó la lista hasta que llenó todas las páginas de ese librito, hizo muchas copias y se lo entregó a todos los habitantes de la ciudad. Después decidió ir de barrio en barrio y hacer charlas, explicarles que si seguían esas simples reglas serían más felices y tendrían una ciudad mucho más bonita y organizada, convenció a muchas personas, sin duda las personas empezaron a aplicar lo que decía en el librito y se vio mucho progreso. El Mundo era la mejor de todas las ciudades que existían, así fue durante varios años, hasta que un día don Pancho murió y poco a poco la gente fue olvidando todas las recomendaciones que estaban en el librito y empezó a hacer lo mismo de antes, incluso cometían acciones más reprochables, cada barrio criticaba al otro pero nunca nadie hacia nada para mejorar. Y así siguió la ciudad que un día fue el mejor lugar para vivir decayendo cada día más, hasta que se convirtió en ruinas y de aquel lugar llamado el mundo no quedó nada más que este relato. Muchas veces juzgamos lo que los demás hacen, pero nunca vemos que nosotros hacemos lo mismo. Pueden existir millones de libros con reglas que cumplir, pero lo que hace que podamos vivir organizadamente y en armonía es cumplir aquellas reglas. La ética no es sólo saber qué está bien o qué está mal, la ética es obrar de manera adecuada para que en armonía y paz, todos podamos tener un lugar mejor donde vivir.


JUANITO EL TRAVIESO Juanito es un niño de siete años, alumno de primer grado, tiene fama de ser travieso por su espíritu libre, curioso y juguetón; Luz Marina es su maestra, muy bien evaluada por el colegio, toda vez que su clase es un modelo de disciplina y orden. Una mañana de estas, Luz Marina le propone a sus alumnos: -

Niños, vamos a dibujar una cabeza humana. Utilicen los colores.

-

Juanito sacó sus colores, dispuso de una hoja de papel, pensó un momento, se paró de su puesto y, entusiasmado, preguntó:

-

Luz Marina, ¿Hay que dibujar la cabeza por dentro o por fuera?

-

Luz Marina, quien vigilaba a los niños que ya habían comenzado a dibujar, visiblemente malhumorada, contestó:

-

Pues hágalo como lo están haciendo los demás niños. Por fuera, por supuesto. Siéntese a trabajar y no pregunte tonterías.

Esta caricatura, que leí alguna vez en un trabajo de Cropley, y cuyo contenido es de común ocurrencia en la educación escolar, tiene un profundo significado. En efecto, el sistema tradicional de educación no tiene espacios para el entusiasmo, la curiosidad, la imaginación y la creatividad del niño. La escuela coarta el entusiasmo del alumno al no permitir seleccionar su trabajo de acuerdo con sus propios intereses y necesidades. La curiosidad por lo desconocido no es alentada para que el docente sienta ese placer que proporciona la aventura de la investigación. Imaginación y creatividad no son cualidades del llamado “buen alumno”. Piense el lector, por un momento, en el trabajo mental de Juanito imaginado, no más,


qué hay dentro de la cabeza humano, cómo puede ser el funcionamiento interno y las conexiones de ojos, oídos, nariz y garganta. En la clase de Juanito, hay que hacer lo que hacen todos, no hay respeto por las diferencias individuales que implican la originalidad, patrón casi indispensable de la crítica e inventiva. Tal vez Juanito no vuelva a preguntas, quizá el sistema lo convierta, al fin, en “buen alumno” y los compañeros lo dejen de llamar travieso. Pasó el tiempo y Juanito ingresó a la educación media, a cursar el bachillerato. Allí le fue peor. Había que copiar toda la información que le dictaban sus profesores, sin oportunidad para comprenderla, sin espacio para la reflexión. Debía memorizar los contenidos, pues en la medida en que los devolvía a sus maestros, intactos y exactos, obtenía una mejor calificación. Desarrollo, pues, una capacidad aceptable para ver y oír a sus docentes, para taquigrafiar información y una memoria a corto plazo para responder a los exámenes. Juan se dispone, ahora, a ingresar a la educación superior. Existe, entonces una alta probabilidad de que la educación escolar haya logrado frustrar a Juan el investigador, o a Juan el científico, o Juan el empresario, es decir a Juan el crítico, a Juan el creativo, a Juan el atrevido. La educación superior no tiene, obviamente, responsabilidad directa en lo que le aconteció a Juanito, pero como orientadora de la profesionalización de Juan ¿no le compete tratar de volverlo a su estado natural a fin de que recobre su entusiasmo, su libertad de ser, su curiosidad, su creatividad innata que la escuela le quitó? Más que continuar “rellenándolo” de contenidos, este es el compromiso, y a la vez el gran reto del sistema de educación superior para la inmensa cantidad de bachilleres que, semestralmente, toca a sus puertas. Así, la cuestión es: ¿Cómo se puede mejorar el diario quehacer de la universidad para realizar tan noble propósito?


SECCIÓN ESPECIAL COLUMNISTAS, ESCRITOS ESCOGIDOS


MATONEAR AL GAY Escrito por: María A. García de la Torre. “Hasta que no dejemos de satanizar un ámbito del ser humano tan íntimo como la sexualidad, vamos a seguir empujando a jóvenes como Sergio Urrego al vacío.” Desde lo alto de la terraza se miró las manos, pensó que en breve dejarían de moverse para siempre y nunca más tocarían el rostro de su ser amado. Sergio Urrego cerró los ojos y se lanzó al vacío. Hace pocos días nos enteramos por los medios del trágico caso de este adolescente, quien optó por el suicidio después de ser víctima de abusos constantes por ser gay. Miles de jóvenes gais terminan asesinados o se suicidan por la humillación y agresión continua de sociedades que no logran asimilar un modelo de pareja distinto del heterosexual. La muerte como única salida, el amargo suicidio del adolescente acorralado que apenas empieza a beber el elixir de la vida, del amor, recuerda la tragedia de los jóvenes Romeo y Julieta, pero esta vez no fue una historia ficticia sino una dolorosa realidad. El pecado de Sergio fue nacer en un país, estudiar en un colegio y tener unos suegros que consideran incorrecto que un joven ame a otro. Así que se le fueron cerrando todas las puertas y, cuando la humillación fue intolerable, dejó servido el almuerzo que le habían preparado en casa para morir. Casos como este hay por miles en el mundo, y los países más desarrollados llevan años reformateando la visión que existe de los gais y tratando de erradicar los casos de asesinatos por homofobia y de suicidios por casos de matoneo.


Olvidamos que la elección de pareja hace parte de un proceso irracional, romántico y que no puede imponerse. Si el ser amado resulta ser del mismo sexo, pues bienvenido sea. ¡Cómo es de difícil encontrar una persona con quién compartir esta efímera vida, para que, una vez hallada nos separen de ella por prejuicios sin fundamento! No puede haber un nivel mayor de crueldad. Lo que debe condenarse es el maltrato, la negligencia, la agresión, sin importar si la pareja involucrada está conformada por un hombre y una mujer o por dos hombres. El estigma de la homosexualidad es una construcción cultural que podría desaparecer -y así liberar a miles de gais enclosetados-. Durante siglos se ha fomentado la familia heterosexual para fomentar la procreación y fortalecer a la iglesia. Hoy nos damos cuenta de que hay espacio para familias tradicionales católicas, pero también hay espacio para familias gais.

Miles de católicos han cambiado su postura frente a los gais desde las declaraciones del papa, que hace unos meses los incluyó en su lista de favoritos. Su labor, hay que reconocerlo, es inmensamente progresista en esta área para que rompamos ese estigma de una vez por todas. ¿Por qué algunos, sin embargo, siguen considerando natural su homofobia y lo expresan abiertamente como antaño se confesaba el racismo o el desprecio por una clase menos favorecida? Muchos de ellos nunca han tenido un amigo, pariente o conocido gay. Y si lo han tenido, lo han sacado de su círculo social sin hacer el esfuerzo de conocerlos. Y así, sin conocerlos, han construido una imagen diabólica de bacanales y orgías, de promiscuidad y locura, cosa que pondría en peligro el esquema familiar de padre-madre-hijos-mascota.


La verdad, pues es lo que nos convoca aquí, es que la inclinación sexual, así como la nacionalidad, la carrera, los gustos musicales, los hobbies no definen a una persona per se. Si todos los gais son "drogadictos promiscuos irresponsables", también podemos decir que todos los colombianos son narcos y que todos los españoles son toreros. Pero no es así. Y aunque para muchos sea una obviedad, vemos que no sobra repetirlo: No hay NADA de malo con amar a alguien del mismo sexo. Nos han hecho creerlo, que es distinto. Lo malo es que no logremos digerirlo y aceptarlo con tranquilidad. Lo dice incluso el diccionario, donde se evidencia que los que matonean y asesinan no son los gais sino los homofóbicos (Ver:http://es.wikipedia.org/wiki/Homofobia). El Gobierno y las instituciones educativas están en la obligación de respetar y garantizar la igualdad, sin distingos de raza, preferencias sexuales, credo, género. Lo que vemos, empero, es que estamos en mora de proporcionarles a nuestros niños y jóvenes un ambiente igualitario. Una niña negra tiene los mismos derechos de una niña indígena y una blanca. Igual ocurre con un niño judío y uno ateo. Lo mismo con un joven heterosexual y uno gay. La igualdad no es opcional para las instituciones educativas, como el uso de uniforme. Es su deber. De otra forma, están incumpliendo estipulaciones presentes en la Constitución y en el Código Penal. Hasta que no dejemos de satanizar un ámbito del ser humano tan íntimo como la sexualidad, vamos a seguir empujando a jóvenes como Sergio Urrego al vacío.


RELIGIÓN: MORAL Y ÉTICA Escrito por: Uriel Ortiz Soto “Son varios los casos de enfrentamiento que se están presentando entre educadores y estudiantes, cuando se les quiere imponer la cátedra de religión, puesto que de conformidad con el artículo 19 de la Constitución del 91, en Colombia existe la libertad de cultos.” Nos encontramos viviendo en una sociedad tan violenta, que todos los días recibimos desagradables sorpresas, lamentablemente henos descuidado las normas que regulan el comportamiento social, por lo tanto nuestros niños se están formando sin un medio de respuesta o de defensa frente a todas estas situaciones violentas que se presentan a su alrededor, y por consiguiente no tienen otra alternativa de beber de la misma pócima de su entorno en clara descomposición.

Lo que más nos debe aterrar es que los crímenes que se están cometiendo contra nuestros menores, salen de su entorno familiar, es triste y angustioso ver cómo los mismos padres son los responsables de asesinatos, violaciones y todo tipo de delitos que atentan contra nuestros niños, los hermanos mayores, los tíos y abuelos, también se han convertido en todos unos verdugos de explotación: sexual, social y económica.

Considero que el Ministerio de Educación, en coordinación con el Instituto de Bienestar Familiar, deben institucionalizar la cátedra del primer respondiente para el caso de los delitos contra los niños de cualquier edad, parece que está haciendo falta mucha pedagogía sobre este tema, para que


los mayores entiendan que la vida de nuestros niños, es la semilla de una futura sociedad que da sus buenos o malos frutos acuerdo a como se siembre y cultive.

Este tema es importante mirarlo desde diferentes ángulos con el fin de señalar los linderos que deben corresponder a los diferentes establecimientos educativos, que si bien, buscan por todos los medios aplicar normas de buen comportamiento, con el fin de aplacar las prácticas de matoneo y acoso entre estudiantes, debemos entender que los tiempos han cambiando y que ahora en pleno siglo XXI, nos rige una Constitución política pluralista producto de una Asamblea Nacional Constituyente, que estuvo integrada por diversidad de credos: sociales, económicos, políticos y religiosos, elegida para tal fin por el pueblo en su sana soberanía.

Debemos entender que la Constitución del 1.886 que rigió los destinos de nuestro País por mas de un siglo, su preámbulo iniciaba: “en nombre de Dios fuente Suprema de toda Autoridad”; y en la del 1.991, el nombre de Dios, casi que no se salva, simplemente se inicia: “invocando la protección de Dios”. Con lo anterior queremos decir que en lo antes y después, aparecen dos extremos de creyentes y profanos, que cuando se encuentran siempre se repelen en su forma de pensar, mirando el pasado y el presente de acuerdo a su formación inicial recibida previamente en sus hogares.

Recordemos cómo durante la Constitución de 1.886, la religión católica era la oficial y quienes estudiamos antes de entrar en vigencia la Constitución de 1.991, estábamos obligaos a cumplir todos los preceptos religiosos: asistir a misa en comunidad cada ocho días, a los ejercicios espirituales previos a semana santa, y a recibir obligatoriamente la cátedra de religión.


Como consecuencia de todo lo anterior, el artículo 19 de la Constitución de 1.991, garantiza la libertad de culto, y toda persona tiene derecho a profesar y difundir sus creencias religiosas, y las autoridades estarán obligadas a protegerlas dentro de las normas de respeto y la sana convivencia.

Son varias las investigaciones que se han realizado al respecto por parte del Ministerio de Educación Nacional, con el fin de buscar la posibilidad de institucionalizar nuevamente la cátedra de religión en establecimientos educativos; considero desde mi óptica de Comunidad y Desarrollo, que está no es la solución, puesto que se estarían violentando normas Constitucionales y el ejercicio de la sana convivencia regulada por el Constituyente Primario.

Hace algunos años en la Universidad Sergio Arboleda, se celebró un foro sobre este tema, el suscrito esgrimió una tesis que aún no ha perdido vigencia y continúa siendo la solución a tan álgido problema y es la institucionalización de la Cátedra de: Moral y Ética, analizados estos dos vocablos en su conjunto, conforman lo que debe ser un manual de convivencia y buenas prácticas para el ejercicio de cualquier profesión u actividad por conservadora o liberal que ella sea.

Es que la religión propiamente dicha, no puede esgrimirse como un asunto de moral y buenas costumbres, para los católicos, puede que lo sea, pero, para los creyentes de otras religiones, es una simple historia contada, pero sin ninguna práctica en la vida real.


Los grandes revolucionarios y consumados extremistas centralizan sus actividades dentro de unos códigos de: moral y ética, que al desarrollarlos para el ejercicio de sus actividades, se cumplen con tanta rigurosidad, que muchas veces quebrantarlos, los llevan a desistir de su actividad profesional.

Si definimos la moral, como el conjunto de costumbres de una sociedad que obligatoriamente hay que cumplirlas, puesto que de no hacerlo, el ejercicio profesional y calidad de vida no cumple con los estándares de buen servicio a la comunidad; podemos concluir que es un dogma de fe, que hay que guardarlo como el mejor tesoro de nuestra vida.

La Ética que está regulada por el conjunto de normas que direccionan específicamente una actividad y su ejercicio, debe ser concordante con los protocolos establecidos por los organismos reguladores del ejercicio profesional, así por ejemplo: la ética del médico, del abogado, del ingeniero o del administrador de empresas.

Con los dos principios enunciados, concluimos que de establecerse dentro de los pensum de establecimientos educativos la cátedra de moral y ética, se logrará rescatar lo que desde hace tanto tiempo se ha perdido en nuestro medio: Principios y Valores. Pero estos, jamás pueden anteponerse a la: moral y la ética, puesto que chocarían con la razón de ser, de la actividad o profesión que pretende regularse.


EDUCACIÓN Escrito por: William Ospina “Los artistas son esa clase de gente de la que siempre decimos que nació aprendida.” Sentimos que Mozart sabía música desde siempre, que Rimbaud era un maestro de la lengua desde el origen, que Rembrandt y Miguel Ángel debían saber dibujar antes de saber hablar, pero ello no significa que no tuvieran que aprender. Cuanto más dotado un ser humano para un lenguaje y para un arte, más arduo le será dominar ese talento hasta convertirlo en algo verdaderamente fecundo.

No olvidamos la ardua disciplina a que fue sometido Mozart desde niño; las desmesuradas dosis de lectura a que se sometió Rimbaud desde su infancia y a lo largo de su adolescencia, desde la gran literatura en francés hasta los clásicos latinos; el duro trabajo que debió ser el estudio de Miguel Ángel o de Rembrandt en el taller de sus maestros.

Pero si conocemos los talentos que vienen escritos en un cuerpo, sabremos también a qué disciplinas estará dispuesto a someterse, porque hay una correspondencia milagrosa entre las habilidades y la dedicación: nadie se aplica de manera abnegada y obstinada sino a aquello que lo estremece profundamente. Y esto puede decirse de todas las disciplinas, porque, en realidad, no importa cuál sea la disciplina escogida, si corresponde a una vocación, la persona terminará haciendo de ella un verdadero arte. Todo profesional comprometido y apasionado es un artista; y arte no significa aquí sólo la búsqueda de armonía y de ritmo, de belleza y refinamiento, sino de sentido profundo, de fuerza creadora, de revelación y de fecundidad.


Para nosotros, por ejemplo, la caligrafía es una habilidad olvidada, pero en China es una de las bellas artes y por momentos se confunde con la danza. Sabemos que el pintor no es la pintura, el escultor no es la escultura, el músico no es la música, pero el bailarín es la danza; la más antigua de las artes porque en ella la obra se confunde con el cuerpo que la ejecuta.

Y si en China la escritura se confunde con la danza es porque el que escribe y lo que se escribe han llegado a una suerte de extática identificación: el cuerpo es la escritura. Algo que algunos visionarios intuyeron posible, como Franz Kafka cuando dijo que la caligrafía es el sismógrafo del alma.

Hoy la mecanización de la vida tiende a sujetarlo todo a la rapidez y a la eficiencia, pero tarde o temprano comprenderemos que para vivir plenamente no basta ser productivos o eficientes; algún día tendremos que volver a escribir con todo el cuerpo.

Cada vez se esfuerzan más porque la educación nos convierta en ejecutores insensibles de tareas con las que no estamos comprometidos. Se dice que en cierto país había obreros trabajando en una fábrica de aspiradoras y nunca se dieron cuenta de que en realidad estaban fabricando piezas para armas de guerra. Para la macroeconomía insensible y perversa ese es el ideal: el trabajador que no interviene en el diseño ni en la concepción ni en la valoración de lo que produce. Pero para una noción respetable de humanidad, algo por lo que valga la pena vivir y morir, cada quien necesita


la inteligencia de lo que hace, el trabajo no debe dar sólo rendimiento sino un sentido a la vida, una justificación moral al esfuerzo, un sentido de dignidad y de belleza.

Y si estas cosas les parecen tonterías al gran capital y sus áulicos, es porque son tremendamente revolucionarias; ponen en cuestión no sólo los procesos sino los resultados, no sólo los medios sino los fines. Nos recuerdan que la democracia no está sólo para producir el bien de todos, supuesto fin de los totalitarismos, sino el bien de cada uno, y para ello debe ser importante lo que cada quien piensa de lo que hace.

El viejo ideal de hacer de cada oficio un arte puede parecer un desvarío romántico a los prosélitos de la eficacia y de la dictadura del cerebro central. Pero hace poco ese ideal ha sido ratificado desde donde menos se esperaba: del corazón de la sociedad industrial, en la voz del fundador de la segunda gran corporación de EE.UU., Steve Jobs, a quien el mundo despidió agradecido hace unas semanas.

En su discurso a los graduados de la Universidad de Stanford en 2005, Jobs recomendó preferir la intuición al esquema, la vocación a los conocimientos impuestos, la curiosidad sin propósitos a la disciplina inflexible, la incertidumbre del que experimenta a la certeza del éxito, la pasión de buscar a la satisfacción de haber encontrado. Parecen las palabras de un hippie, y en cierto modo lo son, de modo que los encorbatados ejecutivos de las multinacionales y de sus satélites académicos no acertarán a explicar cómo fue que un hombre con esa mentalidad, más poética que


pragmática y tan científica como estética, se convirtió en un empresario tan exitoso, un innovador tan genial, y un hombre tan digno de respeto y de memoria.

Hasta confesó que fue su ocioso e improductivo amor por la caligrafía lo que hizo que en el diseño de los computadores personales hubiera incorporado tipos de letras tan delicados y artísticos, poniendo al alcance de la humanidad recursos estéticos tan notables como los que ofrece la informática contemporánea. ¡Dónde viene a saltar la liebre de la poesía, que parecía desterrada del jardín de las cosas prácticas!

En el arte de la afectividad, en el necesario viaje a pie que debería ser nuestro aprendizaje del mundo, en esas otras artes que deben ser la digestión y la salud, el cuerpo es la medida de nuestra sabiduría. Aprendamos la pasión, el ritmo, la levedad, el sentido de la belleza, aprendamos el sentido de la gratitud y de la convivencia, y estaremos preparados para las grandes empresas del porvenir


SI ESCRIBIR FUERA ESO Escrito por: Hector Abad Faciolince “Si escribir artículos se pareciera a hacer sudokus o a llenar crucigramas. O si fuera más bien como jugar una partida de ajedrez (contrincante el lector, juegas con negras).” O si tuviera algo que ver con el ordeño de las vacas al amanecer o con el paciente oficio del jardinero que siembra, abona, poda, quita la maleza y luego espera a que las matas broten y las flores florezcan. Si escribir fuera como pegar ladrillos hasta completar una pared, un edificio, siguiendo un plano diseñado por otro. O como cepillar una tabla el carpintero y serruchar y armar hasta ensamblar un mueble: la mesa coja, el sillón de lectura, la alacena vieja. Si escribir consistiera en bailar con las palabras o si no fuera más que pasar en limpio el pensamiento. Si este trabajo tuviera algo que ver con correr la maratón o atravesar nadando el canal de la Mancha: técnica y resistencia. Si uno mezclara ideas y frases como quien cocina un sancocho, una paella, y a cada párrafo fuera probando si no le falta sal o le sobra pimienta. Si escribir y hablar fueran la misma cosa y lo que se escribe saliera como sale la voz al conversar con una amiga íntima en el bar o en la sala de la casa. Si hubiera un remoto parecido entre escribir y hacer goles, o entre escribir y parar un penalty, o entre escribir y caminar por el campo o por las calles del centro. Si esto que hago cada día fuera como sumar y restar y elevar al cuadrado; si fuera como rezar y pedir un milagro que no ocurre. Si todo lo anterior no hubiera provocado ya la huida de todos los lectores, entonces les podría decir que la escritura no se parece a nada y que para llegar hasta este punto (que en realidad es una coma), lo único que uno puede hacer es rayar papelitos sin parar, hacerlo con sentido y sin sentido, con ganas o sin ganas, fatigar el teclado con las yemas de los dedos, ordeñar las meninges para


encontrar un tema siempre esquivo, un personaje que no llega, y leer a los maestros en busca de un estilo, un pensamiento o un tono que te salven del tedio de lo inútil y del aburrimiento. Si escribir fuera esto: reflexionar tan solo sobre lo que se escribe, sobre la escritura misma, como pasarse el día mirándose al espejo, en vez de transmitir ideas, información, historias que diviertan, enseñanzas, maneras de decir con claridad lo que otros ya han pensado (o dicho), pero con otra forma más eficaz y más evocadora, más suave o más violenta. Si escribir fuera fácil como masticar con buenos dientes, o beber agua limpia con la sed del desierto, o como desear a la mujer del prójimo y seducirla y acostarse con ella. Si escribir fuera pecar. Si fuera tan sencillo como echarse en la hierba a descifrar la forma de las nubes cuando nos sobra tiempo o cuando el tema que hay es siempre el mismo: la paz y la política, la guerra y la violencia, la hedionda corrupción o los benditos impuestos, el ébola, los gays o las epístolas del los obispos, las mujeres vejadas, las masacres de jóvenes en México, las arbitrariedades de Putin, las idioteces de Maduro o los titubeos hamletianos de un Obama incapaz de cumplir sus promesas. Si escribir fuera esto: al fin no decir nada en tres mil seiscientos sesenta y nueve caracteres (contando espacios, letras, signos de puntuación): disolver en volutas de palabras la carencia de ideas. Ah, si fuera todo esto y nada más, entonces sería muy fácil llevar, como yo llevo, cuarenta años escribiendo artículos todas las semanas, como una abeja hace miel o una hormiga hormigueros, como hacen nidos los pájaros y ponen huevos sin pensar en ello, porque qué más se va a hacer si no servimos para nada distinto y a veces ni siquiera para esto.


ESPACIO DE FRASES SOBRE LA EDUCACIÓN Y LA ÉTICA – ESCRITORES ESCOGIDOS “Los versos que escribí en el reverso del cuaderno fue lo único que me interesó durante la escuela. Allí deseé lo que en las páginas primeras siempre me censuraron. Allí obtuve el goce que el anverso jamás me produjo.” – Carlos Valenzuela “El maestro es el puente que une y la mediación pedagógica es mediar entre lo inmediato y lo mediato, entre lo cercano y lo lejano, entre lo más sentido y lo menos sentido, entre lo privado y lo público, entre lo personal-familiar y lo político, entre lo individual y lo organizativo, entre la dispersión y la presencia en la sociedad civil, entre un horizonte de comprensión y otros, entre un yo, un tú y un nosotros, entre lo micro y lo macro” Gutiérrez & Prieto 2002 – Mediación pedagógica. “La enseñanza es esa actividad solidaria que hace aprender a otros, aprendiendo uno mismo y este es el compromiso que debemos asumir el profesorado: el aprender unos de otros a construir modelos democráticos donde se dé la posibilidad de desarrollar una cultura escolar en la convivencia para que las niñas y los niños aprendan a ser personas demócratas y libres desde la propia convivencia” Matura & López 2003 “Pequeña elegía, Ya para qué seguir siendo árbol, si el verano de dos años, me arrancó las hojas y las flores, Ya para qué seguir siendo árbol, si el viento no canta en mi follaje, si mis pájaros migraron a otros lugares, Ya para qué seguir siendo árbol, sin habitantes, a no ser esos ahorcados que penden de mis ramas, como frutas podridas en otoño.” Raúl Gómez Jattin


UDEC UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA - GIRARDOT REVISTA PEDAGÓGICA – REFLEXIONES DEL PAPEL DE LA ÉTICA DOCENTE EN LAS NUEVAS ACCIONES EDUCATIVAS

É T I C A

“La libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad” Michael Foucault

NOTA EDITORIAL


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