Awicha Año 3 / Edición 13
Un rezo a la vida
ì La voz mágica, hablando con lo invisible
ì Medicina tradicional andina y amazónica
la fiesta de las illas
Irma Cabrera Abanto ©
ì Los huevos vaginales de obsidiana
Sigue respirando y abre tu corazón.. “Abre tu conciencia y sigue caminando, abre tu corazón y haz que este fluya con la tierra, eso te dará las energías para continuar tu camino”. Palabras tan llenas de experiencia y sabiduría dadas por una gran amiga. Gracias, Martina. Era mediodía y el sol estaba en lo alto del cielo, iluminaba todo el valle y, de paso, a nosotros mismos. Cada paso que dábamos era cumplir el reto, era avanzar, rodeados de flores de distintos colores, algunas muy grande y otras muy pequeñas; diferentes plantas, unas muy verdes, otras más claras; unas para sanar dolencias, otras solo para ser apreciadas por su belleza; y me imaginaba cuánto más tenía nuestro Perú para darnos, y ni siquiera nos preocupábamos por conocer y aprender a sanarnos con la verdadera medicina de la vida y del amor que nos da Pachamamita. En el camino pedregoso, entre arboles muy grandes y arbustos pequeños, se repartía la vida de la manera más sutil que en esos momentos nos mostraba la tierra bajo nuestros pies, en la hermosura de las mariposas que danzaban al viento y al compás de nuestros corazones con el bum del tambor. Por un instante cerramos los ojos y nos trasladamos adentro de nuestro ser, a buscar en lo profundo, en aquel vacío donde no hay respuestas claras, y pedimos al espíritu del viento que nos lleve, que nos conduzca hasta ahí, donde solo tú sabes que debes buscar, y nos recoja y nos vuelva a llevar una vez más a nuestro hogar guardado al costado de nuestros corazones, y ahí redescubrir la esencia primaria del ser que nos da la fuerza que necesitamos para continuar en este camino. Cuando vuelves a abrir los ojos, te encuentras con el paisaje que la vida nos regala con su hermosa danza, en los exactos compases de la tierra, el aire, el fuego, el agua y el cielo. Y ahí estas tú, resolviendo, uno a uno, cada momento no resuelto, pidiendo perdón a cada paso, redescubriendo el amor en tu interior, que con el calor más puro, llenas tu corazón y sigues respirando. Y cuando piensas que ya no vas más, que estas tan perdido en ti mismo y no encuentras la salida, el Gran Espíritu se encarga de enviarte la ayuda universal de la forma más tierna y bella que él mismo te enseño, y así recomienza una vez más el proceso, no sin antes agradecer a la vida por tanta enseñanza, y apoyarte en ella para seguir caminando, para seguir respirando con respeto y amor. Gracias, Pacha, por acompañarme en la ruta más difícil de mi camino... Urpillay Sonqollay El Productor
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Irma Cabrera Abanto ©
editorial
contenido
Internet
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la fiesta de las illas
04 Surya namaskara yoga
sonidos
08 La voz mágica 14
sanación
Los huevos de obsidiana
Productor Gerardo Pinedo Salas Edición general Irma Cabrera Abanto Colaboradores Carolina Alvarado, Susan Ricalde, Irma Cabrera, Emma Rami, Rafo Nunjar, María Constanza Videla Jáuregui, Gerardo Pinedo Fotografía Irma Cabrera, Internet, Francisco Vigo
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galería
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medicina
La mujer como sacerdotisa de la vida
Escribenos a awichamama@gmail.com
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opinión Medicina tradicional andina y amazónica
Facebook Awicha
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rezo
Isabel
Caminando un paso a la vez
Corrección de estilo Saúl Ames
AWICHA, es una publicación sin fines de lucro que busca ser un puente entre los seres humanos y nuestra conexión con la madre tierra. Así mismo, no se responsabiliza por las opiniones vertidas de sus colaboradores y queda prohibido la reproducción parcial y/o total sin autorización expresa del productor
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yoga
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Surya namaskara
La fuerza del sol en tu prรกctica diaria Escribe: Carolina Alvarado, Instructora de Kundalini Yoga
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Surya namaskara o saludos al sol, son una técnica muy conocida dentro de la rutina de cualquier yogui. Sus movimientos dinámicos y conexión con la respiración, lo convierten en una de las mejores herramientas para estimular la salud, fuerza y flexibilidad, conciencia de la respiración, así como también para preparar al cuerpo para un despertar espiritual y expansión de conciencia muy profundo. Surya namaskara es una práctica completa, contiene asanas, pranayama y técnicas de meditación dentro de la estructura de toda la secuencia, y en su práctica más avanzada contiene mantras y visualización. Para la mayoría de personas, el estilo de vida de hoy en día acentúa las tensiones, ansiedad, estrés y preocupaciones en muchos niveles laborales, en las relaciones, en lo económico. Al mismo tiempo, el sistema y la forma en que esta diseñado nos jala a un estilo de vida bastante sedentario, el cual se acentúa e incrementa aún
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Internet
más, debido al crecimiento de la tecnología en nuestras vidas. Esto nos esta llevando a un decaimiento de nuestra salud, en el cual las enfermedades aumentan y la conexión con nuestras propias vidas y nuestra propia felicidad están en caída. Las prácticas de yoga son un antídoto ideal para el estrés, la
ansiedad y para esa desconexión que cada vez se siente más. Surya namaskara es una parte fundamental en este acercamiento del yoga para aliviar estos males y darle profundidad a tu vida. Esta poderosísima herramienta puede ser insertada en nuestra rutina con mucha facilidad. Requiriendo del compromiso de nosotros para hacernos presentes al momento de
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nuestra práctica, y de dedicarle unos minutos para respirar y entrar en el flujo de esta secuencia. La parte física de esta secuencia se encarga de estirar, masajear, tonificar y estimular los músculos del cuerpo y órganos vitales pero también tiene la profundidad de una práctica espiritual con la cual podremos trabajar en la sanación y expansión de nuestra conciencia, a través del estado meditativo a que nos lleva nuestra propia respiración. Surya significa sol y namaskara significa saludo. En tiempos antiguos el sol era venerado diariamente, ya que lo reconocían como un símbolo poderoso de la conciencia espiritual. La veneración del sol exterior y el sol interior era un ritual socio-religioso en el que se buscaba conectarse con la energía que está más allá del control del ser humano. Hoy en día, el concreto nos rodea cada vez más, y poco a poco vamos olvidando la valiosísima relación que debemos nutrir con la naturaleza y cada uno de sus elementos. El reconocimiento de que dentro de nosotros existe un microcosmos, está en el olvido, por lo que es vital reaprender y elevar la conexión y consciencia del espacio que nos sostiene, manteniendo siempre el respeto y armonía con nuestro macrocosmos.
posturas que crean una red física, alrededor de la cual la practica se entreteje. Estas posturas son un generador de prana, la energía vital que activa el cuerpo físico. La práctica de surya namaskara en un ritmo parejo, refleja los ritmos del universo y los biorritmos de nuestro propio cuerpo. Conectarte con tu práctica es conectarte con la energía del cosmos.
Surya namaskara está conformado por tres elementos: la forma, la energía y el ritmo. También esta compuesto por una secuencia de
Muchos principiantes encontrarán que su cuerpo tiene zonas duras, bloqueadas, y podrán sentir las toxinas en sus articulaciones.
Carolina Alvarado, Instructora de Kundalini Yoga dirige Gaia Yoga en Lima, dando clases privadas, grupales y en empresas. Mantiene un grupo de clases gratuitas en el Parque Reducto de Miraflores. Realiza viajes grupales a diferentes partes del Perú, trabajando en
Dureza, falta de coordinación y tendencia al cansancio se pasan por alto cuando iniciamos nuestra práctica con el compromiso de sanarnos, y hacemos todo de a pocos, a un ritmo lento. Reconociendo así los límites de nuestro cuerpo y empujándolos un poquito más allá, manteniendo una consciencia corporal que nos dé profundidad sin lesionarnos. Compasión, no para tener pena de nosotros mismos porque nos cuesta avanzar, sino para elevar el compromiso que estamos haciendo, y sostenerlo.
desintoxicación a través de yoga y alimentos. Busca, a través de sus clases, inspirar y motivar a las personas a nutrir la relación más importante de todas, la relación con uno mismo. gaiayogaperu@gmail.com Facebook: Gaia Yoga
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sonidos Internet
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La voz
mรกgica:
Hablando con lo invisible
Escribe:
Rafo Nunjar Tovar Terapeuta Sonoro Cel. 993151453 rafaelnunjar@gmail.com fb/proyectosonoroqipa
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Fotos: Internet
Etnia matsiguenga.
En la verde y frondosa cabellera de la madre selva, peinada y estilizada por ríos, el ánent1 convoca a espíritus de todos los mundos shuar2. Esta noche, los especialistas se han reunido para, una vez más, entonar el canto transmitido por generaciones y proteger a su gente. Las plegarias de la noche se extienden y se confunden con los insectos nocturnos que se hacen visibles mediante lo invisible, igual que los espíritus: el sonido y la melodía. En el sueño del soñador, todos existimos por el canto. La transformación se va dando. La voz, la entonación, el treno, conjuran un embrión sonoro que les asegura buen auspicio para la noche de caza, esta noche oscura. Tapir y venado caminan tranquilamente. Los shuar ven y reconocen las formas y reconocen el espíritu en ellos, ninguno es tapir o venado solamente. Esos espíritus
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Mujer tocando kinran pinkullu.
han venido dialogando desde otras selvas, tienen asuntos importantes que resolver, porque han tenido que viajar lejos para cantarse. Los shuar buscan caza en otros cuerpos de la madre y se alejan hasta dejar de oír los cantos de tapir y venado.
Saankarite3 y Seripigari4 viajan conversando, negociando el futuro, reducido por el decrecimiento de los palos como el cedro y la caoba, una situación aportada por la civilización occidental. Venado está visiblemente preocupado por su familia en el bajo Urubamba.
Fotos: Internet
Flauta kinran pinkullu.
Tapir y venado son luminosos a los ojos entrenados de los shuar, también de los matsiguengas. Estos espíritus no son para caza, no están en este mundo tampoco. El seripigari, transformado en venado, debe ser tan poderosamente luminoso como la pureza del saankarite, si no, este nunca podrá comunicarse, nunca podrá ser uno con él, no podrá proteger a la comunidad. Y solo brilla y se hace visible para el invisible cantando. Canta venado, canta.
Tapir y venado acuerdan, regresan a casa. Esa noche oscura, dos estrellas regresan a sendos sitios en el tejido del cielo para volver a brillar. Llega la calma de la mañana y con
ella la niebla que lo devora todo. Devora los árboles y sus copas enteras, los cantos de las cigarras, también la memoria de las personas y hasta sus corazones. María no quiere ser devorada y levanta una
La vía láctea.
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María tiene ahora 86 años, y el cerro le sigue susurrando la misma melodía, y ella sigue tañendo su flauta en la fiesta, y el cerro, ella y el cerro, se acompañan. Ninguno fue devorado. Así, ambos recuerdan su pacto sagrado: beber y sonar, bríndame y habla. La kinran pinkullu debe tomar agua o aguardiente cuando quiera cantar, y así prolongar la memoria de su pueblo, su pacto. Su relación con los espíritus y los seres no-humanos, con lo divino y el cosmos. Brinda para hablar, porque aquí todos tenemos distintas formas pero somos una misma esencia. María escucha, y escuchando ha decidido luchar contra su propia niebla. En la noche del río de la vía láctea, unos juguetones silbidos asoman en la habitación del silencio. Estos seres, sin forma sin colores, pero
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plegaria al cerro que también ha sido devorado. Él es invisible ahora, pero existe, es. María no lo ve, pero si escucha, el cerro le susurra la melodía que llevará la memoria en su kinran pinkullu5.
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Internet / Alejandro Balaguer
con existencia y vida -como la tuya y la mía- reclaman su lugar en todos los mundos por los que transitan, reclaman cuerpos para completar su existencia en este universo. Por eso se alojan en las gargantas de los pájaros. Bajan desde los cielos de las esferas y cantan trayendo malos augurios. Los médicos shipibo konibo6 piden a las mujeres bailar usando sus faldas-sonaja, los cantos de las aves así no llegan a ser oídos por el pueblo y son protegidos danzando, cantando y sonando. En las esferas y en todo el multiverso7 constantemente reflejado, los malos espíritus son repelidos por ondas sonoras de cantos y semillas colapsando entre sí. Estos universos son sacudidos por las semillas en las calabazas, agitadas por las manos de quienes poseen los secretos y los sonidos de los mundos en sus manos. Quienes cantan a lo invisible y hacen pactos con ellos, sellados en el tiempo por pensamientos, rezos y ofrendas llenas de vida y sonido. Las puertas de la memoria que el sonido atraviesa, te han dado la bienvenida. Canta venado, canta.
Los shuar ven y reconocen las formas y reconocen el espíritu en ellos, ninguno es tapir o venado solamente... Fotos: Internet
1. Ánent: canto mágico y ritual ashuar. 2. Ashuar: comunidad suroriental del Ecuador. También está presente en la selva norte del Perú. 3. Saankarite: espíritu puro e invisible del pueblo matsiguenga. 4. Seripigari: curandero matsiguenga, el que se intoxica con tabaco, el que se transforma. 5. Se trata de una flauta transversa, endémica de la sierra de Lambayeque, ejecutada exclusivamente por mujeres. 6. Comunidad de la región Ucayali del Perú. 7. Conjunto de universos en un solo universo.
Etnia shipibo conibo.
Etnia ashuar.
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sanación
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Escribe: Susan Ricalde,
Terapeuta en Medicina Bio Energética, Doula y Lectora de Aura.
Son muchas las mujeres con condiciones físicas no deseadas en el útero y los demás órganos sexuales. Cada vez son más las histerectomías (extirpación uterina) y se recomiendan como si se tratase de algo muy natural; bajo la falsa suposición de que el útero es simplemente una bolsa donde cargamos hijos. Pero el vientre femenino es mucho más que eso. Sí, es una bolsa y también sirve para cargar a nuestros hijos no nacidos. Pero la función biológica más importante de éste saco es darnos placer. Proporcionarnos disfrute, mediante sus ondulantes movimientos naturales mal llamados contracciones uterinas, de las cuales podemos tener una idea mucho más realista si nos imaginamos el movimiento interno, uterino, de una bailarina del vientre hindú.
Los huevos vaginales de obsidiana la sanación del femenino
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Fotos: Internet
Estamos diseñadas para tener orgasmos y disfrutarlos, repetidamente, incluso al momento de dar a luz. Es el placer, no el coeficiente intelectual, lo que ha garantizado la sobrevivencia de nuestra especie desde los inicios de su historia. Entonces: ¿Por qué ahora el vientre nos causa tanto dolor? ¿Por qué llega a ser una posible amenaza para nuestra salud integral al punto de que “es mejor deshacemos de él”? ¿Por qué nuestros úteros están tan tiesos y contracturados que no son capaces de limpiarse por sí mismos, como es natural, aproximadamente cada 28 días? A demás del disfrute y la continuidad de la especie, el útero es un lugar donde guardamos memorias. Incluso hay una gran concentración de neuronas en éste órgano, pero más allá del sistema nervioso, la memoria emocional de la mujer tiene como sede principal el vientre, la vagina y ovarios. Guardamos rencores que se convierten en miomas, ideas creativas que no realizamos en quistes ováricos, exigencias de perfección en endometriosis, rechazo en hongos vaginales, etc. La lista es larga e incluye desarreglos en el ciclo menstrual, irregularidades en el pH vaginal, infertilidad, tumores. Situaciones físicas que densifican emociones contenidas, almacenadas en lo profundo de lo que la psicología llama “la sombra”. La sombra del femenino, así como su máximo potencial creativo, se esconden en el vientre. Es desde ahí que damos a luz a nuestros hijos y es desde ahí que podemos dar a luz a una nueva humanidad.
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Foto: Internet Internet
Una sencilla manera de liberar nuestro potencial creativo, empoderarnos y sanar el vientre De las oscuras profundidades de la tierra nace con la lava de los volcanes una negra roca vidriosa conocida como obsidiana. En Perú se la encuentra en Ayacucho y en menor medida en Arequipa. Es una piedra de uso chamánico, maestra en empoderamiento y en mostrarnos la sombra para traerla a la luz. Por lo tanto, especialista en sanación uterina. Entre las cualidades de la obsidiana destacan su capacidad para hacer visible lo que estaba guardado en nuestro inconsciente y su poder movilizador de las aguas. Características que, cuando la colocamos en forma de un huevito dentro de la vagina, le permiten literalmente ir drenando la zona del útero de quistes, coágulos, miomas, pólipos y otras acumulaciones de agua en nuestro interior. Así como
de emociones densas que vamos guardando inconscientemente y nos suponen desórdenes físicos, principalmente en la zona pélvica e incluso en las mamas y otros órganos. La obsidiana usada como huevo vaginal también equilibra el pH
vaginal y ayuda a regularizar nuestro ciclo menstrual, limpia las memorias emocionales de nuestros vínculos con antiguas y presentes parejas sexuales, nos ayuda a desbloquear programaciones limitantes heredadas o adquiridas con respecto a nuestra sexualidad, capacidad de Internet
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Susan Ricalde
crear y tomar nuestro poder para realizar nuestras metas y sueños. El uso de huevos vaginales de cristal data de la antigua China donde las emperatrices y otras mujeres de poder usaban huevos de jade para fortalecer los músculos de la vagina, haciendo más placenteras sus relaciones sexuales. Hoy en día usamos huevos vaginales de cuarzo rosado, cuarzo cristal, amatista, jade y serpentina con distintos propósitos específicos, pues cada cristal tiene una vibración específica que ayuda a sanar algo en particular. Aun así, los huevos vaginales de obsidiana destacan entre todos los demás porque ésta roca volcánica es la que ha demostrado mayor capacidad para ayudarnos a sanar la sombra a profundidad, tanto física como emocionalmente y su uso ha sido ampliamente difundido, siendo muy conocidos los huevos de obsidiana Mexicanos.
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Foto: Internet
Abrazando el proceso de sanar Algunos de los efectos inmediatos del uso del huevo vaginal de obsidiana pueden variar desde una directa sensación de empoderamiento, claridad y presencia hasta una visita inesperada al hospital por presión alta sin aparente motivo racional, pasando por brotes repentinos de emociones como rabia, tristeza o resentimiento. Entre sus efectos más a largo plazo están el equilibrio del pH y el ciclo menstrual, la reducción y desaparición de quistes y miomas, una inexplicable sensación de paz interior así como un aumento considerable en nuestro amor propio y autoestima. Pero más allá de los efectos o posibles reacciones inmediatas, lo que capta nuestro interés es el proceso de liberación y sanación emocional en el que nos embarcamos cuando iniciamos el tratamiento, que tiene una duración mínima de 3 y máxima de 9 meses, usando el huevo de obsidiana dentro de la vagina durante las noches. Celos, rabia, resentimiento, tristeza, angustia, sensación de abandono, miedo, entre otras emociones densas que pocas personas desean experimentar y por ello acostumbradamente reprimen, brotan desde nuestras profundidades, magnificándose
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Susan Ricalde
ante nuestros ojos para que podamos verlas, reconocerlas, colocarles nombre propio, abrazarlas e integrarlas. El dolor y miedo almacenado en nuestra memoria uterina, se moviliza y se hace visible para ser trascendido. Esta es la mejor forma de sanar y prevenir posibles enfermedades físicas. Disipando las nubes emocionales y mentales, sutiles, que crean nuestra realidad física. Sanar integralmente incluye remover las causas reales de nuestras dolencias. El huevo de obsidiana y los demás huevos vaginales
El huevo vaginal de obsidiana equilibra el pH vaginal y regulariza el ciclo menstrual, limpia las memorias sexuales y emocionales de cristal, son alternativas eficientes y naturales para curar física y energéticamente nuestro vientre. Es posible trascender cualquier trauma o memoria emocional que hayamos vivido o heredado de nuestros ancestros.
Susan Ricalde Blume, Terapeuta en Medicina Bio Energética, Doula y Lectora de Aura.
De hecho, es nuestra labor como mujeres, que gestamos y damos a luz a la humanidad, que sostenemos la urdimbre de la creación y de la sociedad; limpiar y cuidar a consciencia nuestros úteros.
Sanación a mujeres en sesiones individuales o grupales, círculos y talleres; Sanadora con huevos vaginales, agradecida de colaborar con el despertar del Sagrado Femenino. Sesiones en Lima y en Cuzco en la Comunidad Amalai, Urubamba. www.celulamama.blogspot.com – Blog Fb/ Sagrada Sexualidad Femenina Email: sricaldeblume@gmail.com Teléfono y Whatsapp: (+51) 941 – 386 428
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especial
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La fiesta de las illas raqchi - cusco Escribe y FotografĂa: Irma Cabrera Abanto Š, Comunicadora
Ofrenda de las mesas andinas (Illas), las que se otorgan al Apu Aukisa en renovaciĂłn del compromiso con el cerro sagrado en la cima del Apu Kinsachata.
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Fotos: Irma Cabrera Abanto ©
Vista del templo de Wiracocha, en la comunidad de Raqchi - Cusco.
Cusco, época de carnavales, camino a la avenida Huairuropata para tomar un carro en dirección a Raqchi, me preguntaba de qué trataba esa festividad, nunca había escuchado hablar de ella, tenía muy poca información de esta tradición, y no podía más con la curiosidad. Al llegar olvidé todas mis preguntas y pude observar el maravilloso paisaje del lugar, las gigantescas montañas, el rio que serpenteaba el pequeño valle, la tranquilidad que reinaba, el suave roce del viento frio y el hermoso cielo azul; luego caí en cuenta que todo esto me había dado la bienvenida. Llegando a Siwar Qoyllur (casa de sanación) conocí a las personas con las que compartiría una experiencia que marcaría el camino de todos los que asistimos; una vez pasado el trajín del almuerzo, nos preparamos y empezamos con la celebración. Por la tarde partimos hacia el templo de Wiracocha, a unos
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Rezo a las Illas dentro de las Qolpas, lugar donde los abuelos guardaban las semillas para el invierno.
minutos caminando, guiados por la maestra Martina Mamani, quien nos contaba cómo es era el templo cuando su familia vivía ahí. En este punto creo que es necesario presentar a Martina Mamani. Ella es una maestra en la mesa andina, conocedora de plantas medicinales, cuidó y vivió junto a su familia en el templo de Wiracocha hasta el año 2000, es heredera del conocimiento
ancestral de sus abuelos, y es ella quien dirigió la fiesta de las illas. Llegamos al templo y pasamos por diferentes plataformas, todos prestaban mucha atención a lo que la maestra decía. Poco a poco, el misticismo de aquel lugar fue evidenciándose, ingresamos a una imponente habitación circular con muros de piedra, donde me sentía
como un minúsculo ser, aplastado por una fuerte energía. Por momentos parecía que estábamos perdidos en el espacio y el tiempo, nos transformamos en seres atemporales, todos con un mismo objetivo. De regreso, ya en la casa, después de la cena, en la sala principal, todos nos sentamos alrededor de un manto extendido en el suelo, donde se prepararían las illas con la ofrenda para el Apu Aukisa. Todo tenía un color muy festivo, las illas estaban adornadas con serpentinas de colores, flores, velas, botellas de cerveza y vino. Luego de preparar las illas, las dejamos solas; al estar la habitación vacía, parecía que en ella había mucha gente celebrando, todo era parte de la magia de esta tradición. Esa noche fueron veladas las illas. Al día siguiente, todos participaron de la preparación de la ofrenda, la maestra distribuía, en forma de mandala, las hojas de coca, flores, dulces, mistura, etc. Todos aquellos
Fotos: Irma Cabrera Abanto ©
Guardianes del camino en ascenso a la cima del Apu Kinsachata.
Iniciamos la caminata al ritmo de un tambor y un amable canto, que acompañaba desde el primer caminante hasta el último
Martina Mamani cerrando la ofrenda que será llevada al Apu Kinsachata en ofrenda al Apu Aukisa en Raqchi.
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Fotos: Irma Cabrera Abanto ©
La ofrenda es destapada para ser ofrendada al Apu Aukisa.
elementos que por tradición se ofrendan a los apus. Una vez terminada la ofrenda, iniciamos la peregrinación al Apu Kinsachata, desde donde se ofrendaría al Apu Aukisa. Iniciamos la caminata al ritmo de un tambor y un amable canto, que acompañaba desde el primer caminante hasta el último. Atravesamos hectáreas de ruinas de centenares de años, disfrutando del paisaje y meditando sobre la intención de la visita. Por tramos se descansaba y se compartía aguardiente, hoja de coca y chicha, se conversaba un poco y se continuaba con la caminata. Al llegar a la cima, la belleza del lugar silenció a todos los caminantes, solo se contemplaba con admiración y respeto.
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Martina agradece a los Apus y brinda con cada Illa.
Se alimentó al fuego que consumió todas las intenciones que se depositaron en la ofrenda, dimos de beber al apu el licor que
llevamos, se bailó y cantó con las illas, agradeciendo el hermoso día y festejando el compromiso de cada uno de los que fuimos.
Fotos: Irma Cabrera Abanto ©
Empezamos el camino de retorno, el paisaje era misterioso, silencioso y ancestral, bajando por la montaña, a un costado del camino, abundaban hierbas medicinales, flores de formas y colores hermosos, acompañados de aromas silvestres dignos de un lugar lleno de magia. Al llegar al pueblo, los músicos tocaban alegres melodías que hacían bailar a las illas y a quienes las portaban, así dimos vueltas por la placita, celebrando el fin de la peregrinación. De vuelta en la casa, compartimos nuestras experiencias, las que no solo permanecen en la memoria de la mente, sino también quedan grabadas en el espíritu, y que se refuerzan con el compromiso de un retorno. En el interior de cada una de las personas que asistimos, esta fiesta marcó un antes y un después. No es una celebración cualquiera, en esta se enlazan vínculos entre las personas, se forman hilos
Vista del Apu Aukisa, desde la cima del Apu Kinsachata.
que se van tejiendo, y ayudan a mantener viva la tradición de nuestros ancestros, a revalorar el conocimiento de los abuelos, y a comprometernos a retornar y continuar con el aprendizaje. En época de carnavales en Raqchi,
Cusco, se celebra la fiesta de las illas, celebración tradicional en la que los iniciados en la mesa andina ofrendan y celebrar junto a sus illas. Esta celebración, llena de misticismo, se realiza anualmente como parte de un ritual de renovación de compromisos.
Ofrendando, rezando y renovando el compromiso con el Apu Aukisa.
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galería
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Fotos: Francisco Vigo ©
Isabel
(extracto*)
*Esta serie forma parte de un trabajo en progreso acerca de la cosmovisi贸n Cashamarca, su medicina y alimentaci贸n.
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Fotos: Francisco Vigo ©
Francisco Vigo (1989), fotógrafo independiente con interés en explorar visualmente la cosmovisión andina a través del uso de plantas sagradas. Ha participado en exposiciones colectivas e individuales en Lima, Arequipa, Cajamarca y Shanghai. Actualmente ejerce la docencia mientras desarrolla proyectos personales en Cajamarca.
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La mujer como sacerdotisa de la vida
Escribe: María Constanza Videla Jáuregui Awilulu (abuela sabia, vieja e inocente), mujer medicina
Hace unos días me preguntaron: ¿qué es una sacerdotisa? Y mi corazón me llevó a recordar los años de caminar, buscar, aprender, seguir caminando, buscando y aprendiendo. Cada momento vivido y cada persona que se cruzó en mi vida, fueron grandes maestros. Siempre sentí que, de algún modo, todas las mujeres podemos ser sacerdotisas, si estamos dispuestas a mirarnos en nuestra luz y nuestras sombras, tomar conciencia de nuestro poder interno, sincronizarnos con los ciclos del cosmos y la naturaleza, ritualizar cada momento de nuestra vida y honrar a nuestra Pachamama, que siempre nos sostiene y acompaña. Al atrevernos a mirarnos en el espejo, descubrimos que tenemos muchos aspectos de nosotras mismas que no nos gustan, y muchos patrones que repetimos sin cuestionarnos, que nos bloquean o dificultan avanzar en nuestra vida, y trabajarlos y sanarlos es lo que nos va haciendo más fuertes. Hace falta valor para reconocer nuestros defectos y fallas, para zambullirnos en nuestras propias “miserias”. Sin embargo, cada inmersión en nuestra oscuridad nos permite emerger renovadas. Cuando vamos quitándonos del espacio de la víctima de las circunstancias de la vida, y a pesar de los dolores o dificultades, mantenemos abierto nuestro corazón y empezamos a decidir alineadas con nuestra alma, nuestro corazón y nuestra mente, qué es lo que deseamos para nosotras, cómo queremos vivir y cuál es nuestra misión en esta vida, nos damos cuenta de que nuestro poder interno comienza a crecer. Aceptar nuestra naturaleza cíclica y comprender que estamos inmersas en ciclos mayores, nos ayuda a fluir con cada momento de nuestras vidas. Los ciclos lunares
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Fotos: María Constanza - Awilulu
nos permiten reconocer que nacemos y morimos cada mes, para volver a renacer: con la luna nueva, entramos en la cueva, en nuestro interior, en el útero de la madre tierra, somos el embrión que está desarrollándose; en la luna creciente, comenzamos a darnos impulso y a desplegar nuestras alas para volar; con la luna llena, celebramos la plenitud y la concreción; y en la luna menguante, soltamos lo que no nos sirve para el nuevo ciclo y nos preparamos para volver a nacer en la próxima luna nueva. Los equinoccios y los solsticios marcan las temporadas alineadas con los ciclos de la Pachamama. Con el solsticio de invierno se inicia la siembra, colocamos nuestras intenciones para el nuevo ciclo que se inicia; en el equinoccio de primavera se da paso a la temporada del retoño, cuando vemos emerger de la tierra los brotes; en el solsticio de verano comienza la época de los frutos maduros, y en el equinoccio de otoño se produce la cosecha y limpiamos la tierra para prepararla para la nueva siembra. Si comenzamos a sincronizarnos con estos ciclos, como dice Fernando Huanacuni, nos convertimos en los agricultores de nuestra propia vida. Ritualizar cada momento de nuestra existencia, que es único e irrepetible, nos permite conectarnos con todo lo que es. Despertarnos cada mañana y agradecer por el nuevo día, encender una vela en nuestro altar para pedir que nuestro día esté bendecido y protegido, celebrar cada logro y todo lo que nos es dado, honrar a nuestros ancestros que han abierto el camino, celebrar cada ciclo diseñando nuestros propios rituales, abrazar a quienes amamos con el corazón presente, hacer alquimia con los alimentos que cocinamos (agregándoles una pizca
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de amor, otra de salud, un puñado de abundancia, etc.), podar nuestras plantas e imaginarnos que estamos limpiando algo que deseamos soltar. Y mucho más, que cada una irá creando y sintiendo. Honrar a nuestra Pachamama que, como gran madre que es, nos cobija y abre su vientre para que podamos sentirnos enraizados en ella. Cuidarla y protegerla, haciéndonos cada
vez más conscientes del daño que le hacemos; realizarle ofrendas no solo para pedirle, sino también para agradecerle, según como cada una lo sienta. Hoy sigo recorriendo el camino de la sacerdotisa, de la mano de dos grandes guías y maestros a quienes agradezco siempre estar cerca: el amawta Fernando Ergueta, mensajero de los Andes, y la willumi
(sacerdotisa amawtica), mujer medicina y sanadora, warawara, Neila Marquina. Ellos me enseñaron que para ser amawtico, no es requisito ser originario de los Andes, sino estar en equilibrio con la naturaleza y el universo, ser auténtico, tener congruencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, y asumir nuestra misión con el corazón, sabiendo que contamos con la complicidad y ayuda de los seres de luz que iluminan y protegen nuestro camino. Que con el cambio de ciclo hacia la energía femenina del planeta, las mujeres estamos recuperando espacios de poder. Pero no el poder entendido desde lo masculino, que es el que hemos vivido hasta ahora, sino el que proviene de nuestra propia identidad espiritual: al reconocernos como hijas de una gran madre, la Pachamama y un Gran Espíritu, al que llamamos Padre, Dios, etc. Que al recuperar nuestra identidad espiritual, y al recordar, nos vinculamos a nuestros actos rituales y ceremoniales propios de las sacerdotisas, ejercemos nuestra libertad espiritual como una opción de vida que no está adscrita a una religión o ideología, y tomamos conciencia de que no somos sacerdotisas porque “decimos que lo somos”, sino “por un sentido profundo que da luz a nuestros actos y nos llama a ser auténticas y libres”. María Constanza Videla Jáuregui - Awilulu (abuela sabia, vieja e inocente), Mujer medicina, willumi (sacerdotisa amawtica). Terapeuta formada como psicóloga transpersonal y sistémica, counselor humanista, coach espiritual, especialista en parto y crianza, y sanadora. Guardiana de la huaca Santa Catalina y el Círculo de Mujeres “Luna Nueva Mujeres en Círculo”. Recorriendo el camino del recordar la sabiduría ancestral y honrar a la Pachamama. Mail: constanzavidelajauregui@psicologos.com Fb/ Maria Constanza Videla Jauregui Fb/ Luna Nueva Mujeres en Circulo Celular: 964823538
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Emma Rami Arija - Cusco Especialista en Energías Renovables Investigadora en la problemática de las Industrias Extractivas de recursos naturales y modelo de consumo y energía, así como conflictos socio-ambientales. Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo. Doctorado en Ciencias Jurídicas y Políticas, en la línea de Derechos Humanos y Desarrollo, a través de la Cultura Andina como forma transformadora del conocimiento. Colaboradora en Sonqo Radio Taray - Cusco.
Medicina tradicional andina y amazónica Escribe: Emma Rami Arija - Cusco
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como algo activo, y acabará manifestándose en otro lado. Los pueblos tradicionales andinos y amazónicos tienen miles de años de experiencia en medicina, y dentro de su sabiduría utilizan plantas maestras para potenciar el contacto entre nuestra mente y nuestro cuerpo emocional. Las
plantas medicinales nos ofrecen la posibilidad de percibir males “olvidados” en nuestro interior, que de otra forma, dada nuestra condición primordialmente racional, sería casi imposible intuir que los poseemos, porque hemos perdido esta memoria. Como en un sueño, abren puertas al inconsciente, pero al contrario que en un sueño, Internet
Es conocido que más del 70% de las enfermedades que padecemos, proceden del campo de conciencia emocional, de emociones no procesadas, no expresadas o reprimidas, debido a que existe una desconexión entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Por ejemplo, el miedo, que suele ser la ausencia de amor durante la infancia, es la gran causa de la mayoría de las enfermedades que poseemos. En occidente, una medicina científica con escasos 500 años de conocimiento, frente a las medicinas tradicionales milenarias, y que es impuesta y considerada como la medicina universal, pocas veces se tiene en cuenta esto, y se actúa sobre el efecto, sobre el síntoma, desconsiderando al paciente y su entorno y forma de vida, ofreciendo una solución parcial que no va a la raíz, a la causa de por qué estamos enfermos. Así, la enfermedad, en muchos casos, aparece por el momento como sanada, pero la realidad es que la causa permanece en nuestro subconsciente
Recogiendo las palabras de Alonso del Río, músico visionario que trabaja en el mundo de las plantas medicinales -como la ayahuasca o la wachuma- y con quien he
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“Las plantas sagradas pueden dar luz, pero también pueden dar oscuridad y confusión” Internet
ofrecen una claridad que puede ser focalizada para recoger informaciones. En estos sistemas tradicionales, el paciente es el objetivo a la vez que la enfermedad que padece, ya que la forma en que se viven los traumas, o se soporta el sufrimiento, o se cargan los problemas, son puntos clave a la hora de analizar qué nos sucede y poder buscar una sanación completa. Además, dentro de las innumerables posibilidades que ofrecen las plantas maestras, están el tema de la evolución personal y un elevado grado de conocimiento, algo que también forma parte de la curación y de una vida sana y equilibrada, ya que occidente ha perdido la relación con lo sagrado, con la espiritualidad, y necesita recuperar este vínculo para sanar.
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podido compartir conocimiento al respecto, en el Valle Sagrado de la región del Cusco, las plantas medicinales tienen gran peso en las culturas y en las formas de conocer: “Fueron las medicinas que transformaron el paisaje interior del hombre, que generación tras generación desarrolló una inimaginable profundidad en su entendimiento de la vida” [...],
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son verdaderas maestras del reino vegetal, capaces de transmitir un gran conocimiento [...]. Los antiguos habitantes de América desarrollaron una ciencia muy difícil de comprender para el promedio del ser moderno. Mediante la ingesta de estas plantas lograban un profundo grado de introspección, lo que les permitía tener acceso a información concreta y ‘científica’”.
Pero, tal y como nos advierte, debemos tener presente que solo es un camino, y depende del uso que le queramos dar: “Las plantas sagradas pueden dar luz, pero también pueden dar oscuridad y confusión. Nos pueden ayudar a evolucionar o nos pueden ayudar a perdernos entre el abuso de poder y la ignorancia. Es realmente una línea muy delgada la que separa una opción de otra, pero lo que nunca debemos olvidar, es que la elección es siempre nuestra. Aun así, la posibilidad de extraviarnos está dada en todas las disciplinas y en todos los caminos, no es exclusiva de las plantas maestras, es propia del ser humano. [...]. La ventaja es que pueden mostrarnos, en formas contundentes e inapelables, “realidades” que serían muy difíciles de percibir, generalmente porque no nos conviene verlas y/o porque están en niveles de nuestro subconsciente, a los que no tenemos fácil acceso. Tenemos la posibilidad de ver las cosas tal cual
son, tanto adentro como afuera, lo bueno y lo malo, pero el peligro se encuentra en que seamos capaces de ver y, sin embargo, no querer hacer nada”. Cada día son más las personas que acuden a experimentar con las plantas maestras, viendo en ellas tanto un camino de crecimiento interior como un camino para sanar, y este camino acaba convirtiéndose en un verdadero camino evolutivo, que al momento de hoy está lejos de comprensión para la ciencia occidental. “Hace muy pocas décadas que la sociedad occidental empezó a tomar interés por las antiguas tradiciones y sus brebajes sagrados, pero aún está muy lejos de entender todo su potencial y, sobre todo, las complejas relaciones que componen su tejido”. Si somos conscientes de que la curación reside en nosotros mismos, en nuestra capacidad de conectarnos con nuestro ser interior, y ver qué nos sucede, llegaremos a entender de qué se trata. “Se trata de un camino en donde el elemento indispensable es la propia sinceridad luchando contra el autoengaño, nuestra verdad contra nuestra mentira”. “Nuestros pensamientos crean emociones y nuestras emociones nuevos pensamientos. Esta es una de las más grandes verdades en nuestra vida, y la esencia de la verdadera medicina. Tanto la salud como la enfermedad empiezan en lo sutil y avanzan hacia lo denso”.
Fotos: Internet
El conocimiento científico necesita reconocer y complementarse con las sabidurías tradicionales, la razón necesita saber del cuerpo emocional, necesitamos reaprender a viajar a nuestro interior y recuperar la memoria, para no cortar nuestra evolución y sanar esas heridas que son la fuente de la mayoría de las enfermedades que padecemos.
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rezo Ascenso al Apu Kinzachata, gradas de piedra.
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Caminando un paso a la vez
Escribe: Gerardo Pinedo Salas, Productor de Awicha
Hace dos años que no venía a Cusco, y esta vez era diferente, el destino me llevaba hacia un reto muy difícil pero lleno de mucho amor, tenía que encontrarme conmigo mismo y dar todo para lograrlo. Cogí mi mochila y enrumbé a Raqchi, comunidad que se encuentra a dos horas y media de la ciudad. El camino fue largo y estuvo lleno de hermosos paisajes que eran un regalo de la madre naturaleza, los cuales fotografié con el alma. La combi me dejó un kilómetro más abajo del paradero de la casa de sanación Siwar Qoyllur, de Martina Mamani, así que caballero, a caminar. Martina nos recibió, tanto a mí como a otras personas que iban llegando, con un delicioso almuerzo; esa noche descansamos para guardar energías, pues al siguiente día empezaría toda la preparación para el peregrinaje al Apu Kinsachata, donde se haría la ofrenda al Apu Aukisa por la fiesta de las mesas andinas. A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano; luego de tomar desayuno y saludarnos con todos los herman@s que participaban, Martina nos llevó al templo de Wiracocha, que se encuentra en la misma comunidad de Raqchi, donde hicimos unos rituales de preparación y agradecimiento.
Eran las 6:00 a.m. y tomamos desayuno. Se escuchaba entre los herman@s que teníamos que comer bien porque eran tres horas de caminata, así que tras acompañar a Martina a armar el despacho que sería llevada al Apu Kinsachata en ofrenda al Apu Aukisa, entre cantos y rezos salimos a las 11:00 a.m. de Siwar Qoyllur hacia el peregrinaje. Con mucho corazón y respeto, comenzamos a avanzar nuestro camino. Al principio todo era sencillo y descansado, a medida que llegaron los escalones de piedra, el camino se tornó pesado y difícil de lograr, pero nada disminuía las ganas de llegar a la cima del Apu Kinsachata. Yo era el último del grupo, siempre me retrasaba, pues mi poca costumbre de caminar me empezaba a dar una lección de vida; a pesar de ser el último, nunca estuve solo, siempre tuve la compañía de la guardiana del grupo, quien acompañaba a todos los que iban más lento, con cantos y aliento para continuar. Martina anunciaba que metros más adelante podíamos descansar para luego continuar, haciendo una ofrenda a la tierra. Tomamos chicha y cañazo para darnos fuerzas y continuar, luego seguimos avanzando; tras terminar el camino de ascenso de piedras, se veía llegar una loma hermosa y verde rodeada de pinos y diferentes flores de
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En la cima, a mi izquierda el maestro ceramista Gonzalo, y a mi derecha Efraín, la persona que me ayudó a llegar.
colores; el viento golpeaba nuestros rostros, pero el compromiso era mucho más fuerte y debíamos continuar. Tras tres horas de caminata y descansos, aún nos faltaba mucho para llegar; a cada momento pensaba que no lo podía lograr, pues el camino se tornaba muy difícil. El cansancio era tan fuerte que parecía que mis pies se transformaban en piedras gigantes que pesaban mucho y dificultaban la caminata; cada paso era más difícil que el anterior, el cansancio empezaba dominarme, y en muchas oportunidades pensé en renunciar, sin embargo, allí estaba la música constante de los cuidadores para no rendirse; cuando pensé que ya no podía más, y que al final iba a caer rendido en medio de la explanada verde, una voz en mi interior me dijo: “Todo es puro amor, sigue caminando”. Mi corazón dejo de latir tan rápido, para regular su ritmo normal; las
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Vista de la Cima del Apu Kinsachata.
fuerzas retomaron mi ser y empecé, una vez más, a caminar; ya faltaba poco, pero una vez más el cansancio
se apoderaba de mí y no podía, entonces llego Efraín (uno de los músicos, sobrino de Martina, quien
ese día nos acompañaba) y le pedí que me ayudara a llegar. Gracias a su paciencia y fortaleza, continúe el ascenso, mientras continuábamos recordé las veces que mi gran amigo Ivan me llevaba a los cerros en Cajamarca, siempre íbamos por el camino más largo pero más seguro, y me decía: “Mejor dar dos pasos, que uno largo, gordito”, y eso hicimos con Efraín, seguimos avanzando, y él me dijo algo muy parecido: “Un paso a la vez, amigo”. Tras cuatro horas de acenso, y con mis pies con mucho dolor, mi corazón a punto de salirse del pecho, y con la firme ayuda de Efraín, llegue a la cima. La emoción se apodero de mí cuando mis amigos, que ya habían llegado antes, me abrazaron. El grupo ya estaba completo. Agradecí mucho a la vida por permitirme estar en la cima del Apu Kinsachata, por poder superar mis miedos, mis complejos y continuar caminando solo con amor, con humildad, por tener la visión de mi amada perrita, Pacha, quien me acompaño todo el
Regresando a Siwar Qoyllur, descenso del Apu Kinsachata.
camino, por ir sanando a cada paso, curando heridas, perdonándome en cada esfuerzo y pidiendo al Gran Espíritu su bendición y fuerza para seguir amando la vida. Gracias de corazón, Prem Tarika, por cantar y acompañarme todo el
camino; gracias pequeña Irma, por tu coraje y amistad en cada paso; gracias, awilulu, por enseñarme a respirar; gracias, Martina, por sostener este rezo maravilloso del cual todos fuimos parte. Urpillay Soqollay. Tupananchiskama, hasta cuando nos volvamos a encontrar.
Foto grupal de tod@s en la cima del Apu Kinsachata a 5000 m.s.n.m. Raqchi, Cusco.
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