Awicha Año 2 / Edición 10 / Junio
Un rezo a la vida
Foto: Respirales - Claudia Aguilar
ì Mantras & la ciencia del naad ì Piedras que curan ì Aguas sagradas, Titicaca
La dama del agua
Por la vida
Actualmente, miles de personas alrededor del mundo luchan sin armas y sin violencia por una causa tan importante como es, cuidar y salvar a la Madre Tierra. Si bien es cierto que, desde hace miles de años nuestros ancestros rezaban al sol y la luna, tenían la conciencia absoluta que su madre era “Pachamama”, absoluta creadora de vida, y por ello, la protegían, veneraban y convivían con absoluto respeto hacia ella. Sin embargo, hoy en día los seres humanos poco o nada hacemos en favor de la tierra, y es por esta razón que millones de hombres luchan día a día por mantener a salvo nuestra existencia, nuestra vida, nuestra tierra. El despertar de la conciencia de muchos pueblos hermanos, ha originado la lucha pacífica por defender a nuestra tierra, el lugar sagrado donde nuestros hijos crecerán. En las islas Canarias alrededor de 200 mil habitantes protestaron en contra de los planes de la compañía petrolera Repsol puesto que las comunidades que viven del turismo, temen que un derrame de petróleo pueda destruir el ecosistema marino. En Ecuador, desde hace un tiempo atrás sostienen una constante lucha exigiendo una consulta popular para que no se explote el crudo en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana. En otras partes del mundo tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos se unen para protestar en contra del Fracking o Fractura Hidráulica, método que permite la extracción de gas a grandes profundidades, dando como resultado la contaminación de ríos y un incremento en la actividad sísmica. Organizaciones como Greenpeace lucha contra la contaminación del agua en China, provocada por el uso de productos altamente tóxicos en la preparación y elaboración de prendas de vestir. En nuestro país, específicamente en Cajamarca, Máxima Chaupe, es ejemplo de amor, entrega y coraje donde una mujer y su familia en extrema pobreza sostienen una lucha por defender sus tierras y lagunas ante la influencia incontenible de una empresa minera internacional, un poder judicial corrupto y las fuerzas militares en su contra. Tras tantas manifestaciones para defender a la madre tierra, el despertar de la conciencia se encuentra a la vuelta de la esquina, y gracias al amor incondicional de las innumerables personas que sostienen el rezo de que algún día todos podamos vivir en armonía entre nosotros, con nuestros hermanos, y también con nuestra Tierra, hoy nos toca unirnos y demostrarnos que los hombres sí podemos lograr los cambios que nuestra humanidad merece. Los productores
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editorial
contenido
Foto: Respirales - Claudia Aguilar
La dama del agua
18 yoga
04 Mantras & la ciencia del naad alimentación
08 Escuchando 12
a tu cuerpo
sanación
P iedras que curan
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galería
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tierra
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opinión
Aguas Sagradas y Sanadoras del Titicaca Cocinando para la tierra en la ciudad
Desarrollo o suicidio?
Productores Gerardo Pinedo Salas Ivan Chavez Mendo Susan Morales Edición General Susan Morales Colaboradores Carolina Alvarado, María Yablonskaya, Lila Scalise Susan Morales, Emma Rami Martín Mendoza Vásquez Gerardo Pinedo Salas Fotografía Lila Scalise, Internet Corrección de Estilo Saúl Ames Escribenos a awichamama@gmail.com Facebook Awicha AWICHA, es una publicación sin fines de lucro que busca ser un puente entre los seres humanos y nuestra conexión con la madre tierra. Así mismo, no se responsabiliza por las opiniones vertidas de sus colaboradores y queda prohibido la reproducción parcial y/o total sin autorización expresa de los productores
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yoga
Mantras & la ciencia del naad Escribe: Carolina Alvarado Instructora de Kundalini Yoga
Los mantras son vocalizaciones de sonidos y ultrasonidos que producen determinados efectos en quien los entona y en quien los escucha. La palabra mantra se compone de la raíz man, pensar, y del sufijo tra, instrumento. Se trata de sílabas o palabras que tienen un poder vibratorio específico; fueron creados desde la antigüedad por los maestros de yoga y transmitidos a sus discípulos. Actualmente se vocalizan predominantemente mantras en “sánscrito”, lengua clásica de la India antigua, considerada hoy una lengua muerta. Un mantra es un símbolo que guarda un poder y se activa cuando es recitado correctamente. Cada deidad o aspecto de dios tiene un bij mantra, un sonido primordial místico que lo representa, pero que además es su simiente. Al respecto, Sivananda dijo que:
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OM es el único símbolo del yo inmortal que todo lo penetra. Nuestro verdadero nombre. Swami Devananda, en su libro “Meditación y Mantras”, señala: “Un mantra es una energía mística dentro de una estructura de sonido. Todo mantra encierra en sus vibraciones un determinado poder. Por medio de la concentración y repetición se libera de energía y esta toma forma. El yapa o mantra yoga es aquella práctica a través de la cual el poder contenido en los mantras es aplicado con propósitos específicos”. Los sabios de la antigüedad, sintonizados con los niveles superiores de conciencia, conocían muy bien el poder inherente contenido en
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los sonidos y utilizaban combinaciones para establecer vibraciones específicas. La aplicación sistemática de estas podía mover, literalmente, montañas. La ciencia del naad Naad es un proceso de armonía, por medio del cual el “aad”, el infinito, se puede experimentar. La ciencia del naad yoga tiene miles de años y funciona con el movimiento de la lengua, el lenguaje y los cambios químicos en el cerebro. En ese sentido, podemos alterar la conciencia al cambiar las composiciones químicas de los fluidos cerebrales. El estado de la mente, la personalidad y el poder para proyectar desde nuestro ser auténtico, está ligado con el uso de nuestra palabra. Cabe resaltar que existen 84 puntos
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Elevar nuestra propia vibración nos acerca más a experimentar la vibración más alta de todo, la creatividad original del universo.
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meridianos localizados en el paladar, y el movimiento de cada parte de la lengua estimula estos puntos. Los puntos son como un teclado de computadora, y esta se localiza en el hipotálamo, que recibe los impulsos de la repetición de los patrones de sonido. Estos viajan a través de mensajes químicos a todas las partes vitales del cuerpo y el cerebro. El hipotálamo está conectado por vasos sanguíneos a la glándula pituitaria (glándula maestra), y se sabe que el hipotálamo regula funciones vitales como el hambre, la sed, la temperatura corporal y el sueño, así como también dispara la regulación de estados de ánimo, el comportamiento emocional y la sexualidad. Los patrones especiales de sonido estimulan al hipotálamo para cambiar la química del cerebro. Esto ajusta las funciones del sistema glandular y del
Vivimos en un mar de energía donde todo en el universo está vibrando. Incluso los objetos inanimados tienen una vibración constante, solo que a una frecuencia menor que los objetos animados. Algunas vibraciones son audibles (sonidos que podemos oír), y otras, como los pensamientos, son silenciosas (vibraciones electromagnéticas). Entre más alta la frecuencia, menos densa y más etérea será la calidad de la vibración que oímos o emitimos.
metabolismo, para crear una mente equilibrada, neutral, y para fortalecer el sistema inmunológico. Por ello, muchos estados
Carolina Alvarado, Instructora de Kundalini Yoga dirige Gaia Yoga en Lima, dando clases privadas, grupales y en empresas. Mantiene un grupo de clases gratuitas en el Parque Reducto de Miraflores. Realiza viajes grupales a diferentes partes del Perú, trabajando en
mentales positivos se pueden crear con la vibración de mantras. Así, podemos conquistar la depresión, mejorar la inteligencia y la intuición, abriendo el poder de la compasión.
desintoxicación a través de yoga y alimentos. Busca, a través de sus clases, inspirar y motivar a las personas a nutrir la relación más importante de todas, la relación con uno mismo. gaiayogaperu@gmail.com Facebook: Gaia Yoga
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alimentaci贸n
Escuchando a tu cuerpo Escribe: Mar铆a Yablonskaya (Rusia)
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Cuando realmente tomamos consciencia de nuestro cuerpo, de sus capacidades digestivas y de lo que necesita, nos damos cuenta de que no existe ninguna solución milagrosa para nuestros problemas de salud y bienestar, ya que desde nuestro interior tenemos el poder de decidir sobre lo que es bueno en cada momento, escuchándonos y prestando atención a nuestra propia intuición. Nos han hecho creer que solo hay un camino, una única solución a los problemas. Nos han enseñado siempre a partir de una lógica excluyente, la cual convierte en inválidas a todas las demás opciones que puedan existir frente a la que creemos sea la “correcta”. Pero la realidad de la vida nos enseña que en el Universo hay una inmensa diversidad de caminos, opciones y realidades donde cada uno puede tener su propia verdad. Esto nos puede hacer cuestionar cualquier creencia o cualquier afirmación hecha por los demás (como aquellas dadas por los medios
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de comunicación masiva). Sin embargo, podemos plantearnos la pregunta: ¿lo que es bueno para todos, es bueno para mí? A lo largo de las últimas décadas, se han difundido a nivel mundial mensajes publicitarios, respaldados en su momento hasta con estudios científicos, que nos han hecho cambiar nuestros hábitos de alimentación con la esperanza de tener mejor salud: “leche de vaca – la mejor
fuente de calcio para su familia”, “sacarina – el dulce que no engorda”, “soya – el alimento del futuro”, “margarina – todo el sabor de la mantequilla sin grasas saturadas”… Hoy en día se sabe que han sido estrategias de marketing muy bien pensadas para crear demanda con productos que se han convertido en pilares del consumo masivo, y una fuente importante de ingreso para varias
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empresas multinacionales. La triste realidad de las llamadas “enfermedades del siglo XXI” (diabetes, enfermedades del corazón, cáncer, enfermedades degenerativas y autoinmunes, alergias, entre otras), junto con una multitud de investigaciones científicas, desmienten los mencionados mensajes y nos demuestran el engaño y el interés comercial que hay detrás de todo esto. Nada en el universo permanece constante, y nosotros también somos seres cambiantes, sujetos a la influencia de diferentes ciclos (lunar, solar y el ciclo de la vida) que cambian nuestras necesidades según nuestro estado. A veces tenemos frío y otras calor; a veces nuestro cuerpo necesita depurarse y otras nutrirse; a veces necesitamos adelgazar y otras ganar peso. Las necesidades de un joven de 20 años no serán las mismas que una persona adulta o una mujer embarazada. Es importante comprender que ningún alimento natural es ni bueno ni malo, depende de nosotros si se va a convertir en medicina o veneno para nuestros cuerpos. Lo que importa en este caso no es el “qué” sino el “cuánto”, “cuándo” y “para qué”. Por citar un ejemplo, el maracuyá, fruta que tiene múltiples propiedades, entre las cuales se encuentra su eficacia contra la hipertensión (gracias al ácido gamma-aminobutírico, que es un neurotransmisor inhibitorio cerebral que contiene); para una persona que sufre este mal sería de gran ayuda incluir el maracuyá en su dieta, además de hacer otros cambios imprescindibles en su alimentación (reducir o dejar el consumo de sal, azúcar, café, carne, etc.). Pero a una persona con tendencia a presión
arterial baja (hipotensión), que pueda ser impulsada a consumirla para mejorar su vista (también contiene beta-caroteno o vitamina A) o incrementar el consumo de fibra, le causaría un efecto contrario: debilidad, falta de energía, mareos o vértigo. La magnitud de los efectos, tanto positivos como negativos, depende en mayor medida de la cantidad: no es lo mismo tomar una tacita de jugo hecho con ½ maracuyá, mezclado con otra fruta y agua que ½ litro de jugo puro de maracuyá. De esta manera, el único criterio que podemos aplicar sobre la alimentación, es nuestro propio sentido común y la intuición innata que todo ser vivo tiene
para elegir los alimentos que necesitamos a lo largo de nuestras vidas para estar sanos. A modo de sugerencia, les puedo recomendar que mantengan su dieta lo más variada posible y traten siempre de ir probando con cantidades pequeñas, para ver cómo reacciona el cuerpo y comprender cuáles alimentos les hacen bien y cuáles no. Una dieta variada permite que consumamos cantidades necesarias de todos los nutrientes esenciales para nuestra salud y que no tengamos que recurrir a ayudas extra, como complejos multivitamínicos, o consumiendo cantidades excesivas de un solo alimento para balancear una carencia nutricional.
María Yablonskaya, Asesora nutricional y chef Dirige el proyecto ChefConsciente, cuyo propósito es difundir información sobre la alimentación; da talleres y charlas en diferentes países, lleva consulta y coaching nutricional, asesora a empresas y instituciones educativas Contacto: chefconsciente@gmail.com www.chefconsciente.com Facebook: chefconsciente
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sanación
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Parte II
Cristaloterapia o gemoterapia
Pqueiedras curan Escribe: Gerardo Pinedo Salas
Productor de Awicha
Las piedras o cristales han sido siempre símbolo de poder, luz, armonía, belleza y sabiduría. Se les atribuye propiedades curativas y espirituales para el tratamiento de ciertos males, aliviando trastornos físicos, emocionales y hasta mentales. Usadas desde tiempos remotos, y por pueblos de distintas culturas y continentes, poseen virtudes para armonizar, estimular o calmar nuestra vida.
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El jaspe dรกlmata es un cristal antitabaco, ayuda a los que tienen el pensamiento persistente de dejar el cigarrillo. ยกConsidera esto una ayuda del cosmos para hacerlo!
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Turmalina negra
¿Una simple piedra nos puede ayudar a mejorar nuestro equilibrio físico, emocional y mental? Aunque usted no lo crea, sí. Estos minerales han sido empleados en terapias de sanación a lo largo del tiempo, debido a sus propiedades energéticas, con resultados altamente positivos. La cristaloterapia o gemoterapia es un tipo de medicina alternativa que señala que el ser humano, además del cuerpo físico, posee otros cuerpos energéticos que le dan vitalidad y actividad al organismo. En una terapia de sanación, las piedras son colocadas en nuestro cuerpo y estas se fusionan con el campo energético, permitiendo de esta manera recuperar el equilibrio en el cuerpo no físico de las personas, es decir, el aura, aquella energía electromagnética dotada de ciertos componentes biológicos que emitimos como ondas de luz. Cuando no estamos bien, ya
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Piedras que sanan el cuerpo: cornalina, ópalo, ámbar, topacio dorado, cuarzo transparente, esmeralda, obsidiana. Piedras que sanan el espíritu: ágata, amatista o cuarzo violeta, cuarzo blanco, cuarzo rosa, hematites, rubí, turmalina. Cuarzo blanco
sea física o emocionalmente, es en el aura donde se comienzan a generar las enfermedades. Existen distintas terapias y técnicas para aplicar las piedras, pero dependerá de cada curador o sanador (según sea el caso), ya que los efectos se darán de acuerdo adónde estas se coloquen, en los distintos chacras o centros energéticos del cuerpo. ÁGATA. Aleja el miedo, es niveladora del sistema circulatorio, propicia una alta espiritualidad y promueve la autoestima. En sanación afecta positivamente el cuerpo espiritual. Además,
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calma, relaja y equilibra el sistema nervioso. Ayuda a bajar la fiebre en casos extremos. Refuerza el sistema inmunológico, combate las alergias y ayuda contra la diabetes. AMATISTA. Aumenta la inteligencia, ayuda al sistema nervioso y endocrino, combate la diabetes y fortalece los glóbulos rojos. Purifica y armoniza el ambiente en que se vive o trabaja, trasmutando las energías negativas en positivas. Sirve de protección, paz y espiritualidad. Desarrolla el poder psíquico. Las neuralgias y dolores de cabeza se curan frotando la piedra en el lugar afectado.
Calcedonia
ÁMBAR. Aleja males negativos, su energía es curativa y ayuda al dolor dental, así como también sana cólicos hepáticos, caries, sordera y problemas del aparato digestivo, bazo, corazón y columna vertebral. Es portadora de energías cósmicas, y quien la usa siente atracción por todo lo divino y superior. Es clave para la estabilidad emocional, espiritual y terrenal. CALCEDONIA. Estimula la curación de fiebres y epilepsia. Activa la disolución de cálculos renales y la recuperación de enfermedades mentales y estados melancólicos.
Cornalina
CORNALINA. Atrae buena suerte y alegría de vivir. Es la piedra vital del optimismo y de la armonía. Tiene un efecto relajante para quien la usa, disipa los momentos de malhumor, cólera y rabia. Purifica la sangre y alinea los cuerpos físicos y etéreos. Ayuda a problemas del hígado, vesícula y páncreas. CUARZO. La juntura de sus partes vibra intensamente y al mismo tiempo sintoniza una armonía cósmica. Tales armonías sirven para terapias de sanación y elevación espiritual.
Ojo de tigre
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Piedra lunar
ESMERALDA. Piedra de maravillosa belleza, ayuda a mejorar los negocios y dota de profundos conocimientos. Es muy completa en sus poderes y regala valor, audacia, memoria, amor sincero, seguridad, confianza, energía y orden. Ayuda en trastornos cardíacos, presión arterial, neuralgias y asma. JADE. Piedra de poder superior con cualidades curativas mágicas, es la reina de todas las gemas, pues reúne las cinco virtudes cardinales: el amor al prójimo, la modestia, el valor, la justicia y la sabiduría. Simboliza belleza, virtud y tenaz autoridad. Regala paz y tranquilidad. LAPISLÁZULI. La piedra de Venus, la diosa del amor. En meditación se usa colocándola sobre el tercer ojo para desbloquear el funcionamiento de la mente y liberar las fuerzas intuitivas. Marca el camino de la iluminación, dando claridad mental y capacidad síquica. Es la “cúralo todo”. Aumenta el poder espiritual del individuo, hace el cuerpo más sensitivo y provee vitalidad.
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Lapislázuli
Obsidiana
OJO DE TIGRE. Piedra positiva que se asocia al Sol. Protege al que la lleva. Incrementa la autoestima y promueve la iluminación interna. Ayuda a la comprensión propia y relacionada con los demás. Reduce la ansiedad.
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Amatista
ÓNIX. Proporciona y regala alegría, simpatía, encanto personal y seducción. Ayuda a disipar el malhumor y da paso a la tranquilidad, calmando el nerviosismo y relajando las tensiones. PIEDRA LUNAR. Hermosa piedra de gran significado espiritual e interno, que sirve de equilibrio frente a situaciones emocionales muy fuertes. Se dice que su fuerza viene de la Luna. Su evolución es muy poderosa y ayuda a quienes desean un crecimiento esencial en el cuerpo y alma. RUBÍ. Representa amor puro, fuerte, apasionado. Ofrece inteligencia, benevolencia y piedad. Su energía es positiva, y en las emociones da seguridad
interna. Trabaja generosamente todos los chacras. TURMALINA. Ayuda a conciliar el sueño, fortalece la mente, elimina temores y acciones negativas. La más conocida es la turmalina negra. Es una piedra magnífica, poderosa, evolucionada, versátil e incapaz de dañar a quien la use. Neutraliza el estrés, el
miedo, la angustia. Absorbe las negatividades, no solo de las personas extrañas sino las de uno mismo. ZAFIRO. Cura el dolor de cabeza, limpia los ojos. Aumenta la intuición, así como favorece el encuentro de la sabiduría para perfeccionar el yo interior. Simboliza felicidad, verdad, justicia.
Hematite
El cuarzo rosado calma también las zonas afectadas con traumas y reduce los miedos que suelen acompañar a las lesiones y al dolor. | 17
especial Entrevista a Martina Mamani – SiwarQoyllur (Mensajera de las estrellas)
La dama del agua
y la magia de la estrella de plata
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Foto: Respirales - Claudia Aguilar
Escribe: Rafael Nunjar Tovar
Oficiante de Sonidos Sanadores Ancestrales
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Foto: Respirales - Claudia Aguilar
Martina ¿dónde naciste? Yo nací en el templo de Wiracocha, en la comunidad de Racchi, provincia de Canchis, distrito de Sicuani, San Pedro, Cusco. ¿Tus dos padres son de Racchi? Sí, mi papá y mi mamá. Los dos son del mismo pueblo, mis padres han sido guardianes del templo de Wiracocha por muchos años, al igual que mi familia de generación en generación, ellos vivieron ahí en el mismo templo, guardando, conservando, preservando lo que es la sabiduría andina, lo que es el tema de chamanismo. ¿Así se llama? ¿Chamanismo? Bueno nosotros lo llamamos medicina o LlachayNioq en quechua. ¿LlachayNioq qué significa? Significa “Los grandes sabios”. Toda la familia de mi padre vivió en el mismo templo de Wiracocha, actualmente mi padre tiene 94 años, y en el año 2000 el INC avalando
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como sitio arqueológico, nos desalojaron del templo aduciendo que ellos iban a conservar, mantener y hacer algunos arreglos. Desde ese tiempo del desalojo ahora vivimos en el mismo pueblo, pero casi a unos 50 metros del templo.
¿Esa la hizo él? No, porque desde sus abuelos tras generación en generación, en herencia se quedó esa mesita, entonces a eso nosotros le llamábamos Ruana Rumi que significa piedra, piedra para trabajar.
¿Y en qué momento te das cuenta que tú ya eras parte de este camino de medicina?, ¿Cuándo nace tú interés en este camino de la medicina? Bueno realmente desde niña, como mis padres eran maestros curanderos, siempre vivimos ese ambiente en casa con todos mis hermanos. Recuerdo que cada llegada de la Luna había que purificar la casa y cenábamos como a las 7 de la noche, entonces después de cenar nos reuníamos donde teníamos una mesa de piedra en casa, ahí sentados en circulo. Mi papá se acomodaba en el medio y con su mesa de piedra, la cual era bien plana, pulida y bien grandecita.
¿Qué tipo de trabajos realizaban? Ahí mi papá hacia la ofrenda, se sentaba, tenía como un banquito de piedra también, entonces se acomodaba y empezaba, la Ruana Rumi nunca se ha movido de su sitio, permanece ahí de generación en generación, siempre en el mismo lugar, por más que la hemos jalado nunca se movió y luego la han enterrado, pero aún está ahí, aún está en el templo, es decir el sitio arqueológico. Entonces ahí mismo trabajaba cuando hacia lecturas, cuando hacia ofrendas, mi padre a la vez era artesano que hacia cerámica, a eso nosotros le llamamos SañuCamayoc (es el que produce la cerámica). Bueno en aquel tiempo no era ceramista. Ahora último esa
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palabra cerámica nació, porque antes solo se llamaba Sañoruy (hacedor de tiestos de arcilla). En aquel tiempo cuando mi padre era artesano, todo el pueblo también era artesanos, hacían trueque con tiestos grandes, tinajas (que llamamos rakis, urpus, maqas), son tiestos de cerámica muy grandes y utensilios. ¿Lo siguen haciendo hasta el día de hoy? Ya no se hace, solo queda una persona, pero ya se malogro por más que es el único que conserva el trabajo, el usa un horno mejorado que le dicen, no es eléctrico, es artesanal pero mejorado y antes nosotros quemábamos en el piso pero la cerámica tiene otro tono mira (toca una pieza de cerámica) este para mi es mala calidad porque no debe sonar así, suena chiiiiin y debiera sonar chilinchilinchilin, por poco como campanilla, entonces este sonido para nosotros es mala calidad, entonces nosotros revisamos el modelo y chancamos. Cuando tiene este sonido, falta cocinarse. Así trabajamos nosotros, toda la vida y en esa piedra. Entonces así cuando venían personas para solicitarte la medicina, en esa misma piedra usábamos para moler las plantas, entonces esa piedra servía de todo pero menos para comer. Mi papá decía que no le rociemos sal a esa Ruana Rumi, porque se salaría la mesa, ahí no se sienta ni tampoco se come, decía mi padre. Nunca nos dejaba comer ahí, pero si para momentos de cosas sagradas, sí, para eso sí se utiliza esa piedra. Entonces imagino que los abuelos también los usaban porque en el medio era gastada la piedra. Ha sido bastante usada. La piedra ha sido utilizada desde el tiempo de los incas, además de mis abuelos, tatarabuelos ellos también la han utilizado así. Todos vivíamos en el templo, mis
tíos, tías, mis abuelos, todos ahí adentro, una vez nosotros hablamos de las herencias, y a mi papá le habían dejado esa mesa y un batán de herencia, y nosotros (los hijos) nos reíamos y decíamos: ¿Qué es eso, que herencia va a ser? Pero así era, tres batanes de herencia le habían dejado su papá y las quyas, de papá en papá. ¿Qué son las quyas? La base para hacer la medicina, son seis quyas, que le dejaron de
herencia casi del tamaño de una naranja. Esas piedras son la base para guardar productos, sean maíces, trigos, ahí en el medio de todo ahí están puestas esas quyas. Entonces así he vivido, como la vida cotidiana era ese espacio de sanación, todo el tiempo he vivido así, entonces cuando me he dado cuenta ha sido cuando ya muchos venían a conversar conmigo y venían para que les lea la coca. Yo no me daba cuenta de que yo era la que hacia la lectura, sino que pensé
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que todos hacían también, todos los vecinos también eran de ese espacio, hasta que me di cuenta que éramos solo nosotros. También salió una rebeldía hacia nuestra familia porque nos comenzaron a decir que nosotros éramos gente mala, que nosotros teníamos una conexión con los diablos. Éramos chamanes brujos y comenzaron a decirnos así. ¿Cuándo pasó eso? Eso ha sido en 1986, yo era niña en ese tiempo, sentí que lo que estaba haciendo mi papá era algo malo, tenía un tío y también era un curandero como él, hacia sus cosas a escondidas porque la gente lo trataba mal y en los años 90, ya pasa a mí toda la enseñanza de mi padre y voy creciendo, tuve mi primera hija a los 22 años y ya en el año 1994 pude darme cuenta que también estaba entrando en el proceso y a mí también empiezan a marginarme, entonces mis hermanos no quisieron saber nada del tema, ellos dijeron que no se meterían en esas cosas,
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que querían ser personas normales, de no llevar la medicina adelante, es decir ellos querían ser como las personas normales, que no se meten en nada. Mis hermanos hasta hoy están así, ellos saben todo pero han decidido no hacerlo, pero a mí me encantaba, pues me gustaba porque yo era la más querida de mi padre y de mis abuelos y yo estaba atrás de ellos todo el tiempo, todo el tiempo pasaba con mis padres conversando sobre el tema, entonces he estado dale y dale hasta que aprendí y entendí más cosas. Pero más que nada los pobladores y la gente de afuera me han hecho darme cuenta de que lo que estaba haciendo era importante. Había unas personas que vinieron en 1995, unos maestros que también hacían el mismo trabajo pero hacían terapias con música y tenían bombos bien pequeñitos y hasta grandototes, eran gigantes, los armaban por piezas. Como a mí me encantaba todo eso, un día que estaban haciendo ceremonia yo fui, y me recibieron con brazos abiertos
y me dijeron: “pasa maestra” y yo dije: ¿De quien hablan? Si yo no soy maestra, entonces y así me comenzaron a recibirme, me han agradecido. ¿Estas personas eran peruanos? Eran peruanos y extranjeros. Ellos primero fueron los que me regalaron la base de cristal, que son los cristales del agua, les conversé, y después cuando me preguntaron de dónde había aprendido, les dije que no había aprendido nada, así vivíamos y así vivimos en la actualidad. La vivencia de nosotros es así no es que yo he aprendido, la vida cotidiana era así en medicina, en ofrendarse, en cantar, en hablar y contar las historias de los grandes maestros, estos maestros que murieron y están enterrados. Hay uno que lo convocamos en las ceremonias, bueno él está enterrado en la chacra de mis padres y no lo van a descubrir. Es un maestro que trabaja con golpe cruz, la luz plateada, y el otro maestro es con el
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fuego. Mi papá nos contaba así y ahí estaba junto con sus objetos, con sus cosas está enterrado su base, pero trabajaba con la cruz de plata, el otro trabaja con la cruz de oro, el de oro arde, en las noches el tapado que se llama, arde amarillo, el otro arde medio blanco, el de plata. ¿Y uno puede trabajar con cualquier objeto, cualquier elemento? ¿O son algunas cosas que sí se pueden trabajar y otras no? Sí. Por ejemplo lo que mi papá siempre nos contaba es la base principal, él le decía que era una guía, sí tienes que tener —para que seas un maestro— una base, una guía, pero tu guía tiene que ser algo en especial. Puede ser agua o puede ser fuego. El fuego mismo es el cóndor, por ejemplo, y el cóndor lleva de los dos espacios: la fuerza del sol, y la fuerza de la luna. La luz plateada es la luna, el agua es el cristal y cuando hablamos de la luz dorada es el cóndor, pero hay dos tipos de cóndores también, el blanco y el negro y ambos se combinan. El blanco trabaja lo blanco, pero aun así el negro puede trabajar con los dos. Antes mi abuela dice que en aquellos años, antes venían cóndores al templo de Racchi (y eso se lo contó su abuela). Dice que llego un cóndor al templo y todos se pusieron de rodillas a pedir abundancia, comida, abundancia de oro y plata para que no les falte sus centavos. Ellos ya sabían que cuando bajaba el cóndor ya ellos decían que iba haber bastante plata, en aquellos años los centavos eran grandotes monedas entonces decían vamos a tener dinero. Y cuando aparecían, por ejemplo zorros, decían que va haber bastante abundancia de los animales y van a procrear bastante y cuando aparecían loros, porque normalmente casi no llegan (pero raras veces llegan) se sabe que va haber abundancia de la comida, como el maíz, habas, papas. Allá tenemos bastante capulí, entonces
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cuando hay bastante capulí, no va haber alverjas, entonces es como una competencia entre ellos. ¿Tú sabes cuándo hay algo o no hay algo porque hay mucho de otra cosa? Si, así pasábamos todo el tiempo nosotros, hablando de esas cosas. Mi papá en su Ruana Rumi (mesa de piedra), él estaba sentado y siempre hablando y chacchando su coca como estamos chacchando nosotros ahora, ellos también lo hacían y nosotros, niños, también chacchando la coca y esas historias nos contaba y eso hasta el día de hoy se ve y por eso tenemos que mirar si la lluvia viene más antes o si la lluvia se retrasa. Mi padre en ese momento nos contaba así, no para que sepamos sino porque venían nuestras tías o las tías abuelas, también el primo de mi mamá, que era otro maestro y así rodeados entre maestros, nosotros los niños y niñas, algunas veces opinábamos también, y mirábamos las estrellas “el Qoyllur va a salir por allá”, “este va a ser así y así el otro”, entonces nosotros también mirábamos juntos con ellos y participábamos de la conversación, es así como hemos crecido, en ese espacio. Mi hermana que se ha dedicado a observar las estrellas mucho tiempo, y sabe todo de ellas, sus movimientos, sus salidas, y hasta la dirección exacta, mucho las ha observado, ella se quedó con eso y lo hace hasta ahora, pero es parte de su vida cotidiana, ella no lo difunde nada, pero ella se ha quedado con toda esa sabiduría, y se sienta cada nochea mirarlas. ¿Y es curandera? No, ella no cura, pero sabe mucho. Entonces yo me he alejado un poquito, pero para dedicarme más a las plantas. ¿Cuál es tu elemento, con qué trabajas?
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Con el agua. Esa es la vivencia, la enseñanza que hemos llevado y así cada vez vienen a buscarme para ayudarles y solicitarme que les haga las ofrendas. ¿Cuándo hiciste tu primera curación? Cuando tenía 26 años y ya tenía a mi hija, pero la lectura hice desde mis quince años ¿Cómo aprendiste a leer? Así no más. ¿Mirando nomás aprendiste? Así nomás mirando, y sentí como la coca me hablaba, y ahí es donde me
dedico más a la lectura. Pero más antes, cuando yo tenía 8 o 9 años siempre miraba, pero no tenía las mantas para extender, no la tenía pero cuando recogía la coca con mi papá, él me daba y yo recibía en mi faldita, es ahí donde yo miraba y decía “Ah! Esto es así, Esto es así”, mi papá y mis abuelos miraban y decían “A ver” y ellos —también sabían leer— y decían: “Ah, sí, estas en lo correcto”, y así, entonces yo ya sabía qué estaba pasando y así no más. Por eso en esta temporada veo que hay talleres, es decir que enseñan a leer la hoja de coca, y yo digo, ¿cómo hacen eso? Eso no se aprende uno viene con ese don y ya.
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¿Y tú crees que cualquier persona podría aprender a leer la hoja de coca? Puede ser, pero no aprendiendo así, que alguien les enseñe, puede captar esa energía, puede hablar con la hoja de coca, y puede recibir el don de mamá coca. ¿Leer la hoja de coca es hablar con ella? Si, hablas con la hoja de coca, igual, si uno lee el maíz o el tabaco, hablas con ellos. Hablas, eso es hablar, comunicarse, porque si no llegas a hablar con ellos, no se puede. Es algo bien difícil, ahí no hay teoría, ahí no hay nada escrito.
Cuando tuve 26 años cure a mi mamá porque ella se cayó y comencé a juntar plantas y su pie estaba torcido y mi papá estaba enfermo con fiebre y mis hermanos estaban de viaje y yo estaba sola, así que tuve que encargarme de mis padres. Esa ha sido mi primera experiencia, yo misma encargarme de ellos, en la totalidad de curar a los dos. Mi papá estaba mal, gravísimo de la fiebre, y mi mamá estaba torcido su pie y aguantando su dolor. Yo ya no sabía qué hacer así que busque las plantas. Aunque en realidad mi primera experiencia fue conmigo misma años atrás. Cuando tuve a mi hija mayor a los 22, y ella tenía 7 meses me habían
dado ampollas anticonceptivas y me dijeron que me tenía que cuidar, me vino una hemorragia bien fuerte y no se me pasaba. Había pasado ya casi un mes y seguía igual, sangrando, todos los días sangraba y sangraba demasiado. Ya había perdido el equilibrio y estaba volviéndome flaquita y hasta amarilla. Mi mamá no me quería ayudar, se puso dura conmigo, me dejaron que luche por mi sola. Aunque me llevaron a la posta yo me escape porque no me hacían nada, como sentí que me iba a morir, me fui de ahí a mi casa cargando a mi bebe. En ese camino fui buscando las hierbas y llorando le fui suplicando a mi abuela (que había sido curandera y ya había fallecido) que me guie para coger las plantitas. Comencé solita a arrancar las plantas y cuando llegue con las plantas a la casa le dije a mi mamá: “Mamá ya no puedo, creo que voy a morir, sigo sangrando, y más fuerte. Me he cogido estas plantas, he rezado a mi abuela y he comenzado a arrancar estas plantas. ¿Mamá, está bien?”, ella me miro y dijo: esto no, esto sí y la mayor parte eran plantas que necesitaba tomar. Ahí aprendí que la planta natural era lo mejor. Me hice hervir en una olla grande de barro en ese tiempo no hemos conocido olla de metal, solo de barro. Lo hice hervir bastante, y en abundancia, ya en exceso, tomaba y ya se me llenaba mi vejiga y orinaba, luego otra vez tomaba y así. ¿Así te dijo tu mamá que tomaras? No, así fui tomando y mi mamá renegando se fue a pastar a sus ovejas. Entonces solita me quedé y sentí que tenía que tomar así y en eso, como al mediodía me agarro un sueño bien profundo y me dormí apoyándome en su mesa de mi papá, su mesita de piedra, ahí me quede dormida. Y cuando me desperté ya no sangraba, había bajado a la mitad. Me he movido para cambiarme porque estaba con pañitos, entonces cuando mire sangraba menos y entonces con
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más ganas he vuelto a tomar y otra vez he puesto a hervir otra planta bien lavado y en la noche de lo que me había estado cambiando como diez veces solo me cambie cuatro. Mucho menos ya. En la amanecida había mucho menos, al día siguiente le dije a mi mamá que ya estaba sangrando menos y ahí recién se alegró. Córrete para allá, tráete más planta, haz hervir y báñate con eso y me bañe y me tome. En tres días ya no sangraba, ahí aprendí, cuando me paso eso, entonces la confianza que tuve de curarme a mí misma, eso me ha fortalecido bastante. Desde ese día. ¿Por qué esperaste tantos días para curarte con las plantas? Porque me llevaron a la posta y ahí no había que tomar, aunque me daban pastillas y después me tenían echada. Me dijeron que eso
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era normal, que eso así siempre es y que ahorita iba a pasar, pero nunca pasaba. Ahí aprendí sobre la fuerza de las plantas. ¿Y cuándo curaste a tu mamá? Mi mamá su rodilla estaba torcida
para un lado, igual la junte y coloque las plantas, como ya tenía la confianza, lo hice. Para eso mi mama ya me guio un poco, yo conocía pero ella me dijo las que tenía que traer más. Me fui a la montaña a traer y recordé
a mi abuelo como molía y así fui moliendo todo porque mis padres no tenían fuerza ni para moler ni hablar, en esa misma piedra donde han molido mis abuelos, ahí he molido bien finito. Ahí hay toques, su puntito, entonces ahí se lleva para hacer hervir un par de minutitos entonces recién toma el sabor y cuando agarra el sabor un aroma bien rico, delicioso sale. Ahí está listo y nunca hemos usado agua para hacer esos trabajos. ¿No? ¿Qué usaban? Orines. ¿Lo hervían en orín? Si, con el orín se muele, con el orín se lava ¿Y usaban orín fresco o guardado? Con el orín fresco, si no se usaba el que se guardaba en chombas. Entonces con orín muelo las plantas. Ahora ya entiendo de desinfectar y la planta antes de moler lo desinfectaba con el orín, porque
el orín tiene urea y eso mata los bichitos de las plantas entonces lo desinfectábamos y enseguida molíamos poniendo orín fresco y cuando ya está molido está como mazamorra y así se lleva a hervir con orín y se va espesando. La verdad es que en muchos lugares he escuchado que para curar usan el orín bastante. Puro orín se utiliza, no se utiliza agua. ¿Le pusiste parche a tu mamá? Lo froté primero bien y ya luego le acomodé el hueso y ya luego le puse parches. A mi papá como estaba con fiebre, tenía que preparar de otro tipo para él, puro frescos, para mi mamá tenía que preparar otro, ahora sé que contienen penicilina, pero en esos años no sabía, solo sabía que era para extraer la sangre muerta. Ahora ya me enterado. Y así curábamos. ¿Y cómo empezaste a trabajar con el agua? Porque igual, ya sé que para trabajar
siempre tiene que estar. Por ejemplo mi papá, en esa reunión de esa noche, primero nos trae el agua y nos trae para lavarnos, pero esa agua es traída de un ojo de agua que es donde las ñustas se bañaban, se purificaban. Entonces de ahí se trajo mi papá para lavarnos. Hay otros ojos de agua, pero mi papá siempre traía de ese lugar. ¿Y eso era solo para lavarse? Para lavarnos las manos y para beber. Para cocinar también, pero de ese ojo, porque de otros ojos decía que no tenían fuerza, no eran buenas aguas. Entonces él traía el agua y nos hacía lavarnos las manos, todos sentados en círculo para conversar. Entonces entendí que primero uno se lava, se purifica, hace contacto, sin darse cuenta pero uno ya se purifico con el agua. Y ya ahí se comienza a hacer los trabajos. Y con más razón con agua de las ñustas donde se purificaba el inca Wiracocha, las ñustas, las coyas. Aquellos años no sabíamos qué
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cosa era el templo, qué cosa eran fuentes de agua, pero sabíamos que él iba ahí a hacer su limpieza y tocar su quena. ¿Y ese ojo todavía existe? Ahí está. Ahora recién hemos sabido que las ñustas se bañaban ahí, mas antes no lo sabíamos, pero mi papá le tenía un gran respeto a esas fuentes. Un sobrino de mi papá estaba muy enfermo, como loco estaba mi papá y decía que el diablo se ha posesionado, entonces a ese chico lo llevaban a bañar a esa fuente todos los días. Cuando éramos niños y llorábamos, mi papá usaba esa agua para echarnos en nuestra cabeza y calmarnos, no nos echaba así por fuera, sino para calmar.
a tocar su quena y ahí purificaba su quena. A mí me hacía sentar porque ahí hay un canal para que me limpie, me decía mira de frente al agua y cúrate ahí. Así pasábamos todo el tiempo.
¿Tú papá con qué trabaja? Mi papá también trabaja con agua, él se iba a tocar al agua, se remangaba el pantalón hasta su rodilla y pisando el agua se ponía
¿Tú mamá con que trabajaba? Mi mamá con las plantas y con el agua también, todos con agua. El tío abuelo es el que trabajaba con fuego, siempre lo veía su
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fogata en su casa, siempre y le preguntaba a mi papá “¿Papá por qué no hacemos fogata en la casa, como el abuelo?”. Y nunca mi papá nos hacía, había fuego solo para quemar la ofrenda o cosas así, pero no para después hacer su oración. Mientras que el tío abuelo sí lo hacía, ahí estaba él sentado en su fogata, pichando su coca, lanzando las hojas, él pasaba todo el tiempo así. Ahí me di cuenta.
¿Y ahora cómo ves el mundo? Ahora que has ido a tantos lugares que has salido de Racchi, que tienes tus cosas, tienes a tus hijas. ¿Necesita curarse? Uy, demasiado. Toda la medicina se ha perdido, no sé en qué momento lo han perdido, pero lo han perdido. Cuando se habla de la medicina unos entienden pero otros no ni entienden, no saben de qué estamos hablando. ¿Y qué es lo que necesitamos curar? Curar conciencia y comenzar a buscar a entender qué paso en los años anteriores y en qué estamos ahora. Eso es lo primero que tenemos que ponernos a pensar, de ahí comenzar a analizar y ahí vamos a encontrar la respuesta. Porque en aquellas épocas la convivencia era muy hermosa, muy bonita, todo era armonía, todo era sano, pero ahora cada vez ya no está así la vida. Ahora que poco a poco se van reuniendo los maestros, los yatiris, sanadores, curanderos, primero creo que comenzaríamos a juntarnos para saber a qué uno
nos conectamos y qué elemento usamos para curarnos. Ahora veo a muchos supuestos maestros pero no saben con qué elemento están trabajando, unos dicen que trabajan con fuego pero realmente no son fuego, son agua. Otros dicen que trabajan con puma, con cóndor y tampoco. No es así, los elementos más fuertes para trabajar son fuego y agua. Si es puma o cóndor, esos ya son complementos y no saben ni que es complemento ni la base, se confunden. El espacio de la medicina es así, nunca se termina, uno sigue aprendiendo y aprendiendo. Incluso mi padre curaba con unas piedras
que ya estaban bien gastadas, esas que estaban partiéndose, eso las hacia polvo y eso le hacía tomar a la persona, pero dependiendo de que está mal. Mucha fuerza tiene la piedra, más que nada para que tenga fuerza el corazón. Si el corazón está bien puesto no pasa nada en el cuerpo, pero si no está bien puesto, comienza a reaccionar el resto de los órganos. Para esos que estaban mal del corazón, ahí usaban para las piedras el mortero andino, muy distinto al batán que se mueve con las dos manos. Así que la sabiduría de los abuelos es de nunca acabar y hablar de la medicina natural es de nunca acabarse.
Rafo Nunjar Tovar Terapeuta Sonoro Cel. 993151453 rafaelnunjar@gmail.com fb/proyectosonoroqipa
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galería
Aguas Sagradas y Sanadoras del Titicaca Lila Scalise (Argentina) Arquitecta y artista. Docente en la Facultad de arquitectura de La Plata y del Taller experimental de arquitectura para niños Wasi, ambos en Argentina. Dedicada también a las artes plásticas. Contacto: https://www.flickr.com/photos/lilalila/
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Foto: Lila Scalise Š
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Foto: Lila Scalise Š
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tierra
Cocinando para la tierra en la ciudad Escribe: Francesca Ruggiero
Psic贸loga cl铆nica, exploradora del sonido y sus efectos en la salud fb/Francesca Ruggiero
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Foto: Internet
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Se dice que el cambio se inicia por uno mismo, trabajar desde nuestro interior para así aportar a la transformación global. Sin embargo, esa frase no termino de asimilarla, intuyo que algo le falta, no logra ser redonda y me pregunto qué podría ser. Uno puede pasar años trabajando su “tierra interna”, haciendo progresos y reconociendo que, a diferencia de la planificación lineal que uno hace a modo de cronograma, “la tierra” interna se trabaja por capas espiraladas y avanzan paralelas, no de manera secuencial; al menos eso en mi experiencia personal. Es necesario avanzar en el proceso interno de integrarse, claro; sin embargo, hace falta también asociarse, establecer acuerdos con otros para que esos progresos internos se traduzcan en potentes acciones orientadas a crear un futuro más humano. Un ejemplo claro de todo esto, y que me ha tocado vivir de cerca, es el cuidado del medio ambiente, y más concretamente el manejo de los residuos orgánicos en el hogar.
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Desde hace ya algún tiempo soy consciente de que la tierra nos entrega, generosa, alimentos para vivir; y nosotros, gestionando adecuadamente nuestros residuos orgánicos, podemos también ofrecerle a ella una fuente de nutrientes. Sin embargo, aún no encontraba el camino claro para aterrizar este conocimiento en mi vida cotidiana, hasta que asistí a una charla del proyecto Lima Compost, en Yoga y Tierra (un espacio genial que promueve compartir iniciativas
sustentables). Ellos me explicaron que no hace falta mudarse al campo, no hace falta ser agricultor o tener una casa grande, solo hace falta ser un ciudadano de a pie, que después de comer frutas y verduras llena su compostera con los restos. Ahora bien, más allá de detenerme en la descripción del proceso y de explicar los fundamentos científicos del compost (aunque para los interesados están los chicos de Lima Compost, a los que pueden
Fotos: Internet
escribirles al correo escribenos@ limacompost.com o buscarlos en Facebook con ese nombre), quisiera detenerme en aquellas sensaciones que puede generar en uno el hecho de compostar. Desde que he incluido esta práctica en mi vida, he empezado a entender que cuando cocino, preparo comida para mí, para mi pareja y para la tierra. Hace un tiempo, la cascara de un tomate dentro de mi tacho representaba suciedad. Ahora que la reservo y la cuido en todo su proceso de descomposición, me resulta un ingrediente preciado para lograr un compost colorido. Pienso en la tierra como en alguien a quien le preparo algo de comer, meto mi pastel de verduras y sémola al horno, al tiempo que espero 15 días para que los residuos que he ido reservando se conviertan en compost. La acción de compostar se ha convertido, rápidamente, no solo en una acción responsable sino en un ritual de compartir con la tierra y de articular el ciclo de dar y recibir en la cotidianeidad de mi vida. Además,
me ha colocado en un nuevo punto de partida, otra etapa de la espiral: necesito plantas para poder usar el compost en sus suelos. Pero nada de esto hubiera sido posible si no me encontraba con otros peruanos que están buscando y compartiendo formas de aterrizar los deseos de cambio social, en acciones concretas y puntuales. Probablemente, lo que le falta a la frase el cambio se inicia en uno mismo, sea que ese cambio solo se
perpetúa al compartirlo. Ahora me siento parte de una red de composteros activos y busco colaborar en proyectos como el que Yoga y Tierra viene preparando para la creación de un jardín vertical comunitario. La acción reparadora tiene muy mala fama, se piensa que requiere de grandes esfuerzos y mucha constancia; en definitiva, una acción desgastante. Sin embargo, nadie habla de lo múltiple que resulta la satisfacción de realizarla.
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El nuevo orden global del oro:
Desarrollo o suicidio? Escribe: Emma Rami Arija - Cusco
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Emma Rami Arija - Cusco Especialista en Energías Renovables Investigadora en la problemática de las Industrias Extractivas de recursos naturales y modelo de consumo y energía, así como conflictos socioambientales. Máster en Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo. Doctorado en Ciencias Jurídicas y Políticas, en la línea de Derechos Humanos y Desarrollo, a través de la Cultura Andina como forma transformadora del conocimiento. Colaboradora en Sonqo Radio Taray - Cusco.
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La ciencia, como saber hegemónico del mundo moderno, se ha construido como concepción dominante de conocimiento, y es la que orienta, todavía hoy, los procesos de diseño, legitimación y “naturalización” del orden global del capital. Es el saber que ha establecido, a lo largo de la historia, la relación predominante entre cultura y naturaleza en la ámbito occidental, una relación jerarquizada a partir de la cual se han construido otras relaciones —a su vez jerarquizadas— con todo lo considerado “natural”. De este modo se ha convertido a la naturaleza en nuestra enemiga, y el ser humano ha ido construyendo la cultura de forma separada y como refugio respecto a esta[1]. Además, es la historia entendida como la Historia Universal: patrón normal de referencia y punto máximo de avance de la humanidad desde lo “primitivo” hasta lo “moderno”. Que considera que “el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico son los que avanzan en una dirección lineal
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ascendente, hacia niveles cada vez superiores en el saber y en la capacidad de transformación útil de la naturaleza” y desde el cual las diferencias con los otros se convierten en jerarquías funcionales, para definirlos como inferiores (“salvajes”, “subdesarrollados”...) [2]. Esta concepción de la sociedad liberal, como la modalidad natural y más avanzada de la experiencia humana, ha sido parte inseparable de la historia del mundo moderno
durante los últimos tres siglos”, y a partir de la II Guerra Mundial ha ido adquiriendo renovado vigor con la “colonización de la realidad por el discurso del desarrollo”. Sin embargo, la creencia del desarrollo ha tenido unos efectos perversos para las regiones convertidas en periferias, profundizando y acelerando sus procesos de conquista “mediante una densa trama institucional global que, al definir —a partir del diagnóstico de las ciencias sociales— a la gran mayoría de la población del planeta
como carente, pobre y atrasada”, ha podido justificar y exigir “una masiva intervención para rescatarla de tan lamentable condición”[2]. Es a partir de la década de los 90, cuando en América Latina consideramos la entrada del nuevo orden, y cuando el discurso global de la megaminería de oro, y la lengua que este inventa, surgen. Discurso que va consolidando un lenguaje “que no solo funda el mundo al que remite, sino que busca imponerse, persuasivamente, como el único mundo y la única lengua para hablarlo”[3]. La eficacia de este discurso radicará en su capacidad “para construir e inscribir legitimidad en el dominio cultural a una de las industrias más poderosas de la economía del planeta”, la de la extracción de oro. Buscando “modelar y modular las proyecciones del futuro “gracias a la minería”, interviniendo memorias y significaciones del presente”[3]. Una formación discursiva biopolítica que, en el dominio de la cultura,
enlaza seguridad, territorio y población, articulándose en la retórica temporal dominante del desarrollo sostenible, que será consecuencia de una “minería responsable”, pretendiendo el uso eficiente de los recursos naturales y el control de la contaminación. Serán la ciencia y la tecnología
las que definirán su estatuto de “sustentable”, para que la futura “minería responsable” sea la “idea fuerza”. Así, se configura el presente como “transición para el desarrollo sustentable”, y el futuro será el que volverá responsable a la minería para que esta llegue a ser “factor de desarrollo”. Por supuesto, en este
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discurso se obvia y omite el presente y con ello cualquier explicación por la culpa de los innumerables daños causados por estos proyectos hasta el momento[4]. De este modo se está fundando la megaminería en lo inevitable, lo que equivale a naturalizarla, a convertirla en fuerza de la naturaleza, en ley natural. Bajo esta lógica “naturalizada”, el rol que le queda desarrollar al Estado es, entonces, concertar y ejercer las reglas para esta “nueva ecología” y su horizonte fenomenológico[4]. Pero no solo los gobiernos y las grandes mineras transnacionales son las que sostienen este discurso, sino que existen estratégicas voces universitarias y de agencias científicas y tecnológicas públicas que “autorizan” día a día el modelo extractivo, y que se suman a los mensajes del Estado. América Latina ha sido testigo de la imposición de esta ideología
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cuando el tránsito a la globalización neoliberal le supuso al continente la acentuación de las desigualdades preexistentes y la emergencia de nuevas brechas políticas, económicas, sociales y culturales. A través de los conocidos “ajustes estructurales” se realizaron reformas, en un principio marcadas por privatizaciones, y posteriormente por la generalización de un modelo extractivoexportador, “que fue apuntando a consolidar y ampliar aún más las brechas sociales entre los países del norte y del sur, en base al saqueo de los recursos naturales cada vez más escasos, la contaminación irreversible, la extensión del monocultivo y la consiguiente pérdida de biodiversidad”. En este escenario transicional no dejan de emergen nuevos núcleos de tensión, conflictos que la ideología neoliberal se esfuerza por ocultar o disolver (“naturalizarlos”), solo es necesario dirigir la mirada a estos contextos para darse cuenta que son los
conflictos los que “ponen de relieve la potenciación de los obstáculos, visibles en la profundización de la protesta social y la tendencia al cierre del espacio público en nombre de la seguridad ciudadana”[4]. También es fácil deducir que el esfuerzo que se realiza por ocultar los conflictos —y a los actores protagonistas implicados— no es algo no intencionado ni actual, sino que viene de la teoría parsoniana y sirvió como producto cultural perfectamente funcional a la utopía burguesa reaccionaria, para “construir un mundo de equilibrios y consensos políticos y culturales sin hacer referencia alguna a los conflictos sociales y económicos que estaban en la base de su organización social”[1]. Para esta teoría —y para la lógica mercantil actual— cada modo de relaciones sociales y culturales constituían mundos distintos, fragmentados, lo que en realidad le permitía a la burguesía construir un sistema social
basado en relaciones profundas de desigualdad social y económica, como el que ha ido construyendo el modo de producción capitalista tras la victoria en la II Gran Guerra, siendo mucho más fácil su consolidación si separamos las distintas esferas de acción humana, que si tenemos una visión holística de los procesos sociales. “Y no solo los contextos económicos, sino la misma naturaleza aparece como lo “pre-social” o lo “anti-social”. Es vista, pues, como “lo otro”, como la negación de la civilización. Y es, por tanto, a partir de la separación extrema entre esferas que se da la espalda, no solo a los condicionamientos ambientales sino que también son víctimas de este desprecio los que viven más apegados a los procesos y recursos naturales y, por consiguiente, los que luchan por conservarlos[1]. Sin embargo, dándonos cuenta de que los colectivos que se enfrentan a la explotación de recursos naturales no son algo “natural” ni pasivo, podemos poner de relieve las estrategias que la gobernabilidad neoliberal utiliza para producir esta naturalización, como la criminalización de la protesta social, en tanto dispositivo de control social, ha sido —y continúa siendo— una de las variables configuradoras de la política neoliberal en América Latina. O la doctrina de seguridad ciudadana, que se traduce en una nueva escalada de la criminalización, naturalizando la asociación entre “pobreza” y “delito”, a través de la categorización de las poblaciones pobres y/o conflictivas como “clases peligrosas”, y sus contextos habituales como fuente del delito. Esta correlación que se establece entre “inseguridad”, “delito” y “pobreza”, “abre las puertas a la posibilidad de que, en nombre de la conservación del orden social, se instituyan zonas despojadas de derecho —zonas de no derecho o ‘estados de excepción’ [...] en
donde la autoestima y el respeto colectivo no cuentan, y en donde vuelve a primar una pura lógica de acción policial y la violación de los derechos más elementales”[4]. El marco en derechos humanos, inserto en el nuevo orden global neoliberal, responde perfectamente a esta lógica extractivista depredadora. No hace referencia a las luchas sociales y estas no
pueden servirse de “semejante” herramienta. Esta forma local, aunque “universalizada”, de los derechos, queda desfasada por natural, y debe ser reinventada con el fin de potenciar una cultura en derechos humanos, que realmente sea funcional a las necesidades de los grupos oprimidos, en este caso, a los grupos afectados por las agresiones de la megaminería del oro.
[1] “El proceso cultural: materiales para la creatividad humana”. Joaquín Herrera Flores. [2] “Eurocentrismo, saberes modernos y la naturalización del orden global del capital”. Edgardo Lander. [3] “Minería transnacional y dispositivos de intervención en la cultura: La gestión del paradigma hegemónico de la “minería responsable” y el desarrollo sustentable” en “Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales”. Mirta Alejandra Antonelli. [4] “Movimientos sociales y escenario político: Las nuevas inflexiones del paradigma neoliberal en América Latina”. Maristella Svampa.
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ORGANIZA>
MUNAY AWASQA
Festival
Munay Raymi DEL 2 AL 5 DE SETIEMBRE - CAJAMARCA Exposición Fotográfica, Exposición Pictórica, Feria de Artesanos, Conferencias, Cuenta Cuentos Andinos, Concierto de Sonido Sanadores, Teatro, Concierto de Música Andina Visita a sitio arqueológico Huaca Layzón AUTORIZADO POR> Dirección Desconcentrada de Cultura Cajamarca