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¿CÓMO VA EL SECTOR con la Ley antiborrachos?
Uno de los sectores más golpeados con la Ley 1696 es el de los restaurantes, además de los bares. Algunos hablan de un 40% menos en la reducción de sus ingresos a partir de la nueva actitud de los comensales frente al consumo de bebidas alcohólicas.
Revista LA BARRA hizo un primer análisis del impacto de la Ley que nos ocupa en la edición 66, ahora nos dedicaremos a ver los avances de los restauradores, los clientes y la efectividad de las herramientas.
La tarea de frenar el impacto negativo no ha sido nada fácil. En primera instancia porque para la sociedad en general es evidente que la implementación de la Ley 1696 era necesaria para evitar las muertes mediáticas que se dieron en manos de borrachos al volante, así, mostrar que existen alternativas que no deberían haber conducido al cobro de multas exorbitantes es casi un enfrentamiento con un bien común.
Otra de las dificultades viene de la falta de un pronunciamiento científico, objetivo, unificado y demostrable respecto al verdadero límite de cada quien para poder seguir teniendo el control de sus actos y, de esa manera, equilibrar los límites que autoriza la Ley. ACODIL supo del intento de unos establecimientos en Medellín de practicar una campaña en la que indicaban a los comensales que si consumían una copa de vino seguirían sobrios, pero quedó demostrado que esta afirmación no es igual para todas las personas (ver informe edición 66 Revista LA BARRA), razón por la cual debieron eliminar todas las piezas publicitarias pues la responsabilidad de cualquier accidente podría caer sobre quien diseñó la campaña sin la sustentación universal y real de la misma.
Desde el origen
Uno de los pilares de los restaurantes que asumieron su responsabilidad respecto a la solución del problema fue capacitar a los implicados en el área de servicio. Desde los encargados de atender las mesas hasta quienes reciben las llaves del carro en el Valet Parking. El restaurante Matiz, por ejemplo, cuenta con un excelente trabajo en equipo que involucra el asesorar al cliente para reconocer sus límites, hasta el servicio de llevarlo hasta su casa. Parece simple, pero no lo es, ya que el saber acercarse a un cliente que tiene cierto grado de ebriedad requiere de mucho tacto y paciencia. “La gran mayoría de nuestros clientes confían en nosotros porque saben que lo que deseamos es lograr que regrese a su destino sano y salvo”, afirma John Jairo Hernández, Maitre de Matiz.
Campaña Alianza por la Vida
Es una campaña liderada por la Secretaría de Movilidad y conformada por otras entidades: Alcaldía Mayor de Bogotá, Policía Metropolitana de Tránsito, Fundación La Luz, Fondo de Prevención Vial, Policia Nacional, Red Amarilla, Asobares, Eassy Taxi, Cityparking, Alcoholímetros pedagógicos y otras empresas del sector privado.
Una de las iniciativas que busca, con el trabajo mancomunado, el encuentro de soluciones para todos es Alianza por la Vida. Sorprende que no existe, hasta el momento del cierre de esta edición, una agremiación o representación de restauradores que esté involucrada, a pesar de ser uno de los sectores más afectados.
Este trabajo, que se viene desarrollando tiempo atrás, hace que el consumo de bebidas alcohólicas no se haya afectado tan negativamente como en otros establecimientos, pues el comensal que entra a este restaurante sabe que si sobrepasa sus límites contará con el apoyo del personal tanto para detener la venta de licor como para asegurar su bienestar.
Con los Alcoholímetros Pedagógicos se ha demostrado al cliente:
- Que existen dispositivos para medir el nivel de alcohol en la sangre
- Que de acuerdo a la ley hay un rango de consumo que no genera sanción.
- Que los niveles de alcohol en la sangre varían de persona a persona de acuerdo con
• Sexo
• Contextura
• Peso corporal
• Manera como cada persona asimila el alcohol
• Consumo de alimentos
• Tiempo que ha pasado después de haber ingerido el último trago.
Por su parte, los importadores de vinos y licores se preguntan cómo pueden involucrarse en forma protagónica para que no sigan disminuyendo las ventas de sus productos. Aunque indagamos directamente con los involucrados, no hayamos una respuesta que realmente hablara de una solución. Algunos se orientaron a llevar al cliente a consumir en su caso. Pernord Ricard, incluso creará un departamento de ventas por catálogo.
Instrumentos puestos a pruebas
La firma Giros y Tendencias lleva un tiempo prudencial en el mercado con los alcoholímetros que se ponen al servicio a la salida de los bares y los restaurantes. Su gerente Margarita Trujillo afirma que este tipo de instrumentos “en un principio producen curiosidad ya que es un servicio novedoso y hace referencia a un tema que ha generado mucha polémica con la Ley 1696. Vemos que las personas solo conocen vagamente las altas sanciones de esta Ley, con los Alcoholímetros Pedagógicos se quedan sorprendidos cuando entienden cómo conociendo sus niveles de alcohol pueden aprender a manejar su límite de consumo de una manera responsable.
Matiz cuenta con un excelente trabajo en equipo que involucra el asesorar al cliente para reconocer sus límites
Para la implementación de los alcoholímetros pedagógicos es importante la colaboración de los restaurantes y bares. Según la experiencia de Giros y Tendencias “Antes de la aprobación de la ley 1696, consideraban que el tener el equipo en el establecimiento haría bajar el consumo de licor lo que afectaría sus ventas, hoy en día muchos se han unido a esta campaña, han entendido que al prestarle este servicio a sus clientes le están demostrando que son muy importantes para ellos y quieren que se vayan en buen estado y vuelvan” afirma la gerente.
Estos instrumentos tienen la posibilidad de ser gratuitos o pagos (monedero), así que frente al cobro, los usuarios sugieren que debería ser gratuito o patrocinado por entidades gubernamentales.
Según Margarita, el acompañamiento de sus alcoholímetros disminuye el impacto negativo en las ventas de bebidas alcohólicas en los establecimientos, especialmente en los restaurantes.
“con el uso del alcoholímetro el cliente tiene la posibilidad de medirse y comprobar que está en los límites de tolerancia, cuando se consume poco y se mezcla con comida y otras bebidas no alcohólicas se puede estar fácilmente en el rango que no es sancionado por la Ley, (0-19 mg/100 ml mg de alcohol en 100 ml de sangre), es ahí donde el alcoholímetro juega un papel importante, porque la única manera de saber que se está bien es midiéndose”.