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Por Desarrollar
Rescatar el patrimonio arquitectónico colombiano, contribuye al crecimiento del turismo nacional y es un medio de generación de identidad. Además de reconocidas ciudades como Cartagena, Bogotá o Santa Marta, existen muchas más con gran potencial histórico y estético.
“ante un patrimonio muy joven los restauradores estamos muy pendientes de poder concretar la historia y generar identidad en cada una de las ciudades, hay que crear conciencia para poder conservar el patrimonio, por ahora es muy débil la generación de recursos para la restauración de patrimonio arquitectónico”, expresa la Arquitecta Restauradora, María Isabel Velásquez, Representante Legal de Arco.
Hay mucho por restaurar
Existe una gran cantidad de edificaciones por restaurar, de acuerdo a un inventario que cada departamento y municipio han venido haciendo desde la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
“Dependiendo de las características arquitectónicas e históricas se declara si es de bien cultural de carácter nacional, departamental o municipal, de acuerdo a esto se lleva una normativa muy general de conservación. Hay niveles de conservación que deben ser respetados en los Bienes de Interés Cultural,BIC”, explica Velásquez.
Para el Arquitecto Restaurador Max Ojeda Gómez, quien ganó el Premio Nacional en restauración e intervención
Usos de inmuebles restaurados
“Además de hoteles todo viene por la parte de vivienda, sitios de recreo; todo lo que genera el comercio y el turismo, a nivel de restaurantes, de servicios complementarios, de ventas locales, lo que beneficia a la población.
Fuera de eso con la presencia del Estado, habría mayor seguridad, lo que hace que sea todavía más atractivo. Tanto el gobierno nacional, como las gobernaciones y las alcaldías tienen que mirar y valorar sus cascos históricos para poder dar una solución adecuada”.
Arquitecto Restaurador Max Ojeda Gómez en patrimonio 2012, por el proyecto de restauración Primera Etapa del Teatro Colón, hasta ahora la mayoría de las restauraciones se han dedicado a lo que son edificaciones coloniales o de corte republicano, de principios del siglo XX, pero las posibilidades de restauración en el país son mayores.
“El panorama para la restauración es amplísimo en la medida del crecimiento de las ciudades y la misma valoración hacia los inmuebles que posean, valores históricos, estéticos, no referidos solamente a lo antiguo sino a los que se construyeron desde la década del 30 hasta los años sesenta, setenta, muchos de los cuales ya son Bienes de Interés Cultural, que requieren una intervención de otro tipo”, asegura Ojeda.
Otros lugares con potencial
Para el arquitecto Ojeda, hay muchas ciudades con oportunidades para la restauración, en centros históricos que no son tan famosos como Cartagena, pero que si son cercanos a las respectivas capitales de departamento, que tienen condiciones, para ofrecer diversos servicios.
“Ciudades coloniales como Pamplona que son de 1549, como Popayán que llegó hasta el siglo XVIII con sus edificaciones, antes del terremoto, ofrecen ese tipo de oportunidades. Así mismo donde se vea, hay pueblos pequeños que tienen sus cascos históricos con potencial, como Barichara, que tiene un gran desarrollo de turismo, también de la industria de la piedra. Basta con mirar los cascos urbanos antiguos como San Gil, Honda, entre otros”, explica el Arquitecto Restaurador.
No obstante aunque hay oportunidades de restauración el problema es que se requiere un apoyo del Estado a nivel de políticas de desarrollo, y también a nivel de obras, para poderlas realizar, como ha sucedido en Cartagena o Santa Marta.
Materiales que se utilizan
“Uno puede combinar, conservando sistemas constructivos de la época de concepción de la obra y también proponer materiales netamente contemporáneos del momento histórico actual, para que haya un lenguaje a futuro de los dos procesos históricos”.
El Arquitecto Restaurador Max Ojeda Gómez, recibió el Premio Nacional en Restauración e Intervención en Patrimonio ‘Carlos Arbeláez Camacho’, por el proyecto de restauración Primera Etapa del Teatro Colón.
Costo – beneficio
Ese tipo de edificaciones ya tienen unos muros, muchas tienen una cubierta, entonces dentro de la obra esos aspectos, van en determinado momento restando costos, dentro de la inversión que se tenga que hacer.
“Otro de los grandes beneficios es evitar que las ciudades se sigan extendiendo, a nivel general, a nivel urbano, en el sentido de que los centros y cascos históricos no sean las ciudades abandonadas dentro de la ciudad, sino que le traen beneficios a la comunidad entera en el momento que sean nuevamente valorados y se mantengan las edificaciones, o se viva en ellas”, afirma el premio nacional en restauración.
Rentabilidad
“La rentabilidad de la inversión en la restauración de edificaciones es buena, siempre y cuando se haga con rigurosidad y se manejen los recursos con mucha organización”, sostiene la arquitecta Velásquez.
El reto
“El principal reto es entender cuáles son las obras que vale la pena impulsar comercial y socialmente para que dejen valor tanto a los inversionistas como a los compradores. Luego, cumplir los cronogramas de obra pues son muchos los factores externos -como los permisos de entidades públicas y de mejoras y ornato- y la ejecución que prolongan los tiempos de ejecución, esto encarece los valores finales y golpea la rentabilidad, lo que hace que pocos privados les apuesten a este tipo de proyectos... es importante que el sector público entienda que este tipo de obras requiere capitales privados y una seguridad jurídica y normas atractivas para estos”.