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EL RETO DE LA PRODUCTIVIDAD para la agroindustria en Colombia
Privado de Competitividad, se requieren aproximadamente 11 trabajadores agropecuarios colombianos para producir el mismo valor agregado que un solo trabajador del agro en EE.UU. Esto es crítico pues, en términos sencillos, la productividad es la capacidad de hacer más y mejor con lo mismo: el productor es más eficiente y tiene menores costos; el trabajador tiene mejor calidad en el empleo y mayor salario; y el consumidor obtiene productos más competitivos de alta calidad.
Una forma de romper esta brecha es apostar por un modelo de agro empresarial, que esté volcado a crear encadenamientos productivos. Esto último es central, dado que la relación entre los sectores primario e industrial se traduce en una mayor capacidad para generar valor agregado: en el caso del cacao, por ejemplo, la producción de subproductos, confitería y servicios para la industria del chocolate, supera en doce veces la producción total de cacao en grano en el país.
La estrategia debe conjugar acciones del Gobierno e inversión privada. En el lado público es fundamental reconsiderar los medios de acerca- miento. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, cerca del 92 por ciento de los recursos para el sector agropecuario se entrega vía subsidios, y solo el ocho por ciento vía bienes públicos.
Top 10 de las regiones más competitivas del país:
Puesto Región Puntaje
8,12
6,28
4,26
4,26 15
Fuente: Índice Nacional de Competitividad del Consejo Privado de Competitividad 2016.
Hacia adelante, se debe privilegiar la provisión de bienes públicos que promuevan la productividad y la formación de cadenas, como las vías terciarias, necesarias para conectar mercados y comercializar bienes; la infraestructura de riego, manejo de agua y logística; y la formación de talento técnico pertinente.
Bogotá
ocupa el primer puesto en infraestructura, tamaño del mercado, educación básica y media, salud y dinámica empresarial.
Pero el rol privado también es central. Los empresarios de la industria de alimentos deben concentrarse en invertir en adopción de tecnología, buenas prácticas de cultivo y en mejor gerencia a nivel de los productores, sin importar su tamaño.
La producción de subproductos, confitería y servicios para la industria del chocolate, supera en 12 veces la producción total de cacao en grano en el país.
Este tipo de estrategias ha sido exitoso en países como Perú, en donde, en una década, lograron pasar de un modelo aislado y poco competitivo, a uno en el que el sector agropecuario es motor de una nueva fase de crecimiento económico. Ante los retos y oportunidades de los próximos años, Colombia no tiene otro remedio que aplicar la misma fórmula, y apuntar a que la productividad y el valor agregado hagan realidad las expectativas de la paz.