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LOS SECTORES prometedores para el 2017

Este es el año para el crecimiento de la producción y jalonamiento del consumo. Revista IALIMENTOS entrevistó a María Carolina Lorduy, direc tora Ejecutiva de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi, para

21%

15%

9% 11% Panadería, pastas y otros

Carnes, pescados y otros de origen animal Confitería y chocolatería

2016 fue un año en el que tanto la industria como los consumidores se mostraron cautelosos en su crecimiento y en su gasto, respectivamente.

IALIMENTOS: ¿Cuáles son las expectativas de crecimiento para la industria de alimentos en 2017?

María Carolina Lorduy: 2016 fue un año en el que tanto la industria como los consumidores se mostraron cautelosos en su crecimiento y en su gasto, respectivamente. Pasados unos meses de alguna incertidumbre frente a los acontecimientos políticos y la entonces expectativa de reforma tributaria, 2017 es un año en que podemos apostarle de nuevo al crecimiento de la producción y al jalonamiento del consumo desde el mercado nacional. Esperamos que la producción alcance nuevamente niveles de crecimiento por encima de los 2 puntos porcentuales –2016 terminó con un crecimiento en producción cercano al 1 por ciento, jalonado por el mercado nacional-.

La perspectiva frente al mercado externo es menos halagadora, a menos que decididamente se tomen medidas que incentiven las exportaciones de productos con valor agregado y se propicie un real aprovechamiento de los acuerdos comerciales suscritos y la incursión en nuevos mercados. La balanza comercial de alimentos viene presentando un fuerte deterioro al que se le debe prestar máxima atención. De 2015 a 2016, sin incluir café, esta balanza presentó una caída en picada, en la cual, las importaciones superaron las exportaciones en más de 600 mil millones de dólares, presentando un incremento de la balanza negativa de más del 200 por ciento frente al periodo 2015-2014. Aun incluyendo café, por primera vez en años, 2016 terminó con balanza comercial negativa también en volumen.

Para el año 2016 el Invima autorizó en promedio 22.000 trámites para productos alimenticios y bebidas alcohólicas discriminados de la siguiente manera:

16.000

Autorizaciones de comercialización alimentos (Registros Sanitarios, Permisos Sanitarios y Notificaciones Sanitarias)

Registros sanitarios bebidas alcohólicas

Trámites asociados a alimentos y bebidas alcohólicas (Modificaciones, Certificaciones, Renovaciones, Autorizaciones de etiquetas)

Las mejoras de la industria en los últimos años

Últimamente se ha evidenciado una mayor formalización de la industria, expresado a través de la reducción significativa de los establecimientos clandestinos o ilegales, el trámite y obtención de registros sanitarios.

De igual manera se ha dado cobertura total en cuanto a las actividades de inspección, vigilancia y control de los establecimientos sobre los cuales se tiene conocimiento de su existencia.

En general, las empresas evidencian mejoras en los siguientes aspectos:

Implementación de sistemas de gestión y aseguramiento de la inocuidad: BPM y HACCP.

Mejoramiento de la infraestructura física y equipos.

Mejoramiento en documentación y registros relativos a control de procesos y sistemas de gestión y aseguramiento de inocuidad. Rotulado general y nutricional de los productos.

Capacitación técnica y profesionalización de las áreas de producción y control de calidad.

Fuente: INVIMA

IA: ¿En qué deben estar alerta los empresarios, o en qué deben actualizarse con urgencia para ser más competitivos?

M.C.L. : Es urgente revisar los incentivos para las exportaciones, al tiempo que los desincentivos hoy existentes para el mismo efecto. El preocupante deterioro de la balanza comercial debe ser un campanazo de alerta para el Gobierno Nacional, para la industria y para toda la cadena de valor. La competitividad no se puede medir aisladamente como país, la com-

A la fecha en Colombia existen 7.693 fábricas de alimentos, de las cuales: petitividad hoy se mide frente a quienes desde otros lugares son capaces de producir bienes y servicios y ponerlos a disposición de consumidores de todas las latitudes de manera eficiente.

Aun cuando el país ha dado pequeños pasos en la revisión de los instrumentos de política pública que no permiten el desarrollo de las cadenas agroindustriales para adaptarlos a un mercado abierto como el que tenemos, seguimos estancados en este aspecto. Mientras estas barreras persistan, nuestra industria podrá seguir siendo competitiva en algunos países y en el propio territorio nacional por cuenta de sus constantes esfuerzos, pero su crecimiento y consolidación en mercados externos seguirá estando a merced de elementos ajenos. Más allá de esto, la aspiración de convertir a Colombia en una plataforma exportadora para ciertas categorías de productos, se quedará en eso, en aspiración.

Es preciso también revisar si los acuerdos comerciales suscritos están cumpliendo su objetivo de mejorar los términos de intercambio entre las partes, o si, por el contrario, están sirviendo solamente para abrir nuestras fronteras sin ninguna o pocas contraprestaciones. Es el caso de Costa Rica, país con el que se suscribió un acuerdo en el entendido de que éste era temporal, dada la intención inmediata de ese país de entrar a formar parte de la Alianza Pacífico –momento en el cual se nivelarían las obligaciones y derechos recíprocos-.

Resulta que hoy, Costa Rica ha declinado sus intenciones de entrar en tal acuerdo regional y Colombia se ha quedado con un acuerdo regular que está buscando ajustar, sujeto a la voluntad del Gobierno y de la industria costarricense.

Por último, es preciso hacer seguimiento minucioso al impacto de la reforma tributaria sobre el sector, con miras a minimizar ese impacto para los consumidores y para la propia industria. Por otro lado, las tendencias de consumo en el mundo vienen variando de forma importante y la industria de alimentos debe estar a la vanguardia de tales tendencias. Las inversiones en investigación, desarrollo de nuevos productos e innovación en toda la cadena productiva, deben ser pertinentes y, en este punto más que nunca el triángulo

Fuente: INVIMA empresas-Gobierno-academia, debe dar sus frutos en beneficio del país y de sus aspiraciones de convertirse en una potencial agroindustrial, al menos regional. En punto al post conflicto, siendo éste uno de los sectores más involucrados con el sector rural, todos los desarrollos legislativos y fácticos alrededor de la implementación de los acuerdos de paz, son de la máxima importancia.

Adaptarse a un nuevo contexto de paz y encontrar formas innovadoras de seguir impulsando el desarrollo del sector a través de un acercamiento cada vez mayor con el campo y sus habitantes, tarea que han emprendido con entusiasmo desde hace años, pero que desafortunadamente a veces se ve truncada por la presión de las barreras regulatorias existentes y la dispersión de las cadenas agroindustriales.

Ser entendida como una industria responsable ante la sociedad y los consumidores. La industria de alimentos no es ajena ni indiferente a los problemas de malnutrición – llámese desnutrición o sobrepeso y obesidad- que afectan a la sociedad moderna en general. En ese entendido, esta industria quiere ser parte de la solución y aspira a ser tenida en cuenta como tal.

Estar atentos y trabajar colaborativamente con las entidades estatales pertinentes en la búsqueda de medidas para controlar la inflación. Los alimentos tienen un peso importante en su incremento y con la reforma tributaria y el contexto mundial, es posible que ésta tienda a incrementarse incluso más de lo que debería, encareciendo los alimentos y poniendo en riesgo el crecimiento.

Por: Mariana Repetto Consultor Técnico Mercalimentos Consultores mariana@mercalimentos.com

www.2016leguminosasparalasalud.org

Las harinas y fraccionados (almidón, fibra, proteína) obtenidos de la arveja, lenteja frijol o garbanzo son ejemplos de cómo se puede explotar y diversificar el uso tradicional de estas semillas.

Actualmente el mundo enfrenta una doble carga de malnutrición, que incluye la alimentación excesiva y la desnutrición como consecuencia del cambio drástico en nuestros hábitos alimenticios (OMS). En América Latina y el Caribe, 34 millones de personas aún viven con hambre, mientras que la obesidad afecta al 22 por ciento de la población (FAO).

Las leguminosas y sus ingredientes pueden ser la respuesta al reto que representa la malnutrición debido a su alto contenido en proteína, fibra y bajo índice glucémico. A diferencia de la soya no son alérgenos comunes ni transgénicos, las harinas se pueden utilizar para productos

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