Boadilla-Pozuelo Diciembre 2020
12
Ayer y hoy de ...
Reparación de electrodomésticos
M.J.Toribio AUTÉNTICOS ESPECIALISTAS QUE APUESTAN POR LA REPARACIÓN ACONSEJANDO CON HONESTIDAD
H
ay personas que estudian mucho para tener una buena profesión, otras que pasan por la vida sin más, otras que se lo trabajan y otras que tienen cualidades innatas. Tomás Toribio es de és tas últimas ya que desde bien pequeño le gustaba desmontar cualquier cosa estrope ada y arreglarla. Nació en El Barraco, Ávila y con 18 meses vino con sus padres a vivir a Aravaca. “Aravaca y Pozuelo siempre han estado muy hermanados, en nuestra juven tud, los de Pozuelo iban a Aravaca y los de Aravaca a Pozuelo”, nos dice Toribio. Tomás confiesa que no ha sido nunca un buen estudiante, pasó por buenos colegios en Madrid: en los Reparadores de la calle Ventura Rodríguez, en los Salesianos de Atocha y en La Salle de la calle Claudio Coello. En éste último con 14 años hizo su último curso escolar, ya que lo que él quería era trabajar. “Mi primer oficio fue a los 14
años en la empresa Sylvania donde hacía mos televisores en blanco y negro, era aprendiz. Soy el mayor de cinco hermanos y tenía claro que quería ayudar a mis padres. Recuerdo que todas las mañanas mi madre me despertaba y yo esperaba el coche de lí nea que venía de Pozuelo para irme a la calle Canillas a trabajar. Me daban clases para reparar televisores y un bocadillo por la tarde. Fui aprendiendo y pasé de aprendiz de primer año, al segundo, tercero para luego llegar a oficial de tercera. Allí estuve hasta los 18 y fueron unos años maravillo sos”, recuerda Tomás. Pero la división de Sylvania de reparación de televisores cierra, y le ofrecen irse a Se villa. Su padre, que trabajaba haciendo el servicio de noche en la misma empresa, y él, deciden aceptar la indemnización y que darse en Aravaca. En esa época le toca el servicio militar y durante la mili estuvo tra
bajando de carbonero y de repartidor de muebles. Al finalizar buscó un trabajo, “cogí el periódico, vi un anuncio en el que busca ban a un repartidor y me contrataron. Por aquellos entonces era el boom de la moqueta y el papel pintado. Empecé de repartidor y terminé de encargado haciendo presupues tos en la calle Mayor 11, en Decoraciones Carmen, pero aquello no era lo mío”. Tomás seguía haciendo sus reparaciones en casa y finalmente decidió que seguiría con ello pero de manera profesional, por lo que con casi 30 años deja Decoraciones Carmen y alquila un local muy chiquitito de unos 20 metros cuadrados en la calle Luis Béjar 31 en Pozuelo. Para él Pozuelo le ha dado lo mejor de su vida, tanto a nivel personal, se casó con una pozuelera, como profesional. Su mujer, Fina Vicente Bravo es su compañera de viaje, para ella no tiene más que palabras de agradecimiento, “ha aguantado carros y carretas, me ha ayudado desde el principio, ha habido momentos que no le quedaba más remedio que venir a