Manzanares - Valdepeñas Diciembre 2020
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NuestraHistoria
Edad Contemporánea
Francisco Javier Morales Hervás Doctor en Historia
CAPÍTULO VIII l reinado de Isabel II supuso la im plantación en España del sistema li beral, el cual se caracterizó, en la práctica, por el predominio de los sectores más moderados, defensores del denominado Liberalismo Doctrinario, que, al aplicar el sufragio censitario, dejaba poco margen a la participación política de la mayoría de la población. Este hecho hizo que el acceso al poder de los sectores más progresistas del liberalismo se tuviera que realizar mediante pronunciamientos, como el liderado en junio de 1854 por el general O`Donnell que, tras enfren tarse a las tropas gubernamentales en Vicálvaro (Madrid), se retiró ha cia tierras manchegas. El 7 de julio se reunió en Manzanares con otros militares sublevados como Serrano y Dulce y allí firmaron el famoso Manifiesto de Manzanares re dactado por Cánovas del Castillo. Días después, em pezaron a producirse levan tamientos en diversas ciuda des como Barcelona, Zaragoza y Valencia. En nuestra provincia los prime ros municipios en sumarse al alzamiento progresista fueron Villanueva de los Infantes y la capital, donde se creó una Junta Provi sional de Gobierno, presidida por Rafael Acedo Rico, Conde de la Cañada. Esta experiencia de gobierno progresista
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no fue muy duradera, ya que en 1856 los moderados regresaron al poder, lo que, de nuevo, hizo que los progresistas tuvieran que recurrir a los pronunciamientos para in tentar acceder al gobierno. Entre estos in tentos de sublevación podemos destacar el protagonizado por Juan Prim el 3 de enero de 1866 en Villarejo de Salvanés (Madrid). El fracaso de este alzamiento obligó a Prim a retirarse y en su huida hacia Por tugal recorrió varios municipios de nuestra provincia como Vi llarta de San Juan o Villa rrubia de los Ojos, donde recibió ciertos apoyos. A pesar del fracaso de esta in tentona, el malestar popular seguía latente en buena parte del país y en nuestro territorio provincial se puso de manifiesto a través de ciertos gestos como la aparición en lo calidades como Daimiel de carteles de apoyo al general Espartero, icono para muchos liberales progresistas. El creciente malestar popular, agravado por las consecuencias de la crisis económica de 1866 que incrementó la carestía de la vida y la falta de subsistencias, acabaría cristalizando en el triunfo de un nuevo pro nunciamiento militar que daría lugar a la
revolución “Gloriosa” de septiembre de 1868 con la que finalizaría el reinado de Isabel II y se iniciaba el Sexenio Democrá tico, que sería el primer intento real de de mocratización del sistema político de nues tro país. A finales de septiembre empezaron a actuar por la provincia de Ciudad Real diversas partidas revolucionarias constitui das por pocos individuos, aunque llevaron a cabo distintas acciones de sabotaje y pro paganda en localidades como Miguelturra, Bolaños y Calzada de Calatrava. El carácter popular de los primeros mo mentos de la revolución se expresó en di versas acciones como la multitudinaria ma nifestación celebrada el 29 de septiembre en Alcázar de San Juan bajo el grito de “Viva la Libertad”. Empezaron a consti tuirse diversas Juntas Revolucionarias en