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Integral. Veo, veo, por Silvia Beltrán
Veo, veo
POR SILVIA BELTRÁN
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Daucus carota es el nombre científico de la zanahoria, esa hortaliza en principio humilde, pero indispensable en la cocina de todas las culturas. Tal vez por ello sea una de las hortalizas más producidas y consumidas en el mundo, principalmente en Asia. De origen iraní, se cultivaba por sus hojas y semillas, desde épocas ancestrales hasta que en el s.I se empieza a consumir su raíz (tal vez porque consiguieron variedades cuya raíz no fuese tóxica, como las primeras cultivadas).
La zanahoria es una raíz que asociamos al color naranja, aunque también podemos encontrar otras variedades, en colores blancos, amarillos y morados, todas ellas con grandes, lobuladas y alargadas hojas verdes que salen del tubérculo.
Como curiosidad, indicar que el color naranja no era el color inicial de la zanahoria, sino que se obtuvo de cruces hasta lograr el color naranja, que tradicionalmente era representativo de la familia real holandesa.
Cuando pensamos en la zanahoria, aquellos que tenemos cierta edad, lo primero que nos viene a la mente es al mítico Bugs Bunny royendo una zanahoria mientras decía: “¿qué hay de nuevo, viejo?”. Tal vez por el consumo de zanahorias veía venir de lejos a su enemigo y salir siempre vencedor de toda trampa.
Que la zanahoria va bien para la vista es la propiedad más conocida, junto a su capacidad de ayudar a un bronceado. Pero la zanahoria es mucho más desde el punto de vista de sus propiedades. Su alto contenido en fibras ayuda a evitar el estreñimiento, y por tanto la intoxicación. Ayuda a calmar la gastritis y el exceso de acidez, debido a su alto contenido en sales minerales (sodio, cloro, potasio…) y vitaminas del complejo B y las pectinas (fibras que retienen agua). Es buena para la salud cardiovascular y mejorar el sistema inmune.
Reduce los gases digestivos, disminuye el colesterol y potencia el apetito y controla el nivel de azúcar el sangre.
Los betacarotenos, responsables de la mejora de la visión, son sustancias que en el organismo se transforma en vit. A, vitamina reparadora de daños oxidativos, fortalecen pelo, uñas, cuero cabelludo y reduce el envejecimiento. Protege la retina y disminuye el riesgo de cataratas y la falta de visión nocturna. No olvidemos que la falta grave de vitamina A es la causa más importante de ceguera en los países en vías de desarrollo. Además, favorece la producción de leche materna.
Cocida o cruda, sus propiedades son distintas. Comerla cruda fortalece dientes y encías, al mejorar el riego sanguíneo bucal y evitar que las bacterias se adhieran a los dientes. Su contenido en flúor, ayuda a mantener en buen estado el esmalte dental y evita la aparición de caries. Por su contenido en fósforo y potasio, la zanahoria es ideal para el sistema nervioso y el cansancio mental. Su contenido en vitaminas del grupo B, sobre todo de ácido fólico, la hace ideal para consumir durante el embarazo.
Y todo ello aportando únicamente 33 calorías por 100 gr, lo que la hace ideal como tentempié en las dietas de adelgazamiento.
Es una de las primeras hortalizas que se introduce en la dieta de los bebés después de la lactancia, por su digestibilidad y su composición nutricional.
¿Cruda o cocida? La zanahoria es una de las pocas verduras que mejora alguna de sus propiedades al cocer, pues la cocción hace más asimilable el betacaroteno. Sin embargo, si queremos mantener su riqueza en vit C optaremos por comerla cruda.
En la cocina se consume masivamente tanto cruda como cocida. Cruda se emplea en ensaladas, crudités, en forma de barritas (usadas para coger hummus y salsas espesas), snacks, tentempiés, … y en zumos. También se fermenta, obteniendo exquisitos y muy nutritivos pickles.
Cocida las posibilidades en que se presentan son múltiples, pues entra a formar parte de muchas recetas de todas las culturas gastronómicas, hervida, en guisos, cremas, purés, sofritos, salsas… Sin olvidar los postres, suaves y deliciosos. La versatilidad hecha color.
Ensalada árabe de zanahoria rallada
*/(3&%*&/5&4HEF[BOBIPSJBT 1 manojito de perejil, 2 dientes de ajo, 1 cucharadita de comino molido,2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, zumo de 1 limón (o mandarina), sal Lavamos bien las zanahorias y las rallamos. Picamos el perejil y lo añadimos a las zanahorias. Agregamos 1 o 2 dientes de ajo picados muy fino, 1 cucharadita de comino molido, una pizca de sal, 2 cucharadas de aceite de oliva y el zumo de un limón. Removemos bien la ensalada antes de servir. Para los amantes del picante podemos espolvorear por encima harisa o cayena.
Arroz con zanahoria y cebolla (2 p)
*/(3&%*&/5&4DVDIBSBEBTEFBDFJUFEF oliva, 1 zanahoria grande rallada gruesa, 1 cebolla grande picada, 1 taza de caldo vegetal, 2 tazas de arroz blanco cocido, 2 cucharadas de perejil picado.
Sofreír la zanahoria y la cebolla cociéndolas tapadas a fuego muy bajo por 5 minutos. Pasados los cinco minutos, agregar el arroz blanco ya cocido (se puede reaprovechar arroz sobrante) y mezclar bien. Agregar el caldo de vegetal, y cocer a fuego bajo por 5 minutos. Esponjar con un tenedor y mezclar con el perejil muy picado.
Zanahorias tandoori con salsa de yogur
*/(3&%*&/5&46ONBOPKPEF[BOBIPSJBT pequeñas, 1 ajo picado, 1 cucharada de masala,1 cucharadita de jengibre, 1 cucharadita de comino, 2 cucharadas de yogur (si es posible, de coco), 1/4 cucharadita de cúrcuma, 2 cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharada de zumo de limón 1SFDBMFOUBSFMIPSOPB1FMBSMBT[BOBIPrias y ponerlas sobre papel de hornear. Hacer una salsa con el masala, cúrcuma, el aceite, el chorrito de limón y el yogur, removiendo bien hasta que queden todos los ingredientes bien mezclados. 6OUBSCJFOMBT[BOBIPSJBT DPOMBTBMTB IBTUB que queden bien cubiertas. Poner al horno durante unos 30 min (sobre papel vegetal o en una fuente de horno), hasta que estén tiernas.
Bizcocho integral de zanahoria y avellana
*/(3&%*&/5&4HEF[BOBIPSJBT huevos grandes, 50 g de mantequilla, 125 g de harina integral de espelta, 7 dátiles remojados, 60 g de avellanas, 1 cucharadita de postre de levadura de hornear, 1 pizca de sal, 1 cucharadita de café de canela en polvo. Poner en un vaso batidor las zanahorias, los dátiles y las avellanas y triturar bien, hasta que esté finamente picado. Luego batimos los huevos hasta que estén espumosos, y añadimos la mantequilla derretida, la sal y la
canela. Y vamos añadiendo la picada de zanahoria, avellanas y dátiles. Cuando esté bien mezclado iremos añadiendo la harina tamizada mezclada con levadura. Pondremos la masa en un molde alto engrasado y horneamos durante unos 45 minutos B$ FOIPSOPQSFDBMFOUBEP DBMPSBSSJCB y abajo. Rallamos la zanahoria y picamos los dátiles y las avellanas con una picadora.
Croquetas de zanahoria
*/(3&%*&/5&4HEFIBSJOBEFUSJHP 550ml de leche de avena, 200g de zanahoria, 1 huevo, 1 cucharadita de curry, 1 cucharadita de perejil, nuez moscada, sal, pan rallado, aceite de oliva. Cocer las zanahorias peladas y cortadas en trozos medianos unos 30-40 minutos, hasta que estén blandas; se escurren y se trituran. En una cazuela baja se pone un poco de aceite de oliva y se añade la harina poco a poco. La removemos hasta que absorba todo el aceite y se empiece a calentar. Después añadir poco a poco la leche y remover con una cucharada de madera hasta que no queden grumos. Añadimos la sal, el curry, la nuez moscada, y el perejil y seguir removiendo. Añadimos ahora la zanahoria y removemos hasta que se integre todo. Retirar la bechamel del fuego y poner en un plato llano para que enfríe más rápidamente. Cogemos porciones de la masa fría y les damos forma de croqueta. Vamos pasando las croquetas por el huevo batido y luego las pasamos por el pan rallado.Cuando las tengamos todas hechas, freímos en aceite bien caliente, por igual por todas partes.
El juego de la pelota en Valdizarbe y su entorno (IV)
POR LUIS BACAICOA
El gran filósofo humanista Sócrates ya hace más de 2000 años alababa el juego de la pelota porque su práctica dota a la persona no sólo de habilidades físicas sino también morales con las que estar preparado para rechazar lo injusto, desterrar la mentira, odiar la difamación y otros valores.. Extraordinario mensaje, tal vez muy alto de alcanzar sus efectos, pero sí al menos conveniente plantear su intento y más cuando en la vida se presentan situaciones difíciles; lo mejor del juego no está en los resultados sino el afrontar las jugadas y, sobre todo, en los tantos más dificultosos.
Para solventar dificultades (y qué lugar mejor que en las guerras), ya en nuestra tierra a los soldados se distrae con partidos de pelota. Así, en el siglo pasado, en la primera guerra carlista (1833-39) tuvo lugar un partido famoso al que asiste como espectador todo un batallón; juegan un soldado de la montaña contra un cura, quien además de tonsura mantenía la aureola de que siempre ganaba; y para mantener la misma se ayudaba de triquiñuelas y, si fuera preciso, sobornos. Así que ante el temor de perder el partido contra el soldado el cura le ofrece dinero para que se deje ganar, ante lo cual el soldado le responde: “or duzu ospia ta betoz diruak” (quédese Ud. con la fama y vengan los cuartos).
En otra guerra, en este caso en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en la batalla de Austerlitz, un grupo de soldados vascos participaba en este devastador y universal conflicto. Los contendientes toman una especie de asueto en las continuas refriegas, pues a veces se daban ciertos descansos o paréntesis, y en algunos de ellos se aprovechaba para echar partidos de pelota y apuestas: y así se planteó un partido de pelota entre una selección de extranjeros contra otra de patriotas vascos; éstos ganan el partido y todos vuelven al conflicto al parecer con nuevos ardores.
En la última e incívica y cruel Guerra Civil (l936-39) hubo un pelotari -Ariztimuño- quien pretendió unir el amor a la pelota con el conocimiento del euskera pero con infausto resultado, pues dicho personaje fue fusilado por la represión franquista.
Siguiendo con las confrontaciones tanto en la guerra como en la pelota hubo un personaje famoso en ambas facetas y la referencia es ya en la 3ª Guerra Carlista (1872-1876). El cura-guerrillero Ignacio de Santa Cruz después de intervenir en las guerrillas a favor de los carlistas se fue de misionero a Colombia. En el paquete de su misión también estaba el de fomentar el juego de la pelota. Y hablando de hacer las Américas, el reconocido “Chiquito de Arruiz” fue afamado jugador pelotari aquí y en América y más en concreto en Buenos Aires. De Argentina llegó a Legarda un Sr. destacado no tanto por su juego sino por el empeño que ponía en el juego de la pelota. Cuando iba a sacar (tenía
Jesús Abrego y Javier Eyaralar
más saque en el comer que en lo concerniente a la pelota) iba apostando por lo bajo y para sí mismo: “bota-gorri” y así una y mil veces, por lo que no fue casual el apodo que le quedó para siempre, el botagorri”.
Y en esas lejanas tierras argentinas y en los ambientes porteños a la hora de charlas, reuniones y de tertulias aparecen amigos donde se suelen organizar apuestas y apañar partidos de pelota. En ellas solía aparecer el amigo Gayarre, aficionado a la pelota como el que más, el cual andaba por allí uniendo amores vasconavarros tanto con su canto como por su afición a la pelota. En una de las apuestas se organiza un partido entre dos pelotaris; uno de los jugadores era cura; éste pierde el
Entrada para un partido en el Euskal-Jai, Abrego y Orquin frente al trío Eyaralar, Arano y Múgica II
partido, pero el resultado sirvió de gancho para otro desafío en el que el cura jugaría con la pala atada a la muñeca y en este caso el resultado fue al revés y los consiguientes y crecidos dineros apostados fueron a parar al cestaño de este rival tonsurado. En un pasado, y no muy remoto, era muy común el ver entre tanto personal masculino (no así el paisaje femenino, tan vetada su asistencia como la que hoy se visualiza en mayor parte de los aforos islámicos) de txapela, puro y copa, a una abundante presencia de clérigos con su destacada vestimenta; y algunos de ellos con el rosario en la mano pero este objeto no para el ritual del rezo sino para llevar la cuenta de los tantos. No era raro ver a los curas no sólo como espectadores sino en lugares preferenciales. En Artazu destacaba en los frontones una persona que hacía de comentarista y como buen cronista llevaba a la perfección el recuento de quién ganaba o perdía el tanto; algo normal a decir verdad pero la particularidad estribaba en que tal apuntador era ciego.
Y entrando en el lance del juego, y ciñéndonos a su práctica, se suele comentar que
no importa tanto el material con el que está hecha la pelota sino el qué se hace con ella. En principio, con ella se dan diferentes especialidades, diferentes modalidades, diferentes jugadas, herramienta…y por supuesto diferentes jugadores y sus peculiaridades.
En lo que a nuestra zona se refiere, hacemos un recorrido de las especialidades y de los jugadores más destacados. Se puede afirmar que no ha sido una zona donde hayan destacado grandes nombres, pero como en
cualquier entorno de nuestra geografía foral sí que ha habido mucha práctica; y han proliferado ciertos pinitos destacables y con ellos un sinnúmero de anécdotas referentes al juego. Con ello, pues, hagamos un recorrido de los personajes más sonados.
Una de las modalidades más destacadas que abarcó una generación, prioritariamente durante la mitad del siglo pasado, fue el de la especialidad del remonte y con el juego destacado frontón Euskal Jai (este nombre se repite en Pamplona y Madrid). En ella el pelotari Abrego I fue lo que hoy se diría el Messi de la pelota. Entonces era considerado como “el mago de la pelota”o “el rey de la pelota”, un artista que se servía de cualquier triquiñuela para destacar. Una curiosidad era su precisión, y para corroborarlo, aquella anécdota en la que en un partido en que iba ganando se le quedó una pelota en lo alto de la red, tras lo cual fue perdiendo en el partido, enfadado cogió una pelota y tirando a lo alto dio a la desviada que cayó al frontón; con la misma reanudó el partido y lo ganó.
Pero para que un deportista destaque se precisa del elenco de los demás profesionales en su tiempo. Uno de ellos fue el puentesino Javier Eyaralar. Fueron muchos los partidos en los que se enfrentaron, y para equilibrar la contienda con el mago de Arroniz éste solía jugar en pareja contra un trío; y, como en toda contienda, en unos se perdía y en otros se ganaba. Como muestra, reproducimos esta oferta de taquilla así como sus múltiples reseñas tras el partido.
Sólo el de Arróniz vivía en exclusiva de la pelota; los demás debían compaginar lo obtenido en el juego con otras ayudas y en aquel entonces primaba el trabajo del campo. Así le ocurría al laborioso y animoso pelotari Eyaralar, que también se vio en enfrentamientos con Ascunce de Mendigorría. Si al final del partido el que ganaba era el puentesino venía la chanza: ¡Hala: a destripar tormones! y si al revés el mendigorriano le espetaba: ¡vete a hincar cañas a Campollano!.
(seguirá el tema con nuevas contiendas)