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1.5.1. Apropiación social crítica del conocimiento
los cuales, más que receptores, son generadores que se adaptan a situaciones particulares y a entornos locales.
La gestión social del conocimiento se presenta como un tema complejo que requiere de estrategias adecuadas, puesto que toda distribución social está atravesada por una finalidad en su difusión. En esta interactúan dos escenarios: uno en el que se teje una dinámica de participación entre los miembros activos que intercambian experiencias y saberes, y otro en el que la gestión del conocimiento está ligada a los procesos aislados por medios técnicos (Rodríguez, 2006). Por esta razón, es necesario visibilizar los factores que llevan al éxito en dicha gestión, y aunque los factores estén dados en función de un contexto particular, pueden ser posibles condicionantes del desarrollo de aquella.
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Aquí cabe precisar que si bien según las teorías actuales de la gestión social del conocimiento se han generado avances significativos en torno a la transdisciplinariedad, en torno al acercamiento entre el saber popular y el conocimiento científico y en torno a la propuesta de generar conocimientos tendientes a la transformación social, aún se identifican tareas pendientes que se convierten en retos. Uno de ellos alude al establecimiento de un contrato social que, a pesar de reivindicar el rol de la comunidad en la creación del conocimiento, en ocasiones se plantea como una relación unidireccional, en lugar de asumirse como una perspectiva recíproca en la que todos los actores confluyen activamente mediante una sinergia que permite construir, legitimar, utilizar y apropiar conjunta y contextualmente los conocimientos.
En función de esta confluencia de saberes se presentan otros obstáculos: los ritmos distintos de producción, reflexión y apropiación entre los actores involucrados; los intereses particulares, que no siempre coinciden ni se complementan durante el proceso; las creencias alrededor de lo público y lo organizacional que tienden a abordar la gestión del conocimiento en términos de resultados y de indicadores estandarizados que muchas veces desconocen las dinámicas del proceso de gestión, y la necesidad de seguir fortaleciendo los puentes entre la gestión social del conocimiento y la apropiación social crítica como una vía para ir más allá de la mera divulgación y dar lugar a una construcción fundamentada en el pensamiento crítico que permita el análisis riguroso de la sociedad y el abordaje de la realidad; dicho de otra manera, trascender la mera divulgación para hacer énfasis en la construcción de procesos genuinos de apropiación en pos de la construcción conjunta de escenarios para la transformación social.
La apropiación social crítica del conocimiento alude al conjunto de procesos y acciones que posibilitan el diálogo de saberes y experiencias entre distintos
LA GESTIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO: TEORÍA, PRÁCTICAS Y APRENDIZAJES
actores a través de la adecuación de lenguajes y recursos que permitan tanto el acceso como la comprensión de los aprendizajes construidos en la Fundación. Se propicia una interacción constante en torno a la construcción, comprensión y uso del conocimiento con las comunidades y demás agentes sociales, de tal suerte que deje de centrarse exclusivamente en los escenarios organizacionales, académicos y científicos. Asimismo, se procura un abordaje situado, en el que se tengan en cuenta el contexto y las capacidades de los involucrados en el proceso de apropiación. Todo esto con el propósito de contribuir a la consolidación de una cultura de aprendizaje fundamentada en el conocimiento, en su construcción, validación y legitimación contextual (Jaillier y Carmona, 2015; Marín, 2012; Chaparro, 2001). Cabe precisar que los referentes de la apropiación social crítica aún están en construcción y que es necesario seguir consolidando el entramado teórico que la sustenta.
Cuando se asume la apropiación social con un enfoque crítico en el marco de la gestión del conocimiento, se intenta construir lenguajes comprensibles para el público general, de manera que este proceso trascienda los escenarios académicos, científicos o empresariales en los que ha sido enmarcado históricamente. En otras palabras, la apropiación social del conocimiento alude a “la democratización del acceso y uso del conocimiento científico y tecnológico, como estrategia para su adecuada transmisión y aprovechamiento entre los distintos actores sociales, que derivará en el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades y sus integrantes” (Marín, 2012).
Además, representa un compromiso social conjunto encaminado a que los distintos actores puedan comprender y asimilar los conocimientos construidos y divulgados inicialmente en colectivos con dominios teóricos específicos y a que estén en condiciones de aportar sus saberes en dicha construcción. De esta manera se reconoce el valor de la comunicación del conocimiento y se resalta la necesidad de asumir la apropiación social como un referente presente desde el inicio y a lo largo de todo el ciclo de su gestión social. Se busca, por tanto, que haya espacios para la reflexión y la resignificación de cara a las comunidades, atendiendo al reconocimiento y aprovechamiento de su quehacer, de sus particularidades y de la posibilidad de transformar. Estamos, en fin, ante la idea de poner en diálogo los conocimientos desde la participación activa de los actores involucrados, para, a partir de allí, tomar una postura clara frente al tema objeto de conocimiento.
La apropiación social crítica trae consigo, entonces, la explicitación de la estrecha relación entre la construcción del conocimiento y el abordaje cultural que se requiere para darle valor y sentido al mismo. No obstante, su consolidación implica la puesta en práctica de un “contrato social” genuino que promueva la
participación social igualitaria entre los actores de la sociedad a través de canales comunicativos y mensajes accesibles. Lo anterior ocurre en procesos permeados por el aprendizaje social cuyo fin es que la apropiación y el uso del conocimiento den lugar al fortalecimiento de capacidades individuales y colectivas. Así, aquella se consolida como una estrategia para promover cambios sostenibles en la sociedad, los individuos y las organizaciones (Jaillier y Carmona, 2015; Marín, 2012; Chaparro, 2001).
En el marco de las prácticas de apropiación se tejen diálogos entre “la ciudadanía, las comunidades científicas, las industrias culturales, los sectores públicos y privados de apoyo a la cultura, los educadores, los legisladores y los políticos, el sector productivo, el sector financiero, el sector público y las agencias de cooperación internacional” (Lozano y Maldonado, 2010, p. 13), con el fin de enriquecer los procesos de generación del conocimiento y promover el mejor aprovechamiento de este en distintos escenarios que favorecen el cambio social a través de la acción conjunta e intencionada de los ciudadanos.
Con esta perspectiva y según autores como Martín (2016), Jaillier y Carmona (2015), Marín (2012), Lozano y Maldonado (2010), Fundación Promigas (2009), Mandl, Winkler y Schnurer (2004), es posible plantear que la apropiación social crítica del conocimiento en la Fundación se orienta como un eje que tiene las siguientes características:
◼ Asume la generación de conocimientos como una labor social que implica la sinergia entre distintos grupos de interés, retomando sus marcos simbólicos, lenguajes, motivaciones y los significados construidos mediante la interacción de individuos y comunidades. ◼ Alude al conocimiento como proceso y como producto de la confluencia
“entre grupos sociales de diversas clases adscritos a la sociedad civil, al
Estado, a las universidades, a los centros de investigación, a las empresas de diversa clase y tamaño y, finalmente, a ciudadanos, usuarios y consumidores” (Lozano y Maldonado, 2010, p. 33). ◼ Propicia la explicitación de ventajas, potencialidades y limitaciones de la ciencia, el conocimiento y los aprendizajes construidos en el marco de procesos rigurosos de investigación que deben convertirse en oportunidades para la participación y el diálogo de distintos marcos interpretativos de la realidad. ◼ Dinamiza la construcción del conocimiento como un proceso de aprendizaje continuo, que no es lineal ni estandarizado, sino que se estructura en función de los actores involucrados en su creación y de las interpretaciones que tienen lugar en su socialización, transferencia y circulación.