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2.2.6. Alianzas colaborativas
LA GESTIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO: TEORÍA, PRÁCTICAS Y APRENDIZAJES
Preguntas preliminares que orientan la sistematización Acerca de sus resultados e impactos ⋅ ¿Cómo influyen las dimensiones culturales, económicas, geográficas, institucionales y sociales en el diseño e ⋅ implementación del proyecto? ¿Qué innovaciones y prácticas de interés se dan en el desarrollo del proyecto que puedan ser replicadas en otros ⋅ contextos similares?, ¿qué valores agregados se van dando? ¿Cuáles son las principales contribuciones del proyecto a su propósito general y al marco de referencia que lo orienta? ¿Qué diferencias significativas podrían señalarse antes, durante y después del proyecto?, ¿qué hubiese pasado si alguno de los actores involucrados no participa ⋅ de este proyecto? ¿Qué están aprendiendo los acompañantes y acompañados en la experiencia? ¿Cómo se están produciendo el aprendizaje y el cambio?, ¿qué resultados se están ⋅ alcanzando? ¿Qué cambios o acontecimientos de interés se han generado en los participantes? ¿Se ha generado un diálogo que enriquece la vida personal, familiar, comunitaria y ⋅ escolar? ¿Qué ganancias y aprendizajes se pueden derivar del proyecto en general que sirvan para orientar el desarrollo ⋅ de prácticas similares o fortalecer las ya existentes? ¿Qué factores críticos de éxitos podrían señalarse a partir ⋅ de los resultados de esta experiencia? ¿En qué grado el proyecto es sostenible y autosuficiente?
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2.2.6. Alianzas colaborativas
Las dinámicas hasta aquí descritas han implicado, además de rigurosidad metodológica y consolidación de una cultura de aprendizaje situado, la confluencia de actores que interactúan en pos de la construcción de saberes y experiencias que fortalecen tanto el quehacer organizacional como la gestión del conocimiento para la transformación social y educativa. Surge, entonces, la importancia de establecer alianzas desde las que se propicie la cooperación para la consecución de objetivos comunes que repercutan en el desarrollo de los territorios que se ven involucrados en las iniciativas de la Fundación y de sus aliados. Estas alianzas colaborativas buscan “potenciar las contribuciones de orden financiero, técnico y operativo, (…) producir sinergias de proyectos, establecer diálogos de
saberes, transferencias de nuevos aprendizajes y consolidación de capacidades institucionales, entre otros” (Fundación Promigas, 2009, p. 117).
En este orden de ideas, cuando se habla de alianzas colaborativas se hace referencia al conjunto de relaciones cooperativas y de confianza que se tejen entre las organizaciones para promover el intercambio de saberes, la complementación y el fortalecimiento de acciones, así como el cumplimiento de metas y objetivos conjuntos, en el marco de la autonomía y la interdependencia. Al respecto, si bien es abundante el discurso acerca de la colaboración y su importancia en la consecución de objetivos desde las redes, alianzas y escenarios donde se intercambian saberes y recursos, se evidencia que muchas veces estas alianzas responden a contingencias que se resuelven a corto plazo, por lo que no siempre es claro cómo aportan los distintos actores al logro de objetivos compartidos y al quehacer organizacional de los involucrados (CEDA, 2015; Rojas, Rincón y Mesa, 2014).
Se necesita desarrollar alianzas competentes para lograr transformaciones sociales exitosas.
Estas alianzas son válidas y resultan útiles de acuerdo con el alcance planteado por las partes; sin embargo, ante las dinámicas actuales y en el marco de una gestión social del conocimiento que involucra activamente a todos los actores de una iniciativa en la construcción, validación y apropiación crítica de saberes, métodos y estrategias, se resalta la necesidad de crear alianzas sinérgicas sostenibles y sistemáticas, pensando en las oportunidades que surgen para trabajar de manera colaborativa; hay que tener en cuenta que las alianzas colaborativas se consolidan y se hacen significativas si agregan valor a la praxis de las organizaciones vinculadas (CEDA, 2015).
Los contextos particulares, las problemáticas sociales y los intereses de las partes involucradas marcan pautas importantes para definir las alianzas y los perfiles de sus miembros. Así se promueve la construcción sistemática, intencional y organizada de una alianza que se oriente hacia el desarrollo de capacidades instaladas a partir de las capacidades particulares de las partes, pero trascendiéndolas para alcanzar algo más que la suma de aquellas, para así generar el impacto social esperado.
Las fundaciones, solas o en alianza, tienen la oportunidad de aprender de su propio trabajo social y mejorarlo; pero, además, en el mundo social es un imperativo de carácter moral compartir esos aprendizajes con otros actores sociales públicos y privados.
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Desde esta perspectiva, cada miembro de la alianza tiene sentido si enriquece la capacidad instalada de aquella. Cuando se va a desarrollar una iniciativa de cambio social en alianza, las partes deben conocer muy bien sus capacidades individuales y establecer de mutuo acuerdo cómo se van a fomentar la integración y las relaciones sociales (competencias sociales) y cómo se van a organizar, desarrollar y fortalecer las capacidades colectivas. En este punto es pertinente tener presente que el sentido de igualdad, la motivación colectiva, el reconocimiento recíproco, la valoración positiva de la diversidad, la simetría del poder, la distribución equitativa de cargas, el diálogo constructivo y el trabajo colaborativo para la solución de problemas son factores indispensables para desarrollar satisfactoriamente la alianza.
Las alianzas que quieren favorecer cambios sociales significativos deben tener la disposición para poner en servicio sus capacidades instaladas particulares y, de esta manera, dar paso a una superior a la suma de las capacidades de las partes. Ahora, es importante clarificar que no existe un modelo universal para formar alianzas; más bien, existe un amplio espectro de formas de asociación, porque las alianzas orientadas al desarrollo social 1) se construyen y moldean reflexivamente entre las partes, 2) se estructuran o configuran en función de las problemáticas y particularidades de los contextos y 3) van evolucionando en sus capacidades. Sin embargo, si se observa que los modelos de asociación van evolucionando gradualmente de alianzas funcionales hacia alianzas orientadas al aprendizaje o “alianzas estratégicas que aprenden”, se apunta a la construcción de prácticas de intercambio colaborativo en las que se reflexiona permanentemente sobre la identidad, el conocimiento y el quehacer de la alianza en cuestión para mejorar su desempeño y maximizar el impacto en la sociedad; por esto, uno de los retos más grandes que tienen las alianzas es desarrollarse reflexivamente para poder acompañar de forma más efectiva la transformación de la comunidad.
La gestión y consolidación de acciones cooperativas mediante alianzas contribuye a la contextualización, la eficiencia, la calidad y la pertinencia social de las iniciativas de las organizaciones. Esto, teniendo en cuenta que a partir de las alianzas se crean sinergias para fortalecer los recursos que entran a estar en disposición para la formulación, ejecución y evaluación de iniciativas de cambio. Se asume, entonces, como una oportunidad para la identificación de capacidades de distintos actores que convergen para encontrar estrategias innovadoras en torno a un objetivo común.
Tener un propósito común es decisivo para la generación de alianzas y la construcción de proyectos conjuntos.
Miembro de una organización aliada.
La Fundación Promigas concibe las alianzas colaborativas como herramientas para el aprendizaje, por esto se convierten en espacios para la reflexión y para el intercambio de ideas, saberes, experiencias y prácticas que aporten al desarrollo de capacidades organizacionales tanto propias como de los aliados. Asimismo, se procura que dichas alianzas estén contextualizadas y que apunten a metas y desafíos tendientes a la transformación social a través de la educación. En este orden de ideas, se aúnan esfuerzos y se multiplican impactos mediante intercambios sostenidos con actores públicos y privados que atienden distintas problemáticas desde la academia y la sociedad. Esto ha posibilitado la ampliación de saberes, la apertura a escenarios de intercambio y de reflexión, y el fortalecimiento de metodologías, propósitos misionales y esquemas de trabajo que, desde la corresponsabilidad, apuntan a construir confianza para la potencialización de capacidades colectivas que propicien cambios sostenibles a partir de la acción coordinada y cooperativa. Para esto se establecen acuerdos de voluntades o de cooperación, convenios interinstitucionales, intercambios de aprendizaje, entre otras modalidades de trabajo colectivo.
Estas alianzas colaborativas se configuran, por tanto, desde la complementariedad y la disposición a construir juntos insumos teóricos y metodológicos que fortalezcan el quehacer individual y colectivo. La no apertura al aprendizaje conjunto es, de hecho, una de las principales dificultades del trabajo con los aliados, por cuanto en ocasiones se evidencia una disposición a imponer una lógica de construcción de conocimiento o de acción que apunta a privilegiar la praxis de uno solo de los actores. En otros casos, algunos aliados se resisten a exponer sus conocimientos, por lo que la acción conjunta se limita exclusivamente a los referentes de la Fundación. Finalmente, se han presentado dificultades en el momento en que empieza a asumirse el conocimiento como una oportunidad de lucro y mercadeo, lo que resulta contrario a la filosofía de la Fundación.
Las dificultades siempre están presentes en estos proyectos, pero hay que tomarlas como una oportunidad de aprendizaje y de fortalecimiento de la alianza.
Estas dificultades, lejos de desestimar el valor de las alianzas colaborativas, se han convertido en alicientes y oportunidades de aprendizaje que contribuyen
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al fortalecimiento de las estrategias para la protección y uso del conocimiento y a la consolidación de referentes institucionales para la delimitación de acuerdos justos construidos conjuntamente que respondan con claridad y transparencia a objetivos comunes en favor del desarrollo de los territorios en los que se llevan a cabo las acciones enmarcadas en la alianza. Se plantea, así, la implementación de estrategias como una oportunidad de aprendizaje que contribuye a la potenciación de la credibilidad, al relacionamiento entre actores que aportan significativamente a las líneas de acción de la Fundación y a la construcción de acciones que beneficien a todos los actores involucrados (Silva, Fernández y Mendoza, 2016; Fundación Promigas, 2009).
PARA TENER EN CUENTA
Algunas pautas que posibilitan el desarrollo de alianzas sostenibles que impulsen verdaderos cambios sociales:
1. Desde el comienzo, tener claro lo que busca la alianza y lo que va a aportar cada uno. 2. Es muy importante valorar la diversidad, reconocer las capacidades del otro, comprenderlo, ser flexible y, sobre todo, utilizar la comunicación asertiva para buscar el entendimiento mutuo y construir confianza. 3. Al inicio hay que tomarse un tiempo prudente para conocerse mejor y ganar confianza; un buen pretexto para ello es la construcción colaborativa de la propuesta de cambio o del proyecto mismo. Esto, en el caso de que se acuerden los desarrollos previamente, y no en el campo. Es factible que los posibles aliados acudan por separado a las comunidades para exponer sus iniciativas; por esto, es pertinente también tener un conocimiento de lo que cada uno es, lo que hace, cómo lo hace, con quiénes lo hace, para, así, poder conjugar sus iniciativas orientadas a potenciar sus acciones y logros. 4. Se debe aprovechar el proceso de cambio social para aprender y fortalecer la capacidad instalada de la alianza.
¿Se pueden replicar los modelos de alianza y sus proyectos exitosos?
Los modelos y las iniciativas de cambio social no se pueden replicar (hacer una copia exacta) porque, como ya se señaló, las problemáticas y los contextos sociales son diferentes y tienen como propiedad común la
fluidez. Lo que sí se puede hacer es “resignificar” las iniciativas, por cuanto resignificar es darle a una cosa (que está inmersa en una realidad diferente o que debe responder a unas condiciones nuevas) otras características.
Es decir, para resignificar una iniciativa de cambio exitosa en un nuevo contexto, que enfrenta una problemática aparentemente similar, hay que:
1. Tomar como referencia o, más bien, partir de los factores determinantes que explicaron el impacto (éxito) de la iniciativa de cambio. 2. Ajustarlos, adaptarlos y complementarlos a través de un proceso de diálogo crítico con la comunidad, buscando un impacto social equivalente o superior en esa nueva realidad social. 3. Iniciar un proceso de validación experiencial en esa nueva realidad, en la que, seguramente, esos factores continuarán evolucionando para darles una respuesta atinada a la problemática y al contexto social.
A MODO DE ILUSTRACIÓN
Las alianzas colaborativas orientadas al aprendizaje y creación de nuevas iniciativas.
Iniciativa: Comunidades que Educan11
Se constituye en un ejercicio de aprendizaje y trabajo colaborativo fundamentado en las capacidades, saberes y experticias de las fundaciones participantes; está orientado a diseñar, implementar y validar un modelo de mejoramiento escolar innovador e integral con enfoque de desarrollo de base y enfoque de derechos.
11 La iniciativa Comunidades que Educan se llevó a cabo mediante la alianza entre Save the Children, RedEAmérica y siete fundaciones del Nodo Colombia: Fundación Caicedo
González, Fundación Corona, Fundación Gases de Occidente, Genesis Foundation, Fundación
Mamonal, Fundación Smurfit Cartón de Colombia y Fundación Promigas. Esta información fue tomada de “Comunidades que Educan, aprendizajes de un trabajo colaborativo en el
Nodo Colombia”, presentación realizada en el Foro Internacional de RedEAmérica (FIR), 2014, Santiago de Chile.
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Ejes: ⋅ Competencias básicas (lenguaje y matemáticas): más y mejores aprendizajes. ⋅ La escuela protectora: más y mejores condiciones de protección. ⋅ Ciudadanía y participación de la niñez: más y mejores sujetos de derechos. ⋅ La participación de familias y las organizaciones de base: más y mejores ⋅ interacciones. La educación inclusiva: más y mejores condiciones de equidad.
Aciertos
Desaciertos
Factores de éxito ⋅ Mantiene la dinámica positiva del proyecto: construir un ambiente de trabajo soportado en el compromiso, la claridad, ⋅ la confianza mutua y la transparencia. Se asegura el desarrollo del proyecto cuando el objetivo de la alianza (la transformación de la comunidad) está por encima de los intereses y posturas institucionales de los aliados; ⋅ también se asegura cuando se tiene una ruta clara de trabajo. El aporte generoso de cada uno de los aliados (sus experticias, programas, casos de éxito, testimonios, modelos, metodologías y talento humano) es un factor esencial para el ⋅ éxito del proyecto. La oportunidad que se dan todos los actores de aprender ⋅ colaborativamente sobre “escuela y desarrollo de base”. La microrred que se genera en el marco del proyecto promueve habilidades que facilitan la interacción en la red ampliada de RedEAmérica.
⋅Cuando las comunicaciones no son abiertas, horizontales y fluidas, y las decisiones no se toman en consenso, se corre el riesgo de lesionar la confianza entre las partes y afectar el ⋅ proyecto. Siempre existe la posibilidad de contar con una estructura organizacional más racional y con mecanismos de control más ⋅ efectivos. La perspectiva situada es esencial para el éxito del proyecto, especialmente cuando este se desarrolla en dos territorios distintos del país.
⋅Construir sobre lo construido previamente por cada uno de los aliados y sobre los desarrollos de RedEAmérica en educación y ⋅ desarrollo de base. Es esencial superar la contradicción que se presenta entre el desarrollo del proyecto ideal y la construcción de un proyecto inacabado, en el que existe la posibilidad de equivocarse y aprender del error.