Cora y los corales

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Hoy es un gran día para Cora porque es su cumpleaños. Los padres de Cora han decorado la pequeña escuela de buceo que tienen en la playa con guirnaldas y faroles de colores. Casi pasan más tiempo en la cabaña de caña y bambú que en su propio apartamento. Muy emocionada, Cora abre sus regalos. —¡Guau, un equipo nuevo de esnórquel! Se pone muy contenta. ¡Pero todavía hay un paquete más! Llena de curiosidad, Cora dice: —¡No tengo ni idea de lo que puede ser! Cuando abre la cajita con cuidado, mira incrédula el contenido y dice: —¡Una cámara submarina! ¡Siempre he querido una como esta! Tengo que probarla mañana mismo. Incluso se pueden hacer vídeos. ¡Qué estupendo! Radiante de alegría, Cora da las gracias por los regalos. Cuando cae la tarde, los faroles lucen en la oscuridad, y el mar brilla a la luz de la luna. Permanecen sentados un rato más en la terraza disfrutando del silencio de la noche, interrumpido de vez en cuando por el suave susurro de las olas.



Al día siguiente, Cora casi no puede esperar para ir a la playa después del colegio. Como deberes, solamente tiene que pensar en un tema para una presentación. Pero primero tiene que cambiarse de ropa. Rápidamente se pone su camiseta de protección solar de manga larga y sus pantalones de neopreno. Su madre le recuerda: —¡De todos modos, no te olvides de ponerte crema, Cora! Si no, la cara y el cuello no están protegidos y te quemarás. Cora preferiría no usar crema solar porque muchas son dañinas para las especies marinas y especialmente para los corales. Pero su madre le da un protector solar ecológico. Cuando termina de ponerse la crema, Cora se coloca su nueva máscara de buceo, que le cubre ojos y nariz. Después se introduce el tubo para respirar en la boca, y con los dientes sostiene ligeramente la boquilla. Sujeta la cámara submarina con una correa a su muñeca. ¡Listo! Cora ya ha hecho esto muchas veces.


Para ella es como atarse los cordones. ¡Ahora, al agua cristalina! Hasta que no está allí no se pone sus nuevas aletas. ¡Le quedan perfectamente, son exactamente de su tamaño!


Muy cerca de la playa, hay una pequeña bahía donde se puede practicar el esnórquel muy bien y se ve un hermoso mundo submarino. Cora se impulsa varias veces con las aletas, sin mover los brazos. Luego flota boca abajo sobre el agua y observa los corales bajo la superficie, que parecen flores submarinas de muchos colores. Ya se encuentra en otro mundo, muy especial. ¡Vaya, parece realmente una montaña de flores!



Sin océano sano no habrá planeta saludable Este cuento pretende transmitir lo importante que es el cuidado del medio ambiente. Si nuestros océanos no se mantienen sanos, la Tierra no será un planeta saludable, y esto causará también daño a la humanidad.

ISBN 978-84-18649-45-5

9 788418

649455


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