En la tranquila calle de la Alegría, vivían dos vecinos muy curiosos, Lila y Clod. Cada uno tenía su casita adosada, aunque estas eran muy diferentes.
Clod vivía en una casa con un jardín lleno de colores brillantes. Sus flores eran muy fotografiadas en el vecindario, y los agapornis siempre se acercaban a cantar canciones alegres.
Lila, por otro lado, vivía en una casa en blanco y negro; su jardín estaba triste y apagado. Las flores eran grises, y los pajaritos no se acercaban a cantar; en su jardín solo había silencio.