Pitín y Pitina

Page 1

Itziar Hualde Peñaranda Ilustrado por: Iván Zambrano



H

abía una vez, en algún lugar de este maravilloso mundo, dos niños que eran hermanos y vivían en las afueras de una ciudad muy grande. Los dos hermanitos se llamaban Pitín y Pitina. Daban largos y placenteros paseos por el campo cuando salían del colegio, y se lo pasaban muy bien corriendo y saltando por la hierba y los matorrales. Cogían flores, coleccionaban piedras de distintos colores, y estaban muy contentos porque aunque vivían 3


cerca de la gran ciudad, tenían una valiosa amiga: la Naturaleza. —No todos nuestros compañeros pueden vivir entre árboles, Pitina —decía siempre Pitín. Y Pitina, despistada entre tantas margaritas, le contestaba: —¿Me queda bien esta margarita amarilla en el pelo? ¿Te gusta? ¿Cuál te pondrías, Pitín?... Mira qué guapa estoy… Las horas pasaban, y casi todos los días llegaban un poco tarde a comer, su madre les preparaba la comida, y Pitina, junto a los platos, ponía en un jarrón todas las flores que había recogido para ella. Papá se echaba a reír, y juntos disfrutaban de las aventuras que Pitín y Pitina les contaban. 4


Un día, después de acabar las clases y como siempre hacían, se pusieron a jugar en el campo. Pitina se sentó debajo de un árbol muy alto; la sombra que daba era muy grande porque sus ramas casi llegaban al sol…, su tronco era muy gordo, y Pitina apoyaba la espalda en él quedándose dormida a veces, escuchando a los pajaritos revolotear y cantando a su lado, con un montón de flores preciosas encima de su bonito vestido. Ese día Pitín le dijo a Pitina: —¿Has visto qué árbol más alto? —Sí, parece que sus ramas llegan hasta el cielo, es tan grande y hermoso… Me gusta sentarme aquí, bajo sus hojas, y escuchar cómo bailan con el aire, mirar hacia arriba y ver que nunca termina… 5


—¿Sabes?, quisiera subir por sus ramas, llegar hasta lo más alto, alcanzar la copa del árbol y mirar desde allí. ¿Quieres venir conmigo? Será tan divertido… Además, se verá todo distinto. —No, Pitín, no me atrevo, podría engancharme con algún pincho y romperme el vestido, o tropezar y caer. Además, se podría hacer demasiado tarde, y papá y mamá se preocuparían mucho si no llegamos a la hora de comer; es mejor que te espere aquí, y así estaré pendiente de ti, ¿te parece? —Está bien, hermanita, intentaré llegar lo más alto posible, no te preocupes. Adiós, Pitina, ahora vuelvo. —Ten cuidado, Pitín, trepa poco a poco y regresa pronto. — ¡Adiós, hermanita! 6


7


—¡Adiós, Pitín! Pitín subía lentamente, colocando los pies en las ramas fuertes del árbol; sus manitas apretadas contra el tronco iban ascendiendo al mismo tiempo que sus piernas. Cuándo creyó llegar a lo más alto, miró de nuevo para ver a su hermana, pero ya apenas la veía, parecía tan pequeñita desde arriba…, solamente reconocía sus cabellos rojos, iluminados por los rayos del sol, y la inmensa pradera cubierta de flores que, desde tan arriba, parecían pompas de jabón de diferentes colores. Siguió adelante y de repente alcanzó una nube blanca como la nieve, cálida como el algodón. Sus ojos se abrieron de pronto, y las piernas, los brazos y el cuerpo entero 8


le temblaban de emoción. No era ningún sueño, Pitín sabía que no estaba dormido, había llegado al cielo y sus manitas podían tocar el humo espeso y limpio de aquella nube que tantas veces había imaginado alcanzar. —Es como yo soñaba; sabía que si subía por el árbol, llegaría a tocar las nubes. Seguiré trepando, ¡quizás pueda alcanzar el sol! —exclamó Pitín. Pitín subió más y más alto hasta que todo lo que le rodeaba eran grandes bolas de algodón y cielo azul, un azul que se hacía más y más oscuro según iba alanzando mayor altura. Era fantástico, no podía creer que fuera realidad todo lo que le estaba sucediendo en ese instante… De pronto, se quedó atascado, el tronco del árbol desapareció y las ra9


mas apenas se veían, creyó llegar al final de su increíble viaje cuando por fin llegó a su frondosa copa. De repente se dio cuenta de que una inmensa nube se posaba justo a su lado; intentó tocarla con la punta de sus dedos, pero esta vez no pasó a través de ella; era fuerte, dura, muy dura, como esas piedras que coleccionaba en sus paseos por el campo y clasificaba con papá. Las hojas del árbol se transformaron mágicamente en un gran puente verde que le ayudó a subir a la nube dura y blanca. Se puso de pie en ella y, sin darse apenas cuenta, cayó de golpe en un inmenso campo azul como el mar, ese inmenso azul intenso y cristalino que había observado mientras ascendía por el árbol. 10


Estaba tan nervioso que no se atrevía a levantar los ojos del suelo, había caído en algún lugar y no sabía dónde… No era tierra, no era mar, tampoco estaba en el aire, pero entonces… ¿dónde estaba? —¿Dónde estoy? ¿Hay alguien por aquí? ¿Me podéis escuchar? Pero nadie, le contestaba… Se levantó poco a poco, se restregó fuertemente sus ojitos con sus manitas y los abrió. Un mundo distinto y lleno de colores estaba frente a él. Escuchó un pequeño ruido, se volvió muy deprisa y vio unas ramitas que se movían al compás del aire suave y cálido… «Son las ramas del Árbol que me trajo aquí, parece que me saludan, las alcanzaré y de nuevo volveré a casa», 11


Pitín y Pitina son dos mellizos y viven cerca del campo. Les encanta pasear y cuidar de su gran amiga: La Naturaleza. Un día Pitín decide trepar por un gigantesco árbol mientras Pitina descansa. Para su sorpresa, el frondoso árbol no parece tener fin... hasta que llega a la copa, donde un mundo mágico y diferente le abre paso. Con la ayuda de sus nuevos y extraños amigos vivirá la historia más emocionante de su vida para encontrar la llave del árbol del deseo. Valores implícitos: En este cuento mágico se potencian los valores de amor a la Naturaleza y la confianza en la familia y en uno mismo, así como en los amigos. Descubrir que los deseos se pueden cumplir siendo valientes, respetando la vida de los demás, aunque sea diferente a la nuestra, y trabajando juntos con ilusión para conseguir un mundo mejor.

ISBN 978-84-18499-68-5

A partir de 8 años babidibulibros.com

9 788418

499685


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.